domingo, octubre 19, 2008

Entre Adorno y Kertesz

“Después de Auschwitz no se puede escribir poesía”, decretó el sociólogo Theodor Adorno con la tristeza de quien concluyó que los más nobles sentimientos del ser humano no podrían imponerse a la peor pesadilla simbolizada por lo que significó ese campo de exterminio nazi.
Desde entonces, varios filósofos y escritores debaten la famosa frase y algunos, como el húngaro Imre Kertesz - sobreviviente del Holocausto - asegura lo contrario: “Tras Auschwitz sólo queda la poesía, sólo queda resistir con palabras ciertas”.

Entre Adorno y Kertesz

“Después de Auschwitz no se puede escribir poesía”, decretó el sociólogo Theodor Adorno con la tristeza de quien concluyó que los más nobles sentimientos del ser humano no podrían imponerse a la peor pesadilla simbolizada por lo que significó ese campo de exterminio nazi.
Desde entonces, varios filósofos y escritores debaten la famosa frase y algunos, como el húngaro Imre Kertesz - sobreviviente del Holocausto - asegura lo contrario: “Tras Auschwitz sólo queda la poesía, sólo queda resistir con palabras ciertas”.

sábado, octubre 18, 2008

La crisis a la altura de los ojos

En los Estados Unidos aumenta el consumo de ansiolíticos y los trastornos de ansiedad; en España la xenofobia crece, desde hace dos años, asociada a la recesión y el desempleo; en Inglaterra los consumidores roban supermercados y estaciones de servicio. En Argentina tenemos pocas noticias de aquella crisis. Ahora podemos reconocer –con certeza– que la crisis de la convertibilidad, la del tequila y otras que azotaron Asia fueron una obertura a esta nueva e inmensa crisis internacional. Una desmedida expansión del crédito llevó a un quiebre del sistema financiero internacional, ahora llegando a su verdadero epicentro en Wall Street.

Hay intelectuales que celebran esta crisis inédita como el fin del poder imperial de los Estados Unidos en el mundo. Probablemente, estos militantes del optimismo desconozcan las finas maneras asiáticas en materia política y económica. Si Estados Unidos cometió excesos terribles en nombre de los valores de la libertad, no se ven perspectivas de un modelo alternativo y viable. Aun las bondades del multipolarismo van a conllevar modificaciones importantes en materia geopolítica y difícilmente sea bondadoso con las naciones más pequeñas del planeta, entre las que nos encontramos. Nuestro futuro está más asociado hoy a la economía de Brasil que a cualquier otro anclaje.

Las crisis financieras mundiales son procesos recesivos en donde las naciones tienden a cerrar sus fronteras. Muchos analistas comparan esta nueva crisis con la ocurrida en 1929. Hay algunas diferencias importantes: mientras que la crisis del ’30 se extendió en barco y por vía del telégrafo, la nueva crisis se refleja cada medianoche con la apertura de los mercados de Oriente en la televisión. Las velocidades de expansión y reacción son distintas. Hay otra diferencia fundamental, la crisis del siglo pasado dejó muchas enseñanzas en cuanto a cómo operar en estos escenarios y se desarrollaron las políticas sociales como en ningún otro período en la historia. En los Estados Unidos aparecieron las presidencias fuertes, con Franklin Delano Roosevelt. Los programas de emergencia se implementaron, en aquel contexto, tres años después de iniciada la crisis. Allí nacieron las denominadas políticas anticíclicas y los planes de construcción de vivienda como formas de reactivación de la economía. El Estado inyectaba dinero en el mercado para contrarrestar la recesión. Se subsidiaban el consumo y el empleo. Cambió la cara de la política y la economía para el resto de la historia.

En situaciones como éstas, los estados nacionales toman un rol activo y participan en forma enérgica en regular la oferta y la demanda de bienes, tanto en el mercado interno como en el comercio internacional. Para hacerlo comprensible, podemos decir que las crisis de este tipo son todo lo contrario a la globalización.

En la Argentina la crisis va a tener efectos muy particulares. En primer lugar se va a enfriar la economía, sin que esto redunde en una mayor recaudación fiscal. Esto va a morigerar los efectos de la inflación, seguramente. Por otro lado, hay una enseñanza de John Maynard Keynes que bien podría ser aplicada por el gobierno nacional: los procesos de crisis tienden a una mayor concentración de la riqueza y a una caída de la actividad industrial. Es una buena oportunidad para levantar los subsidios que apuntan a los consumos de clase media para dirigirlos, con un criterio estratégico, a la creación de empleo.

La crisis de 1930 fue determinante en el surgimiento de movimientos políticos radicalizados, tales como el fascismo y el nacionalsocialismo. No es razonable esperar que los impactos sobre la política sean tan convulsivos como lo fueron en aquella época. Lo que sí es posible que suceda es una creciente fragmentación de la sociedad, entre distintos tipos de asalariados, diferentes tipos de productores y varios estamentos de las clases media y alta. La gravedad y la profundidad del impacto de la crisis en Argentina va a ser proporcional a los cambios políticos que se puedan producir.

La recesión impacta en forma drástica en los sectores urbanos; el denominado sector terciario de la economía es fuertemente sensible a la inestabilidad de los mercados. El Partido Justicialista tiene una relación complicada con estos sectores pues, a pesar de que quiere seducirlos de todas formas, no encontró hasta ahora la clave para cooptarlos. El Frente para la Victoria fue un ensayo ingenioso de desarrollo político. La búsqueda de reconstruir el PJ, con la presidencia de Néstor Kirchner, es un elemento que tiene más limitaciones que posibilidades de expansión.

El sector industrial va a perder, en forma acelerada, su capacidad competitiva en el ámbito de los negocios internacionales. El mercado interno puede sostenerlo –en parte– en la medida en que la liquidez de la economía lo haga posible, además de las barreras arancelarias que se puedan introducir.

El sector agrícola presenta el panorama más complejo. La caída en el precio de los commodities tiende a mantener precios competitivos para los grandes productores. Estos sectores producen para la exportación y radican sus capitales en plazas seguras del mercado internacional; poco influyen en el desarrollo local en el interior del país. En el conflicto con los sectores del campo, en los primeros meses de este año, el Gobierno eligió el estilo de la confrontación, convirtiendo una diferencia de intereses en un enfrentamiento político. Los sectores urbanos no compraron esta oferta de alineamiento. Con semejante forma de operar les dio a los sectores opositores un instrumento con el que no contaron jamás: una estructura política de extensión nacional. Las cabeceras del sector agropecuario se concentran en las provincias de Santa Fe y Córdoba, pero son las únicas que tienen presencia en todo el territorio nacional. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires puede sumarse a alguna ingeniería bien articulada que exprese una oposición al gobierno. El ex presidente Duhalde tiene el tiempo libre necesario para incentivar cualquier emprendimiento opositor que le resulte grato.

El panorama no es bueno por ahora. Si bien dependemos de condiciones ajenas a nuestra realidad, hay muchas cosas para hacer. En las crisis siempre fueron determinantes los liderazgos políticos positivos. Los líderes pueden incentivar la unidad de una nación o perderse en conflictos diversos. Cuando todos los mercados caen, no podemos permitir que se empobrezca la política.

