martes, diciembre 18, 2007

Egipto nuclear

Las estimaciones oficiales relativas al ejercicio fiscal 2005/06 confirman el crecimiento del sector energético egipcio, sostenido principalmente por el aumento de la producción de gas natural. En los últimos años, han comenzado toda una serie de reformas destinadas a la liberalización y reestructuración del mercado de la energía eléctrica, donde todavía juega un papel determinante la sociedad estatal Egyptian Electric Holding Company. El Gobierno, siguiendo una política de diversificación de sus fuentes energéticas, ha apuntado sobre el desarrollo de nuevas energía renovables, que se sirvan de tecnologías limpias. Desde este punto de vista, se ha producido una apertura al sector eólico y a la implantación de centrales hidroeléctricas pero, sobre todo, destaca la decisión del Gobierno de encaminarse hacia el desarrollo nuclear. En el mes de octubre, el presidente egipcio Hosni Mubarak reafirmó la voluntad de Egipto de lanzar un programa nuclear pacífico destinado a compensar el aumento de la demanda energética interna.

Proyecto de desarrollo nuclear

El presidente de la Egypt Nuclear Agency, Ali Islam Metwali, ha hecho público recientemente los costes y objetivos de la futura energía nuclear egipcia. El primer reactor entrará en funcionamiento en el 2015, estará situado en al-Daaba y tendrá una capacidad equivalente a 1.000 MW. Para comenzar la construcción de la estructura, serán necesarios entre 1.500 y 2.000 millones de dólares. La gestión será inicialmente confiada al Estado, que no ha excluido la futura implicación de empresas privadas. Para confirmar la concreción de las propuestas expuestas, el Gobierno instituyó, el pasado noviembre el “Supreme Council for the Peaceful Use of Nuclear Energy”. Capitaneado por el Presidente en persona, y rodeado por diez de sus ministros, el Consejo tendrá la tarea de estabilizar el programa para la seguridad de las plantas nucleares y el estudio de acuerdos internacionales que regulen el uso pacífico de la energía nuclear.La responsabilidad del actual programa de desarrollo nuclear descansa esencialmente sobre dos órganos estatales: la Egypt Atomic Energy Authority (AEA) y la Nuclear Material Authority (NMA). La AEA fue instituida para aprovechar al máximo el uso pacífico de la energía nuclear. Sus intereses afectan a varios campos: sanitario, industrial, agrícola, minero, petrolífero, hidrológico y ambiental. La MNA, por el contrario, tiene la responsabilidad, exclusivamente técnica, de ocuparse del tratamiento del material radiactivo, además de elaborar y promover proyectos de extracción del uranio y su sucesiva transformación.La integración entre las dos agencias ha llevado a Egipto a un óptimo nivel de competencia en materia nuclear. Pero el estancamiento que el programa sufrió en los años 80, además de provocar una brusca ralentización en todo el proyecto, implicó la migración de la mayor parte de los técnicos y científicos expertos en la materia. Este hecho ha alimentado las dudas de los analista internacionales en cuanto a la credibilidad de las últimas declaraciones gubernamentales. Muchos de éstos sostienen que Egipto no posee los conocimientos técnicos suficientes como para lograr explotar la energía nuclear. Por otro lado, según los observadores externos, El Cairo no podría afrontar los costes necesarios para la aplicación de las propuestas declaradas. Otros creen, por el contrario, que el renovado interés nuclear sea una hábil maniobra política de Mubarak para lograr el consenso interno de su propio partido. Las declaraciones presidenciales, de hecho, llegan sólo cinco días antes de la apertura del Congreso Nacional del Partido Nacional Democrático (PND).Salaheddin Ibraim, ex jefe del equipo de inspección de las Naciones Unidas, sostiene que el reciente descubrimiento de nuevas reservas de gas natural en el país hace que la energía nuclear sea algo menos indispensable de lo que se creía. Además, afirma que la energía atómica dañaría la imagen turística del país.La respuesta del Gobierno ha sido confiada a Gamal Mubarak, hijo del actual Presidente, y al ministro de la Energía y la Electricidad Hassan Yunis. El ministro ha observado que las reservas de petróleo se acabarán aproximadamente dentro de diez años, y que las de gas natural no durarán más allá de 2040. Los proyectos del Gobierno son, por tanto, a largo plazo. Los técnicos que emigraron ha sido sustituidos por nuevos investigadores, reclutados en parte del extranjero: Rusia y China.Egipto ha encontrado en Oriente importantes aliados que podrían contribuir de manera determinante en el éxito de sus futuros planes nucleares. El año pasado, el presidente Mubarak se desplazó hasta Moscú y hasta Pekín, solicitando, y obteniendo, apoyos para el desarrollo de tecnologías para la energía atómica. Un éxito notable, confirmado por las recientes declaraciones del embajador chino en El Cairo Wu Sike: “Egipto tiene derecho a utilizar energía nuclear pacífica”.
Otras fuentes de energía renovable

