miércoles, octubre 27, 2010

Liderazgos

Aldo Ferrer

Los liderazgos de un país constituyen uno de los componentes de su densidad nacional. Incluyen las dirigencias empresarias, políticas, sociales y culturales. De su comportamiento depende que una sociedad tenga, o no, capacidad de gestionar el progreso técnico como factor fundamental del desarrollo. Vale decir, de poner en marcha procesos amplios de acumulación de capital, tecnología, capacidades de administrar recursos y de sinergias entre las esferas pública y privada, reteniendo la dirección del proceso en manos propias, dentro del espacio nacional.

La fortaleza de la cohesión social es un factor determinante de la calidad de los liderazgos. Sociedades en las que prevalecen la concentración del ingreso y la propiedad y la exclusión de las mayorías generan dirigentes que tienden a reproducir las estructuras del atraso, que son, precisamente, el sustento de los privilegios de las minorías. Celso Furtado fue uno de los mayores estudiosos de este proceso de reproducción del subdesarrollo. En tales condiciones, los liderazgos tienden a asociarse a los intereses transnacionales que prevalecen en las economías subdesarrolladas y el Estado no introduce incentivos para actividades distintas de las tradicionales. De este modo, el crecimiento se reduce a la estructura prevaleciente.

Éstas fueron las condiciones predominantes en la Argentina, bajo el modelo primario exportador, desde mediados del siglo XIX hasta el derrumbe del orden mundial en 1930. Dado el dinamismo que adquirieron la producción y exportaciones pecuarias originarias de la región pampeana, particularmente en la provincia de Buenos Aires y su puerto, surgieron liderazgos pujantes, pero acotados dentro de un régimen de propiedad de la tierra y del ingreso rural, fuertemente concentrado y de asociación privilegiada con la potencia hegemónica de la época, Gran Bretaña.

De este modo, el cambio y la acumulación quedaron limitados a la actividad rural y a un “derrame”, en otras actividades, que no alcanzó a crear focos alternativos de expansión del mercado interno ni exportaciones distintas a las primarias. Experiencia muy distinta a la registrada, hacia la misma época, en los otros “espacios abiertos”, Estados Unidos, Canadá y Australia. A su vez, en la cadena de valor agropecuaria comprendida entre la producción y su colocación en los mercados finales de destino, la actividad estaba dominada por los capitales extranjeros. Así ocurría en los transportes, los frigoríficos, la comercialización y las finanzas. Experiencia radicalmente distinta también a la de los países mencionados.

El último intento de algunos grupos dirigentes de tomar un rumbo distinto, industrializando la producción primaria, fue liderado por Vicente Fidel López. Pero la propuesta fue descartada bajo las oportunidades abiertas, para la “oligarquía” terrateniente, por la expansión del mercado mundial y la entrada de capitales extranjeros. En las economías regionales del interior no pampeano, la precariedad tecnológica de la agricultura y las actividades artesanales y la estrechez de los mercados impidieron la formación de liderazgos empresarios y políticos capaces de emprender un proceso profundo de transformación.

Los liderazgos privados quedaron así asociados al modelo primario exportador. A su vez, las dirigencias políticas, aun después del triunfo de radicalismo y del ascenso de Yrigoyen al poder, se limitaron a promover la legitimidad del sistema político y a introducir mejoras en la legislación social. Ninguna de las fuerzas políticas mayoritarias, es decir, conservadores, radicales y socialistas, tuvo como objetivo la transformación de la estructura productiva que sustentaba la economía primaria exportadora. Es decir, la expansión del mercado interno y la agregación de valor y diversificación de las exportaciones. La política comercial mantuvo así su sesgo librecambista; la fiscal, su objetivo fiscalista, y la cambiaria y monetaria acompañó el comportamiento del mercado.

A partir de la crisis de los años ’30, la industrialización sustitutiva de importaciones promovió la aparición de nuevos emprendedores, trabajadores y cuadros técnicos, asociados a las nuevas actividades. Fundamentalmente, bajo el primer peronismo, surgieron liderazgos políticos, militares, empresarios y sindicales, comprometidos con la industrialización y el cambio de las relaciones con el mercado mundial y los intereses transnacionales. La progresiva transformación de la estructura productiva fue acompañada por un cambio en el comportamiento de los liderazgos y la orientación de las políticas públicas. Sin embargo, la transformación no llegó a constituir un nuevo bloque hegemónico distinto del asociado a la vieja estructura y, por lo tanto, capaz de imprimir un rumbo distinto y definitivo a la economía argentina.

Varios factores conspiraron en tal sentido. Por un lado, la inestabilidad política y la consecuente incapacidad de resolver los conflictos, derivados de la transformación, en el marco de reglas aceptadas dentro de la Constitución. Por el otro, la volatilidad y vulnerabilidad macroeconómica del sistema, que planteó un escenario permanente de disputa distributiva, inestabilidad e incertidumbre. Al mismo tiempo, el sector privado no contó con señales claras, orientadoras del rumbo a seguir, por la ausencia de una estrategia de desarrollo de lago plazo, liderada desde el poder político. Estos factores contribuyen a explicar por qué nunca se logró formar un bloque dominante de intereses privados asociados al pleno desarrollo de la economía argentina.

Vale decir, una “burguesía nacional” protagonista de la transformación, reteniendo el control nacional de la acumulación de capital y el cambio técnico. No existe “burguesía nacional” donde no existe un Estado desarrollista. Los ejemplos más notorios y recientes en estas materias se encuentran en los países emergentes de Asia, en los cuales los liderazgos públicos y privados son las dos caras de la misma moneda.

La incertidumbre frente a la inestabilidad político económica y el conflicto distributivo promovió estrategias defensivas en buena parte del empresariado. Esto se reflejó en la fuga de capitales y, sobre todo, en la renuncia a asumir protagonismo en el desarrollo de las industrias dinámicas, rol que, consecuentemente, fue asumido por las filiales de corporaciones transnacionales. En sus expresiones más retrógradas, las dirigencias privadas buscaron, en la subordinación a los criterios de los mercados internacionales y el FMI, la garantía de la impotencia de las políticas públicas y de cualquier amenaza de transformación. Es decir, una postura lisa y llanamente antinacional.

Este comportamiento de influyentes liderazgos privados tuvo su contraparte en las dirigencias políticas. No se logró instalar, sobre bases sólidas y permanentes, un Estado desarrollista. En varios períodos, dirigencias políticas asumieron posturas claramente opuestas al desarrollo nacional, como sucedió, por ejemplo, bajo el peronismo menemista en la década de 1990. A su vez, durante la dictadura instalada en 1976, los líderes de las fuerzas armadas renunciaron a la tradición desarrollista inspirada en los generales Savio y Mosconi y respaldaron la destrucción de la industria, que es el principal sustento económico de la defensa nacional. En otras instancias, líderes sindicales apoyaron el desguace del sector público y la extranjerización de sectores claves de la economía argentina, como sucedió en la década de 1990. La falencia dirigencial abarcó así, en varios períodos, la totalidad del espectro social del país.

En el transcurso de la década de 1970 se agravó la crisis política y económica. Hacia la misma época, la globalización del orden mundial y la especulación financiera multiplicaron los desafíos que enfrentaban los países en desarrollo. Cuando más falta hacía fortalecer la capacidad de respuesta para defender los intereses nacionales, el país se debatía en sus propios conflictos y sus dirigentes lo embarcaron en la subordinación incondicional a las fuerzas transnacionales. El gobierno de Alfonsín no logró revertir el descalabro provocado por la dictadura y, en consecuencia, tras las políticas neoliberales de la década de 1990, culminó el peor cuarto de siglo (1975-2001/02) de la historia económica y social del país. Y, por lo tanto, el de mayor fracaso de sus grupos dirigentes.

A la salida de la crisis de principios de la primera década del siglo XXI, el país tomó otro rumbo. Las políticas públicas contribuyeron a rescatar la gobernabilidad de la economía y a poner al país de pie sobre sus propios recursos. La recuperación de la soberanía en la conducción de la política económica refleja la emergencia de nuevas dirigencias políticas con una visión del país afianzada en la confianza del potencial argentino y más cercana a la concepción del desarrollo como un proceso de construcción nacional, dentro de un orden mundial globalizado. Los resultados se reflejan en el repunte de la producción y el empleo, la fortaleza de las finanzas públicas y los pagos internacionales, el encuadre de la deuda externa en límites manejables con recursos propios y, por lo tanto, en la reaparición del Estado y las políticas públicas, como protagonistas esenciales del desarrollo del país.

Está por verse, todavía, si los nuevos liderazgos en la política, la actividad privada y la cultura, que son protagonistas de los cambios en curso, lograrán conformar una coalición de voluntades e intereses, vinculados con el desarrollo nacional, capaz de sustentar un proceso de transformación y acumulación de largo plazo. O si, como sucedió en otras etapas del pasado, volverán a predominar las divisiones en las mayorías del país y en sus dirigencias, que permitan, nuevamente, el surgimiento de liderazgos incapaces de impulsar el desarrollo nacional.

La ruptura de este proceso pendular de estrategias y dirigencias, probablemente sólo puede resolverse desde la esfera pública y la política. Es decir, a través de un Estado desarrollista, transparente y democrático, capaz de encauzar los comportamientos e iniciativas privadas y el apoyo popular, en un sendero de desarrollo con equidad de la economía argentina.

martes, octubre 26, 2010

Lev Davidovich Bronstein dixit sobre los sindicatos




"En la lucha por las reivindicaciones parciales y transicionales, los obreros necesitan más que nunca organizaciones de masas, fundamentalmente sindicatos. El poderoso auge del sindicalismo en Francia y en los Estados Unidos es la mejor refutación de la prédica de los doctrinarios ultraizquiedistas que decían que los sindicatos estaban perimidos.

Los bolcheviques leninistas están en primera fila en todo tipo de lucha, incluso cuando se refiere a los más modestos intereses materiales o derechos democráticos de la clase obrera. Toman parte activamente en los sindicatos de masas con el objeto de fortalecerlos y de acrecentar su espíritu militante. Luchan implacablemente contra todo intento de someter los sindicatos al Estado burgués y de maniatar al proletariado con el “arbitraje obligatorio” y demás formas de intervención policial, no solo las fascistas sino también las “democráticas”.

Solamente en base a este trabajo se puede luchar con éxito en el seno de los sindicatos contra la burocracia reformista, incluida la estalinista. El intento sectario de crear o mantener pequeños sindicatos “revolucionarios” como una segunda edición del partido significa de hecho renunciar a la lucha por la dirección de la clase obrera. Hay que plantearse este principio inamovible: el autoaislamiento capitulador de los sindicatos de masas, que equivale a una traición a la revolución, es incompatible con la pertenencia a la Cuarta Internacional.

Cada una de estas organizaciones tiene sus propias tareas y métodos de trabajo, que son independientes dentro de ciertos límites. Para el Partido Comunista todas estas organizaciones son, sobre todo, un campo propicio para la educación revolucionaria de amplios sectores obreros y para el reclutamiento de los obreros más avanzados. Cuanto más amplias masas abarca una organización determinada, mayores son las posibilidades que ofrece a la vanguardia revolucionaria.

Es por esto que, por regla general, no es el ala comunista sino la reformista la que toma la iniciativa de dividir las organizaciones de masas.

Basta con comparar la conducta de los bolcheviques en 1917 con la de los sindicatos ingleses en los últimos años. Los bolcheviques no sólo permanecieron en los mismos sindicatos con los mencheviques, sino que en algunos toleraron una dirección menchevique aun después de la Revolución de Octubre, aunque los bolcheviques tenían una mayoría aplastante en los soviets. En cambio los sindicatos británicos, por iniciativa de los laboristas, no sólo alejan a los comunistas del Partido Laborista sino que también, cuando les es posible, de los sindicatos.

En Francia la división de los sindicatos también fue fruto de la iniciativa de los reformistas, y no es casual que la organización sindical revolucionaria, obligada a actuar en forma independiente, adoptara el nombre de unitaria.

Con esto demostramos que para nosotros la división de la organización sindical no es en ningún caso una cuestión de principios. Todas las objeciones ultraizquierdistas previas que se pueden formular contra la unidad sindical se aplican en primer lugar a la participación de los comunistas en la CGT. Sin embargo, todo revolucionario que no haya perdido contacto con la realidad debe reconocer que la creación de fracciones comunistas en los sindicatos reformistas es una tarea de tremenda importancia. Una de las tareas de esas fracciones debe ser la defensa de la CGTU ante los miembros de los sindicatos reformistas. Esto no se puede lograr más que mostrando que los comunistas no quieren que se dividan los sindicatos sino que, por el contrario, están dispuestos en todo momento a restablecer la unidad sindical.

