Acordar con uno mismo por lo general resulta una tarea sencilla, el problema siempre es acordar con el otro, con el no yo, aquel que Sartre consideraba el infierno.
Los espacios que se plantean construir poder con vocación de mayoría, no solo deben asumir la heterogeneidad y las diferencias sino que deben nutrirse de las mismas. Conformar un espacio chico en el que estén todos de acuerdo en el 80% de los temas es fácil, influir desde ese espacio se puede, llegar al poder, no.
El enfoque no apunta a poner sobre la mesa de debate, algo a esta altura obvio, la indudable riqueza de las diferencias, EE.UU. el país más poderoso del mundo es el más heterogéneo, el que más grupos étnicos, nacionales y religiosos incluye, sino a plantear la inclusión de lo diferente, como presupuesto indispensable en la construcción de poder.
Las mayorías se construyen con diferentes que expresan ideas que pueden molestar, irritar y generar violencia en los otros sub grupos. Pero la capacidad de gestión de las diferencias y contradicciones del liderazgo del espacio, será la que determinará la viabilidad de incluir dentro del mismo, y a favor de concepciones superadoras de los equipajes iniciales, acuerdos tácitos o explícitos de construcción intelectual y operativa que sean la plataforma de maniobra de una propuesta con vocación de mayoría y poder.
Cuanto más amplia, y horizontal la base, mas fuerte puede ser la construcción. La heterogeneidad de esa base no determina la fortaleza, la gestión eficaz de esa heterogeneidad es la clave para alcanzarla.
En la Web 2.0 las personas tienden a agruparse en torno a coincidencias, en los gustos, en el deseo o en el rechazo. El nivel iniciático de compromiso demandado para ser parte, es bajo, no hace falta participar de marchas, trasladarse a zonas alejadas, enfrentarse con la policía, dar tiempo o dinero, basta con cliquear “me gusta”, postear algunas cosas, reenviar, opinar etc.
Luego ese compromiso puede crecer hasta traducirse en acciones muy concretas, como lo demostró la campaña de Obama en 2008. De hecho cuando las diferencias, en el debate 2.0, comienzan a aparecer, es cuando el compromiso y la temperatura aumentan, y así como es fácil en la Web 2.0 iniciar compromisos, es fácil retrucar, golpear, atacar y defenderse. El conflicto, la pelea, la discusión, la comunión, escalan con una lógica mucho más dinámica que en el mundo real.
Las segmentaciones y divisiones en grupos de pertenencia e interés, y las formas de adhesión y participación, aumentan, porque aumenta la visibilidad y oferta de las mismas.
En la vida social 2.0, en nuestra vida en Facebook, en Twitter, o en nuestro blog, la exposición y la confrontación se potencian. Cuanta más información, más diferencias y más atomización. Por lo cual, para construir espacios de inclusión hace falta gestionar muchas más diferencias y contradicciones que en el mundo 1.0.
En la Web 2.0 la toma de posición, las diferencias, el debate y el conflicto adquieren una escala de híper masividad, novedosa y disruptiva. Las diferencias se daban antes de la Web, solo que la emergencia, visibilidad y exposición le dan un volumen que cambia las reglas de juego.
El espacio de conflicto y la gestión de diferencias y contradicciones, se redefinen en la Web 2.0, el diálogo y los flujos comunicacionales crecen en volumen, en emisores y receptores, en caudal de emisión y velocidad de transmisión y propagación.
En este escenario es posible horizontalizar en la escala 2.0, pero hace falta resolver los conflictos y diferencias también en la escala 2.0. En el ágora o en el comité hablaban uno o dos y podían responder cincuenta. En la TV hablaban uno o dos y podían responder uno o dos. En la Web 2.0 pueden hablar todos y pueden responder todos.
La gestión de diferencias y contradicciones en esta escala de masividad, requiere de un fuerte posicionamiento en la agenda y la construcción constante y en tiempo real, de acuerdos, compromisos y visiones, a través de la conducción y el enfoque del diálogo permanente y masivo entre los prosumidores, productores y consumidores de información.
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