La crisis a la altura de los ojos

En los Estados Unidos aumenta el consumo de ansiolíticos y los trastornos de ansiedad; en España la xenofobia crece, desde hace dos años, asociada a la recesión y el desempleo; en Inglaterra los consumidores roban supermercados y estaciones de servicio. En Argentina tenemos pocas noticias de aquella crisis. Ahora podemos reconocer –con certeza– que la crisis de la convertibilidad, la del tequila y otras que azotaron Asia fueron una obertura a esta nueva e inmensa crisis internacional. Una desmedida expansión del crédito llevó a un quiebre del sistema financiero internacional, ahora llegando a su verdadero epicentro en Wall Street.

Hay intelectuales que celebran esta crisis inédita como el fin del poder imperial de los Estados Unidos en el mundo. Probablemente, estos militantes del optimismo desconozcan las finas maneras asiáticas en materia política y económica. Si Estados Unidos cometió excesos terribles en nombre de los valores de la libertad, no se ven perspectivas de un modelo alternativo y viable. Aun las bondades del multipolarismo van a conllevar modificaciones importantes en materia geopolítica y difícilmente sea bondadoso con las naciones más pequeñas del planeta, entre las que nos encontramos. Nuestro futuro está más asociado hoy a la economía de Brasil que a cualquier otro anclaje.

Las crisis financieras mundiales son procesos recesivos en donde las naciones tienden a cerrar sus fronteras. Muchos analistas comparan esta nueva crisis con la ocurrida en 1929. Hay algunas diferencias importantes: mientras que la crisis del ’30 se extendió en barco y por vía del telégrafo, la nueva crisis se refleja cada medianoche con la apertura de los mercados de Oriente en la televisión. Las velocidades de expansión y reacción son distintas. Hay otra diferencia fundamental, la crisis del siglo pasado dejó muchas enseñanzas en cuanto a cómo operar en estos escenarios y se desarrollaron las políticas sociales como en ningún otro período en la historia. En los Estados Unidos aparecieron las presidencias fuertes, con Franklin Delano Roosevelt. Los programas de emergencia se implementaron, en aquel contexto, tres años después de iniciada la crisis. Allí nacieron las denominadas políticas anticíclicas y los planes de construcción de vivienda como formas de reactivación de la economía. El Estado inyectaba dinero en el mercado para contrarrestar la recesión. Se subsidiaban el consumo y el empleo. Cambió la cara de la política y la economía para el resto de la historia.

En situaciones como éstas, los estados nacionales toman un rol activo y participan en forma enérgica en regular la oferta y la demanda de bienes, tanto en el mercado interno como en el comercio internacional. Para hacerlo comprensible, podemos decir que las crisis de este tipo son todo lo contrario a la globalización.

En la Argentina la crisis va a tener efectos muy particulares. En primer lugar se va a enfriar la economía, sin que esto redunde en una mayor recaudación fiscal. Esto va a morigerar los efectos de la inflación, seguramente. Por otro lado, hay una enseñanza de John Maynard Keynes que bien podría ser aplicada por el gobierno nacional: los procesos de crisis tienden a una mayor concentración de la riqueza y a una caída de la actividad industrial. Es una buena oportunidad para levantar los subsidios que apuntan a los consumos de clase media para dirigirlos, con un criterio estratégico, a la creación de empleo.

La crisis de 1930 fue determinante en el surgimiento de movimientos políticos radicalizados, tales como el fascismo y el nacionalsocialismo. No es razonable esperar que los impactos sobre la política sean tan convulsivos como lo fueron en aquella época. Lo que sí es posible que suceda es una creciente fragmentación de la sociedad, entre distintos tipos de asalariados, diferentes tipos de productores y varios estamentos de las clases media y alta. La gravedad y la profundidad del impacto de la crisis en Argentina va a ser proporcional a los cambios políticos que se puedan producir.

La recesión impacta en forma drástica en los sectores urbanos; el denominado sector terciario de la economía es fuertemente sensible a la inestabilidad de los mercados. El Partido Justicialista tiene una relación complicada con estos sectores pues, a pesar de que quiere seducirlos de todas formas, no encontró hasta ahora la clave para cooptarlos. El Frente para la Victoria fue un ensayo ingenioso de desarrollo político. La búsqueda de reconstruir el PJ, con la presidencia de Néstor Kirchner, es un elemento que tiene más limitaciones que posibilidades de expansión.

El sector industrial va a perder, en forma acelerada, su capacidad competitiva en el ámbito de los negocios internacionales. El mercado interno puede sostenerlo –en parte– en la medida en que la liquidez de la economía lo haga posible, además de las barreras arancelarias que se puedan introducir.

El sector agrícola presenta el panorama más complejo. La caída en el precio de los commodities tiende a mantener precios competitivos para los grandes productores. Estos sectores producen para la exportación y radican sus capitales en plazas seguras del mercado internacional; poco influyen en el desarrollo local en el interior del país. En el conflicto con los sectores del campo, en los primeros meses de este año, el Gobierno eligió el estilo de la confrontación, convirtiendo una diferencia de intereses en un enfrentamiento político. Los sectores urbanos no compraron esta oferta de alineamiento. Con semejante forma de operar les dio a los sectores opositores un instrumento con el que no contaron jamás: una estructura política de extensión nacional. Las cabeceras del sector agropecuario se concentran en las provincias de Santa Fe y Córdoba, pero son las únicas que tienen presencia en todo el territorio nacional. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires puede sumarse a alguna ingeniería bien articulada que exprese una oposición al gobierno. El ex presidente Duhalde tiene el tiempo libre necesario para incentivar cualquier emprendimiento opositor que le resulte grato.

El panorama no es bueno por ahora. Si bien dependemos de condiciones ajenas a nuestra realidad, hay muchas cosas para hacer. En las crisis siempre fueron determinantes los liderazgos políticos positivos. Los líderes pueden incentivar la unidad de una nación o perderse en conflictos diversos. Cuando todos los mercados caen, no podemos permitir que se empobrezca la política.

Levantar la barrera regional

El secretario de Industria, Fernando Fraguío, aseguró que pedirán aumentar el arancel común del bloque para preservar a todos los países miembro de un incremento en las importaciones asiáticas. Diferencias con Brasil.

Luego de anunciar las primeras medidas comerciales para enfrentar la crisis financiera internacional, el Gobierno propondrá a sus socios del Mercosur aumentar el Arancel Externo Común (AEC) para preservar al bloque de un incremento en las importaciones de origen asiático. Así lo reveló el secretario de Industria, Fernando Fraguío, aunque no precisó en qué productos. La iniciativa también cuenta con el visto bueno de Paraguay, pero el gobierno brasileño no parece dispuesto a modificarlo. El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, ya había afirmado esta semana que no creía que el “Mercosur vaya en esa dirección”. El secretario de Comercio Exterior del país vecino, Welber Barral, salió ayer a calmar las presiones de los socios del bloque y apuntó que las medidas se discutirán recién en la reunión de cancilleres y ministros de Economía prevista para el 27 de este mes.

