viernes, diciembre 14, 2012

La transición venezolana: realineamientos internos en el chavismo


La designación de Nicolás Maduro como sucesor presidencial en Venezuela para conducir el país durante  el proceso de elecciones regionales del 16 de diciembre y hasta tanto se produce la recuperación de Chávez o nuevas elecciones presidenciales, no parece lograr todo el acuerdo esperado no en la oposición , sino al interior del partido de gobierno , cuya fortaleza programática y organizativa sin su líder natural es una incógnita
En rigor la transición sin liderazgos fuertes es un problema tradicional e inevitable en las experiencias populistas. 
Al respecto leemos:
Para el politólogo John Magdaleno, la incertidumbre en que está sumida Venezuela abre un período de inestabilidad política, con “muchos interrogantes sobre el control de las decisiones en el gobierno”.

“Una cosa es la designación oficial de Maduro, y otra cosa muy distinta son las dinámicas internas que se producen dentro del oficialismo. Otros pesos pesados del chavismo, como Cabello, Ramírez (Rafael, ministro de Petróleo) o Jaua (Elías, ex vicepresidente) querrán tener influencia en las decisiones”, dijo Magdaleno a la AFP.

La recaída de Chávez coincide con la campaña para las elecciones regionales del domingo. El oficialismo gobierna en la mayoría de los 23 estados y aspira a conquistar los feudos opositores para acelerar su proyecto socialista.
En este estado de despliegue de los reacomodamientos , una caracterización interesante al interior del chavismo se lee en BBC Mundo: 

Con la designación como hipotético sucesor de su vicepresidente Nicolás Maduro, el presidente Hugo Chávez vino a cortar de raíz cualquier lucha de poder interna dentro de sus filas para el caso de que no pueda continuar en el poder.
Cortó de raíz o resolvió ungir al ganador de una lucha de larga data, lo cierto es que Maduro, sindicalista considerador moderado, se convirtió el sábado en el ganador provisional de una carrera que no debió ser sencilla.
Y es que no hace falta haber leído demasiado sobre la recaída en el cáncer del presidente venezolano para haberse encontrado con alusiones a que el chavismo es una amalgama de tendencias y movimientos que tienen un único elemento en común, su líder carismático.
Con su piedra fundacional en el "por ahora" del teniente coronel Chávez en su intentona golpista del 4 de febrero de 1992, los numerosos movimientos que integran el chavismo pueden reconducirse a dos pilares fundamentales: civiles de ideología socialista y los militares que lo acompañaron en la asonada de hace dos décadas, sin olvidar, claro, a la familia.
Así, Maduro, un sindicalista de formación socialista, tuvo que imponerse sobre todo al otro hombre fuerte del oficialismo y cabeza visible del ala militar, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Pero también tuvo que erigirse por encima de otros civiles socialistas más o menos radicales, como los exvicepresidentes Elías Jaua o José VicenteRangel, y hasta al propio hermano del presidente, Adán Chávez.

Los civiles

En 2010, Chávez nombró como vicepresidente al sociólogo Elías Jaua (43), convertido entonces en el más prominente de una generación formada en el socialista que ha venido poco a poco copando los círculos más cercanos al mandatario en detrimento de los militares.
Por su posición como número dos del gobierno y por tener también bajo su mando el influyente Ministerio de Agricultura y Tierras, Jaua fue incluido en el grupo de aspirantes a suceder a Chávez desde que se hizo pública la enfermedad del presidente.
Por entonces apareció también como el mejor situado en los sondeos de popularidad, aunque como le dijo a BBC Mundo Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, esos estudios ya no son válidos con la nueva situación...

sábado, diciembre 08, 2012

Insaurralde vs Giustozzi: la pelea por la visibilidad

Los dos son jóvenes intendentes que arrasaron en sus distritos en las elecciones del año pasado e incluso sacaron más votos que la presidenta Cristina Kirchner. Ambos, tienen gestiones fuertes y en ello basan sus intenciones de continuar su carrera política fronteras afuera de sus partidos.

Sin embargo, hay otro ítem que une al jefe comunal de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y el de Almirante Brown, Darío Giustozzi: los dos también sostienen una suerte de pelea por el rating junto a los dos tanques de la televisión abierta: Marcelo Tinelli, en canal 13, y la novela “Graduados”, en Telefe.

En los últimos días, La Política Online dio cuenta cómo Insaurralde va perfilándose como candidato a diputado nacional por el FVP de cara las legislativas del año que viene y de cómo su estrategia de posicionamiento incluye visitas a los programas más exitosos de la TV.

Así, semana tras semana se lo puede ver en Showmatch, con Tinelli, uno de los indiscutidos de la pantalla caliente que promedia unos 21 puntos de rating. Pero a eso, Insaurralde le sumó apariciones en los programas del corazón por un supuesto romance con la actriz Florencia Peña, una artista que siempre admitió su admiración por el kirchnerismo. Insaurralde también supo incursionar en Animales Sueltos, donde Alejandro Fantino suele sorprender con entrevistas profundas.

Sin embargo, al lomense parece haberle surgido un competidor en el prime time. Es que Giustozzi quiere ser candidato a gobernador en 2015 y por eso también está levantando su perfil. Y en ese camino el miércoles apareció nada más y nada menos que en Graduados, la tira de Sebastián Ortega que este año rompió el rating con 30 puntos y se convirtió en un éxito apelando a la nostalgia de los 90 y fines del 80.

En la novela, uno de los personajes siempre hace alusión a una “prima de Adrogué”, la ciudad cabecera de Almirante Brown, y ahí Giustozzi aprovechó la grieta para colar una aparición y la promoción de su plan de seguridad. “Ese es el intendente de Almirante Brown”, reafirman los actores.

“Cuando nos comentaron desde la producción ni lo dudamos e inmediatamente preparamos las imágenes. Tenemos dos vías: programas políticos y de los otros. A nosotros nos sirve porque llegamos a gente que habitualmente no ve programas de política”, contaron las fuentes, que, sin embargo, no quisieron hacer referencia al costo de la comentada publicidad no tradicional.

Giustozzi también suele aparecer en con Fantino y en el programa de la deportes e interés general de ESPN “Pura Química”.
Según señalan las fuentes, la estrategia está dando frutos. “Tenemos sondeos y nos dan que Darío supera los 30 puntos de conocimiento más unos 20 de conocimiento difuso, o sea, que está presente para el público”, contaron.

Otro logro que festejan en el entorno del jefe comunal es que el crecimiento en el conocimiento se ve acompañado de una muy baja imagen negativa.
 

Ley de medios: inside information?