¿Cómo puede conciliarse entonces una actitud así de nuestra parte hacia las organizaciones proletarias dirigidas por los reformistas con nuestra caracterización del reformismo como ala izquierda de la burguesía imperialista? Esta no es una contradicción formal sino dialéctica, o sea que surge de la propia dinámica de la lucha de clases. Una parte considerable de la clase obrera (en muchos países la mayoría) rechaza nuestra caracterización del reformismo. En otros ni siquiera se ha planteado la cuestión. El problema consiste precisamente en llevar a las masas a conclusiones revolucionarias sobre la base de nuestras experiencias comunes con ellas.

Decimos a los obreros no comunistas o anticomunistas: “Hoy todavía confiáis en los dirigentes reformistas a los que nosotros consideramos traidores. No podemos ni queremos imponeros nuestro punto de vista por la fuerza. Queremos convenceros.

Intentemos entonces luchar juntos y examinemos los métodos y los resultados de esas luchas”. Esto quiere decir: total libertad para formar grupos dentro de los sindicatos unificados en que la disciplina sindical existe para todos.

Concretamente debe demostrarles a los obreros –una, dos, diez veces si es necesario– que está dispuesto en todo momento a ayudarlos a reconstruir la unidad de las organizaciones sindicales. Y en este aspecto somos fieles a los principios esenciales de la estrategia marxista: la combinación de la lucha por reformas con la lucha por la revolución.

Las únicas condiciones que ponemos son simplemente garantías organizativas de la democracia sindical, en primer lugar la libertad de crítica para la minoría, siempre con la condición de que se someta a la disciplina sindical. No pedimos más, y por nuestra parte no prometemos nada más".

sábado, octubre 23, 2010

“Los periodistas son actores políticos”

Sostiene que la sociedad debería estar “profundamente feliz” de que hoy exista un alto nivel de conflictividad pública porque entiende que lo mejor que puede estar ocurriendo es que se discuta “crispadamente y mucho”. Además, no duda en asegurar que los medios compiten con la política, describe como un hecho auspicioso la toma de las escuelas, advierte que el gobierno ha sido rebasado por el conflicto biopolítico y hace saber que los “baronazgos” del interior de Córdoba son tan malos o peores que los tan cuestionados del conurbano bonaerense. Alejandro Groppo, cuyo libro Los dos príncipes –prologado por Ernesto Laclau– fue presentado días atrás en la Feria del Libro de Frankfurt, es doctor en Ideología y Análisis del Discurso por la Universidad de Essex, del Reino Unido; investigador del Conicet; docente de la Universidad Nacional de Villa María, de la Católica de Córdoba, y del Doctorado en Ciencia Política del Centro de Estudios Avanzados (UNC).

–El conflicto que generó la toma de escuelas adquirió una dimensión quizás inesperada, incluso el gobernador salió públicamente a decir que apoyarlas era un acto “intolerante, antidemocrático, totalitario y profascista”. ¿Cuál es su opinión?

–Todo conflicto social es complejo por definición. A mí me parece que la toma de las escuelas es un hecho auspicioso porque aparece en el espacio público un actor político, que son los jóvenes escolarizados, que no estaban presentes en el espacio político y por lo tanto es un principio de pluralización, de complejización, que es positivo en toda sociedad compleja y democrática. Y pone en discusión un tema que no se estaba discutiendo en el espacio público, o que se estaba discutiendo a través del discurso oficial, dominante, que era el discurso de la educación como inversión tecnológica. Y acá lo que ponen los estudiantes en cuestión es el otro lado, el lado oscuro, lo que no se ve de la infraestructura escolar: la falta de planificación a largo plazo, la discusión de la ley, que había sido mal discutida. En Córdoba y en el país la educación media está en crisis. Y por lo tanto me parece que este conflicto, con la virulencia y el exceso en las formas, es necesario para romper esa cristalización de la discusión sobre la educación pública, que estaba absolutamente dominada por el discurso oficial, es muy positivo que haya sucedido. Sí creo que es para pensar un poco el hecho de que en el reclamo había una especie de estructura subyacente que lo presentaba como un conflicto particular, un reclamo estrictamente hecho por estudiantes. Creo que los estudiantes pecaron de eso. Rechazaban a los medios, a los partidos políticos, a la Iglesia, y ese rechazo me parece que era ir cortando las posibles equivalencias que le hubieran dado al conflicto un potencial importante.

–Por estos días parece haber un intento de politización en distintos sectores de la sociedad: se habla más de política, se toma partido, se discute, hay cierta tensión.

–Sí, ese es el fenómeno positivo que trae consigo la famosa crispación, la demonizada crispación. A mí me parece positivo que haya crispación. No que haya sólo crispación, pero es positivo que haya tipos que ven sus intereses problematizados, y que ven su identidad bloqueada, porque eso precisamente obliga a la reconstitución de la identidad. Por ejemplo ahora vemos mucho que en una charla de café está la división K o anti K. Una gran generalidad discursiva se instancia a nivel específico y va comiendo y se va reproduciendo en distintos niveles sociales. Y esto es de algún modo una de las formas de entender el populismo. El populismo es un modo de construir identidad que politiza las esferas más micro de la sociedad y que de alguna manera va produciendo esas divisiones, que no son malas. Cuando hablamos de divisiones no nos referimos a dos ejércitos enfrentados sino a la posibilidad de producir un distingo.

–Ernesto Laclau ha sugerido hace poco aquí en la Argentina que el populismo es de alguna manera necesario. Sin embargo, las teorías dominantes lo definen como un fenómeno perjudicial para la democracia. ¿Cuál es su opinión?

–No me animaría a decir lo de necesario. El populismo es un concepto negro de las ciencias políticas y de la sociología, y de las ciencias sociales en general, un concepto demonizado. Ahora bien, lo que ha hecho la teoría de Laclau es restaurar y darle una entidad al populismo. Yo no diría que es necesario en todo tiempo y en todo lugar, pero digo que por ejemplo en contextos de exclusión estructural, marginalidad estructural, en sociedades arrasadas por la injusticia histórica y perenne, junto con el clientelismo, son mecanismos de incorporación de sectores que de otra manera no serían incorporados. El populismo es una forma en la cual las sociedades encuentran mecanismos de integración o de inclusión social en contextos donde las instituciones normales de la democracia liberal no los pueden incluir. En ese sentido es que se debe entender la palabra “necesario”. Los críticos del populismo deberían ver, antes de demonizar, que en realidad el populismo completa la promesa de inclusión universal que está implícita en la democracia, y no por ello es antidemocrático sino que podríamos decir que tiene relaciones de vecindad con la democracia.

–Desde diferentes sectores de Europa, EE.UU. y de América latina misma, se cuestiona, se desacredita, se ataca permanentemente a algunos gobiernos latinoamericanos acusándolos de populistas, y acto seguido se sospecha del carácter democrático de estos gobiernos. ¿Por qué?

–Sí, efectivamente es así. Cuando critican la falta de democracia, lo primero que hay que preguntar es qué entienden estas posiciones políticas por democracia. Seguramente tienen una visión formal de la democracia, institucionalista, y por supuesto que el populismo conflictúa, pero no solamente con la democracia formal, conflictúa con una tradición de la democracia, esta vertiente popular de la democracia que conflictúa con la democracia liberal individualista. Por lo tanto, en realidad esa tensión no debe ser resuelta. Quienes la quieren resolver son los demócratas liberales que quieren eliminar el populismo como una forma negativa de la política para imponer una especie de universalización fantasmática de los principios de la democracia liberal.

–¿No existen además atrás de esta situación componentes racistas y hasta colonialistas?

–Sí, yo diría incluso que el debate entre Europa y América latina es entre los populismos de derecha y los de izquierda, más que un debate entre la democracia liberal formal y esta forma híbrida de sistema político que ellos ven en el populismo latinoamericano. Y claramente hay presupuestos eurocéntricos en esta crítica europea que esconde los populismos de derecha que tiene en su territorio para demonizar los populismos supuestamente de izquierda que hay en América latina. Hay ahí un elemento de eurocentrismo muy claro y por supuesto de racismo político muy claro, estoy absolutamente de acuerdo en eso. Critican formas políticas de América latina por el solo hecho de ser de América latina, y en ese sentido hay un intento de restauración de una especie de colonialismo teórico e intelectual que, gracias a Dios, América latina ya tiene las reservas para inocularse.

–En estos últimos tiempos, cada vez parece quedar más claro el papel preponderante que tienen los medios de comunicación más influyentes, el nivel de injerencia, el nivel de concentración que existe. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?

–Acá hay dos temas. Uno es el poder que tienen los medios, y el otro de qué manera el poder de los medios es construido como una estrategia de articulación política. Y yo creo que hay de las dos cosas: hay un poder de ciertos medios que tiene que ver con la estructura de la propiedad de ellos. Una de las características fundamentales de una democracia, de una sociedad plural, es que haya una pluralidad de fuentes de la enunciación de la información pública. Y creo que las condiciones materiales de enunciación de los discursos en la Argentina ofrecen hoy una deficiencia en esa pluralidad, y la Ley de Medios viene a incorporar mayores condiciones materiales para la enunciación plural. Sobre la injerencia, creo que sí, que hay ciertos medios que generan la agenda. Yo no lo sobredimensionaría tanto pero sí que hay un poder muy claro de generación de la agenda y en general los gobiernos de Latinoamérica y del mundo están viendo que los medios son una competencia de la política. Tienen un gran poder simbólico global, y generan lazos de identificación y representación, y generan discurso de la misma manera que lo hacen los gobiernos establecidos democráticamente, y en ese sentido son una competencia, y me parece bien que la política compita con ellos. Siempre la regla debe ser la pluralización y no el cercenamiento.

–¿Podría decirse que son directamente actores políticos y que como tales hacen política?

–Por supuesto, los medios compiten con la política y los periodistas son actores políticos. Porque enuncian un discurso que es tomado con criterios de veracidad por el solo hecho de ser enunciados por los medios y por lo tanto hay lo que podría llamarse una atribución de legitimidad del locutor. Ya de entrada, para el receptor ese discurso es objetivo, científico, veraz, puro. En cambio el político tiene ya de entrada un defecto de legitimidad de la locución. Y me parece sano que en una sociedad plural los gobiernos discutan con los medios, visibilicen esa primacía de legitimidad del locutor, la discutan, muestren que en general lo que dicen los medios puede ser subjetivo, no ser tan transparente y puede responder a intereses corporativos, sectoriales y demás, como es la propia palabra política. Tiene que existir un reconocimiento de que todos hablan desde un lugar particular, que pongamos nuestros propios fundamentos y que nos hagamos responsables por ello, eso es la democracia. Creo que lo mejor que le puede pasar a la Argentina es que haya una discusión tremenda entre medios, gobierno, política, corporaciones. Lo mejor que puede ocurrir es que se discuta crispadamente y mucho. Porque así el ciudadano hace su propio equilibrio, sus propias articulaciones. No hay que subestimar la capacidad de aprendizaje social y simbólico que tiene el ciudadano espectador. La capacidad de posicionarse, de hacerse responsable. Pero los medios en general propalan un discurso que dice que el ciudadano está asustado, y el ciudadano acaba asustándose. Yo creo que en cambio debería estar profundamente feliz de que hoy haya un alto nivel de conflictividad pública.

–Una de las grandes cuentas pendientes del gobierno nacional es la falta de políticas de Estado para afrontar las graves problemáticas socioambientales que estamos viviendo. ¿A qué lo atribuye?

–Sí, en el medio ambiente tenemos un defecto muy claro de regulación. Hay una cierta invisibilidad del Estado en lo que yo llamaría la protección de la vida. Me parece que el Estado contemporáneo se ha visto rebasado por fuerzas biopolíticas, que yo diría que son tres: la producción de alimentos, la violencia, la seguridad cívica, y los asuntos medioambientales. Esos son los tres grandes focos de conflicto estratégico: la producción de alimentos y su regulación, que sirven para la reproducción de la vida física; la apropiación de los recursos naturales, que sirven para la reproducción de la vida física; y la seguridad, en donde está en juego la continuidad de la vida física. No es en vano, y nosotros tenemos que pensar por qué los tres grandes conflictos casi insolubles que tiene hoy el Gobierno, tienen que ver con un triángulo conflictivo en el cual está en juego la reproducción de la vida física. Y esto yo creo que tiene que ver con que el Estado ha desconocido el componente biopolítico que reside en el sistema político.