Para satisfacer la creciente demanda interna, que ha aumentado más de un 10% anual en la última década, Egipto ha debido poner en marcha, en los últimos años, políticas de diversificación del sector, sobre todo para aligerar el gasto público que suponen los subsidios al consumo energético (en 2005/06 alcanzaron casi un 7% del PIB). Se han producido notables progresos en el campo de la energía hidroeléctrica. Cinco son las centrales que actualmente están funcionando: High Dam con 2100 MW de capacidad, Aswan Dam I (322 MW), Aswan Dam (270 MW), Esna (86 MW) y por último, Naga Hamadi (5,4 MW). La suma de todas estas cifras durante el periodo 2005/06 significó el 11,7% de la producción energética total del país. Sin embargo su producción no es constante. Durante el período estival, debido a las escasas lluvias y al calor extremo, la fuerza productiva de las centrales se reduce drásticamente. Por ello, el Gobierno ha decidido desarrollar el sector. La Hydro Power Plants Execution Authority y la Egyptian Electricity Holding Company trabajan conjuntamente en la construcción y diseño de nuevas centrales.En Hamadi está a punto de terminarse una nueva presa. Su finalización está prevista para mayo del 2008. Dos están aún en fase de elaboración técnica y se prevé que se completen en el 2010 y el 2014 respectivamente.

En el mes de noviembre, la empresa italiana Italcementi firmó un acuerdo para la realización de un parque eólico de 400MW en Gabal El Zeit, a orillas del Mar Rojo, por un valor total de 180 millones de euros. Egipto abrió hace años las puertas a la energía eólica. Las universidades más importantes del país han calificado las costas del Mar Rojo como la ubicación ideal dónde construir centrales que aprovechen la fuerza del viento. El instituto meteorológico egipcio proporciona datos sobre la velocidad del viento en lugares como Al Aarish, Rafah, Hurghada y Quseir. A pesar de los datos que ofrecen, también se ha constatado que la producción energética tampoco es constante. Los vientos, de hecho, disminuyen su intensidad en los meses de verano, sobre todo entre julio y septiembre. Más prometedoras son las investigaciones efectuadas en las mismas zonas que han investigado no la velocidad del viento, sino la posibilidad de aprovechar la energía solar. De hecho, durante el verano, cuando el aprovechamiento energía eólica e hidroeléctrica es mínimo, la energía solar estaría a pleno rendimiento. Sin embargo, el sector necesita mayores investigaciones (Véase: Egipto: crece el uso de las energías renovables).
Las razones políticas que apoyan la energía atómica

Después de haber logrado el apoyo de Rusia y China, y más recientemente, de la IAEA (Internacional Atomic Energy Agency) el siguiente paso institucional hacia la realización del proyecto gubernativo nuclear será el de nombrar a un experto internacional como supervisor. Por tanto, Egipto está interesado en aportar todas las garantías internacionales posibles, presentándose como un candidato creíble a la carrera nuclear. Un modelo opuesto por completo al iraní. El renovado interés por esta apetecible fuente energética puede, y debe, ser leído también como la voluntad de reforzar su liderazgo dentro del mundo árabe y medioriental. Jordania, Turquía y diversos emiratos del Golfo han manifestado recientemente su voluntad de construir centrales nucleares en el futuro. Yemen ha firmado un acuerdo con una sociedad estadounidense para la construcción de centrales nucleares civiles en los próximos diez años. Algeria ha firmado acuerdos de cooperación nuclear civil con Estados Unidos y con Francia, mientras que Marruecos ha anunciado haber alcanzado un acuerdo con Francia para el desarrollo de reactores nucleares. Todo este cúmulo de acuerdos no ha hecho más que presionar a Mubarak para relanzar los proyectos que tenía en mente, para ser el primero de entre los países del área y conseguir así una posición de ventaja respecto al resto.
Conclusiones

El escenario que contempla a Irán e Israel como únicas potencias nucleares de la región preocupa, y no poco, a El Cairo. Egipto sabe que la competición nuclear cambiará el equilibrio de poder en favor de aquel que se esfuerce al respecto y, por tanto, en detrimento de aquellos que se hayan abstenido de hacerlo. De todos modos, sorprende que Mubarak no haya acudido a Estados Unidos. Mientras el resto de países de la zona se han aliado a EE. UU. o a Europa, Egipto ha optado por dirigirse hacia el bloque ruso-chino. Sería francamente inverosímil interpretar este hecho como un cambio de rumbo en su política pro-americana. Lo más probable es que Mubarak intente forzar a la Casa Blanca para que cambie su posición, sobre todo en lo concerniente a la proliferación nuclear de Israel. En este sentido, habría que recordar las declaraciones del presidente egipcio tras la decisión de los países occidentales de no apoyar la votación de una resolución que, entre otras peticiones, habría obligado a Jerusalén a firmar el tratado de no proliferación nuclear.

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