Inversores apostaron a la prórroga del 7D y las acciones de Clarín treparon 22% en cinco díasUna pista del probable vínculo, no solo ideológico,  entre corporaciones judiciales, políticas y segmentos financieros, puede inferirse del comportamiento de las acciones del grupo Clarín, de fuerte alza , con mucha anticipación al fallo de la cámara (ver evolución a partir del 30N en el gráfico que abre el post) . 

Los papeles del multimedia saltaron ayer 10%. El Merval cayó por toma de ganancias

Inversores apostaron a la prórroga del 7D y las acciones de Clarín treparon 22% en cinco días
María Eugenia Baliño


El mercado se jugó a que a último momento el Grupo Clarín iba a conseguir sacar un as de la manga en su partido contra el 7D y, esta vez, se llevó todos los premios. En los últimos cinco días las acciones del multimedia lograron acumular una revalorización cercana al 22 por ciento.

El rally alcista comenzó el viernes último y se fue incrementando a medida que se acercaba el día de hoy, que era la fecha límite fijada originalmente por la Corte Suprema para la vigencia de la medida cautelar que exime a la empresa de presentar el plan de desinversión que establece la ley de medios para quienes se excedan en el número de licencias audiovisuales permitidas por esta normativa. Ayer, a tan sólo horas de que se cumpliera este plazo –publicitado por el Gobierno como “7D”–, los papeles de Clarín se dispararon 10 por ciento.

Según señalaron en la city porteña, quienes compraron acciones del multimedia esta semana lo hicieron apostando a que la compañía iba a lograr la prórroga de la medida cautelar que lo beneficia. Y, pese a que –indicaron los operadores– la apuesta resultaba más que riesgosa, los inversores no se equivocaron, ya que finalmente ayer, tras el cierre del mercado, la Cámara en lo Civil y Comercial Federal decidió extender la medida cautelar que exime al Grupo Clarín de la obligación de desprenderse de licencias de radio y televisión a partir de hoy hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo por la demanda que presentó la compañía en la que plantea la inconstitucionalidad del artículo 161 de la ley de medios.

“Están especulando que puede llegar a ganar Clarín en esta pelea con el Gobierno. Esta suba tuvo que ver puramente con especulaciones. Hay que ver también que las acciones habían bajado muchísimo en el último tiempo”, señaló Rubén Pasquali, analista de Mayoral.

Ayer, los papeles del Grupo Clarín cerraron a $8,25, cuando su valor de salida al mercado en 2007 había sido de 28,21 pesos.

“Desde el pico de $24 del 19 de enero de 2011 las acciones de Grupo Clarín vienen cayendo sistemáticamente. Si uno mira en términos de media histórica, la acción está en precios bajos. Por más que salga la ley, creo que es un holding que tiene posibilidades de seguir manteniendo su estructura, sus ganancias y su mercado. Me causa un poco de escepticismo que valga un cuarto de lo que valía cuando salió a cotizar, porque más allá de su pelea con el Gobierno, sus ganancias no se pueden haber destrozado”, afirmó Alejandro Bianchi, analista de Invertir Online.

Completo acá

whispering 72bfe69b8d19072fedb65f4cb4e1f414 300x225 Que es inside information en la bolsa de valores?
INSIDE INFORMATION es la información material que pertenece a una compañía que no es sabido por el público. Solamente personas enteradas saben esta información, como la Junta Directiva y los ejecutivos importantes de la Bolsa, por caso

La información confidencial es cualquier tipo de información que afectará el futuro valor de la compañía, como las noticias de fusión o un informe de ganancias. En teoría se prohíbe la compra o venta de acciones basadas en información que todavía no se ha divulgado al público. Uno puede ser criminalmente responsable por comerciar con la información de persona enterada.

De todas maneras este episodio no culmina aún. Con la reciente ley de control de mercado de capitales la Comisión Nacional de Valores podrá “solicitar informes y documentos, realizar investigaciones e inspecciones en las personas físicas y/o jurídicas sometidas a su fiscalización, citar a declarar, tomar declaración informativa y testimonial“ entre otras atribuciones legales. Veremos si la criatura debuta !

viernes, noviembre 23, 2012

Segmentación 2.0: Ideas y variables blandas

En la Web 2.0 las conexiones entre personas, ya sea de forma más o horizontal y simétrica, o más vertical y asimétrica, se da no tanto por los vínculos definidos por su calidad y especificidad , sino por las ideas.
Por Rubén Weinsteiner

 




Rubén Weinsteiner     


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Technorati Yahoo

Nos conectamos por las cosas que nos preocupan, que nos impactan, que nos duelen, que nos emocionan, que nos apasionan.

Las conexiones en la Web 2.0 se dan más por variables blandas que por variables duras. La organicidad de esas conexiones- comunicaciones, se da más por lo que sienten las personas, lo que piensan, que creencias y valores tienen, que por quienes son, donde están, qué edad tienen y como viven.

Los motores transaccionales en la Web 2.0, tienen que ver con esas cosas que nos interesan y que nos impactan. Y nos impactan muchas cosas, por eso nos vamos relacionando con personas muy diferentes a nosotros, y a su vez esas personas encuentran puntos de contacto con personas muy diferentes a ellas y a nosotros, que a su vez pueden hacer contacto con nosotros, a través de otros marcos temáticos de convergencia.
Esta dinámica es una de las grandes disruptividades de la Web 2.0, y todavía los líderes, los decisores, los generadores de contenidos, no reconocen esa dimensión.

Hay mucho enfoque en la cantidad de seguidores en Twitter o en Facebook, en la menciones en los buscadores de un blog o de un sitio, o en la autoridad que construyen emisores en sus espacios, al ser levantados por una gran cantidad de amplificadores.
La mirada no apunta en la mayoría de las estrategias 2.0, en ver cuánto y cómo nos conectamos con la gente a través de los que realmente les importa.

La segmentación por variables blandas, nos permite conectar con la especificidad y organicidad de cada segmento, e interpelar en forma directa a las personas, unidas por creencias, valores, ideas, pasiones y actividades. Mas por lo hacen, que por lo que son.

Esto cambia el juego, y el abordaje quirúrgico micro segmentado, les permite a las empresas, a los líderes políticos y a las organizaciones en general, mapear y segmentar por marcos temáticos de pertenencia y pertinencia, para establecer comunicaciones intensas con personas muy heterogéneas, vinculadas entre sí por variables blandas y nuevas para el análisis.

www.weinsteiner..net
Rubén Weinsteiner

 



 

sábado, noviembre 10, 2012

The Data Crunchers Who Helped Obama Win

In late spring, the backroom number crunchers who powered Barack Obama’s campaign to victory noticed that George Clooney had an almost gravitational tug on West Coast females ages 40 to 49. The women were far and away the single demographic group most likely to hand over cash, for a chance to dine in Hollywood with Clooney — and Obama.
So as they did with all the other data collected, stored and analyzed in the two-year drive for re-election, Obama’s top campaign aides decided to put this insight to use. They sought out an East Coast celebrity who had similar appeal among the same demographic, aiming to replicate the millions of dollars produced by the Clooney contest. “We were blessed with an overflowing menu of options, but we chose Sarah Jessica Parker,” explains a senior campaign adviser. And so the next Dinner with Barack contest was born: a chance to eat at Parker’s West Village brownstone.

For the general public, there was no way to know that the idea for the Parker contest had come from a data-mining discovery about some supporters: affection for contests, small dinners and celebrity. But from the beginning, campaign manager Jim Messina had promised a totally different, metric-driven kind of campaign in which politics was the goal but political instincts might not be the means. “We are going to measure every single thing in this campaign,” he said after taking the job. He hired an analytics department five times as large as that of the 2008 operation, with an official “chief scientist” for the Chicago headquarters named Rayid Ghani, who in a previous life crunched huge data sets to, among other things, maximize the efficiency of supermarket sales promotions.
Exactly what that team of dozens of data crunchers was doing, however, was a closely held secret. “They are our nuclear codes,” campaign spokesman Ben LaBolt would say when asked about the efforts. Around the office, data-mining experiments were given mysterious code names such as Narwhal and Dreamcatcher. The team even worked at a remove from the rest of the campaign staff, setting up shop in a windowless room at the north end of the vast headquarters office. The “scientists” created regular briefings on their work for the President and top aides in the White House’s Roosevelt Room, but public details were in short supply as the campaign guarded what it believed to be its biggest institutional advantage over Mitt Romney’s campaign: its data.
On Nov. 4, a group of senior campaign advisers agreed to describe their cutting-edge efforts with TIME on the condition that they not be named and that the information not be published until after the winner was declared. What they revealed as they pulled back the curtain was a massive data effort that helped Obama raise $1 billion, remade the process of targeting TV ads and created detailed models of swing-state voters that could be used to increase the effectiveness of everything from phone calls and door knocks to direct mailings and social media.

How to Raise $1 Billion
For all the praise Obama’s team won in 2008 for its high-tech wizardry, its success masked a huge weakness: too many databases. Back then, volunteers making phone calls through the Obama website were working off lists that differed from the lists used by callers in the campaign office. Get-out-the-vote lists were never reconciled with fundraising lists. It was like the FBI and the CIA before 9/11: the two camps never shared data. “We analyzed very early that the problem in Democratic politics was you had databases all over the place,” said one of the officials. “None of them talked to each other.” So over the first 18 months, the campaign started over, creating a single massive system that could merge the information collected from pollsters, fundraisers, field workers and consumer databases as well as social-media and mobile contacts with the main Democratic voter files in the swing states.
The new megafile didn’t just tell the campaign how to find voters and get their attention; it also allowed the number crunchers to run tests predicting which types of people would be persuaded by certain kinds of appeals. Call lists in field offices, for instance, didn’t just list names and numbers; they also ranked names in order of their persuadability, with the campaign’s most important priorities first. About 75% of the determining factors were basics like age, sex, race, neighborhood and voting record. Consumer data about voters helped round out the picture. “We could [predict] people who were going to give online. We could model people who were going to give through mail. We could model volunteers,” said one of the senior advisers about the predictive profiles built by the data. “In the end, modeling became something way bigger for us in ’12 than in ’08 because it made our time more efficient.”
Early on, for example, the campaign discovered that people who had unsubscribed from the 2008 campaign e-mail lists were top targets, among the easiest to pull back into the fold with some personal attention. The strategists fashioned tests for specific demographic groups, trying out message scripts that they could then apply. They tested how much better a call from a local volunteer would do than a call from a volunteer from a non–swing state like California. As Messina had promised, assumptions were rarely left in place without
numbers to back them up.The new megafile also allowed the campaign to raise more money than it once thought possible. Until August, everyone in the Obama orbit had protested loudly that the campaign would not be able to reach the mythical $1 billion fundraising goal. “We had big fights because we wouldn’t even accept a goal in the 900s,” said one of the senior officials who was intimately involved in the process. “And then the Internet exploded over the summer,” said another.
A large portion of the cash raised online came through an intricate, metric-driven e-mail campaign in which dozens of fundraising appeals went out each day. Here again, data collection and analysis were paramount. Many of the e-mails sent to supporters were just tests, with different subject lines, senders and messages. Inside the campaign, there were office pools on which combination would raise the most money, and often the pools got it wrong. Michelle Obama’s e-mails performed best in the spring, and at times, campaign boss Messina performed better than Vice President Joe Biden. In many cases, the top performers raised 10 times as much money for the campaign as the underperformers.
Chicago discovered that people who signed up for the campaign’s Quick Donate program, which allowed repeat giving online or via text message without having to re-enter credit-card information, gave about four times as much as other donors. So the program was expanded and incentivized. By the end of October, Quick Donate had become a big part of the campaign’s messaging to supporters, and first-time donors were offered a free bumper sticker to sign up.

Predicting Turnout
The magic tricks that opened wallets were then repurposed to turn out votes. The analytics team used four streams of polling data to build a detailed picture of voters in key states. In the past month, said one official, the analytics team had polling data from about 29,000 people in Ohio alone — a whopping sample that composed nearly half of 1% of all voters there — allowing for deep dives into exactly where each demographic and regional group was trending at any given moment. This was a huge advantage: when polls started to slip after the first debate, they could check to see which voters were changing sides and which were not.
It was this database that helped steady campaign aides in October’s choppy waters, assuring them that most of the Ohioans in motion were not Obama backers but likely Romney supporters whom Romney had lost because of his September blunders. “We were much calmer than others,” said one of the officials. The polling and voter-contact data were processed and reprocessed nightly to account for every imaginable scenario. “We ran the election 66,000 times every night,” said a senior official, describing the computer simulations the campaign ran to figure out Obama’s odds of winning each swing state. “And every morning we got the spit-out — here are your chances of winning these states. And that is how we allocated resources.”
Online, the get-out-the-vote effort continued with a first-ever attempt at using Facebook on a mass scale to replicate the door-knocking efforts of field organizers. In the final weeks of the campaign, people who had downloaded an app were sent messages with pictures of their friends in swing states. They were told to click a button to automatically urge those targeted voters to take certain actions, such as registering to vote, voting early or getting to the polls. The campaign found that roughly 1 in 5 people contacted by a Facebook pal acted on the request, in large part because the message came from someone they knew.

Data helped drive the campaign’s ad buying too. Rather than rely on outside media consultants to decide where ads should run, Messina based his purchases on the massive internal data sets. “We were able to put our target voters through some really complicated modeling, to say, O.K., if Miami-Dade women under 35 are the targets, [here is] how to reach them,” said one official. As a result, the campaign bought ads to air during unconventional programming, like Sons of Anarchy, The Walking Dead and Don’t Trust the B—- in Apt. 23, skirting the traditional route of buying ads next to local news programming. How much more efficient was the Obama campaign of 2012 than 2008 at ad buying? Chicago has a number for that: “On TV we were able to buy 14% more efficiently … to make sure we were talking to our persuadable voters,” the same official said.
The numbers also led the campaign to escort their man down roads not usually taken in the late stages of a presidential campaign. In August, Obama decided to answer questions on the social news website Reddit, which many of the President’s senior aides did not know about. “Why did we put Barack Obama on Reddit?” an official asked rhetorically. “Because a whole bunch of our turnout targets were on Reddit.”
That data-driven decisionmaking played a huge role in creating a second term for the 44th President and will be one of the more closely studied elements of the 2012 cycle. It’s another sign that the role of the campaign pros in Washington who make decisions on hunches and experience is rapidly dwindling, being replaced by the work of quants and computer coders who can crack massive data sets for insight. As one official put it, the time of “guys sitting in a back room smoking cigars, saying ‘We always buy 60 Minutes’” is over. In politics, the era of big data has arrived.

Rubén Weinsteiner

sábado, noviembre 03, 2012

Evolución del empleo, una mirada


Los atributos de consumo y empleo constituyen dos de los pilares de la fortaleza del modelo iniciado en mayo de 2003. Concurren para sostenerlos muchas alternativas de gestión y desiciones de política económica heterodoxas, la mayoría criticadas severamente por los gurúes que, con sus saberes llevaron al país a 24% de desempleo, 54% de pobreza y 27,6% de indigencia en la crisis del neoiliberalismo en el año 2001. 
Adicionalmente ya observamos en Ramble que en líneas generales, empleo y consumo son los motores del acompañamiento electoral contundente de 2011, a punto que el 50% de los votos obtenidos por el FPV son volátiles y consecuencia directa de la robustez de ambos indicadores observadas desde 2003 y en particular , su recuperación tras la caída de 2009. 

Para observar la marcha de la generación de empleo y su desagregado por rama , así como la perspectiva de este singular indicador de cara a 2013, leemos en Analytica una visión de la coyuntura. 

La actividad económica lentamente gana velocidad pero el empleo sigue muy rezagado. El frenazo del primer semestre está condicionando uno de los principales pilares de expansión del mercado interno. El desempleo no aumenta significativamente, pero tampoco baja, lo que empieza a reflejar ciertos límites del actual modelo.
Un repaso de los principales indicadores laborales da cuenta de esta realidad. Las suspensiones y despidos de trabajadores (medidos por Tendencias Económicas) durante el tercer trimestre han cedido respecto del turbulento segundo trimestre, pero todavía se ubican muy por encima de 2011. A diferencia de lo ocurrido en la crisis 2009 los despidos ahora son sistemáticamente inferiores a las suspensiones, lo que refleja la percepción empresaria de que se trata de un fenómeno más transitorio que permanente.
Igual lectura generan los datos de ocupación en la industria, ya que las horas trabajadas caen (+1,9% en el tercer trimestre) pero el empleo sigue aumentando (+1,2%), aunque a un ritmo cada vez más bajo. 
La EPH (Indec) da cuenta de una suba marginal de la desocupación entre el primer y segundo trimestre (de 7,1% de la PEA a 7,2%) pero refleja un aumento significativo en la población subocupada (de 7,4% a 9,4%). En otros términos, hay más personas ocupadas que podrían trabajar más horas y no lo puede hacer. 
La lectura es coincidente.
En el caso de una reciente encuesta elaborada por Manpower este enfriamiento en la demanda de empleo se mantiene. Según el estudio, sólo 12% de las empresas espera aumentar su dotación en 2013, mientras 9% proyecta una caída y 78% no espera cambios. El saldo neto positivo (+3%) es el peor desde la crisis 2009 y se ubica 14 puntos por debajo del registro del cuarto trimestre del año pasado.
La encuesta indica que en 4 de las 6 regiones del país se prevén incrementos en las dotaciones. Los planes de contratación más optimistas pueden observarse en la Patagonia (+22%) y en la región del NEA (+11%). Las proyecciones para el NOA (+7%) y el AMBA (+5%) son mucho más modestas. En tanto, los empleadores pronostican reducciones en Cuyo (-4%) y la región Pampeana (-2%).
En cuanto a la tendencia, es interesante notar que las expectativas para la Patagonia son las mejores de los últimos cuatro años, lo que ratifica la proyección de crecimiento que tiene la industria petrolera a partir del nuevo impulso generado por YPF. Para las restantes regiones la tendencia es preocupante: las expectativas se ubican en los mínimos post crisis 2009.
A nivel sectorial, la lectura es muy consistente con los tiempos que corren. Entre los más segmentos mas dinámicos en materia de creación de empleo se ubica la Administración Pública y Educación (+9%), seguida por servicios (+8%) y Manufacturas (+6%). El Estado se ha convertido en un demandante activo, el sector servicios se beneficia del sesgo pro consumo y la industria parece estár un poco más pujante de cara a 2013.
Un peldaño por debajo se ubican Comercio y Transporte y Servicios públicos (+5%). Los más golpeados son Finanzas, Seguros y Bienes Raíces (+2%), Agricultura y pesca (0%) y Minería y Construcción (-4%). Era previsible, el sector inmobiliario tiene que achicarse para sobrevivir en un entorno de muchos menos negocios y la construcción no termina de asimilar la falta de dólares.
El problema de fondo es que en todos los sectores las perspectivas para el cuarto trimestre se ubican en los niveles más bajos desde la recuperación post Lehman.
En síntesis, no estamos viendo un proceso de destrucción de empleo generalizado sino problemas puntuales en algunos sectores. Nos preocupan otros factores. Por un lado, la subocupación asociada a la fuerte desaceleración en la actividad, que debería atenuarse en los próximos meses cuando la economía vuelva a crecer en un entorno de entre 3% y 4%. Por el otro, la baja capacidad de generación de nuevos puestos de trabajo asociada a problemas mucho más difíciles de desactivar.
Concretamente la caída en la inversión (IBIF). Los datos oficiales del segundo trimestre dan cuenta de una baja de la IBIF de casi 4 puntos porcentuales con respecto a igual trimestre de 2011 (de 25% a 21%). Si bien en la segunda mitad del año se estaría recuperando, difícilmente supere 22% del PBI en el promedio del año. Un retroceso muy significativo respecto a los más de 24 puntos registrados un año antes.
Éste es el principal desafío del gobierno. Reactivar la inversión requiere, no sólo concentrarse en su financiación, sino también en otras problemáticas. Por caso, el margen de rentabilidad de muchas empresas sigue en baja desde el pico alcanzado en 2010. Las ganancias de las compañías que cotizan en el Merval se redujeron 20% en el último año y paralelamente el costo del capital se encareció significativamente. Más percepción de riesgo y menos rentabilidad es una ecuación que evidentemente deprime los “animal spirits” inversores.
Si no se trabaja sobre estos, y otros aspectos, el crecimiento del año próximo puede terminar impulsando sólo modestamente los niveles de empleo.

