Por Rubén Hernán Weinsteiner
La nueva concepción de privatizar las guerras, parece predominar, en la nueva estructura del pensamiento político y militar, tanto en Europa como en EEUU. Los antes llamados Mercenarios hoy profesionales todo servicio, son contratados por empresas de seguridad, que a la vez funcionan como contratistas de gobiernos, que están suplantando en algunos casos al Ejército.La privatización de los conflictos no es un fenómeno nuevo, los mercenarios setentistas, tampoco fueron pioneros, ya el imperio romano, contrataba extranjeros para combatir y desempeñar tareas logísticas como mensajerías, y antes de los romanos en la Biblia se menciona foráneos que se sumaban a las filas de los ejércitos israelitas.
Combatir para sobrevivir
El concepto de combatir por la patria, por el hogar es un fenómeno atávico, primitivo en el sentido histórico, se combate por el clan, por los padres, hijos, la comida, luego cuando el hombre pasa de cazar, a producir comida, se combate por las entidades tribales, luego por los pueblos ciudades, naciones, etc.Combatir en una guerra es sin duda el compromiso mayor que puede asumir un ser humano hacia su marco de pertenencia y pertinencia.Solo así se entiende el sacrificio, el dolor, el manejar los miedos., el guerrero lucha por su identidad, su ser, su historia, sus padres sus recuerdos, su futuro y el de sus hijos.La profesionalización de la carrera militar, se entiende desde la vocación ante todo, alguien puede aspirar a Rambo, siempre que no haya combatido ni una sola vez, cuando uno pasa por esa experiencia, se acaban los Rambos, los Arnolds, los Chucks Norris y se piensa siente y actúa diferente. Sin embargo surgieron en todas las épocas mercenarios, y el mundo asistió a su existencia como algo normal y marginal a la vez.Pero hacia finales del siglo veinte, vemos una explosión de este fenómeno tanto horizontal como verticalmente. El fenómeno se expande hacia todo el mundo y se ocupa de las más diversas tareas.La lealtad del guerrero es infinita, pelea por su todo, se confía en el como se confía en uno mismo, el soldado quiere hacer bien las cosas, porque así protege a los suyos.
¿Como se mide la lealtad entrega y confianza en un contratado?
Pero no solo los gobiernos han decido privatizar la guerra, también lo han hecho diferentes organizaciones terroristas, que contratan ciudadanos muchas veces de países contra los cuales están combatiendo.
Conflictos SA
Kellogg, Brown & Root, es la primera gran beneficiaria del Ejército norteamericano en Irak, contrata empleados en todo el mundo, ha sufrido aproximadamente veinte bajas, en Irak, y funciona con parámetros de calidad de una empresa privada, por lo menos ese es su primer argumento de marketing.Otra empresa que opera en Irak es Global Risk, que tiene a 1.100 hombres en el terreno, la mayoría de ellos son Gurkas, conocidos por su fiereza en el combate.
Están los muchachos de Vinnell, con años de experiencia adiestrando a la Guardia Nacional de Arabia Saudita. Y a los expertos militares de DynCorp, con la experiencia en la lucha contra la guerrilla en Colombia, y beneficiados ahora por un contrato de 40 millones de dólares para preparar a la policía de Irak. También a los expertos de Recursos Militares Sociedad Anónima (MPRI, Inc.), liderados por el General RE Carl Vuono, veterano de la primera Guerra del Golfo.Durante la guerra del golfo, la proporción entre contratistas y soldados era de uno a 100. En Irak, ahora mismo, se estima que puede haber un contratista por cada diez soldados.Fue la antecesora de Kellogg, Brown & Root, Brown and Root filial de Halliburton, que fuera dirigida por Dick Cheney, la que emitió el primer informe, sobre la conveniencia de contraer privados para realizar determinadas tareas.Hoy por hoy, una tercera parte de las funciones del Ejército norteamericano está en manos privadas (incluido el mantenimiento y el manejo del Air Force One).
La Administración Bush confía en seguir derivando y delegando a los contratistas, trabajos hasta dejar la proporción en mitad y mitad.Algunos hablan de la mutación de los viejos mercenarios de la década del sesenta y setenta, aquellos se movían siempre en la ilegalidad total, básicamente en África.Estos se mueven dentro de un marco legal y profesionalizado, legitimado por un marco jurídico desde lo nacional, aunque no siempre desde lo internacional, léase tratados. La Convención de Ginebra, artículo 47, prohíbe el uso de mercenarios y los define como “aquellas personas reclutadas para un conflicto armado por un país distinto del suyo y motivado por el lucro personal”.
