Vista desde fuera, la postura turca con respecto al genocidio armenio puede resultar confusa. Si casi todo el resto del mundo afirma que el gobierno otomano trató de exterminar a su población armenia, ¿por qué Turquía está en desacuerdo?
La respuesta está profundamente oculta en la psiquis turca y, en gran medida, impresa en las páginas de los libros de historia turcos.
Pero con los cambios de los últimos años para promover la democracia en Turquía, las opiniones han empezado a cambiar lentamente.
Turquía empezó a ser una nación hace apenas 84 años, construida a partir de los restos del Imperio Otomano. Las potencias occidentales estaban dispuestas a dividir ese territorio. El Tratado de Sèvres así lo estableció, en 1920. Nunca fue ratificado, pero ese intento aún permanece profundamente arraigado en la memoria de los turcos, muchos de los cuales temen que ese trauma pueda repetirse.
Para protegerse de los poderes invasores, y para concretar la hercúlea tarea de forjar un nuevo Estado, los fundadores de Turquía, encabezados por Mustafa Kemal Ataturk, dejaron de lado diferencias étnicas y religiosas para crear una nueva identidad: la del ciudadano turco. Esa identidad era necesaria para poder convertirse en una nueva nación, pero eclipsó la riqueza cultural de la región.
"En muchos aspectos, la Turquía de hoy está compuesta por los restos de los otomanos", dijo Ali Bayramoglu, un escritor de Estambul. "No se ha convertido todavía en una verdadera sociedad. No está en paz con la diversidad que heredó de la era otomana. La identidad de un turco fue fabricada para poder formar una nación unificada", agregó.
Esa identidad fue construida sobre un cimiento doloroso. Además del genocidio armenio, que aniquiló a más de un millón y medio de armenios en el este de Turquía, hubo también deportaciones masivas de griegos y ejecuciones de líderes islámicos y de nacionalistas kurdos.
"El Estado y la sociedad turcas tienen un pasado traumático, que no es nada fácil enfrentar", dijo Ferhat Kentel, un sociólogo de la Universidad Bilgi de Estambul. Kentel comparó los comienzos de Turquía con un inquilino que advierte que la casa que acaba de alquilar no es nueva, sino que "por debajo tiene todo tipo de basura y suciedad".
"¿Acaso lo gritaría a los cuatro vientos, cuando corre el riesgo de sufrir vergüenza ante los vecinos? ¿O trataría de arreglárselas en silencio, para seguir viviendo en el único hogar que ha conseguido?", preguntó.
El Estado turco, fuertemente centralizado, ha elegido la segunda opción. Le pareció que hacer otra cosa sería provocar divisiones y alentar a las minorías que buscan su independencia. Los libros de texto hablan poco de los acontecimientos que empezaron en 1915, y ponen énfasis en la acción defensiva emprendida contra los armenios rebeldes que simpatizaban con Rusia, el enemigo de Turquía en ese momento.
"La palabra «genocidio», a pesar de toda su frialdad, provoca una intensa reacción en la sociedad turca", dijo Kentel. "Como la retórica del Estado le ha enseñado durante décadas que tiene un pasado glorioso e intachable, el pueblo siente que es imposible que hayan hecho algo tan terrible."
Fethiye Cetin, abogada y autora de un libro sobre la historia de su familia, dijo que se había enterado sólo a los 25 años de que su abuela era una armenia adoptada por una familia musulmana después de que la separaron de sus padres, en 1915. "Crecimos sin saber nada de nuestro pasado", dijo Cetin, que ahora representa a la familia de Hrant Dink, el editor de ascendencia armenia de un diario turco que fue asesinado de un balazo en enero.
"No se hablaba de eso en el entorno familiar", dijo Cetin. "No se enseñaba en las escuelas, y llegó el día en que de repente tuvimos que enfrentar el hecho de que había habido un genocidio armenio en esta tierra."
