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martes, junio 10, 2008

Alinear el objetivo polìtico con el objetivo económico

La contienda con el campo no es la principal causa de la exacerbación de la inflación y el debilitamiento de la actividad económica. Por eso, aunque se encuentre una salida rápida al tema de las retenciones, subsistirá el desafío de controlar la inflación y sostener el crecimiento. La cuestión de fondo es resolver la inconsistencia entre el objetivo económico de promover la producción nacional a través de un tipo de cambio real alto y el objetivo político de incrementar el consumo público y privado. Para compatibilizar competitividad con incrementos de consumo se requieren reformas estructurales que eleven la productividad.

La demanda agregada se compone por el consumo privado y público, las inversiones y las exportaciones. La oferta agregada, por su parte, es la suma de la producción interna (el PBI) y las importaciones. Un factor clave para crecer con estabilidad es mantener la equivalencia entre demanda y oferta agregada. Si se promueven aumentos de demanda –ya sea dinamizando el consumo privado con incrementos de salarios nominales y/o con políticas fiscales expansivas y/o aumentos en las exportaciones por estímulos a través de devaluar la moneda– es necesario compensarlos con aumentos en la oferta –ya sea aumentos del PBI y/o de las importaciones–. Si la oferta agregada no llega a incrementarse en la magnitud que lo hizo la demanda, los precios aumentarán hasta restablecer la igualdad.

¿Cómo se han movido las variables macroeconómicas a partir de la devaluación? Con datos del Ministerio de Economía para al periodo 2001 – 2007 se puede observar que:

· La demanda agregada se incrementó en 230%, fundamentalmente, por incrementos en las exportaciones (540%), el consumo público (175%) y el consumo privado (157%).

· La oferta agregada real se incrementó en 39%, por aumentos en el PBI (36%) y las importaciones (60%).

· La brecha entre lo que creció la demanda agregada y la oferta agregada real fueron los aumentos de precios de la economía que llegaron al 137%.

La devaluación produjo un fuerte estimuló sobre la demanda agregada. Lideraron este proceso las exportaciones (porque se licuaron los costos internos) y la construcción (porque fue el principal refugio al que migraron los ahorros). En un contexto de elevados niveles de capacidad productiva ociosa –tanto en capital físico como en desempleo– la respuesta fue un vertiginoso proceso de recuperación de la producción interna.

En los últimos años se han sumados otros estímulos sobre la demanda agregada. Por un lado, incrementos en el consumo público por fuerte crecimiento del gasto. Por el otro, aumentos del consumo privado asociados a importantes incrementos de los salarios. Sin embargo, la respuesta de la oferta no ha estado a la altura de esta presión de demanda. Analizando el periodo que va desde el año 2001 al 2007 se observa que la suma de todos estos estímulos (aumento de exportaciones, construcción, consumo público y privado) dio como resultado una multiplicación de la demanda agregada de 3,3. La oferta real de bienes y servicios, por su parte, creció por aumentos de producción nacional e importaciones en 1,4 veces. La brecha entre ambos aumentos es el principal factor generador de inflación. En otras palabras, la inflación es la consecuencia de la desarticulación entre lo que creció la demanda agregada y lo que lo hizo la oferta agregada.

A medida que se llega a la utilización plena de la capacidad instalada, los aumentos de la producción cubren una parte menor de los incrementos de demanda agregada. La inflación, entonces, pasa a operar como principal mecanismo para restablecer el equilibrio macroeconómico. La inflación actúa cerrando la brecha entre demanda y oferta por diversas vías. Una, es apreciando el tipo de cambio real. De esta forma disminuye la presión sobre la demanda por el lado de las exportaciones y aumentando la oferta con mayores importaciones. La segunda es con deterioro de salario real. Así, disminuye la presión sobre la demanda que genera el consumo público y privado. La inflación también desalienta inversiones aminorando este componente de la demanda agregada.

En este contexto, dentro de las muchas consecuencias negativas que tiene el conflicto con el campo, la más importante –y la menos comentada– es que distrae la atención sobre las verdaderas causas de la inflación y del amesetamiento de la producción. Esto es, si se pretende centrar la estrategia de crecimiento en el estimulo a la producción nacional a través de una agresiva política de tipo de cambio real alto, es fundamental ser muy conservador en materia salarial (consumo privado) y política fiscal (consumo publico). Por el contrario, si además de crecimiento económico también se considera prioritario aumentar los niveles de consumo público y privado hay que avanzar indefectiblemente en reformas estructurales que hagan viables los aumentos de salario en base a aumentos de la productividad.

