¿Quién no quiere buenos servicios públicos? Y, si no los hay, debe averiguarse por qué y resolverse en consecuencia.
¿Alguien duda, en efecto, de que en nombre de banderas de la izquierda se dificulta la excelencia de los servicios públicos, como cuando las tarifas son absurdas?
¿O que también desde la llamada derecha se entorpece esa excelencia y hasta se la hace imposible, como cuando se aprovecha de la amistad con los gobernantes, y muchas veces por vías de corrupción, para imponer condiciones de monopolio o de ausencia inadmisible del papel arbitral del Estado entre usuarios y prestatarios de servicios públicos?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario