domingo, junio 08, 2008

En 2001 un 40 por ciento de los judíos argentinos quedó debajo de la línea de pobreza.

El economista y sociólogo Bernardo Kliksberg indicó que tras la crisis de 2001 "un 40 por ciento" de los judíos argentinos quedó debajo de la línea de pobreza. Comentó que en el comienzo del nuevo siglo se detectaron los primeros chicos judíos de la calle y reveló que utiliza la Torá como libro de consulta.




La comunidad judía no pudo esquivar las consecuencias de la crisis socioeconómica que sufrió la Argentina a fines de 2001 y que provocó que "un 40 por ciento" de su colectividad quedara por debajo de la línea de pobreza.
Bernardo Kliksberg, economista, sociólogo y asesor de distintos organismos internacionales, alertó que "un sector significativo" de la comunidad judía aún no puede satisfacer sus necesidad básicas.
"Hacia mediados de 2002, el 40 por ciento de la comunidad judía estaba por debajo de la línea de la pobreza, es una cifra histórica fenomenal de empobrecimiento en tan poco tiempo", afirmó Kliksberg en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
El analista apuntó que era tal el nivel de desesperación entre los judíos argentinos, que "muchos chicos comenzaron a desertar del colegio primario y secundario para ir a trabajar".
La” catástrofe”, como definió Kliksberg a la crisis que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa, llevó a la comunidad a hacer frente al problema de los primeros niños judíos de la calle.
Jabad Lubavitch creó el programa Ieladeinu, el primer hogar para niños judíos de la calle que protegió a 2000 familias.
En la actualidad, Ieladeinu, que UNICEF considera una experiencia modelo para toda América Latina, "tiene 300 chicos y otros que están en lista de espera".
A la hora de analizar las causas de la crisis socioeconómica más grave que afectó a la Argentina en los últimos años, Kliksberg no dudó en apuntar contra "las políticas económicas gubernamentales de los '90".
"Esas políticas fueron muy decisivas para que la sociedad argentina se polarizara socialmente, y hubo políticas que dejaron huérfanas a la pequeña y mediana industria, sujetas a la competencia con economías desarrolladas subsidiadas", explicó.
El economista señaló que el modelo neoliberal que encabezó el entonces presidente Carlos Menem promovió "la desigualdad y a la vez generó pobreza, que se duplicó en menos de un década".
"La desigualdad creció de una manera muy importante. En el medio quedó atrapada la clase media, y la comunidad judía está constituida por pequeña clase media en su mayor parte", explicó.
Kliksberg, quien es asesor de las Naciones Unidas (ONU) para América latina, destacó que las organizaciones judías tuvieron "una respuesta inmediata".
"En lugar del sálvese quién pueda o de racionalizar la pobreza judía, se convirtió en el eje de toda la comunidad y de sus instituciones. La AMIA, a pesar de venir de la catástrofe del atentado (1994), multiplicó su acción social, y la fundación Tzedaka hizo un magnificó trabajo", apuntó el analista.
Kliksberg destacó también a AJN que "hubo una solidaridad muy activa de la comunidad judía de Estados Unidos y de Israel".
No obstante, el analista aclaró que "la reacción colectiva permitió mitigar, pero no cambiar la situación que era muy profunda", para lo que hubo que esperar que llegaran las políticas públicas.
Para Kliksberg, las organizaciones judías de la Argentina hicieron "un magnífico trabajo de gerencia social" porque "con recursos muy limitados lograron convocar a un enorme voluntariado y lograron multiplicar los recursos".
No obstante, el economista alertó sobre "el riesgo importante" que genera la desigualdad social".
"No es culpa de la comunidad, el país se polarizó y la comunidad se polarizó. Muchas familias judías pasaron a ser nuevos pobres y un grupo muy reducido, un 10 por ciento, pasó a ser el más beneficiado de la situación", afirmó.
Kliksberg aclaró que los judíos argentinos hicieron caso a la Torá y comprendieron que "todos somos iguales".
"Uno de los grupos que le fue mejor en este proceso se acercó a la comunidad e intervino activamente en las acciones solidarias. Hay que preservar que la ayuda tiene que ser de igual a igual", advirtió el economista.
Asimismo, confesó que su libro de consulta es la Torá y reveló que muchas veces a la hora de asesorar a banqueros y empresarios recurre a fragmentos de la Biblia.
"Hace poco hable para el consejo directivo del Banco Galicia y ante 700 empresarios costarricenses y siempre cite la Torá", contó.
Por último, Kliksberg destacó el resultado de la enseñanza religiosa en la comunidad judía y en este sentido subrayó que cuenta con "una alta tasa de voluntariado". "El Estado de Israel es el país del mundo que proporcionalmente a la población cuenta con el mayor número de voluntarios", afirmó

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