Despejado este conflicto, emergerán los temas sustanciales, que son, el tipo de cambio real alto se ha esfumado y no se han instrumentado las reformas que se necesitaban para que la competitividad cambiaria sea sustituida por la competitividad productiva.

Alinear el objetivo polìtico con el objetivo económico

La contienda con el campo no es la principal causa de la exacerbación de la inflación y el debilitamiento de la actividad económica. Por eso, aunque se encuentre una salida rápida al tema de las retenciones, subsistirá el desafío de controlar la inflación y sostener el crecimiento. La cuestión de fondo es resolver la inconsistencia entre el objetivo económico de promover la producción nacional a través de un tipo de cambio real alto y el objetivo político de incrementar el consumo público y privado. Para compatibilizar competitividad con incrementos de consumo se requieren reformas estructurales que eleven la productividad.

La demanda agregada se compone por el consumo privado y público, las inversiones y las exportaciones. La oferta agregada, por su parte, es la suma de la producción interna (el PBI) y las importaciones. Un factor clave para crecer con estabilidad es mantener la equivalencia entre demanda y oferta agregada. Si se promueven aumentos de demanda –ya sea dinamizando el consumo privado con incrementos de salarios nominales y/o con políticas fiscales expansivas y/o aumentos en las exportaciones por estímulos a través de devaluar la moneda– es necesario compensarlos con aumentos en la oferta –ya sea aumentos del PBI y/o de las importaciones–. Si la oferta agregada no llega a incrementarse en la magnitud que lo hizo la demanda, los precios aumentarán hasta restablecer la igualdad.

¿Cómo se han movido las variables macroeconómicas a partir de la devaluación? Con datos del Ministerio de Economía para al periodo 2001 – 2007 se puede observar que:

· La demanda agregada se incrementó en 230%, fundamentalmente, por incrementos en las exportaciones (540%), el consumo público (175%) y el consumo privado (157%).

· La oferta agregada real se incrementó en 39%, por aumentos en el PBI (36%) y las importaciones (60%).

· La brecha entre lo que creció la demanda agregada y la oferta agregada real fueron los aumentos de precios de la economía que llegaron al 137%.

La devaluación produjo un fuerte estimuló sobre la demanda agregada. Lideraron este proceso las exportaciones (porque se licuaron los costos internos) y la construcción (porque fue el principal refugio al que migraron los ahorros). En un contexto de elevados niveles de capacidad productiva ociosa –tanto en capital físico como en desempleo– la respuesta fue un vertiginoso proceso de recuperación de la producción interna.

En los últimos años se han sumados otros estímulos sobre la demanda agregada. Por un lado, incrementos en el consumo público por fuerte crecimiento del gasto. Por el otro, aumentos del consumo privado asociados a importantes incrementos de los salarios. Sin embargo, la respuesta de la oferta no ha estado a la altura de esta presión de demanda. Analizando el periodo que va desde el año 2001 al 2007 se observa que la suma de todos estos estímulos (aumento de exportaciones, construcción, consumo público y privado) dio como resultado una multiplicación de la demanda agregada de 3,3. La oferta real de bienes y servicios, por su parte, creció por aumentos de producción nacional e importaciones en 1,4 veces. La brecha entre ambos aumentos es el principal factor generador de inflación. En otras palabras, la inflación es la consecuencia de la desarticulación entre lo que creció la demanda agregada y lo que lo hizo la oferta agregada.

A medida que se llega a la utilización plena de la capacidad instalada, los aumentos de la producción cubren una parte menor de los incrementos de demanda agregada. La inflación, entonces, pasa a operar como principal mecanismo para restablecer el equilibrio macroeconómico. La inflación actúa cerrando la brecha entre demanda y oferta por diversas vías. Una, es apreciando el tipo de cambio real. De esta forma disminuye la presión sobre la demanda por el lado de las exportaciones y aumentando la oferta con mayores importaciones. La segunda es con deterioro de salario real. Así, disminuye la presión sobre la demanda que genera el consumo público y privado. La inflación también desalienta inversiones aminorando este componente de la demanda agregada.

