El Presidente se decidió por Roberto Lavagna para suceder a Remes en Economía. Pero un fuerte movimiento interno y externo al Gobierno, con apoyo en el establishment, busca reposicionar a Guillermo Calvo, que había rechazado el cargo.
Por Raúl Dellatorre
Por Raúl Dellatorre
El presidente de la Nación informó ayer a sus más estrechos colaboradores, a media tarde, que el actual embajador ante la Unión Europea, Roberto Lavagna, será el nuevo ministro de Economía. Según pudo confirmar Página/12, pocas horas antes el economista jefe del BID, Guillermo Calvo, había rechazado un ofrecimiento para ocupar el mismo puesto, aunque a última hora anoche había quienes, desde adentro y afuera del Gobierno, todavía lo sostenían. El juego de candidaturas sumó también ayer a Miguel Kiguel, ex jefe de asesores de Roque Fernández, cuyo nombre fue propuesto desde el BID como alternativa a Calvo. Desde el Banco Central y de otros ámbitos del Gobierno con línea abierta con Washington, se resistían anoche a dar por cerrada la disputa. “Calvo sigue siendo candidato”, aseguraban aun después de conocerse el anuncio de Eduardo Duhalde. “Lavagna está ganado por varios cuerpos, pero estamos a mitad de carrera”, señaló desafiante otro encumbrado representante del bloque ortodoxo.
Lavagna debió postergar en 24 horas su arribo al país. Llegará hoy por la mañana, procedente de Bruselas, y se espera que inmediatamente se encuentre con Duhalde. El Presidente le transmitirá la postura de los gobernadores, convertidos ahora en el principal sostén del Gobierno, y Lavagna le expondría su propuesta económica. En una entrevista periodística, el candidato elegido tuvo ayer comentarios elogiosos hacia los 14 puntos consensuados por los mandatarios provinciales en la Quinta de Olivos el miércoles último, aunque sin el tono eufórico que exhibió la ortodoxia. Simplemente destacó que la rúbrica de los mismos marcaba “un progreso” en cuanto a la posibilidad de encontrar un “marco político” de acuerdo frente a la crisis.
Conocido ya el rechazo del ofrecimiento de parte de Calvo, Duhalde sostuvo a primera hora de la tarde que apreciaba mucho “la capacidad técnica de Roberto Lavagna”, mientras que señaló que “Calvo es un hombre que puede prestar asesoramiento en otra área pero no para ese cargo”. Finalmente, proclamó que “el país debe tener, el lunes, nuevo ministro y nuevo plan”. Apenas 24 horas antes, en presencia de 17 gobernadores y ante la cadena oficial, Duhalde había asegurado que “no hay plan alternativo”.
Según quienes tuvieron acceso a Lavagna en las últimas horas, el nominado para suceder a Remes Lenicov no es partidario de anclar el tipo de cambio, tal como se habría sugerido en los encuentros de Olivos de martes y miércoles para evitar una espiral inflacionaria. “El documento no lo dice”, corrigió Lavagna al periodista que lo entrevistaba, cuando éste le mencionó el anclaje del dólar como parte de aquel acuerdo.
El nombre de Lavagna ya había aparecido entre los candidatos a principios de semana, pero fue impugnado por quienes consideraban que podría ser visto como “una expresión del acuerdo entre radicales y peronistas, y estamos en otra etapa”. La posterior ronda de candidatos que, uno a uno, fueron frustrando con su negativa las expectativas de quienes los postulaban, devolvió al ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín a los primeros planos.
Los dirigentes y economistas más ortodoxos, aquellos que están cerca de posiciones de decisión y suelen conseguir oídos atentos entre los gobernadores, señalan a Lavagna como “un distribucionista, identificado con un proyecto que enfatiza la reactivación por vía de una política expansiva”, con la intención de descalificarlo. “Es una política que va al fracaso, y aunque muchos lo dan como número puesto, alguien le va a avisar a Duhalde que, si lo elige, con esto no sobrevive”, señaló un activo representante de este sector. ¿Quién podría ser el encargado de dar esa voz de alerta al Presidente?, inquirió este diario. “Blejer (Mario, presidente del Banco Central), Amadeo (Eduardo, vocero presidencial) o Pampuro (José, secretario privado de Duhalde)”, sugirió la fuente.