Ohio Romney Rally - Interviews with Supporters

Raw: Staten Islanders Feel Forgotten After Sandy


lunes, octubre 22, 2012

Beppe Grillo es la segunda fuerza política en Italia



Reúne 21% de intención de voto, apenas por debajo del primero. Derrumbe de Berlusconi.
Giuseppe Piero Grillo (Savignone, Italia, 21 de julio de 1948), más conocido como Beppe Grillo, es un cómico y actor italiano que trabaja en el cine, la televisión y el teatro.
También es blogger y su blog1 cuenta con el mayor número de visitas entre los blog de lengua italiana, siendo una de las páginas web italianas más visitadas con más de 160.000 accesos diarios
Un sondeo difundido por la tercera red de la TV estatal italiana ha puesto de nuevo en vilo a los italianos por la consolidación del fenómeno del cómico genovés Beppe Grillo, que cosecha 21% del consenso popular, como segunda fuerza política detrás del partido Democrático de centroizquierda, que llega al nivel del 25,9%. Cae sin remedio el partido de Silvio Berlusconi al 14,3% y la derecha padece una situación caótica.
La irrupción de Grillo no es una novedad pero su marcha se demuestra una aplanadora de la casta política que, si antes le temía, ahora se aterroriza. Cuando Clarín entrevistó a Beppe, de 64 años, en mayo último, ya navegaba entre 16 y 17%, pero ahora las velas están desplegadas y no sería una sorpresa que en las generales de abril próximo su Movimiento 5 Estrellas pelee el primado cabeza a cabeza a los ex comunistas del PD.

domingo, octubre 14, 2012

¿Es posible chavizar la Argentina?

Por José Natanson

Quizás el famoso aforismo del editor venezolano Rafael Poleo sea exagerado (“En este país no hay buenos y malos gobiernos sino buenos y malos precios del petróleo”), pero ni los chavistas más fanáticos podrán negar que la economía venezolana es una típica economía rentista.

Más parecida a la de Nigeria o Arabia Saudita que a la de potencias agroalimentarias con ciertos niveles de industrialización como Brasil y Argentina, Venezuela exporta prácticamente un solo producto (en 2011 el 90 por ciento de sus exportaciones y el 48 por ciento de sus ingresos fiscales provinieron del petróleo o derivados) a básicamente un solo país (el 44 por ciento se dirigieron a Estados Unidos, donde Pdvsa tiene tres refinerías, incluyendo la gigantesca de Lake Charles).
El auge de los precios de los hidrocarburos terminó de ahogar al sector agrícola de las llanuras venezolanas, que en su momento supo ser pujante, y asfixió cualquier actividad productiva, a punto tal que hoy Venezuela importa, sobre todo de Estados Unidos y Colombia, casi todo lo que consume, empezando por el 70 por ciento de los alimentos.

La soja, el petróleo argentino, no es una actividad rentista derivada de un recurso extractivo sino una actividad productiva (a la soja hay que sembrarla y cosecharla) generada a partir de un recurso renovable (el suelo). Su incidencia en la estructura económica es por supuesto relevante, pero menor a la del petróleo en Venezuela: el complejo sojero explica el 25 por ciento de las exportaciones, que se estiran al 35 si se suman otros cultivos, y menos del 13 por ciento de los ingresos fiscales. Las exportaciones argentinas incluyen también al poderoso sector automotor (12,7 por ciento del total) y no se concentran en un solo destino, sino que se dividen entre el Mercosur (básicamente Brasil), China (hoy el segundo socio comercial), Estados Unidos y Europa. Además, Argentina cuenta con una industria textil (aunque acotada), economías regionales (aunque algunas hoy en crisis), un incipiente sector de industrias culturales y turismo, segundo generador de divisas. En suma, un panorama económico más diversificado y moderno que el de Venezuela.

La trayectoria económica de los últimos años también es diferente. Desde el inicio del boom de los commodities en 2002-2003, algunos países latinoamericanos atravesaron un ciclo de bajo crecimiento y baja inflación (Brasil, Chile), otros alto crecimiento y alta inflación (es el caso de Argentina) y otros baja inflación y alto crecimiento, aunque muy desigual (Perú). Venezuela es un caso único de crecimiento moderado (3,7 promedio en la última década según la Cepal) y alta inflación.

 Los límites a la compra de dólares comenzaron a implementarse en Venezuela con el paro petrolero de 2003, que paralizó la producción y frenó el ingreso de divisas. El resultado fue la consolidación de un mercado que cotiza el dólar negro (allí lo llaman “lechuga”) al doble que el oficial. Las restricciones aquí se iniciaron más tarde, como resultado de la segunda fase de la crisis mundial, y generaron un dólar (“blue”) un 30 por ciento más alto que el oficial. Aunque ambos gobiernos impusieron controles ausentes otros países de la región, la diferencia es que en Venezuela rige un sistema de doble tipo de cambio consolidado y explícito, con un valor para los productos de primera necesidad y otro para el resto, que la brusca devaluación ordenada en 2010 no hizo más que afianzar, mientras que en Argentina el doble tipo de cambio es incipiente y con una trayectoria de devaluación suave.

 La cuestión de las estatizaciones, que a su vez remite al tipo de Estado que cada gobierno tiene en la cabeza, también permite apreciar los contrastes. En Argentina, las estatizaciones respondieron, en una primera etapa, a flagrantes incumplimientos contractuales (Thales Spectrum, Aguas Argentinas), sospechas fundadas de corrupción (los pasaportes de Siemens) o la necesidad de garantizar la prestación de un servicio considerado esencial (Aerolíneas, Correo Argentino). En otras palabras, estatizaciones episódicas y puntuales, dictadas más por las necesidades de gestión que como resultado de una estrategia deliberada. La segunda etapa, ya bajo la gestión de Cristina, fue un paso más allá, aunque no en el sentido de la vuelta del “Estado empresario” que algunos creen ver: incluyó las jubilaciones, que no es un resorte productivo sino financiero (y, para colmo, más bien esotérico, pues las AFJP no eran bancos) y luego YPF, cuya explicación también habrá que buscarla en cuestiones financieras (el alarmante déficit de la balanza energética) y que no resulta en absoluto exótica: de hecho, en casi todos los países del mundo la principal empresa petrolera está bajo algún tipo de control estatal.