“En algunas gamas de productos hay margen para subir el Arancel Externo Común”, afirmó Fraguío que prefirió no adelantar qué productos están en la mira. El valor máximo, convenido entre el Mercosur y la Organización Mundial del Comercio (OMC), al que puede ascender la alícuota es del 35 por ciento y las modificaciones deben ser acordadas por todos los miembros del bloque. “Los movimientos de estos aranceles no dependen de la decisión unilateral de ninguno de los socios, sino de un acuerdo”, explicó el funcionario. Desde el Ministerio de Economía sostienen que el objetivo de un aumento en el AEC es reforzar la protección sobre los sectores más sensibles y, pese a las declaraciones negativas que Mantega hizo a los medios, confían en que se logrará consensuar con Brasil. Barrales relativizó la posibilidad de realizar una modificación en el arancel, “hemos tenido un excelente diálogo con Argentina, hemos podido resolver problemas comerciales en nuestras reuniones bilaterales”, sostuvo el funcionario a la prensa de su país.

A diferencia de otras negociaciones del bloque donde Argentina y Brasil jugaron por un lado y Uruguay y Paraguay por otro, esta vez el gobierno de Cristina Fernández comparte la posición con el de Fernando Lugo. Paraguay tiró la primera piedra y Argentina se sumó. El jueves el viceministro de Economía paraguayo, Oscar Rodríguez Campuzano, adelantó que su país plantearía un aumento en el arancel en la reunión de urgencia que convocó Brasil. “Vamos a estar inundados de productos asiáticos, por eso es posible que se pida la elevación del AEC”, sostuvo Rodríguez Campuzano. El viceministro consideró que la recesión en las principales economías del mundo provocará una caída en el consumo, por lo que los productos chinos o de otros países asiáticos se verán obligados a buscar otros mercados a precios inferiores. “Pueden organizar dumping, ya que si sus productos no tienen colocación tratarán de perder lo menos posible y no tendrán problemas para reducir 20, 30 o 40 por ciento el precio de la mercancía”.

El objetivo del gobierno nacional es evitar una caída de la producción industrial y del empleo en sectores cuya competitividad se sostiene en el tipo de cambio. “Todo apunta a un creciente proteccionismo a nivel global, las economías más desarrolladas se quieren cerrar, entonces nosotros tenemos que proteger el empleo y la industria regional y cuanto más grande sea el mercado interno mejor será para todos”, señalaron desde Industria. En el Viejo Continente, la comisaria de Agricultura de la Unión Europea, Marian Fischer Boel, propuso reintroducir los aranceles a la importación de todos los cereales para proteger a los productores del bloque ante la caída de los precios. Estos aranceles se suspendieron en noviembre del año pasado y se preveía que se mantuvieran así hasta junio de 2009. La posible aplicación de esta medida potenciaría el impacto negativo de la merma en la demanda externa y la caída en el precio de los commodities que exportan Argentina y sus socios del Mercosur.

La intención de aumentar el AEC se conjuga con los anuncios realizados por el Gobierno para incrementar los controles a las importaciones. El jueves, la Aduana fijó 120 nuevos valores de referencia para combatir la subfacturación en la importación de productos textiles, electrodomésticos. “No colocamos medidas de protección contra ningún país en particular”, aseguró Fraguío buscando disipar la idea de que el objetivo es trabar a los productos de origen brasileño y chino. “Los valores criterio que fija la Aduana son los mínimos de referencia a los cuales hay que importar”, apuntó el titular de Industria.

Levantar la barrera regional

El secretario de Industria, Fernando Fraguío, aseguró que pedirán aumentar el arancel común del bloque para preservar a todos los países miembro de un incremento en las importaciones asiáticas. Diferencias con Brasil.

Luego de anunciar las primeras medidas comerciales para enfrentar la crisis financiera internacional, el Gobierno propondrá a sus socios del Mercosur aumentar el Arancel Externo Común (AEC) para preservar al bloque de un incremento en las importaciones de origen asiático. Así lo reveló el secretario de Industria, Fernando Fraguío, aunque no precisó en qué productos. La iniciativa también cuenta con el visto bueno de Paraguay, pero el gobierno brasileño no parece dispuesto a modificarlo. El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, ya había afirmado esta semana que no creía que el “Mercosur vaya en esa dirección”. El secretario de Comercio Exterior del país vecino, Welber Barral, salió ayer a calmar las presiones de los socios del bloque y apuntó que las medidas se discutirán recién en la reunión de cancilleres y ministros de Economía prevista para el 27 de este mes.

“En algunas gamas de productos hay margen para subir el Arancel Externo Común”, afirmó Fraguío que prefirió no adelantar qué productos están en la mira. El valor máximo, convenido entre el Mercosur y la Organización Mundial del Comercio (OMC), al que puede ascender la alícuota es del 35 por ciento y las modificaciones deben ser acordadas por todos los miembros del bloque. “Los movimientos de estos aranceles no dependen de la decisión unilateral de ninguno de los socios, sino de un acuerdo”, explicó el funcionario. Desde el Ministerio de Economía sostienen que el objetivo de un aumento en el AEC es reforzar la protección sobre los sectores más sensibles y, pese a las declaraciones negativas que Mantega hizo a los medios, confían en que se logrará consensuar con Brasil. Barrales relativizó la posibilidad de realizar una modificación en el arancel, “hemos tenido un excelente diálogo con Argentina, hemos podido resolver problemas comerciales en nuestras reuniones bilaterales”, sostuvo el funcionario a la prensa de su país.

A diferencia de otras negociaciones del bloque donde Argentina y Brasil jugaron por un lado y Uruguay y Paraguay por otro, esta vez el gobierno de Cristina Fernández comparte la posición con el de Fernando Lugo. Paraguay tiró la primera piedra y Argentina se sumó. El jueves el viceministro de Economía paraguayo, Oscar Rodríguez Campuzano, adelantó que su país plantearía un aumento en el arancel en la reunión de urgencia que convocó Brasil. “Vamos a estar inundados de productos asiáticos, por eso es posible que se pida la elevación del AEC”, sostuvo Rodríguez Campuzano. El viceministro consideró que la recesión en las principales economías del mundo provocará una caída en el consumo, por lo que los productos chinos o de otros países asiáticos se verán obligados a buscar otros mercados a precios inferiores. “Pueden organizar dumping, ya que si sus productos no tienen colocación tratarán de perder lo menos posible y no tendrán problemas para reducir 20, 30 o 40 por ciento el precio de la mercancía”.

El objetivo del gobierno nacional es evitar una caída de la producción industrial y del empleo en sectores cuya competitividad se sostiene en el tipo de cambio. “Todo apunta a un creciente proteccionismo a nivel global, las economías más desarrolladas se quieren cerrar, entonces nosotros tenemos que proteger el empleo y la industria regional y cuanto más grande sea el mercado interno mejor será para todos”, señalaron desde Industria. En el Viejo Continente, la comisaria de Agricultura de la Unión Europea, Marian Fischer Boel, propuso reintroducir los aranceles a la importación de todos los cereales para proteger a los productores del bloque ante la caída de los precios. Estos aranceles se suspendieron en noviembre del año pasado y se preveía que se mantuvieran así hasta junio de 2009. La posible aplicación de esta medida potenciaría el impacto negativo de la merma en la demanda externa y la caída en el precio de los commodities que exportan Argentina y sus socios del Mercosur.

