lunes, julio 23, 2007

El Hamás, el Che, los buenos y los malos

Un árabe crítico con los àrabes, es un "traidor". Un judío crítico con Israel, es un tipo "brillante, inteligente, comprometido".
Los israelíes que hablan bien de Israel los paga el Mossad.

Nonnie Darwish, es una mujer árabe, de origen egipcio, que creó la organización "Arabs for Israel". Vive en Estados Unidos. Imagínense todo lo que han escrito de ella otros árabes, que es pagada por los sionistas y cosas de este tipo, por ser lo que llamaríamos disidente de la corriente central. Pero cuando habla un disidente israelí, todo el mundo lo elogia, esto, aunque un disidente israelí no se juega la vida mientras que un disidente árabe se la juega por completo.


La crítica es un ejercicio dialéctico, es poner sobre la mesa argumentos que no sólo te ayudan a esclarecer un conflicto complejo como éste sino también a abrir el debate. Lo otro es pura propaganda y la diferencia entre ambas cosas es un abismo. La propaganda es dogmática, casi una religión, mientras que la crítica es un ejercicio de inteligencia.
¿Cómo se detecta eso? Yo creo que con algo muy simple. Un crítico es alguien capaz de decir, por ejemplo, que está a favor de una retirada israelí de Cisjordania, pero que ve lo que pasa con Hamas, o sea que es capaz de hacer un balance en el análisis, en el panorama general, tiene la capacidad de poner sobre la mesa las partes de responsabilidad que cada uno tiene. Un propagandista es maniqueo, hay buenos y malos, hay víctimas y verdugos. Y éste es el punto donde ya no hay análisis.


Así como el pueblo judío fue durante siglos el paria entre los pueblos, Israel desde su existencia es la paria entre las naciones. Es esa nación incómoda que ahí está en la ONU. Está en el ostracismo porque es incómoda, complicada, porque surgió al fin y al cabo de muchísimas culpas.

Es inconcebible pensar que un país miembro de la ONU diga que quiere destruir a otro, y no pase nada. Eso sólo puede pasar si el objetivo es Israel. Si el Sr.Ahmadinejad hubiera dicho "me estoy armando y llegan los días en que veremos el fin de Francia", el lío político, diplomático y a todos los niveles que se vería en el mundo, sería espectacular. Pero es contra Israel y no ha habido casi ni quejas diplomáticas.

En 50 años de petróleo, de potencial económico ilimitado, el mundo árabe ha dado solo un Premio Nóbel, Nagib Mahfuz, el escritor egipcio disidente. En cambio, algo más de 50 años de Israel, con una presión bélica terrible que le obliga a que su capital económico se dedique fundamentalmente a defensa pero también a la medicina, artes , química y economía, y por lo tanto dar muchos Premios Nóbel al mundo. Cuando uno invierte en vida, en cultura, aunque tenga que defenderse, aunque tenga que luchar con uñas y dientes para sobrevivir, si hay una inversión en vida, modernidad, libertad, uno da algo al mundo. Cuando la inversión es en el fanatismo, el resultado es cero, dictaduras con tipos enormemente ricos, profusamente fanáticos y por otro lado absolutamente inservibles para la humanidad.

En el fondo creo que los que tenemos una mirada distinta del problema de Israel y Palestina, lo que tenemos que hacer es hablar del Islam. El problema no es Israel. Israel forma parte de la solución.

La Dra. Wafa Sultan, psicóloga de origen sirio, residente desde hace años en Estados Unidos, debatió fuertemente en Al-Jazeera con un Imán precisamente por estos temas, diciendo que ella no conoce a ningún judío que por lo que sufrieron sus padres en Alemania, haya salido a cometer atentados suicidas contra alemanes o a matar por allí.

Hay algunos tópicos, vinculados al póster del Che Guevara que muchos tienen colgado en la pared a pesar de que ya está amarillo, que confunden el conflicto actual con la típica guerra por la liberación de los pueblos. Entonces dicen, primer elemento, que es una guerra contra el imperialismo. Pero no, no, no. El fundamentalismo islámico es imperialista de base. Su objetivo es el planeta y su voluntad es el dominio de los pueblos. El segundo tópico es que hablan de liberación. No, al contrario, es un proceso totalitario. El Hamas, o las milicias chechenias, o las de Cachemira o las islámicas de Filipinas o las que matan en Indonesia o mataron en Bali, no tienen como objetivo la libertad sino un régimen teocrático que anulan todas las libertades que el ser humano ha creado con el correr de los siglos.

Estamos ante una rebelión de ricos. El fenómeno islámico totalitario, tiene hoy por hoy la capacidad económica más importante que haya tenido un proceso totalitario en el mundo.El terrorismo islámico mueve mucho dinero. De manera que no estamos ante una rebelión de pobres .Pueden utilizar marginales y pobres en su proceso, pero estamos ante gente que usa teléfonos móviles vía satélite y que viaja en primera. Mata con peones de segunda, pero viaja en primera. En ese proceso, la muerte no es una desesperación, sino una aspiración, porque en el proceso de destrucción del individuo, de anulación del concepto de la vida, la muerte se convierte en un deseo.

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