Las estatizaciones de Chávez también reconocen dos etapas. La primera se inició en mayo de 2007, luego de que arrasara en la campaña por su reelección, con el anuncio de la nacionalización de las empresas privadas que operaban en los campos petrolíferos de la Faja del Orinoco, los más grandes de Occidentes. Todas las compañías –salvo la estadounidense Exxon Mobil, que litigó y perdió en los tribunales internacionales– llegaron a acuerdos con el gobierno.

La segunda etapa fue más allá del petróleo e incluyó la siderurgia, el cemento, las telecomunicaciones, la electricidad, algunas empresas alimentarias que aumentaban los precios y algunos bancos, entre ellos la filial venezolana del Santander. Pero, más allá de una lista que en sí misma no dice mucho, lo interesante es señalar que la primera oleada nacionalizadora chavista asumió un carácter clásico (un Estado monoproductor apropiándose de su casi único recurso económico), mientras que la segunda tuvo un espíritu más, digamos, nacionalista: vagamente inspirada en el industrialismo de los ’50, la estrategia apunta a que el Estado tome el control de lo que antes se definía como “industrias fundamentales”.

La intervención pública no se limita, como en Argentina, al manejo de las variables macroeconómicas, los programas de estímulo y la energía, sino que apunta a controlar los resortes fundamentales de la producción (hidrocarburos, cemento, siderurgia) para desde allí orientar el rumbo económico del país.

El origen de la refundación institucional venezolana está marcado por el traumático fin del período del Punto Fijo, que se tramitó dramáticamente, con una masiva pueblada, el Caracazo, seguida por una represión sangrienta, dos intentos de golpe de Estado, el juicio político a un presidente (Carlos Andrés Pérez) y la llegada al poder de un outsider (Chávez). A diferencia de Argentina, donde el peronismo, los sindicatos y buena parte de la estructura institucional se mantuvieron bastante intactos, en Venezuela todo el sistema voló por los aires. Quizás por eso, el tránsito al pos-neoliberalismo incluyó, como más tarde en Bolivia y Ecuador, una refundación institucional ausente en países como Argentina o Brasil. Su eje fue la Constitución Bolivariana de 1999, orientada básicamente a incorporar a un sector hasta el momento excluido del contrato social entre los ciudadanos y el Estado. Como señala sagazmente Federico Vázquez en Le Monde diplomatique, la temprana democratización argentina y la ampliación de los derechos sociales durante el primer peronismo sitúan a nuestro país en un lugar distinto, como si la reforma bolivariana se hubiera hecho aquí... en 1949.

sábado, octubre 13, 2012

Marca y acumulación en Twitter



Por  Rubén Weinsteiner para Bloomberg

Para traducir en el territorio una marca política,  a favor de la consolidación de una oferta viable y eficaz,  hace falta gestionar:

a) liderazgo
b) despliegue territorial, 
c) agenda 

Twitter hoy,  atraviesa  transversalmente estas tres dimensiones constructivas de la marca política.
El liderazgo expresado a partir de una marca política,  y abordado desde las variables constitutivas de la misma;  la personalidad, la identidad, el discurso, el posicionamiento, la simbología y ritualidad y el naming, tiene en Twitter una herramienta poderosa y eficiente.
El poder político se acumula en el mercado de las emociones, no en el mercado de las razones. A nadie lo votan por sus condiciones sino por como impactan estas y se traducen en emociones en la cabeza de la gente. No vendemos ideas, vendemos sensaciones.

Twitter es ante todo conversación, diálogos ante audiencias de audiencias, inmediatez, horizontalidad y mucha emocionalidad. En Twitter, podemos escuchar, comunicar, instalar nuestro relato y que este sea viralizado, pero fundamentalmente Twitter es construcción permanente y paralela a la dinámica de la realidad.

En Twitter construimos nuestro relato histórico, los atributos que conforman nuestra personalidad, reforzamos nuestro posicionamiento, y emitimos nuestro discurso desintermediando con  los medios que median en los humores sociales.

En cuanto al despliegue territorial Twitter permite ser horizontal y profundo a muy bajo costo. Si se establecen dimensiones de compromiso eficaces, se puede construir una militancia 2.0 activa y sólida en una gran cantidad de especificidades territoriales en un período corto de tiempo. Twitter además permite nutrir, potenciar y gestionar las estructuras ya construidas.

En cuanto a la agenda, Twitter, si no se lo usa como micrófono, es decir solo para que nuestro mensaje emerja más fuerte y que lo escuchen más personas, sino para aprovechar su condición simétrica 2.0, podemos escuchar, podemos canalizar ideas, proyectos, necesidades e inquietudes y establecer diferenciales vigorosos con respecto al resto de la oferta política.










sábado, septiembre 22, 2012

Pautas profesionales, pautas corporativas

Por Oscar González

 El oficio periodístico —o la profesión, como algunos prefieren— está en crisis en todo el mundo. Los avances tecnológicos y el despliegue de Internet en particular, han impuesto otras dinámicas, urgencias y necesidades a la hora de informar, que ya eran lúcidamente analizadas por Tomás Eloy Martínez hace más de una década. Con todo, no es el mayor desafío para los periodistas. La reconversión de los medios en que trabajan les ha impuesto drásticos cambios en las condiciones laborales, que en la mayor parte de los casos se traducen en sobrecarga horaria, pluriempleo, estrés y precarización para los que permanecen adentro del sistema, junto a tasas crecientes de desempleo y exclusión.

Una de las características más notorias, y menos debatidas, de esa reconversión es que buena parte de los medios —muchos de ellos, multimedios— no son ya empresas periodísticas, sino conglomerados económicos para los que la búsqueda de información es apenas una actividad entre otras, cuyos resultados son deseables sólo si se traducen en mayores ingresos o sirven como moneda de cambio para impulsar, generar o forzar otros negocios que nada tienen que ver con la comunicación.

Podría decirse que el aura de idealismo que rodeaba en un tiempo el ejercicio del periodismo ha sido sustituida por la etapa del implacable pago al contado. Las revelaciones en torno de las escuchas ilegales de un pasquín del grupo Murdoch en Gran Bretaña muestran que no se trata de un fenómeno sólo argentino, aunque adquiera aquí proporciones preocupantes. Tanto que se ha llevado puestos todos los recaudos asociados a la buena práctica profesional, que hasta no hace mucho situaban a los periodistas entre los referentes éticos de la sociedad junto a los docentes. El abrupto descenso de la matrícula en las carreras de periodismo y comunicación es un elocuente indicador de esa devaluación.