La intención de aumentar el AEC se conjuga con los anuncios realizados por el Gobierno para incrementar los controles a las importaciones. El jueves, la Aduana fijó 120 nuevos valores de referencia para combatir la subfacturación en la importación de productos textiles, electrodomésticos. “No colocamos medidas de protección contra ningún país en particular”, aseguró Fraguío buscando disipar la idea de que el objetivo es trabar a los productos de origen brasileño y chino. “Los valores criterio que fija la Aduana son los mínimos de referencia a los cuales hay que importar”, apuntó el titular de Industria.

Malos datos en EE.UU.

La crisis inmobiliaria en Estados Unidos, el origen de los problemas financieros del país y del mundo, está aún lejos de terminar, a la luz de los datos de la construcción de septiembre último divulgados ayer, que cayeron hasta su menor nivel desde la recesión de 1991, lo que aumentó los temores a que se desate una profunda retracción de la actividad económica.

A ese dato se sumó otro, aportado por una encuesta de Reuters y la Universidad de Michigan: la confianza del consumidor cayó en octubre de la manera más brusca desde que comenzó la medición, en 1952.

El sector de la vivienda, cuyos precios alcanzaron su tope en julio de 2006, sigue dañando los balances de los bancos, y la caída del ritmo de las obras el mes pasado apunta a una ralentización aún más profunda de la economía estadounidense. Los datos llegaron el mismo día en que el presidente George W. Bush pidió paciencia a los ciudadanos y a los mercados para dejar que entre en marcha su plan de rescate de 700.000 millones de dólares, que, dijo, es ?suficientemente grande y audaz? para funcionar y lo calificó como ?el último recurso?`para superar la crisis.

?Estas acciones tardarán un tiempo en tener su impacto completo. Los mercados de crédito tardaron en congelarse y va a pasar algún tiempo para que se descongelen?, dijo Bush, que habló en la Cámara de Comercio, la mayor asociación empresarial del país.

?Si el gobierno no hubiera actuado, el agujero en nuestro sistema financiero habría crecido aún más. Como gran creyente en el libre mercado, yo me opondría a estas medidas en circunstancias normales, pero estas no son circunstancias normales ?señaló Bush?. La intervención no es una toma de control. No pretende debilitar el libre mercado, sino fortalecerlo.?

A pesar del mensaje del mandatario, los mercados iniciaron la sesión de ayer en baja porque los inversores se fijaron más en el informe negativo sobre el sector de la vivienda. Tras fuertes oscilaciones, el Dow Jones finalizó la jornada con una moderada caída de un 1,41%, mientras que el Nasdaq retrocedió un 0,37%.

El Departamento de Comercio norteamericano reveló ayer que la construcción cayó un 6,3% en septiembre, hasta 817.000 unidades, y llegó a su piso en 17 años. La principal baja, de un 20,9%, se registró en los estados del noreste del país. Además, las solicitudes de permisos de obra, un indicador de la actividad futura en el sector, se derrumbaron un 8,3%, a un ritmo anual de 786.000 unidades, y alcanzó su nivel mínimo desde 1981. Anteayer, la Reserva Federal había anunciado que la producción industrial de Estados Unidos disminuyó en septiembre un 2,8% con respecto a agosto, la mayor caída mensual desde diciembre de 1974.

Para la economía estadounidense, los datos divulgados ayer apuntan a más anemia a corto plazo, aunque, eventualmente, el menor ritmo de construcción ayudará a reducir el gran inventario de casas a la venta. En la crisis de 1991, luego de que Estados Unidos comenzara la guerra en Kuwait contra Irak, la caída del PBI en los tres primeros meses fue del 2%.

Malos datos en EE.UU.

La crisis inmobiliaria en Estados Unidos, el origen de los problemas financieros del país y del mundo, está aún lejos de terminar, a la luz de los datos de la construcción de septiembre último divulgados ayer, que cayeron hasta su menor nivel desde la recesión de 1991, lo que aumentó los temores a que se desate una profunda retracción de la actividad económica.

A ese dato se sumó otro, aportado por una encuesta de Reuters y la Universidad de Michigan: la confianza del consumidor cayó en octubre de la manera más brusca desde que comenzó la medición, en 1952.

El sector de la vivienda, cuyos precios alcanzaron su tope en julio de 2006, sigue dañando los balances de los bancos, y la caída del ritmo de las obras el mes pasado apunta a una ralentización aún más profunda de la economía estadounidense. Los datos llegaron el mismo día en que el presidente George W. Bush pidió paciencia a los ciudadanos y a los mercados para dejar que entre en marcha su plan de rescate de 700.000 millones de dólares, que, dijo, es ?suficientemente grande y audaz? para funcionar y lo calificó como ?el último recurso?`para superar la crisis.

?Estas acciones tardarán un tiempo en tener su impacto completo. Los mercados de crédito tardaron en congelarse y va a pasar algún tiempo para que se descongelen?, dijo Bush, que habló en la Cámara de Comercio, la mayor asociación empresarial del país.

?Si el gobierno no hubiera actuado, el agujero en nuestro sistema financiero habría crecido aún más. Como gran creyente en el libre mercado, yo me opondría a estas medidas en circunstancias normales, pero estas no son circunstancias normales ?señaló Bush?. La intervención no es una toma de control. No pretende debilitar el libre mercado, sino fortalecerlo.?

A pesar del mensaje del mandatario, los mercados iniciaron la sesión de ayer en baja porque los inversores se fijaron más en el informe negativo sobre el sector de la vivienda. Tras fuertes oscilaciones, el Dow Jones finalizó la jornada con una moderada caída de un 1,41%, mientras que el Nasdaq retrocedió un 0,37%.

El Departamento de Comercio norteamericano reveló ayer que la construcción cayó un 6,3% en septiembre, hasta 817.000 unidades, y llegó a su piso en 17 años. La principal baja, de un 20,9%, se registró en los estados del noreste del país. Además, las solicitudes de permisos de obra, un indicador de la actividad futura en el sector, se derrumbaron un 8,3%, a un ritmo anual de 786.000 unidades, y alcanzó su nivel mínimo desde 1981. Anteayer, la Reserva Federal había anunciado que la producción industrial de Estados Unidos disminuyó en septiembre un 2,8% con respecto a agosto, la mayor caída mensual desde diciembre de 1974.

Para la economía estadounidense, los datos divulgados ayer apuntan a más anemia a corto plazo, aunque, eventualmente, el menor ritmo de construcción ayudará a reducir el gran inventario de casas a la venta. En la crisis de 1991, luego de que Estados Unidos comenzara la guerra en Kuwait contra Irak, la caída del PBI en los tres primeros meses fue del 2%.

