sábado, mayo 24, 2008

Retenciones, otra mirada

El economista e historiador, Mario Rapoport, dijo que las retenciones a las exportaciones del agro tienen "un efecto antiinflacionario" y agregó que la fortaleza productiva del campo debe "ayudar a potenciar la industria".

Rapoport es un reconocido investigador de la historia económica nacional y autor del libro "Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)", el período productivo más importante del país.

"Estoy de acuerdo con las retenciones. En primer lugar tiene que ver con el precio de los productos que se exportan, que son productos de consumo interno" manifestó.

"Aunque la soja no lo es, es como si lo fuera. Porque en la medida que los productores se dediquen a la soja, por eso se habla de sojización, más que a otros productos, la oferta de los otros productos disminuye, por lo tanto también aumentan los precios del trigo, del maíz, en la medida de que se cultiven menos".

"Hay un efecto antiinflacionario -argumentó- que se aplica en muchos países y no es un problema sólo de este gobierno. Esto se aplica en el país desde mucho tiempo antes. Empezó con Bartolomé Mitre".

- ¿El conflicto de hoy con el campo es porque las retenciones subieron del 35% al 44?.

- En el pasado hubo distintos momentos, incluso en la época de Mitre cuando se impuso el impuesto, es porque también había necesidades fiscales, porque en 1866, los Estados Unidos, aplicaron un impuesto a la lana, que impidió la entrada de productos argentinos en ese mercado.

También aplicaron retenciones la Revolución Libertadora y el gobierno de Arturo Frondizi. El caso más importante de aplicación se produjo bajo el famoso Plan Adalbert Krieger Vasena, cuando se hizo una devaluación del 40% con una retención similar.

- ¿Las retenciones fueron para todos los productos agropecuarios?

- A todos los productos agropecuarios. Los de aquel momento, en especial al trigo y al maíz. Incluso la carne.

La retención ascendía al mismo monto de la devaluación. La retención es una forma de desdoblar el tipo de cambio. Hacer un tipo de cambio distinto para el agro que son los principales exportadores.

Por eso también durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el problema principal que hubo, saltando las épocas, fue el desdoblamiento del tipo de cambio.

En 1987, con el Plan Primavera, esto produjo un lock out de los sectores agrícolas. Pero ya Alfonsín había aplicado las retenciones. El desdoblamiento del tipo de cambio fue lo que motivó la protesta del sector agropecuario.

Es una historia vieja. Roberto Alemann también aplicó retenciones durante la última dictadura militar, antes de la Guerra de Malvinas. Durante la guerra las volvió a aumentar

- Es decir, entre diciembre del '81 y el 2 de abril del '82...

- ... Se habían aplicado retenciones. Después aumentó un 10% más durante el desarrollo del conflicto. José Martínez de Hoz las había eliminado.

No es sólo un problema de retenciones para el campo, es un problema también del tipo de cambio. Porque tanto la época de Martínez de Hoz como en la época de Carlos Menem no había retenciones, pero el tipo de cambio estaba totalmente sobrevaluado y por lo tanto eso también perjudicaba al sector agropecuario.

Lo que pregunto es ¿porqué los únicos lock out que se hicieron, se hicieron durante los gobiernos de Alfonsín y el de Isabel Perón?

- ¿Qué explicación le daría usted?

- La explicación que encuentro es que son gobiernos que no forman parte de las elites tradicionales de poder en la Argentina.

- ¿Por una cuestión ideológica-política?

- Yo creo que hay un problema ideológico-político. No sólo un problema de intereses económicos. Tengo las declaraciones de la Sociedad Rural de distintas épocas, Krieger Vasena, Alvaro Alsogaray, Martínez de Hoz, etc.

Siempre hubo protestas, porque no es que lo acepten tranquilamente, pero las protestas no pasaron más allá de eso. No hubo una acción directa.

¿Por qué? Porque los hombres de la Rural, u hombres de ese sector del campo, estaban vinculados a esos gobiernos. Estaban dentro del paquete, porque si no se beneficiaban del campo, se beneficiaban de las inversiones especulativas, financieras, de la patria contratista.

Estas son las elites de poder que estaban vinculadas con los gobiernos de turno, sobre todo con los gobiernos militares.

Obviamente estuvieron menos vinculados con los gobiernos democráticos, al margen de cómo se los quiera definir a los gobiernos de Alfonsín, de Isabel Perón...

- Fueron gobiernos electos por los argentinos...

- Fueron electos, fueron gobiernos democráticos. Entonces, hay que pensar también en motivos de ese tipo.

Cuando ese sector agrario estuvo en el poder en la década del '30 del siglo pasado, durante los golpes de Estado de Uriburu y de Justo, que se conoce como la restauración conservadora, hubo una crisis mundial.

La crisis mundial afectó los mercados externos, hizo disminuir muchísimo las exportaciones y las importaciones. Fue un cuello de botella para el sector agropecuario muy serio. Entonces se crearon las Juntas Reguladoras de Granos y de Carnes.

Estas Juntas regulaban los precios, le daban a los productores del sector precios mayores a los ofrecidos en lo internacional y vendían a pérdida en el exterior.

- ¿Un subsidio...?

- Un subsidio, fue un subsidio. Cuando tuvieron el poder se dieron un subsidio a si mismos. Este es un ejemplo histórico.

Lo que no les gustó fue lo que hizo Juan Perón. Hizo a la inversa. Tomó la misma idea de mecanismo regulador de las Juntas cuando creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio).

Cuando los precios internacionales de las materias primas subieron, Perón hizo la operación inversa. Le dio precios menores al sector agropecuario y la diferencia con los precios internacionales que se recibían en divisas, las transfirió a otros sectores productivos, del sector industrial, a través del Banco Central y el Banco de Crédito Industrial.

Esta fue la primera etapa del gobierno de Perón. En la segunda etapa, cuando vino la crisis de 1949 a 1952, la primera crisis de balanza de pagos, hubo dos sequías importantes, el IAPI comenzó a hacer lo que hacía la Junta de Granos: le pagaba a los agricultores más de lo que recibían por los precios internacionales, que estaban deprimidos.

Esa función reguladora, el Estado la jugó siempre.

- Desde un punto de vista concreto, ¿En EE.UU. qué sector o sectores subsidian al campo, la industria, el comercio, los servicios?

- Los subsidia el gobierno norteamericano.

- Las remesas para los subsidios, ¿de dónde las obtienen?

- De los recursos fiscales.

- Sobre la base de lo que producen la industria, el comercio y los servicios...

- De los excedentes que obtienen. Lo mismo con los gastos de guerra.

- Pareciera que aquí la queja es que se le sacan al campo las retenciones para subsidiar a otros sectores. EE.UU. tiene ventajas comparativas en lo industrial...

- La pregunta es correcta. Es así, es cierto. Es lo que pasa también en Europa.

La cuestión no es sólo en la Argentina, en otros lados la situación es a la inversa. El agro le saca a los otros sectores.

Lo que ocurre es que la Argentina todavía tiene un sector agropecuario fundamental para sus exportaciones.

- Usted dice en el libro que hubo un modelo agroexportador, otro industrial de sustitución de importaciones y un tercero rentístico-financiero. El actual ¿qué tipo de modelo es, como lo definiría?

- Creo que hay un intento de reindustrializar el país. Una de las lecciones que dejó la década del '90 es que el país no puede vivir endeudándose, por un lado, y viviendo de los servicios y de actividades que no son productivas.

Uno de los elementos esenciales es la reindustrialización. Uno de los motivos principales que hay que tener en cuenta es que ningún país desarrollado es un país agroexportador. Son países industriales.

Mismo China se está desarrollando a pasos agigantados fundando el desarrollo en las exportaciones industriales. No en las exportaciones agropecuarias.

- ¿Qué quiere decir? ¿Qué la Argentina no debería darle importancia a la potencialidad agroindustrial?

- El potencial agropecuario que posee, tiene que ayudar al potencial industrial. Tiene que terminar la dicotomía entre el agro y la industria. Y tenemos que ir hacia un sistema donde los dos sectores sean motores del desarrollo económico del país.

Pero hay que tener claro que el motor generador de divisas es el agro. Pero el motor generador de empleo es la industria.

Como dice bien Aldo Ferrer, si el agro emplea el 40% de la población, qué pasa con el 60 restante. Es un país para 20 millones de habitantes. El país agroexportador es para 20 millones de habitantes.

La industria con mayor valor agregado es la que crea empleo.

- ¿Y cual es el punto de unión entre ambas?

- Un punto de unión es la agroindustria, por supuesto. El modelo agroexportador está basado en el endeudamiento externo.

En este modelo debemos recuperar algo que se perdió en los noventa, que es el mercado interno.

- ¿El actual modelo sobrevive sin las retenciones al campo?

- No. Creo que las retenciones al campo son esenciales. Lo que es distorsivo es el sistema tributario. El principal impuesto es al consumo, el IVA, que es el más alto del mundo. En otros países que es alto, no llega al 18%.

Lo principal del sistema de desarrollo lo estamos financiando todos. El impuesto a las ganancias siempre fue un desastre. Porque nunca fue muy progresivo, más bien regresivo.

- ¿Las retenciones se tienen que convertir en el gravamen de impuesto a las ganancias?

- Las retenciones, en primer lugar, son antiinflacionarios.

En segundo lugar, independientemente de una reforma impositiva, tiene que haber retenciones. Pueden ser menores, eso sí, si la reforma tributaria es adecuada. Pero tiene que haber.

También tiene que haber retenciones por otro tema, que tiene que ver con la teoría económica. El sector agrario es el único que percibe la renta agraria, que es una renta excepcional.

El sector agrario es el que tiene el monopolio de un recurso único: la tierra. A diferencia de otros sectores del sistema capitalista.

Si usted quiere abrir una empresa metalúrgica, hay cientos de empresas metalúrgicas. Compro un galpón y me pongo a competir en el sector, me irá bien o mal.

- Las retenciones a las exportaciones agrarias viene a equilibrar...

- ... Cuando hay casos de renta diferencial, como es en este caso, y como lo hubo en la época de oro durante la primera década del siglo veinte. En aquel momento hubo altos precios del agro y la renta diferencial fue inmensa.

En aquella época no hubo retenciones, toda la renta fue para el sector agrario. El campo quiere volver a esa época.

¿Quién garantiza que esa renta se reinvierta? Durante las épocas de Martínez de Hoz y de Menem esas rentas se fugaron del país y volvieron convertidos en deuda externa.

Retenciones, otra mirada

El economista e historiador, Mario Rapoport, dijo que las retenciones a las exportaciones del agro tienen "un efecto antiinflacionario" y agregó que la fortaleza productiva del campo debe "ayudar a potenciar la industria".

Rapoport es un reconocido investigador de la historia económica nacional y autor del libro "Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)", el período productivo más importante del país.

"Estoy de acuerdo con las retenciones. En primer lugar tiene que ver con el precio de los productos que se exportan, que son productos de consumo interno" manifestó.

"Aunque la soja no lo es, es como si lo fuera. Porque en la medida que los productores se dediquen a la soja, por eso se habla de sojización, más que a otros productos, la oferta de los otros productos disminuye, por lo tanto también aumentan los precios del trigo, del maíz, en la medida de que se cultiven menos".