Entretanto, los dueños de aquellos medios pretenden que el público siga viéndolos como excelsa encarnación de la pureza, resguardo privilegiado de la libertad de expresión y herramienta adecuada para su ejercicio. Sin embargo, los argentinos han perdido la inocencia, y para bien. Uno de los efectos más valiosos de la batalla cultural que se viene librando en varios frentes, en gran medida gracias a la acción del gobierno, es el reconocimiento de que ninguna agenda informativa es neutra y de que en consecuencia es necesario multiplicar las voces.

En este proceso de mercantilización de la comunicación donde hay hijos y entenados, la contracara de quienes han quedado afuera y viven de un magro salario o de colaboraciones ocasionales mal retribuidas son los periodistas estrella, aquellos personeros del establishment que operan desde los medios concentrados sobre la opinión pública, aunque algunos pretendan hablar desde el llano. La Presidenta, que no cultiva la hipocresía y ha elegido un vínculo directo, no mediado, con la sociedad, aludió en un discurso reciente a un caso prototípico, pero que está lejos de ser el único.

Como era previsible, sus palabras trajeron airadas respuestas de supuestos adalides de la libertad de expresión, los mismos que censuran dentro de sus medios y hace unos meses montaron un verdadero sketch televisivo porque la representante de todos los argentinos no les concede una suerte de derecho de picaporte al que se sienten acreedores.

Si es sabido que de esos mercaderes del dato incierto, del trascendido avieso o de la campaña engañosa nada puede esperarse, los periodistas que aún creen en las buenas prácticas profesionales deberían escuchar la reflexión presidencial para crear las instancias que fueran necesarias -foros, debates, encuentros- para establecer, por sí mismos, normas de conducta que contribuyan a garantizar la credibilidad de la información. Esas pautas profesionales, inmunes al condicionamiento de las otras pautas, las publicitarias, enaltecerán desde la autoregulación, el oficio periodístico y garantizarán que el público esté bien informado.

jueves, septiembre 20, 2012

Entropía de la marca política


Marca y acumulación en Twitter


Por  Rubén Weinsteiner para Bloomberg

Para traducir en el territorio una marca política,  a favor de la consolidación de una oferta viable y eficaz,  hace falta gestionar:
a) liderazgo
b) despliegue territorial, 
c) agenda 
Twitter hoy,  atraviesa  transversalmente estas tres dimensiones constructivas de la marca política.
El liderazgo expresado a partir de una marca política,  y abordado desde las variables constitutivas de la misma;  la personalidad, la identidad, el discurso, el posicionamiento, la simbología y ritualidad y el naming, tiene en Twitter una herramienta poderosa y eficiente.
El poder político se acumula en el mercado de las emociones, no en el mercado de las razones. A nadie lo votan por sus condiciones sino por como impactan estas y se traducen en emociones en la cabeza de la gente. No vendemos ideas, vendemos sensaciones.
Twitter es ante todo conversación, diálogos ante audiencias de audiencias, inmediatez, horizontalidad y mucha emocionalidad. En Twitter, podemos escuchar, comunicar, instalar nuestro relato y que este sea viralizado, pero fundamentalmente Twitter es construcción permanente y paralela a la dinámica de la realidad.
En Twitter construimos nuestro relato histórico, los atributos que conforman nuestra personalidad, reforzamos nuestro posicionamiento, y emitimos nuestro discurso desintermediando con  los medios que median en los humores sociales.
En cuanto al despliegue territorial Twitter permite ser horizontal y profundo a muy bajo costo. Si se establecen dimensiones de compromiso eficaces, se puede construir una militancia 2.0 activa y sólida en una gran cantidad de especificidades territoriales en un período corto de tiempo. Twitter además permite nutrir, potenciar y gestionar las estructuras ya construidas.
En cuanto a la agenda, Twitter, si no se lo usa como micrófono, es decir solo para que nuestro mensaje emerja más fuerte y que lo escuchen más personas, sino para aprovechar su condición simétrica 2.0, podemos escuchar, podemos canalizar ideas, proyectos, necesidades e inquietudes y establecer diferenciales vigorosos con respecto al resto de la oferta política.

El precio de la desigualdad

El precio.

Los pueblos se alzan o reaccionan y dicen “esto no va más, esto debe cambiar”. Ahora, estamos en eso, dice Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, quien hace mucho tiempo que viene previniendo de los desvíos del actual sistema y de la financierización de la economía. En su nuevo libro se centra en el “precio de la desigualdad”. Hace veinte años que vienen aumentando las desigualdades y no sólo son socialmente inaceptables, sino más nefastas aún desde el punto de vista económico. Los indignados lo ponen en evidencia enarbolando los colores del 99 por ciento con referencia al 1 por ciento.

Fracaso de los mercados, fracaso de los sistemas políticos que no corrigen los excesos de los mercados y de los injustos sistemas económicos y políticos. El actual sistema multiplica y mantiene los fracasos y de golpe se agravan las desigualdades. Pero lo que mucha gente ignora es que las desigualdades cuestan muy caro porque participan directamente del “deterioro de la economía”. Stiglitz lo llama “subversión de la democracia”.
Más allá de la muy interesante y fundamentada comprobación que plantea, el economista muestra cómo la desigualdad es la causa y la consecuencia del sistema que provoca un círculo vicioso y genera inestabilidad y cómo el actual sistema económico ha llegado a su fin.
Su comprobación parte de la situación de los Estados Unidos, en donde, desde hace dos décadas, el poder de compra de las clases medias no ha hecho sino disminuir. Los Estados Unidos tienen “el problema del 1 por ciento”, una clase media presionada debido a que las desigualdades en los ingresos se han agravado y las ganancias de la recuperación “se le han esfumado”. “El 93 por ciento de los ingresos suplementarios creados en 2010 han sido acaparados por el uno por ciento de la población de clase alta”, afirma. De modo que en el transcurso de los últimos treinta años los Estados Unidos se han convertido en un país dividido: la clase alta ha progresado rápidamente y el país ha retrocedido. Los salarios bajos aumentaron en treinta años un 15 por ciento, mientras que los del uno por ciento del nivel superior aumentaron un 150. Esta situación es aún más flagrante si observamos la distribución de los ingresos del capital.
En su libro, Stiglitz muestra que las desigualdades son causa de inestabilidad económica y derrota los argumentos de quienes hacen la apología de la desigualdad como base del crecimiento, según la tesis de la “economía del derrame”. Eso no funciona así.
Por el contrario, los efectos negativos de las desigualdades son claros: descenso del nivel de vida, deterioro de la salud, de la educación, de la vivienda, de las relaciones sociales entre los jóvenes y adultos atrapados en la casa de sus padres. El mito de un Estados Unidos justo y con igualdad de oportunidades se muestra sin eufemismos.
El libro, didáctico y dirigido al gran público, permite comprender –aun cuando uno no sea especialista en economía– los diferentes mecanismos y sus perversos efectos. Es cierto que Stiglitz se apoya en muchos ejemplos norteamericanos –la campaña electoral obliga–, pero su razonamiento no se priva de mostrar que, más allá de los Estados Unidos, las limitaciones del actual sistema afectan a numerosos países, comenzando por los europeos. Porque las mismas recetas generan los mismos males.