–¿Qué lectura hace del panorama político que ve hoy en Córdoba?

–Córdoba es una provincia muy particular. Ha sido y creo que va a seguir siendo muy refractaria al proyecto del gobierno nacional. En las elecciones del 2009, por ejemplo, se dio la particularidad de que los tres partidos, que son tres partidos distintos, absolutamente opuestos entre sí, todos decían lo mismo. Y todos sacaron el 30 por ciento porque todos decían lo mismo. Por eso yo creo que va a ganar el que haga la diferencia. En general la política de Córdoba está cruzada por elementos coyunturales y estructurales. A nivel de la coyuntura, el peronismo tiene altas perspectivas, y va a hacer lo que hizo hasta ahora porque le ha dado excelentes resultados.

–¿Cree que De la Sota se va mostrar cerca o lejos de Kirchner?

–Acá vamos a creer que De la Sota es anti K, y el Gobierno va a creer que es uno de ellos. De la Sota va a seguir como candidato la misma línea de lo que hizo Schiaretti como gobernador. Schiaretti trata de mostrar cierta autonomía del kirchnerismo, de tal manera de no perder los votos antikirchneristas y disputar el amplio mercado anti K de Córdoba. Pero tampoco va a exagerar su antikirchnerismo al punto de no poder garantizar el año que viene viabilidad fiscal, financiera y de gobernabilidad en la provincia. Por lo tanto, un equilibrista perfecto, y lo mismo va a hacer De la Sota como candidato. Los otros dos candidatos, en cambio, no ganan nada con hacer equilibrio, por lo que la lógica indica que van a ir por el desequilibrio. El punto es cuál de los dos va a poder mostrarle a la sociedad que el desequilibrio que ellos proponen es lo que la provincia necesita.

–Sostiene que los baronazgos del interior de Córdoba son tan malos o peores que los tan cuestionados del conurbano bonaerense, ¿por qué?

–Hay un imaginario social dominante que demoniza a los “barones del conurbano bonaerense” como si acá en el resto del interior del país viviéramos en Noruega. Durante el conflicto del año 2008 escuché decir a un intendente del sudeste de la provincia que habría que eliminar la coparticipación y que su municipio recibiera los 300 millones de pesos que era lo que la Nación “se llevaba” de su región por retenciones a la soja. Una locura. Es como volver a una especie de economía consuntiva donde cada uno vive con lo suyo. Es socialmente regresivo, económicamente inviable y políticamente feudal e irresponsable ya que condena a millones de argentinos de otras regiones a vivir sin esperanza. El conurbano bonaerense produce –hay industrias allí, por si no lo saben– el 50 por ciento del PBI. Por lo tanto, construir una nación es aceptar los juegos de coordinación y de interdependencia que supone vivir en un país republicano y federal como el nuestro. Los baronazgos del interior tienen responsabilidad electoral solamente, pero no control horizontal. Controlan la Justicia, la policía, el acceso a los cargos, el sistema de influencias y las redes del poder así como las estructuras burocráticas de los municipios y departamentos. Son la continuidad de la vieja figura constitucional de los “jefes políticos” que existió en Córdoba únicamente. Después de cada elección, que en general las ganan porque poseen recursos de todo tipo, la política se torna tierra de nadie. Son pequeños señores feudales implantados en la pampa gringa en medio de sociedades desmovilizadas que gozan con este modo de ejercicio del poder centralizado y sin control. Esto corta transversalmente a los partidos políticos tradicionales en Córdoba. No es un problema de un solo partido sino, al menos, de dos.

Cristian Maldonado

“Los periodistas son actores políticos”


Sostiene que la sociedad debería estar “profundamente feliz” de que hoy exista un alto nivel de conflictividad pública porque entiende que lo mejor que puede estar ocurriendo es que se discuta “crispadamente y mucho”. Además, no duda en asegurar que los medios compiten con la política, describe como un hecho auspicioso la toma de las escuelas, advierte que el gobierno ha sido rebasado por el conflicto biopolítico y hace saber que los “baronazgos” del interior de Córdoba son tan malos o peores que los tan cuestionados del conurbano bonaerense. Alejandro Groppo, cuyo libro Los dos príncipes –prologado por Ernesto Laclau– fue presentado días atrás en la Feria del Libro de Frankfurt, es doctor en Ideología y Análisis del Discurso por la Universidad de Essex, del Reino Unido; investigador del Conicet; docente de la Universidad Nacional de Villa María, de la Católica de Córdoba, y del Doctorado en Ciencia Política del Centro de Estudios Avanzados (UNC).

–El conflicto que generó la toma de escuelas adquirió una dimensión quizás inesperada, incluso el gobernador salió públicamente a decir que apoyarlas era un acto “intolerante, antidemocrático, totalitario y profascista”. ¿Cuál es su opinión?

–Todo conflicto social es complejo por definición. A mí me parece que la toma de las escuelas es un hecho auspicioso porque aparece en el espacio público un actor político, que son los jóvenes escolarizados, que no estaban presentes en el espacio político y por lo tanto es un principio de pluralización, de complejización, que es positivo en toda sociedad compleja y democrática. Y pone en discusión un tema que no se estaba discutiendo en el espacio público, o que se estaba discutiendo a través del discurso oficial, dominante, que era el discurso de la educación como inversión tecnológica. Y acá lo que ponen los estudiantes en cuestión es el otro lado, el lado oscuro, lo que no se ve de la infraestructura escolar: la falta de planificación a largo plazo, la discusión de la ley, que había sido mal discutida. En Córdoba y en el país la educación media está en crisis. Y por lo tanto me parece que este conflicto, con la virulencia y el exceso en las formas, es necesario para romper esa cristalización de la discusión sobre la educación pública, que estaba absolutamente dominada por el discurso oficial, es muy positivo que haya sucedido. Sí creo que es para pensar un poco el hecho de que en el reclamo había una especie de estructura subyacente que lo presentaba como un conflicto particular, un reclamo estrictamente hecho por estudiantes. Creo que los estudiantes pecaron de eso. Rechazaban a los medios, a los partidos políticos, a la Iglesia, y ese rechazo me parece que era ir cortando las posibles equivalencias que le hubieran dado al conflicto un potencial importante.

–Por estos días parece haber un intento de politización en distintos sectores de la sociedad: se habla más de política, se toma partido, se discute, hay cierta tensión.

–Sí, ese es el fenómeno positivo que trae consigo la famosa crispación, la demonizada crispación. A mí me parece positivo que haya crispación. No que haya sólo crispación, pero es positivo que haya tipos que ven sus intereses problematizados, y que ven su identidad bloqueada, porque eso precisamente obliga a la reconstitución de la identidad. Por ejemplo ahora vemos mucho que en una charla de café está la división K o anti K. Una gran generalidad discursiva se instancia a nivel específico y va comiendo y se va reproduciendo en distintos niveles sociales. Y esto es de algún modo una de las formas de entender el populismo. El populismo es un modo de construir identidad que politiza las esferas más micro de la sociedad y que de alguna manera va produciendo esas divisiones, que no son malas. Cuando hablamos de divisiones no nos referimos a dos ejércitos enfrentados sino a la posibilidad de producir un distingo.

–Ernesto Laclau ha sugerido hace poco aquí en la Argentina que el populismo es de alguna manera necesario. Sin embargo, las teorías dominantes lo definen como un fenómeno perjudicial para la democracia. ¿Cuál es su opinión?

–No me animaría a decir lo de necesario. El populismo es un concepto negro de las ciencias políticas y de la sociología, y de las ciencias sociales en general, un concepto demonizado. Ahora bien, lo que ha hecho la teoría de Laclau es restaurar y darle una entidad al populismo. Yo no diría que es necesario en todo tiempo y en todo lugar, pero digo que por ejemplo en contextos de exclusión estructural, marginalidad estructural, en sociedades arrasadas por la injusticia histórica y perenne, junto con el clientelismo, son mecanismos de incorporación de sectores que de otra manera no serían incorporados. El populismo es una forma en la cual las sociedades encuentran mecanismos de integración o de inclusión social en contextos donde las instituciones normales de la democracia liberal no los pueden incluir. En ese sentido es que se debe entender la palabra “necesario”. Los críticos del populismo deberían ver, antes de demonizar, que en realidad el populismo completa la promesa de inclusión universal que está implícita en la democracia, y no por ello es antidemocrático sino que podríamos decir que tiene relaciones de vecindad con la democracia.

–Desde diferentes sectores de Europa, EE.UU. y de América latina misma, se cuestiona, se desacredita, se ataca permanentemente a algunos gobiernos latinoamericanos acusándolos de populistas, y acto seguido se sospecha del carácter democrático de estos gobiernos. ¿Por qué?

–Sí, efectivamente es así. Cuando critican la falta de democracia, lo primero que hay que preguntar es qué entienden estas posiciones políticas por democracia. Seguramente tienen una visión formal de la democracia, institucionalista, y por supuesto que el populismo conflictúa, pero no solamente con la democracia formal, conflictúa con una tradición de la democracia, esta vertiente popular de la democracia que conflictúa con la democracia liberal individualista. Por lo tanto, en realidad esa tensión no debe ser resuelta. Quienes la quieren resolver son los demócratas liberales que quieren eliminar el populismo como una forma negativa de la política para imponer una especie de universalización fantasmática de los principios de la democracia liberal.

–¿No existen además atrás de esta situación componentes racistas y hasta colonialistas?

–Sí, yo diría incluso que el debate entre Europa y América latina es entre los populismos de derecha y los de izquierda, más que un debate entre la democracia liberal formal y esta forma híbrida de sistema político que ellos ven en el populismo latinoamericano. Y claramente hay presupuestos eurocéntricos en esta crítica europea que esconde los populismos de derecha que tiene en su territorio para demonizar los populismos supuestamente de izquierda que hay en América latina. Hay ahí un elemento de eurocentrismo muy claro y por supuesto de racismo político muy claro, estoy absolutamente de acuerdo en eso. Critican formas políticas de América latina por el solo hecho de ser de América latina, y en ese sentido hay un intento de restauración de una especie de colonialismo teórico e intelectual que, gracias a Dios, América latina ya tiene las reservas para inocularse.

–En estos últimos tiempos, cada vez parece quedar más claro el papel preponderante que tienen los medios de comunicación más influyentes, el nivel de injerencia, el nivel de concentración que existe. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?

–Acá hay dos temas. Uno es el poder que tienen los medios, y el otro de qué manera el poder de los medios es construido como una estrategia de articulación política. Y yo creo que hay de las dos cosas: hay un poder de ciertos medios que tiene que ver con la estructura de la propiedad de ellos. Una de las características fundamentales de una democracia, de una sociedad plural, es que haya una pluralidad de fuentes de la enunciación de la información pública. Y creo que las condiciones materiales de enunciación de los discursos en la Argentina ofrecen hoy una deficiencia en esa pluralidad, y la Ley de Medios viene a incorporar mayores condiciones materiales para la enunciación plural. Sobre la injerencia, creo que sí, que hay ciertos medios que generan la agenda. Yo no lo sobredimensionaría tanto pero sí que hay un poder muy claro de generación de la agenda y en general los gobiernos de Latinoamérica y del mundo están viendo que los medios son una competencia de la política. Tienen un gran poder simbólico global, y generan lazos de identificación y representación, y generan discurso de la misma manera que lo hacen los gobiernos establecidos democráticamente, y en ese sentido son una competencia, y me parece bien que la política compita con ellos. Siempre la regla debe ser la pluralización y no el cercenamiento.

–¿Podría decirse que son directamente actores políticos y que como tales hacen política?