"Hay un efecto antiinflacionario -argumentó- que se aplica en muchos países y no es un problema sólo de este gobierno. Esto se aplica en el país desde mucho tiempo antes. Empezó con Bartolomé Mitre".

- ¿El conflicto de hoy con el campo es porque las retenciones subieron del 35% al 44?.

- En el pasado hubo distintos momentos, incluso en la época de Mitre cuando se impuso el impuesto, es porque también había necesidades fiscales, porque en 1866, los Estados Unidos, aplicaron un impuesto a la lana, que impidió la entrada de productos argentinos en ese mercado.

También aplicaron retenciones la Revolución Libertadora y el gobierno de Arturo Frondizi. El caso más importante de aplicación se produjo bajo el famoso Plan Adalbert Krieger Vasena, cuando se hizo una devaluación del 40% con una retención similar.

- ¿Las retenciones fueron para todos los productos agropecuarios?

- A todos los productos agropecuarios. Los de aquel momento, en especial al trigo y al maíz. Incluso la carne.

La retención ascendía al mismo monto de la devaluación. La retención es una forma de desdoblar el tipo de cambio. Hacer un tipo de cambio distinto para el agro que son los principales exportadores.

Por eso también durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el problema principal que hubo, saltando las épocas, fue el desdoblamiento del tipo de cambio.

En 1987, con el Plan Primavera, esto produjo un lock out de los sectores agrícolas. Pero ya Alfonsín había aplicado las retenciones. El desdoblamiento del tipo de cambio fue lo que motivó la protesta del sector agropecuario.

Es una historia vieja. Roberto Alemann también aplicó retenciones durante la última dictadura militar, antes de la Guerra de Malvinas. Durante la guerra las volvió a aumentar

- Es decir, entre diciembre del '81 y el 2 de abril del '82...

- ... Se habían aplicado retenciones. Después aumentó un 10% más durante el desarrollo del conflicto. José Martínez de Hoz las había eliminado.

No es sólo un problema de retenciones para el campo, es un problema también del tipo de cambio. Porque tanto la época de Martínez de Hoz como en la época de Carlos Menem no había retenciones, pero el tipo de cambio estaba totalmente sobrevaluado y por lo tanto eso también perjudicaba al sector agropecuario.

Lo que pregunto es ¿porqué los únicos lock out que se hicieron, se hicieron durante los gobiernos de Alfonsín y el de Isabel Perón?

- ¿Qué explicación le daría usted?

- La explicación que encuentro es que son gobiernos que no forman parte de las elites tradicionales de poder en la Argentina.

- ¿Por una cuestión ideológica-política?

- Yo creo que hay un problema ideológico-político. No sólo un problema de intereses económicos. Tengo las declaraciones de la Sociedad Rural de distintas épocas, Krieger Vasena, Alvaro Alsogaray, Martínez de Hoz, etc.

Siempre hubo protestas, porque no es que lo acepten tranquilamente, pero las protestas no pasaron más allá de eso. No hubo una acción directa.

¿Por qué? Porque los hombres de la Rural, u hombres de ese sector del campo, estaban vinculados a esos gobiernos. Estaban dentro del paquete, porque si no se beneficiaban del campo, se beneficiaban de las inversiones especulativas, financieras, de la patria contratista.

Estas son las elites de poder que estaban vinculadas con los gobiernos de turno, sobre todo con los gobiernos militares.

Obviamente estuvieron menos vinculados con los gobiernos democráticos, al margen de cómo se los quiera definir a los gobiernos de Alfonsín, de Isabel Perón...

- Fueron gobiernos electos por los argentinos...

- Fueron electos, fueron gobiernos democráticos. Entonces, hay que pensar también en motivos de ese tipo.

Cuando ese sector agrario estuvo en el poder en la década del '30 del siglo pasado, durante los golpes de Estado de Uriburu y de Justo, que se conoce como la restauración conservadora, hubo una crisis mundial.

La crisis mundial afectó los mercados externos, hizo disminuir muchísimo las exportaciones y las importaciones. Fue un cuello de botella para el sector agropecuario muy serio. Entonces se crearon las Juntas Reguladoras de Granos y de Carnes.

Estas Juntas regulaban los precios, le daban a los productores del sector precios mayores a los ofrecidos en lo internacional y vendían a pérdida en el exterior.

- ¿Un subsidio...?

- Un subsidio, fue un subsidio. Cuando tuvieron el poder se dieron un subsidio a si mismos. Este es un ejemplo histórico.

Lo que no les gustó fue lo que hizo Juan Perón. Hizo a la inversa. Tomó la misma idea de mecanismo regulador de las Juntas cuando creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio).

Cuando los precios internacionales de las materias primas subieron, Perón hizo la operación inversa. Le dio precios menores al sector agropecuario y la diferencia con los precios internacionales que se recibían en divisas, las transfirió a otros sectores productivos, del sector industrial, a través del Banco Central y el Banco de Crédito Industrial.

Esta fue la primera etapa del gobierno de Perón. En la segunda etapa, cuando vino la crisis de 1949 a 1952, la primera crisis de balanza de pagos, hubo dos sequías importantes, el IAPI comenzó a hacer lo que hacía la Junta de Granos: le pagaba a los agricultores más de lo que recibían por los precios internacionales, que estaban deprimidos.

Esa función reguladora, el Estado la jugó siempre.

- Desde un punto de vista concreto, ¿En EE.UU. qué sector o sectores subsidian al campo, la industria, el comercio, los servicios?

- Los subsidia el gobierno norteamericano.

- Las remesas para los subsidios, ¿de dónde las obtienen?

- De los recursos fiscales.

- Sobre la base de lo que producen la industria, el comercio y los servicios...

- De los excedentes que obtienen. Lo mismo con los gastos de guerra.

- Pareciera que aquí la queja es que se le sacan al campo las retenciones para subsidiar a otros sectores. EE.UU. tiene ventajas comparativas en lo industrial...

- La pregunta es correcta. Es así, es cierto. Es lo que pasa también en Europa.

La cuestión no es sólo en la Argentina, en otros lados la situación es a la inversa. El agro le saca a los otros sectores.

Lo que ocurre es que la Argentina todavía tiene un sector agropecuario fundamental para sus exportaciones.

- Usted dice en el libro que hubo un modelo agroexportador, otro industrial de sustitución de importaciones y un tercero rentístico-financiero. El actual ¿qué tipo de modelo es, como lo definiría?

- Creo que hay un intento de reindustrializar el país. Una de las lecciones que dejó la década del '90 es que el país no puede vivir endeudándose, por un lado, y viviendo de los servicios y de actividades que no son productivas.

Uno de los elementos esenciales es la reindustrialización. Uno de los motivos principales que hay que tener en cuenta es que ningún país desarrollado es un país agroexportador. Son países industriales.

Mismo China se está desarrollando a pasos agigantados fundando el desarrollo en las exportaciones industriales. No en las exportaciones agropecuarias.

- ¿Qué quiere decir? ¿Qué la Argentina no debería darle importancia a la potencialidad agroindustrial?

- El potencial agropecuario que posee, tiene que ayudar al potencial industrial. Tiene que terminar la dicotomía entre el agro y la industria. Y tenemos que ir hacia un sistema donde los dos sectores sean motores del desarrollo económico del país.

Pero hay que tener claro que el motor generador de divisas es el agro. Pero el motor generador de empleo es la industria.

Como dice bien Aldo Ferrer, si el agro emplea el 40% de la población, qué pasa con el 60 restante. Es un país para 20 millones de habitantes. El país agroexportador es para 20 millones de habitantes.

La industria con mayor valor agregado es la que crea empleo.

- ¿Y cual es el punto de unión entre ambas?

- Un punto de unión es la agroindustria, por supuesto. El modelo agroexportador está basado en el endeudamiento externo.

En este modelo debemos recuperar algo que se perdió en los noventa, que es el mercado interno.

- ¿El actual modelo sobrevive sin las retenciones al campo?

- No. Creo que las retenciones al campo son esenciales. Lo que es distorsivo es el sistema tributario. El principal impuesto es al consumo, el IVA, que es el más alto del mundo. En otros países que es alto, no llega al 18%.

Lo principal del sistema de desarrollo lo estamos financiando todos. El impuesto a las ganancias siempre fue un desastre. Porque nunca fue muy progresivo, más bien regresivo.

- ¿Las retenciones se tienen que convertir en el gravamen de impuesto a las ganancias?

- Las retenciones, en primer lugar, son antiinflacionarios.

En segundo lugar, independientemente de una reforma impositiva, tiene que haber retenciones. Pueden ser menores, eso sí, si la reforma tributaria es adecuada. Pero tiene que haber.

También tiene que haber retenciones por otro tema, que tiene que ver con la teoría económica. El sector agrario es el único que percibe la renta agraria, que es una renta excepcional.

El sector agrario es el que tiene el monopolio de un recurso único: la tierra. A diferencia de otros sectores del sistema capitalista.

Si usted quiere abrir una empresa metalúrgica, hay cientos de empresas metalúrgicas. Compro un galpón y me pongo a competir en el sector, me irá bien o mal.

- Las retenciones a las exportaciones agrarias viene a equilibrar...

- ... Cuando hay casos de renta diferencial, como es en este caso, y como lo hubo en la época de oro durante la primera década del siglo veinte. En aquel momento hubo altos precios del agro y la renta diferencial fue inmensa.

En aquella época no hubo retenciones, toda la renta fue para el sector agrario. El campo quiere volver a esa época.

¿Quién garantiza que esa renta se reinvierta? Durante las épocas de Martínez de Hoz y de Menem esas rentas se fugaron del país y volvieron convertidos en deuda externa.

miércoles, mayo 21, 2008

Lamentando la "nakba"

Por David Mandel


Anualmente los palestinos conmemoran la nakba de 1948 ("catástrofe" en árabe), como llaman ellos, incluyendo a Muhammad Abbas, el "partner" para la paz, a la creación de Israel.

Pero, los palestinos, y sus simpatizantes, no recuerdan ni aceptan que:

· Los árabes rechazaron el plan de partición de las Naciones Unidas de Noviembre de 1947, que les hubiese dado de inmediato un estado.

· Los generales de los ejércitos árabes invasores les pidieron salir del país para tener más libertad de acción para exterminar a los judíos.

· Entre 1948 a 1967 los palestinos, incluyendo a Arafat, no pidieron a Jordania y a Egipto, que controlaban la Cisjordania y Gaza, esas áreas para un estado propio.

· Arafat, al recibir en 1994 el control de las áreas palestinas, en vez de sentar las bases del estado palestino y crear las infraestructuras necesarias se dedicó a demonizar a Israel en los colegios, las mezquitas y en los medios de comunicación

· Los palestinos, per cápita, en moneda constante han recibido más ayuda que la que recibieron los europeos con el Plan Marshall, pero no tienen nada que demuestre que hicieron con ese dinero.

· Arafat rechazó en julio del año 2000 una oferta de territorios mayor que la que ahora se está discutiendo.

· En vez de hacer una contrapropuesta Arafat desató una guerra de terror, con miles de víctimas en ambos lados.