Las Corporaciones Militares Privadas no ocultan su afán de lucro, aunque rechazan la acusación de mercenarios. Gran parte de los contratistas, sin embargo, son ex militares que deciden incluso abandonar el Ejército de su país para ponerse el uniforme de guerrero empresarial.
¿De donde vienen?
Un comando de las SAS Británicas o un Gurka, gana el doble en el sector privado que en sus respectivos ejércitos, la profesionalización de las fuerzas armadas y la disminución general de efectivos en los países desarrollados a causa del fin de la guerra fría -que entre 1985 y 1996 habría llevado a la desmovilización de unos cinco millones de hombres, sin la compensación de medidas económicas y sociales- suministró mucha mano de obra a estas empresas de seguridad privadas. Las nacionalidades de ese personal son mayormente, sudafricanos, israelíes, británicos, estadounidenses, franceses, búlgaros, ucranianos, rusos, etc.
Pero la privatización no solo apunta a funciones de estricto combate, sino también a funciones de logística pura, ya que el Gobierno de los EEUU por ejemplo, está subcontratando cuestiones tan básicas como la entrega de correo o incluso la distribución y reparto de alimentos a los 130.000 soldados americanos en Irak, estas corren a cargo de Kellogg, Brown and Root ¿Eficacia o eficiencia? Dicha privatización no siempre viene de la mano de la eficiencia y menos de la eficacia, la Tercera División de Infantería (la que tomó Bagdad) se quejó de la tardanza de KBR en entregar el correo. Otros soldados han criticado la pésima comida que les ha dado Halliburton, la empresa texana fue acusada de cobrar 2,65 dólares por cada galón de petróleo que transporta de Kuwait a Irak, cuando el Ejército lo hace por un dólar.Otros sin embargo creen que fue bueno contratar a los privados, solo que el error fue haberlo hecho de entrada y no haber esperado hasta el momento de la derrota de Saddam, es decir para que trabajaran mas en la administración de lo conquistado que en la guerra en si.Cuando necesitábamos soldados aguerridos para separar a los combatientes de los refugiados, consideré la posibilidad de contratar una firma privada. Pero tal vez el mundo no esté preparado todavía para privatizar la paz", había declarado luego del genocidio de Ruanda, Koffi Annan, por entonces secretario general adjunto de las Naciones Unidas.
Se puede analizar el tema desde la perspectiva de privatizar la paz o privatizar la guerra, en el terreno las funciones son idénticas y el debate pasa más por lo operativo que por lo formal.Hoy por hoy, los efectivos privados están desplegados en unos 50 países, principalmente en África Central, Oriente Medio, el Sudeste Asiático, Sudamérica y los Balcanes. A veces son contratadas por los gobiernos locales para adiestrar a sus ejércitos; otras se limitan a prestar apoyo técnico a los ejércitos. En Kuwait decenas de contratistas dan cursos de adiestramiento al Ejército local en la base de Camp Doha. En Afganistán la CIA pone en manos de contratistas los vuelos de sus aviones Predator.
Por su parte la empresa DynCorp -la que ganó la licitación por el mantenimiento del Air Force One- consiguió el contrato para la protección privada del presidente afgano Hamid Karzai, y el entrenamiento de la policía afgana.No hay nada que indique que EE UU, con su larga tradición de operaciones encubiertas, no haya privatizado parte de ellas. Especialmente la guerra global contra el terrorismo provee un campo abierto para este tipo de servicios. De hecho, el Pentágono admite subcontratar personal para los interrogatorios.
La posibilidad de negar la existencia de las operaciones clandestinas forja un grado de complicidad entre los Gobiernos y las empresasVinnell Corp, Custer Batle, Armor Group, Kroll Security International, Global Risk Strategies, Meteoric Tactical Solutions, Trig Guard Force o Blackwater Security Consulting Company son las empresas que se llevaron los contratos más importantes en Irak.Los sueldos van desde 6000 a 10.000 dólares por mes aproximadamente para cada contratado, dependiendo de la tarea realizada.