–Por supuesto, los medios compiten con la política y los periodistas son actores políticos. Porque enuncian un discurso que es tomado con criterios de veracidad por el solo hecho de ser enunciados por los medios y por lo tanto hay lo que podría llamarse una atribución de legitimidad del locutor. Ya de entrada, para el receptor ese discurso es objetivo, científico, veraz, puro. En cambio el político tiene ya de entrada un defecto de legitimidad de la locución. Y me parece sano que en una sociedad plural los gobiernos discutan con los medios, visibilicen esa primacía de legitimidad del locutor, la discutan, muestren que en general lo que dicen los medios puede ser subjetivo, no ser tan transparente y puede responder a intereses corporativos, sectoriales y demás, como es la propia palabra política. Tiene que existir un reconocimiento de que todos hablan desde un lugar particular, que pongamos nuestros propios fundamentos y que nos hagamos responsables por ello, eso es la democracia. Creo que lo mejor que le puede pasar a la Argentina es que haya una discusión tremenda entre medios, gobierno, política, corporaciones. Lo mejor que puede ocurrir es que se discuta crispadamente y mucho. Porque así el ciudadano hace su propio equilibrio, sus propias articulaciones. No hay que subestimar la capacidad de aprendizaje social y simbólico que tiene el ciudadano espectador. La capacidad de posicionarse, de hacerse responsable. Pero los medios en general propalan un discurso que dice que el ciudadano está asustado, y el ciudadano acaba asustándose. Yo creo que en cambio debería estar profundamente feliz de que hoy haya un alto nivel de conflictividad pública.

–Una de las grandes cuentas pendientes del gobierno nacional es la falta de políticas de Estado para afrontar las graves problemáticas socioambientales que estamos viviendo. ¿A qué lo atribuye?

–Sí, en el medio ambiente tenemos un defecto muy claro de regulación. Hay una cierta invisibilidad del Estado en lo que yo llamaría la protección de la vida. Me parece que el Estado contemporáneo se ha visto rebasado por fuerzas biopolíticas, que yo diría que son tres: la producción de alimentos, la violencia, la seguridad cívica, y los asuntos medioambientales. Esos son los tres grandes focos de conflicto estratégico: la producción de alimentos y su regulación, que sirven para la reproducción de la vida física; la apropiación de los recursos naturales, que sirven para la reproducción de la vida física; y la seguridad, en donde está en juego la continuidad de la vida física. No es en vano, y nosotros tenemos que pensar por qué los tres grandes conflictos casi insolubles que tiene hoy el Gobierno, tienen que ver con un triángulo conflictivo en el cual está en juego la reproducción de la vida física. Y esto yo creo que tiene que ver con que el Estado ha desconocido el componente biopolítico que reside en el sistema político.

–¿Qué lectura hace del panorama político que ve hoy en Córdoba?

–Córdoba es una provincia muy particular. Ha sido y creo que va a seguir siendo muy refractaria al proyecto del gobierno nacional. En las elecciones del 2009, por ejemplo, se dio la particularidad de que los tres partidos, que son tres partidos distintos, absolutamente opuestos entre sí, todos decían lo mismo. Y todos sacaron el 30 por ciento porque todos decían lo mismo. Por eso yo creo que va a ganar el que haga la diferencia. En general la política de Córdoba está cruzada por elementos coyunturales y estructurales. A nivel de la coyuntura, el peronismo tiene altas perspectivas, y va a hacer lo que hizo hasta ahora porque le ha dado excelentes resultados.

–¿Cree que De la Sota se va mostrar cerca o lejos de Kirchner?

–Acá vamos a creer que De la Sota es anti K, y el Gobierno va a creer que es uno de ellos. De la Sota va a seguir como candidato la misma línea de lo que hizo Schiaretti como gobernador. Schiaretti trata de mostrar cierta autonomía del kirchnerismo, de tal manera de no perder los votos antikirchneristas y disputar el amplio mercado anti K de Córdoba. Pero tampoco va a exagerar su antikirchnerismo al punto de no poder garantizar el año que viene viabilidad fiscal, financiera y de gobernabilidad en la provincia. Por lo tanto, un equilibrista perfecto, y lo mismo va a hacer De la Sota como candidato. Los otros dos candidatos, en cambio, no ganan nada con hacer equilibrio, por lo que la lógica indica que van a ir por el desequilibrio. El punto es cuál de los dos va a poder mostrarle a la sociedad que el desequilibrio que ellos proponen es lo que la provincia necesita.

–Sostiene que los baronazgos del interior de Córdoba son tan malos o peores que los tan cuestionados del conurbano bonaerense, ¿por qué?

–Hay un imaginario social dominante que demoniza a los “barones del conurbano bonaerense” como si acá en el resto del interior del país viviéramos en Noruega. Durante el conflicto del año 2008 escuché decir a un intendente del sudeste de la provincia que habría que eliminar la coparticipación y que su municipio recibiera los 300 millones de pesos que era lo que la Nación “se llevaba” de su región por retenciones a la soja. Una locura. Es como volver a una especie de economía consuntiva donde cada uno vive con lo suyo. Es socialmente regresivo, económicamente inviable y políticamente feudal e irresponsable ya que condena a millones de argentinos de otras regiones a vivir sin esperanza. El conurbano bonaerense produce –hay industrias allí, por si no lo saben– el 50 por ciento del PBI. Por lo tanto, construir una nación es aceptar los juegos de coordinación y de interdependencia que supone vivir en un país republicano y federal como el nuestro. Los baronazgos del interior tienen responsabilidad electoral solamente, pero no control horizontal. Controlan la Justicia, la policía, el acceso a los cargos, el sistema de influencias y las redes del poder así como las estructuras burocráticas de los municipios y departamentos. Son la continuidad de la vieja figura constitucional de los “jefes políticos” que existió en Córdoba únicamente. Después de cada elección, que en general las ganan porque poseen recursos de todo tipo, la política se torna tierra de nadie. Son pequeños señores feudales implantados en la pampa gringa en medio de sociedades desmovilizadas que gozan con este modo de ejercicio del poder centralizado y sin control. Esto corta transversalmente a los partidos políticos tradicionales en Córdoba. No es un problema de un solo partido sino, al menos, de dos.

Cristian Maldonado

domingo, octubre 10, 2010

Marina Silva y 20 millones de votos que no puede direccionar

Los 20 millones de votos que recibió Marina Silva, la candidata a primera mandataria del PV, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil abrieron el debate y las diferencias en el seno de ese espacio político y hasta una eventual separación, a raíz de la definición de su apoyo a alguno de los candidatos para el ballottage. La forma en que se distribuirán esos votos en la segunda vuelta del 31 de octubre podrían tener una influencia decisiva para elegir al próximo presidente del país vecino, que surgirá de la puja entre la candidata oficialista, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y el opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).


En una elección histórica, el PV logró elegir el 3 de octubre 15 diputados federales y 37 estaduales.

Para Orjan Olsen, investigador político y consultor que trabajó en el equipo de Silva, en la segunda vuelta el voto que recibió la ex ministra de Medio Ambiente “hoy podría dividirse entre 45 y 50 por ciento para Serra, 25 a u 30 por ciento para Dilma y el otro 25 anularía o votaría en blanco”.

El profesional dijo que “el caudal de votos de Marina puede rastrearse en el grupo ambientalista tradicional de Brasil y al que se puede sumar los que respaldaron los siete años de gestión y sus posturas” que la llevaron a alejarse del Ministerio y del PT, en el que militó durante 30 años.

“La otra parte del voto es una identificación personal con la historia de vida de Marina, muy similar con la historia de vida de (el presidente, Luiz Inácio) Lula (da Silva)” a la que caracterizó como “surgida de la pobreza amazónica, su alfabetización a los 16 años, la superación de las dificultades, su participación en la militancia sindical y en la lucha por la preservación del Amazonas”.

Definiciones similares de último momento ya se habían registrado en las elecciones de 2002 y 2006, que llevaron a Lula a una segunda vuelta frente a las candidaturas de José Serra y el también socialdemócrata Geraldo Alckmin, respectivamente.

Para Olsen, la mitad de los 20 millones de votos que recibió Silva llegaron “del núcleo que deseaba un cambio en la manera de gobernar el país, no en lo económico, sino que reclama formas más transparentes, menos manipuladas por intereses políticos y que podría haber votado años atrás al PT y a su candidato Lula”.

“Su diferenciación ante la polarización que mostraba la eterna pelea del PT y el PSDB, y su rechazo a las coaliciones para alcanzar el poder y dominar el Congreso con partidos como el PMDB (centrista, aliado del PT) o el Dem (conservador, socio del PSDB), resultó ser buena parte de su mayor capital electoral” y fue lo que en los días previos a la elección se llamó “la tercera vía”.

Entre quienes votaron al PV el 3 de octubre, el consultor resaltó a “aquellos que prefirieron la historia de militancia de Marina en el PT frente a Dilma, una persona elegida y sostenida por Lula que no representa la historia del partido” porque “lo curioso es que esas personas son las que más rechazo tienen por Dilma y por su candidatura”.

Pero la mejor elección en la historia del PV -en las elecciones de 2006 había conseguido 3,6 millones de votos-, que a priori podría marcar el fin de la polarización electoral característica de las últimas décadas en Brasil, esconde la contradicción de enfrentar a esa fuerza con su propia crisis, y eventualmente hasta la división, justo en su mejor momento.

El analista explicó que aunque su núcleo inicial se encuentra en grandes ciudades, como San Pablo y Río de Janeiro, “el PV es un partido que tiene características diferentes en las distintas regiones del país”.

“Marina multiplicó varias veces el capital del PV y su peso electoral es muy superior al del propio partido”, subrayó Olsen.

A sabiendas de su responsabilidad en el caudal de voto recibido, Silva planteó a las estructuras partidarias que la definición de un eventual apoyo para la segunda vuelta deberá contemplar la opinión de los movimientos sociales que impulsaron ese crecimiento electoral aun por fuera del esquema del PV.

Esa postura podría generar una rebelión cuando este miércoles la conducción del partido, encabezada por su presidente, José Luiz Penna, y el diputado por Río de Janeiro Fernando Gabeira, tal vez defina el apoyo a Serra sin esperar el plenario que la misma Silva convocó para el domingo próximo, lo que anticipa una crisis interna difícil de digerir.

“Es una decisión difícil porque Marina tiene un capital político muy alto que debe cuidar y la prioridad debería ser colocar una lista de puntos de su programa en las propuestas de los otros partidos”, opinó Olsen.

Para el analista, “el riesgo de una indefinición es perder la posibilidad de una participación activa en los próximos cuatro años, lo que puede licuar su capital”, aunque también admitió la chance de que ante una eventual neutralidad se valore “su coherencia” y entonces ese capital crezca.

De todos modos, quedar totalmente fuera del gobierno “puede significar perder la oportunidad de ascender y fortalecer el partido en lo que es hoy su mayor flaqueza: la falta de equipos y experiencia administrativa a nivel nacional, la falta de personas para asumir el poder y las limitaciones como fuerza política con representación articulada en el Congreso”, sintentizó Olsen.

Rebelión en la mina

Por FRANCISO PEREGIL

Hace varias semanas ocurrió un hecho trascendental en la mina que hasta ahora se había mantenido en silencio: un grupo de mineros se rebeló contra la autoridad del jefe de turno, Luis Urzúa. El motivo era que ellos pretendían abrirse camino hacia la superficie por su cuenta y riesgo. En la superficie de la mina San José se dispararon todas las alarmas: necesitaban reforzar la autoridad de Urzúa, el topógrafo que durante los 17 días en que permanecieron incomunicados, logró mantener el orden y la disciplina.

Mientras el Gobierno trataba de acelerar varios planes de rescate, a setecientos metros de profundidad se debatía si seguir esperando las decisiones de arriba o no. Los expertos de la NASA habían advertido a las autoridades chilenas que en situaciones de aislamiento era esencial fomentar el liderazgo de una persona del grupo. Y a esa misión se dedicó el psicólogo Alberto Iturra. Pero la autoridad del psicólogo también llegó a cuestionarse por parte de algunos mineros.

En el primer vídeo que envió el Gobierno a los medios de comunicación no salieron al menos cinco mineros. Las autoridades no explicaron el motivo. Pero la razón era que esos cinco pertenecían a una subcontrata, vivían apartados del resto y buscaban otras vías de escape distintas a las del resto. "El problema se solucionó cuando el jefe de ellos les ordenó desde la superficie que se integraran con el resto", añadió Iturra.

Finalmente, las aguas volvieron a su cauce. "Yo no sé exactamente cómo lo arreglaron entre ellos. No sé si hubo episodios más o menos virulentos", comentó Iturra a El PAÍS. "Sólo sé que lo que el sistema que usaron funcionó. Y eso es lo que me interesa. A partir de ahí, pude seguir con mi trabajo".

