La conducta de los líderes de Hamás en el actual enfrentamiento con Israel señala que el modelo de Hezbollah en la Segunda Guerra del Líbano se confierte poco a poco en un modelo digno de ser imitado por ellos.
En la nueva ideología se dan algunos componentes nuevos que ha adoptado el Hamás, aprovechando el éxito de su "hermana musulmana" libanesa, además de lainfluencia de la prédica siria de los últimos tiempos, como la de Bashar Assad, que dijo: "La paz no es la única vía; existe también la Mukawma (Resistencia)".
La adopción de este camino es, para empezar, fácil y cómodo para el Hamás, debido a que no le opone ninguna meta ni medición para el éxito. Del fracaso, el movimiento queda siempre inmune. Se trata de una resistencia de nuevo cuño, que gana más y más terreno, en especial en Gaza. No hay en ella, por supuesto, ninguna aspiración a la liberación de la patria, dado que la lucha no es por territorio, y no hay llamados del tipo "Biladi, Biladi", debido a que no aspiran a una independencia política. ¿A qué aspira, entonces, el movimiento Hamás?
El movimiento aspira a crear una imagen de empate frente a Israel. Los líderes del Hamás, al igual que el de Hezbollah, Hassan Nassrallah, intentan convertir su inferioridad tecnológica frente a Israel en una ventaja. La incitación de las masas encierra un mensaje que dice que, dado que Occidente está equipado con medios tecnológicos sumamente sofisticados, la aspiración debe ser no a vencer, sino a impedir la victoria del adversario. Se debe crear una imagen de empate. El empate, a los ojos de Hamás, es una enorme victoria para el movimiento.
El lema del Fatah, por ejemplo, era "Revolución hasta la victoria". Los líderes del Hamás, en cambio, educan a sus cuadros a luchar en una guerra que no tienen que ganar.
Además, la lucha no es por territorio, sino por sangre. Hacia afuera, el alto número de víctimas del Hamás no es un factor que disuade a sus líderes. Su consuelo es el derramamiento de sangre israelí. El Hamás perpetro en 2002 atentados masivos en autobuses, restaurantes y cafés, debido a que carecía por entonces de armamento y municiones.
Desde la Desconexión, el movimiento logró crear una entidad ideológica bien equipada que se supone que viva por la espada, en combate permanente. Por lo tanto, en tanto y en cuanto haya una amenaza israelí a las puertas de Gaza, los líderes del Hamás se llenan de estímulo y esperanza: por fin podremos concretar la ideología del derramamiento de sangre israelí, no sólo por medio de un atentado suicida sino tamibén en verdaderas operaciones militares.
Otro principio de acción es la muerte como plan de trabajo. El hecho de que la vida en "los territorios" no sea un valor supremo, es un hecho que ya hemos conocido en el pasado, en la época de los atentados suicidas en Israel. Desde entonces, se ha ido reforzando la cultura de la muerte, y atrae y entusiasma a más jóvenes y adolescentes. Las discusiones en las páginas de Internet islámicos acerca de que la vida es un pasillo hacia el mundo venidero, el salario mejorado del suicida, que gozará de la gracia de 72 vírgenes, frente al "salario mínimo" de la suicida mujer, se multiplican. La muerte, así les predican a los adolescentes, es el arma ultimativa de la batalla y el plan de lucha sin límites.
Uno de los componentes dominantes en la concepción ideológica del Hamás, que ha quedado indemne, es la lucha por el islam y no por un país específico y determinado. La gente del movimiento no necesitan definirse como "guerreros de la libertad" o como "patriotas", sino como quienes luchan por la restitución del califato islámico.
Es por eso que el movimiento adoptó la escuela del islam militante, que entiende que no hay preferencia de una arena por otra, ni un límite que sea más importante que los demás. El territorio y las fronteras son sólo eslabones en la lucha por el establecimiento de un califato islámico y la historia le ha destinado al Hamás un importante rol en esta lucha por ser el que luche en el frente de "los herejes judíos".
En el Hamás aseguran tener largo aliento nacional en una lucha multi-generacional. En varias fuentes litararias publicadas en el mundo árabe comparan a Israel con la Unión Soviética, que desapareciera de la arena internacional después de 70 años. El Hamás se apresuró a adoptar esta tesis, que se adecua a su doctrina. Ahmad Yassin, y también Hassan Nassrallah, dijeron en el pasado que hacia la cuarta década de este siglo, Israel desaparecerá del mapa. Por lo tanto, las instrucciones de trabajo para los cuadros en la calle palestina son las que se dan a corredores de maratón, que deben saber que se trata de una lucha multianual, que requiere largo aliento nacional por generaciones. "No eduquen para la victoria", ordenan los predicadores del Hamás. "Eduquen para más batallas".