Krugman invita a emitir

Por Paul Krugman

¡El Dow está subiendo! ¡No, está bajando! ¡No, está subiendo! No, está?

Como sea. Mientras el maníaco-depresivo mercado de valores ocupa los titulares, la historia más importante transcurre en las sombrías noticias sobre la economía real. Ahora resulta claro que el rescate de los bancos no es más que el comienzo: la economía no-financiera también necesita ayuda desesperadamente.

Y para proporcionar esa ayuda, vamos a tener que dejar de lado algunos prejuicios. En lo político, está de moda echar pestes contra el gasto del gobierno y exigir responsabilidad fiscal. Pero en este preciso momento, un incremento del gasto gubernamental es justo lo que ha prescripto el médico, y habría que reprimir la preocupación por el déficit presupuestario.

Pero antes de abordar ese punto, hablemos de la situación económica. Justo esta semana nos enteramos de que las ventas minoristas se han despeñado en el abismo y lo mismo ocurre con la producción industrial.

Se estima que el desempleo está en niveles dignos de una recesión profunda y el índice de manufacturas de la Reserva Federal de Filadelfia cae al ritmo más rápido en casi 20 años. Todos esos signos revelan la existencia de una crisis económica que será cruel, brutal? y larga.

¿Cruel hasta qué punto? El índice de desempleo ya está por encima del 6%. Ya es prácticamente seguro que superará el 7%, y posiblemente llegará por encima del 8%, convirtiendo esta recesión en la peor de los últimos 25 años.

¿Y larga hasta qué punto? Podría ser realmente muy larga. Pensemos en lo que ocurrió durante la última recesión, que sucedió al estallido de la burbuja tecnológica a fines de la década del 90. Superficialmente, la respuesta política a esa recesión parece exitosa. Pero la verdad es que a la Reserva Federal le resultó difícil ganar impulso.

A pesar de las reiteradas reducciones de la tasa de interés, el índice de desempleo siguió en ascenso; pasaron más de dos años antes de que el panorama laboral empezara a mejorar. Y cuando finalmente se produjo una recuperación convincente, se debió tan sólo al hecho de que Alan Greenspan había conseguido reemplazar la burbuja tecnológica por una burbuja inmobiliaria.

El temor a otra burbuja

Ahora le ha llegado el turno de estallar a la burbuja inmobiliaria, dejando el paisaje financiero sembrado de ruinas. Aun cuando los esfuerzos destinados a rescatar el sistema bancario y a descongelar los mercados crediticios funcionaran -aunque los resultados iniciales han sido desalentadores-, resulta difícil imaginar que la vivienda pueda volver a inflar una burbuja en el futuro próximo. Y si hay otra burbuja en espera, no es para nada obvia.

Entonces a la Reserva Federal le resultará aún más difícil ganar impulso esta vez. En otras palabras, Ben Bernanke no puede hacer gran cosa por la economía.

Por otra parte, el gobierno puede hacer mucho por la economía. Puede proporcionar mayores beneficios a los desempleados, algo que ayudará a muchas familias en mala situación y pondrá dinero en manos de personas que probablemente lo gastará.

Puede dar ayuda de emergencia a gobiernos estatales y locales para que no se vean obligados a realizar grandes recortes presupuestarios que degradan los servicios públicos y destruyen empleos. Puede comprar hipotecas y reestructurar los términos para ayudar a las familias a quedarse en sus casas.

Y también es un buen momento para realizar algunos serios gastos en infraestructura, que el país necesita con urgencia. El argumento habitual en contra de las obras públicas como estímulo económico es que toman demasiado tiempo: para el momento en que se acaba de reparar aquel puente y de mejorar esa línea de ferrocarril, la recesión ya pasó y no hacen falta estímulos. Bien, ese argumento carece de fuerza ahora, ya que las posibilidades de que esta crisis acabe en un futuro próximo son prácticamente nulas. De manera que será mejor que pongamos en marcha esos proyectos.

¿La próxima administración hará lo necesario para enfrentar la recesión? No si John McCain consigue una victoria sorpresiva.

Cuando en uno de los debates le preguntaron cómo enfrentaría la crisis, contestó: "Bueno, lo primero que debemos hacer es controlar los gastos".

Si Barack Obama es Presidente, no tendremos la misma oposición inquebrantable al gasto.

Pero él deberá enfrentarse a un coro de personajes que le dirán que debe ser responsable, que si no el enorme déficit que tendrá el gobierno el año próximo es inaceptable. Obama debería ignorar ese coro.

La actitud responsable, en este momento, es darle a la economía la ayuda que necesita. Este no es el momento de preocuparse por el déficit.

Krugman invita a emitir

Por Paul Krugman

¡El Dow está subiendo! ¡No, está bajando! ¡No, está subiendo! No, está?

Como sea. Mientras el maníaco-depresivo mercado de valores ocupa los titulares, la historia más importante transcurre en las sombrías noticias sobre la economía real. Ahora resulta claro que el rescate de los bancos no es más que el comienzo: la economía no-financiera también necesita ayuda desesperadamente.

Y para proporcionar esa ayuda, vamos a tener que dejar de lado algunos prejuicios. En lo político, está de moda echar pestes contra el gasto del gobierno y exigir responsabilidad fiscal. Pero en este preciso momento, un incremento del gasto gubernamental es justo lo que ha prescripto el médico, y habría que reprimir la preocupación por el déficit presupuestario.

Pero antes de abordar ese punto, hablemos de la situación económica. Justo esta semana nos enteramos de que las ventas minoristas se han despeñado en el abismo y lo mismo ocurre con la producción industrial.

Se estima que el desempleo está en niveles dignos de una recesión profunda y el índice de manufacturas de la Reserva Federal de Filadelfia cae al ritmo más rápido en casi 20 años. Todos esos signos revelan la existencia de una crisis económica que será cruel, brutal? y larga.

¿Cruel hasta qué punto? El índice de desempleo ya está por encima del 6%. Ya es prácticamente seguro que superará el 7%, y posiblemente llegará por encima del 8%, convirtiendo esta recesión en la peor de los últimos 25 años.

¿Y larga hasta qué punto? Podría ser realmente muy larga. Pensemos en lo que ocurrió durante la última recesión, que sucedió al estallido de la burbuja tecnológica a fines de la década del 90. Superficialmente, la respuesta política a esa recesión parece exitosa. Pero la verdad es que a la Reserva Federal le resultó difícil ganar impulso.

A pesar de las reiteradas reducciones de la tasa de interés, el índice de desempleo siguió en ascenso; pasaron más de dos años antes de que el panorama laboral empezara a mejorar. Y cuando finalmente se produjo una recuperación convincente, se debió tan sólo al hecho de que Alan Greenspan había conseguido reemplazar la burbuja tecnológica por una burbuja inmobiliaria.

El temor a otra burbuja

Ahora le ha llegado el turno de estallar a la burbuja inmobiliaria, dejando el paisaje financiero sembrado de ruinas. Aun cuando los esfuerzos destinados a rescatar el sistema bancario y a descongelar los mercados crediticios funcionaran -aunque los resultados iniciales han sido desalentadores-, resulta difícil imaginar que la vivienda pueda volver a inflar una burbuja en el futuro próximo. Y si hay otra burbuja en espera, no es para nada obvia.

Entonces a la Reserva Federal le resultará aún más difícil ganar impulso esta vez. En otras palabras, Ben Bernanke no puede hacer gran cosa por la economía.

Por otra parte, el gobierno puede hacer mucho por la economía. Puede proporcionar mayores beneficios a los desempleados, algo que ayudará a muchas familias en mala situación y pondrá dinero en manos de personas que probablemente lo gastará.

Puede dar ayuda de emergencia a gobiernos estatales y locales para que no se vean obligados a realizar grandes recortes presupuestarios que degradan los servicios públicos y destruyen empleos. Puede comprar hipotecas y reestructurar los términos para ayudar a las familias a quedarse en sus casas.

Y también es un buen momento para realizar algunos serios gastos en infraestructura, que el país necesita con urgencia. El argumento habitual en contra de las obras públicas como estímulo económico es que toman demasiado tiempo: para el momento en que se acaba de reparar aquel puente y de mejorar esa línea de ferrocarril, la recesión ya pasó y no hacen falta estímulos. Bien, ese argumento carece de fuerza ahora, ya que las posibilidades de que esta crisis acabe en un futuro próximo son prácticamente nulas. De manera que será mejor que pongamos en marcha esos proyectos.

¿La próxima administración hará lo necesario para enfrentar la recesión? No si John McCain consigue una victoria sorpresiva.

Cuando en uno de los debates le preguntaron cómo enfrentaría la crisis, contestó: "Bueno, lo primero que debemos hacer es controlar los gastos".

Si Barack Obama es Presidente, no tendremos la misma oposición inquebrantable al gasto.

Pero él deberá enfrentarse a un coro de personajes que le dirán que debe ser responsable, que si no el enorme déficit que tendrá el gobierno el año próximo es inaceptable. Obama debería ignorar ese coro.

La actitud responsable, en este momento, es darle a la economía la ayuda que necesita. Este no es el momento de preocuparse por el déficit.

viernes, octubre 17, 2008

Roman Abramovich


Abramovich es un exponente claro de los nuevos ricos de Rusia, los ex-funcionarios comunistas y simples profesionales que se quedaron con las grandes empresas tras la etapa de privatización con Boris Yeltsin. Abramovich, sacó hace poco de su bolsillo 77 millones de euros para comprar dos cuadros (de Bacon y Freud, respectivamente) para obsequiárselos a su nuevo amor.


Roman Abramovich

Abramovich, de 41 años de edad, que es dueño del equipo de fútbol británico Chelsea, poseedor de una fortuna superior a los 15.000 millones de euros, inició su carrera comprando y vendiendo perfumes y pasta de dientes para luego fundar un negocio de muñecas. A la sombra de Yeltsin y de Vladimir Putin, en asociación con Boris Berezovski, pudo quedarse con la compañía petrolera Sibneft, "rifada" por el Kremlin a precio vil. Después adquirió el control de Aeroflot (la compañía de aviación comercial) y del aluminio. Al igual que el resto de new rich en Rusiam compró todo y de todo. Es propietario de tres aviones de porte para trasladarse de un lado a otro del hemisferio norte, limusinas blindadas, yates, una estancia en los Estados Unidos (con pista de esquí propia) y reside en Londres con vida de príncipe. ¿Pero de dónde salió una fortuna tan rápida? Para algunos, este magnate es el ejemplo de aquellos que trabajaron a las órdenes o como testaferros de los que se quedaron con el poder político al derrumbarse la Unión Soviética.

Roman Abramovich


Abramovich es un exponente claro de los nuevos ricos de Rusia, los ex-funcionarios comunistas y simples profesionales que se quedaron con las grandes empresas tras la etapa de privatización con Boris Yeltsin. Abramovich, sacó hace poco de su bolsillo 77 millones de euros para comprar dos cuadros (de Bacon y Freud, respectivamente) para obsequiárselos a su nuevo amor.


Roman Abramovich

Abramovich, de 41 años de edad, que es dueño del equipo de fútbol británico Chelsea, poseedor de una fortuna superior a los 15.000 millones de euros, inició su carrera comprando y vendiendo perfumes y pasta de dientes para luego fundar un negocio de muñecas. A la sombra de Yeltsin y de Vladimir Putin, en asociación con Boris Berezovski, pudo quedarse con la compañía petrolera Sibneft, "rifada" por el Kremlin a precio vil. Después adquirió el control de Aeroflot (la compañía de aviación comercial) y del aluminio. Al igual que el resto de new rich en Rusiam compró todo y de todo. Es propietario de tres aviones de porte para trasladarse de un lado a otro del hemisferio norte, limusinas blindadas, yates, una estancia en los Estados Unidos (con pista de esquí propia) y reside en Londres con vida de príncipe. ¿Pero de dónde salió una fortuna tan rápida? Para algunos, este magnate es el ejemplo de aquellos que trabajaron a las órdenes o como testaferros de los que se quedaron con el poder político al derrumbarse la Unión Soviética.

miércoles, octubre 15, 2008

Mapa global de las redes sociales

Mapa global de las redes sociales

Gordon Brown nos mostró el camino

Por Paul Krugman


¿El primer ministro británico Gordon Brown ha salvado el sistema financiero mundial?

Es cierto que esa pregunta es prematura: aún no conocemos todos los detalles sobre los rescates financieros de Europa y Estados Unidos; mucho menos, si realmente funcionarán. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que Brown y Alistair Darling, su ministro de Finanzas, fueron los que definieron el carácter del plan de rescate global, mientras los otros países ricos apenas intentaban seguirles los pasos.

Este es un giro inesperado. Después de todo, el gobierno británico es prácticamente un socio menor en lo referido a los asuntos económicos mundiales. Es cierto que Londres es uno de los grandes centros financieros, pero la economía británica es mucho más pequeña que la norteamericana, y el Banco de Inglaterra no tiene una influencia que pueda compararse con la de la Reserva Federal o la del Banco Central Europeo. Por eso es que nadie esperaba que Gran Bretaña desempeñara el papel de líder.

Pero el gobierno de Brown se ha mostrado dispuesto a pensar con claridad en medio de la crisis financiera, y a actuar rápidamente a partir de sus conclusiones. Y esta combinación de claridad y capacidad de decisión no ha sido igualada por ningún otro gobierno occidental, mucho menos el de Estados Unidos.

¿Cuál es la naturaleza de la crisis? Los detalles pueden ser demencialmente complejos, pero los rasgos básicos son bastante sencillos. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha producido grandes pérdidas para todos los que compraron activos respaldados por hipotecas; estas pérdidas han dejado a muchas instituciones financieras con demasiada deuda y muy poco capital para proporcionar el crédito que necesita la economía. Las instituciones financieras en problemas han intentado saldar sus deudas e incrementar su capital por medio de la venta de activos, pero esto ha hecho bajar el precio de los activos, lo que redujo aún más su capital.

