jueves, diciembre 27, 2007

Pierde inscriptos la UBA

En los últimos cinco años, el número de ingresantes cayó 2,9%, mientras que subió 12,6% en las instituciones privadas

En la Argentina, tres de cada cuatro estudiantes universitarios van a una institución estatal. Este rasgo, que el país mantiene mientras en toda América latina se produce lo contrario, podría empezar a transformarse.

Según las cifras que acaba de difundir el Ministerio de Educación, los nuevos inscriptos en las universidades estatales disminuyeron en los últimos cinco años 2,9%, mientras que aumentaron 12,6% en las instituciones privadas.

En números absolutos, en 2006 se anotaron en las universidades estatales 270.882 nuevos inscriptos, 12.669 menos que en 2005, mientras que en las privadas lo hicieron 86.107 nuevos alumnos, 9869 más que en el año anterior. En otra forma de mirarlo, entre 2002 y 2006 las instituciones estatales perdieron 34.323 nuevos inscriptos, al tiempo que las sedes privadas ganaron 32.455 ingresantes.

El dato proyecta en el nivel nacional el fenómeno que se viene dando en la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más grande del país, donde, tal como informó LA NACION, este año volvió a caer la inscripción en el Ciclo Básico Común (CBC) para 2008, en una tendencia que se inició hace cuatro años.

Al buscar explicaciones para el fenómeno, los rectores y especialistas señalan la reactivación económica, que lleva a más jóvenes al trabajo que a la universidad estatal; los sistemas de ingreso que se multiplican en las instituciones estatales y desalientan a los ingresantes, y las crisis institucionales que, con tomas de edificios, paros y conflictos permanentes, alejan a potenciales estudiantes.

Al mismo tiempo, advierten que los aumentos y descensos son aún reducidos y que se mantiene la distribución del 75% de los estudiantes en las universidades estatales, y recomiendan un análisis por disciplina y por institución. Los incrementos y descensos en la inscripción pueden responder a causas tan coyunturales como la apertura de una carrera o una sede, el descenso del atractivo de otra, una nueva oferta a distancia o un conflicto por la elección del rector.

Si se miran los números de ese modo, las universidades estatales que más alumnos perdieron desde 2002 son Río Cuarto (15,1%), San Luis (14,4%), Lomas de Zamora (12,3%) y Luján (11,5%). Y las privadas que más alumnos ganaron incluyen a la Universidad Favaloro (48,9%), Empresarial Siglo XXI (34,2%), del Cine (33,6%) y Maimónides (32,3%).

Mejoría paradójica

La mejoría económica en ciertos sectores podría quitarle alumnos a la universidad estatal. "Las mejoras en el nivel de empleo posibilitan que los jóvenes que provienen de hogares con menores recursos encuentren trabajo y no vayan a estudiar. Son hogares en los que un ingreso adicional es importante, que suele ser la población demandante de educación estatal", analizó Juan Carlos Del Bello, especialista en educación superior, recientemente nombrado rector organizador de la nueva Universidad Nacional de Río Negro.

Por las mismas razones, algunas familias podrían estar regresando a las privadas. "En 2002 y 2003, por la crisis, muchas familias mandaron a sus hijos a las universidades estatales y con la recuperación vuelven a las privadas", comentó el secretario de Políticas Universitarias de la cartera educativa, Alberto Dibbern.

El fenómeno es particularmente visible en el interior. Según apuntó Sergio Maluendres, rector de la Universidad Nacional de La Pampa, "con la reactivación económica, muchos jóvenes de clase media y media alta se van de la provincia a otros centros urbanos". Según dijo el rector, que además preside el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), en los últimos cinco años su universidad perdió el 15% de ingresantes, y había tenido un récord de inscriptos en 2002, en lo peor de la última crisis.

Tras destacar que el descenso de inscriptos en las estatales es "ligerísimo", Maluendres sugirió la necesidad de medir la percepción de los estudiantes sobre las universidades estatales y privadas.

Los especialistas también mencionan que hay mayores dificultades para ingresar en las universidades estatales que en las privadas.

"Hay una tendencia cada vez más fuerte a la selectividad en las universidades estatales, que fueron virando gradualmente a mecanismos de ingreso selectivos, indirectos o explícitos", dijo Del Bello.

Las recientes crisis institucionales en muchas universidades estatales (sobre todo las grandes, como la UBA, el Comahue, Rosario o Córdoba) podrían estar desalentando el ingreso de nuevos estudiantes. Eso se sumaría a un crecimiento y diversificación de las universidades privadas y su instalación en algunos campos de conocimiento como opción formativa de calidad (ingeniería, medicina y carreras paramédicas, y algunas ofertas de ciencias sociales y humanas, como administración, ciencia política, relaciones internacionales, comunicación, historia o educación).

"Que estos números se transformen en una tendencia depende de la energía que la universidad pública coloque en aprovechar el prestigio que tiene y los recursos que el Gobierno está dispuesto a darle. Si pone un cierto orden administrativo, se puede volver más atractiva", reflexionó Horacio O Donnell, rector de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).

Y señaló posibilidades equivalentes para las privadas: "Las universidades privadas tienen una raíz de competitividad que las hace superar las contingencias. Estamos interesados en crecer; las públicas se sorprenden más con las coyunturas", apuntó O Donnell, presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP).

Hay, sin embargo, desafíos en común. "En general, estatales y privadas tenemos que trabajar en que los que ingresan egresen", dijo Dibbern, y señaló que la tasa de egresados en las universidades estatales creció 7,2%en los últimos cinco años, y en las privadas lo hizo de manera equivalente, en 8,9 por ciento.

Por Raquel San Martín

Salpicar al peatón puede costarle caro al automovilista británico

La multa podría ser de 5000 dólares; dura pena por conducir y hablar por celular


Hacer una llamada telefónica mientras se está al volante y salpicar a los peatones tras frenar a alta velocidad puede costar ahora muy caro en Inglaterra y Gales: dos años de prisión firme y hasta 5000 dólares de multa, respectivamente.

En una ofensiva destinada a obligar a los automovilistas a tomar conciencia de sus responsabilidades, el Departamento de la Fiscalía de la Corona (Crown Prosecution Service, CPS) anunció ayer que infracciones como éstas, consideradas meras picardías o actos de descuido, serán ahora interpretadas legalmente como delitos comunes.

De esta forma, hasta el más leve de los accidentes causado por atender una llamada telefónica, sintonizar la radio, buscar una canción en el MP3 player, en un iPod o quizá por ajustar un sistema de navegación satelital dejará de ser visto como "un incidente fortuito" para ser catalogado como "un acto peligroso premeditado", pasible de una pena de reclusión.

Si esta "conducción temeraria" provoca un accidente de tránsito que causa la muerte de uno o más terceros, los jueces estarán en condiciones de calificar lo ocurrido de asesinato. Esto significa que, de ser hallado culpable, el conductor podría ser condenado a cadena perpetua.

Aun sin causar la más mínima desgracia, todo aquel que sea sorprendido frente al volante entretenido en cualquiera de las mencionadas actividades -e incluso en otras menos tecnológicamente avanzadas, como la de leer el diario, encender un cigarrillo o pintarse los labios- deberá pagar una multa inmediata de 120 dólares y tendrá su licencia de conducir suspendida por tres días.

Celulares

El uso de celulares en automóviles fue prohibido en Inglaterra y Gales en 2003, pero, de acuerdo con un estudio del Laboratorio de Investigación de Transporte, pocos respetan la norma.

En 2005, 13 accidentes fatales y 52 de suma seriedad fueron atribuidos al empleo de teléfonos móviles. Unos 129.700 conductores recibieron multas por enviar textos y atender llamadas. Aun así, se estima que medio millón de automovilistas siguen todavía colocándose el celular en la oreja, tecleando mensajes y hasta surfeando por Internet mientras atraviesan rotondas y cruzan intersecciones con semáforos.

Empapar a un grupo de desprevenidos transeúntes por no haber visto un charco seguirá sin ser castigado. Pero si el incidente fue la secuela visible de otras infracciones, como manejar en zonas urbanas a alta velocidad o con las luces altas prendidas, o un cambio brusco de carril, la fechoría podría costarle al "travieso" lo mismo que un pasaje de ida y vuelta y en primera clase al otro lado del planeta.

Mensaje claro

"Con la nueva interpretación de las normas queremos enviar un mensaje claro. Conducir un automóvil es algo complicado, que requiere atención. Todo aquel que toma un volante debe concentrarse en una sola cosa: su manejo. Si no lo hace, actúa como un irresponsable y tendrá, por lo tanto, que pagar las consecuencias", explicó sir Ken Macdonald, director de la CPS.

Para la Royal Automobile Association (RAA), la principal asociación de automovilistas británica, la actitud oficial "va en la buena dirección", aunque "debería ser acompañada por una mayor presencia policial en las rutas, de modo de garantizar el respeto de las leyes".

Por el momento, los cambios se aplicarán sólo en Inglaterra y Gales, por cuanto las normas de tránsito en Escocia e Irlanda del Norte deben ser aprobadas primero por sus gobiernos autónomos.

FirstGroup, la empresa más importante de autobuses y trenes británica, anunció ayer que prohibió el uso de celulares -incluso aquellos con equipos "sin manos"- no sólo a sus conductores, sino también a la totalidad de sus 135.000 empleados en todo el Reino Unido.

Por Graciela Iglesias

Salpicar al peatón puede costarle caro al automovilista británico

La multa podría ser de 5000 dólares; dura pena por conducir y hablar por celular


Hacer una llamada telefónica mientras se está al volante y salpicar a los peatones tras frenar a alta velocidad puede costar ahora muy caro en Inglaterra y Gales: dos años de prisión firme y hasta 5000 dólares de multa, respectivamente.

En una ofensiva destinada a obligar a los automovilistas a tomar conciencia de sus responsabilidades, el Departamento de la Fiscalía de la Corona (Crown Prosecution Service, CPS) anunció ayer que infracciones como éstas, consideradas meras picardías o actos de descuido, serán ahora interpretadas legalmente como delitos comunes.

De esta forma, hasta el más leve de los accidentes causado por atender una llamada telefónica, sintonizar la radio, buscar una canción en el MP3 player, en un iPod o quizá por ajustar un sistema de navegación satelital dejará de ser visto como "un incidente fortuito" para ser catalogado como "un acto peligroso premeditado", pasible de una pena de reclusión.

Si esta "conducción temeraria" provoca un accidente de tránsito que causa la muerte de uno o más terceros, los jueces estarán en condiciones de calificar lo ocurrido de asesinato. Esto significa que, de ser hallado culpable, el conductor podría ser condenado a cadena perpetua.

Aun sin causar la más mínima desgracia, todo aquel que sea sorprendido frente al volante entretenido en cualquiera de las mencionadas actividades -e incluso en otras menos tecnológicamente avanzadas, como la de leer el diario, encender un cigarrillo o pintarse los labios- deberá pagar una multa inmediata de 120 dólares y tendrá su licencia de conducir suspendida por tres días.

Celulares

El uso de celulares en automóviles fue prohibido en Inglaterra y Gales en 2003, pero, de acuerdo con un estudio del Laboratorio de Investigación de Transporte, pocos respetan la norma.

En 2005, 13 accidentes fatales y 52 de suma seriedad fueron atribuidos al empleo de teléfonos móviles. Unos 129.700 conductores recibieron multas por enviar textos y atender llamadas. Aun así, se estima que medio millón de automovilistas siguen todavía colocándose el celular en la oreja, tecleando mensajes y hasta surfeando por Internet mientras atraviesan rotondas y cruzan intersecciones con semáforos.