· En agosto del año 2005 la retirada unilateral de Israel de Gaza dio a los palestinos de esa región una oportunidad sin precedentes, que no aprovecharon, para demostrar a Israel y al mundo tener capacidad de progresar y vivir en paz y armonía con sus vecinos. Prefirieron elegir como gobernantes a una organización terrorista de extremistas islámicos, dedicados a la destrucción de Israel.

· Los israelíes que fueron evacuados de Gaza dejaron intactas sus instalaciones agrícolas e industriales para uso de los palestinos, quienes procedieron de inmediato a vandalizarlas y destruirlas.

· En vez de construir hospitales, colegios y carreteras, Hamás, la organización que gobierna Gaza se dedicó únicamente a introducir de contrabando armas y explosivos para fabricar cohetes que continúan disparando a ciudades fronterizas de Israel, mientras su pueblo se va sumiendo en la pobreza.

El problema básico de los palestinos es su obsesión por la destrucción, tanto la de Israel como la de ellos mismos. En setiembre de 1970 trataron de destronar al rey de Jordania, que les había dado refugio en su reino. El resultado fue la muerte de 8,000 personas, y la expulsión de la OLP y de miles de palestinos de Jordania.

De allí fueron al Líbano donde mostraron su "gratitud" creando un estado dentro del estado, interviniendo en la guerra civil del Líbano, y utilizando ese país como base para atacar Israel. El resultado fue la Guerra del Líbano de 1982 y la expulsión de la OLP a Tunez.

En 1991, Yasser Arafat y la OLP apoyaron a Saddam Hussein cuando invadió y anexó Kuwait. Kuwait, luego que fue liberado, expulsó a los 400,000 palestinos que constituían el 30% de la población.

Hace algunos días Hamás envió un camión cargado con toneladas de explosivos hacia una base en el lado israelí. El vehículo explotó antes de llegar a las posiciones israelíes. La explosión fue tan fuerte que se escuchó hasta 30 kilómetros de distancia. Los cables que suministran electricidad de Israel a Gaza fueron destruidos por la explosión y 200,000 palestinos no tendrán electricidad hasta que el ejército de Israel termine de reparar los cables.

Adivinanza;

¿A quien culparán los palestinos por esta nueva nakba?

a) A los dirigentes de Hamás que enviaron el camión bomba

b) A Israel, que está reparando los cables de electricidad



Hasta que los palestinos no decidan emplear sus esfuerzos en construir las bases de su estado en vez de tratar de destruir a Israel, lo único que conseguirán será seguir lamentando sus nakbas pasadas y futuras y, por supuesto, continuarán culpando a Israel por las consecuencias de todos los errores que han cometido en los últimos 60 años.

Lamentando la "nakba"

Por David Mandel


Anualmente los palestinos conmemoran la nakba de 1948 ("catástrofe" en árabe), como llaman ellos, incluyendo a Muhammad Abbas, el "partner" para la paz, a la creación de Israel.

Pero, los palestinos, y sus simpatizantes, no recuerdan ni aceptan que:

· Los árabes rechazaron el plan de partición de las Naciones Unidas de Noviembre de 1947, que les hubiese dado de inmediato un estado.

· Los generales de los ejércitos árabes invasores les pidieron salir del país para tener más libertad de acción para exterminar a los judíos.

· Entre 1948 a 1967 los palestinos, incluyendo a Arafat, no pidieron a Jordania y a Egipto, que controlaban la Cisjordania y Gaza, esas áreas para un estado propio.

· Arafat, al recibir en 1994 el control de las áreas palestinas, en vez de sentar las bases del estado palestino y crear las infraestructuras necesarias se dedicó a demonizar a Israel en los colegios, las mezquitas y en los medios de comunicación

· Los palestinos, per cápita, en moneda constante han recibido más ayuda que la que recibieron los europeos con el Plan Marshall, pero no tienen nada que demuestre que hicieron con ese dinero.

· Arafat rechazó en julio del año 2000 una oferta de territorios mayor que la que ahora se está discutiendo.

· En vez de hacer una contrapropuesta Arafat desató una guerra de terror, con miles de víctimas en ambos lados.

· En agosto del año 2005 la retirada unilateral de Israel de Gaza dio a los palestinos de esa región una oportunidad sin precedentes, que no aprovecharon, para demostrar a Israel y al mundo tener capacidad de progresar y vivir en paz y armonía con sus vecinos. Prefirieron elegir como gobernantes a una organización terrorista de extremistas islámicos, dedicados a la destrucción de Israel.

· Los israelíes que fueron evacuados de Gaza dejaron intactas sus instalaciones agrícolas e industriales para uso de los palestinos, quienes procedieron de inmediato a vandalizarlas y destruirlas.

· En vez de construir hospitales, colegios y carreteras, Hamás, la organización que gobierna Gaza se dedicó únicamente a introducir de contrabando armas y explosivos para fabricar cohetes que continúan disparando a ciudades fronterizas de Israel, mientras su pueblo se va sumiendo en la pobreza.

El problema básico de los palestinos es su obsesión por la destrucción, tanto la de Israel como la de ellos mismos. En setiembre de 1970 trataron de destronar al rey de Jordania, que les había dado refugio en su reino. El resultado fue la muerte de 8,000 personas, y la expulsión de la OLP y de miles de palestinos de Jordania.

De allí fueron al Líbano donde mostraron su "gratitud" creando un estado dentro del estado, interviniendo en la guerra civil del Líbano, y utilizando ese país como base para atacar Israel. El resultado fue la Guerra del Líbano de 1982 y la expulsión de la OLP a Tunez.

En 1991, Yasser Arafat y la OLP apoyaron a Saddam Hussein cuando invadió y anexó Kuwait. Kuwait, luego que fue liberado, expulsó a los 400,000 palestinos que constituían el 30% de la población.

Hace algunos días Hamás envió un camión cargado con toneladas de explosivos hacia una base en el lado israelí. El vehículo explotó antes de llegar a las posiciones israelíes. La explosión fue tan fuerte que se escuchó hasta 30 kilómetros de distancia. Los cables que suministran electricidad de Israel a Gaza fueron destruidos por la explosión y 200,000 palestinos no tendrán electricidad hasta que el ejército de Israel termine de reparar los cables.

Adivinanza;

¿A quien culparán los palestinos por esta nueva nakba?

a) A los dirigentes de Hamás que enviaron el camión bomba

b) A Israel, que está reparando los cables de electricidad



Hasta que los palestinos no decidan emplear sus esfuerzos en construir las bases de su estado en vez de tratar de destruir a Israel, lo único que conseguirán será seguir lamentando sus nakbas pasadas y futuras y, por supuesto, continuarán culpando a Israel por las consecuencias de todos los errores que han cometido en los últimos 60 años.

martes, mayo 20, 2008

"Hoy, el turismo necesita que el patrimonio esté bien conservado"


El especialista francés Bernard Morucci advirtió sobre la destrucción de sitios culturales

El objeto fundamental, que hay que preservar, es el patrimonio cultural. En tanto el turismo es un medio para protegerlo y difundirlo. Con esa idea, el especialista francés Bernard Morucci expuso ante un auditorio de 300 personas cómo atender los crecientes problemas, desafíos y propuestas que hoy exige el turismo cultural.

Profesionales de la Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Ecuador vinculados con la cultura, el turismo y el patrimonio compartieron durante tres días intensas deliberaciones en un seminario internacional sobre "Valorización turística sostenible del patrimonio cultural".

El encuentro fue organizado por la Cátedra Unesco de Turismo Cultural, que llevan adelante la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.

Morucci, profesor emérito de la Sorbona y coordinador de la red mundial de Cátedras Unesco de Cultura, Turismo y Desarrollo, señaló que las experiencias del pasado demuestran que "cuando la economía va muy por encima de la cultura -y se necesita de la economía para hacer la salvaguarda de la cultura- hay que encontrar entre estos dos socios un entendimiento", que permita que "todos ganen".

Sucede que "el turismo y la economía, a largo plazo, necesitan que el patrimonio esté bien conservado, que no se destruya, para poder seguir promoviéndolo año tras año", indicó en diálogo con LA NACION.

Casos en la Argentina

Profesionales argentinos expusieron durante el seminario la situación de distintas regiones del país. El arquitecto Leonardo Lupiano, vicepresidente de la Región Patagonia y Comahue del Consejo Internacional de Museos y Sitios (Icomos), advirtió sobre cómo en Ushuaia se han demolido edificaciones que responden a las características arquitectónicas típicas de la isla y hacen a su identidad.

Al respecto, Morucci opinó que no debería tolerarse la demolición de edificios patrimonio de la ciudad. Y si hay una legislación que los ampara, debe cumplirse y preguntarse por qué no se la respetó.

"Soy muy sensible al entorno, y el turismo cultural también tiene que ver con el entorno y con todo el problema inmobiliario que hace un mal turismo cultural, donde lo que vale es el precio del metro cuadrado", enfatizó el especialista francés. Y estimó que para lograr un equilibrio regional hay que crear actividades socioeconómicas sostenibles que protejan el medio ambiente.

Otro caso planteado en el seminario fue el del complejo jesuítico de Córdoba, declarado patrimonio de la humanidad. Josefina Piana, directora de Patrimonio Cultural de esa provincia, comentó que desde la declaración internacional, el turismo que visita el complejo pasó de 189.000 personas, en 2000, a 821.326, el año pasado.

¿Es común que a un sitio declarado patrimonio de la humanidad lleguen muchos turistas y eso se vuelva un problema?, preguntó LA NACION a Morucci. "En Francia nos dimos cuenta de que la frecuentación de los visitantes a los sitios más concurridos aumenta en el tiempo, mientras disminuye la asistencia en los sitios menos visitados. No es una paradoja. Lo que debemos hacer para resolver el problema es gestión", respondió. Puso como ejemplo el caso de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, en Italia. "Pompeya está llena de turistas, entonces se los desvía con circuitos nocturnos y también llevando turistas a Herculano, que es un sitio más chiquito, pero del mismo tipo de Pompeya."

Otra de las ideas que expuso es que "la gestión sostenible requiere el compromiso de las poblaciones locales" para lograr un desarrollo turístico sostenible.

Los medios y la educación

Morucci, que también es doctor en matemática, atribuyó un rol importante a los medios de comunicación para concientizar a la gente sobre su conducta respecto del patrimonio. "Son ustedes, los periodistas, quienes tienen el poder sobre la opinión pública, en este caso sobre la protección del turismo patrimonial."

En cuanto al rol de la educación, recomendó llevar a los más chicos, desde el jardín de infantes, a visitar los museos.

También indicó que en Francia algunos municipios tienen animadores culturales que organizan actividades de esparcimiento por la tarde, como la visita a un parque natural. "Les hablan de la fauna, de los animales, de los bienes culturales. Son pequeñas cosas que uno les dice a los chicos que deben respetar y, así, se crea una conciencia sobre el respeto al patrimonio cultural."

Es la primera vez que Morucci está en la Argentina. Sobre la ciudad de Buenos Aires, opinó que el barrio de La Boca representa "una cultura popular bien conservada, que mantuvo sus tradiciones, sus valores, sus formas". También dijo que Villa Ocampo "da la sensación de un ambiente protegido" y que cuando un país hace esto es un punto favorable.

El especialista francés se consideró "un utópico". Cuando constata los daños que puede hacer un turismo mal aplicado, en algunas oportunidades directamente le aconseja a un país que no haga turismo, porque todavía no está preparado.

Por Laura Casanovas

"Hoy, el turismo necesita que el patrimonio esté bien conservado"


El especialista francés Bernard Morucci advirtió sobre la destrucción de sitios culturales

El objeto fundamental, que hay que preservar, es el patrimonio cultural. En tanto el turismo es un medio para protegerlo y difundirlo. Con esa idea, el especialista francés Bernard Morucci expuso ante un auditorio de 300 personas cómo atender los crecientes problemas, desafíos y propuestas que hoy exige el turismo cultural.

Profesionales de la Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Ecuador vinculados con la cultura, el turismo y el patrimonio compartieron durante tres días intensas deliberaciones en un seminario internacional sobre "Valorización turística sostenible del patrimonio cultural".

El encuentro fue organizado por la Cátedra Unesco de Turismo Cultural, que llevan adelante la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.

Morucci, profesor emérito de la Sorbona y coordinador de la red mundial de Cátedras Unesco de Cultura, Turismo y Desarrollo, señaló que las experiencias del pasado demuestran que "cuando la economía va muy por encima de la cultura -y se necesita de la economía para hacer la salvaguarda de la cultura- hay que encontrar entre estos dos socios un entendimiento", que permita que "todos ganen".

Sucede que "el turismo y la economía, a largo plazo, necesitan que el patrimonio esté bien conservado, que no se destruya, para poder seguir promoviéndolo año tras año", indicó en diálogo con LA NACION.

Casos en la Argentina

Profesionales argentinos expusieron durante el seminario la situación de distintas regiones del país. El arquitecto Leonardo Lupiano, vicepresidente de la Región Patagonia y Comahue del Consejo Internacional de Museos y Sitios (Icomos), advirtió sobre cómo en Ushuaia se han demolido edificaciones que responden a las características arquitectónicas típicas de la isla y hacen a su identidad.

Al respecto, Morucci opinó que no debería tolerarse la demolición de edificios patrimonio de la ciudad. Y si hay una legislación que los ampara, debe cumplirse y preguntarse por qué no se la respetó.

"Soy muy sensible al entorno, y el turismo cultural también tiene que ver con el entorno y con todo el problema inmobiliario que hace un mal turismo cultural, donde lo que vale es el precio del metro cuadrado", enfatizó el especialista francés. Y estimó que para lograr un equilibrio regional hay que crear actividades socioeconómicas sostenibles que protejan el medio ambiente.

Otro caso planteado en el seminario fue el del complejo jesuítico de Córdoba, declarado patrimonio de la humanidad. Josefina Piana, directora de Patrimonio Cultural de esa provincia, comentó que desde la declaración internacional, el turismo que visita el complejo pasó de 189.000 personas, en 2000, a 821.326, el año pasado.

¿Es común que a un sitio declarado patrimonio de la humanidad lleguen muchos turistas y eso se vuelva un problema?, preguntó LA NACION a Morucci. "En Francia nos dimos cuenta de que la frecuentación de los visitantes a los sitios más concurridos aumenta en el tiempo, mientras disminuye la asistencia en los sitios menos visitados. No es una paradoja. Lo que debemos hacer para resolver el problema es gestión", respondió. Puso como ejemplo el caso de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, en Italia. "Pompeya está llena de turistas, entonces se los desvía con circuitos nocturnos y también llevando turistas a Herculano, que es un sitio más chiquito, pero del mismo tipo de Pompeya."

Otra de las ideas que expuso es que "la gestión sostenible requiere el compromiso de las poblaciones locales" para lograr un desarrollo turístico sostenible.

Los medios y la educación

Morucci, que también es doctor en matemática, atribuyó un rol importante a los medios de comunicación para concientizar a la gente sobre su conducta respecto del patrimonio. "Son ustedes, los periodistas, quienes tienen el poder sobre la opinión pública, en este caso sobre la protección del turismo patrimonial."

En cuanto al rol de la educación, recomendó llevar a los más chicos, desde el jardín de infantes, a visitar los museos.

También indicó que en Francia algunos municipios tienen animadores culturales que organizan actividades de esparcimiento por la tarde, como la visita a un parque natural. "Les hablan de la fauna, de los animales, de los bienes culturales. Son pequeñas cosas que uno les dice a los chicos que deben respetar y, así, se crea una conciencia sobre el respeto al patrimonio cultural."

Es la primera vez que Morucci está en la Argentina. Sobre la ciudad de Buenos Aires, opinó que el barrio de La Boca representa "una cultura popular bien conservada, que mantuvo sus tradiciones, sus valores, sus formas". También dijo que Villa Ocampo "da la sensación de un ambiente protegido" y que cuando un país hace esto es un punto favorable.

El especialista francés se consideró "un utópico". Cuando constata los daños que puede hacer un turismo mal aplicado, en algunas oportunidades directamente le aconseja a un país que no haga turismo, porque todavía no está preparado.

Por Laura Casanovas

¿ Quo vadis, Mercosur?

Por Eduardo Amadeo

El Mercosur no concurrió a las cumbres de Lima como un actor, sino, básicamente, como un participante. Más allá de firmar documentos diversos, el Mercosur no llevó, como bloque, posiciones acordadas que pudieran establecer nuevas agendas en las numerosas cuestiones que forman parte de la compleja trama de relaciones entre la Unión Europea y América latina. Esta carencia de protagonismo del Mercosur como bloque se ha venido dando en numerosas oportunidades, en las que se han discutido cuestiones y tomado decisiones importantes, sin que nuestra región pudiera manifestarse orgánicamente. No sólo le ha costado dar consistencia y ejecutar su propia agenda ampliada, y definir su integración definitiva, sino que no ha tenido voz relevante en cuestiones estratégicas, como la Ronda de Doha, ni en las coyunturales, como el reciente conflicto andino, que forman parte de la dinámica diplomática cotidiana.

Mas aún: como bloque, al Mercosur le está costando mucho establecer relaciones estratégicas con otros bloques, como lo muestra el magro resultado de un solo acuerdo (con Israel), que implica un porcentaje nimio del comercio de ambos firmantes. Incluso los acuerdos estratégicos importantes, como el reciente sobre cuestiones nucleares y aeronáuticas entre la Argentina y Brasil, no han incluido a los demás socios, siquiera como participantes lejanos.

Así planteadas las cosas, cabe preguntarnos hacia dónde va y qué quiere ser el Mercosur: ¿un espacio de libre comercio? ¿Cuál? ¿Una región en la que se logre la integración de cadenas de valor, que atraiga inversiones para aprovechar el mercado ampliado? ¿Un espacio para ampliar los derechos de los ciudadanos? ¿Un ámbito político para construir consensos, irradiarlos al Sur y tener más relevancia y poder en las relaciones internacionales? ¿Un generador de oportunidades de crecimiento para los países más pequeños?

¿Cuál de estos objetivos ha logrado y cuáles quiere o puede lograr? Es cierto que el Mercosur ha sido una magnífica herramienta para ampliar el intercambio comercial entre la Argentina y Brasil; para hacer desaparecer las hipótesis de conflicto y para refirmar la democracia como criterio de participación, cuestión en la que, además, ha influido sobre otros países de la región.

Pero luego de sus enormes éxitos iniciales, forzoso es también afirmar que el Mercosur ha entrado en una meseta de la cual le cuesta salir y que le dificulta lograr esos objetivos. Sin institucionalidad confiable, el Mercosur no ha conseguido ni conseguirá desviar hacia la región inversiones que integren cadenas de valor. ¿Qué empresa se ha de acoger a una legislación regional que simplemente no existe, o confiará en un arancel externo común perforado ad infinitum y en un tribunal de resolución de controversias de difícil acceso e inciertos tiempos de resolución?

Y desde el punto de vista político, es evidente que el Mercosur ha pasado a ser marginal en la toma de decisiones de Brasil, cuestión que es comprensible, vista la estrategia global de Itamaraty, pero no necesariamente aceptable para los demás países que forman el bloque.

Con estas carencias objetivas, no alcanzan los discursos optimistas que cada seis meses proclaman el futuro común de nuestros países, casi como un destino manifiesto. La retórica política no alcanza, si no se dan dos condiciones esenciales para que el proceso de integración avance en calidad y profundidad: potenciar los intereses comerciales comunes, y algún grado de cesión de soberanía a favor del conjunto que resuelva las carencias institucionales y operativas, cuestión que aparece como muy poco probable, vista la experiencia de todos estos años y datos objetivos como la limitada institucionalización de las normas. Por ello es que la posición de Uruguay, que afirma, más o menos explícitamente, que su permanencia en la región ya no depende de los discursos políticos sino de las oportunidades que más le convengan. Y la posibilidad de que el nuevo gobierno paraguayo aumente sus reclamos por mayores oportunidades de participar del comercio regional aparece como comprensible frente a un futuro incierto .

La profundización y la refundación periódica se han convertido en una intención difusa que también revive cada seis meses. Pero esa intención no podrá concretarse si no se dan algunas discusiones básicas, que hasta ahora se eluden sistemáticamente, como las referidas a la supranacionalidad o a un modelo de geometrías variables y varias velocidades, como ha propuesto Félix Peña. Y, como es más que obvio que sin discusión no hay crecimiento, las nuevas etapas del Mercosur nunca llegan.

He usado a propósito esta descripción "dura" de la realidad actual del Mercosur como disparador, pues creo que es importante y necesario pensar con franqueza acerca de nuestra futura relación con la región, que es componente esencial de nuestra estrategia de relación con el mundo, sin ampararnos en voluntarismos retóricos que limitan la discusión, sino admitiendo a este Mercosur como una institución inevitable e inmutable.

Pero las oportunidades para una estrategia más proactiva son enormes: América latina necesita establecer y sostener ámbitos de diálogo para múltiples temas, desde resolver y prevenir conflictos bilaterales hasta el narcoterrorismo o el medio ambiente; avanzar en la efectiva integración de la Comunidad Andina con el Mercosur; desarrollar una agenda energética definitiva; iniciar la agenda de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (Iirsa) que hace tiempo propuso el BID. Y, sobre todo, ampliar las relaciones comerciales con un resto del mundo que se nos aleja. Todo ello no puede quedar librado sólo a la iniciativa de Brasil o México, con el resto de los países como espectadores invitados.

Obviamente, pensar desde la Argentina en nuevas alternativas para el Mercosur puede tomarse como una opción demasiado riesgosa, en la medida en que temamos que cualquier opción al statu quo actual pudiera agredir nuestra necesaria e inevitable relación estratégica con Brasil. Pero no hay razón para paralizarse por esta posibilidad. Si bien Brasil tiene una decisión de liderazgo en los espacios de poder a nivel mundial, también es cierto que para Brasil no hay dinámica sudamericana sin la Argentina, y que el costo de un eventual desgajamiento de Mercosur es muy alto para nuestro principal socio.

Por ello es que el primer paso debe ser discutir francamente con Brasil hasta dónde se puede o se quiere llegar con la institucionalización, el fortalecimiento operativo y la equidad interna del Mercosur. Pero también la Argentina debe incorporar en esa agenda la posibilidad de un acercamiento estratégico con Chile, para recuperar el ABC en un proyecto que incluya tomar iniciativas políticas en conjunto, avanzar en cadenas de valor e integración física, y la más audaz, de pensar en la compatibilidad de los tratados comerciales del Mercosur con los tratados de libre comercio chilenos, incluidos en este esquema Uruguay y Paraguay, con sus justas demandas de equidad.

