martes, agosto 20, 2013

Massa- Insaurralde clivajes y entropías de las marcas políticas



Por Rubén Weinsteiner para ADN

Los atributos de la marca política,  la definen en contextos cada vez más dinámicos, que los vuelven permeables y demandan significados  que se adapten a escenarios,  donde los códigos se resignifican y  ponen a prueba los valores.
Las denuncias contra presuntos hecho de corrupción en 2011, posicionaban a la “marca Carrió” con  el 1,8 % de los votos,  y hoy con el mismo posicionamiento marcario,  la ubican liderando con UNEN la ciudad de Buenos Aires, luego de un año y medio de Lanata con altos índices de rating.
Podemos decir que la “marca Carrió” es la expresión electoral de la “marca Lanata”. Teniendo en cuenta que la totalidad de las denuncias sobre casos de corrupción de Lanata apuntan al gobierno nacional, y en ningún caso al gobierno de la ciudad, el Espacio UNEN se impone  al macrismo, porque más que el ataque al gobierno, pesa la instalación del clivaje: honestidad-corrupción.
Los clivajes  instalados definen el escenario pero no el resultado, que está atado a diversas variables de índole política, económica, social, de gestión de humores y percepciones, de formato y volumen y  de  impacto de politicas públicas entre otras.
En el enfrentamiento entre Massa e Insaurralde pesó más la instalación del clivaje  gestión=seguridad/cámaras= ondas de amor y paz, instalado  por parte de la campaña de Massa, que el clivaje propuesto por la campaña de Insaurralde:  K-no K,  “estás conmigo y aprobás todo lo que hago o sos de la corpo”, “en la vida hay que elegir”.
Seis de cada diez personas que eligieron al de Tigre,  fundamentaron su apoyo en “los antecedentes de Massa en la gestión”, es decir, la fama que construyó al frente de la intendencia de Tigre. Curiosamente, sólo uno de cada diez  personas votaron a Massa por su perfil opositor, es decir que una parte  importante de los votantes,  piensa que es algo así como un “post kirchnerismo”.
Siempre decimos que todo discurso con vocación hegemónica debe incluir y superar a aquel discurso al que intenta desplazar y esto es uno de los fundamentals del posicionamiento marcario de Massa, aún cuando intercambió nutrido fuego con el gobierno nacional.
Los clivajes que fueron eficaces en 2011 no tienen porqué serlo ahora
Massa ganó en el voto joven, porque sus clivajes fueron estratégicamente los que más les convenían a su marca política  en ese segmento. El clivaje más eficaz hacia el interior del voto joven es sin duda : “gato-autentico”,  y ahí Insaurralde se hubiera hecho más fuerte porque da más autentico que un Massa impostado que repite muletillas y lugares comunes,  se saca el saco y con voz aflautada pregunta “¿quieren pelear?”.
Massa planteo un clivaje dinámico a  futuro, desde una marca política nueva y sin desgaste; “subite al micro no te pedimos nada”. Insaurralde planteo un clivaje rígido, de pertenencia como factor atado a una instancia de identificación y adhesión pasada.
La marca política sufre de entropía, se gasta,  y requiere de homeostasis, dotarla de nuevos significados e imágenes para ser disparados a la cabeza de los votantes.  El “mensaje del día” de la marca política es un “texto en contexto”. Teniendo en cuenta lo dinámico del escenario,  para gestionar eficazmente una marca política  debemos,  más que” lo que decimos”,  considerar, “a quien se lo decimos”, y más que “quien vota”, debemos tener en cuenta “desde donde vota”.
 
Rubén Weinsteiner

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