Estos mismos sectores son los que ayer intentaban, por todos los medios, hacer cambiar de opinión a Guillermo Calvo. Y aun sin contar con una respuesta favorable del hoy profesor en la Universidad de Maryland, lo seguían sosteniendo anoche como candidato. Ayer temprano, junto al rechazo de Calvo desde Washington de su postulación como ministro, llegó la sugerencia de Miguel Kiguel como candidato alternativo. Su nombre habría sido propuesto por el presidente del BID, Enrique Iglesias, y avalado por Calvo. El propio Kiguel se encargó de desalentar a quienes en Buenos Aires lo impulsaban, pero fue uno de los que fogoneó para que se insistiera sobre el economista de Maryland.
En el propio seno del Gobierno, varios operadores del entorno más íntimo de Duhalde insistían anoche en que Calvo era una mejor apuesta, y estaban dispuestos a seguir dando batalla hasta hoy. “Si vamos a jugar con el Fondo (Monetario Internacional), mejor ir con alguien con llegada a Washington”, proponían. Desde sectores ortodoxos puertas afuera del Gobierno, los argumentos eran más drásticos. “Poner a Lavagna es un retroceso con respecto a Remes en la relación con los organismos internacionales; le va a costar generar credibilidad”, aseguraban.
Es la impresión de quienes mejor conocen y más cerca están de los intereses financieros y económicos de Estados Unidos. Y si bien sus opiniones están teñidas del interés por posicionar a Guillermo Calvo, no es menos cierto que expresa la resistencia que despierta Lavagna en esos mismos sectores. En el terreno local, el embajador en Bruselas tampoco las tiene a todas consigo. Los gobernadores más influyentes de la hora parecieran estar más cerca de Calvo que de Lavagna. Quienes propusieron a González Fraga (Reutemann) y a Humberto Petrei (De la Sota) están claramente privilegiando la imagen ante el FMI sobre toda otra consideración. Juan Carlos Romero, de Salta, opera con línea abierta a Estados Unidos. Claramente, si empujaron para la salida de Jorge Remes Lenicov no fue para poner, en su lugar, a un ministro impugnado por una parte importante del establishment.
Duhalde volvió a quedar a mitad de camino: desplazó a su economista de mayor confianza tras el traspié en el Fondo, pero no se decide a seguir el camino de enfrentamiento (Daniel Carbonetto) o de alineamiento incondicional (Calvo). El ya optó por Lavagna. Lo que se discutía anoche es a quién le corresponde la decisión final.
Lavagna debió postergar en 24 horas su arribo al país. Llegará hoy por la mañana, procedente de Bruselas, y se espera que inmediatamente se encuentre con Duhalde. El Presidente le transmitirá la postura de los gobernadores, convertidos ahora en el principal sostén del Gobierno, y Lavagna le expondría su propuesta económica. En una entrevista periodística, el candidato elegido tuvo ayer comentarios elogiosos hacia los 14 puntos consensuados por los mandatarios provinciales en la Quinta de Olivos el miércoles último, aunque sin el tono eufórico que exhibió la ortodoxia. Simplemente destacó que la rúbrica de los mismos marcaba “un progreso” en cuanto a la posibilidad de encontrar un “marco político” de acuerdo frente a la crisis.
Conocido ya el rechazo del ofrecimiento de parte de Calvo, Duhalde sostuvo a primera hora de la tarde que apreciaba mucho “la capacidad técnica de Roberto Lavagna”, mientras que señaló que “Calvo es un hombre que puede prestar asesoramiento en otra área pero no para ese cargo”. Finalmente, proclamó que “el país debe tener, el lunes, nuevo ministro y nuevo plan”. Apenas 24 horas antes, en presencia de 17 gobernadores y ante la cadena oficial, Duhalde había asegurado que “no hay plan alternativo”.