Los intereses comerciales y la relevancia política de la Argentina exigen un salto de creatividad que nuestra diplomacia, sin duda, puede dar, para recuperar y potenciar lo mucho y bueno del Mercosur, pero integrándolo a una estrategia ampliada hacia mayores horizontes.

El autor fue jefe de gabinete de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur

¿ Quo vadis, Mercosur?

Por Eduardo Amadeo

El Mercosur no concurrió a las cumbres de Lima como un actor, sino, básicamente, como un participante. Más allá de firmar documentos diversos, el Mercosur no llevó, como bloque, posiciones acordadas que pudieran establecer nuevas agendas en las numerosas cuestiones que forman parte de la compleja trama de relaciones entre la Unión Europea y América latina. Esta carencia de protagonismo del Mercosur como bloque se ha venido dando en numerosas oportunidades, en las que se han discutido cuestiones y tomado decisiones importantes, sin que nuestra región pudiera manifestarse orgánicamente. No sólo le ha costado dar consistencia y ejecutar su propia agenda ampliada, y definir su integración definitiva, sino que no ha tenido voz relevante en cuestiones estratégicas, como la Ronda de Doha, ni en las coyunturales, como el reciente conflicto andino, que forman parte de la dinámica diplomática cotidiana.

Mas aún: como bloque, al Mercosur le está costando mucho establecer relaciones estratégicas con otros bloques, como lo muestra el magro resultado de un solo acuerdo (con Israel), que implica un porcentaje nimio del comercio de ambos firmantes. Incluso los acuerdos estratégicos importantes, como el reciente sobre cuestiones nucleares y aeronáuticas entre la Argentina y Brasil, no han incluido a los demás socios, siquiera como participantes lejanos.

Así planteadas las cosas, cabe preguntarnos hacia dónde va y qué quiere ser el Mercosur: ¿un espacio de libre comercio? ¿Cuál? ¿Una región en la que se logre la integración de cadenas de valor, que atraiga inversiones para aprovechar el mercado ampliado? ¿Un espacio para ampliar los derechos de los ciudadanos? ¿Un ámbito político para construir consensos, irradiarlos al Sur y tener más relevancia y poder en las relaciones internacionales? ¿Un generador de oportunidades de crecimiento para los países más pequeños?

¿Cuál de estos objetivos ha logrado y cuáles quiere o puede lograr? Es cierto que el Mercosur ha sido una magnífica herramienta para ampliar el intercambio comercial entre la Argentina y Brasil; para hacer desaparecer las hipótesis de conflicto y para refirmar la democracia como criterio de participación, cuestión en la que, además, ha influido sobre otros países de la región.

Pero luego de sus enormes éxitos iniciales, forzoso es también afirmar que el Mercosur ha entrado en una meseta de la cual le cuesta salir y que le dificulta lograr esos objetivos. Sin institucionalidad confiable, el Mercosur no ha conseguido ni conseguirá desviar hacia la región inversiones que integren cadenas de valor. ¿Qué empresa se ha de acoger a una legislación regional que simplemente no existe, o confiará en un arancel externo común perforado ad infinitum y en un tribunal de resolución de controversias de difícil acceso e inciertos tiempos de resolución?

Y desde el punto de vista político, es evidente que el Mercosur ha pasado a ser marginal en la toma de decisiones de Brasil, cuestión que es comprensible, vista la estrategia global de Itamaraty, pero no necesariamente aceptable para los demás países que forman el bloque.

Con estas carencias objetivas, no alcanzan los discursos optimistas que cada seis meses proclaman el futuro común de nuestros países, casi como un destino manifiesto. La retórica política no alcanza, si no se dan dos condiciones esenciales para que el proceso de integración avance en calidad y profundidad: potenciar los intereses comerciales comunes, y algún grado de cesión de soberanía a favor del conjunto que resuelva las carencias institucionales y operativas, cuestión que aparece como muy poco probable, vista la experiencia de todos estos años y datos objetivos como la limitada institucionalización de las normas. Por ello es que la posición de Uruguay, que afirma, más o menos explícitamente, que su permanencia en la región ya no depende de los discursos políticos sino de las oportunidades que más le convengan. Y la posibilidad de que el nuevo gobierno paraguayo aumente sus reclamos por mayores oportunidades de participar del comercio regional aparece como comprensible frente a un futuro incierto .

La profundización y la refundación periódica se han convertido en una intención difusa que también revive cada seis meses. Pero esa intención no podrá concretarse si no se dan algunas discusiones básicas, que hasta ahora se eluden sistemáticamente, como las referidas a la supranacionalidad o a un modelo de geometrías variables y varias velocidades, como ha propuesto Félix Peña. Y, como es más que obvio que sin discusión no hay crecimiento, las nuevas etapas del Mercosur nunca llegan.

He usado a propósito esta descripción "dura" de la realidad actual del Mercosur como disparador, pues creo que es importante y necesario pensar con franqueza acerca de nuestra futura relación con la región, que es componente esencial de nuestra estrategia de relación con el mundo, sin ampararnos en voluntarismos retóricos que limitan la discusión, sino admitiendo a este Mercosur como una institución inevitable e inmutable.

Pero las oportunidades para una estrategia más proactiva son enormes: América latina necesita establecer y sostener ámbitos de diálogo para múltiples temas, desde resolver y prevenir conflictos bilaterales hasta el narcoterrorismo o el medio ambiente; avanzar en la efectiva integración de la Comunidad Andina con el Mercosur; desarrollar una agenda energética definitiva; iniciar la agenda de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (Iirsa) que hace tiempo propuso el BID. Y, sobre todo, ampliar las relaciones comerciales con un resto del mundo que se nos aleja. Todo ello no puede quedar librado sólo a la iniciativa de Brasil o México, con el resto de los países como espectadores invitados.

Obviamente, pensar desde la Argentina en nuevas alternativas para el Mercosur puede tomarse como una opción demasiado riesgosa, en la medida en que temamos que cualquier opción al statu quo actual pudiera agredir nuestra necesaria e inevitable relación estratégica con Brasil. Pero no hay razón para paralizarse por esta posibilidad. Si bien Brasil tiene una decisión de liderazgo en los espacios de poder a nivel mundial, también es cierto que para Brasil no hay dinámica sudamericana sin la Argentina, y que el costo de un eventual desgajamiento de Mercosur es muy alto para nuestro principal socio.

Por ello es que el primer paso debe ser discutir francamente con Brasil hasta dónde se puede o se quiere llegar con la institucionalización, el fortalecimiento operativo y la equidad interna del Mercosur. Pero también la Argentina debe incorporar en esa agenda la posibilidad de un acercamiento estratégico con Chile, para recuperar el ABC en un proyecto que incluya tomar iniciativas políticas en conjunto, avanzar en cadenas de valor e integración física, y la más audaz, de pensar en la compatibilidad de los tratados comerciales del Mercosur con los tratados de libre comercio chilenos, incluidos en este esquema Uruguay y Paraguay, con sus justas demandas de equidad.

Los intereses comerciales y la relevancia política de la Argentina exigen un salto de creatividad que nuestra diplomacia, sin duda, puede dar, para recuperar y potenciar lo mucho y bueno del Mercosur, pero integrándolo a una estrategia ampliada hacia mayores horizontes.

El autor fue jefe de gabinete de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur

miércoles, mayo 14, 2008

Nicolas Casullo: entrevista


Por Alejandra Folgarait

En una vieja casa con escaleras de mármol que se resiste a formar parte del Barrio Norte porteño, Nicolás Casullo tiene su hogar y su escritorio tapizado de libros. Con amabilidad y calma que contrastan con su fama de polemista rebelde, recibe a adn CULTURA en un día caluroso. En cuanto se sienta en su sillón de trabajo, el hombre de letras rinde homenaje a los autores que ama: Sartre y Cortázar, Martínez Estrada y Faulkner, Marx y Borges, Macedonio Fernández y Shakespeare iluminan la mirada del profesor de Historia de las Ideas y de Historia del Arte de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de Quilmes.

El autor del libro Las cuestiones (FCE, 2007) recupera el concepto de memoria para ubicar la utopía no en lo que vendrá sino en el pasado, en esos aconteceres que narran con distintas voces lo vivido. En esa memoria histórica, que puede remontarse tanto a Antígona como a la Revolución Francesa o los años setenta en la Argentina, Casullo busca desentrañar los problemas latentes del país y del mundo. Desde una perspectiva sociológica y filosófica, el erudito apasionado por el fútbol pronostica que los medios de comunicación serán el tema central durante los próximos 25 años.

-Escribir un libro de ensayos de 500 páginas en una época en la que apenas se lee por Internet ¿es un acto de audacia o de resistencia?

-Hay una audacia, porque no es un remedio que alguien está pidiendo. Nadie le pide a uno que escriba. Hay cierta soberbia en el autor que dice: "Tomá, acá tengo 500 páginas, y me las tenés que leer porque yo pienso esto", en una sociedad a la que hasta los textos de los diarios le parecen un poco largos. Siempre digo que es una resistencia romántica. Porque los románticos resistían sabiendo que iban a perder, iban a ser derrotados. Pero ellos querían dejar testimonio de que habían dado batalla. Cuando viene el mundo moderno, con sus máquinas y sus técnicas, el romántico que ama los grandes valores tradicionales enfrenta ese mundo sabiendo que va a perder. El libro tiene algo de esa resistencia, de plantear cosas y saber que, frente a otras cosas potentes, va a ser arrasado, que es una gota en el mar. Es que la tarea intelectual es básicamente confrontar, partir siempre de que hay cosas en el mundo que lo hacen injusto, irracional y que habría otra posibilidad de mundo. Entonces uno insiste.

-En Las cuestiones usted sostiene que el futuro queda cancelado cuando la revolución es derrotada, ya que era la revolución marxista la que planteaba un horizonte a la humanidad. ¿Cómo se piensa ahora, entonces, lo que vendrá?

-En términos personales, lo pensamos siempre por esa pasión humana por la que nos vemos en la vida: nos vemos casados, nos vemos pensando que el hijo va a ser más grande en términos personales, el futuro nunca está cancelado. En términos de situarnos en una cultura, en una civilización, sí está bastante cancelado. Porque la revolución, la revolución socialista, adscribiera uno a ella o no, era la forma en que la modernidad iba a resolver su propia invención, en un mundo donde, además de los adelantos técnicos, todo se iba a realizar en igualdad, fraternidad, en el fin de las diferencias entre los hombres. Eso estaba ahí latente: la idea de que el mundo marchaba hacia una mayor igualdad. Hoy podemos decir que el resultado de esa revolución fue tan catastrófico que no el futuro sino el desarrollo de la historia está cancelado. Hoy no existe en el mundo una respuesta para la pregunta "¿Hacia dónde vamos?". Es una situación confusa. La historia perdió un sentido muy fuerte. Hoy la historia es lo que hay, como dicen los jóvenes.

-¿Esto afecta tanto a la derecha como a la izquierda?

