Sartre planteaba que el intelectual no tiene poder alguno, esta falta de poder se origina a partir del ejercicio de la contradicción que lo convierte en intelectual.
El político, según Sartre, no tiene, ni puede vivir esa contradicción, sino no hace nada, no construye poder, no llega y no administra los negocios de la corona.
El intelectual gestiona la contradicción, pero desde Sartre a esta parte, algunas cosas cambiaron, el poder intelectual se ha convertido en el quinto poder luego de los tres tradicionales y la prensa como cuarto.
El poder intelectual hoy, ha ganado espacio y ha perdido independencia. se vende muchas veces utilizando su capital de contradicciones pasadas.
Pero lo que vemos claramente es que aún hoy las corrientes intelectuales, los tabúes, las no fly zones, por más carga que les impongan los medios instaladores de agenda y del main stream, no pueden imponerse sin el si de los intelectuales.
El político, según Sartre, no tiene, ni puede vivir esa contradicción, sino no hace nada, no construye poder, no llega y no administra los negocios de la corona.
El intelectual gestiona la contradicción, pero desde Sartre a esta parte, algunas cosas cambiaron, el poder intelectual se ha convertido en el quinto poder luego de los tres tradicionales y la prensa como cuarto.
El poder intelectual hoy, ha ganado espacio y ha perdido independencia. se vende muchas veces utilizando su capital de contradicciones pasadas.
Pero lo que vemos claramente es que aún hoy las corrientes intelectuales, los tabúes, las no fly zones, por más carga que les impongan los medios instaladores de agenda y del main stream, no pueden imponerse sin el si de los intelectuales.
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