Luis Urzúa, de 54 años y dos hijos, estudió topografía y llevaba sólo dos meses trabajando en mina San José, pero 31 años como minero. Fue el primero en establecer contacto con el exterior cuando el presidente se les puso al habla. Walter Carrizo trabajó con él desde 1981 hasta 1990 en la que antes era la mina Agustina y ahora se llama Carolina. "Le gustaba mucho la pelota y era buen futbolista. Y, como a todos los mineros, le gustaba carretear (salir de farra). Un asaíto, unos traguitos de vez en cuando... En aquella época no era jefe de turno, simplemente topógrafo. Pero ya tenía carácter de líder, aunque no fuera jefe siempre había gente alrededor de él. Además de que había estudiado, tenía mucha experiencia. El cerro enseña mucho".

La familia de Luis Urzúacon es la única que no ha hablado que no ha hablado con la prensa durante los dos meses en que han permanecido atrapados los 33. La esposa de Urzúa decidió que el único que tendría que hablar sería su marido cuando saliese. Se lo propuso y lo cumplió.

martes, octubre 05, 2010

Estrategia capital

La región metropolitana Buenos Aires era una de las más pobres hasta el siglo XVIII y XIX, era una región marginal en el país y mucho más en el espacio colonial americano. Pero esto cambia de una manera espectacular. En pocas décadas, la región metropolitana se convierte en el centro de un proceso de desarrollo: se va concentrando y se va conformando una urbe, no sólo de un peso abrumador en el espacio nacional sino también por su desarrollo cultural y económico, en uno de los centros más importantes del continente.

Después de la crisis de 1930, cuando comienza el proceso de sustitución de importaciones, las industrias se van a instalar allí donde estaba el mercado, la mano de obra y donde estaba el puerto a donde llegaban los insumos para las industrias. Es un proceso acumulativo que se fue dando. El papel de la región se conformó a lo largo de un proceso histórico, por eso digo que no hay posibilidad de construir un futuro para la región aislado de un proyecto de país y del MERCOSUR. Este es un primer punto que está muy claro.

Si uno se imagina un país que puede dar el único proyecto económico capaz de dar lugar al despliegue de los recursos, que puede generar desarrollo, que puede incorporar a la ciencia y a la tecnología, es un país integrado territorialmente. Lo deseable sería que el peso relativo de la región metropolitana fuera declinando, no porque la región se achique, sino porque crezcan las demás como la patagonia, el centro, el noroeste, cuyo, la región mesopotámica. En ese escenario de un país más integrado, la región metropolitana enriquecería sus posibilidades, pero no con la pretensión de ser el cerebro de la Argentina, como se hizo en otras épocas. El país debe pensarse desde la integración nacional. No debemos pensar la Argentina desde el puerto.

Otro punto que me parece importante es el siguiente. La formación de una región metropolitana que resuelve sus problemas sociales, de infraestructuras, de uso de suelo, ambientales, un conjunto de temas que hacen al bienestar, va a depender de la calidad de las políticas públicas. La historia demuestra que los procesos liderados exclusivamente por las fuerzas del mercado tienden a concentrar y a reproducir los problemas. Para eso es importante tener capacidad de hacer políticas públicas.

En este terreno, las políticas públicas en Argentina estuvieron sesgadas por una impotencia absoluta del Estado para hacer política pública. A medida en que el país se fue endeudando, en el período de la historia argentina que arranca con el golpe de Estado de 1976 y finaliza en la crisis de 2001/2002 se pudo ver una liquidación de la capacidad del Estado de diseñar políticas. Como se decía explícitamente en aquellos tiempos, la política económica consistía en brindar señales amistosas al mercado. Era un país que había subordinado su capacidad de acción, con un Estado insolvente.

Lo que ha venido ocurriendo desde la salida de la crisis de 2001/2002 es la recuperación de capacidad de acción. Desde el caos de aquellos años, en donde apareció entre otras cosas el trueque como una posibilidad de intercambio, diría precapitalista. Había 17 monedas dando vueltas, el país en default. Era una situación extrema de desorden.

Por diferentes condiciones, el país se recuperó con recursos propios, logró ordenar las finanzas públicas, hubo un buen contexto internacional, se ordenó el tema de la deuda. De hecho, el país se está autofinanciando; a tal punto hay una recuperación de las finanzas que el país se permitió una fuga de capitales de 40 mil millones de dólares entre 2007 y 2009.

En ese contexto se puede discutir el ordenamiento territorial, qué estructura productiva queremos, pensar la relación campo – industria, debemos pensar en un campo fuerte pero complementando una economía de alta industrialización. Todavía subsisten algunos que quieren ser el granero del mundo. Si no tenemos un desarrollo industrial complejo, que vaya más allá de la cadena agro-industrial, nos sobra buena parte de la población. Este es uno de los dilemas: a dónde va el país.

Si al país lo sigue llevando la inercia, la región metropolitana seguirá teniendo su peso actual. Creo que hay que posibilitar un equilibro entre las regiones. Como pasa en los grandes espacios nacionales, como puede ser Estados Unidos, para que haya mucha integración entre las regiones es necesario que cada región tenga integración a su interior. Si las regiones pretenden vender sus productos primarios o trasladar sus excesos de ahorro interno a la región metropolitana se reproducen las inequidades regionales.

Todo lo dicho vale si se cumple el otro requisito sobre el que hemos hablado. Si no, lo que dijimos es literatura. La condición necesaria es que el país siga ganando soberanía, tiene que consolidar lo que ha logrado, movilizar su ahorro, establecer una relación simétrica, no subordinada, con el mercado financiero internacional. El desarrollo siempre es un proceso de construcción nacional. Ninguna nación se desarrolló desde afuera. El desarrollo no se importa, no se puede ir a buscar afuera. Las sociedades tienen o no tienen capacidad para hacer lo necesario para desarrollarse. Es una paradoja del mundo moderno: vivimos en la globalización pero el desarrollo es una cuestión nacional.

Costos y productividad en el mercado de la información 2.0

Por Rubén Weinsteiner

Para Bloomberg

Un ciudadano en cualquier país democrático, tiene a su alcance múltiples fuentes de información para formarse una idea política de a quién votar, aprobar o no una gestión u opinar a favor o en contra de un determinado proyecto de ley, además de los medios de comunicación tradicionales 1.0.
Archivos abiertos, plataformas electorales, Google news, Wikipedia, y fundamentalmente la Web 2.0, para hacer pullcasting antes de exponerse al brodcasting, tirar la data que se busca y no esperarla, ya sea en los blogs, las redes sociales, archivos de estadísticas, expedientes judiciales, declaraciones juradas etc. Pero en esta operación de obtención de información, hay un problema netamente económico.
La posibilidad que nuestro voto u opinión defina, cambie las cosas para un lado o para el otro, es muy chica, salvo elecciones muy peleadas como las de Bush contra Gore, donde unos cientos de votos definieron Florida, en la gran mayoría de los casos nuestro voto mide poco en términos de definir. Y en el plano económico la utilidad obtenida por el consumidor de información, es poca, se limita a la percepción del alcance limitado del voto y a la satisfacción de actuar de acuerdo a conciencia.
En la mayoría de los casos, la suma de rentabilidades por estos dos beneficios es muy baja, para que el consumidor invierta recursos importantes en leer e investigar para entererarse y saber mas sobre los candidatos.
La solución a este problema aparece aparentemente, en la forma de un intermediario, “un mayorista” que acumula, procesa y mediatiza la información. Un dato no menor: la “fabricación” de información, el proceso de construcción tiene altos rendimientos en términos de escala, y el costo marginal por abastecer a un consumidor mas es bajísimo, mientras que la utilidad marginal para los consumidores es alta.
Esta solución del intermediario “mayorista” de la información , plantea un problema nuevo fundamental, al abastecer a tantos consumidores con información que afecta tantos intereses de factores tan poderosos, le da a estos últimos motivaciones para manipular este flujo de contenido.
Si en un pueblo, los medios locales difunden información aludiendo a actos de corrupción del intendente, las posibilidades de ser reelecto del mismo pueden disminuir, incluso esta situación podría contribuir a una salida anticipada del mandatario comunal.
Supongamos que el Intendente sabe que los medios están por publicar información negativa sobre el, en ese caso, puede intentar darles pauta, negocios, reducciones impositivas, solucionarles problemas importantes al o a los medios.
La función a analizar en este caso sería la cantidad ponderada ( de acuerdo a tirada, rating, prestigio, legitimidad) de medios en el eje de las X, y la renta que genera el acto de corrupción en el eje de las Y.
Siguiendo esta matriz, Besley y Prat (Handcuffs for the grabbing hand media capture and Government Accountability) señalan que en los paises con mayor concentración de medios, ya sea en manos privadas o públicas, hay menor rotación de gobernantes y mayores índices de corrupción.

En este escenario la Web 2.0 plantea un escenario de apertura, mucho mas caótico, y que altera la relación concentración-corrupción-baja rotación de gobiernos, ya nunca fue tan incontrolable lo que se dice acerca de alguien como en la Web 2.0, y ahí la función anterior no tiene cabida, porque es imposible arreglar a miles de internautas, aun suponiendo que estos quieran ser coimeados, y además la influencia de un blog sin recursos puede escalar y crecer en forma caótica.

Que pasa si tomamos mercados distintos de la información política, por ejemplo, celulares, autos o turismo. Ahí el incentivo para el consumidor a meterse a obtener información, investigar y enterarse, es mayor, porque tiene que ver con el confort y seguridad del auto, beneficios y chiches del celular, atractivos y posibilidades que la pasemos bien en nuestras vacaciones.
Y ahí ese incentivo lleva al consumidor a invertir mas recursos en hacer la propia investigación, en ir a la Web 2.0, y allí ser prosumidor, consumir información y también producirla, con experiencias con el producto o servicio.
La comunicación 2.0 plantea en este caso, tres diferencias fundamentales con la Web 1.0 o la comunicación tradicional pre Internet, por una lado la pérdida de control, por el otro la igualación de los emisores, y finalmente que resulta mas importante lo que dicen de uno que lo que uno dice de uno mismo.

Ya no se controla ni cómo ni quién ni cuándo se habla de nuestro producto. Los espacios donde se habla del producto, los generan los internautas en general y los consumidores en particular, ya sea para plantear sus diferencias o puntos de afinidad. Esta presencia constante de la acción del usuario requiere una respuesta en tiempo real.
La construcción 2.0 no se da por lo que pretendemos decir de nosotros mismos, ni siquiera por aquello que los demás dicen de nosotros. Se construye a través del diálogo y la comunicación permanente.
Ahí la producción de información se desconcentra, se atomiza y los costos de producción de información toman otra escala, con un rango de variabilidad muy grande dependiente de la eficacia en la producción, del caos y en definitiva de la nueva productividad 2.0.

domingo, octubre 03, 2010

Adorno y el espacio del conflicto


Hoy a la tarde releía a Adorno, en Epistemología y Ciencias Sociales. Me quedé pensando en este párrafo:

El proceso de socialización no se realiza más allá de los conflictos
y los antagonismos o pese a éstos. Su elemento propio lo constituyen
los mismos antagonismos que desgarran la sociedad. Es la misma relación social de cambio la que introduce y reproduce el antagonismo que en todo momento amenaza a la organización social con la catástrofe total. Sólo a través de la búsqueda del beneficio y de la fractura inmanente al conjunto de la sociedad sigue funcionando hasta hoy, rechinante,
quejumbrosa, con indescriptibles sacrificios, la máquina social.

sábado, septiembre 25, 2010

Mark Zuckerberg, el Sr Facebook y sus 174 amigos


Mark Zuckerberg creó Facebook en el dormitorio de su college, hace 6 años.

500 millones de personas se han sumado desde entonces; 179 de ellas son sus amigos. El sitio es un directorio de la gente del mundo y el lugar para crear identidades públicas.

Uno abre una cuenta y comienza a postear información acerca de uno mismo: fotografías, historia laboral, por qué uno está fastidiado ahora mismo por la selección de Gummy Bear que hay en el drugstore u optimista acerca de las perspectivas de paz en Medio Oriente.

Una parte de la información será visible sólo para los propios amigos; otra, para amigos de amigos; otra, para todos. Las políticas de privacidad de Facebook confunden a mucha gente y la compañía las ha cambiado frecuentemente, casi siempre para permitir que más información sea expuesta en más formas.

De acuerdo con su perfil en Facebook, Zuckerberg tiene 3 hermanas (Randi, Donna y Arielle), todas ellas sus amigas. Es amigo de sus padres, Karen y Edward Zuckerberg. Se graduó de la Phillips Exeter Academy y asistió a Harvard University. Es fan del comediante Andy Samberg y cuenta entre sus músicos favoritos a Green Day, Jay-Z, Taylor Swift y Shakira. Tiene 26 años.

