Por Marco Enríquez Ominami
Al ver el buen desempeño de varias de nuestras áreas económicas más emblemáticas, tanto las ligadas a la explotación de recursos naturales como las vinculadas a las artes y la comunicación, podríamos sentirnos satisfechos. Más aún, si agregamos a éstas la consolidación de actividades no tradicionales, como la astronomía, en la que hoy Chile se ubica como el gran observatorio astronómico del sur del mundo. Pero no es el conformismo nuestra característica más distintiva.
Al contrario, hoy nos invaden un sinfín de preguntas, tales como, ¿qué nos falta para alcanzar mayores niveles de desarrollo?, ¿cómo destacar en la sociedad del conocimiento? ¿Cuál será nuestro sello en el mundo globalizado e interconectado?, entre tantas otras interrogantes.
Por lo pronto tenemos claro que todo proceso de liderazgo y convocatoria en el siglo XXI supone un intensivo de las tecnologías de información y de las herramientas digitales asociadas. Y ya lo estamos haciendo, estamos actuando de cara al país, mediante una revolución político-digital, cambiando las formas y contenidos en la política, y proponiendo reformas para cambiar nuestro modelo de crecimiento. Pretendemos extender esto al gobierno una vez que resultemos electos.
Nuestra educación, economía y sistema de gobierno, estarán basados en Internet y sus subproductos, y vamos a dar un salto cuantitativo y cualitativo, dirigido a la e-ciudadanía, e-salud, e-learning, e-agricultura. Hablamos de un Chile 2.0 y del ciudadano 2.0. Deseamos tener un Gobierno Digital y para esto la ley de transparencia tiene en este tipo de tecnología un gran aliado. Lo que si hay que procurar elaborar nuevos instructivos técnicos de tal modo de estandarizar todas las plataformas del gobierno. Con Software Libre y Open Source incluso se puede desarrollar un sistema operativo para todas las redes del gobierno.
Ello hará que avancemos más rápidamente en la sociedad del conocimiento, pues estamos en un punto de quiebre. Hoy se intersectan todos los procesos sociales: gobierno, educación, economía, industria, deporte, artes, por lo que ya no podemos analizarlos, re-diseñarlos y desarrollarlos en forma aislada y por caminos paralelos. Su base está en nosotros, las personas y ciudadanos de Chile, que somos seres integrados e íntegros, no separados. Debemos crecer a escala humana, apoyados por el uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación.
En materia de Inclusión Digital, concluiremos los caminos virtuales y físicos para total conectividad en el país, comenzando por zonas rurales. Necesitamos llevar el conocimiento a todos los rincones de Chile y también traerlo desde todos los rincones. Para nosotros es estratégico avanzar hacia la Banda Ancha para todos… Banda realmente ancha. ¿Para se necesita que todos tengan acceso a internet y PC? Entre otros para generar contenidos en línea, por ejemplo en la educación aprovechando en ello también las redes sociales para generar trabajos colaborativos en todas las disciplinas de investigación.
Vamos a renovar y mejorar la institucionalidad existente, pasar de la institucionalidad de “consejos” y muchos fondos para la la I+D y la Innovación, a Ministerio para el Desarrollo Tecnológico y políticas, planes de mediano y largo plazo. Ya nos queda chico hablar de Agenda y Estrategia Digital al 2012.
En nuestra industria tecnológica, queremos “más profetas en su tierra”. Tenemos en Chile a muchos creativos y jóvenes emprendedores de la computación, la tecnología y generadores de conocimiento, en las áreas de colaboración y redes sociales, dispositivos móviles y juegos, y diseño centrado en las personas. Es decir, con potencial para la e-ciudadanía. Varios de ellos, han migrado al extranjero para estudiar y ampliar sus capacidades, con recursos propios o de sus padres. Sin embargo, esperando mejores condiciones, la mayoría se encuentran aún en el anonimato y paradojalmente escondidos tras la tecnología en un aparente o real auto-exilio digital. No los queremos ahí, refugiados o escondidos, los queremos produciendo y sirviendo a Chile, mostrando todo su potencial y creatividad, para un mejor Chile.
En el ámbito legislativo, cuatro son las leyes imperiosas que aceleraremos en el congreso para el desarrollo digital: propiedad intelectual para derechos de autor, delito informático para protección y privacidad de la información, internet y neutralidad tecnológica, TV Digital.
¿Cómo encajan el estado y el mercado en esta estrategia? revisaremos los roles de cada uno para velar porque nuestros jóvenes emprendedores en el nicho del software y la tecnología, puedan contar con todos los servicios requeridos, desde el acceso a internet y banda ancha al mínimo costo, uso de software comercial gratuito para crear nuevos productos socio-tecnológicos, hasta el acceso a servicios de financiamiento de capital de trabajo y la operación en la banca local.
Tendremos todas las negociaciones necesarias con el sector privado, para el desarrollo digital de Chile, integrado a nuestros ejes de Desarrollo Humano y Sustentable. Desde nuestra visión de un país con más libertades y mayores oportunidades, estamos diseñando un plan de desarrollo digital con aires frescos, visión integradora e igualdad de acceso para todos a Internet y banda ancha, como derecho básico para el acceso a la información y el conocimiento, y la libertad de expresión y opinión a través de los medios digitales. Alcanzando un gobierno abierto, una industria tecnológica creciendo con base sólida en nuestro propio país, creando y produciendo software libre para nosotros y el mundo, con jóvenes profesionales participando activamente en la renovación de todos nuestros procesos sociales : “en RED”, “en CHILE”, para América y el Mundo, conectados y comunicados en ambientes libres y abiertos.
Otro tema de particular importancia es la Industria del Desarrollo. Durante los últimos años la industria de desarrolladores de software en Chile se ha caracterizado por las ganancias generadas en base a las licencias. Se puede dar un salto cuantitativo, como el caso de Brasil, al utilizar licencias Libres o Open Source. Propiciar esto hace crecer la industria por sí sola. Este nuevo tipo de orientación ayuda a la generación de tecnología sin grandes recursos y además de la posibilidad de modificarla para hacerla más accesible a los usuarios y sus particularidades, por ejemplo, de idioma.
En suma, el mundo del siglo XXI es en nosotros una experiencia, no una moda, ni un discurso. Somos la candidatura que encarna la transformación y la horizontalidad que le son propias a las nuevas formas de comunicación. No es que lo demás candidatos no quieran acceder a esta nueva era, es simplemente que no la entienden.