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sábado, enero 19, 2008
Hamas: la doctrina del empate
La conducta de los líderes de Hamás en el actual enfrentamiento con Israel señala que el modelo de Hezbollah en la Segunda Guerra del Líbano se confierte poco a poco en un modelo digno de ser imitado por ellos.
En la nueva ideología se dan algunos componentes nuevos que ha adoptado el Hamás, aprovechando el éxito de su "hermana musulmana" libanesa, además de lainfluencia de la prédica siria de los últimos tiempos, como la de Bashar Assad, que dijo: "La paz no es la única vía; existe también la Mukawma (Resistencia)".
La adopción de este camino es, para empezar, fácil y cómodo para el Hamás, debido a que no le opone ninguna meta ni medición para el éxito. Del fracaso, el movimiento queda siempre inmune. Se trata de una resistencia de nuevo cuño, que gana más y más terreno, en especial en Gaza. No hay en ella, por supuesto, ninguna aspiración a la liberación de la patria, dado que la lucha no es por territorio, y no hay llamados del tipo "Biladi, Biladi", debido a que no aspiran a una independencia política. ¿A qué aspira, entonces, el movimiento Hamás?
El movimiento aspira a crear una imagen de empate frente a Israel. Los líderes del Hamás, al igual que el de Hezbollah, Hassan Nassrallah, intentan convertir su inferioridad tecnológica frente a Israel en una ventaja. La incitación de las masas encierra un mensaje que dice que, dado que Occidente está equipado con medios tecnológicos sumamente sofisticados, la aspiración debe ser no a vencer, sino a impedir la victoria del adversario. Se debe crear una imagen de empate. El empate, a los ojos de Hamás, es una enorme victoria para el movimiento.
El lema del Fatah, por ejemplo, era "Revolución hasta la victoria". Los líderes del Hamás, en cambio, educan a sus cuadros a luchar en una guerra que no tienen que ganar.
Además, la lucha no es por territorio, sino por sangre. Hacia afuera, el alto número de víctimas del Hamás no es un factor que disuade a sus líderes. Su consuelo es el derramamiento de sangre israelí. El Hamás perpetro en 2002 atentados masivos en autobuses, restaurantes y cafés, debido a que carecía por entonces de armamento y municiones.
Desde la Desconexión, el movimiento logró crear una entidad ideológica bien equipada que se supone que viva por la espada, en combate permanente. Por lo tanto, en tanto y en cuanto haya una amenaza israelí a las puertas de Gaza, los líderes del Hamás se llenan de estímulo y esperanza: por fin podremos concretar la ideología del derramamiento de sangre israelí, no sólo por medio de un atentado suicida sino tamibén en verdaderas operaciones militares.
Otro principio de acción es la muerte como plan de trabajo. El hecho de que la vida en "los territorios" no sea un valor supremo, es un hecho que ya hemos conocido en el pasado, en la época de los atentados suicidas en Israel. Desde entonces, se ha ido reforzando la cultura de la muerte, y atrae y entusiasma a más jóvenes y adolescentes. Las discusiones en las páginas de Internet islámicos acerca de que la vida es un pasillo hacia el mundo venidero, el salario mejorado del suicida, que gozará de la gracia de 72 vírgenes, frente al "salario mínimo" de la suicida mujer, se multiplican. La muerte, así les predican a los adolescentes, es el arma ultimativa de la batalla y el plan de lucha sin límites.
Uno de los componentes dominantes en la concepción ideológica del Hamás, que ha quedado indemne, es la lucha por el islam y no por un país específico y determinado. La gente del movimiento no necesitan definirse como "guerreros de la libertad" o como "patriotas", sino como quienes luchan por la restitución del califato islámico.
Es por eso que el movimiento adoptó la escuela del islam militante, que entiende que no hay preferencia de una arena por otra, ni un límite que sea más importante que los demás. El territorio y las fronteras son sólo eslabones en la lucha por el establecimiento de un califato islámico y la historia le ha destinado al Hamás un importante rol en esta lucha por ser el que luche en el frente de "los herejes judíos".
En el Hamás aseguran tener largo aliento nacional en una lucha multi-generacional. En varias fuentes litararias publicadas en el mundo árabe comparan a Israel con la Unión Soviética, que desapareciera de la arena internacional después de 70 años. El Hamás se apresuró a adoptar esta tesis, que se adecua a su doctrina. Ahmad Yassin, y también Hassan Nassrallah, dijeron en el pasado que hacia la cuarta década de este siglo, Israel desaparecerá del mapa. Por lo tanto, las instrucciones de trabajo para los cuadros en la calle palestina son las que se dan a corredores de maratón, que deben saber que se trata de una lucha multianual, que requiere largo aliento nacional por generaciones. "No eduquen para la victoria", ordenan los predicadores del Hamás. "Eduquen para más batallas".