¿Qué se puede hacer para frenar la crisis? La ayuda a los propietarios, aunque es deseable, no puede impedir las grandes pérdidas ocasionadas por los préstamos fallidos, y en cualquier caso, sus efectos serán demasiado lentos para mitigar el pánico existente. Lo natural, sería, entonces, buscar la solución adoptada en muchas crisis anteriores, que es enfrentar el problema del inadecuado capital financiero haciendo que los gobiernos proporcionen a las instituciones financieros más capital a cambio de una parte de esas empresas.

Esta suerte de temporaria nacionalización parcial, a la que suele denominarse ?inyección de patrimonio?, es la solución que defienden muchos economistas? y algunas fuentes le revelaron a The New York Times que también es la solución que en privado impulsa Ben Bernanke, el director de la Reserva Federal. Pero cuando Henry Paulson, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, anunció su plan de rescate financiero de 700.000 millones, rechazó ese camino obvio y dijo: ?Eso es lo que se hace ante un fracaso?. En cambio, pidió que el gobierno comprara los securities respaldados por las hipotecas tóxicas, basándose en la teoría de que? Bueno, en realidad, nunca quedó en claro cuál era su teoría.

El núcleo del problema
Mientras tanto, el gobierno británico identificó directamente el núcleo del problema, y actuó para resolverlo con asombrosa velocidad. El miércoles pasado, los funcionarios de Brown anunciaron un plan de inyecciones de patrimonio de gran envergadura en los bancos británicos, respaldadas por garantías de las deudas bancarias, algo que debería lograr que los préstamos entre bancos, parte crucial del mecanismo financiero, empezaran a funcionar nuevamente.

En la cumbre europea del domingo, las principales economías de Europa continental se mostraron dispuestas a seguir los pasos de Gran Bretaña, inyectando cientos de miles de millones de dólares en los bancos y actuando como garantías de sus deudas. ¿Y qué me dicen? El propio Paulson, después de haber desperdiciado varias semanas, también ha dado marcha atrás y ahora planea comprar acciones, aunque todavía sigue actuando con penosa lentitud.

Como dije, aún no sabemos si estas medidas funcionarán. Pero, finalmente, hay una visión clara de lo que hay que hacer. Y eso plantea la pregunta: ¿por qué esa visión clara tuvo que venir de Londres y no de Washington?

Es difícil no pensar que la respuesta inicial de Paulson estuvo distorsionada por la ideología. Recordemos que trabaja para un gobierno cuya filosofía puede resumirse como ?bien privado, mal público?, algo que debe haber dificultado enfrentar la necesidad de que el gobierno se convirtiera en propietario parcial del sector financiero.

También me pregunto en qué medida la ?femaficación? [en referencia a la agencia federal de manejo de emergencias) del gobierno de Bush puede haber contribuido a las vacilaciones y errores de Paulson. Todos los buenos profesionales han sido desplazados de la rama ejecutiva del gobierno, y posiblemente no haya quedado ninguno en el Tesoro con la formación y la estatura necesarias para decirle a Paulson que sus actos no tenían sentido.

Sin embargo, por suerte para la economía mundial, Gordon Brown y sus funcionarios han tomado decisiones sensatas. Y tal vez nos hayan mostrado el camino para salir de esta crisis.

Gordon Brown nos mostró el camino

Por Paul Krugman


¿El primer ministro británico Gordon Brown ha salvado el sistema financiero mundial?

Es cierto que esa pregunta es prematura: aún no conocemos todos los detalles sobre los rescates financieros de Europa y Estados Unidos; mucho menos, si realmente funcionarán. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que Brown y Alistair Darling, su ministro de Finanzas, fueron los que definieron el carácter del plan de rescate global, mientras los otros países ricos apenas intentaban seguirles los pasos.

Este es un giro inesperado. Después de todo, el gobierno británico es prácticamente un socio menor en lo referido a los asuntos económicos mundiales. Es cierto que Londres es uno de los grandes centros financieros, pero la economía británica es mucho más pequeña que la norteamericana, y el Banco de Inglaterra no tiene una influencia que pueda compararse con la de la Reserva Federal o la del Banco Central Europeo. Por eso es que nadie esperaba que Gran Bretaña desempeñara el papel de líder.

Pero el gobierno de Brown se ha mostrado dispuesto a pensar con claridad en medio de la crisis financiera, y a actuar rápidamente a partir de sus conclusiones. Y esta combinación de claridad y capacidad de decisión no ha sido igualada por ningún otro gobierno occidental, mucho menos el de Estados Unidos.

¿Cuál es la naturaleza de la crisis? Los detalles pueden ser demencialmente complejos, pero los rasgos básicos son bastante sencillos. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha producido grandes pérdidas para todos los que compraron activos respaldados por hipotecas; estas pérdidas han dejado a muchas instituciones financieras con demasiada deuda y muy poco capital para proporcionar el crédito que necesita la economía. Las instituciones financieras en problemas han intentado saldar sus deudas e incrementar su capital por medio de la venta de activos, pero esto ha hecho bajar el precio de los activos, lo que redujo aún más su capital.

¿Qué se puede hacer para frenar la crisis? La ayuda a los propietarios, aunque es deseable, no puede impedir las grandes pérdidas ocasionadas por los préstamos fallidos, y en cualquier caso, sus efectos serán demasiado lentos para mitigar el pánico existente. Lo natural, sería, entonces, buscar la solución adoptada en muchas crisis anteriores, que es enfrentar el problema del inadecuado capital financiero haciendo que los gobiernos proporcionen a las instituciones financieros más capital a cambio de una parte de esas empresas.

Esta suerte de temporaria nacionalización parcial, a la que suele denominarse ?inyección de patrimonio?, es la solución que defienden muchos economistas? y algunas fuentes le revelaron a The New York Times que también es la solución que en privado impulsa Ben Bernanke, el director de la Reserva Federal. Pero cuando Henry Paulson, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, anunció su plan de rescate financiero de 700.000 millones, rechazó ese camino obvio y dijo: ?Eso es lo que se hace ante un fracaso?. En cambio, pidió que el gobierno comprara los securities respaldados por las hipotecas tóxicas, basándose en la teoría de que? Bueno, en realidad, nunca quedó en claro cuál era su teoría.

El núcleo del problema
Mientras tanto, el gobierno británico identificó directamente el núcleo del problema, y actuó para resolverlo con asombrosa velocidad. El miércoles pasado, los funcionarios de Brown anunciaron un plan de inyecciones de patrimonio de gran envergadura en los bancos británicos, respaldadas por garantías de las deudas bancarias, algo que debería lograr que los préstamos entre bancos, parte crucial del mecanismo financiero, empezaran a funcionar nuevamente.

En la cumbre europea del domingo, las principales economías de Europa continental se mostraron dispuestas a seguir los pasos de Gran Bretaña, inyectando cientos de miles de millones de dólares en los bancos y actuando como garantías de sus deudas. ¿Y qué me dicen? El propio Paulson, después de haber desperdiciado varias semanas, también ha dado marcha atrás y ahora planea comprar acciones, aunque todavía sigue actuando con penosa lentitud.

