miércoles, enero 30, 2008

Escribir para la web

En las pantallas de ordenador los textos se leen más lento y con más dificultad que los impresos. Además, el internauta es impaciente y tiene a su alcance millones de otras páginas a un solo clic de distancia. Los buenos usos provenientes de la creación de textos impresos también son útiles en la web, especialmente la claridad, sencillez y concreción.
La adecuada gestión del hipertexto y los aspectos formales del texto representan la otra parte de la calidad de un texto web.



Principios de escritura web
Para Kilian (1998) tres son los principios fundamentales para escribir texto web:

Orientación. El lector debe recibir antecedentes del sitio y medios de navegación por él. La página principal le debe orientar sobre qué trata el sitio, cómo está estructurado y cómo navegar en él. La orientación ha de ser la mínima necesaria, evitando frases superfluas. Los fragmentos de texto han de ser coherentes, tener sentido por sí mismos.

Información. Claridad y corrección. El texto debe entenderse en la primera lectura; las palabras cortas y sencillas funcionan mejor. La corrección ortográfica, gramatical y exactitud en datos no sólo mejora la claridad, sino que transmite información no verbal sobre la calidad del sitio.
Acción. Actitud optimista (mostrar los problemas pero, sobre todo, las soluciones). Lenguaje centrado en el usuario (mejor “tú” que “yo”)
De forma más concreta es importante estar pendiente de:

Títulos y subtítulos. Si el sitio web ha de contener piezas informativas, que será lo más normal, estará bien emplear subtítulos que complementen al título de cada pieza. Por un lado, aportan más información con muy pocas palabras y, por otro, si segmentamos el bloque de texto en otros menores, y a cada subtítulo le hacemos corresponder un enlace con una parte de la pieza, ayudan a estructurar esa unidad informativa en varios segmentos menores.

Resúmenes y tablas de contenido. Los contenidos se deben estructurar mediante resúmenes y tablas de contenidos

Captar el interés. Emplear sorpresas y ganchos ayuda a mantener el interés del lector. Es bueno que los hipervínculos sean informativos, explicativos, atractivos y que ofrezcan una buena idea de lo que va a encontrar el lector al seguir el enlace.

También está bien aportar explicaciones a enlaces o partes que pudieran resultar confusas a determinados usuarios (explicaciones junto al enlace hacia una sección).

Emplear listas. Cada vez que sea posible debemos presentar una enumeración en forma de listas y, a ser posible, con apartados y subapartados. Se leen mejor y ayudan a ofrecer enlaces relacionados.

Frases sencillas. Sujeto, verbo, predicado. No complicar innecesariamente las frases. Un párrafo, una idea. Pensemos si podemos dividir en dos un párrafo de 6-8 líneas. Nielsen recomienda usar menos del 50% del texto usado habitualmente en una publicación escrita.

Lenguaje simple e informal. Es más adecuado que el elegante o formal, ya que la lectura es más rápida en el primero.

Mejor verbos fuertes que débiles. Debemos emplear antes el verbo que la perífrasis verbal construida con él:

Tomar una decisión vs decidir
Hacer uso de vs usar
Sirve para explicar vs explica
Efectuar una prueba vs probar
Ser precisos. Ciertas expresiones, que emplean palabras con marcada polisemia, pueden confundir al lector, especialmente si se descontextualizan (un titular recopilado en otro lugar distinto del original). Si nos referimos a cuestiones meteorolólgicas es mejor hablar de “clima” que de “tiempo”.

Utilizar la negrita y el destacado. Las partes más importantes deben sobresalir. Los textos en negrita o destacados (cursiva) deben contener la esencia del total.

Usar encabezados para organizar el texto. Ayudan a estructurar mejor los textos, otorgan tamaños de letra proporcionales a la importancia de cada parte, mejoran la lectura en dispositivos adaptados y la presencia en los buscadores.

Usar ladillos. En textos largos deben insertarse una o varias palabras que anticipen el contenido de los párrafos siguientes. Deben de ser cortos (Escribir pensando en lo visual)

Estilo de pirámide invertida. La idea principal o conclusión del texto debe escribirse al principio del mismo para lograr interesar al usuario en la lectura de éste. Después se debe continuar con los razonamientos generales que sustentan el argumento. Para terminar se pueden ofrecer enlaces a otras páginas donde se ofrecen más detalles como tablas de datos, resultados concretos o informaciones previas.

Este tipo de redacción, característica de los textos periodísticos informativos, se conoce como el ‘estilo de pirámide invertida’. Se trata de una secuenciación completamente opuesta a la utilizada tradicionalmente en los artículos científicos y académicos. De esta manera se asegura que el lector retiene lo más importante de la argumentación aunque no llegue a leer hasta el final del artículo o de la página.

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