sábado, marzo 10, 2007

Los detractores de Bush también halagan al poderoso ‘lobby’ israelí

Laszlo Trankovits


El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, uno de los siempre optimistas defensores de la guerra de Irak, no disfruta actualmente de demasiados apoyos en su país, precisamente por las consecuencias de esa guerra.
Sin embargo, cuando los más de seis mil delegados del lobby israelí en Estados Unidos (AIPAC) recibieron al halcón político con varios minutos de aplausos y ovaciones en el Centro de Congresos de Washington, Cheney apenas pudo ocultar su satisfacción. El vicepresidente, muy golpeado en el terreno político, se siente ideológica y emocionalmente como en casa ante los representantes de la organización sionista más poderosa del mundo.
Para el temido grupo de presión de Israel, que goza de enorme respaldo, sobre todo entre los seis millones de estadounidenses judíos, los análisis y las estrategias del neoconservador siguen siendo válidos. Aun así, el desastre de la situación en Irak y la creciente impopularidad de Bush también han llevado al lobby israelí a posicionarse algo a la defensiva.
En 2006, las críticas del reputado científico John Mearsheimer (Chicago) y Stephen Walt (Harvard) al lobby israelí desataron una fuerte controversia. La política exterior norteamericana, según su tesis, se orienta demasiado hacia los intereses de Israel. También el ex presidente estadounidense Jimmy Carter criticó en su último y polémico libro la "poderosa influencia" del grupo de presión en la presunta política de apartheid llevada a cabo por Israel, que dificulta una discusión abierta sobre Cercano Oriente en Estados Unidos. Tanto los científicos como Carter fueron calificados por muchos de antisemitas.
El auténtico poder del AIPAC fue puesto de manifiesto por esta asociación de 100 mil miembros en su congreso anual de tres días. El lobby señaló con orgullo que los parlamentarios estadounidenses eligieron en 2005 el AIPAC como el grupo de presión más influyente, junto con la organización de mayores de 50 años AARP.
Más de 100 iniciativas legales proisraelíes fueron promovidas por el AIPAC. Y aunque el comité no apoye oficialmente a ningún político y solo los valore, sí hay análisis internos sobre la aprobación de diputados y senadores en temas que preocupan a Israel. Hay muchos indicios que demuestran que el AIPAC promociona masivamente a algunos políticos estadounidenses y combate de forma indirecta a otros.
Precisamente el desfile de políticos norteamericanos durante el congreso también dejó claro el poder del AIPAC: Junto a Cheney acudieron numerosos senadores y diputados de los dos principales partidos estadounidenses, así como los aspirantes a la candidatura demócrata a la presidencia Hillary Clinton y Barack Obama. Ninguno dejó lugar a dudas de que garantizar la existencia de Israel será una de las prioridades en la política estadounidense. Ante las amenazas de Teherán, Obama subrayó incluso que Estados Unidos recurriría a la opción militar para evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear.
Aunque tradicionalmente el Partido Demócrata está considerado la patria política de los judíos israelíes, Bush se ha perfilado como un estrecho aliado de los intereses de Israel, ganando así muchos votos judíos. Mearsheimer y Walt llegaron incluso a acusar a Bush de haber empezado la guerra de Irak, sobre todo por el interés de Israel.
Y es que apenas hay dudas del papel especial que desempeña Israel en Estados Unidos. Los israelíes reciben más ayuda militar y financiera por cabeza que cualquier otro país y mantienen con los norteamericanos una estrecha cooperación económica, científica y militar. El AIPAC subrayó que, según las encuestas, una abrumadora mayoría de estadounidenses considera a Israel su mayor aliado.
Casi todos los políticos estadounidenses hacen referencia a los valores e intereses comunes entre Israel y Estados Unidos. Israel como patria histórica de los judíos y refugio de los judíos perseguidos en Europa es la única democracia en Cercano Oriente, señalan. Muchos estadounidenses sienten simpatía hacia el pequeño Estado en medio del mundo árabe, que tras su difícil nacimiento en 1948 ha sufrido primero guerras de invasión árabes y después ataques terroristas.
En el congreso del AIPAC 2006 se abordaron principalmente los modos de aislar a Irán y disuadirlo de sus planes nucleares. Los miembros del lobby quieren evitar que el Parlamento apruebe una propuesta de ley democrática que prohíba al presidente emprender una actuación militar sin la aprobación del Congreso. Para Estados Unidos, en la guerra mundial contra el terrorismo y los islamistas solo es posible la victoria. Y justo eso es lo que piensan sus poderosos aliados.

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