Una tubería de vapor explota en Manhattan cerca de la terminal central Grant; un dique no resiste y Nueva Orleáns queda bajo el agua, un puente se derrumba en Minneapolis.
Estos desastres muestran que los Estados Unidos no están invirtiendo lo suficiente en el mantenimiento y reparación de su infraestructura vital, según advierten los ingenieros.
"Los gobiernos no quieren solventar el mantenimiento de la infraestructura porque generalmente no llama la atención ni atrae el interés de la gente", expresó John Ochsendorf, experto en ingeniería estructural y profesor adjunto del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Ochsendorf añadió que el grueso del sistema vial de la nación fue construido en los años cincuenta y sesenta, y que se está volviendo obsoleto. Refiriéndose al derrumbe en Minneapolis, el ingeniero comentó: "Hechos como éste podrían volverse más frecuentes".
Pero otros factores entran en juego, como en 1982, cuando un inspector de puentes revisó el del río Mianus, en Greenwich, Connecticut, y no percibió la fatiga de materiales en un perno que se rompería nueve meses después.
Tres carriles de la ruta en cuestión se derrumbaron y tres personas murieron.
En 1987, un puente de una autopista de Nueva York aprobó el examen sobre su estado en ese momento, pero los inspectores no se habían sumergido en el arroyo Schoharie para revisar la base en la que se asentaba el puente, que había sido erosionada por turbulentas aguas de inundaciones. Cuando la base cedió, el puente se derrumbó. Diez personas murieron.
Funcionarios del transporte saben que es necesario que muchos de los 600.000 puentes del país sean reparados o reemplazados.
Aproximadamente uno de cada ocho ha sido considerado estructuralmente deficiente, término que significa que un componente de la estructura del puente se encuentra en un estado deficiente o peor, pero que no necesariamente implica una advertencia de colapso inminente.
La mayoría de los puentes cuya condición es deficiente, como el caso del que colapsó en Minneapolis, sigue abierta al tránsito.
Por J. Holusha y K. Chang
De The New York Times
No hay comentarios.:
Publicar un comentario