Los celulares con cámara, las filmadoras portátiles y las redes sociales como Twitter han convertido a los hinchas deportivos con sitios en la red en reporteros y broadcasters instantáneos. Pero una de las ligas universitarias líderes de Estados Unidos está trazando una raya en la cancha.
La Conferencia Sudeste (SEC, según su sigla en inglés), que incluye algunos de los programas atléticos universitarios más destacados y lucrativos, emitió reglas que prohíbe a los hinchas distribuir fotografías o video de sus partidos en tiempo real para uso comercial. Al igual que una cantidad creciente de equipos profesionales y universitarios en todo el país, la conferencia ve la posibilidad de ganar dinero online con las hazañas de sus atletas.
Las reglas no apuntan al hincha que podría colocar unas pocas imágenes de un partido de fútbol sabatino en su sitio personal de la red, sino más bien a aquellos que copian las emisiones televisivas, crean sus propias presentaciones y las colocan en sitios que cobran por tener acceso o por publicidad.
No se trata de cifras pequeñas. Cada uno de los equipos más destacados puede tener cientos de sitios no oficiales de hinchas en la red, incluyendo algunos que se actualizan y visitan las 24 horas del día. Los Gators de la Universidad de Florida, que compiten en la Conferencia Sudeste y que ganaron el campeonato nacional de fútbol universitario el año pasado, han atraído cantidades de sitios, como Gator Sports Nation y Alligator Army , que manejan todo tipo de noticias y rumores relacionados con el programa.
Las ligas y equipos a muchos niveles han tratado de restringir la cobertura de sus partidos, creando al mismo tiempo sus propias divisiones de medios que prosperan. Eso ya las enfrentó con los servicios de noticias tradicionales, tales como los de diarios y estaciones de radio, disputando lectores y audiencia y dólares publicitarios. Ahora tratan de contener a hinchas rabiosos que manejan sitios de la red dedicados a los equipos que aman. u odian.
La conferencia Sudeste no especificó que sitios de la red provocaron el cambio de política. Pero los medios tradicionales y sus defensores se han unido a los bloggers en la resistencia a las nuevas normas.
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