Zuckerberg cita el “Minimalismo”, las “Revoluciones” y “Eliminar el Deseo” como sus intereses. Le gusta “Ender’s Game”, una saga de ciencia ficción que cuenta la historia de Andrew (Ender) Wiggin, un niño con talentos especiales que domina juegos de guerra por computadora y más tarde comprende que está involucrado en una guerra real. No menciona otros libros en su perfil.

Los amigos de Zuckerberg en Facebook tienen acceso a su dirección de e-mail y al número de su teléfono celular. Pueden revisar sus álbumes de fotografías, como el titulado “El Gran Asado de Cabra de 2009”, el registro de un acontecimiento ocurrido en su patio trasero. Saben que, a principios de julio, apenas regresó de Allen & Company, retiro anual para los 'barones de Hollywod', magnates de Wall Street y titanes de la tecnología, se hizo amigo de Barry Diller.

Enseguida, Zuckerberg escribió en muro: “¿Hay algún sitio que transmita la Copa Mundial online (No poseo un televisor)?”.

Desde agosto pasado, ha sido bastante sencillo rastrear a Zuckerberg gracias a una nueva aplicación de Facebook llamada “Places” (Lugares), que permite a los usuarios marcar ubicaciones en cualquier momento. A las 2.45 AM, hora del Este, del 29 de agosto, estaba en el Ace Hotel, en un barrio de Nueva York. Estaba de regreso en la sede de Facebook en Palo Alto a las 7:08 P.M. El 21 de agosto a las 10:38 P.M., cenaba con su novia en la Taqueria La Bamba, en Mountain View.

Zuckerberg puede parecer alguien que comparte información por demás en una era de compartir información por demás. Pero ese es, más o menos, el punto. El modelo de negocios de Zuckerberg depende de nuestras cambientes nociones de privacidad, revelación y autoexposición.

Cuanto más cosas esté dispuesta la gente a poner online, más dinero puede hacer su sitio gracias a los avisos. Felizmente para él y la perspectiva de su eventual fortuna, sus intereses de negocios se alinean perfectamente con su filosofía personal. En la sección biográfica de su página, Zuckerberg escribe simplemente: “Estoy tratando de hacer del mundo un lugar más abierto”.

Aparentemente, el mundo responde. El sitio es ahora la más grande red social en países que van de Indonesia a Colombia. Hoy por hoy, al menos 1 entre 14 personas en el mundo tiene una cuenta de Facebook.

Zuckerberg, mientras tanto, se está transformando en el joven rey de Silicon Valley. Si y cuando Facebook decida entrar en la Bolsa, Zuckerberg se convertirá en uno de los hombres más ricos del planeta y uno de los multimillonarios más jóvenes. En el número de octubre de la revista Vanity Fair, Zuckerberg figura Nº1 en el ranking de poder del Nuevo Establishment, justo arriba de Steve Jobs, los líderes de Google y Rupert Murdoch. La revista lo proclama “nuestro nuevo César”.

Pese a su objetivo de apertura global, Zuckerberg sigue siendo una persona reservada y cuidadosa. No le gusta hablar a la prensa y rara vez lo hace. Tampoco parece disfrutar de las apariciones públicas que más y más se le requieren. Tras bambalinas, antes de un acto en el Museo de Historia de la Computadora, en Silicon Valley, este verano, uno de sus interlocutores se volvió hacia él minutos antes de aparecer en el escenario y dijo: “No te gusta mucho esta clase de eventos, ¿verdad?”. Zuckerberg replicó con un terso “no”, tomó un trago de su botella de agua y desvió la mirada a la distancia.

Esto hace incómodo el momento actual. Zuckerberg, o al menos una versión hollywoodense no autorizada de él, estará estelarizando una película titulada 'The social network', dirigida por David Fincher y escrita por Aaron Sorkin.

La película, que se estrenará en el New York Film Festival y será lanzada el 15/10, será la presentación de Zuckerberg para la mayoría del mundo. Los perfiles de Zuckerberg son siempre un poco actuación: uno elige los detalles que quiere compartir y con quién. Ahora, Zuckerberg, con quien me reuní para numerosas entrevistas personales este verano, se enfrenta a algo opuesto: una exposición pública de detalles que no eligió. No planifica ver la película.

Zuckerberg –o Zuck, como es llamado por casi todos sus conocidos- es pálido y de mediana talla, con pelo corto, castaño y enrulado, y ojos azules. Sólo mide 1.77 m, pero parece más alto, porque se para con su pecho afuera y su espalda derecha, como sostenido por un hilo. Su vestimenta habitual es remera gris, bluejeans y zapatillas. Su afecto puede ser distante y desconcertante, una extraña mezcla de timidez y orgullo. Cuando no está interesado en lo que alguien le dice, simplemente mira a otro lado y dice “sí, sí”.

A veces hace una pausa tan larga antes de responder que parece que ignorara completamente la pregunta.

La típica queja acerca de Zuckerberg es que es “un robot”. Uno de sus amigos más cercanos me dijo: “Ha sido sobreprogramado”.

En verdad, a veces habla como un Instant Message—brusco, monótono, como un tono de teléfono—y puede mostrarse ligero y condescendiente como si siempre hubiera sabido algo que vos no. Pero cara a cara es a menudo encantador, y se está sintiendo más cómodo en el escenario.

En el Museo de Historia de la Computadora fue inusualmente enérgico, considerado e introspectivo –incluso relajado. Se refirió a las preocupaciones sobre las reglas de privacidad de Facebook contando una anécdota personal de la clase que suele faltar en sus respuestas (“si pudiera elegir compartir mi número de celular con cualquiera en Facebook, no lo haría. Pero porque puedo hacerlo sólo con mis amigos, lo hago”).

También se burló de sí mismo. Preguntado si era la misma persona frente a una multitud que con sus amigos, respondió: “Sí, la misma persona torpe”.

Zuckerberg creció en una casa en lo alto de Dobbs Ferry, Nueva York. Unida al sótano estaba el consultorio dental de su padre, Edward Zuckerberg, conocido entre sus pacientes como el “indoloro Dr. Z.” (“Atendemos a los cobardes”, reza su website). Hay un tanque de peces de 160 galones en la sala de operaciones y el lugar está lleno de Tchotchkes que los pacientes llevaron al doctor. La madre de Mark, Karen, es una psiquiatra que dejó de atender para cuidar a sus hijos y trabajar como administradora del consultorio de su marido.

Edward fue uno de los primeros en emplear radiografía digital e hizo conocer la programación de computadora Atari BASIC a su hijo. La casa y el consultorio estaban llenos de computadoras.

Una tarde de 1996, Edward dijo que quería una mejor manera de anunciar la llegada de un paciente que el grito de la recepcionista de “¡Llegó el paciente!”. Mark construyó un programa de software que permitía a las computadoras de la casa y el consultorio enviar mensajes una a la otra. Lo llamó ZuckNet, y fue, básicamente, una version primitiva del Instant Messenger de AOL que fue lanzado al año siguiente. La recepcionista lo usaba para llamar a Edward y los chicos para llamarse entre ellos.

Una noche, mientras Donna trabajaba en su cuarto, en el piso de abajo una pantalla mostró un aviso: la computadora contenía un virus mortal y explotaría en 30 segundos. Mientras la máquina hacía la cuenta regresiva, Donna corrió escaleras arriba gritando “¡Mark!”.

Algunos niños juegan juegos de computadora. Mark los creaba. En una de nuestras charlas, la vez en que Zuckerberg se mostró más animado –hablando con una gran sonrisa, casi tropezándose en las palabras, los ojos alerta— fue cuando describió sus aventuras juveniles en programación. “Tenía un montón de amigos que eran artistas”, contó. “Venían, dibujaban, y yo construía un juego con eso”.

Cuando él tenía 11 años, sus padres contrataron un tutor informático, un desarrollador de software llamado David Newman, que iba a la casa una vez a la semana para trabajar con Mark. “Era un prodigio”, me contó Newman. “A veces era duro adelantársele”. (Newman perdió contacto con Zuckerberg y quedó estupefacto cuando se enteró durante nuestra entrevista que su ex pupilo había creado Facebook).

Poco después, Mark empezó a tomar cursos de computación cada martes por la noche en el cercano Mercy College. Cuando su padre lo dejó allí para la primera clase, el instructor miró a Edward y dijo, señalando a Mark: “No puede traerlo al aula con usted”. Edward explicó al instructor que su hijo era el estudiante.

Mark no correspondía al estereotipo del 'geek'. En Exeter fue capitán del equipo de esgrima. Ganó un diploma sobre los clásicos. Pero las computadoras fueron siempre lo central.

Para su proyecto de último año en Exeter, escribió un software que llamó Synapse. Creado con un amigo, Synapse era algo como una versión temprana de Pandora –un programa que usaba inteligencia artificial para aprender los hábitos de escucha de los usuarios. Noticias sobre la existencia del software se difundieron pronto en los blogs sobre tecnología. Pronto AOL y Microsoft hicieron saber que querían comprar Synapse y reclutar al adolescente que lo había inventado. Él los rechazó.

Decidió, en cambio, entrar en Harvard en el otoño de 2002. Llegó a Cambridge con la reputación de ser un prodigio de la programación. A veces usaba una remera con una manzanita y las palabras “Mono de Código” (Code Monkey). Se unió a la fraternidad judía Alpha Epsilon Pi, y, durante una fiesta de viernes a la noche, en su 2do. año, conoció a su actual novia, Priscilla Chan, una chinoamericana de los suburbios de Boston. Comenzaron a hablar mientras esperaban en la fila del baño.

“Él era un nerd que estaba un poco fuera en ese lugar”, me contó Chan. “Recuerdo que tenía esos vasos de cerveza que decían ‘la libre incluye cerveza H’. Es una marca para C++. Es humor de college pero con un toque nerd, de computación”.

Zuckerberg tenía una facilidad para crear software simple y adictivo. En la 1ra. semana de su 2do. año, creó CourseMatch, un programa que permitía a los usuarios deducir qué clases tomar en base a las elecciones de otros estudiantes.

Enseguida, apareció con Facemash, en el que los usuarios miraban fotografías de dos personas y apretaban un botón para señalar cuál les parecía más atractiva, algo así como un sistema de eliminatorias sexual. Fue rápidamente clausurado por la administración escolar.

Después, 3 miembros de clases superiors –un graduado de matemáticas aplicadas de Queens, Divya Narendra, y los mellizos de Greenwich, Connecticut, Cameron y Tyler Winklevoss— pidieron ayuda a Zuckerberg para montar un sitio en el que habían estado trabajando, llamado Harvard Connection.esp.

Zuckerberg los ayudó, pero pronto abandonó su proyecto para construir su propio sitio, que llamaría Facebook. El sitio fue un éxito inmediato, y al fin de su segundo año, Zuckerberg dejó Harvard para dirigirlo.

Según él lo cuenta, las ideas de las 2 redes sociales eran totalmente diferentes. El sitio de ellos, dice, enfatizaba las citas, mientras que el suyo enfatizaba el networking (relaciones sociales).

Según lo cuentan los mellizos Winklevoss, Zuckerberg robó su idea y evitó deliberadamente que lanzaran su sitio.

Altos, anchos de hombros y sociables, los mellizos eran campeones de remo que compitieron en las Olimpíadas de Beijing; obtuvieron recientemente M.B.A.s en Oxford.

“Robó el momento, la idea y la ejecución”, me dijo Cameron recientemente. La disputa ha estado en los tribunales casi desde que Facebook fue lanzado, hace 6 años.

Eventualmente, Facebook llegó a un acuerdo con los Winklevosses y Narendra de, según se dijo, US$ 65 millones, pero ellos han apelado, argumentando que Facebook los engañó respecto del valor del capital que recibirían.

Para preparar el litigio contra los Winklevosses y Narendra, el equipo legal de Facebook revisó la computadora de Zuckerberg y encontró Instant Messages que él envió cuando estaba en Harvard. Aunque los mensajes no ofrecían evidencia que sostuviera la denuncia de robo, de acuerdo con fuentes que vieron muchos de los mensajes, sí mostraban a Zuckerberg como traidor, intrigante e insensible.

Un pequeño grupo de abogados y ejecutivos de Facebook revisaron los mensajes durante una reunión de 2 horas en enero de 2006 en las oficinas de Jim Breyer, el director socio de la compañía de inversiones Accel Partners, el mayor inversor externo de Facebook.