Como dije, aún no sabemos si estas medidas funcionarán. Pero, finalmente, hay una visión clara de lo que hay que hacer. Y eso plantea la pregunta: ¿por qué esa visión clara tuvo que venir de Londres y no de Washington?

Es difícil no pensar que la respuesta inicial de Paulson estuvo distorsionada por la ideología. Recordemos que trabaja para un gobierno cuya filosofía puede resumirse como ?bien privado, mal público?, algo que debe haber dificultado enfrentar la necesidad de que el gobierno se convirtiera en propietario parcial del sector financiero.

También me pregunto en qué medida la ?femaficación? [en referencia a la agencia federal de manejo de emergencias) del gobierno de Bush puede haber contribuido a las vacilaciones y errores de Paulson. Todos los buenos profesionales han sido desplazados de la rama ejecutiva del gobierno, y posiblemente no haya quedado ninguno en el Tesoro con la formación y la estatura necesarias para decirle a Paulson que sus actos no tenían sentido.

Sin embargo, por suerte para la economía mundial, Gordon Brown y sus funcionarios han tomado decisiones sensatas. Y tal vez nos hayan mostrado el camino para salir de esta crisis.

Contenido valioso en Internet

Que la calidad y valor intrínseco de la información ofrecida en un site es su máximo activo, por encima de la usabilidad y de cualquier otra consideración, es algo que no admite discusión.

Sitios con un diseño precario como Amazon son visitados masivamente por el alto interés de lo que ofrecen, de la misma manera que nadie se preocupa de la usabilidad de Softonic habida cuenta de la ingente cantidad de software gratis que proporcionan, lo que es un incentivo para solventar las posibles dificultades operativas que pudiera implicar.

Y esta relevancia de los contenidos la refuerza el hecho de que, para un usuario concreto, la usabilidad es un déficit transitorio, habida cuenta que, si un sitio le interesa, termina pronto por aprender lo que debiera ser evidente: la forma correcta y más cómoda de moverse en él.

Pero, ¿qué tiene que ver la calidad del contenido con la valoración que de un sitio o una página haga un buscador?

Pues aunque pudiera parecer que nada, el hecho es que tiene mucha importancia, desde luego con Google, el motor de búsqueda estrella de la Web desde hace tiempo.

Porque el "core" de Google realiza un contínuo análisis entre los millones de páginas que tiene indizadas, asignando dinámicamente mayor valoración a los sites "linkados" por más sites. Y si los sites que enlazan a una página tienen alta valoración en Google, mayor valoración tendrá la página enlazada.

Y de esta forma se trata de primar la supuesta "calidad" de un site, suponiendo que no se establecen "links" a sitios intrascendentes.

Contenido valioso en Internet

Que la calidad y valor intrínseco de la información ofrecida en un site es su máximo activo, por encima de la usabilidad y de cualquier otra consideración, es algo que no admite discusión.

Sitios con un diseño precario como Amazon son visitados masivamente por el alto interés de lo que ofrecen, de la misma manera que nadie se preocupa de la usabilidad de Softonic habida cuenta de la ingente cantidad de software gratis que proporcionan, lo que es un incentivo para solventar las posibles dificultades operativas que pudiera implicar.

Y esta relevancia de los contenidos la refuerza el hecho de que, para un usuario concreto, la usabilidad es un déficit transitorio, habida cuenta que, si un sitio le interesa, termina pronto por aprender lo que debiera ser evidente: la forma correcta y más cómoda de moverse en él.

Pero, ¿qué tiene que ver la calidad del contenido con la valoración que de un sitio o una página haga un buscador?

Pues aunque pudiera parecer que nada, el hecho es que tiene mucha importancia, desde luego con Google, el motor de búsqueda estrella de la Web desde hace tiempo.

Porque el "core" de Google realiza un contínuo análisis entre los millones de páginas que tiene indizadas, asignando dinámicamente mayor valoración a los sites "linkados" por más sites. Y si los sites que enlazan a una página tienen alta valoración en Google, mayor valoración tendrá la página enlazada.

Y de esta forma se trata de primar la supuesta "calidad" de un site, suponiendo que no se establecen "links" a sitios intrascendentes.

martes, octubre 14, 2008

Obama presentó su plan económico


El candidato presidencial Barack Obama exhortó hoy a adoptar nuevas medidas para impulsar la creación de nuevos puestos de trabajo y ayudar a los propietarios que están en riesgo de perder sus casas para que puedan permanecer en sus hogares.
"Actualmente, enfrentamos una emergencia económica inmediata que requiere de acciones urgentes. No podemos esperar para ayudar a trabajadores, sus familias y las comunidades que están batallando", dijo Obama durante un mitín electoral en el estado de Ohio.
"Necesitamos aprobar un plan de rescate económico para la clase media, y necesitamos hacerlo ahora", expresó el candidato demócrata. El senador por Illinois se pronunció en favor de un crÙdito impositivo para empresas que creen nuevos puestos de trabajo y otras medidas impositivas para pequeñas empresas y la clase media. Añadió que pediría una moratoria de 90 días para las hipotecas amenazadas de ejecución, que han aumentado dramáticamente el último año, creando serias dificultades financieras a los bancos.
Su plan autorizaría a los posibles inversores a retirar dinero de sus cuentas para jubilación sin penalidades, y a que los gobiernos estatales y locales necesitados reciban inyecciones de dineros federales para superar la crisis crediticia.
Entretanto, su rival John McCain cuestionó cómo hará Obama para pagar sus propuestas. "No puede gastar tanto dinero sin aumentar sus impuestos o endeudarnos aún más". Yo gobernarÙ sobre la base de un presupuesto, como lo hacen también ustedes", dijo el senador por Arizona

Obama presentó su plan económico


El candidato presidencial Barack Obama exhortó hoy a adoptar nuevas medidas para impulsar la creación de nuevos puestos de trabajo y ayudar a los propietarios que están en riesgo de perder sus casas para que puedan permanecer en sus hogares.
"Actualmente, enfrentamos una emergencia económica inmediata que requiere de acciones urgentes. No podemos esperar para ayudar a trabajadores, sus familias y las comunidades que están batallando", dijo Obama durante un mitín electoral en el estado de Ohio.
"Necesitamos aprobar un plan de rescate económico para la clase media, y necesitamos hacerlo ahora", expresó el candidato demócrata. El senador por Illinois se pronunció en favor de un crÙdito impositivo para empresas que creen nuevos puestos de trabajo y otras medidas impositivas para pequeñas empresas y la clase media. Añadió que pediría una moratoria de 90 días para las hipotecas amenazadas de ejecución, que han aumentado dramáticamente el último año, creando serias dificultades financieras a los bancos.
Su plan autorizaría a los posibles inversores a retirar dinero de sus cuentas para jubilación sin penalidades, y a que los gobiernos estatales y locales necesitados reciban inyecciones de dineros federales para superar la crisis crediticia.
Entretanto, su rival John McCain cuestionó cómo hará Obama para pagar sus propuestas. "No puede gastar tanto dinero sin aumentar sus impuestos o endeudarnos aún más". Yo gobernarÙ sobre la base de un presupuesto, como lo hacen también ustedes", dijo el senador por Arizona