Pero aunque el Estado turco ha mantenido en secreto esta historia, un número cada vez mayor de intelectuales y escritores trabajan muy duramente para desenterrarla. Los cambios instrumentados por el gobierno turco para ingresar en la Unión Europea también han contribuido a difundir el debate en la sociedad.
Este año, el gobierno dio un paso más, al convocar a una comisión internacional para reexaminar los acontecimientos de esos años y poner a su disposición archivos estatales que se mantenían cerrados.
Declaraciones políticas
En una muestra del largo camino que el gobierno turco aún debe recorrer, el jueves pasado, en Estambul, un tribunal declaró culpables al hijo de Dink, ahora director del diario Agos , y al editor de ese periódico, acusados de insultar la identidad turca al publicar comentarios de Hrant Dink sobre el genocidio.
Medidas como la resolución sobre el genocidio del Congreso estadounidense sólo sirven para complicar la tarea de los que luchan por lograr la apertura de la sociedad, opinaron Centin y Kentel. Agregaron que no se trató de un sincero intento de remediar la situación, tal como afirmaron los legisladores que la aprobaron, sino una declaración política.
El libro de Cetin, Mi abuela , fue muy leído, dijo la autora, porque resultó atractivo como historia profundamente íntima y humana, no como declaración política. "Todos los cambios provocan dolor, y eso es lo que nos ocurre en este momento", dijo.
Mostrando las entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas
lunes, octubre 15, 2007
Turquía atacó en Irak y advirtió a EE.UU.
El ejército turco bombardeó pueblos kurdos de la frontera; según un jefe militar, la relación con la Casa Blanca está en riesgo
En un clima de máxima tensión en la región, Turquía bombardeó ayer pueblos kurdos en el norte iraquí, mientras reforzaba los preparativos para una inminente incursión militar en el país vecino, una iniciativa que amenaza con desestabilizar aún más a Irak y que ocurre en medio de una grave crisis diplomática con Estados Unidos.
Los bombardeos, que no dejaron víctimas mortales, pero sí graves daños materiales, se produjeron en momentos en que el gobierno turco se prepara para pedir al Parlamento autorización para realizar una amplia operación militar contra los separatistas kurdos, que atacan a las fuerzas de seguridad en Turquía y, según Ankara, se refugian en el norte de Irak, donde reciben armas y apoyo financiero. Estados Unidos se opone a esta operación, que podría desestabilizar la única zona relativamente tranquila de Irak y afectar a toda la región.
La escalada de tensión en la frontera entre Turquía e Irak ocurre en medio de una inusual crisis diplomática entre Washington y Ankara, que se desató la semana pasada después de que una comisión del Congreso norteamericano aprobara una resolución que califica de "genocidio" la matanza de miles de armenios a manos del Imperio Otomano a principios del siglo XX.
Turquía, que se considera heredera de ese imperio, rechazó la resolución y advirtió que esa iniciativa afectará su apoyo logístico a las tropas norteamericanas en Medio Oriente. Ankara es un aliado estratégico de la Casa Blanca, que depende de las bases aéreas turcas para trasladar la mayor parte de los suministros para las tropas desplegadas en Irak y Afganistán.
En un indicio de la gravedad de la crisis, el jefe de las fuerzas armadas turcas, general Yasar Buyukanit, advirtió ayer que si la moción sobre el genocidio es aprobada por el Congreso norteamericano, las relaciones militares con Washington no volverán a ser las mismas. "Estados Unidos es un aliado importante, pero un aliado no se comporta de este modo", dijo el jefe militar. "En este asunto, Estados Unidos se ha disparado a sí mismo en el pie."
En este contexto de creciente nerviosismo, el ejército turco bombardeó ayer pueblos del Kurdistán iraquí con artillería pesada. Las bombas provocaron pánico en la población y muchos huyeron, abandonando sus casas y animales. El gobierno turco afirmó que los bombardeos contra los pueblos fronterizos habían sido en respuesta a ataques lanzados por guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) infiltrados desde Irak.