Según quienes tuvieron acceso a Lavagna en las últimas horas, el nominado para suceder a Remes Lenicov no es partidario de anclar el tipo de cambio, tal como se habría sugerido en los encuentros de Olivos de martes y miércoles para evitar una espiral inflacionaria. “El documento no lo dice”, corrigió Lavagna al periodista que lo entrevistaba, cuando éste le mencionó el anclaje del dólar como parte de aquel acuerdo.
El nombre de Lavagna ya había aparecido entre los candidatos a principios de semana, pero fue impugnado por quienes consideraban que podría ser visto como “una expresión del acuerdo entre radicales y peronistas, y estamos en otra etapa”. La posterior ronda de candidatos que, uno a uno, fueron frustrando con su negativa las expectativas de quienes los postulaban, devolvió al ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín a los primeros planos.
Los dirigentes y economistas más ortodoxos, aquellos que están cerca de posiciones de decisión y suelen conseguir oídos atentos entre los gobernadores, señalan a Lavagna como “un distribucionista, identificado con un proyecto que enfatiza la reactivación por vía de una política expansiva”, con la intención de descalificarlo. “Es una política que va al fracaso, y aunque muchos lo dan como número puesto, alguien le va a avisar a Duhalde que, si lo elige, con esto no sobrevive”, señaló un activo representante de este sector. ¿Quién podría ser el encargado de dar esa voz de alerta al Presidente?, inquirió este diario. “Blejer (Mario, presidente del Banco Central), Amadeo (Eduardo, vocero presidencial) o Pampuro (José, secretario privado de Duhalde)”, sugirió la fuente.
Estos mismos sectores son los que ayer intentaban, por todos los medios, hacer cambiar de opinión a Guillermo Calvo. Y aun sin contar con una respuesta favorable del hoy profesor en la Universidad de Maryland, lo seguían sosteniendo anoche como candidato. Ayer temprano, junto al rechazo de Calvo desde Washington de su postulación como ministro, llegó la sugerencia de Miguel Kiguel como candidato alternativo. Su nombre habría sido propuesto por el presidente del BID, Enrique Iglesias, y avalado por Calvo. El propio Kiguel se encargó de desalentar a quienes en Buenos Aires lo impulsaban, pero fue uno de los que fogoneó para que se insistiera sobre el economista de Maryland.
En el propio seno del Gobierno, varios operadores del entorno más íntimo de Duhalde insistían anoche en que Calvo era una mejor apuesta, y estaban dispuestos a seguir dando batalla hasta hoy. “Si vamos a jugar con el Fondo (Monetario Internacional), mejor ir con alguien con llegada a Washington”, proponían. Desde sectores ortodoxos puertas afuera del Gobierno, los argumentos eran más drásticos. “Poner a Lavagna es un retroceso con respecto a Remes en la relación con los organismos internacionales; le va a costar generar credibilidad”, aseguraban.
Es la impresión de quienes mejor conocen y más cerca están de los intereses financieros y económicos de Estados Unidos. Y si bien sus opiniones están teñidas del interés por posicionar a Guillermo Calvo, no es menos cierto que expresa la resistencia que despierta Lavagna en esos mismos sectores. En el terreno local, el embajador en Bruselas tampoco las tiene a todas consigo. Los gobernadores más influyentes de la hora parecieran estar más cerca de Calvo que de Lavagna. Quienes propusieron a González Fraga (Reutemann) y a Humberto Petrei (De la Sota) están claramente privilegiando la imagen ante el FMI sobre toda otra consideración. Juan Carlos Romero, de Salta, opera con línea abierta a Estados Unidos. Claramente, si empujaron para la salida de Jorge Remes Lenicov no fue para poner, en su lugar, a un ministro impugnado por una parte importante del establishment.
Duhalde volvió a quedar a mitad de camino: desplazó a su economista de mayor confianza tras el traspié en el Fondo, pero no se decide a seguir el camino de enfrentamiento (Daniel Carbonetto) o de alineamiento incondicional (Calvo). El ya optó por Lavagna. Lo que se discutía anoche es a quién le corresponde la decisión final.
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