Dyn Corp opera en Colombia, Kellogg, Brown & Root, En Kosovo, Recursos Militares Profesiones (MPRI) en Croacia, y ha conseguido contratos en Guinea Ecuatorial y en Nigeria. Empresas israelíes como Hod Ha Hanit de Iair Klein, operan en Colombia y Sudáfrica, por lo que tenemos un escenario de entrecruzamiento internacional variado y complejo.Executive Outcomes, fue creada en 1989 por ex militares sudafricanos: su primer contrato, lo consiguió en 1992, con empresas petroleras, consistía en liberar y hacer seguras ciertas zonas en manos de la fuerza Unitas. Consiguió el objetivo y firmó dos contratos de 80 millones de dólares con el gobierno angoleño: quien había señalado que las diferentes acciones de la ONU, mucho más caras, no habían dado resultado.
En su mejor época, EO llegó a estar presente en más de treinta países, sobre todo africanos, con cerca de 500 empleados en Angola y en Sierra Leona. La empresa cerró, y no por poco rentable en 1998. Las actividades de estas empresas también cubren necesidades más amplias como el análisis de "riesgo-país" para inversores, así como servicios de auditoría sobre la seguridad de las instalaciones industriales, que incluyen servicios como la eliminación de minas.Los terroristas también los usanEn el campo terrorista también se da un fenómeno si bien no legitimado por la legalidad, pero si nutrido por el sector privado, en múltiples atentado como por ejemplo el de la voladura de la amia en Buenos Aires en 1994, vemos participación de “contratistas privados” en la ejecución del atentado, ya sea en la provisión de elementos, logística inteligencia o cobertura post realizaciónResulta imposible pensar que los grupos terroristas actúan con un nivel total de autosuficiencia para ciertos atentados a gran escala.Sube la demanda, y la oferta tambiénLos contratados se dividen en dos categorías aquellos considerados de alto nivel, entre los que se encuentran ingleses, estadounidenses israelíes, sudafricanos etc. Y aquellos que ingresan en esa actividad llevados por la miseria y el hambre y que pueden provenir de casi cualquier país del mundo.
La proliferación de pequeños focos de crisis, en países periféricos debilitados, con gobiernos que no cuentan con medios militares suficientes, hace que estos recurran a empresas internacionales de seguridad, Algunos países ponen como condición a los inversores que garanticen ellos mismos la protección de sus instalaciones, como ocurre con las compañías petroleras en Angola, en el Congo o en Argelia.
El siglo XXI y las guerras entre corporaciones
Algunos lo entienden como un proceso inevitable de profesionalización, maximización de productividad y racionalización en la industria de la guerra. Otros lo entienden como una especie de prostitución, el silencio les otorgó un lugar que nadie parece poder sacárselo hoy.¿Cual es hoy el lugar del guerrero, que lucha por sus recuerdos su historia sus antepasados y sus hijos? ¿Serán las guerras de hoy más negocio que las del pasado?
La respuesta parece ser no, siempre los motivos fueron económicos incluidas las dos grandes guerras del siglo XX.¿Resulta diferente luchar por el petróleo Iraquí, que por la colocación de mercaderías en Europa como en 1939?¿Aquellos guerras estaban planteadas estratégicamente de manera menos eficaz? Son preguntas que el siglo XXI, responderá, mientras las guerras sean manejadas cada vez más por corporaciones y compañías que por ejércitos populares y reservistas
miércoles, abril 28, 2004
domingo, abril 18, 2004
miércoles, abril 14, 2004
Los buenos y los malos según el gobierno
Desde hace poco más de un año se ha establecido en nuestro país, o lo que va quedando de él, un nuevo criterio para definir lo correcto o incorrecto. O, si se prefiere, lo que es justo o injusto. Este nuevo criterio para medir los comportamientos de la gente no se basa en el principio consagrado de igualdad ante la ley, sino en que las cosas están bien o están mal, son justas o injustas, correctas o incorrectas, dependiendo de quién realice el acto.
Como veremos enseguida, para un mismo acto, una persona puede cometer una falta o no según al grupo que pertenezca. Veamos algunos ejemplos:
1) Si el gobernador de Santa Cruz se niega a traer nuevamente los fondos provinciales que giró al exterior el actual presidente, antes de la devaluación y el corralito, es un acto de defensa de los intereses de la población. Si un exportador no quiere liquidar sus divisas según lo establece la normativa del Banco Central (BCRA), está infringiendo la ley y es un antipatria que quiere mantener su capital en el exterior. 2) Si Gonzalo Alsogaray supuestamente envía un e-mail amenazante a un diputado, es detenido inmediatamente. Si un encapuchado le parte la cabeza a un taxista por querer ejercer su derecho a circular libremente, al encapuchado no le pasa nada porque está ejerciendo su derecho a la protesta social.