El sitio Silicon Alley Insider consiguió algunos de los mensajes y posteó la primavera pasada la transcripción de una conversación entre Zuckerberg y un amigo, subrayando cómo planeaba lidiar con Harvard Connect:

"(...) FRIEND: ¿decidiste qué vas a hacer acerca de los websites?

ZUCK: si, los voy a cagar

ZUCK: probablemente este año (...)".


En otro intercambio filtrado a Silicon Alley Insider, Zuckerberg explicaba a un amigo que su control sobre Facebook le daba acceso a cualquier información que quisiera sobre cualquier estudiante de Harvard:

"(...) ZUCK: si, así que si alguna vez necesitás info sobre cualquiera en HarvardZ

ZUCK: solo pedí

ZUCK: Tengo más de 4000 emails, fotos, direcciones, sms

FRIEND: ¡¿qué?! ¿Cómo lo hiciste?

ZUCK: la gente la envió

ZUCK: no se por qué

ZUCK: “confían en mí”

ZUCK: idiotas de mierda (...)".

De acuerdo con dos fuentes enteradas, hay más mensajes no publicados que son igualmente avergonzantes y dañinos para Zuckerberg.

Pero, en una entrevista, Breyer me dijo: “En base a lo que vi en 2006, y después de haber pasado gran cantidad de tiempo con Mark, no cambió mi confianza en él como CEO de Facebook en lo más mínimo”.

Breyer, que ocupa un lugar en el directorio de Facebook, añadió: “Es una persona brillante que, como todos nosotros, ha cometido errores”.

Cuando le pregunté a Zuckerberg acerca de los mensajes que habían sido publicados online y que yo mismo había obtenido y confirmado, me dijo que se arrepentía “absolutamente” de haberlos escrito.

“Si vas a construir un servicio influyente y en el que un montón de personas confían, tenés que ser maduro, ¿no?”, dijo. “Me parece que he crecido y aprendido mucho”.

El Zuckerberg de 2do. año, insiste, no debería ser tomado como quien es ahora. Pero sabe que es así y, dado el próximo lanzamiento de 'The Social Network', seguirá siendo así.

La película es un retrato mordaz y la imagen de un joven inseguro, serio y siempre caliente será difícil de superar. Zuckerberd observó: “Creo que mucha gente verá esas cosas de, ya sabés, cuando tenía 19 y dirá ‘oh, bueno, él era así… Todavía debe ser así, ¿no?’”.

En la versión de Hollywood, la fundación de Facebook es, según declaró Sorkin en una entrevista, “una clásica historia de amistad, lealtad, traición y celos”.

Sorkin describe a Zuckerberg como un “tipo brillante socialmente torpe que tiene la nariz contra la vidriera de la vida social. Parecería que quiere desesperadamente entrar en uno de esos ‘final clubs’” –uno de los clubs de fiestas de elite dentro de la elite de Harvard. Los mellizos Winklevoss fueron miembros del Porcellian Club, el más prestigioso.

En la escena inicial de la película, de acuerdo con el guión que se ha filtrado por internet, Zuckerberg y su novia Erica, estudiante de la Boston University, están sentados en el bar del campus, intercambiando ironías. (“No tenés que estudiar”, dice él. “¿Cómo sabés que no tengo que estudiar?”, pregunta ella. “¡Porque vas a B.U.!”). Erica toma su mano, lo mira y le dice: “Escuchá. Vas a ser exitoso y rico. Pero vas a ir por la vida pensando que no le gustás a las chicas porque sos un geek. Y quiero que sepas, desde el fondo de mi corazón, que no es verdad. No les vas a gustar porque sos un imbécil”.

La película está basada en 'The Accidental Billionaires', de Ben Mezrich, un libro acerca de la creación de Facebook. Mezrich también es autor de un best-seller, publicado en 2003, acerca de estudiantes universitarios que se hacen ricos.

El libro, titulado 'Bringing Down the House', incluye escenas inventadas, personajes compuestos de varios otros y diálogo recreado. El nuevo libro ha sido criticado por usar métodos similares.

Mezrich dice que el libro no es una descripción “enciclopédica” de la creación de Facebook, pero sí es “una verdadera historia que Zuckerberg preferiría no se contase”, escrita en lo que llamó “un estilo tipo thriller”.

El libro se basa mucha en entrevistas de Mezrich con Eduardo Savering, el director de negocios inicial de Facebook, que se peleó con Zuckerberg y lo demandó.

Mezrich no habló con Zuckerberg (el productor de 'The Social Network', Scott Rudin, intent hablar con Zuckerberg y otros ejecutivos de Facebook, pero fue rechazado). Mezrich vendió los derechos de adaptación del libro al cine incluso antes de haberlo completado. Llamó a Sorkin su “primer lector” y le pasó capítulos tan pronto como los terminaba.

Sorkin dijo que crear el personaje de Zuckerberg fue un desafío. Añadió que los estudiantes universitarios fueron “la gente más joven sobre la que haya escrito jamás”.

A los 49, Sorkin afirma que sabía muy poco sobre las redes sociales y que siente un profundo disgusto por la blogósfera y los medios sociales. “He oído de Facebook del mismo modo que he oído acerca de un carburador”, me dijo. “Pero si abriera la tapa del motor de mi auto no sabría cómo encontrarlo”. Bautizó a la película 'The Social Network' (La red social) con sentido irónico. Refiriéndose a los creadores de Facebook, Sorkin apuntó: “es un grupo, de un modo u otro, de gente disfuncional que creó el más grande sitio de relacionamiento social”.

Sorkin insistió en que “la película no pretende ser un ataque” contra Zuckerberg. Según lo describe, sin embargo, Zuckerberg “pasa la 1ra. hora, 55 minutos, como un antihéroe y los últimos 5 como un héroe trágico”. Agregó: “No quiero ser injusto con este joven que no conozco, que nunca me ha hecho nada, que no merece una trompada en la cara. Honestamente creo que no se la he dado”.

Tal como suele ocurrir, 'The West Wing', la serie televisiva creada por Sorkin, es una de las favoritas de Zuckerberg. La descubrió en un viaje a España con Chan, con quien ha salido, excepto por una breve interrupción, desde 2003. En Madrid ambos se enfermaron y terminaron mirando la primera temporada en cama. En una tienda compraron DVDs de las otras 6 temporadas y las vieron todas. Zuckerberg dijo que le gustó la autenticidad de la serie –el modo en que capturaba la verdad, al menos según la contaban sus amigos, del trabajo en Washington.

Conté a Sorkin que su serie era una de las favoritas de Zuckerberg. Calló por un momento. “Me habría gustado que no me lo dijeras”, dijo al fin.

Cuando pedí a Sorkin que imaginara qué episodio había gustado más a Zuckerberg, respondió: “El episodio Lemon-Lyman”—aquel de la 3ra. temporada en que Josh Lyman, el subjefe de gabinete, interpretado por Bradley Whitford, descubre que ha estado siguiendo un foro online y, sin pensarlo debidamente, contacta a sus miembros.

En verdad, el episodio favorito de Zuckerberg, según me dijo, era '2 Catedrales', al final de la 2da. temporada, en el cual Martin Sheen, que interpreta al presidente Josiah Bartlet, se conduele por la muerte de su secretaria de larga data y, después de revelar que tiene esclerosis múltiple, se pregunta si debe buscar la reelección. Él está dentro de la Catedral Nacional y ordena que sea cerrada temporariamente. Maldice a Dios en latin y enciende un cigarillo. “Es como que… incluso en aventuras como Facebook hemos tenido fuertes subas y bajas“, explicó.

Zuckerberg dijo que muchos de los detalles que leyó sobre la película estaban errados (Por ejemplo, no tuvo interés alguno en unirse a los “final clubs”). Cuando se le insiste acerca de qué piensa sobre la película y qué significa para su figura pública, responde fríamente: “Conozco la historia real”.

Pocos días después de que hablamos, Zuckerberg cambió su perfil de Facebook: removió 'The West Wing' de su lista de shows de televisión favoritos.

En la tarde de un martes reciente, Zuckerberg me llevó a pasear por el barrio de Palo Alto en que vive y trabaja. Cuando salía de la oficina hacia una calle de casas caras, me contó acerca de su 1er. viaje a Silicon Valley. Fue durante las vacaciones de invierno en enero de 2004, un mes antes del lanzamiento de Facebook. Tenía 19 años. “Recuerdo llegar en avión, ir por la 101 en un taxi y pasar delante de todas estas compañías tecnológicas como Yahoo!”, dijo. Su remera gris llevaba el emblema “hacker”. “Recuerdo que pensé ‘quizás algún día nosotros levantaremos una compañía. No con esto, pero algún día’”.

Llegamos a su casa. Afuera tenía estacionado un Acura TSX negro que compró hace un par de años, después de pedir a un amigo que le sugiriera un auto que fuera “seguro, cómodo, no ostentoso”. Maneja mucho para relajarse, dicen sus amigos, pero por lo general termina en el departamento de Chan.

Ella vive no muy lejos del Golden Gate Park y está en el 3er. año de Medicina en la University of California, San Francisco. Pasan la mayoría de los fines de semana juntos; caminan por el parque, van a remar (el insiste que vayan en botes separados y compitan entre sí), juegan a las bochas o al juego de mesa “The Settlers of Catan”. Los domingos están reservados para la cocina asiática. Usualmente hacen un viaje de 2 semanas fuera del país en diciembre. Este año, planean visitar China.

Zuckerberg ha encontrado todas sus casas vía la web Craigslist. La 1ra. fue un departamento de un ambiente que un amigo describió como “una guarida de crack”.

El siguiente departamento fue un 2 ambientes, seguido por la casa actual, de 2 pisos y 4 dormitorios, que, me dijo, es “demasiado grande”. Alquila. (“Es el rico más pobre que he conocido en mi vida”, afirmó Tyler Winklevoss.)

Cuando cruzamos la calle, vimos a Chan sentada en una silla en el patio trasero, con un marcador amarillo en la mano, leyendo un libro; ella proyecta ser pediatra. Había una hamaca y una parrilla cerca. Sorprendido, Zuckerberg se acercó y le acarició el hombro derecho. “No sabía que ibas a estar aquí”, dijo. Ella le tocó la mano y sonrió.

Él entró en la casa, pintada en varios tonos de azul y beige, excepto por la cocina, que es de un amarillo vibrante. Los colores no importan demasiado a Zuckerberg; hace unos años, se sometió a una prueba online y descubrió que es ciego al rojo y al verde.

El azul es el color dominante de Facebook, porque, según dijo, “el azul es el más rico color para mí –puedo ver todo lo azul”. Parado en la cocina, apoyado en la pileta, me ofreció un vaso de agua.

Volvió al invierno de 2004, cuando él y sus amigos “íbamos juntos a Pinocchio’s, la pizzería local, y hablábamos acerca de tendencias en tecnología. ‘¿No es obvio que todo el mundo va a estar en Internet? ¿No es como inevitable que debería existir una enorme red social de la gente?’ Era algo que esperábamos que ocurriera. Lo que es realmente sorprendente sobre la evolución de Facebook –lo pensaba entonces y lo pienso ahora—es que si no lo hubiéramos hecho nosotros alguien más lo hubiera hecho”.

Zuckerberg, por supuesto, lo hizo, y una de las razones por las que se aferró a ello es que el dinero nunca parece haber sido su prioridad principal.

En 2005, MTV Networks consideró comprar Facebook por US$ 75 millones. Pronto Yahoo! y Microsoft ofrecieron mucho más. Zuckerberg rechazó a todos.

Terry Semel, ex CEO de Yahoo!, que buscó comprar Facebook por IS$ 1.000 millones en 2006, me contó: “Nunca había conocido a alguien –olvidé su edad, 22 entonces o 23 ahora–, nunca había conocido a alguien que le diera la espalda a US$ 1.000 millones. Pero él dijo ‘no es por el precio. Este es mi bebé, y quiero seguir manejándolo, quiero que siga creciendo’. No podía creerlo”.

Recordándolo, Chen dijo que creía que la época de la propuesta de Yahoo! fue la más estresante en la vida de Zuckerberg. “Recuerdo que tuvimos una gran conversación sobre la negociación con Yahoo!”, dijo. “Tratamos de atenernos lo más posible a nuestros objetivos y lo que creemos y lo que disfrutamos haciendo en la vida –sólo cosas simples”.

Los amigos esperan que Chan y Zuckerberg se casen. A principios de septiembre, Zuckerberg escribió en su página de Facebook: “Priscilla Chan se muda este fin de semana. Ahora tenemos 2 de todo, así que si necesitan algo para la casa, platos, vasos, etc., por favor pasen y llévenselo antes de que lo regalemos”.