En este contexto, dentro de las muchas consecuencias negativas que tiene el conflicto con el campo, la más importante –y la menos comentada– es que distrae la atención sobre las verdaderas causas de la inflación y del amesetamiento de la producción. Esto es, si se pretende centrar la estrategia de crecimiento en el estimulo a la producción nacional a través de una agresiva política de tipo de cambio real alto, es fundamental ser muy conservador en materia salarial (consumo privado) y política fiscal (consumo publico). Por el contrario, si además de crecimiento económico también se considera prioritario aumentar los niveles de consumo público y privado hay que avanzar indefectiblemente en reformas estructurales que hagan viables los aumentos de salario en base a aumentos de la productividad.

Despejado este conflicto, emergerán los temas sustanciales, que son, el tipo de cambio real alto se ha esfumado y no se han instrumentado las reformas que se necesitaban para que la competitividad cambiaria sea sustituida por la competitividad productiva.

domingo, junio 08, 2008

US$ 45 billones se necesitan para reducir las emisiones de CO2

El reemplazo de las fuentes energéticas convencionales, no renovables, por la energía limpia y renovable puede iniciar un proceso de inversión que rescate a los países del peligro de recesión. Es para tener en cuenta.

Lograr reducir a la mitad las emisiones de CO2 de 2010 a 2050 es un reto difícil pero no imposible para la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Pero sí costoso. Para lograrlo se precisará una inversión de al menos US$ 45 billones (€ 28 billones) y la combinación de las distintas energías existentes.

Al incremento del uso de fuentes renovables para la generación de electricidad, este organismo de la OCDE propone, entre otras cosas, la construcción de 32 plantas nucleares anuales de 2010 a 2050, es decir, unas 1.280 centrales nuevas. Algo que, aseguran, supondría un ahorro de CO2 de un 6%. Actualmente hay 435 reactores en operación y 30 en construcción en todo el mundo.

"Es posible lograr un futuro energético sostenible", dice la AIE en el informe presentado ayer en Tokio. El estudio Perspectivas sobre tecnología energética 2008 asegura que la clave está en la tecnología.

"Lo principal es una mayor eficiencia energética, la captura y almacenamiento de CO2, las fuentes renovables y la energía nuclear", sostiene. En este análisis, que traza posibles escenarios y estrategias hasta 2050 para reducir las emisiones, sostiene que la economía energética precisará "una revolución".

La AIE, formada por 27 países, estima que para lograr que en 2050 las emisiones sean las mismas que hoy sería necesario invertir US$ 17 millones al año (€ 10,8 millones). Pero este organismo asegura que esa reducción puede no ser suficiente.

Los líderes del G8 acordaron en 2007 considerar reducir las emisiones de CO2 en un 50% hasta 2050. Y la AIE lo toma como escenario. Para llegar a él la inversión debería ser US$ 1,1 billones (€ 700.000).

En ese escenario un 36% de la reducción se conseguiría con una mayor eficiencia del uso de la energía, un 21% con la utilización de energías renovables, el 19% con secuestro de CO2 y el 24% con la eficiencia en la generación de la energía.

"Las mejoras de la eficiencia energética en los edificios, los electrodomésticos, el transporte, la industria y la generación de electricidad representan los mayores ahorros y menos costosos", aseguran. Pero fundamentalmente habría que "descarbonizar" la generación de electricidad. A la creación de nucleares este organismo suma la construcción de 17.500 turbinas eólicas.

La AIE sostiene que "el paso más difícil y costoso" es reducir las emisiones del transporte. "Se espera que los biocombustibles bajos en carbono desempeñen una función significativa".

US$ 45 billones se necesitan para reducir las emisiones de CO2

El reemplazo de las fuentes energéticas convencionales, no renovables, por la energía limpia y renovable puede iniciar un proceso de inversión que rescate a los países del peligro de recesión. Es para tener en cuenta.

Lograr reducir a la mitad las emisiones de CO2 de 2010 a 2050 es un reto difícil pero no imposible para la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Pero sí costoso. Para lograrlo se precisará una inversión de al menos US$ 45 billones (€ 28 billones) y la combinación de las distintas energías existentes.