-Sí, exactamente. La izquierda era la que asumía la responsabilidad y el compromiso de un mundo posterior al capitalismo, un mundo que, como decía Marx, iba a ser el pasaje de la prehistoria a la historia definitiva. Una cosa casi bíblica, un camino hacia la realización plena de la humanidad. Hoy eso lo tenemos más en duda. Hoy no sabemos si la historia tiene un sentido. Tampoco sabemos si la historia se realiza con una felicidad para todos, como decía el liberalismo. O con una igualdad general, como decía el Estado de Bienestar keynesiano. Esto no está muy pensado. Seguimos viviendo como si siguiese existiendo. Y si nos damos cuenta de que no existe más, nos distraemos un poco y hablamos de otra cosa.

-¿Y Cuba?

-Cuba creo que forma parte de la misma crisis de este paradigma. Creo que es un ejemplo de todo el recorrido de esta historia que culmina en la revolución como pasado. Hace 30, 35 años, aparecía como un elemento fuerte de vanguardia en el cambio histórico. Acontecidos estos años, no solo Cuba sino también la Unión Soviética, China y las izquierdas derrotadas en América latina -tanto las violentas como las no violentas- forman parte de ese derrumbe de un paradigma, de un horizonte fuerte que impulsaba. Ojalá que Cuba pueda asumir un socialismo de corte plural. De todos modos, creo que la idea de que la revolución estaba adelante permitió, con sus errores y horrores, hacer crecer los reclamos y las conquistas de masas. Y también ese modelo ayudó a afianzar la democracia, a integrar masas marginadas en el escenario de la historia y a lograr conquistas sociales que mi abuelo no hubiera concebido lograr. Por ejemplo, la Argentina es un país de enorme capacidad de reivindicación social.

-¿Hoy dónde está puesta esa capacidad?

-Se la ve permanentemente. No es una sociedad que se calme, que acepte. Es una sociedad con un fondo de justicia y de reclamo social muy fuerte y muy consciente, que no retrocede en sus demandas, a menos que venga una dictadura. En democracia, es una sociedad donde si dos chicos mueren porque no hay un semáforo, ahí hay quinientas personas reclamando un semáforo. Es una sociedad que se destaca en ese sentido del resto de América latina. Yo he conversado allá por 1998 con piqueteras jujeñas que estaban toda la noche en la ruta con las antorchas y decían: "Yo quiero que mis dos hijos vayan a la universidad, por eso estoy peleando". En otros países de América Latina, nadie va a escuchar ese reclamo. En este sentido, creo que hay que revalorizar lo que de justicia social y de política de conciencia planteó el peronismo.

-¿Esa es la herencia del peronismo?

-Es un piso en el cual los ya no peronistas o los jóvenes que no vivieron el peronismo dicen: "Yo esa injusticia no la voy a padecer". Lo mismo ocurre con cualquier reclamo. Las protestas que hay en las ciudades de este país por la violencia son una herencia de la típica protesta social del peronismo. Es la lógica: se sale y se protesta y se reclama. Y yo tengo derecho.

-Hoy parece encarnarse esa protesta en los piqueteros

-Hay piqueteros que son hacendados, que también salen a cortar las rutas. Salen [los argentinos] con Blumberg, salen con el piquete, salen porque en la escuela apareció un olor raro, porque hay un violador en el barrio. Eso tiene un fondo, tiene una historia en 1945 que generó una conciencia, un piso de protesta muy fuerte. Hay un reclamo de justicia permanente.

-También puede verse como una queja permanente, típicamente argentina, y una incapacidad de hacer, de formular soluciones en vez de protestar tanto.

-Sí, exactamente. También hay otras circunstancias dignas de ser atendidas, como la victimización. Parece que la víctima tiene un derecho superior. La indignación se transforma en una verdad y no necesariamente es así. Una madre puede estar reclamando indignada, expresando un dolor que le comprendo, pero puede no tener la verdad. Hay un producto de una Argentina que se siente víctima, que fue víctima de violencia, de guerras perdidas, de frustraciones democráticas, que ha hecho de la victimización una ideología peligrosa. Si todos nos ponemos en el espacio de víctima, es casi imposible gobernar la Argentina, porque estamos reclamando algo de manera patológica.

-¿Tiene esto relación con el tratamiento que les dan los medios de comunicación a las víctimas de robos, accidentes, asesinatos?

-Sí, totalmente. Soy un investigador en medios de comunicación y puedo decir que tienen una llegada mucho mayor que un senador, un diputado o el propio presidente. En ese sentido, encuentro una enorme irresponsabilidad, una enorme falta de compromiso, una enorme incapacidad de educar, de formar. Más bien veo una competencia por ver quién encuentra en el peor momento al peor sujeto para que diga las peores cosas, a los gritos, y con eso tiñe el día. El día se transforma en el asesinato de una muchacha o en un motoquero caído. Hay una búsqueda permanente de la víctima. Y más: muchas veces es la víctima la que cuenta todo, la que da la noticia. Lo que no es víctima es aburrido, es chato.

-Pero los medios también reflejan una sociedad que busca ese tipo de noticias

-Ya no estamos en etapa de los medios como cuarto poder, como importantes. Hoy estamos en una sociedad mediática. Los alumnos de la facultad esperan a los canales de televisión para salir a hacer una marcha, y son cien, no tienen por qué ser mil. Lo mismo el tipo que va a ser entrevistado: no se asusta del canal; por el contrario, dice: "Vení que yo te voy a contar cómo fue". Una sociedad mediática es una sociedad cuya única lógica es lo mediático, solo puede hablar de algo que está mediado. Hablamos de algo que vimos en televisión o escuchamos en la radio. Y todo el tiempo estamos predispuestos a intervenir en eso. En una sociedad mediática, lo que menos importa es lo que dice el diputado. El problema de una sociedad mediatizada es el del narrador omnisciente: alguien te está escribiendo la historia y vos no te das cuenta. Los medios son como la verdad natural. Pero deben rendir cuenta de lo que están haciendo.

-También cada uno elige cómo le cuentan la historia. Por eso compra un diario y no otro .

-Eso, en la prensa gráfica. Pero en la televisión, es una misma lógica la que atraviesa todo. Los medios de comunicación son la gran temática de los próximos 25 años. De acuerdo con cómo encaren los medios su propia responsabilidad informativa y formativa, va a haber sociedades patologizadas o sociedades sabias. Y ahí adentro va a estar el político, como un dato más.

-Si vivimos por los medios y para ellos, ¿cómo se puede actuar fuera de su lógica?

-Es muy difícil. La sociedad de masas, acelerada, tecnificada, con crisis brutales, parecería que necesitara de un adormecimiento, de entretenimiento, de vaciado, que lo dan los medios. Por otra parte, los noticieros de televisión son los que hoy manejan la tragedia, con sus locutores ubicados allá lejos y arriba, como en el Olimpo. El noticiero es el gran teleteatro diario. La política aparece en un 10 a 15% del contenido. El 85% restante es la mujer muerta por el marido, el choque violento, una protesta. Creo que es una falta de cultura periodística, que no se ve en otros noticieros del mundo. La CNN puede mostrar catástrofes en todo el mundo y no lo hace. El noticiero argentino es populista en el peor sentido de la palabra; es agitador.

-En su libro, valora como positiva la pelea de Kirchner con los medios para ver quién impone la agenda pública. ¿Es así?

-Claro, yo creo que el gran logro de Kirchner es que volvió a hacer presente el sillón de Rivadavia. Dijo: "Esta es la política". La política está por encima de los ganaderos, de los formadores de precios, de las empresas privatizadas. Lo hizo en una Argentina donde todo estaba invertido, todo eran lobbies , donde la política tenía un peso nulo. Si mañana es presidente Macri, va a hacer lo mismo. Es un corte epocal. Es decir: "El que está en la Rosada tiene el poder". En particular, tiene el poder sobre los grandes poderes en la Argentina: el gran empresariado, el establishment , la Iglesia, las Fuerzas Armadas. En este sentido, me parece que Kirchner le devolvió al sillón de Rivadavia una estatura, una jerarquía que en la Argentina no había. Gobierna la política. Y hay que discutirles la agenda a los medios, que no pueden ser los partidos opositores.

-¿En qué medida el populismo tiene que ver con el peronismo?

-En mucho. El peronismo fue una experiencia populista fuerte, que generó formas de actuación y, sobre todo, una relación con la idea de pueblo, de sociedad, que en la Argentina es muy precisa. El peronismo santificó al pueblo. Para bien o para mal, lo puso como una figura donde acontece la verdad. Esto es típico del populismo: la idea de que el pueblo tiene la verdad. Hoy los medios inventaron una palabra: lagente . Es la gente la que tiene la verdad. Eso es lo que yo llamo populismo y hoy podríamos decir que todos somos populistas. Hay una historia latinoamericana muy fuerte en relación con los caudillos, la constitución de la política a través de la figura, la masa, el síganme. Yo defiendo el populismo latinoamericano más allá de sus errores porque pienso que es la única historia popular que tuvo América latina.

-¿Y el kirchnerismo?

-El kirchnerismo es un populismo que trata de dejar atrás el populismo. Es muy difícil situarse dentro del peronismo sin plantearse las viejas formas populistas que constituyen la historia. Hay una intencionalidad, pienso, de organizar el Partido Justicialista en términos más modernizados, con internas Creo que le conviene al país que el peronismo se discipline, se parezca un poco a un partido socialdemócrata, porque sino, es un movimiento imprevisible.

Nicolas Casullo: entrevista


Por Alejandra Folgarait

En una vieja casa con escaleras de mármol que se resiste a formar parte del Barrio Norte porteño, Nicolás Casullo tiene su hogar y su escritorio tapizado de libros. Con amabilidad y calma que contrastan con su fama de polemista rebelde, recibe a adn CULTURA en un día caluroso. En cuanto se sienta en su sillón de trabajo, el hombre de letras rinde homenaje a los autores que ama: Sartre y Cortázar, Martínez Estrada y Faulkner, Marx y Borges, Macedonio Fernández y Shakespeare iluminan la mirada del profesor de Historia de las Ideas y de Historia del Arte de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de Quilmes.

El autor del libro Las cuestiones (FCE, 2007) recupera el concepto de memoria para ubicar la utopía no en lo que vendrá sino en el pasado, en esos aconteceres que narran con distintas voces lo vivido. En esa memoria histórica, que puede remontarse tanto a Antígona como a la Revolución Francesa o los años setenta en la Argentina, Casullo busca desentrañar los problemas latentes del país y del mundo. Desde una perspectiva sociológica y filosófica, el erudito apasionado por el fútbol pronostica que los medios de comunicación serán el tema central durante los próximos 25 años.

-Escribir un libro de ensayos de 500 páginas en una época en la que apenas se lee por Internet ¿es un acto de audacia o de resistencia?