Empapar a un grupo de desprevenidos transeúntes por no haber visto un charco seguirá sin ser castigado. Pero si el incidente fue la secuela visible de otras infracciones, como manejar en zonas urbanas a alta velocidad o con las luces altas prendidas, o un cambio brusco de carril, la fechoría podría costarle al "travieso" lo mismo que un pasaje de ida y vuelta y en primera clase al otro lado del planeta.

Mensaje claro

"Con la nueva interpretación de las normas queremos enviar un mensaje claro. Conducir un automóvil es algo complicado, que requiere atención. Todo aquel que toma un volante debe concentrarse en una sola cosa: su manejo. Si no lo hace, actúa como un irresponsable y tendrá, por lo tanto, que pagar las consecuencias", explicó sir Ken Macdonald, director de la CPS.

Para la Royal Automobile Association (RAA), la principal asociación de automovilistas británica, la actitud oficial "va en la buena dirección", aunque "debería ser acompañada por una mayor presencia policial en las rutas, de modo de garantizar el respeto de las leyes".

Por el momento, los cambios se aplicarán sólo en Inglaterra y Gales, por cuanto las normas de tránsito en Escocia e Irlanda del Norte deben ser aprobadas primero por sus gobiernos autónomos.

FirstGroup, la empresa más importante de autobuses y trenes británica, anunció ayer que prohibió el uso de celulares -incluso aquellos con equipos "sin manos"- no sólo a sus conductores, sino también a la totalidad de sus 135.000 empleados en todo el Reino Unido.

Por Graciela Iglesias

La hora de los no políticos

Por Jorge Fernández Díaz

Un gerente piensa que el arte y la política pueden gerenciarse. Así como un editor piensa que hasta cierto punto la vida puede editarse como un diario o un noticiero de televisión. Un viejo editor me dijo alguna vez: “El matrimonio es una larga crisis que se administra. Por más que estemos en el peor momento, un beso antes de dormirse, un beso al despertar y un ramo de flores los domingos. Si usted sabe editar la realidad, puede también editar su matrimonio”. Se refería a la posibilidad de manejar los tiempos y las cosas, desechando lo inconveniente y resaltando lo necesario.

Ojalá fuera cierto, pero la verdad es que nadie puede editar la vida, y que es infinitamente difícil gerenciar una pasión. Se la puede administrar, no voy a negarlo. Se pueden hacer negocios editoriales y pictóricos, pero esas operaciones del mercado nada tienen que ver con gerenciar el arte, que está hecho de la materia de los sueños y que es, por lo tanto, ingobernable.

No digo que la política sea asimilable a la literatura o a la pintura, pero les aseguro que también es un arte mayor y que su praxis necesita una vocación tan profunda y absorbente como la que se autoimpone cualquier artista verdadero.

En veinticinco años de periodismo no he conocido a un solo dirigente de primer nivel que no fuera un animal político. Un hombre sin tiempos libres, un enfermo de la materia que domina. Como esos cracks futbolísticos que al evocar su infancia solamente se recuerdan jugando a la pelota, día y noche, con una de cuero, con un bollo de papel o con una chapita, obsesionados gozosamente por desarrollar su vocación profunda. O como esos adolescentes que, abstraídos, se olvidaban de comer, de estudiar y hasta de dormir tocando como posesos la guitarra o el piano, o dibujando o escribiendo en cuadernos o en reveses de facturas contables. Las vocaciones volcánicas borran al hombre del mundo, ponen en suspenso a sus familias y a las necesidades mundanas, y, como todo acto de amor torrencial, son un acto de obsesión. Nadie llega a la primera fila de las butacas sin ese fuego sagrado.

Comparar la política real con la política corporativa de las empresas es, por lo tanto, un malentendido amargo. La política, por más gurúes y politicólogos que valgan, resiste las reglas del management ortodoxo y de la ciencia pura. En el mundo de los negocios, uno más uno es dos. En política, como todo el mundo sabe, no necesariamente dos más dos son cuatro.

Toda esta introducción viene a cuento de un hecho indiscutible: la actual oposición tiene entre sus filas a muchos hombres de empresa. Muchachos por lo general bienintencionados que se han pasado, no hace mucho, a la política creyendo que ésta sólo necesita buenos gestores.

Los no políticos son hombres de ideología pasteurizada, que igualmente merodean las posiciones de “centro” y el libre mercado, y que han comenzado a meterse en el barro de la historia.

A unos, los resultados electorales de octubre los dejaron nocaut. A otros, los pusieron muy nerviosos: deben realizar ahora lo que prometieron en la campaña. Sólo a Elisa Carrió, para la cual hubiera sido una tragedia ganar y tener que hacerse cargo del barco, abandonando los cómodos camarotes de la indignación, este período de cristinismo se le presenta plácido y apetitoso. Los demás, incluso los nuevos referentes de ARI, tienen en la boca el regusto agrio de la decepción y del miedo. No lo dirán nunca en público, pero así están los opositores políticos en la Argentina de hoy.

Se sienten, en el fondo de sus corazones, injustamente derrotados por “políticos mediocres” y “burócratas clientelísticos”. Ellos, los príncipes de la nueva política, eficientes y limpios, pasaron por la universidad y conocen el mundo: son muy viajados. “¿Cómo puede ser que nos derroten estos políticos de cabotaje, estos impresentables de siempre?”, se preguntan.

Algunos de estos gerentes de la nueva política duermen con la valija cerrada al lado de la cama. Están siempre listos para volver al sector privado rumiando una queja: “Soy demasiado bueno y honesto para la política”.

Olvidan que los verdaderos militantes políticos no tienen dónde volver, porque pertenecen, en cuerpo y alma, a la lucha política. Porque no podrían hacer otra cosa, porque nacieron para eso, porque quemaron las naves. Un gerente es demasiado cerebral y tiene demasiado “sentido común” para quemarlas.

Un militante se mide no por cómo reacciona ante una victoria, sino por cómo se recupera de las derrotas. ¿Se recuperarán estos muchachos o tomarán la valija y volverán, sanos y salvos, a casita?

Necesitan un examen profundo para entender lo que les ocurre. Son amateurs jugando a ser profesionales. No dominan del todo la materia y, en el fondo, la desprecian un poco. Toda la nueva oposición está llena de estos personajes tiernitos y bienintencionados: aves de paso queriendo comerse crudas a las fieras.

No se le puede enseñar política a un negado, así como no se le puede enseñar música a quien no tiene oído. Entender la política, entenderla de verdad, es un don: se tiene o no se tiene. Es un saber que no se adquiere en los libros ni en los claustros. Se adquiere en la calle y con las entrañas.

Pero el ser humano desarrolla las habilidades que necesita, de manera que no todo está perdido. La nueva oposición está llena de sordos y zoquetes. Hay muy pocos afinados y casi ningún oído absoluto. Pero tiempo al tiempo.

Luego, por supuesto, está todo ese asunto de los personalismos. En la Argentina, todo gira en torno de tres o cuatro dirigentes que lucen bien en los programas del cable, que suelen ser bastante autoritarios dentro de sus propios partidos y que no saben adónde van. Quiero decir, parecen poseer grandes convicciones y son buenos “tribuneros” (no deberían quejarse tanto del atril, porque ellos lo llevan incorporado), pero carecen de paciencia y flexibilidad para armar partidos políticos consistentes, con alas izquierdas y derechas, con democracia interna y participación.

Descaradamente personalistas, un día tienen tres millones de votos y otro día no tienen nada. Poseen una extraña alergia, que les contagiaron los encuestadores y la “opinión pública” más ramplona de los contestadores automáticos de las radios, que consiste en creer que toda alianza es la Alianza, o sea, un rejunte invertebrado e incoherente que fracasa gobernando. Y también que todo pacto político es el Pacto de Olivos, es decir, un contubernio para repartir favores.

Pero hagamos nombres propios: si Carrió y Ricardo López Murphy hubieran entendido de verdad la política, habrían recreado el espacio histórico electoral de la Unión Cívica Radical. Pero como no la entienden, terminaron en esta nada insípida, inodora e incolora, oposición para la gilada televisiva, que no puede juntar porotos y que no logrará ponerle freno a la hegemonía.

La Alianza era una bolsa de voluntades dispersas y el Pacto de Olivos era un contubernio, pero el peronismo es una bolsa del mismo estilo, aunque verticalista cuando se juega en serio, y el Pacto de la Moncloa era, al fin y al cabo, un acuerdo político, aunque con buena prensa.

Algo tiene para enseñarle el oficialismo a la oposición. Para empezar, su voluntad de poder. El peronismo no tiene un puñadito de dirigentes destacados: tiene cien candidatos potables en las gateras, con ganas de comerse la cancha. No es dogmático y principista: acoge en su seno a hombres ubicados en las antípodas ideológicas, aunque dispuestos, por las buenas o por las malas, a aguardar su turno y a trabajar coordinadamente cuando la tormenta arrecia y cuando el que manda tiene claro el horizonte y buena sintonía con la mayoría electoral. Casi nadie, por cuestiones del pasado, queda fuera del colectivo, y nadie se rasga las vestiduras por hacerse amigo de un enemigo de antes, o por codearse con un dirigente que piensa el país desde la otra orilla.

El radicalismo posmoderno tuvo estómago delicado, y así lo pagó. No pudo tolerar las diferencias internas y expulsó de sus filas a los opuestos, que a su vez se transformaron en estómagos delicados incapaces de digerir las mínimas discrepancias. Y así hasta el infinito. Es decir, hasta la atomización y la anécdota. Como la izquierda argentina, una diáspora interminable y minoritaria con dirigentes inflexibles que se pelean por palabras vacías.

Sin dominar la materia, sin vocación ni visión política, sin sentido común, sin pragmatismo y sin humildad, sin capacidad para acordar lo mínimo ni para construir una idea, la oposición se juega en una comuna, es decir, en una baldosa.

Hasta Néstor Kirchner está decepcionado de la oposición. Admite, a regañadientes, que ninguna democracia exitosa económica e institucionalmente prospera con partido único y sin alternancias ni bipartidismo. Sabe que, si no evoluciona por afuera, una oposición de centroderecha surgirá tarde o temprano del propio peronismo y que sobrevendrán como siempre la crueldad, el destripamiento, la lucha sin cuartel y la amnistía y, al final, la cohesión. La guerra peronista hace temblar a los peronistas que detentan el poder, porque saben que del otro lado no hay muchachos testimoniales con la valija armada al lado de la cama, sino políticos con hambre que quieren cambiar la historia.

Sólo se cambia la historia con ese apetito insaciable, con esa pasión que un frío gerente no puede gerenciar. Tal vez ni siquiera pueda comprender.

La nueva política no puede madurar en manos de los no políticos.

Según la Justicia, no es delito ocupar tierras por necesidad

Sobreseyeron a una indigente demandada por el Estado


La Cámara Federal confirmó el sobreseimiento a una mujer acusada de usurpar un terreno lindero a la ex línea ferroviaria Mitre al considerar que no cometió delito porque estaba imposibilitada de acceder a una vivienda digna.

"Es claro que la ocupación de una casilla precaria a la vera de las vías por las que transitan permanentemente trenes demuestra el estado de excepción donde el mínimo resguardo del que es acreedor todo habitante de este suelo pareciera estar ausente", sostuvieron los camaristas de la sala I.