Democracia en peligro

Además, como lo señala claramente, los Estados Unidos han jugado un papel central en la creación de las actuales reglas de juego, que han fracasado. La globalización, tal como está siendo actualmente administrada, no facilita el progreso ni la justicia, sino que –lo que es más grave– pone en peligro a la democracia. Este es seguramente uno de los puntos más sensibles del libro.
“Una democracia en peligro” es el título del capítulo 5. La actual desigualdad existente en los Estados Unidos, y en muchos otros países del mundo, nació o ha sido mantenida por las abstractas fuerzas del mercado y fortalecida por la política. Es por eso que la batalla la ha ganado el uno por ciento. Pero no es esto lo que debiera suceder en una democracia en la que el ciento por ciento de los ciudadanos debería participar del sistema “una persona=un voto”, mientras que en la realidad sucede, como él lo recuerda, “un dólar=un voto”. La política establece las reglas de juego de los mercados, y ese juego está sesgado a favor del uno por ciento.
Así, a los griegos se los privó de participar de un referéndum sobre el programa de drástica austeridad, dado que los dirigentes y los financistas pusieron el grito en el cielo ante esa idea. Pero sobre todo, como lo subraya Stiglitz, el control de los mercados financieros no se produce solamente con los países endeudados, sino en todos aquellos que quieren ganar en el mercado de capitales. Y aunque haya elecciones libres, los mercados imponen sus leyes mediante chantajes (baja de la calificación, nada de créditos, aumento sobre los préstamos de las tasas de interés). La elección de opciones económicas es limitada.
Sin olvidar el lado caprichoso de los mercados que juegan con las calificaciones para actuar en el corto plazo, la presión de las multinacionales continúa especialmente a través de la OMC. Dado que las multinacionales se hallan administradas por el uno por ciento, las reglamentaciones favorecen a ese uno por ciento. Otro mundo es posible, pero con otras formas de administrar la globalización. Porque “para preservar la democracia es necesario moderar la globalización”, afirma Stiglitz.

El Estado

Defender una justa distribución de los roles tanto del mercado como del Estado, y no acentuar sobre todo la reducción del Estado sino una estimulación de la economía. Ahora bien, explica Stiglitz, los programas anti-déficit y de austeridad tienen a menudo por objeto aumentar y preservar las desigualdades.
“La historia nos demuestra que la austeridad casi nunca funcionó” y que el gasto público, en cambio, puede ser muy eficaz. Sin embargo resulta siempre sorprendente –subraya Stiglitz– ver que muchos expertos (banqueros, políticos) o ciudadanos se dejan seducir por el “mito de la austeridad”, como también por el “mito de comparar el presupuesto del Estado con el de un hogar”. Un gobierno gastando más de lo que gana puede incentivar la producción y la generación de empleos. La creación de riquezas derivada de esa política puede llegar a ser muchas veces superior a los gastos realizados.
Ahora bien, “el uno por ciento ha captado y distorsionado el debate presupuestario” sobre la base de un chantaje sobre el exceso de gastos, pero que sólo oculta su deseo de achicar el Estado.
Stiglitz nos conduce de este modo al terreno de la política macroeconómica, de la política monetaria. Tal como ha sido delineada por los monetaristas, con Milton Friedman a la cabeza, “campeón del libre mercado” y toda la escuela de Chicago, cuyos perjuicios se conocen en todo el mundo, especialmente en América latina.

Empleos

“Las teorías de Friedman reflejaban su intención de achicar el Estado y limitar su libertad de decisión”, afirma. La moderna concepción de la política monetaria ha dañado al 99 por ciento –prosigue Stiglitz–, negando la importancia de la distribución de los ingresos, centrándose en las tasas de interés como única palanca y partiendo de la desregulación. El economista nos muestra muy bien los límites del concepto de Banco Central independiente, que tal como funcionan son cautivos de los mercados financieros. Estigmatiza también la falta de fe en el control democrático de los que defienden la independencia de los bancos centrales. Sin embargo, debería inquietarlos. Y señala con el dedo el ambiguo papel del BCE en la crisis griega, en beneficio de los bancos.
Lo más importante es que, una vez más, detrás de la política monetaria se esconde una lucha de ideas, una batalla sobre la concepción de la economía y de que lo que es bueno para ese uno por ciento que toma las decisiones no lo es para el 99 por ciento que las sufre. Si el monetarismo ha sido dejado de lado, los bancos centrales se han centrado en las tasas de inflación como único objetivo.
Esto se ha convertido en una verdadera obsesión, desviando la atención de los problemas más serios, como son las desigualdades y la baja de los salarios. La conclusión es que las políticas macroeconómicas y monetarias ortodoxas no han aportado ni estabilidad, ni crecimiento permanente, ni una mejor distribución de la riqueza. Ha llegado por lo tanto el tiempo de encontrar otro marco. Pero los bancos y los mercados mantienen la resistencia.
Otro camino es posible. A través de un programa de reformas económicas, que Stiglitz detalla en su último capítulo, el Estado debe intervenir regulando los bancos, las empresas, los paraísos fiscales. En fin, corrigiendo los excesos y fiscalizando en mayor medida los altos ingresos, promoviendo la inversión pública, mejorando la protección social y tendiendo al pleno empleo, otorgándole un papel más responsable a la banca central, “abandonando su excesiva concentración sobre la inflación para interesarse de manera más equilibrada en el empleo, el crecimiento...”. Es lo que trata de hacer la Argentina a través de una política considerada heterodoxa en cuanto a las funciones del Banco Central.
Las reformas descritas y propuestas se hallan destinadas a los Estados Unidos –en plena campaña electoral–, pero es comprensible que sean comunes a muchos países. El análisis de Stiglitz sugiere que los Estados Unidos podrían usar su poderío y su influencia –aunque ahora sea menor que antes– a favor de nuevas regulaciones que generen una economía mundial más justa.

 Estelle Leroy-Debiasi