-Hay una audacia, porque no es un remedio que alguien está pidiendo. Nadie le pide a uno que escriba. Hay cierta soberbia en el autor que dice: "Tomá, acá tengo 500 páginas, y me las tenés que leer porque yo pienso esto", en una sociedad a la que hasta los textos de los diarios le parecen un poco largos. Siempre digo que es una resistencia romántica. Porque los románticos resistían sabiendo que iban a perder, iban a ser derrotados. Pero ellos querían dejar testimonio de que habían dado batalla. Cuando viene el mundo moderno, con sus máquinas y sus técnicas, el romántico que ama los grandes valores tradicionales enfrenta ese mundo sabiendo que va a perder. El libro tiene algo de esa resistencia, de plantear cosas y saber que, frente a otras cosas potentes, va a ser arrasado, que es una gota en el mar. Es que la tarea intelectual es básicamente confrontar, partir siempre de que hay cosas en el mundo que lo hacen injusto, irracional y que habría otra posibilidad de mundo. Entonces uno insiste.

-En Las cuestiones usted sostiene que el futuro queda cancelado cuando la revolución es derrotada, ya que era la revolución marxista la que planteaba un horizonte a la humanidad. ¿Cómo se piensa ahora, entonces, lo que vendrá?

-En términos personales, lo pensamos siempre por esa pasión humana por la que nos vemos en la vida: nos vemos casados, nos vemos pensando que el hijo va a ser más grande en términos personales, el futuro nunca está cancelado. En términos de situarnos en una cultura, en una civilización, sí está bastante cancelado. Porque la revolución, la revolución socialista, adscribiera uno a ella o no, era la forma en que la modernidad iba a resolver su propia invención, en un mundo donde, además de los adelantos técnicos, todo se iba a realizar en igualdad, fraternidad, en el fin de las diferencias entre los hombres. Eso estaba ahí latente: la idea de que el mundo marchaba hacia una mayor igualdad. Hoy podemos decir que el resultado de esa revolución fue tan catastrófico que no el futuro sino el desarrollo de la historia está cancelado. Hoy no existe en el mundo una respuesta para la pregunta "¿Hacia dónde vamos?". Es una situación confusa. La historia perdió un sentido muy fuerte. Hoy la historia es lo que hay, como dicen los jóvenes.

-¿Esto afecta tanto a la derecha como a la izquierda?

-Sí, exactamente. La izquierda era la que asumía la responsabilidad y el compromiso de un mundo posterior al capitalismo, un mundo que, como decía Marx, iba a ser el pasaje de la prehistoria a la historia definitiva. Una cosa casi bíblica, un camino hacia la realización plena de la humanidad. Hoy eso lo tenemos más en duda. Hoy no sabemos si la historia tiene un sentido. Tampoco sabemos si la historia se realiza con una felicidad para todos, como decía el liberalismo. O con una igualdad general, como decía el Estado de Bienestar keynesiano. Esto no está muy pensado. Seguimos viviendo como si siguiese existiendo. Y si nos damos cuenta de que no existe más, nos distraemos un poco y hablamos de otra cosa.

-¿Y Cuba?

-Cuba creo que forma parte de la misma crisis de este paradigma. Creo que es un ejemplo de todo el recorrido de esta historia que culmina en la revolución como pasado. Hace 30, 35 años, aparecía como un elemento fuerte de vanguardia en el cambio histórico. Acontecidos estos años, no solo Cuba sino también la Unión Soviética, China y las izquierdas derrotadas en América latina -tanto las violentas como las no violentas- forman parte de ese derrumbe de un paradigma, de un horizonte fuerte que impulsaba. Ojalá que Cuba pueda asumir un socialismo de corte plural. De todos modos, creo que la idea de que la revolución estaba adelante permitió, con sus errores y horrores, hacer crecer los reclamos y las conquistas de masas. Y también ese modelo ayudó a afianzar la democracia, a integrar masas marginadas en el escenario de la historia y a lograr conquistas sociales que mi abuelo no hubiera concebido lograr. Por ejemplo, la Argentina es un país de enorme capacidad de reivindicación social.

-¿Hoy dónde está puesta esa capacidad?

-Se la ve permanentemente. No es una sociedad que se calme, que acepte. Es una sociedad con un fondo de justicia y de reclamo social muy fuerte y muy consciente, que no retrocede en sus demandas, a menos que venga una dictadura. En democracia, es una sociedad donde si dos chicos mueren porque no hay un semáforo, ahí hay quinientas personas reclamando un semáforo. Es una sociedad que se destaca en ese sentido del resto de América latina. Yo he conversado allá por 1998 con piqueteras jujeñas que estaban toda la noche en la ruta con las antorchas y decían: "Yo quiero que mis dos hijos vayan a la universidad, por eso estoy peleando". En otros países de América Latina, nadie va a escuchar ese reclamo. En este sentido, creo que hay que revalorizar lo que de justicia social y de política de conciencia planteó el peronismo.

-¿Esa es la herencia del peronismo?

-Es un piso en el cual los ya no peronistas o los jóvenes que no vivieron el peronismo dicen: "Yo esa injusticia no la voy a padecer". Lo mismo ocurre con cualquier reclamo. Las protestas que hay en las ciudades de este país por la violencia son una herencia de la típica protesta social del peronismo. Es la lógica: se sale y se protesta y se reclama. Y yo tengo derecho.

-Hoy parece encarnarse esa protesta en los piqueteros

-Hay piqueteros que son hacendados, que también salen a cortar las rutas. Salen [los argentinos] con Blumberg, salen con el piquete, salen porque en la escuela apareció un olor raro, porque hay un violador en el barrio. Eso tiene un fondo, tiene una historia en 1945 que generó una conciencia, un piso de protesta muy fuerte. Hay un reclamo de justicia permanente.

-También puede verse como una queja permanente, típicamente argentina, y una incapacidad de hacer, de formular soluciones en vez de protestar tanto.

-Sí, exactamente. También hay otras circunstancias dignas de ser atendidas, como la victimización. Parece que la víctima tiene un derecho superior. La indignación se transforma en una verdad y no necesariamente es así. Una madre puede estar reclamando indignada, expresando un dolor que le comprendo, pero puede no tener la verdad. Hay un producto de una Argentina que se siente víctima, que fue víctima de violencia, de guerras perdidas, de frustraciones democráticas, que ha hecho de la victimización una ideología peligrosa. Si todos nos ponemos en el espacio de víctima, es casi imposible gobernar la Argentina, porque estamos reclamando algo de manera patológica.

-¿Tiene esto relación con el tratamiento que les dan los medios de comunicación a las víctimas de robos, accidentes, asesinatos?

-Sí, totalmente. Soy un investigador en medios de comunicación y puedo decir que tienen una llegada mucho mayor que un senador, un diputado o el propio presidente. En ese sentido, encuentro una enorme irresponsabilidad, una enorme falta de compromiso, una enorme incapacidad de educar, de formar. Más bien veo una competencia por ver quién encuentra en el peor momento al peor sujeto para que diga las peores cosas, a los gritos, y con eso tiñe el día. El día se transforma en el asesinato de una muchacha o en un motoquero caído. Hay una búsqueda permanente de la víctima. Y más: muchas veces es la víctima la que cuenta todo, la que da la noticia. Lo que no es víctima es aburrido, es chato.

-Pero los medios también reflejan una sociedad que busca ese tipo de noticias

-Ya no estamos en etapa de los medios como cuarto poder, como importantes. Hoy estamos en una sociedad mediática. Los alumnos de la facultad esperan a los canales de televisión para salir a hacer una marcha, y son cien, no tienen por qué ser mil. Lo mismo el tipo que va a ser entrevistado: no se asusta del canal; por el contrario, dice: "Vení que yo te voy a contar cómo fue". Una sociedad mediática es una sociedad cuya única lógica es lo mediático, solo puede hablar de algo que está mediado. Hablamos de algo que vimos en televisión o escuchamos en la radio. Y todo el tiempo estamos predispuestos a intervenir en eso. En una sociedad mediática, lo que menos importa es lo que dice el diputado. El problema de una sociedad mediatizada es el del narrador omnisciente: alguien te está escribiendo la historia y vos no te das cuenta. Los medios son como la verdad natural. Pero deben rendir cuenta de lo que están haciendo.

-También cada uno elige cómo le cuentan la historia. Por eso compra un diario y no otro .

-Eso, en la prensa gráfica. Pero en la televisión, es una misma lógica la que atraviesa todo. Los medios de comunicación son la gran temática de los próximos 25 años. De acuerdo con cómo encaren los medios su propia responsabilidad informativa y formativa, va a haber sociedades patologizadas o sociedades sabias. Y ahí adentro va a estar el político, como un dato más.

-Si vivimos por los medios y para ellos, ¿cómo se puede actuar fuera de su lógica?

-Es muy difícil. La sociedad de masas, acelerada, tecnificada, con crisis brutales, parecería que necesitara de un adormecimiento, de entretenimiento, de vaciado, que lo dan los medios. Por otra parte, los noticieros de televisión son los que hoy manejan la tragedia, con sus locutores ubicados allá lejos y arriba, como en el Olimpo. El noticiero es el gran teleteatro diario. La política aparece en un 10 a 15% del contenido. El 85% restante es la mujer muerta por el marido, el choque violento, una protesta. Creo que es una falta de cultura periodística, que no se ve en otros noticieros del mundo. La CNN puede mostrar catástrofes en todo el mundo y no lo hace. El noticiero argentino es populista en el peor sentido de la palabra; es agitador.

-En su libro, valora como positiva la pelea de Kirchner con los medios para ver quién impone la agenda pública. ¿Es así?

-Claro, yo creo que el gran logro de Kirchner es que volvió a hacer presente el sillón de Rivadavia. Dijo: "Esta es la política". La política está por encima de los ganaderos, de los formadores de precios, de las empresas privatizadas. Lo hizo en una Argentina donde todo estaba invertido, todo eran lobbies , donde la política tenía un peso nulo. Si mañana es presidente Macri, va a hacer lo mismo. Es un corte epocal. Es decir: "El que está en la Rosada tiene el poder". En particular, tiene el poder sobre los grandes poderes en la Argentina: el gran empresariado, el establishment , la Iglesia, las Fuerzas Armadas. En este sentido, me parece que Kirchner le devolvió al sillón de Rivadavia una estatura, una jerarquía que en la Argentina no había. Gobierna la política. Y hay que discutirles la agenda a los medios, que no pueden ser los partidos opositores.

-¿En qué medida el populismo tiene que ver con el peronismo?

-En mucho. El peronismo fue una experiencia populista fuerte, que generó formas de actuación y, sobre todo, una relación con la idea de pueblo, de sociedad, que en la Argentina es muy precisa. El peronismo santificó al pueblo. Para bien o para mal, lo puso como una figura donde acontece la verdad. Esto es típico del populismo: la idea de que el pueblo tiene la verdad. Hoy los medios inventaron una palabra: lagente . Es la gente la que tiene la verdad. Eso es lo que yo llamo populismo y hoy podríamos decir que todos somos populistas. Hay una historia latinoamericana muy fuerte en relación con los caudillos, la constitución de la política a través de la figura, la masa, el síganme. Yo defiendo el populismo latinoamericano más allá de sus errores porque pienso que es la única historia popular que tuvo América latina.

-¿Y el kirchnerismo?

-El kirchnerismo es un populismo que trata de dejar atrás el populismo. Es muy difícil situarse dentro del peronismo sin plantearse las viejas formas populistas que constituyen la historia. Hay una intencionalidad, pienso, de organizar el Partido Justicialista en términos más modernizados, con internas Creo que le conviene al país que el peronismo se discipline, se parezca un poco a un partido socialdemócrata, porque sino, es un movimiento imprevisible.