El PKK, un grupo separatista considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, lanzó en 1984 una lucha armada contra Ankara que ya dejó más de 37.000 muertos. El ejército turco ya había bombardeado bases de los rebeldes en Irak la semana pasada, después de una ola de ataques en Turquía que dejaron por lo menos 30 muertos en las últimas dos semanas.
El gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que tiene unos 60.000 soldados desplegados en la frontera con Irak, pedirá entre hoy y mañana al Parlamento autorización para lanzar una ofensiva militar a gran escala contra las bases rebeldes en territorio iraquí. El oficialismo cuenta con la mayoría absoluta en el recinto legislativo, por lo que se descuenta la aprobación de la moción.
El gobierno de Erdogan tomó esta decisión bajo una fuerte presión de la opinión pública turca, cansada de los ataques del PKK, y después de acusar al gobierno iraquí y a Estados Unidos de no hacer lo suficiente para impedir las actividades de los rebeldes.
La amenaza de un ataque turco al norte iraquí, donde hay importantes plantas de petróleo, impulsó, en parte, el aumento de los precios del crudo el viernes pasado a un récord de 84 dólares el barril, ante los temores a una eventual interrupción del suministro desde el país.
En un indicio de las graves consecuencias que podría tener una ofensiva turca en Irak, el jefe del ala militar del PKK, Murat Karayilan, advirtió ayer a Ankara que encontrará una feroz resistencia y enfrentará una guerra de desgaste "como la de Vietnam", si envía tropas al país vecino.
Los preparativos para la ofensiva militar ocurren en momentos en que las relaciones entre Ankara y Washington atraviesan un muy mal momento.
Turquía llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos el jueves pasado, después de que una comisión de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición demócrata, aprobara la declaración que reconoce el genocidio armenio, ocurrido entre 1915 y 1917.
Pelosi, desafiante
La medida enfureció a Ankara, que amenazó con bloquear el acceso norteamericano a sus bases militares y que, según fuentes turcas, incluso podría prohibir a los aviones de Estados Unidos ingresar en su espacio aéreo. El 70 por ciento de las cargas aéreas para las tropas norteamericanas en Irak llegan a través de bases en Turquía.
El presidente George W. Bush había intentado en vano persuadir a los legisladores para que votaran en contra de la resolución, con el argumento de que ésta perjudicaría gravemente las relaciones con un importante aliado en la guerra contra el terrorismo.
Pero, pese a las advertencias de Bush y a las amenazas de Turquía, la demócrata Nancy Pelosi, titular de la Cámara baja, confirmó ayer que llevará la moción al recinto para que sea votada en pleno, algo que ocurriría a mediados del próximo mes.
En un clima de máxima tensión en la región, Turquía bombardeó ayer pueblos kurdos en el norte iraquí, mientras reforzaba los preparativos para una inminente incursión militar en el país vecino, una iniciativa que amenaza con desestabilizar aún más a Irak y que ocurre en medio de una grave crisis diplomática con Estados Unidos.
Los bombardeos, que no dejaron víctimas mortales, pero sí graves daños materiales, se produjeron en momentos en que el gobierno turco se prepara para pedir al Parlamento autorización para realizar una amplia operación militar contra los separatistas kurdos, que atacan a las fuerzas de seguridad en Turquía y, según Ankara, se refugian en el norte de Irak, donde reciben armas y apoyo financiero. Estados Unidos se opone a esta operación, que podría desestabilizar la única zona relativamente tranquila de Irak y afectar a toda la región.
La escalada de tensión en la frontera entre Turquía e Irak ocurre en medio de una inusual crisis diplomática entre Washington y Ankara, que se desató la semana pasada después de que una comisión del Congreso norteamericano aprobara una resolución que califica de "genocidio" la matanza de miles de armenios a manos del Imperio Otomano a principios del siglo XX.