3) Si el gobierno no paga la deuda pública, está defendiendo los intereses de la población. Si un contribuyente se atrasa en el pago de los impuestos, lo matan con intereses punitorios.
4) Si Alfonsín dice que hay que reestablecer el orden público, lo que quiere es ver sangre y muerte en la calle. Si Hebe de Bonafini dice que hay que salir a incendiar las comisarías, todos tenemos que sentirnos hijos de las madres de Plaza de Mayo.
5) Si hay un robo en una determinada zona de la Capital Federal o del Gran Buenos Aires, la policía declaró zona liberada para que actúen los delincuentes. Si los piqueteros quieren tomar edificios privados, extorsionar a las empresas o impedir que se cobre el peaje en las autopistas, la policía no debe actuar porque eso implicaría reprimir la protesta social.
6) Si Menem proponía a determinadas personas para ocupar la Corte Suprema de Justicia, quería establecer la mayoría automática. Si Kirchner insiste en nombrar a determinadas personas en la Corte a pesar de todas las objeciones que formularon ONGs, está transparentando la Corte.
7) Si Duhalde lo apoya en la campaña para presidente, es su aliado político. Una vez alcanzado el objetivo, Duhalde pasa a representar la vieja política.
8) Si los empresarios invertían en la Argentina en los ’90, eran unos torpes que estaban mal asesorados. Si los empresarios no invierten hoy en Argentina a pesar del caos social, el desorden público, la incertidumbre política y económica, no acompañan el esfuerzo que está haciendo el gobierno.
9) Si Roger Noriega, el secretario de Estado para América Latina de EE.UU., opina sobre la situación política Argentina, se está metiendo en los problemas internos del país. Si Kirchner se junta con la oposición en Uruguay o Bolivia, está ejerciendo un diálogo amplio con todos los sectores.
10) Si los militares reprimieron la guerrilla en los ’70, hicieron terrorismo de Estado. Si Fidel Castro encarcela y fusila a los opositores, es un estadista de primer nivel que tiene que ser recibido con bombos y platillos.
11) Si el gobierno da una opinión sobre un determinado tema, lo hace en defensa del interés común. Si alguien no está de acuerdo con la postura del gobierno, seguro que está pagado por intereses oscuros.
12) Si Daniel Artana, José Luis Espert, Jorge Ávila, Ricardo López Murphy o Mauricio Macri opinan sobre el gobierno, lo que pretenden es hacerlo inviable porque añoran los ’90 de Menem (destaquemos que ninguno de ellos fue funcionario del gobierno menemista). Alberto Fernández y Gustavo Béliz, que sí fueron funcionarios del menemismo en los ’90, son en cambio leales colaboradores a quienes no les cabe el mote de noventistas.
13) Si en los ’90 el Estado se endeudaba, estaba hipotecando el país. Si el actual gobierno hace que el BCRA aumente un 140% su deuda en un año, está haciendo una política financiera disciplinada.
14) Si en los ’90 había convertibilidad, el tipo de cambio fijo destruía la industria nacional. Si ahora el gobierno mantiene fijo el tipo de cambio desde hace un año con inflación creciente, está en la senda de un tipo de cambio competitivo. En fin, seguramente este listado de ejemplos puede ser más amplio y, quizás, a algún lector se le ocurran otros ejemplos para enriquecerlo. Pero creo que con estos casos es suficiente para comprender el nuevo criterio de justicia que rige en Argentina. Las cosas no están mal o bien por sí mismas, sino por quién las haga. La regla es muy sencilla: los buenos son los que piensan igual que el gobierno. Los malos los que piensan diferente. Así de fácil
Como veremos enseguida, para un mismo acto, una persona puede cometer una falta o no según al grupo que pertenezca. Veamos algunos ejemplos:
1) Si el gobernador de Santa Cruz se niega a traer nuevamente los fondos provinciales que giró al exterior el actual presidente, antes de la devaluación y el corralito, es un acto de defensa de los intereses de la población. Si un exportador no quiere liquidar sus divisas según lo establece la normativa del Banco Central (BCRA), está infringiendo la ley y es un antipatria que quiere mantener su capital en el exterior. 2) Si Gonzalo Alsogaray supuestamente envía un e-mail amenazante a un diputado, es detenido inmediatamente. Si un encapuchado le parte la cabeza a un taxista por querer ejercer su derecho a circular libremente, al encapuchado no le pasa nada porque está ejerciendo su derecho a la protesta social.
