El narcotraficante mexicano Pastor García Soto, alias El Padrino, escapó esta semana escondido en un armario, cuando cumplía una pena de diez años en una prisión del estado de Chihuahua.
Pero no es la forma más extraña en la que un preso haya conseguido huir: una escalera de bambú, en helicóptero, en barco o incluso por fax... He aquí algunas de las evasiones más espectaculares de las últimas décadas.
El Lute, desde el tren y en un colector general
Cuando nació Eleuterio Sánchez Rodríguez su padre estaba en una celda. Ventincinco años después de recobrar la libertad, volvió a la cárcel por pegar a su esposa. Pero el preso conocido como El Lute se hizo más famoso por sus fugas que por sus condenas: consiguió escapar dos veces y en cada ocasión centró la atención de la sociedad española. En 1966 saltó de un tren en marcha mientras era trasladado de una prisión a otra. Y el 24 de diciembre de 1971 protagonizó otra fuga mítica, herido en el pecho y en la pierna. Escondido en el colector general de Sevilla, empezó a escribir su libro Camina o Revienta a la luz de un candil.
Liberado y liberador por helicóptero
Las evasiones aéreas figuran entre las más impresionantes, pero también ocurren con cierta frecuencia (inglés). Uno de los fugitivos más expertos en este ámbito es el francés Pascal Payet, quien utilizó un helicóptero en tres ocasiones: dos veces, en 2001 y el 14 de julio de 2007, para su propia cuenta; y una vez, en 2003, en beneficio de tres amigos suyos.
84 presos a la vez
Otra cárcel que presumía del título de "alta seguridad", la de Joao Pessoa, en Brasil, no pudo impedir la fuga de 84 de sus inquilinos en agosto de 2003. Los fugitivos pasaron por un túnel de 50 metros que desembocaba a escasos metros de la cárcel.
Con un fax y por la puerta grande
Esta evasión la protagonizaron los propios responsables de la cárcel de Borgo (Francia), aunque sin quererlo. En 2001 la dirección recibió tres fax, aparentemente emitidos por la oficina del juez encargado de seguir los casos de Francis Mariani, Pierre-Marie Santucci, y Maurice Costa. Los falsos documentos, preparados por cómplices de los reclutos, ordenaban la liberación de los tres presos, y la administración de Borgo obedeció en el acto.
Un paraguas y una escalera de bambú
En 1996 el ciudadano británico David McMillan se fugó de una cárcel tailandesa después de cortar los barrotes de su celda. Escaló cuatro paredes, cruzó el foso con una escalera de bambú mientras se tapaba la cara con un paraguas que provenía de la fábrica del presidio.
Abriendo diez puertas
Tim Jenkin, Stephen Lee y Alex Moumbaris consiguieron fugarse de la cárcel de máxima seguridad de Pretoria, en Suráfrica. Los tres prisioneros políticos tardaron 18 meses en aprender cómo forzar cerraduras y forjar llaves. En diciembre de 1979, salieron como habían entrado: abriendo cada una de las diez puertas de la cárcel.
Fuera de Alcatraz, libre o muerto
Frank Morris consiguió lo que se creía que era imposible, aunque no se sabe si no tuvo que pagar la libertad con su vida: salió de la mítica cárcel de Alcatraz. En 1962, después de preparar durante dos años una balsa y chalecos salvavidas, él y varios de sus compañeros escaparon por una rejilla de ventilación y botaron el barco. Tras una larga investigación, el FBI concluyó que los fugitivos se habían ahogado, aunque nunca encontraron los cadáveres.
La Gran Evasión
La película es más famosa que los hechos que la inspiraron. Pero la realidad ya tenía todos los ingredientes del drama: en el campo de presos de guerra Stalag Luft III, el comandante Roger Bushell elaboró con su Comité X una hábil estrategia. Los reclutos empezaron cavando tres tuneles, que llamaron "Tom," "Dick," y "Harry". En la noche del 24 de marzo de 1944, 76 pilotos pasaron por el túnel Harry, que alcanzaba 111 metros de largo. Los alemanes consiguieron encontrar a 73 de los huídos, y fusilaron a 50 de ellos.