La sede de Facebook es un edificio de 2 pisos al final de una calle tranquila, bordeada por árboles. Zuckerberg la bautizó el Bunker.

Facebook ha crecido tan rápido que éste es el 5to. hogar de la compañía en 6 años –el 3ro. en Palo Alto. No hay señal externa alguna de quién es el ocupante del Bunker. Apenas uno entra, sin embargo, es recibido inmediatamente por lo que llaman el Muro de Facebook, al modo de las pizarras virtuales que los usuarios tienen en sus perfiles.

Un día de principios de agosto, el Muro estaba cubierto con posts autoreferenciales. En referencia a las críticas constantes a las estipulaciones de privacidad del sitio, un empleado había escrito: “¿Cómo puedo eliminar mi post??? ¿Por qué no les importa mi privacidad? ¿Por qué la opción de default para esta aplicación es ‘todos’?”.

Adentro, hay un gigantesco mar de escritorios –sin cubículos, sin particiones, un espacio abierto con pequeñas salas de conferencia con nombres de bandas (Run-DMC, New Edition, ZZ Top) y malas ideas (Un cuchillo en un tiroteo, Subhipoteca, Beacon –un polémico sistema de avisos que Facebook introdujo en 2007 y luego desechó).

El escritorio de Zuckerberg está cerca del centro de la oficina, apenas unos pasos más allá de su sala de conferencias de paredes de vidrio y a distancia de un brazo de sus empleados más importantes.

Antes de llegar, cada mañana, hace ejercicio con un personal trainer o estudia mandarín, que aprende para preparar su viaje a China.

Zuckerberg se involucra en casi todo nuevo producto o nueva característica. Su horario está libre, habitualmente, de 2 P.M. a 6 P.M., y usa ese tiempo para reunirse con ingenieros que trabajan en nuevos proyectos.

El debate es propio de esas reuniones; al menos una docena de empleados destacan, sin previa pregunta, qué “atento escuchando” es Zuckerberg. A menudo es uno de los últimos en dejar la oficina. Una fotografía posteada por un empleado de Facebook después del fin de semana del Día del Trabajo muestra a Zuckerberg sentado en una larga mesa de una sala de conferencias rodeado por otros trabajadores –todos contemplando tus computadoras y escribiendo programas.

En los primeros años, Facebook descartó una serie de altos ejecutivos. “Puerta giratoria sería un eufemismo –era muy inestable”, dijo Breyer.

A los 10 días de contratar a un ejecutivo, me contó Breyer, Zuckerberg le enviaba un e mail o lo llamaba y decía que había que echar al nuevo. Las cosas se calmaron en marzo de 2008, cuando Zuckerberg contrató a Sheryl Sandberg, una veterana de Google que era jefa de gabinete de Lawrence Summers cuando era Secretario del Tesoro. Se sumó a Facebook como la jefa de operaciones de la compañía, y ejecutivos de compañías como eBay, Genentech y Mozilla la siguieron. Muy pronto se produjo una inundación de ex empleados de Google.

Mientras tanto, sin embargo, la mayoría de los más cercanos amigos de Zuckerberg que trabajaban en Facebook desde el comienzo se fue. Adam D’Angelo, amigo de Zuckerberg desde los días de hackear y programar en Exeter, se unió a otro ex empleado de Facebook, Charlie Cheever, para crear Quora.com, una red social que agrega preguntas y respuestas sobre temas diversos. Chris Hughes, el compañero de cuarto de Zuckerberg en Harvard, se fue para unirse a la campaña de Obama y más tarde creó el sitio filantrópico Jumo.com.

En parte, el éxodo reflejaba el estatus que los ex empleados de Facebook tienen en el mundo tech. Pero la partida también señala las dificultades que sienten algunos al trabajar para Zuckerberg. Es difícil tener un amigo por jefe, especialmente alguien que vio el sitio desde su concepción como una “Producción Mark Zuckerberg” –el subtítulo posteado en cada página de Facebook en los primeros tiempos. “En última instancia, es el show de Mark”, contó uno de sus más cercanos amigos.

A fines de julio, Facebook lanzó la versión beta de Questions, un producto de preguntas y respuestas que parece un competidor directo de Quora. Para mucha gente, la movida parece una venganza contra amigos y ex empleados. En una entrevista, Cheever se negó a comentar el asunto, al igual que Matt Cohler, otro amigo que dejó la compañía e invirtió en Quora.

Chris Cox, vicepresidente de producto de Facebook, afirmó que Facebook Questions no es un ataque contra Quora. “Hemos estado hablando sobre cómo las preguntas eran la forma futura en que la gente buscaría cosas, así que sólo era cuestión de tiempo para que lo creáramos”, me contó Cox. “Llegar primero no es todo”. Añadió: “Lo que importa siempre es la ejecución. Siempre”.

Los objetivos últimos de Zuckerberg son crear y dominar una clase diferente de Internet. Google y otros motores de búsqueda pueden indexar la red, pero, dice, “la mayoría de la información que nos importa son cosas que están en nuestras cabezas, ¿verdad? Y eso no está ahí afuera para ser indexado, ¿verdad?”.

Zuckerberg estaba en la escuela secundaria cuando se lanzó Google y parece tener un profundo deseo de crear algo que vaya más allá de él. “Es como cablearnos de un modo más profundo: querés realmente saber lo que ocurre a la gente alrededor tuyo”, dijo.

En 2007, Zuckerber anunció que Facebook se convertiría en una “plataforma”, lo que significaba que desarrolladores externos podían empezar a crear aplicaciones que funcionaran dentro del sitio. Funcionó.

La compañía de juegos Zynga—hacedora de FarmVille y Mafia Wars—ganará, según se espera, más de US$ 500 millones este año, la mayor parte generada por gente que juega en Facebook.

En 2008, Zuckerberg dio a conocer Facebook Connect, que permite a los usuarios entrar en otros websites manejando sistemas y aparatos móviles desde sus cuentas de Facebook, que sirven como una suerte de pasaporte digital.

La primavera pasada, Facebook presentó lo que Zuckerberg llama “Open Graph” (Gráfico abierto). Usuarios que leen artículos en CNN.com, por ejemplo, pueden ver qué artículos han leído, compartido y aprobado sus amigos de Facebook.

La compañía espera que, eventualmente, los usuarios leerán artículos, visitarán restaurantes y mirarán películas en base a lo que sus amigos de Facebook recomiendan, y no, digamos, en base a una página que el algoritmo de Google les envie.

Zuckerberg imagina a Facebook como, eventualmente, una capa debajo de casi todo aparato electrónico. Uno encenderá la televisión y verá que catorce de sus amigos de Facebook están mirando 'Entourage' y que sus padres le han grabado '60 Minutes'. Comprará un nuevo teléfono y sólo tendrá que ingresar sus credenciales.

Todos sus amigos –y quizás indicaciones a todos los lugares que tanto uno como ellos han visitado recientemente—estarán allí.

Para que este plan funcione de la mejor forma, la gente tiene que estar dispuesta a entregar más y más información personal a Facebook y sus socios. Quizás para acelerar el proceso, en diciembre de 2009 Facebook cambió su política de privacidad. A menos que uno luche con un complicado juego de parámetros, una vastamente mayor cantidad de información –posiblemente incluyendo nombre, género, fotografía, lista de amigos—será pública por default. Al mes siguiente, Zuckerberg declaró que la privacidad era una “norma social” en evolución.

La reacción llegó enseguida. La American Civil Liberties Union y el Electronic Privacy Information Center lo denunciaron. Los usuarios se rebelaron, afirmando que Facebook había violado el contrato social sobre el que se basaba la compañía. Lo que siguió fue una pulseada acerca de qué significa ser una persona privada con una identidad pública. En la primavera, Zuckerberg anunció una versión simplificada de los parámetros de privacidad.

Pregunté a Zuckerberg acerca del asunto durante nuestra caminata en Palo Alto. La privacidad, me dijo, es “la cuestión de 3er. nivel” online.

“Un montón de gente que se preocupa por la privacidad y toda esa clase de cosas tomará cualquier error menor que hagamos y lo convertirá en un tema tan grande como les sea posible”, dijo. Se excusó entonces, mientras tipeaba en su iPhone 4 para responder a un mensaje de texto de su madre. “Nos damos cuenta de que habrá gente que nos criticará por esto durante largo tiempo, pero creemos que es lo correcto”.

Los críticos de Zuckerberg argumentan que su interpretación y comprensión de la transparencia y la apertura son simplistas, si no completamente naive.

“Si tenés 26 años, has sido un niño dorado, rico, privilegiado, exitoso, por supuesto que no pensás que alguien tenga algo que esconder”, sostuvo Anil Dash, un pionero de los blogs que fue el primer empleado de Six Apart, la creadora de Movable Type. Danah Boyd, una investigadora de redes sociales en Microsoft Research New England, añadió: “Esta es una batalla filosófica. Zuckerberg piensa que el mundo sería un mundo mejor –y más honesto, escucharás esa palabra una y otra vez—si la gente es más abierta y transparente. Lo que siento es que no vale el costo para muchos individuos”.

Zuckerberg y yo hablamos acerca de la primera vez que entré en Facebook, en septiembre de 2006. Los usuarios deben marcar una casilla para indicar si están interesados en hombres o mujeres. Conté a Zuckerberg que me tomó algunas horas decidir cuál casilla marcar. Si decía en Facebook que era un hombre interesado en hombre, todos mis amigos de Facebook, incluyendo parientes, colegas, fuentes –algunos de los cuales no aprueban la homosexualidad— lo verían.

“¿Qué terminaste haciendo,, entonces?”, preguntó Zuckerberg.
“Puse hombres”.

“Interesante. Nadie ha hecho un estudio sobre esto, que yo sepa, pero creo que Facebook puede ser el 1er. lugar en el que un gran número de personas ha revelado su identidad sexual”, dijo. “No creamos eso –la sociedad estaba lista, en términos generales, para ello”. Prosiguió: “Creo que esto es parte de la tendencia de la que hablábamos, de que la sociedad sea más abierta, y creo que es bueno”.

Entonces le conté que, 2 semanas más tarde, removí la marca y dejé las casillas en blanco. Un par de familiares que eran amigos de Facebook me preguntaron sobre mi sexualidad y, en esa época, al menos, no quería que mis fuentes profesionales supieran que soy gay.

“¿Todavía está en blanco?”, preguntó Zuckerberg. “Sí, todavía”.

Respondió con un simple “Huh”, dejó caer los hombres y se quedó mirándome; parecía genuinamente preocupado y algo desconcertado. Facebook me había pedido que publicara un dato personal que no estaba listo para compartir.

En nuestra última entrevista—esta vez por teléfono–, pregunté a Zuckerberg acerca de 'Ender’s Game', el libro de ciencia ficción cuyo héroe es un mago de la computación.

“Oh, no es mi libro favorito ni nada parecido”, me dijo Zuckerberg, con tono sorprendido. “Lo agregué porque me gustaba. No creo que haya ningún significado importante en el hecho de que esté listado allí y otros libros no. Pero hay libros, como la Eneida, que disfruté mucho más”.

Leyó La Eneida por 1ra. vez mientras estudiaba latín en el colegio secundario. Contó la historia de la búsqueda de Eneas y su deseo de contruir una ciudad que, dijo, citando el texto en ingles, “no conozca fronteras en el tiempo y la grandeza”. Zuckerberg siempre ha tenido una vena clásica, me contaron sus amigos y familiares (Sean Parker, un amigo cercano de Zuckerberg que actuó como presidente de Facebook cuando la compañía fue incorporada, dijo: “Hay una parte de él que tiene –estaba presente aún cuando tenía 20 ó 21— esta especie de tendencia imperial. El estaba metido con las odiseas griegas y esas cosas”).

En una reunión de producto, un par de años atrás, Zuckerberg citó algunas líneas de La Eneida.

En el teléfono, trató de recordar esos versos. Más tarde, esa noche, me envió por mensaje instantáneo 2 frases que grabé, en latín y luego en ingles: “La fortuna favorece al audaz” y “una nación/imperio sin límites”.

Antes de que pudiera señalar cuán extrañamente aplicables podrían ser esas líneas a sus ambiciones actuales, escribió:

"otra vez
esas son las más famosas citas de La Eneida
no algo especial que yo haya encontrado."

Fuente: El Puercoespín