3) Si el gobierno no paga la deuda pública, está defendiendo los intereses de la población. Si un contribuyente se atrasa en el pago de los impuestos, lo matan con intereses punitorios.
4) Si Alfonsín dice que hay que reestablecer el orden público, lo que quiere es ver sangre y muerte en la calle. Si Hebe de Bonafini dice que hay que salir a incendiar las comisarías, todos tenemos que sentirnos hijos de las madres de Plaza de Mayo.
5) Si hay un robo en una determinada zona de la Capital Federal o del Gran Buenos Aires, la policía declaró zona liberada para que actúen los delincuentes. Si los piqueteros quieren tomar edificios privados, extorsionar a las empresas o impedir que se cobre el peaje en las autopistas, la policía no debe actuar porque eso implicaría reprimir la protesta social.
6) Si Menem proponía a determinadas personas para ocupar la Corte Suprema de Justicia, quería establecer la mayoría automática. Si Kirchner insiste en nombrar a determinadas personas en la Corte a pesar de todas las objeciones que formularon ONGs, está transparentando la Corte.
7) Si Duhalde lo apoya en la campaña para presidente, es su aliado político. Una vez alcanzado el objetivo, Duhalde pasa a representar la vieja política.
8) Si los empresarios invertían en la Argentina en los ’90, eran unos torpes que estaban mal asesorados. Si los empresarios no invierten hoy en Argentina a pesar del caos social, el desorden público, la incertidumbre política y económica, no acompañan el esfuerzo que está haciendo el gobierno.
9) Si Roger Noriega, el secretario de Estado para América Latina de EE.UU., opina sobre la situación política Argentina, se está metiendo en los problemas internos del país. Si Kirchner se junta con la oposición en Uruguay o Bolivia, está ejerciendo un diálogo amplio con todos los sectores.
10) Si los militares reprimieron la guerrilla en los ’70, hicieron terrorismo de Estado. Si Fidel Castro encarcela y fusila a los opositores, es un estadista de primer nivel que tiene que ser recibido con bombos y platillos.
11) Si el gobierno da una opinión sobre un determinado tema, lo hace en defensa del interés común. Si alguien no está de acuerdo con la postura del gobierno, seguro que está pagado por intereses oscuros.
12) Si Daniel Artana, José Luis Espert, Jorge Ávila, Ricardo López Murphy o Mauricio Macri opinan sobre el gobierno, lo que pretenden es hacerlo inviable porque añoran los ’90 de Menem (destaquemos que ninguno de ellos fue funcionario del gobierno menemista). Alberto Fernández y Gustavo Béliz, que sí fueron funcionarios del menemismo en los ’90, son en cambio leales colaboradores a quienes no les cabe el mote de noventistas.
13) Si en los ’90 el Estado se endeudaba, estaba hipotecando el país. Si el actual gobierno hace que el BCRA aumente un 140% su deuda en un año, está haciendo una política financiera disciplinada.
14) Si en los ’90 había convertibilidad, el tipo de cambio fijo destruía la industria nacional. Si ahora el gobierno mantiene fijo el tipo de cambio desde hace un año con inflación creciente, está en la senda de un tipo de cambio competitivo. En fin, seguramente este listado de ejemplos puede ser más amplio y, quizás, a algún lector se le ocurran otros ejemplos para enriquecerlo. Pero creo que con estos casos es suficiente para comprender el nuevo criterio de justicia que rige en Argentina. Las cosas no están mal o bien por sí mismas, sino por quién las haga. La regla es muy sencilla: los buenos son los que piensan igual que el gobierno. Los malos los que piensan diferente. Así de fácil
Los buenos y los malos según el gobierno
Desde hace poco más de un año se ha establecido en nuestro país, o lo que va quedando de él, un nuevo criterio para definir lo correcto o incorrecto. O, si se prefiere, lo que es justo o injusto. Este nuevo criterio para medir los comportamientos de la gente no se basa en el principio consagrado de igualdad ante la ley, sino en que las cosas están bien o están mal, son justas o injustas, correctas o incorrectas, dependiendo de quién realice el acto.