Al incremento del uso de fuentes renovables para la generación de electricidad, este organismo de la OCDE propone, entre otras cosas, la construcción de 32 plantas nucleares anuales de 2010 a 2050, es decir, unas 1.280 centrales nuevas. Algo que, aseguran, supondría un ahorro de CO2 de un 6%. Actualmente hay 435 reactores en operación y 30 en construcción en todo el mundo.

"Es posible lograr un futuro energético sostenible", dice la AIE en el informe presentado ayer en Tokio. El estudio Perspectivas sobre tecnología energética 2008 asegura que la clave está en la tecnología.

"Lo principal es una mayor eficiencia energética, la captura y almacenamiento de CO2, las fuentes renovables y la energía nuclear", sostiene. En este análisis, que traza posibles escenarios y estrategias hasta 2050 para reducir las emisiones, sostiene que la economía energética precisará "una revolución".

La AIE, formada por 27 países, estima que para lograr que en 2050 las emisiones sean las mismas que hoy sería necesario invertir US$ 17 millones al año (€ 10,8 millones). Pero este organismo asegura que esa reducción puede no ser suficiente.

Los líderes del G8 acordaron en 2007 considerar reducir las emisiones de CO2 en un 50% hasta 2050. Y la AIE lo toma como escenario. Para llegar a él la inversión debería ser US$ 1,1 billones (€ 700.000).

En ese escenario un 36% de la reducción se conseguiría con una mayor eficiencia del uso de la energía, un 21% con la utilización de energías renovables, el 19% con secuestro de CO2 y el 24% con la eficiencia en la generación de la energía.

"Las mejoras de la eficiencia energética en los edificios, los electrodomésticos, el transporte, la industria y la generación de electricidad representan los mayores ahorros y menos costosos", aseguran. Pero fundamentalmente habría que "descarbonizar" la generación de electricidad. A la creación de nucleares este organismo suma la construcción de 17.500 turbinas eólicas.

La AIE sostiene que "el paso más difícil y costoso" es reducir las emisiones del transporte. "Se espera que los biocombustibles bajos en carbono desempeñen una función significativa".

En 2001 un 40 por ciento de los judíos argentinos quedó debajo de la línea de pobreza.

El economista y sociólogo Bernardo Kliksberg indicó que tras la crisis de 2001 "un 40 por ciento" de los judíos argentinos quedó debajo de la línea de pobreza. Comentó que en el comienzo del nuevo siglo se detectaron los primeros chicos judíos de la calle y reveló que utiliza la Torá como libro de consulta.




