domingo, junio 10, 2007

Diálogo imaginario con un lector de hoy

Exige más precisión, que expliquemos mejor la noticia; es menos tolerante cuando cometemos errores, y pierde fácilmente la paciencia: si un texto no lo cautiva en sus primeros párrafos, simplemente nos abandona. Sin remordimiento alguno.

El lector de hoy sumó la TV a la radio matutina, chequea sus mails antes de salir de casa, se entera de lo nuevo por alertas en su celular y se actualiza permanentemente por Internet a lo largo del día, esté donde esté.

Los editores de diarios, que por años nos sentimos receptores exclusivos de todas las preguntas y dueños de gran parte de las respuestas, la especie dominante de la selva informativa, nos vemos rodeados por un creciente ejército de “alimañas” que acechan las mismas presas. Demasiadas dentaduras famélicas para las yugulares de siempre.

Ensayemos, entonces, de la mano de lo sustancial de esta reunión de 1600 editores de 109 países, un diálogo imaginario con ese lector que nos plantea nuevas y viejas demandas ante los usos y costumbres que impuso la tecnología en su vida, no sin antes aclarar que las respuestas no nos pertenecen, sino que representan a la industria periodística gráfica. Ahí vamos:

Lector: -Dejé de leer el diario porque no tengo suficiente tiempo y lo leo en la oficina por Internet.

Editor : -Se intenta cubrir esa necesidad invirtiendo fuertemente en nuestros sitios de Internet. La idea ya no consiste en informar únicamente a través del diario en papel, sino en satisfacer las nuevas necesidades de los lectores mediante diferentes plataformas: papel, la Web, TV, radio, celulares, i-Pod. Los diarios ya no somos un medio de comunicación, sino que nos convertimos en una usina generadora de contenidos para ser difundidos por numerosos canales.

Las ediciones en papel de lunes a viernes, por lo general, procuran condensar al máximo posible el caudal de información, con la menor cantidad posible de páginas, dejándoles a los diarios del fin de semana -cuando hay más tiempo para la lectura- el mayor cúmulo de suplementos y los espacios para sintetizar y profundizar lo ocurrido en la semana.

L: -Los artículos son demasiado largos.

E: -En la mayoría de los diarios se está escribiendo más brevemente, conscientes de esta demanda. Y esto se da de la mano de otro fenómeno: siguen apareciendo más diarios gratuitos -son el 8% del total mundial y el 32% de Europa- en los que ninguna noticia supera una limitada cantidad de líneas. Los artículos largos son vistos también como un valor por destacar. Por lo general, los reproducen los diarios llamados de referencia, es decir, los grandes diarios del mundo como The New York Times o The Wall Street Journal -LA NACION procura ser un espejo de ellos-, donde existe una vocación por textos de calidad, por el gran relato que no ahorra en extensión y cuya lectura engalana la edición.

L: -En Internet puedo hacer un zapping gratuito por casi todos los diarios -y otros sitios también- sin moverme del asiento.

E: -Esa ventaja de la Web es incontestable. Lo importante es estar presentes con un sitio que sea considerado una visita obligada. Ahí radica la explicacion de ofrecer, por ejemplo, videos, muchos más servicios y opiniones de los lectores, pero hay que decir que para muchas generaciones de lectores todavía el diario en papel es más accesible, manuable y fácil para encontrar la información.

L: -En general, en los diarios salen cosas que les pasan a otros y que no tienen que ver con mi vida.

E: -Es un viejo desafío a la prensa en papel: saber hacer un diario "relevante", esto es, con lo importante y lo interesante al mismo tiempo; que explique con claridad la información, que le indique cómo afecta al lector y qué consecuencias tendrá sobre su vida cotidiana; que haga fácil lo difícil y, al mismo tiempo, que hable sobre su vida, sus preocupaciones y sus logros; que sepa defenderlos y enseñarles; que contenga historias humanas, pero no sólo escalofriantes o dramáticas, sino historias comunes, sencillas, dignas de ser reflejadas.

L: -El diario suele traer malas noticias y es fuente de pesimismo.

E: -Uno de los puntos sobre los que existe consenso: los diarios deben hacer un mayor esfuerzo por rescatar los valores de nuestras sociedades, ser vehículo de esperanza, transmisores de ejemplos aleccionadores y de historias estimulantes.

L: -Leo los títulos, miro las fotos y los recuadros y, por lo general, me detengo sólo si encuentro algo de interés.

E: -Para eso están los "anzuelos" gráficos. Tenemos que mostrar más la información mediante gráficos, recuadros, síntesis, ofrecerle al lector un atajo y contar las historias de manera diferente de la tradicional. Los lectores metódicos no son el problema, si los crecientes scanners -ansiosos, impacientes, hiperocupados-, que sólo se detienen si la "carnada" los atrae.

L: -Los diarios tienen noticias del día anterior que ya conozco.

E: -El 60% de los lectores ya está enterado de lo que damos cuenta en el papel. Sólo nos queda ir más allá, entonces, con los abordajes: una vez más, las consecuencias, los antecedentes, el análisis, la opinión, las causas, que sigue, en fin, hacer sentir a nuestros lectores que la vida desordenada, muchas veces caótica, de hoy encuentra en los diarios un remanso esclarecedor y fascinante a la vez.

Tomamos nota, y a hacer los deberes..

Por Fernán Saguier

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