Al dejar firme el sobreseimiento de primera instancia en favor de Cristina Capristo por el juez federal Norberto Oyarbide, los camaristas entendieron que "la respuesta penal no debe ser la primera ni la principal respuesta a la que el Estado debería apelar" en estos casos.

Capristo había sido denunciada por el delito de usurpación ya que ocupaba sin título legítimo una casilla en un predio en Santos Dumont 2677, lindero a las vías del tren y "propiedad del Estado y administrado por el Onabe", recordó la Cámara.

El lugar terminó ocupado por entre diez y 12 viviendas con paredes de mampostería y chapa, techos del mismo material, piso de cemento, agua corriente y luz eléctrica.

Según los camaristas Eduardo Freiler, Gabriel Cavallo y Eduardo Farah, el Estado debería garantizar como "responsabilidad política" el acceso a la vivienda digna.

Además, cuestionaron el argumento del fiscal Carlos Cearras, quien había apelado el sobreseimiento dictado por Oyarbide porque no consideró probado el estado de necesidad de la mujer.

"Resulta rayano a lo perverso exigir que se acredite que quien ocupaba la propiedad lo hacía en una situación de estado de necesidad justificante o de inculpabilidad", evaluaron los camaristas. El tribunal de apelaciones criticó el "miope y estricto apego a la letra del Código Penal".

En el caso concreto de Capristo, la mujer ocupó una casilla "en un terreno estatal el cual, por lo demás, no afecta en principio el servicio de transporte público".

Esta conducta "no es una de aquellas que importe al derecho penal que es de interés, en cambio, en lo atinente a la obligación del Estado en los términos del artículo 14 bis de la Constitución y de proveer a la seguridad de quienes viven de ese modo", concluyó la Cámara.

Según la Justicia, no es delito ocupar tierras por necesidad

Sobreseyeron a una indigente demandada por el Estado


La Cámara Federal confirmó el sobreseimiento a una mujer acusada de usurpar un terreno lindero a la ex línea ferroviaria Mitre al considerar que no cometió delito porque estaba imposibilitada de acceder a una vivienda digna.

"Es claro que la ocupación de una casilla precaria a la vera de las vías por las que transitan permanentemente trenes demuestra el estado de excepción donde el mínimo resguardo del que es acreedor todo habitante de este suelo pareciera estar ausente", sostuvieron los camaristas de la sala I.

Al dejar firme el sobreseimiento de primera instancia en favor de Cristina Capristo por el juez federal Norberto Oyarbide, los camaristas entendieron que "la respuesta penal no debe ser la primera ni la principal respuesta a la que el Estado debería apelar" en estos casos.

Capristo había sido denunciada por el delito de usurpación ya que ocupaba sin título legítimo una casilla en un predio en Santos Dumont 2677, lindero a las vías del tren y "propiedad del Estado y administrado por el Onabe", recordó la Cámara.

El lugar terminó ocupado por entre diez y 12 viviendas con paredes de mampostería y chapa, techos del mismo material, piso de cemento, agua corriente y luz eléctrica.

Según los camaristas Eduardo Freiler, Gabriel Cavallo y Eduardo Farah, el Estado debería garantizar como "responsabilidad política" el acceso a la vivienda digna.

Además, cuestionaron el argumento del fiscal Carlos Cearras, quien había apelado el sobreseimiento dictado por Oyarbide porque no consideró probado el estado de necesidad de la mujer.

"Resulta rayano a lo perverso exigir que se acredite que quien ocupaba la propiedad lo hacía en una situación de estado de necesidad justificante o de inculpabilidad", evaluaron los camaristas. El tribunal de apelaciones criticó el "miope y estricto apego a la letra del Código Penal".

En el caso concreto de Capristo, la mujer ocupó una casilla "en un terreno estatal el cual, por lo demás, no afecta en principio el servicio de transporte público".

Esta conducta "no es una de aquellas que importe al derecho penal que es de interés, en cambio, en lo atinente a la obligación del Estado en los términos del artículo 14 bis de la Constitución y de proveer a la seguridad de quienes viven de ese modo", concluyó la Cámara.

Aplican la matemática a la división de poderes del Estado

Según un trabajo, el respeto a la Constitución maximiza el bienestar general


La policía arresta a dos sospechosos de haber robado un banco. No hay pruebas suficientes para condenarlos, pero tras haberlos separado les ofrece a ambos el siguiente trato: si uno confiesa y el otro no, éste será condenado a diez años de prisión y el primero quedará libre; si el primero calla y su cómplice confiesa, el primero será el condenado y el segundo saldrá en libertad; si ambos confiesan, deberán pasar seis años en la cárcel; pero si ninguno habla, sólo podrán acusarlos de un delito menor y serán condenados a seis meses de prisión.

¿Qué harán los prisioneros: cooperarán para minimizar la condena total o uno de ellos elegirá traicionar al otro para quedar libre?

El "dilema del prisionero" es un problema clásico de la teoría de juegos que los matemáticos vienen aplicando a las más diferentes interacciones humanas, porque permite analizar racionalmente el conflicto entre intereses individuales y colectivos.

"Si uno delata, recibe el premio mayor, pero el otro queda «refundido» -explica coloquialmente el licenciado Ricardo Miró-; si los dos se traicionan, reciben un castigo intermedio; pero si ambos cooperan, generan lo que en matemática se llama un «óptimo de Pareto» [matemático italiano], la mejor solución para el bienestar general."

Miró, matemático "residente" del Poder Judicial desde hace quince años, utilizó el mecanismo lógico del dilema del prisionero para analizar los vínculos institucionales que se dan entre los poderes del Estado.

Su conclusión tal vez sea previsible, pero agrega un argumento matemático que respalda la independencia de los poderes planteada por Montesquieu en Del Espíritu de las Leyes. Efectivamente, a la luz de este enfoque objetivo de la ética, cuando dos poderes se subordinan a la ley, se maximiza el bienestar general.

"El óptimo de Pareto es una solución tal que cualquier apartamiento de ella perjudica a alguien", dice Miró, que hace un par de años realizó un modelo matemático que permitía agilizar los tiempos de circulación de los expedientes aplicando la teoría de colas a la congestión judicial.

Poderes en conflicto

La Constitución nacional establece que los tres poderes del Estado son independientes entre sí, pero que ninguno queda fuera del control ejercido por parte de los otros dos.

Para su trabajo, que realizó por sugerencia del presidente de la Academia de Ciencias de Buenos Aires, doctor Julio Olivera, Miró analizó la relación entre sólo dos de ellos: "Estos pueden respetarla o no; es decir que son protagonistas de una negociación institucional mutua binaria -afirma-. La solución óptima la brinda el estricto respeto a la Constitución y sus leyes. Cuando ambos poderes se subordinan a la ley y respetan el vínculo, aparece un óptimo de Pareto. Cuando ambos violan la Constitución, la suma es mínima y esto se asocia con los intereses corporativos."

Miró subraya que, aunque sorprenda, la matemática es capaz de analizar la pasión, la cooperación o el egoísmo.

"Siempre me incliné por la matemática aplicada -dice-. Las aplicaciones me resultan absolutamente imprescindibles, sobre todo en un país como el nuestro, donde hay problemas en la calle que merecen atención científica, como los hidráulicos, los de relevamiento de materias primas, la búsqueda de hidrocarburos o hasta la prospección sísmica."

Y enseguida agrega: "En el ámbito judicial, por ejemplo, se sabe que para que los archivos sean transparentes deben cumplir con las condiciones del teorema de máxima entropía de Shannon: los mecanismos informáticos de sorteo tienen que verificar la máxima incertidumbre a priori con respecto a qué expediente va a qué juzgado".

Según el análisis de Miró, entonces, también la matemática demuestra que tanto la invasión de un poder por otro como la subordinación de uno a otro son malas soluciones.

"Es desastroso -afirma-. Son dos de las peores alternativas."

Por Nora Bär

Aplican la matemática a la división de poderes del Estado

Según un trabajo, el respeto a la Constitución maximiza el bienestar general

Aplican la matemática a la división de poderes del Estado

Según un trabajo, el respeto a la Constitución maximiza el bienestar general

Aplican la matemática a la división de poderes del Estado

Según un trabajo, el respeto a la Constitución maximiza el bienestar general


La policía arresta a dos sospechosos de haber robado un banco. No hay pruebas suficientes para condenarlos, pero tras haberlos separado les ofrece a ambos el siguiente trato: si uno confiesa y el otro no, éste será condenado a diez años de prisión y el primero quedará libre; si el primero calla y su cómplice confiesa, el primero será el condenado y el segundo saldrá en libertad; si ambos confiesan, deberán pasar seis años en la cárcel; pero si ninguno habla, sólo podrán acusarlos de un delito menor y serán condenados a seis meses de prisión.

¿Qué harán los prisioneros: cooperarán para minimizar la condena total o uno de ellos elegirá traicionar al otro para quedar libre?

El "dilema del prisionero" es un problema clásico de la teoría de juegos que los matemáticos vienen aplicando a las más diferentes interacciones humanas, porque permite analizar racionalmente el conflicto entre intereses individuales y colectivos.

"Si uno delata, recibe el premio mayor, pero el otro queda «refundido» -explica coloquialmente el licenciado Ricardo Miró-; si los dos se traicionan, reciben un castigo intermedio; pero si ambos cooperan, generan lo que en matemática se llama un «óptimo de Pareto» [matemático italiano], la mejor solución para el bienestar general."

Miró, matemático "residente" del Poder Judicial desde hace quince años, utilizó el mecanismo lógico del dilema del prisionero para analizar los vínculos institucionales que se dan entre los poderes del Estado.

Su conclusión tal vez sea previsible, pero agrega un argumento matemático que respalda la independencia de los poderes planteada por Montesquieu en Del Espíritu de las Leyes. Efectivamente, a la luz de este enfoque objetivo de la ética, cuando dos poderes se subordinan a la ley, se maximiza el bienestar general.

"El óptimo de Pareto es una solución tal que cualquier apartamiento de ella perjudica a alguien", dice Miró, que hace un par de años realizó un modelo matemático que permitía agilizar los tiempos de circulación de los expedientes aplicando la teoría de colas a la congestión judicial.

Poderes en conflicto

La Constitución nacional establece que los tres poderes del Estado son independientes entre sí, pero que ninguno queda fuera del control ejercido por parte de los otros dos.

Para su trabajo, que realizó por sugerencia del presidente de la Academia de Ciencias de Buenos Aires, doctor Julio Olivera, Miró analizó la relación entre sólo dos de ellos: "Estos pueden respetarla o no; es decir que son protagonistas de una negociación institucional mutua binaria -afirma-. La solución óptima la brinda el estricto respeto a la Constitución y sus leyes. Cuando ambos poderes se subordinan a la ley y respetan el vínculo, aparece un óptimo de Pareto. Cuando ambos violan la Constitución, la suma es mínima y esto se asocia con los intereses corporativos."

Miró subraya que, aunque sorprenda, la matemática es capaz de analizar la pasión, la cooperación o el egoísmo.

"Siempre me incliné por la matemática aplicada -dice-. Las aplicaciones me resultan absolutamente imprescindibles, sobre todo en un país como el nuestro, donde hay problemas en la calle que merecen atención científica, como los hidráulicos, los de relevamiento de materias primas, la búsqueda de hidrocarburos o hasta la prospección sísmica."

Y enseguida agrega: "En el ámbito judicial, por ejemplo, se sabe que para que los archivos sean transparentes deben cumplir con las condiciones del teorema de máxima entropía de Shannon: los mecanismos informáticos de sorteo tienen que verificar la máxima incertidumbre a priori con respecto a qué expediente va a qué juzgado".

Según el análisis de Miró, entonces, también la matemática demuestra que tanto la invasión de un poder por otro como la subordinación de uno a otro son malas soluciones.

"Es desastroso -afirma-. Son dos de las peores alternativas."

Por Nora Bär

Nicholas Negroponte: igualdad en el acceso a la información


Si no hay igualdad en el acceso a la riqueza, que por lo menos haya igualdad en el acceso a la información que -tal vez- un día genere esa riqueza. Animado por el mismo entusiasmo con el que soñó el Media Lab del MIT, Nicholas Negroponte presentó en el Davos de 2005 la solución al problema: la OX-1, una laptop con conexión a Internet lo suficientemente barata como para llegar a los niños más pobres del mundo.

Era fácil predecir que distribuir 150 millones de laptops en cuatro años era un poco mucho y que pedir US$ 100 por ellas era un poco poco (hoy cuestan US$ 180 en origen). Lo que pocos habrían adivinado es que, a pesar de ello, gigantes como Intel y Microsoft, con los que Negroponte no llegó a un acuerdo en su día, le iban a seguir los pasos con la Classmate, una laptop para chicos (por el diseño y la dureza de sus componentes) que ya se vende en la Argentina por US$ 480.

Negroponte le dijo a iEco que la llegada de estas empresas, a las que no ve como "competidoras", le producía sentimientos encontrados. Le alegraba alentar a "los otros a bajar sus precios, porque eso beneficia a todo el mundo" pero consideraba un fracaso el número de computadoras que en su opinión dejarían de llegar a los chicos. La tesis es que él tiene trato directo con los jefes de Estado y organiza pedidos de un millón de máquinas. En su opinión, Intel tiene que conformarse con ministros y directores generales, "porque la suya es una operación comercial", y estos siempre son más difíciles de embarcar en proyectos ambiciosos.

La Argentina fue de los primeros países en interesarse por la OX-1 si bien todavía no concretó ningún pedido. La Classmate compite con ella por los favores del Gobierno y en Intel esperan vender 50 mil unidades en 2008, con un enfoque radicalmente diferente al de Negroponte.

Como dijo el CEO de Intel, Paul Otellini, no forma parte de su labor filantrópica. Así lo confirmó Esteban Galluzzi, gerente general para el Cono Sur: "No hay filantropía que alcance para regalarle laptops a todos los niños del mundo".

Según Galluzzi, "lo que hace Negroponte es impulsar el nacimiento de esta categoría" que a Intel le interesa "socialmente y como negocio": "Después, todo el mundo va a querer entrar en un mercado que, de consolidarse, cuadruplicará el actual: en Argentina hay 11 millones de niños y el mercado de PCs hoy es de 2 millones".

La tercera en concurso por los colegios argentinos es la ITP-C de pantalla táctil, fabricada en Israel y comercializada por NEC Argentina "no para hacer grandes negocios sino para contribuir al desarrollo", según el responsable de producto, Sergio Romano.

Se moverá en un precio similar al de la Classmate y para 2008 esperan vender 30.000 equipos. La robustez es también una de sus variables clave: "Siempre que vamos a un lugar arrojamos una máquina al piso y demostramos que después sigue funcionando".

Otras empresas vieron el filón sin sentir la necesidad de comprometer en él su responsabilidad social. En MercadoLibre ya se vende la Eee PC de la fabricante taiwanesa Asustek por unos US$ 580, una PC que pueden usar niños (mientras no la arrojen al piso) y adultos. En la Argentina es la primera a ese precio pero en el mundo hay más ejemplos.

Hace tiempo que Wal-Mart vende la Everex en EE.UU. por un precio similar y Quanta -la fabricante de laptops asociada a la OX-1 de Negroponte- anunció en mayo que fabricaría sus propias máquinas por US$ 200. También preconizó la creación de un nuevo nicho de mercado: laptops de entre 200 y 600 dólares.

Sin llegar a esos niveles, en el país el precio también bajó. Según Intel, la notebook promedio pasó de 1.530 dólares a fines de 2005 a 1.012. Un movimiento paralelo al aumento de su consumo. Este año se espera llegar a las 300.000 notebooks vendidas, que según IDC ya representan el 15% de todas las PCs.

Como dice Pablo Tedesco, de Prince & Cooke, "pasar de 3 marcas a más de 10 hace que caigan los precios". Aunque sea por otro camino, parece que el sueño de Negroponte no era tan imposible.



Si una virtud tiene el proyecto One Laptop Per Child (Una Laptop Por Niño) es la de mantener a su impulsor, Nicholas Negroponte, en el candelero. "El padre de una de las causas con más sentido de la computación contemporánea, según el Economist" o una persona "bien intencionada" que desconoce las reglas de los negocios según el Financial Times, lo cierto es que todo el mundo habla de él. El mítico fundador del Media Lab en el Massachusetts Institute of Technology y autor del inspirador Being Digital es uno de los académicos con más presencia en los medios de todo el mundo. Con un precio que ha terminado oscilando entre los 180 y 190 dólares ya no es la laptop de 100 dólares que presumía ser. La meta del millón de laptops para Argentina ha quedado, cuando menos, pospuesta, y su competidor Intel está lanzando la ClassMate, un producto similar aunque más caro. Hijo del próspero armador griego Dimitri John y hermano del diplomático John Negroponte, Nicholas Negroponte no es una persona que se quede sin respuestas.
-¿Ven como un éxito o como un fracaso la entrada de la ClassMate de Intel al mercado de las laptop baratas para niños?
-Antes que nada, no los vemos como competidores porque no hay forma de que una compañía comercial pueda hacer laptops más baratas. El cincuenta por ciento del costo de cualquier laptop comercial se reparte entre ventas, marketing, distribución y beneficios. Nosotros no tenemos ninguno de esos costes así que por definición siempre vamos a ser más baratos porque somos una organización humanitaria. Cuando la gente dice que competimos con Intel para nosotros es un gran cumplido y bueno, porque si ellos bajan sus precios, termina beneficiando a todo el mundo. Donde está el problema no es tanto en la competición como en la distracción. Le doy un ejemplo: el jefe de Estado en Libia me dice, 'de acuerdo, compro un 1,2 millones de tus laptops' y después llega Intel a Libia y, como no se puede entrevistar con el jefe de Estado porque es una operación comercial, acude al ministro de Educación y le dicen: '¿Por qué un millón? ¿Cómo estás seguro de que va a funcionar? Mejor compra diez mil...'. Ahí es donde veo el problema. A los burócratas no les interesa tomar riesgos porque cuando los toman y tienen éxito, la gloria es para el jefe. Ahora bien, si se equivocan... Para nosotros esa ha sido la mayor desventaja. En el caso de Intel se complicó porque ahora además son socios. Te diría entonces que su entrada implica las dos cosas: un éxito y un fracaso.- La falta de costos de marketing y de distribución, ¿no será un inconveniente en vez de una ventaja?
-Bueno, eso depende de lo que creas que somos. Si crees que somos una empresa de laptops, sí, sería un error. Pero no lo somos. Somos como el World Food Program, que es muy activo y maravilloso. No tienen departamento de marketing y alimentan a 30 millones de personas todos los días. Nuestro modelo es ser como el World Food Program y no como una Dell a la que no le interesan los beneficios, pero eso es algo que la prensa no termina de entender.- A diferencia del World Food Program, ustedes están vendiendo un producto.- Estamos vendiendo un producto...- Sí, alguien tiene que pagar por las laptops.- Sí, es verdad, alguien tiene que pagar por ellas pero con el programa Give One Get One no las vendemos, las donamos. Eso cambia la ecuación y lo convierte en algo similar al World Food Program. Es verdad que estas donaciones no son para todos los países sino para aquellos con menor gasto por niño en educación. En el resto de casos, sí, podríamos decir que estamos vendiendo una laptop. Estoy completamente de acuerdo en que si una compañía comercial hace algo verdaderamente competitivo sea considerado por los gobiernos. Yo no necesito vender laptops, lo que necesito es que lleguen las laptops a los chicos. No me importa si Libia compra nuestras laptops o las de algún otro pero sí me importa que 1,2 millones de laptops se conviertan en 50 mil, por el millón de niños que se está quedando sin computadora.- ¿En qué medida la llegada de las laptops independiza la formación de los niños del presupuesto en educación de sus países?- En la mayoría de los países en desarrollo, se usa el doble turno en las escuelas, por la mañana para un grupo de estudiantes y la tarde para otros, entre otras razones porque normalmente estos chicos trabajan también con las familias. En este tipo de escuelas, la jornada comienza a las siete, en teoría, y a las siete y media en la práctica. Se termina entre las once y media y las doce. Al final, son solo entre doce horas y media y catorce horas por semana en la escuela, y eso es muy poco tiempo, de modo que una de las cosas que queremos es que los chicos se lleven la laptop a casa y la usen para otras cosas, juegos, música, escribir cosas.. De ese modo ampliamos el tiempo disponible para la educación de los chicos. Cuando se conectan a Internet reciben toda esta educación informal que, en función de la curiosidad y motivación del chico, puede darle mucha educación de forma independiente y con otros chicos que no necesariamente tienen que ser vecinos de la aldea sino del país, de forma que estás ampliando notablemente lo que el chico puede hacer.- Después de la educación, ¿qué viene? ¿El desarrollo económico o el de las libertades políticas?- La educación es siempre lo primero. Por ejemplo el caso de Irlanda, que en los años 50 y 60 le dio mucha importancia a la educación. Es un ejemplo de desarrollo económico. El desarrollo polBloque entrecomilladoítico es un tema más complicado porque en algunos países significa moverse hacia la democracia y no hay nada peor que una democracia prematura, porque la democracia es un sistema muy ineficiente. Si miras a los casos de India y China puedes observar cómo se están separando. China sigue subiendo a toda velocidad mientras que India va a un ritmo menor, en algunos casos incluso negativo. Una de las razones es que la de India es una democracia prematura. Esta es una afirmación muy controvertida pero por el desarrollo político hay que pagar un precio.

Nicholas Negroponte: igualdad en el acceso a la información


Si no hay igualdad en el acceso a la riqueza, que por lo menos haya igualdad en el acceso a la información que -tal vez- un día genere esa riqueza. Animado por el mismo entusiasmo con el que soñó el Media Lab del MIT, Nicholas Negroponte presentó en el Davos de 2005 la solución al problema: la OX-1, una laptop con conexión a Internet lo suficientemente barata como para llegar a los niños más pobres del mundo.

Era fácil predecir que distribuir 150 millones de laptops en cuatro años era un poco mucho y que pedir US$ 100 por ellas era un poco poco (hoy cuestan US$ 180 en origen). Lo que pocos habrían adivinado es que, a pesar de ello, gigantes como Intel y Microsoft, con los que Negroponte no llegó a un acuerdo en su día, le iban a seguir los pasos con la Classmate, una laptop para chicos (por el diseño y la dureza de sus componentes) que ya se vende en la Argentina por US$ 480.

Negroponte le dijo a iEco que la llegada de estas empresas, a las que no ve como "competidoras", le producía sentimientos encontrados. Le alegraba alentar a "los otros a bajar sus precios, porque eso beneficia a todo el mundo" pero consideraba un fracaso el número de computadoras que en su opinión dejarían de llegar a los chicos. La tesis es que él tiene trato directo con los jefes de Estado y organiza pedidos de un millón de máquinas. En su opinión, Intel tiene que conformarse con ministros y directores generales, "porque la suya es una operación comercial", y estos siempre son más difíciles de embarcar en proyectos ambiciosos.

La Argentina fue de los primeros países en interesarse por la OX-1 si bien todavía no concretó ningún pedido. La Classmate compite con ella por los favores del Gobierno y en Intel esperan vender 50 mil unidades en 2008, con un enfoque radicalmente diferente al de Negroponte.

Como dijo el CEO de Intel, Paul Otellini, no forma parte de su labor filantrópica. Así lo confirmó Esteban Galluzzi, gerente general para el Cono Sur: "No hay filantropía que alcance para regalarle laptops a todos los niños del mundo".

Según Galluzzi, "lo que hace Negroponte es impulsar el nacimiento de esta categoría" que a Intel le interesa "socialmente y como negocio": "Después, todo el mundo va a querer entrar en un mercado que, de consolidarse, cuadruplicará el actual: en Argentina hay 11 millones de niños y el mercado de PCs hoy es de 2 millones".

La tercera en concurso por los colegios argentinos es la ITP-C de pantalla táctil, fabricada en Israel y comercializada por NEC Argentina "no para hacer grandes negocios sino para contribuir al desarrollo", según el responsable de producto, Sergio Romano.

Se moverá en un precio similar al de la Classmate y para 2008 esperan vender 30.000 equipos. La robustez es también una de sus variables clave: "Siempre que vamos a un lugar arrojamos una máquina al piso y demostramos que después sigue funcionando".

Otras empresas vieron el filón sin sentir la necesidad de comprometer en él su responsabilidad social. En MercadoLibre ya se vende la Eee PC de la fabricante taiwanesa Asustek por unos US$ 580, una PC que pueden usar niños (mientras no la arrojen al piso) y adultos. En la Argentina es la primera a ese precio pero en el mundo hay más ejemplos.

Hace tiempo que Wal-Mart vende la Everex en EE.UU. por un precio similar y Quanta -la fabricante de laptops asociada a la OX-1 de Negroponte- anunció en mayo que fabricaría sus propias máquinas por US$ 200. También preconizó la creación de un nuevo nicho de mercado: laptops de entre 200 y 600 dólares.

Sin llegar a esos niveles, en el país el precio también bajó. Según Intel, la notebook promedio pasó de 1.530 dólares a fines de 2005 a 1.012. Un movimiento paralelo al aumento de su consumo. Este año se espera llegar a las 300.000 notebooks vendidas, que según IDC ya representan el 15% de todas las PCs.

Como dice Pablo Tedesco, de Prince & Cooke, "pasar de 3 marcas a más de 10 hace que caigan los precios". Aunque sea por otro camino, parece que el sueño de Negroponte no era tan imposible.



Si una virtud tiene el proyecto One Laptop Per Child (Una Laptop Por Niño) es la de mantener a su impulsor, Nicholas Negroponte, en el candelero. "El padre de una de las causas con más sentido de la computación contemporánea, según el Economist" o una persona "bien intencionada" que desconoce las reglas de los negocios según el Financial Times, lo cierto es que todo el mundo habla de él. El mítico fundador del Media Lab en el Massachusetts Institute of Technology y autor del inspirador Being Digital es uno de los académicos con más presencia en los medios de todo el mundo. Con un precio que ha terminado oscilando entre los 180 y 190 dólares ya no es la laptop de 100 dólares que presumía ser. La meta del millón de laptops para Argentina ha quedado, cuando menos, pospuesta, y su competidor Intel está lanzando la ClassMate, un producto similar aunque más caro. Hijo del próspero armador griego Dimitri John y hermano del diplomático John Negroponte, Nicholas Negroponte no es una persona que se quede sin respuestas.
-¿Ven como un éxito o como un fracaso la entrada de la ClassMate de Intel al mercado de las laptop baratas para niños?
-Antes que nada, no los vemos como competidores porque no hay forma de que una compañía comercial pueda hacer laptops más baratas. El cincuenta por ciento del costo de cualquier laptop comercial se reparte entre ventas, marketing, distribución y beneficios. Nosotros no tenemos ninguno de esos costes así que por definición siempre vamos a ser más baratos porque somos una organización humanitaria. Cuando la gente dice que competimos con Intel para nosotros es un gran cumplido y bueno, porque si ellos bajan sus precios, termina beneficiando a todo el mundo. Donde está el problema no es tanto en la competición como en la distracción. Le doy un ejemplo: el jefe de Estado en Libia me dice, 'de acuerdo, compro un 1,2 millones de tus laptops' y después llega Intel a Libia y, como no se puede entrevistar con el jefe de Estado porque es una operación comercial, acude al ministro de Educación y le dicen: '¿Por qué un millón? ¿Cómo estás seguro de que va a funcionar? Mejor compra diez mil...'. Ahí es donde veo el problema. A los burócratas no les interesa tomar riesgos porque cuando los toman y tienen éxito, la gloria es para el jefe. Ahora bien, si se equivocan... Para nosotros esa ha sido la mayor desventaja. En el caso de Intel se complicó porque ahora además son socios. Te diría entonces que su entrada implica las dos cosas: un éxito y un fracaso.- La falta de costos de marketing y de distribución, ¿no será un inconveniente en vez de una ventaja?
-Bueno, eso depende de lo que creas que somos. Si crees que somos una empresa de laptops, sí, sería un error. Pero no lo somos. Somos como el World Food Program, que es muy activo y maravilloso. No tienen departamento de marketing y alimentan a 30 millones de personas todos los días. Nuestro modelo es ser como el World Food Program y no como una Dell a la que no le interesan los beneficios, pero eso es algo que la prensa no termina de entender.- A diferencia del World Food Program, ustedes están vendiendo un producto.- Estamos vendiendo un producto...- Sí, alguien tiene que pagar por las laptops.- Sí, es verdad, alguien tiene que pagar por ellas pero con el programa Give One Get One no las vendemos, las donamos. Eso cambia la ecuación y lo convierte en algo similar al World Food Program. Es verdad que estas donaciones no son para todos los países sino para aquellos con menor gasto por niño en educación. En el resto de casos, sí, podríamos decir que estamos vendiendo una laptop. Estoy completamente de acuerdo en que si una compañía comercial hace algo verdaderamente competitivo sea considerado por los gobiernos. Yo no necesito vender laptops, lo que necesito es que lleguen las laptops a los chicos. No me importa si Libia compra nuestras laptops o las de algún otro pero sí me importa que 1,2 millones de laptops se conviertan en 50 mil, por el millón de niños que se está quedando sin computadora.- ¿En qué medida la llegada de las laptops independiza la formación de los niños del presupuesto en educación de sus países?- En la mayoría de los países en desarrollo, se usa el doble turno en las escuelas, por la mañana para un grupo de estudiantes y la tarde para otros, entre otras razones porque normalmente estos chicos trabajan también con las familias. En este tipo de escuelas, la jornada comienza a las siete, en teoría, y a las siete y media en la práctica. Se termina entre las once y media y las doce. Al final, son solo entre doce horas y media y catorce horas por semana en la escuela, y eso es muy poco tiempo, de modo que una de las cosas que queremos es que los chicos se lleven la laptop a casa y la usen para otras cosas, juegos, música, escribir cosas.. De ese modo ampliamos el tiempo disponible para la educación de los chicos. Cuando se conectan a Internet reciben toda esta educación informal que, en función de la curiosidad y motivación del chico, puede darle mucha educación de forma independiente y con otros chicos que no necesariamente tienen que ser vecinos de la aldea sino del país, de forma que estás ampliando notablemente lo que el chico puede hacer.- Después de la educación, ¿qué viene? ¿El desarrollo económico o el de las libertades políticas?- La educación es siempre lo primero. Por ejemplo el caso de Irlanda, que en los años 50 y 60 le dio mucha importancia a la educación. Es un ejemplo de desarrollo económico. El desarrollo polBloque entrecomilladoítico es un tema más complicado porque en algunos países significa moverse hacia la democracia y no hay nada peor que una democracia prematura, porque la democracia es un sistema muy ineficiente. Si miras a los casos de India y China puedes observar cómo se están separando. China sigue subiendo a toda velocidad mientras que India va a un ritmo menor, en algunos casos incluso negativo. Una de las razones es que la de India es una democracia prematura. Esta es una afirmación muy controvertida pero por el desarrollo político hay que pagar un precio.

Polacos judíos descubren su pasado tras décadas de persecución

Numerosos polacos están descubriendo ahora su pasado judío, después de que sus antepasados borraran cualquier huella de identidad por miedo a ser perseguidos, primero por los nazis y después por los comunistas, en un país tradicionalmente católico.

“Jamás hablamos de nuestros antepasados”, recordó Agnieszka Kwasniewska, una reciente reconvertida de 37 años, en el Centro Cultural Judío de Varsovia, durante la celebración de Jánuca, la llamada “Fiesta de las Luminarias”.

Kwasniewska explicó que, cuando tenía 12 años, su abuela le contó que durante la Segunda Guerra Mundial tuvo que esconderse “por parecerse a una judía”.

“Sabía que había algo de falso en esa historia. Ella lloraba mucho. No volvimos a hablar. Más tarde, pregunte a mi padre y me dijo: es una vieja historia y no debemos volver a ella. Somos católicos”, explicó.

Sus preguntas causaron tensiones en la familia, pero ella no se reprocha nada. “Cuando vine a la sinagoga fue como volver a mi casa”, añadió.

Según los cálculos, en Polonia quedan entre 3.500 y 15.000 judíos, sobre una población de 38 millones de personas. Sin embargo, es casi imposible cifrar el número de polacos que descienden de judíos.

Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, en el país había 3,5 millones de judíos y Varsovia era la ciudad europea con más judíos y la segunda en el mundo, por detrás de Nueva York, con casi 400.000 judíos.

Los nazis, que ocuparon Polonia en 1939, mataron al 90% de los judíos polacos, es decir, unos tres millones. Tras la guerra, en 1945, sólo quedaban 280.000 judíos en Polonia.

Muchos de ellos emigraron a Israel o a Estados Unidos apenas acabó el conflicto o durante las campañas antisemitas del régimen comunista en los años 50 o en 1968.

Los que se quedaron, prefirieron esconder su identidad para proteger a sus hijos.

“Tenía 13 años cuando me interesé por el origen de mi apellido”, relató el joven Maciej Krasniewski, de 20 años. “Los apellidos polacos que acaban en ’ski’ pueden tener un origen aristocrático.

Pregunté a mi padre y me dijo: ‘Nuestro verdadero apellido es Kirschenbaum’”.

Su abuelo paterno era un superviviente del Holocausto que cambió el nombre de la familia en 1954.

Este joven tardó cinco años en decidir reconvertirse al judaísmo. Lo mismo hizo su hermano gemelo. Todavía duda en salir a la calle con la kipá, pero está dispuesto a “salir del armario”.

“Estamos aquí, no nos iremos y deberán habituarse” es el mensaje que quiere lanzar con ello. “Si no lo hacemos, nadie sabrá que existen judíos en Polonia”, justificó.

A los nuevos judíos polacos les gustaría que los otros judíos, en particular los que viven en Israel y Estados Unidos y que visitan a menudo los antiguos campos de concentración polacos, dejaran de ver Polonia como un gran cementerio.

“Deben ver que existe una realizad judía en Polonia”, reclamó Anna Janot-Szymanska, cuya hermana, Malgorzata, dirige el Centro Cultural Judío.

Polacos judíos descubren su pasado tras décadas de persecución

Numerosos polacos están descubriendo ahora su pasado judío, después de que sus antepasados borraran cualquier huella de identidad por miedo a ser perseguidos, primero por los nazis y después por los comunistas, en un país tradicionalmente católico.

“Jamás hablamos de nuestros antepasados”, recordó Agnieszka Kwasniewska, una reciente reconvertida de 37 años, en el Centro Cultural Judío de Varsovia, durante la celebración de Jánuca, la llamada “Fiesta de las Luminarias”.

Kwasniewska explicó que, cuando tenía 12 años, su abuela le contó que durante la Segunda Guerra Mundial tuvo que esconderse “por parecerse a una judía”.

“Sabía que había algo de falso en esa historia. Ella lloraba mucho. No volvimos a hablar. Más tarde, pregunte a mi padre y me dijo: es una vieja historia y no debemos volver a ella. Somos católicos”, explicó.

Sus preguntas causaron tensiones en la familia, pero ella no se reprocha nada. “Cuando vine a la sinagoga fue como volver a mi casa”, añadió.

Según los cálculos, en Polonia quedan entre 3.500 y 15.000 judíos, sobre una población de 38 millones de personas. Sin embargo, es casi imposible cifrar el número de polacos que descienden de judíos.

Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, en el país había 3,5 millones de judíos y Varsovia era la ciudad europea con más judíos y la segunda en el mundo, por detrás de Nueva York, con casi 400.000 judíos.

Los nazis, que ocuparon Polonia en 1939, mataron al 90% de los judíos polacos, es decir, unos tres millones. Tras la guerra, en 1945, sólo quedaban 280.000 judíos en Polonia.

Muchos de ellos emigraron a Israel o a Estados Unidos apenas acabó el conflicto o durante las campañas antisemitas del régimen comunista en los años 50 o en 1968.

Los que se quedaron, prefirieron esconder su identidad para proteger a sus hijos.

“Tenía 13 años cuando me interesé por el origen de mi apellido”, relató el joven Maciej Krasniewski, de 20 años. “Los apellidos polacos que acaban en ’ski’ pueden tener un origen aristocrático.

Pregunté a mi padre y me dijo: ‘Nuestro verdadero apellido es Kirschenbaum’”.

Su abuelo paterno era un superviviente del Holocausto que cambió el nombre de la familia en 1954.

Este joven tardó cinco años en decidir reconvertirse al judaísmo. Lo mismo hizo su hermano gemelo. Todavía duda en salir a la calle con la kipá, pero está dispuesto a “salir del armario”.

“Estamos aquí, no nos iremos y deberán habituarse” es el mensaje que quiere lanzar con ello. “Si no lo hacemos, nadie sabrá que existen judíos en Polonia”, justificó.

A los nuevos judíos polacos les gustaría que los otros judíos, en particular los que viven en Israel y Estados Unidos y que visitan a menudo los antiguos campos de concentración polacos, dejaran de ver Polonia como un gran cementerio.

“Deben ver que existe una realizad judía en Polonia”, reclamó Anna Janot-Szymanska, cuya hermana, Malgorzata, dirige el Centro Cultural Judío.

miércoles, diciembre 26, 2007

Sin solución para el cambio climático

Después de prolongadas e infructuosas negociaciones, la conferencia convocada en Bali, Indonesia, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para lograr un consenso de cara a un nuevo tratado sobre que limite especialmente las emisiones de gases que provocan el calentamiento global no deparó el resultado deseado. El problema sigue sin solución.

El tratado anterior, conocido como Protocolo de Kyoto, aprobado en 1997, tuvo el mismo propósito, pero fue resistido especialmente por los Estados Unidos. Esa posición frustró el éxito de ese primer paso, que tendía a mitigar una cuestión que compromete en forma severa el equilibrio del medio ambiente.

Al culminar las jornadas de Bali, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, formuló una dramática alocución en la cual puso el mayor énfasis en destacar las consecuencias irreversibles de cualquier demora en la aprobación de las medidas que se esperaban de la asamblea, de más de 180 países.

"Estamos en una encrucijada -dijo Ban-. Un camino conduce a un acuerdo amplio sobre el cambio climático y el otro, a la extinción. La elección es clara."

Las expectativas sobre la reunión de Bali eran moderadas, pues se concentraban en llegar a establecer puntos básicos de coincidencias que permitieran elaborar un documento que iba ser formalizado en 2009 para entrar en vigor en 2012. Ese año caducará el Protocolo de Kyoto. Sin embargo, las diferencias sobre la forma y la metodología de reducción del empleo de combustibles fósiles generó vivas confrontaciones.

No sólo obró la posición conocida del mayor país industrial, los Estados Unidos, duramente criticados por las asociaciones ambientalistas y por el ex vicepresidente Al Gore, quien acusó a su propio país de obstruir los posibles acuerdos. También China y la India, como grandes economías emergentes, se rehusaron admitir límites para sus emisiones.

Con elocuencia, Gore calificó el calentamiento global de "urgencia planetaria" y afirmó que corresponde a esta generación, y no a la venidera, entablar una lucha contra el problema. Esta generación, de hecho, tiene el imperativo moral de hacerlo.

No pocas voces han advertido que los científicos dijeron qué iba a suceder, pero los responsables políticos hicieron caso omiso de ello. Es la actitud que adoptó Europa con el ascenso al poder de Adolf Hitler y el III Reich en Alemania, agregó Gore, recientemente distinguido con el Nobel de la Paz junto con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU.

Más allá de las advertencias, que no fueron pocas, el propósito de dejar fijados límites cuantitativos para la emisión de gases -entre el 25 y el 40 por ciento menos de lo que eran en 1990- no pudo acordarse.

Finalmente, los representantes de la comunidad internacional arribaron a conclusiones de carácter general que no implican compromisos en sentido estricto para ningún país. Se reconoció la necesidad "de efectuar severas reducciones de las emisiones mundiales", enunciado abstracto que permitió salvar el estancamiento de los debates y dejar un camino apenas insinuado para 2009, en Copenhague, donde se tendrá que decidir sin más postergaciones el tratado que ha de reemplazar al Protocolo de Kyoto.

En Bali quedó asentada la demanda de poner límites a la emisión de gases por el uso de los combustibles fósiles, generadores del llamado efecto invernadero y, asimismo, quedó asentada la necesidad de reducirlas, lo cual deberá ser cuantificable y demostrable.

Puede observarse que los problemas previos a la conferencia subsistieron sin solución, pese a las expectativas, los discursos y los debates invertidos en ella. Es evidente que la lógica de los planteos económicos y políticos, y la conciencia ambientalista residen en órbitas distintas.

El riesgo está a la vista. La opinión pública debe gravitar para que la comunidad internacional, más allá de los intereses particulares, tome conciencia del peligro al que está expuesto el planeta si los líderes no logran un acuerdo sobre esta materia.

Sin solución para el cambio climático

Después de prolongadas e infructuosas negociaciones, la conferencia convocada en Bali, Indonesia, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para lograr un consenso de cara a un nuevo tratado sobre que limite especialmente las emisiones de gases que provocan el calentamiento global no deparó el resultado deseado. El problema sigue sin solución.

El tratado anterior, conocido como Protocolo de Kyoto, aprobado en 1997, tuvo el mismo propósito, pero fue resistido especialmente por los Estados Unidos. Esa posición frustró el éxito de ese primer paso, que tendía a mitigar una cuestión que compromete en forma severa el equilibrio del medio ambiente.

Al culminar las jornadas de Bali, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, formuló una dramática alocución en la cual puso el mayor énfasis en destacar las consecuencias irreversibles de cualquier demora en la aprobación de las medidas que se esperaban de la asamblea, de más de 180 países.

"Estamos en una encrucijada -dijo Ban-. Un camino conduce a un acuerdo amplio sobre el cambio climático y el otro, a la extinción. La elección es clara."

Las expectativas sobre la reunión de Bali eran moderadas, pues se concentraban en llegar a establecer puntos básicos de coincidencias que permitieran elaborar un documento que iba ser formalizado en 2009 para entrar en vigor en 2012. Ese año caducará el Protocolo de Kyoto. Sin embargo, las diferencias sobre la forma y la metodología de reducción del empleo de combustibles fósiles generó vivas confrontaciones.

No sólo obró la posición conocida del mayor país industrial, los Estados Unidos, duramente criticados por las asociaciones ambientalistas y por el ex vicepresidente Al Gore, quien acusó a su propio país de obstruir los posibles acuerdos. También China y la India, como grandes economías emergentes, se rehusaron admitir límites para sus emisiones.

Con elocuencia, Gore calificó el calentamiento global de "urgencia planetaria" y afirmó que corresponde a esta generación, y no a la venidera, entablar una lucha contra el problema. Esta generación, de hecho, tiene el imperativo moral de hacerlo.

No pocas voces han advertido que los científicos dijeron qué iba a suceder, pero los responsables políticos hicieron caso omiso de ello. Es la actitud que adoptó Europa con el ascenso al poder de Adolf Hitler y el III Reich en Alemania, agregó Gore, recientemente distinguido con el Nobel de la Paz junto con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU.

Más allá de las advertencias, que no fueron pocas, el propósito de dejar fijados límites cuantitativos para la emisión de gases -entre el 25 y el 40 por ciento menos de lo que eran en 1990- no pudo acordarse.

Finalmente, los representantes de la comunidad internacional arribaron a conclusiones de carácter general que no implican compromisos en sentido estricto para ningún país. Se reconoció la necesidad "de efectuar severas reducciones de las emisiones mundiales", enunciado abstracto que permitió salvar el estancamiento de los debates y dejar un camino apenas insinuado para 2009, en Copenhague, donde se tendrá que decidir sin más postergaciones el tratado que ha de reemplazar al Protocolo de Kyoto.

En Bali quedó asentada la demanda de poner límites a la emisión de gases por el uso de los combustibles fósiles, generadores del llamado efecto invernadero y, asimismo, quedó asentada la necesidad de reducirlas, lo cual deberá ser cuantificable y demostrable.

Puede observarse que los problemas previos a la conferencia subsistieron sin solución, pese a las expectativas, los discursos y los debates invertidos en ella. Es evidente que la lógica de los planteos económicos y políticos, y la conciencia ambientalista residen en órbitas distintas.

El riesgo está a la vista. La opinión pública debe gravitar para que la comunidad internacional, más allá de los intereses particulares, tome conciencia del peligro al que está expuesto el planeta si los líderes no logran un acuerdo sobre esta materia.

El mal ambiente del Riachuelo

Por Alejandro González Escudero

La preocupación por el medio ambiente es claramente un tema contemporáneo y propio de comunidades con mayor nivel de ingresos. Pero es una preocupación que no tiene demasiadas décadas de vida. Desde el inicio de la humanidad hasta el siglo XIX, el progreso de las actividades del hombre se basó en recursos naturales considerados ilimitados. La propia naturaleza sería la que finalmente se ocupara de tratar los desechos originados por la actividad humana. Se comprende esa concepción: la cantidad de recursos utilizados y la escasa población resultaban exiguos frente a la abundancia de la naturaleza y su capacidad para procesar los residuos generados por el hombre.

Así, los ríos aguas abajo resultaban descargas baratas para líquidos de todo tipo. Los sólidos bien podían depositarse en campos apartados, y el viento se ocupaba de las sustancias lanzadas a la atmósfera.

Hoy, esas prácticas no son tolerables. Y menos lo son en las comunidades más ricas. Pero ¿por qué no es igual entre las menos avanzadas? Porque, evidentemente, el cuidado del medio ambiente es una preocupación secundaria frente a la necesidad de progresar de quienes están más atrás. Y sabemos que, en general, la producción que cuida el medio ambiente, que minimiza la contaminación y que trata los residuos es más costosa que la que no lo hace.

Por otra parte, los problemas ambientales tienen una escala mundial que es difícil de abordar con los esquemas de divisiones políticas locales o nacionales. ¿Por qué debemos preocuparnos por la contaminación que pueden sufrir las comunidades vecinas? El viento y los ríos no saben de fronteras. Las soluciones ambientales implican muchas veces costos que no traen un beneficio directo para quienes las pagan. En consecuencia, no existen incentivos claros para frenar la contaminación. Los estudios económicos los llaman “bienes públicos”. No existen derechos de propiedad particulares sobre el medio ambiente, ya que lo pueden “usar” todos. Obtendrán ventajas individuales quienes logren aprovecharse de él sin soportar los costos de su mantenimiento. Sin embargo, al final, la utilización desmedida puede terminar dañando el recurso.

También los temas ambientales tienen una dimensión temporal “larga” para el horizonte de planeamiento de las personas, las empresas y los políticos. El daño ambiental suele manifestar su rigor después de soportar muchos años de descuido.

En nuestro país tenemos un ejemplo demostrativo de estos problemas en la llamada cuenca del río Matanza-Riachuelo.

Desde la época colonial, fue canal de descarga para los residuos de las industrias localizadas en sus alrededores. Saladeros, después frigoríficos y curtiembres, estuvieron y están aún entre las fuentes industriales de contaminación. Las otras industrias que se instalaron en la zona también hicieron su “aporte”: químicas, petroquímicas, alimenticias, metalúrgicas, entre las principales.

En los últimos 60 años se agregó el fuerte impacto de la contaminación urbana de la cuenca. La población creció en su área de influencia, en muchos casos en forma precaria, sin servicios cloacales, sin recolección de residuos, sin agua corriente potable domiciliaria.

El crecimiento de la población en esa zona, sin planes y sin servicios, aunque habitual en áreas marginales de los centros urbanos del Tercer Mundo, hace dudar de la capacidad para llevar a la práctica la preocupación por lo social que, indefectiblemente, manifestaron los gobernantes de la región a lo largo de las últimas décadas.

Es notable observar cómo la inquietud por el problema se instala en la opinión pública en momentos de mayor crecimiento económico. A mediados de la década pasada, así como en el presente, el tema estuvo en la agenda. Durante la crisis de 2001/2002 pasó a un segundo plano, porque la actividad económica disminuyó (y, por lo tanto, bajó la contaminación) y en mayor medida porque, como se dijo, el problema de la pobreza tapa al del medio ambiente. Un ejemplo es el destino que tuvo un préstamo del BID para mejorar la cuenca: en plena crisis, y luego de sufrir varias peripecias se lo derivó a planes de ayuda social.

El Riachuelo, además, sufrió las consecuencias de ser una frontera entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. A ello se suma la participación de la Nación y de los municipios sobre la cuenca. Esto, lejos de ser un catalizador de las transformaciones, derivó en un laberinto de organismos, normas y regulaciones que no consiguieron ninguna mejora significativa sobre los problemas concretos. Al día de hoy, termina siendo un problema más que se agrega a la contaminación industrial y urbana. Llegar a comprender el entramado de disposiciones de la cuenca es una tarea más ardua que distinguir la capacidad de contaminación entre las decenas de sustancias que se vuelcan allí. Si bien hay unanimidad en cuanto a lo negativa que resulta la contaminación, a la hora de explorar las soluciones y establecer quiénes asumirán los costos de no contaminar, las opiniones se dividen.

¿Empezar a limpiar sin esperar la eliminación de las fuentes de contaminación? ¿Poner la mira en los residuos industriales o en los urbanos? ¿Cómo financiar la construcción de cloacas y el tendido de redes de agua potable? ¿Trasladar las industrias o tratar sus residuos? Hay que dragar el fondo, pero ¿dónde volcar los sedimentos contaminados? Algunas acciones son tan baratas que sorprende la demora en implantarlas. ¿Por qué no se brindan servicios de recolección de residuos a los asentamientos de la ribera? ¿Por qué no se limpia la superficie?

La complejidad y los costos no resultaron obstáculos insalvables para que varios países avanzados resolvieran la contaminación de algunos de sus ríos. Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos tienen ejemplos. Hasta en San Pablo, Brasil, comenzaron las obras en el río Tieté. ¿Lograrán las industrias, poblaciones y funcionarios argentinos relacionados con el problema estar a la altura de lo que se espera de ellos?

El autor es presidente de la Fundación Economía y Sociedad, y ex vicepresidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la ciudad de Buenos Aires.

El mal ambiente del Riachuelo

Por Alejandro González Escudero

La preocupación por el medio ambiente es claramente un tema contemporáneo y propio de comunidades con mayor nivel de ingresos. Pero es una preocupación que no tiene demasiadas décadas de vida. Desde el inicio de la humanidad hasta el siglo XIX, el progreso de las actividades del hombre se basó en recursos naturales considerados ilimitados. La propia naturaleza sería la que finalmente se ocupara de tratar los desechos originados por la actividad humana. Se comprende esa concepción: la cantidad de recursos utilizados y la escasa población resultaban exiguos frente a la abundancia de la naturaleza y su capacidad para procesar los residuos generados por el hombre.

Así, los ríos aguas abajo resultaban descargas baratas para líquidos de todo tipo. Los sólidos bien podían depositarse en campos apartados, y el viento se ocupaba de las sustancias lanzadas a la atmósfera.

Hoy, esas prácticas no son tolerables. Y menos lo son en las comunidades más ricas. Pero ¿por qué no es igual entre las menos avanzadas? Porque, evidentemente, el cuidado del medio ambiente es una preocupación secundaria frente a la necesidad de progresar de quienes están más atrás. Y sabemos que, en general, la producción que cuida el medio ambiente, que minimiza la contaminación y que trata los residuos es más costosa que la que no lo hace.

Por otra parte, los problemas ambientales tienen una escala mundial que es difícil de abordar con los esquemas de divisiones políticas locales o nacionales. ¿Por qué debemos preocuparnos por la contaminación que pueden sufrir las comunidades vecinas? El viento y los ríos no saben de fronteras. Las soluciones ambientales implican muchas veces costos que no traen un beneficio directo para quienes las pagan. En consecuencia, no existen incentivos claros para frenar la contaminación. Los estudios económicos los llaman “bienes públicos”. No existen derechos de propiedad particulares sobre el medio ambiente, ya que lo pueden “usar” todos. Obtendrán ventajas individuales quienes logren aprovecharse de él sin soportar los costos de su mantenimiento. Sin embargo, al final, la utilización desmedida puede terminar dañando el recurso.

También los temas ambientales tienen una dimensión temporal “larga” para el horizonte de planeamiento de las personas, las empresas y los políticos. El daño ambiental suele manifestar su rigor después de soportar muchos años de descuido.

En nuestro país tenemos un ejemplo demostrativo de estos problemas en la llamada cuenca del río Matanza-Riachuelo.

Desde la época colonial, fue canal de descarga para los residuos de las industrias localizadas en sus alrededores. Saladeros, después frigoríficos y curtiembres, estuvieron y están aún entre las fuentes industriales de contaminación. Las otras industrias que se instalaron en la zona también hicieron su “aporte”: químicas, petroquímicas, alimenticias, metalúrgicas, entre las principales.

En los últimos 60 años se agregó el fuerte impacto de la contaminación urbana de la cuenca. La población creció en su área de influencia, en muchos casos en forma precaria, sin servicios cloacales, sin recolección de residuos, sin agua corriente potable domiciliaria.

El crecimiento de la población en esa zona, sin planes y sin servicios, aunque habitual en áreas marginales de los centros urbanos del Tercer Mundo, hace dudar de la capacidad para llevar a la práctica la preocupación por lo social que, indefectiblemente, manifestaron los gobernantes de la región a lo largo de las últimas décadas.

Es notable observar cómo la inquietud por el problema se instala en la opinión pública en momentos de mayor crecimiento económico. A mediados de la década pasada, así como en el presente, el tema estuvo en la agenda. Durante la crisis de 2001/2002 pasó a un segundo plano, porque la actividad económica disminuyó (y, por lo tanto, bajó la contaminación) y en mayor medida porque, como se dijo, el problema de la pobreza tapa al del medio ambiente. Un ejemplo es el destino que tuvo un préstamo del BID para mejorar la cuenca: en plena crisis, y luego de sufrir varias peripecias se lo derivó a planes de ayuda social.

El Riachuelo, además, sufrió las consecuencias de ser una frontera entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. A ello se suma la participación de la Nación y de los municipios sobre la cuenca. Esto, lejos de ser un catalizador de las transformaciones, derivó en un laberinto de organismos, normas y regulaciones que no consiguieron ninguna mejora significativa sobre los problemas concretos. Al día de hoy, termina siendo un problema más que se agrega a la contaminación industrial y urbana. Llegar a comprender el entramado de disposiciones de la cuenca es una tarea más ardua que distinguir la capacidad de contaminación entre las decenas de sustancias que se vuelcan allí. Si bien hay unanimidad en cuanto a lo negativa que resulta la contaminación, a la hora de explorar las soluciones y establecer quiénes asumirán los costos de no contaminar, las opiniones se dividen.

¿Empezar a limpiar sin esperar la eliminación de las fuentes de contaminación? ¿Poner la mira en los residuos industriales o en los urbanos? ¿Cómo financiar la construcción de cloacas y el tendido de redes de agua potable? ¿Trasladar las industrias o tratar sus residuos? Hay que dragar el fondo, pero ¿dónde volcar los sedimentos contaminados? Algunas acciones son tan baratas que sorprende la demora en implantarlas. ¿Por qué no se brindan servicios de recolección de residuos a los asentamientos de la ribera? ¿Por qué no se limpia la superficie?

La complejidad y los costos no resultaron obstáculos insalvables para que varios países avanzados resolvieran la contaminación de algunos de sus ríos. Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos tienen ejemplos. Hasta en San Pablo, Brasil, comenzaron las obras en el río Tieté. ¿Lograrán las industrias, poblaciones y funcionarios argentinos relacionados con el problema estar a la altura de lo que se espera de ellos?

El autor es presidente de la Fundación Economía y Sociedad, y ex vicepresidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la ciudad de Buenos Aires.

Un apartheid climático

Por Bernardo Kliksberg

Rajendra Pachauri, presidente del panel de la ONU sobre cambio climático, enfatizó, al recibir el Premio Nobel de la Paz 2007, que debía prestarse especial atención a “los impactos del cambio climático sobre las comunidades más pobres del mundo, porque pueden ser extremadamente desestabilizantes”. Otro Nobel de la Paz, el arzobispo Desmond Tutu, denunció que se está produciendo un nuevo apartheid, el climático. Los países y poblaciones pobres son mucho más vulnerables a las sequías, catástrofes, inundaciones, epidemias que está generando el calentamiento de la tierra, y tienen mucha menor capacidad de adaptarse a estas realidades.