Como veremos enseguida, para un mismo acto, una persona puede cometer una falta o no según al grupo que pertenezca. Veamos algunos ejemplos:
1) Si el gobernador de Santa Cruz se niega a traer nuevamente los fondos provinciales que giró al exterior el actual presidente, antes de la devaluación y el corralito, es un acto de defensa de los intereses de la población. Si un exportador no quiere liquidar sus divisas según lo establece la normativa del Banco Central (BCRA), está infringiendo la ley y es un antipatria que quiere mantener su capital en el exterior. 2) Si Gonzalo Alsogaray supuestamente envía un e-mail amenazante a un diputado, es detenido inmediatamente. Si un encapuchado le parte la cabeza a un taxista por querer ejercer su derecho a circular libremente, al encapuchado no le pasa nada porque está ejerciendo su derecho a la protesta social.
3) Si el gobierno no paga la deuda pública, está defendiendo los intereses de la población. Si un contribuyente se atrasa en el pago de los impuestos, lo matan con intereses punitorios.
4) Si Alfonsín dice que hay que reestablecer el orden público, lo que quiere es ver sangre y muerte en la calle. Si Hebe de Bonafini dice que hay que salir a incendiar las comisarías, todos tenemos que sentirnos hijos de las madres de Plaza de Mayo.
5) Si hay un robo en una determinada zona de la Capital Federal o del Gran Buenos Aires, la policía declaró zona liberada para que actúen los delincuentes. Si los piqueteros quieren tomar edificios privados, extorsionar a las empresas o impedir que se cobre el peaje en las autopistas, la policía no debe actuar porque eso implicaría reprimir la protesta social.
6) Si Menem proponía a determinadas personas para ocupar la Corte Suprema de Justicia, quería establecer la mayoría automática. Si Kirchner insiste en nombrar a determinadas personas en la Corte a pesar de todas las objeciones que formularon ONGs, está transparentando la Corte.
7) Si Duhalde lo apoya en la campaña para presidente, es su aliado político. Una vez alcanzado el objetivo, Duhalde pasa a representar la vieja política.
8) Si los empresarios invertían en la Argentina en los ’90, eran unos torpes que estaban mal asesorados. Si los empresarios no invierten hoy en Argentina a pesar del caos social, el desorden público, la incertidumbre política y económica, no acompañan el esfuerzo que está haciendo el gobierno.
9) Si Roger Noriega, el secretario de Estado para América Latina de EE.UU., opina sobre la situación política Argentina, se está metiendo en los problemas internos del país. Si Kirchner se junta con la oposición en Uruguay o Bolivia, está ejerciendo un diálogo amplio con todos los sectores.
10) Si los militares reprimieron la guerrilla en los ’70, hicieron terrorismo de Estado. Si Fidel Castro encarcela y fusila a los opositores, es un estadista de primer nivel que tiene que ser recibido con bombos y platillos.
11) Si el gobierno da una opinión sobre un determinado tema, lo hace en defensa del interés común. Si alguien no está de acuerdo con la postura del gobierno, seguro que está pagado por intereses oscuros.
12) Si Daniel Artana, José Luis Espert, Jorge Ávila, Ricardo López Murphy o Mauricio Macri opinan sobre el gobierno, lo que pretenden es hacerlo inviable porque añoran los ’90 de Menem (destaquemos que ninguno de ellos fue funcionario del gobierno menemista). Alberto Fernández y Gustavo Béliz, que sí fueron funcionarios del menemismo en los ’90, son en cambio leales colaboradores a quienes no les cabe el mote de noventistas.
13) Si en los ’90 el Estado se endeudaba, estaba hipotecando el país. Si el actual gobierno hace que el BCRA aumente un 140% su deuda en un año, está haciendo una política financiera disciplinada.
