La comunicación vertical es inmanejable desde abajo, solo puede manejarse desde la cúpula, allí donde se estrangula en el vértice que determina como en física, el momento de la fuerza. Siguiendo con las leyes de la estática, si pudiéramos determinar el centro de la base con un dedo, podríamos manejar también la verticalidad, traducido al mundo de la comunicación, en algunos casos una persona pudo quebrar la hegemonía de la verticalidad de los grandes medios entrándole justo allí donde reside el apoyo de su poder. Pero esto es raro, la verticalidad, los grandes medios deciden arriba y desde allí bajan la línea estratégica, te pegan desde el diario, luego en la radio, en la web luego en la otra radio, en la TV y así.
El viernes tuvo lugar una marcha en Plaza de Mayo, de apoyo al gobierno, convocada desde Facebook por los televidentes del programa 6,7,8 un programa oficialista sin complejos, que se siente en la obligación día a día de defender todo lo que hace el gobierno y de repetir hasta el cansancio cada error de la oposición, escondiendo los errores del espacio K, por ejemplo el viaje de D’elía a Irán.
La marcha fue un éxito desde el punto de vista de la concurrencia en términos de números, para los organizadores llegaron a los 15.000 concurrentes, para el único medio no pro gobierno que levanto la crónica, asistieron 8.000 en cualquier caso, el número resulta importante en épocas donde es difícil juntar 3.000 personas en el espacio público.
Este tipo de recortes tan radicalmente oficialistas, no tienen espacio, salvo para la caricatura, en la agenda mediática instalada por los grupos: Clarín, La Nación, Prisa, América etc, que pasaron de la oposición al enojo y del enojo a la furia.
Desde el Facebook de 6 7 8 se convocó a una marcha y ningún medio lo levantó, fue como si no pasara, y sin embargo juntaron, digamos 10.000 personas.
Es un ejemplo claro de cómo la comunicación horizontal atraviesa a la comunicación vertical, la perfora y prescinde de ella.
La horizontalidad no garantiza calidad, la horizontalidad es solo un metamodelo de comunicación, a través del cual puede pasar cualquier mensaje, pero resulta interesante pensar en este debilitamiento de la verticalidad, esta pérdida del monopolio de la fuerza, que tanto intranquiliza a aquellos acostumbrados a hablarles a un público invisible y mudo.
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