jueves, julio 26, 2007

Cecilia Sarkozy y la diplomacia 'free lance'


La actuación de la primera dama gala cosecha elogios y críticas. algunas voces hablan del éxito de 'la diplomacia familiar' otros como Daniel Cohn Bendit les recomienda, a los Sarkozy, hacer terapia de pareja.


Con expresiones como 'diplomacia familiar' o 'diplomacia en pareja', la prensa francesa destaca hoy el surgimiento de una nueva forma de hacer diplomacia, personificada en Cecilia Sarkozy, esposa del presidente Nicolas Sarkozy, por su importante papel en liberación de las cinco enfermeras búlgaras y un médico de origen palestino condenados en Libia.

En Francia, 'ya se conocía la diplomacia oficiosa, a menudo más eficaz que los canales oficiales', pero tras la implicación de la primera dama en la crisis de los profesionales de la salud búlgaros --que permanecieron hasta ayer encarcelados en Libia ocho años y medio bajo la acusación de haber infectado con el virus del sida a más de 400 niños libios-- 'se revela una diplomacia familiar inédita', se lee en el diario 'Liberation', en la vereda de enfrente del gobierno.


La UE irritada

Estas iniciativas también han comenzado a crear irritación en Francia y en esferas diplomáticas europeas.
"Sarkozy adopta la estrategia del cucú, ese pájaro que pone sus huevos en el nido de otros", ironizó el ex ministro socialista Pierre Moscovici. "Es política-espectáculo, show. Se trata de recuperar lo que ya hicieron los demás", agregó.
Es que ahora la oposición socialista, los dirigentes europeos y hasta su propio cuerpo diplomático le reprochan a Sarkozy haber enviado a Libia a su esposa, Cecilia, en calidad de emisaria personal cuando, en realidad, todo estaba listo para el intercambio gracias a las arduas negociaciones pacientemente coordinadas por la UE desde 2004.
Esa iniciativa diplomática, que comenzó en secreto, provocó una ola de sorda indignación.

La UE se enteró del primer viaje de Cecilia el 12 de julio, cuando la esposa del mandatario francés ya había aterrizado en Libia. El malestar fue tan grande que, la semana pasada, la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, visitó a Sarkozy en París para advertirle, en términos bastante enérgicos, sobre los peligros de una diplomacia "free-lance" y de una negociación extraoficial con el coronel libio Muammar Khadafy. La advertencia dio sus frutos y, cuando Cecilia llegó por segunda vez a Trípoli, el domingo pasado, lo hizo acompañada por Ferrero-Waldner.

La intervención de Cecilia, organizada exclusivamente desde el Palacio del Elíseo, también puso en una delicada situación al canciller francés Bernard Kouchner y a sus diplomáticos. El ministro, marginado de las conversaciones, preguntó varias veces a la comisaria europea sobre el tenor de su conversación con Sarkozy en París.

En todo caso, los funcionarios europeos y franceses, como la prensa, coinciden en calificar de "peligroso" este nuevo estilo diplomático de Sarkozy. "¿Para qué sirven el ministro de Relaciones Exteriores y la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, si fueron despojados de sus competencias constitucionales en beneficio de la mujer del presidente?", señaló el diputado socialista Arnaud de Montebourg.

"¿Por qué la señora Sarkozy está en este momento en Libia?", cuestionó la vocera de la presidencia de Portugal, país que ejerce este semestre la presidencia rotativa de la UE. "El gobierno portugués ha actuado con Libia por canales institucionales. La mujer del presidente francés no es exactamente una institución", subrayó.

Ex modelo, de 49 años, madre de tres hijos, Cecilia Sarkozy aseguró antes de la elección presidencial en Francia que no se veía para nada como primera dama: "Me aburre", precisó.


Le Monde y La Tribune critican




Menos aprobatorias son las reflexiones del diario económico galo 'La Tribune', al que preocupa el 'precio' de la liberación en sus páginas de opinión. 'La concomitancia entre el feliz desenlace y el anuncio de un acuerdo de cooperación económica entre Libia y la Unión Europea roza la indecencia y el cinismo', además de dar lugar a las 'sospechas', se lee en el editorial del rotativo.

'Sería anormal y amoral que alguien sacara provecho económico de este desafortunado caso', añade 'La Tribune', que no duda en poner en entredicho 'el pragmatismo' del jefe de Estado galo al que opone un periodo de 'latencia' en las relaciones con Libia.

En su edición de ayer, con fecha de hoy, el diario vespertino 'Le Monde' orientaba las críticas de su editorial --titulado 'Final feliz en Libia'--, en 'las dudas semánticas de las autoridades francesas para calificar la intervención de Cecilia Sarkozy'. Según este diario, estas dudas, 'dan una idea de la dificultad de la iniciativa del jefe de Estado galo.

Como constata 'Le Monde', las autoridades galas, dijeron que la primera dama intervino 'como madre y mujer', como 'emisaria' o 'símbolo de la inquietud humanitaria europea' e, incluso, de 'intermediaria' de su marido. El editorial del periódico vespertino señala que el presidente 'Sarkozy ha animado a su esposa a inventarse un papel' en la Presidencia; un papel 'que será útil clarificar'.


Sarko se defiende

Para el Elíseo, la críticas son injustas y demuestran un real desconocimiento de la complicación del caso. Fuentes allegadas a la pareja Sarkozy señalan que la atractiva Cecilia fue un elemento fundamental en la estrategia de acercamiento con el coronel Khadafy, extremadamente sensible a la belleza femenina.

"El presidente libio no recibía a los ministros, no recibía a los comisarios europeos Era imprescindible una relación directa entre el presidente francés y Khadafy, y esa relación se estableció a través de la presencia de la esposa del jefe del Estado", reconoció el primer ministro francés, François Fillon, que también permaneció al margen de toda la operación.

Durante y después de su aventura en Libia, Cecilia ha mantenido un estricto silencio, dando lugar a las más insólitas especulaciones.

"Sarkozy quiso sólo encontrarle a Cecilia una razón para existir. Lo que estamos viendo es una terapia de pareja", ironizó el diputado verde europeo Daniel Cohn-Bendit.

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