14) Si en los ’90 había convertibilidad, el tipo de cambio fijo destruía la industria nacional. Si ahora el gobierno mantiene fijo el tipo de cambio desde hace un año con inflación creciente, está en la senda de un tipo de cambio competitivo. En fin, seguramente este listado de ejemplos puede ser más amplio y, quizás, a algún lector se le ocurran otros ejemplos para enriquecerlo. Pero creo que con estos casos es suficiente para comprender el nuevo criterio de justicia que rige en Argentina. Las cosas no están mal o bien por sí mismas, sino por quién las haga. La regla es muy sencilla: los buenos son los que piensan igual que el gobierno. Los malos los que piensan diferente. Así de fácil
Como veremos enseguida, para un mismo acto, una persona puede cometer una falta o no según al grupo que pertenezca. Veamos algunos ejemplos:
1) Si el gobernador de Santa Cruz se niega a traer nuevamente los fondos provinciales que giró al exterior el actual presidente, antes de la devaluación y el corralito, es un acto de defensa de los intereses de la población. Si un exportador no quiere liquidar sus divisas según lo establece la normativa del Banco Central (BCRA), está infringiendo la ley y es un antipatria que quiere mantener su capital en el exterior. 2) Si Gonzalo Alsogaray supuestamente envía un e-mail amenazante a un diputado, es detenido inmediatamente. Si un encapuchado le parte la cabeza a un taxista por querer ejercer su derecho a circular libremente, al encapuchado no le pasa nada porque está ejerciendo su derecho a la protesta social.
3) Si el gobierno no paga la deuda pública, está defendiendo los intereses de la población. Si un contribuyente se atrasa en el pago de los impuestos, lo matan con intereses punitorios.
4) Si Alfonsín dice que hay que reestablecer el orden público, lo que quiere es ver sangre y muerte en la calle. Si Hebe de Bonafini dice que hay que salir a incendiar las comisarías, todos tenemos que sentirnos hijos de las madres de Plaza de Mayo.
5) Si hay un robo en una determinada zona de la Capital Federal o del Gran Buenos Aires, la policía declaró zona liberada para que actúen los delincuentes. Si los piqueteros quieren tomar edificios privados, extorsionar a las empresas o impedir que se cobre el peaje en las autopistas, la policía no debe actuar porque eso implicaría reprimir la protesta social.
6) Si Menem proponía a determinadas personas para ocupar la Corte Suprema de Justicia, quería establecer la mayoría automática. Si Kirchner insiste en nombrar a determinadas personas en la Corte a pesar de todas las objeciones que formularon ONGs, está transparentando la Corte.
7) Si Duhalde lo apoya en la campaña para presidente, es su aliado político. Una vez alcanzado el objetivo, Duhalde pasa a representar la vieja política.
8) Si los empresarios invertían en la Argentina en los ’90, eran unos torpes que estaban mal asesorados. Si los empresarios no invierten hoy en Argentina a pesar del caos social, el desorden público, la incertidumbre política y económica, no acompañan el esfuerzo que está haciendo el gobierno.
9) Si Roger Noriega, el secretario de Estado para América Latina de EE.UU., opina sobre la situación política Argentina, se está metiendo en los problemas internos del país. Si Kirchner se junta con la oposición en Uruguay o Bolivia, está ejerciendo un diálogo amplio con todos los sectores.
10) Si los militares reprimieron la guerrilla en los ’70, hicieron terrorismo de Estado. Si Fidel Castro encarcela y fusila a los opositores, es un estadista de primer nivel que tiene que ser recibido con bombos y platillos.
11) Si el gobierno da una opinión sobre un determinado tema, lo hace en defensa del interés común. Si alguien no está de acuerdo con la postura del gobierno, seguro que está pagado por intereses oscuros.
12) Si Daniel Artana, José Luis Espert, Jorge Ávila, Ricardo López Murphy o Mauricio Macri opinan sobre el gobierno, lo que pretenden es hacerlo inviable porque añoran los ’90 de Menem (destaquemos que ninguno de ellos fue funcionario del gobierno menemista). Alberto Fernández y Gustavo Béliz, que sí fueron funcionarios del menemismo en los ’90, son en cambio leales colaboradores a quienes no les cabe el mote de noventistas.
13) Si en los ’90 el Estado se endeudaba, estaba hipotecando el país. Si el actual gobierno hace que el BCRA aumente un 140% su deuda en un año, está haciendo una política financiera disciplinada.
14) Si en los ’90 había convertibilidad, el tipo de cambio fijo destruía la industria nacional. Si ahora el gobierno mantiene fijo el tipo de cambio desde hace un año con inflación creciente, está en la senda de un tipo de cambio competitivo. En fin, seguramente este listado de ejemplos puede ser más amplio y, quizás, a algún lector se le ocurran otros ejemplos para enriquecerlo. Pero creo que con estos casos es suficiente para comprender el nuevo criterio de justicia que rige en Argentina. Las cosas no están mal o bien por sí mismas, sino por quién las haga. La regla es muy sencilla: los buenos son los que piensan igual que el gobierno. Los malos los que piensan diferente. Así de fácil
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