Israel recibirá figuras mundiales para festejar su 60 aniversario

George Bush, Tony Blair, Angela Merkel, Mijail Gorbachov, Woody Allen, y el fundador de Google, Sergy Brin, entre otras personalidades internacionales, llegan a Israel para participar de la Conferencia auspiciada por el Presidente Shimon Peres en Jerusalén.

George W. Bush, Angela Merkel, canciller alemana y Nicolas Sarkozy, presidente francés, estarán presentes en la conferencia que se realiza con motivo del 60° aniversario de la creación del Estado. También asistirán Mijail Gorbachov, Henry Kissinger, Tony Blair y José María Aznar, entre otros.

La celebración además contará con la presencia de Ruper Murdoch, el magnate mundial del medios de comunicación y la presidenta de Yahoo, Susan Decker.

Durante su estadía de 48 horas en Israel, Bush dirigirá un discurso a los diputados del Parlamento (Kneset) y visitará la fortaleza de Masada, en el Desierto de Judea y símbolo del nacionalismo y la resistencia del pueblo judío.

El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger y el ex presidente checo Václav Havel también están incluidos en la lista de participantes, así como intelectuales de la talla de Bernard-Henri Lévy o Amos Oz.

El ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, también confirmó su participación el ex presidente del Gobierno español José María Aznar.

Los presidentes de Georgia, Croacia, Albania, Polonia y Mongolia, así como los primeros ministros de Eslovaquia y Hungría tambien acudirán a la cita.

A su vez, confirmaron su llegada escritores e intelectuales como los Premios Nobel Elie Wiesel (Paz) y Nadine Gordimer (Literatura), artistas de la talla de Barbra Streisand, directores de cine como Woody Allen, o empresarios como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, entre muchos otros.

Por parte de la Argentina, fuentes de la cancillería no tenían información acerca de la representación argentina en el festejo.

Elevan el nivel de alerta

La Policía y otros organismos de seguridad israelíes han elevado el nivel de alerta a un grado por debajo de la situación de emergencia, ante la celebración del encuentro.

Alrededor de ocho mil agentes del orden se desplegarán y patrullarán por las calles de Jerusalén durante esta semana, en particular en los alrededores de la Residencia de Peres, el Parlamento y la Oficina del Primer Ministro, según los medios locales.

Israel recibirá figuras mundiales para festejar su 60 aniversario

George Bush, Tony Blair, Angela Merkel, Mijail Gorbachov, Woody Allen, y el fundador de Google, Sergy Brin, entre otras personalidades internacionales, llegan a Israel para participar de la Conferencia auspiciada por el Presidente Shimon Peres en Jerusalén.

George W. Bush, Angela Merkel, canciller alemana y Nicolas Sarkozy, presidente francés, estarán presentes en la conferencia que se realiza con motivo del 60° aniversario de la creación del Estado. También asistirán Mijail Gorbachov, Henry Kissinger, Tony Blair y José María Aznar, entre otros.

La celebración además contará con la presencia de Ruper Murdoch, el magnate mundial del medios de comunicación y la presidenta de Yahoo, Susan Decker.

Durante su estadía de 48 horas en Israel, Bush dirigirá un discurso a los diputados del Parlamento (Kneset) y visitará la fortaleza de Masada, en el Desierto de Judea y símbolo del nacionalismo y la resistencia del pueblo judío.

El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger y el ex presidente checo Václav Havel también están incluidos en la lista de participantes, así como intelectuales de la talla de Bernard-Henri Lévy o Amos Oz.

El ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, también confirmó su participación el ex presidente del Gobierno español José María Aznar.

Los presidentes de Georgia, Croacia, Albania, Polonia y Mongolia, así como los primeros ministros de Eslovaquia y Hungría tambien acudirán a la cita.

A su vez, confirmaron su llegada escritores e intelectuales como los Premios Nobel Elie Wiesel (Paz) y Nadine Gordimer (Literatura), artistas de la talla de Barbra Streisand, directores de cine como Woody Allen, o empresarios como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, entre muchos otros.

Por parte de la Argentina, fuentes de la cancillería no tenían información acerca de la representación argentina en el festejo.

Elevan el nivel de alerta

La Policía y otros organismos de seguridad israelíes han elevado el nivel de alerta a un grado por debajo de la situación de emergencia, ante la celebración del encuentro.

Alrededor de ocho mil agentes del orden se desplegarán y patrullarán por las calles de Jerusalén durante esta semana, en particular en los alrededores de la Residencia de Peres, el Parlamento y la Oficina del Primer Ministro, según los medios locales.

¿Cuánto se lee en una página Web?

Según un estudio de la Universidad de Hamburgo, los usuarios apenas leen el 20% del texto que aparece en una página Web.

A menudo se ha comentado que en la pantalla de una computadora, más que leer la mayoría de usuarios escanea el texto, recorriéndolo rápidamente con la vista sin detenerse a leer palabra por palabra. Por eso es tan importante tener en cuenta el buen uso de las negritas, los titulares y destacados o el tamaño de la letra.

Pero, ¿hasta qué punto es llevado a la práctica este extremo de saltarse la mayoría del texto de una página Web?

Según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Hamburgo, los usuarios apenas leen una media del 20% del texto de una página Web.

Estas son las conclusiones que Jakob Nielsen, reconocido gurú de la usabilidad Web, obtiene a partir de los datos del estudio: por cada 100 palabras más escritas, los usuarios aumentan en 4,4 segundos el tiempo que pasan en una página.

Otra de sus conclusiones es una fórmula que relaciona inversamente la cantidad de texto con el número de palabras que se leen: de esta forma, los usuarios leen la mitad de la información sólo en aquellas páginas con un máximo de 111 palabras.

Parece claro que el usuario de Internet es perezoso leyendo, motivo por el que ponemos aquí el punto final a esta información.

¿Cuánto se lee en una página Web?

Según un estudio de la Universidad de Hamburgo, los usuarios apenas leen el 20% del texto que aparece en una página Web.

A menudo se ha comentado que en la pantalla de una computadora, más que leer la mayoría de usuarios escanea el texto, recorriéndolo rápidamente con la vista sin detenerse a leer palabra por palabra. Por eso es tan importante tener en cuenta el buen uso de las negritas, los titulares y destacados o el tamaño de la letra.

Pero, ¿hasta qué punto es llevado a la práctica este extremo de saltarse la mayoría del texto de una página Web?

Según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Hamburgo, los usuarios apenas leen una media del 20% del texto de una página Web.

Estas son las conclusiones que Jakob Nielsen, reconocido gurú de la usabilidad Web, obtiene a partir de los datos del estudio: por cada 100 palabras más escritas, los usuarios aumentan en 4,4 segundos el tiempo que pasan en una página.

Otra de sus conclusiones es una fórmula que relaciona inversamente la cantidad de texto con el número de palabras que se leen: de esta forma, los usuarios leen la mitad de la información sólo en aquellas páginas con un máximo de 111 palabras.

Parece claro que el usuario de Internet es perezoso leyendo, motivo por el que ponemos aquí el punto final a esta información.

martes, mayo 13, 2008

El auge de Internet y de los blogs, la nueva cara de las reformas en Cuba


Se han convertido en un foro de debate abierto en la isla, y el gobierno de Raúl Castro no parece empeñado en impedirlo. Yoani Sánchez, una periodista de 32 años, acaba de ganar un importante premio por su espacio.

Las dificultades de acceso a Internet en Cuba no impiden que la Red se haya convertido en un foro donde se debate sin tapujos el presente y futuro del país y el gobierno no parece empeñado en ponerle trabas.

Un ejemplo del papel que vienen desempeñando las nuevas tecnologías fue la sorpresiva difusión por la Red de un video en el que un joven, Eliécer Avila, criticó al presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, en una reciente reunión a puertas cerradas en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Avila expresó malestar por la falta de acceso a Internet y las limitaciones para viajar. Ante la repercusión que tuvo el video, las autoridades montaron en la versión digital del diario oficial Granma una entrevista con el muchacho, en la que aclaraba que las críticas estaban encaminadas a fortalecer el socialismo, no a eliminarlo. La información completa jamás se difundió en la prensa nacional y todo quedó en el ciberespacio.

En la Red se discutió abiertamente la histórica renuncia de Fidel Castro a la presidencia en febrero, la elección de su hermano Raúl para sucederlo y las especulaciones sobre el rumbo de su gobierno. "Raúl necesita ahora tiempo", escribió, por ejemplo, una persona llamada Rogelio Sarforat en un comentario en Kaosenlared.net. Y agregó: "Tengamos confianza, calma y mantengámonos unidos en torno a la dirección de la Revolución."

Alguien le respondió desde Miami: "Las palabras de Raúl y la constitución del nuevo Consejo de Estado fueron un cubo de agua fría para los que esperaban que se hiciera explícita una mayor voluntad de cambio." Hay de todo, incluidos insultos y palabras subidas de tono.

"Ante esta fragmentación de la sociedad civil que tenemos, quizá la tecnología nos está sirviendo para conectar", reflexionó Yoani Sánchez, bloguera que dijo haber recibido más de un millón de entradas a su página en febrero y que ganó el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en España por su blog. "Este entramado que falta aquí abajo se está haciendo allá arriba (en la Red). Es irreversible, cada paso que se da en esa dirección, será muy difícil para el gobierno retrotraerlo", reflexionó la mujer, que administra Generación Y, creada en abril de 2007.

La mayor parte de las visitas al blog de Sánchez son del exterior, aunque también abundan las que hacen cubanos anónimos que critican al gobierno dentro de la isla. Pero no es sencillo. Para colocar sus comentarios, Sánchez se viste como si fuera una turista y va a hoteles de La Habana con acceso a la Red para extranjeros. La conexión cuesta unos 6 dólares la hora y no puede permanecer mucho tiempo, no sólo por lo caro sino porque teme que alguien se dé cuenta de que se trata de una cubana que se conectó a la Red sin permiso.

Los amigos de la Revolución, recelosos de la forma en que la prensa internacional informa sobre Cuba, consideran que Internet contribuye a distorsionar la imagen del proceso isleño. "Asistimos a una guerra promovida desde las nuevas tecnologías de comunicación, de la industria del entretenimiento y de las estrategias de mercadeo", dijo a comienzos de abril un reporte del VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Los creadores, no obstante, opinaron que "prohibir el acceso a estas opciones, además de que no pasaría de ser un gesto vacío, sólo incrementaría su atractivo". Agregaron que el gobierno debe prepararse "para la interacción adecuada con los canales a través de los cuales se procesa y distribuye la información en el mundo". El gobierno mantiene una docena de páginas destinadas a defender la imagen de Cuba y difundir sus logros, pero por lo general se las critica por ser repetitivas y aburridas.

Según Sánchez, las autoridades tienen montada una campaña "sobre todo en la Universidad de Ciencias Informáticas para elevar los ''hit'' de los sitios cubanos".

"No conozco ninguna persona que utilice su tiempo de Internet pagado por él para defender el proceso político cubano", agregó su esposo, el periodista independiente Reynaldo Escobar. "Todas las personas que argumentan a favor del gobierno lo hacen por un sueldo o porque les han dado la tarea", concluyó.