martes, junio 26, 2007

OMC: reunión de emergencia en Ginebra para salvar la Ronda de Doha

Tras el portazo de Brasil e India, y el dedo acusador de los Estados Unidos, que responsabilizó a esos países por el fracaso de la tentativa del G-4, el organismo se reúne para rearmar el consenso de cara a las reuniones de la semana que viene.


Portazo, críticas, acusaciones cruzadas… las horas posteriores al fracaso de la Cumbre del G-4 en Potsdam, Alemania, para intentar lograr un acuerdo multilateral en el marco de la Ronda de Doha se convirtió en un culebrón, con divisiones entre el norte y el sur. Esta vez, a diferencia de otras cuando la escisión se dio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el enfrentamiento fue entre países industrializados y el par de naciones en desarrollo; eso sí, todos ellos potencias comerciales.

Y como en todo culebrón, también hay palabras de acercamiento después del temblor. “Este no es el final de la historia (…) no creo que la Ronda de Doha esté muerta”, dijo el Canciller brasileño, Celso Amorim. Eso sí, el funcionario dio por certificada la defunción del grupo de potencias comerciales: “Ahora, creo que el G-4 como tal está muerto y veremos qué podemos hacer a nivel multilateral”, agregó.

La Representante de Comercio de los Estados Unidos, Susan Schwab, repitió que Washington "no está preparada para abandonar" un acuerdo en Doha. "Estados Unidos trabajará con cualquier país o cualquier grupo dispuesto a tratar de construir esto," dijo.

Pero horas antes, tanto la funcionaria como el Secretario de Agricultura, Mike Johanns, criticaron duramente a India y a Brasil, y señalaron que la Cumbre cayó por la falta de voluntad negociadora de sus autoridades.

Palo y responsabilización primero, apertura para seguir negociando después, esa parece ser la estrategia.

Como nunca antes en seis años de negociación- la Ronda de Doha comenzó en 2001 en la capital de Qatar- las reacciones fueron tan enérgicas y teatrales.

Sea como fuere, el Director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, reaccionó rápido, minimizó el fracaso, y anticipó que la verdad se pondrá sobre la mesa la semana que viene.

Esto le da al titular de la OMC la posibilidad de salvar los muebles y, para los más optimistas, aún luchar por conseguir un acuerdo en la Ronda.

En conversación con ADNMundo.com, Félix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Bank Boston, opinó que no hay que dar por muerta la Ronda, y destacó la velocidad con la que Lamy salió “a salvar” el sistema multilateral de comercio. Según Peña, hay que esperar a la semana que viene para saber dónde están paradas las grandes potencias comerciales.

El riesgo del fracaso, de producirse, es que las naciones que integran el organismo pierdan de foco la utilidad del sistema multilateral por la proliferación del bilateralismo y el regionalismo, y un consecuente aumento de las disputas comerciales y del proteccionismo.

Reunión urgente

Por estas horas, la reunión en la OMC fue catalogada de urgente, al igual que todo lo que sucede en torno a la Ronda de Doha, cuya vida corre contra el reloj. Para diferentes analistas internacionales, y los actores mismos, es necesario un acuerdo antes de agosto, o la Ronda podría fracasar o ser postergada durante años.

Es que después del fracaso del jueves, el titular de la OMC convocó al Comité de Negociación Comercial de la organización a una reunión en Ginebra para subrayar que continuará la búsqueda de un acuerdo. Si bien un entendimiento entre el G-4 podría haber sido de ayuda, las negociaciones continuarán entre todos los miembros de la OMC para tratar de concluir el borrador de un acuerdo hacia agosto, dijo Lamy.

Por su parte, el Ministro de Comercio e Industria de India, Kamal Nath, dijo a los reporteros en Potsdam que Estados Unidos había dicho en el encuentro a puertas cerradas que estaba listo para bajar su techo para los subsidios agrícolas a una suma anual de 17.000 millones de dólares desde alrededor de 22.500 millones de dólares que había estado ofreciendo antes.

Desde Estados Unidos dijeron que India y Brasil exigieron una concesión imposible, esto es, un nivel de subsidios de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares.

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