Pero no es la forma más extraña en la que un preso haya conseguido huir: una escalera de bambú, en helicóptero, en barco o incluso por fax... He aquí algunas de las evasiones más espectaculares de las últimas décadas.
El Lute, desde el tren y en un colector general
Cuando nació Eleuterio Sánchez Rodríguez su padre estaba en una celda. Ventincinco años después de recobrar la libertad, volvió a la cárcel por pegar a su esposa. Pero el preso conocido como El Lute se hizo más famoso por sus fugas que por sus condenas: consiguió escapar dos veces y en cada ocasión centró la atención de la sociedad española. En 1966 saltó de un tren en marcha mientras era trasladado de una prisión a otra. Y el 24 de diciembre de 1971 protagonizó otra fuga mítica, herido en el pecho y en la pierna. Escondido en el colector general de Sevilla, empezó a escribir su libro Camina o Revienta a la luz de un candil.
Liberado y liberador por helicóptero
Las evasiones aéreas figuran entre las más impresionantes, pero también ocurren con cierta frecuencia (inglés). Uno de los fugitivos más expertos en este ámbito es el francés Pascal Payet, quien utilizó un helicóptero en tres ocasiones: dos veces, en 2001 y el 14 de julio de 2007, para su propia cuenta; y una vez, en 2003, en beneficio de tres amigos suyos.
84 presos a la vez
Otra cárcel que presumía del título de "alta seguridad", la de Joao Pessoa, en Brasil, no pudo impedir la fuga de 84 de sus inquilinos en agosto de 2003. Los fugitivos pasaron por un túnel de 50 metros que desembocaba a escasos metros de la cárcel.
Con un fax y por la puerta grande
Esta evasión la protagonizaron los propios responsables de la cárcel de Borgo (Francia), aunque sin quererlo. En 2001 la dirección recibió tres fax, aparentemente emitidos por la oficina del juez encargado de seguir los casos de Francis Mariani, Pierre-Marie Santucci, y Maurice Costa. Los falsos documentos, preparados por cómplices de los reclutos, ordenaban la liberación de los tres presos, y la administración de Borgo obedeció en el acto.
Un paraguas y una escalera de bambú
En 1996 el ciudadano británico David McMillan se fugó de una cárcel tailandesa después de cortar los barrotes de su celda. Escaló cuatro paredes, cruzó el foso con una escalera de bambú mientras se tapaba la cara con un paraguas que provenía de la fábrica del presidio.
Abriendo diez puertas
Tim Jenkin, Stephen Lee y Alex Moumbaris consiguieron fugarse de la cárcel de máxima seguridad de Pretoria, en Suráfrica. Los tres prisioneros políticos tardaron 18 meses en aprender cómo forzar cerraduras y forjar llaves. En diciembre de 1979, salieron como habían entrado: abriendo cada una de las diez puertas de la cárcel.
Fuera de Alcatraz, libre o muerto
Frank Morris consiguió lo que se creía que era imposible, aunque no se sabe si no tuvo que pagar la libertad con su vida: salió de la mítica cárcel de Alcatraz. En 1962, después de preparar durante dos años una balsa y chalecos salvavidas, él y varios de sus compañeros escaparon por una rejilla de ventilación y botaron el barco. Tras una larga investigación, el FBI concluyó que los fugitivos se habían ahogado, aunque nunca encontraron los cadáveres.
La Gran Evasión
La película es más famosa que los hechos que la inspiraron. Pero la realidad ya tenía todos los ingredientes del drama: en el campo de presos de guerra Stalag Luft III, el comandante Roger Bushell elaboró con su Comité X una hábil estrategia. Los reclutos empezaron cavando tres tuneles, que llamaron "Tom," "Dick," y "Harry". En la noche del 24 de marzo de 1944, 76 pilotos pasaron por el túnel Harry, que alcanzaba 111 metros de largo. Los alemanes consiguieron encontrar a 73 de los huídos, y fusilaron a 50 de ellos.