La decencia no es dato importante para el elector argentino cuando se siente económicamente bien, pero recurre a ella para acusar desde un pedestal moralizador al gobernante que ya le fastidia. Ocurrió con el menemismo, cuyos casos de corrupción sólo importaron al final de su ciclo. Con De La Rua, que no tuvo cosas buenas que mostrar, ocurrió de inmediato apenas se conoció el escándalo de las coimas senatoriales vía banelco.
Los casos Skanka, valijas venezolanas y demás pasaron sin que pasara nada, pero el reciente caso de enriquecimiento ilícito de los K, por ejemplo, no pasará. Será la prueba conveniente para expresar el repudio que se desea expresar.
La crítica moral es una crítica al ser, no al hacer. vos SOS corrupto, no es que tenes prácticas corruptas, nada bueno puede venir de ahi.
La gran pregunta para los que hacen política debería ser como transitar para que la queja moral sea otra, sea política, económica, social.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario