Los océanos azules, a difrencia de los ocenos rojos llenos de sangre competitiva, lo constituyen las empresas que crean espacios sin competencia en el mercado, captando y creando nuevos clientes, como los apasionados seguidores del Cirque du Soleil. La clave del éxito, según los autores, se basa en la innovación en el valor, es decir, crear valor al cliente al mismo tiempo que reducir los costos.
Su creador, Guy Laliberte tocaba el acordeón, caminaba en zancos y tragaba fuego; ahora es CEO de una de las exportaciones culturales
más grandes de Canadá: Cirque du Soleil. Fundado en 1984 por un grupo de artistas callejeros.
Cirque monto decenas de producciones que han sido vistas por unos 40 millones de personas en 90 ciudades alrededor del mundo.
En 20 años, Cirque ha alcanzado ingresos que a Ringling Bros. and Barnum & Bailey, el principal circo del mundo, le tomó más de un siglo alcanzar.
El rápido crecimiento de Cirque se produjo en un escenario improbable.
El negocio del circo estaba (y todavía está) en larga decadencia. Formas alternativas de entretenimiento, como eventos deportivos, TV y juegos de video, le estaban haciendo una sombra cada vez mayor. Los niños, principal sostén de la audiencia de un circo, preferían
los PlayStation a los actos circenses. También había un sentimiento creciente, impulsado por los grupos de derechos de los animales, contra el uso de éstos, tradicionalmente parte integral del circo. Por el lado de la oferta, los artistas estelares de los que Ringling y los otros circos dependían para atraer multitudes, muchas veces, podían fijar sus propios términos. Como resultado, el sector fue golpeado por audiencias en constante reducción y costos crecientes. Más aún, cualquier nuevo participante en este negocio estaría compitiendo contra un rival formidable que había fijado el estándar del sector durante gran parte del siglo pasado.
¿Cómo logro Cirque aumentar rentablemente sus ventas 22 veces durante los últimos diez años en un entorno tan poco atractivo?
El lema de una de las primeras producciones de Cirque es revelador: “Reinventamos el circo”. Cirque no obtuvo sus ganancias compitiendo dentro de los confines del sector existente o robándoles clientes a Ringling y a los otros. En lugar de eso, creó un espacio
de mercado no disputado que hizo irrelevante la competencia. Atrajo a un nuevo grupo de clientes que tradicionalmente no eran clientes del sector: adultos y clientes corporativos que se habían volcado al teatro, la ópera el ballet y que, por ende, estaban dispuestos a pagar varias
veces más que el precio de un boleto de circo convencional a cambio de una experiencia de entretenimiento sin precedentes
Dos años después de su fundación, estrenaron su primer espectáculo llamado "La Magie continue" (La Magia continúa), con el que hicieron una gira por Ontario y Vancouver, y en 1987 se trasladan a California, el éxito alcanzado ahí los alienta a hacer una gira por los Estados Unidos y tres años después se presentan en diversos escenarios a europeos.