Ahora que esta de moda el debate acalorado de ideas y la guerra de los matices, donde sobran hogueras y traidores pero nada de poder real para sostener ese pintoresco escenario, leemos a Paul Krugman en un interesante reportajere sobre las peripecias de remar contra corriente y más...
Le pregunto si está descorazonado porque la gente que está de su lado en la discusión política no defiende aquello en lo que cree. Después de todo, debe decepcionarlo que se acepte la necesidad de recortar drásticamente el gasto en lugar de elevar impuestos, cuando el ratio de los impuestos federales es excepcionalmente bajo y hubo extraordinarias modificaciones en la distribución del ingreso. ¿Piensa que todo esto tiene que ver con el dinero?
"Estas cosas son siempre complicadas, pero en algo tienen que ver con el dinero. Por decir sólo unas palabras de leve reproche Obama ha perdido una enorme fuente de financiación en Wall Street. Y hay que reconocer que la derecha juega a largo plazo. Han pasado 40 años o más insistiendo en que el gobierno es malo o los impuestos son malos", dijo Krugman, pero agregó que, "aunque no consigo las políticas que querría, me están escuchando como no ocurría hace apenas dos años".
¿Y cómo enfrenta el odio que despierta?
"Los años del 2002 al 2004 fueron, de lejos, los peores, y no se debió mayormente a la economía, sino a que estaba bastante solo cuando decía que nos habían mentido para ir a la guerra. Pero uno tiene que tener piel gruesa. Llevo mucho tiempo en esto y realmente fue terrible al principio, pero eventualmente me aclimaté. Creo que eso asusta a mucha gente. Cuando algunos periodistas publican por primera vez algo ligeramente crítico sobre la ortodoxia de derecha se topan con una tormenta de fuego y no vuelven más. Pero yo hace mucho que pasé ese punto"...
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