Turquía, que se considera heredera de ese imperio, rechazó la resolución y advirtió que esa iniciativa afectará su apoyo logístico a las tropas norteamericanas en Medio Oriente. Ankara es un aliado estratégico de la Casa Blanca, que depende de las bases aéreas turcas para trasladar la mayor parte de los suministros para las tropas desplegadas en Irak y Afganistán.
En un indicio de la gravedad de la crisis, el jefe de las fuerzas armadas turcas, general Yasar Buyukanit, advirtió ayer que si la moción sobre el genocidio es aprobada por el Congreso norteamericano, las relaciones militares con Washington no volverán a ser las mismas. "Estados Unidos es un aliado importante, pero un aliado no se comporta de este modo", dijo el jefe militar. "En este asunto, Estados Unidos se ha disparado a sí mismo en el pie."
En este contexto de creciente nerviosismo, el ejército turco bombardeó ayer pueblos del Kurdistán iraquí con artillería pesada. Las bombas provocaron pánico en la población y muchos huyeron, abandonando sus casas y animales. El gobierno turco afirmó que los bombardeos contra los pueblos fronterizos habían sido en respuesta a ataques lanzados por guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) infiltrados desde Irak.
El PKK, un grupo separatista considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, lanzó en 1984 una lucha armada contra Ankara que ya dejó más de 37.000 muertos. El ejército turco ya había bombardeado bases de los rebeldes en Irak la semana pasada, después de una ola de ataques en Turquía que dejaron por lo menos 30 muertos en las últimas dos semanas.
El gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que tiene unos 60.000 soldados desplegados en la frontera con Irak, pedirá entre hoy y mañana al Parlamento autorización para lanzar una ofensiva militar a gran escala contra las bases rebeldes en territorio iraquí. El oficialismo cuenta con la mayoría absoluta en el recinto legislativo, por lo que se descuenta la aprobación de la moción.
El gobierno de Erdogan tomó esta decisión bajo una fuerte presión de la opinión pública turca, cansada de los ataques del PKK, y después de acusar al gobierno iraquí y a Estados Unidos de no hacer lo suficiente para impedir las actividades de los rebeldes.
La amenaza de un ataque turco al norte iraquí, donde hay importantes plantas de petróleo, impulsó, en parte, el aumento de los precios del crudo el viernes pasado a un récord de 84 dólares el barril, ante los temores a una eventual interrupción del suministro desde el país.
En un indicio de las graves consecuencias que podría tener una ofensiva turca en Irak, el jefe del ala militar del PKK, Murat Karayilan, advirtió ayer a Ankara que encontrará una feroz resistencia y enfrentará una guerra de desgaste "como la de Vietnam", si envía tropas al país vecino.
Los preparativos para la ofensiva militar ocurren en momentos en que las relaciones entre Ankara y Washington atraviesan un muy mal momento.
Turquía llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos el jueves pasado, después de que una comisión de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición demócrata, aprobara la declaración que reconoce el genocidio armenio, ocurrido entre 1915 y 1917.
Pelosi, desafiante
La medida enfureció a Ankara, que amenazó con bloquear el acceso norteamericano a sus bases militares y que, según fuentes turcas, incluso podría prohibir a los aviones de Estados Unidos ingresar en su espacio aéreo. El 70 por ciento de las cargas aéreas para las tropas norteamericanas en Irak llegan a través de bases en Turquía.
El presidente George W. Bush había intentado en vano persuadir a los legisladores para que votaran en contra de la resolución, con el argumento de que ésta perjudicaría gravemente las relaciones con un importante aliado en la guerra contra el terrorismo.
Pero, pese a las advertencias de Bush y a las amenazas de Turquía, la demócrata Nancy Pelosi, titular de la Cámara baja, confirmó ayer que llevará la moción al recinto para que sea votada en pleno, algo que ocurriría a mediados del próximo mes.
Etiquetas:
Política internacional,
Turquía
Suscribirse a:
Entradas (Atom)