En la nueva ideología se dan algunos componentes nuevos que ha adoptado el Hamás, aprovechando el éxito de su "hermana musulmana" libanesa, además de lainfluencia de la prédica siria de los últimos tiempos, como la de Bashar Assad, que dijo: "La paz no es la única vía; existe también la Mukawma (Resistencia)".
La adopción de este camino es, para empezar, fácil y cómodo para el Hamás, debido a que no le opone ninguna meta ni medición para el éxito. Del fracaso, el movimiento queda siempre inmune. Se trata de una resistencia de nuevo cuño, que gana más y más terreno, en especial en Gaza. No hay en ella, por supuesto, ninguna aspiración a la liberación de la patria, dado que la lucha no es por territorio, y no hay llamados del tipo "Biladi, Biladi", debido a que no aspiran a una independencia política. ¿A qué aspira, entonces, el movimiento Hamás?
El movimiento aspira a crear una imagen de empate frente a Israel. Los líderes del Hamás, al igual que el de Hezbollah, Hassan Nassrallah, intentan convertir su inferioridad tecnológica frente a Israel en una ventaja. La incitación de las masas encierra un mensaje que dice que, dado que Occidente está equipado con medios tecnológicos sumamente sofisticados, la aspiración debe ser no a vencer, sino a impedir la victoria del adversario. Se debe crear una imagen de empate. El empate, a los ojos de Hamás, es una enorme victoria para el movimiento.
El lema del Fatah, por ejemplo, era "Revolución hasta la victoria". Los líderes del Hamás, en cambio, educan a sus cuadros a luchar en una guerra que no tienen que ganar.
Además, la lucha no es por territorio, sino por sangre. Hacia afuera, el alto número de víctimas del Hamás no es un factor que disuade a sus líderes. Su consuelo es el derramamiento de sangre israelí. El Hamás perpetro en 2002 atentados masivos en autobuses, restaurantes y cafés, debido a que carecía por entonces de armamento y municiones.
Desde la Desconexión, el movimiento logró crear una entidad ideológica bien equipada que se supone que viva por la espada, en combate permanente. Por lo tanto, en tanto y en cuanto haya una amenaza israelí a las puertas de Gaza, los líderes del Hamás se llenan de estímulo y esperanza: por fin podremos concretar la ideología del derramamiento de sangre israelí, no sólo por medio de un atentado suicida sino tamibén en verdaderas operaciones militares.
Otro principio de acción es la muerte como plan de trabajo. El hecho de que la vida en "los territorios" no sea un valor supremo, es un hecho que ya hemos conocido en el pasado, en la época de los atentados suicidas en Israel. Desde entonces, se ha ido reforzando la cultura de la muerte, y atrae y entusiasma a más jóvenes y adolescentes. Las discusiones en las páginas de Internet islámicos acerca de que la vida es un pasillo hacia el mundo venidero, el salario mejorado del suicida, que gozará de la gracia de 72 vírgenes, frente al "salario mínimo" de la suicida mujer, se multiplican. La muerte, así les predican a los adolescentes, es el arma ultimativa de la batalla y el plan de lucha sin límites.
Uno de los componentes dominantes en la concepción ideológica del Hamás, que ha quedado indemne, es la lucha por el islam y no por un país específico y determinado. La gente del movimiento no necesitan definirse como "guerreros de la libertad" o como "patriotas", sino como quienes luchan por la restitución del califato islámico.
Es por eso que el movimiento adoptó la escuela del islam militante, que entiende que no hay preferencia de una arena por otra, ni un límite que sea más importante que los demás. El territorio y las fronteras son sólo eslabones en la lucha por el establecimiento de un califato islámico y la historia le ha destinado al Hamás un importante rol en esta lucha por ser el que luche en el frente de "los herejes judíos".
En el Hamás aseguran tener largo aliento nacional en una lucha multi-generacional. En varias fuentes litararias publicadas en el mundo árabe comparan a Israel con la Unión Soviética, que desapareciera de la arena internacional después de 70 años. El Hamás se apresuró a adoptar esta tesis, que se adecua a su doctrina. Ahmad Yassin, y también Hassan Nassrallah, dijeron en el pasado que hacia la cuarta década de este siglo, Israel desaparecerá del mapa. Por lo tanto, las instrucciones de trabajo para los cuadros en la calle palestina son las que se dan a corredores de maratón, que deben saber que se trata de una lucha multianual, que requiere largo aliento nacional por generaciones. "No eduquen para la victoria", ordenan los predicadores del Hamás. "Eduquen para más batallas".
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