Plantea: “¿Cómo puede una campesina pobre de Malawi adaptarse al cambio climático cuando las frecuentes sequías y la falta de lluvia merman la producción? ¿Quizá tendrá que reducir la calidad de la nutrición de su familia o sacar a sus hijos de la escuela? ¿Cómo puede una persona que vive en un barrio marginal de Manila o Puerto Príncipe protegido sólo con planchas plásticas y metálicas adaptarse a ciclones cada vez más intensos? ¿Cómo pueden las personas que viven en los grandes deltas del Ganges o el Mekong adaptarse al anegamiento de sus viviendas y de sus tierras?”.

El riguroso y agudo Informe de Desarrollo Humano 2007, del PNUD, dedicado a la lucha contra el cambio climático subraya: “A medida que aumenta el nivel del mar, ciudades como Londres y Los Angeles pueden enfrentar el riesgo de inundaciones, porque sus habitantes están protegidos por modernos sistemas de defensa. Por el contrario, cuando el calentamiento global altera los patrones climáticos en el Cuerno de Africa, significa la pérdida de cosechas, y hambrunas”.

Según los datos del Informe, entre 2000 y 2004, 264 millones de personas fueron afectadas por desastres climáticos anuales. El 98% vivía en países en desarrollo. En los países ricos que integran la OCDE sólo uno de cada 1500 habitantes recibió el impacto, en los países en desarrollo, uno de cada diecinueve. El índice de vulnerabilidad de los pobres es 79 veces peor.

El proceso de calentamiento global avanza con fuerza. Las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor e impiden sea expulsado a la atmósfera han alcanzado 380 partes por millón de dióxido de carbono, cifra mayor al rango de los últimos 650.000 años. En 2006 fue puesto en la atmósfera un volumen de dióxido de carbono igual al estimado por el Panel ONU en el peor de sus escenarios. El calentamiento ha acelerado el deshielo de los glaciares árticos, que puede llevar a un rápido crecimiento en el nivel de los mares.

Ya se ven cambios como la extinción de especies y la pérdida de biodiversidad. Las reservas de peces retroceden, tierras arables se vuelven infértiles y hay más personas sin agua potable. Algunos de los impactos, como las sequías, las tormentas más intensas y las inundaciones están borrando los progresos que poblaciones pobres habían hecho en relación con las metas del milenio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advierte que existe la amenaza de una “doble catástrofe, con tempranos reveses para el desarrollo humano de los pobres del mundo seguidos luego de peligros a largo plazo para toda la humanidad”.

Hay serios riesgos para América latina, una región con el 38% de su población en la pobreza. La mayor vulnerabilidad de los pobres se ha visto con claridad en los recientes desastres de Pisco, Tabasco y Santo Domingo. Ellos fueron masivamente los más golpeados.

Ciento veintiocho millones de latinoamericanos viven en tugurios, en áreas fácilmente inundables, no protegidas y en viviendas precarias.

Uno de los campos de mayores riesgos es el de la salud pública. Se estima que, a nivel mundial, las víctimas del paludismo, que actualmente mata un millón de personas por año, pueden crecer de 220 a 400 millones, y enfermedades como el dengue, típicas de América latina, pueden ampliarse.

Una paradoja inaceptable de toda la situación es que, mientras los principales países emisores de gases invernadero tienen avanzados sistemas de protección, los daños más importantes los están experimentando los países que menos contaminan. Los países ricos están generando el 46% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, América latina sólo el 5%, los países más pobres, el uno por ciento.

El director de Medio Ambiente de la ONU, Achim Steiner, dice que la estabilización de las emisiones es posible mediante la aplicación de tecnologías ya existentes o en desarrollo. Verificándolo, en la Cumbre Mundial de Bali se han presentado, junto con la necesidad de recortes drásticos de las emisiones, innúmeras propuestas, entre ellas la de Greenpeace, que planteó la creación de un fondo especial para preservar un pulmón del planeta, como el Amazonas, en riesgo por la deforestación. La Organización Meteorológica Mundial pidió medidas que ayuden ya a la población a enfrentar la escasez de agua, los climas extremos y otros peligros.

No hay demasiado tiempo para superar los intereses creados, denunciados con frecuencia, y actuar. Según el informe del PNUD, el mundo tiene sólo diez años para cambiar el rumbo, porque se está cerca de los puntos de inflexión en los que se puede pasar a deterioros muy graves.

El panel de la ONU, constituido por 2000 científicos de 140 países, que ha trabajado metódicamente durante 19 años, no ha dejado lugar a dudas. El mundo está en riesgo, y millones de personas pobres están sufriendo ya severos daños. De Boer, secretario de la Convención sobre cambio climático de la ONU, subraya: “El cambio climático ya ha comenzado y golpeará más duramente a los países más pobres”. Se estima que existen hoy 25 millones de “refugiados climáticos” en el mundo que no son reconocidos por el Derecho Internacional, que sólo protege a los que escapan de guerras o persecuciones.

Al Gore, también premiado con el Nobel 2007, resumió la situación con precisión al aceptarlo. “La próxima generación nos hará una de estas dos preguntas: “¿En qué estaban ustedes pensando, por qué no actuaron?, o ¿cómo encontraron el coraje moral para levantarse y resolver exitosamente una crisis que muchos decían que era imposible de solucionar?”.

El autor es asesor de la dirección del PNUD/ONU para América latina y el Caribe.

Un apartheid climático

Por Bernardo Kliksberg

Rajendra Pachauri, presidente del panel de la ONU sobre cambio climático, enfatizó, al recibir el Premio Nobel de la Paz 2007, que debía prestarse especial atención a “los impactos del cambio climático sobre las comunidades más pobres del mundo, porque pueden ser extremadamente desestabilizantes”. Otro Nobel de la Paz, el arzobispo Desmond Tutu, denunció que se está produciendo un nuevo apartheid, el climático. Los países y poblaciones pobres son mucho más vulnerables a las sequías, catástrofes, inundaciones, epidemias que está generando el calentamiento de la tierra, y tienen mucha menor capacidad de adaptarse a estas realidades.

Plantea: “¿Cómo puede una campesina pobre de Malawi adaptarse al cambio climático cuando las frecuentes sequías y la falta de lluvia merman la producción? ¿Quizá tendrá que reducir la calidad de la nutrición de su familia o sacar a sus hijos de la escuela? ¿Cómo puede una persona que vive en un barrio marginal de Manila o Puerto Príncipe protegido sólo con planchas plásticas y metálicas adaptarse a ciclones cada vez más intensos? ¿Cómo pueden las personas que viven en los grandes deltas del Ganges o el Mekong adaptarse al anegamiento de sus viviendas y de sus tierras?”.

El riguroso y agudo Informe de Desarrollo Humano 2007, del PNUD, dedicado a la lucha contra el cambio climático subraya: “A medida que aumenta el nivel del mar, ciudades como Londres y Los Angeles pueden enfrentar el riesgo de inundaciones, porque sus habitantes están protegidos por modernos sistemas de defensa. Por el contrario, cuando el calentamiento global altera los patrones climáticos en el Cuerno de Africa, significa la pérdida de cosechas, y hambrunas”.

Según los datos del Informe, entre 2000 y 2004, 264 millones de personas fueron afectadas por desastres climáticos anuales. El 98% vivía en países en desarrollo. En los países ricos que integran la OCDE sólo uno de cada 1500 habitantes recibió el impacto, en los países en desarrollo, uno de cada diecinueve. El índice de vulnerabilidad de los pobres es 79 veces peor.

El proceso de calentamiento global avanza con fuerza. Las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor e impiden sea expulsado a la atmósfera han alcanzado 380 partes por millón de dióxido de carbono, cifra mayor al rango de los últimos 650.000 años. En 2006 fue puesto en la atmósfera un volumen de dióxido de carbono igual al estimado por el Panel ONU en el peor de sus escenarios. El calentamiento ha acelerado el deshielo de los glaciares árticos, que puede llevar a un rápido crecimiento en el nivel de los mares.

Ya se ven cambios como la extinción de especies y la pérdida de biodiversidad. Las reservas de peces retroceden, tierras arables se vuelven infértiles y hay más personas sin agua potable. Algunos de los impactos, como las sequías, las tormentas más intensas y las inundaciones están borrando los progresos que poblaciones pobres habían hecho en relación con las metas del milenio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advierte que existe la amenaza de una “doble catástrofe, con tempranos reveses para el desarrollo humano de los pobres del mundo seguidos luego de peligros a largo plazo para toda la humanidad”.

Hay serios riesgos para América latina, una región con el 38% de su población en la pobreza. La mayor vulnerabilidad de los pobres se ha visto con claridad en los recientes desastres de Pisco, Tabasco y Santo Domingo. Ellos fueron masivamente los más golpeados.

Ciento veintiocho millones de latinoamericanos viven en tugurios, en áreas fácilmente inundables, no protegidas y en viviendas precarias.

Uno de los campos de mayores riesgos es el de la salud pública. Se estima que, a nivel mundial, las víctimas del paludismo, que actualmente mata un millón de personas por año, pueden crecer de 220 a 400 millones, y enfermedades como el dengue, típicas de América latina, pueden ampliarse.

Una paradoja inaceptable de toda la situación es que, mientras los principales países emisores de gases invernadero tienen avanzados sistemas de protección, los daños más importantes los están experimentando los países que menos contaminan. Los países ricos están generando el 46% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, América latina sólo el 5%, los países más pobres, el uno por ciento.

El director de Medio Ambiente de la ONU, Achim Steiner, dice que la estabilización de las emisiones es posible mediante la aplicación de tecnologías ya existentes o en desarrollo. Verificándolo, en la Cumbre Mundial de Bali se han presentado, junto con la necesidad de recortes drásticos de las emisiones, innúmeras propuestas, entre ellas la de Greenpeace, que planteó la creación de un fondo especial para preservar un pulmón del planeta, como el Amazonas, en riesgo por la deforestación. La Organización Meteorológica Mundial pidió medidas que ayuden ya a la población a enfrentar la escasez de agua, los climas extremos y otros peligros.

No hay demasiado tiempo para superar los intereses creados, denunciados con frecuencia, y actuar. Según el informe del PNUD, el mundo tiene sólo diez años para cambiar el rumbo, porque se está cerca de los puntos de inflexión en los que se puede pasar a deterioros muy graves.

El panel de la ONU, constituido por 2000 científicos de 140 países, que ha trabajado metódicamente durante 19 años, no ha dejado lugar a dudas. El mundo está en riesgo, y millones de personas pobres están sufriendo ya severos daños. De Boer, secretario de la Convención sobre cambio climático de la ONU, subraya: “El cambio climático ya ha comenzado y golpeará más duramente a los países más pobres”. Se estima que existen hoy 25 millones de “refugiados climáticos” en el mundo que no son reconocidos por el Derecho Internacional, que sólo protege a los que escapan de guerras o persecuciones.

Al Gore, también premiado con el Nobel 2007, resumió la situación con precisión al aceptarlo. “La próxima generación nos hará una de estas dos preguntas: “¿En qué estaban ustedes pensando, por qué no actuaron?, o ¿cómo encontraron el coraje moral para levantarse y resolver exitosamente una crisis que muchos decían que era imposible de solucionar?”.

El autor es asesor de la dirección del PNUD/ONU para América latina y el Caribe.