La comunidad judía no pudo esquivar las consecuencias de la crisis socioeconómica que sufrió la Argentina a fines de 2001 y que provocó que "un 40 por ciento" de su colectividad quedara por debajo de la línea de pobreza.
Bernardo Kliksberg, economista, sociólogo y asesor de distintos organismos internacionales, alertó que "un sector significativo" de la comunidad judía aún no puede satisfacer sus necesidad básicas.
"Hacia mediados de 2002, el 40 por ciento de la comunidad judía estaba por debajo de la línea de la pobreza, es una cifra histórica fenomenal de empobrecimiento en tan poco tiempo", afirmó Kliksberg en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
El analista apuntó que era tal el nivel de desesperación entre los judíos argentinos, que "muchos chicos comenzaron a desertar del colegio primario y secundario para ir a trabajar".
La” catástrofe”, como definió Kliksberg a la crisis que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa, llevó a la comunidad a hacer frente al problema de los primeros niños judíos de la calle.
Jabad Lubavitch creó el programa Ieladeinu, el primer hogar para niños judíos de la calle que protegió a 2000 familias.
En la actualidad, Ieladeinu, que UNICEF considera una experiencia modelo para toda América Latina, "tiene 300 chicos y otros que están en lista de espera".
A la hora de analizar las causas de la crisis socioeconómica más grave que afectó a la Argentina en los últimos años, Kliksberg no dudó en apuntar contra "las políticas económicas gubernamentales de los '90".
"Esas políticas fueron muy decisivas para que la sociedad argentina se polarizara socialmente, y hubo políticas que dejaron huérfanas a la pequeña y mediana industria, sujetas a la competencia con economías desarrolladas subsidiadas", explicó.
El economista señaló que el modelo neoliberal que encabezó el entonces presidente Carlos Menem promovió "la desigualdad y a la vez generó pobreza, que se duplicó en menos de un década".
"La desigualdad creció de una manera muy importante. En el medio quedó atrapada la clase media, y la comunidad judía está constituida por pequeña clase media en su mayor parte", explicó.
Kliksberg, quien es asesor de las Naciones Unidas (ONU) para América latina, destacó que las organizaciones judías tuvieron "una respuesta inmediata".
"En lugar del sálvese quién pueda o de racionalizar la pobreza judía, se convirtió en el eje de toda la comunidad y de sus instituciones. La AMIA, a pesar de venir de la catástrofe del atentado (1994), multiplicó su acción social, y la fundación Tzedaka hizo un magnificó trabajo", apuntó el analista.
Kliksberg destacó también a AJN que "hubo una solidaridad muy activa de la comunidad judía de Estados Unidos y de Israel".
No obstante, el analista aclaró que "la reacción colectiva permitió mitigar, pero no cambiar la situación que era muy profunda", para lo que hubo que esperar que llegaran las políticas públicas.
Para Kliksberg, las organizaciones judías de la Argentina hicieron "un magnífico trabajo de gerencia social" porque "con recursos muy limitados lograron convocar a un enorme voluntariado y lograron multiplicar los recursos".
No obstante, el economista alertó sobre "el riesgo importante" que genera la desigualdad social".
"No es culpa de la comunidad, el país se polarizó y la comunidad se polarizó. Muchas familias judías pasaron a ser nuevos pobres y un grupo muy reducido, un 10 por ciento, pasó a ser el más beneficiado de la situación", afirmó.
Kliksberg aclaró que los judíos argentinos hicieron caso a la Torá y comprendieron que "todos somos iguales".
"Uno de los grupos que le fue mejor en este proceso se acercó a la comunidad e intervino activamente en las acciones solidarias. Hay que preservar que la ayuda tiene que ser de igual a igual", advirtió el economista.
Asimismo, confesó que su libro de consulta es la Torá y reveló que muchas veces a la hora de asesorar a banqueros y empresarios recurre a fragmentos de la Biblia.
"Hace poco hable para el consejo directivo del Banco Galicia y ante 700 empresarios costarricenses y siempre cite la Torá", contó.
Por último, Kliksberg destacó el resultado de la enseñanza religiosa en la comunidad judía y en este sentido subrayó que cuenta con "una alta tasa de voluntariado". "El Estado de Israel es el país del mundo que proporcionalmente a la población cuenta con el mayor número de voluntarios", afirmó

martes, junio 03, 2008

Cumbre FAO: comenzó el debate sobre la crisis alimentaria


El líder de la ONU, el de la FAO y el Presidente brasileño tomaron la posta durante el primer día del cónclave en Roma. En particular, fueron abordados los siguientes temas: producción de alimentos, biocombustibles, subsidios agrícolas, políticas comerciales y proteccionismo.

El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó hoy a los países a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a sus vecinos". De esta manera, resumió uno de los objetivos fundamentales de la cumbre de la FAO, que comenzó hoy en Roma y culminará el jueves: eliminar las barreras proteccionistas a la exportación de productos básicos, cuyos precios han registrado una dramática escalada, la mayor de los últimos 30 años, sembrando un panorama de crisis alimentaria que amenaza con poner al borde del hambre a millones de personas.

Para contener el avance inflacionario, el titular de la ONU propuso aumentar un 50% la producción de alimentos de aquí a 2030, para lo que se necesitan inversiones de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales.

Las causas del fenómeno que asusta incluso a los países más ricos del mundo están identificadas, aunque hay discrepancias sobre el nivel de injerencia que cada una de ellas tiene en el espiral de precios. Las alzas del petróleo y de la demanda mundial, junto con una reducción de la oferta debida a malas cosechas, con la ayuda de la especulación con productos agrícolas y el aumento de cultivos para biocombustibles, conforman un cóctel explosivo que impacta directamente en los mercados.

Ante este preocupante escenario, más de 50 jefes de Estado y Gobierno, 150 ministros de Agricultura y decenas de representantes organizaciones internacionales se reunieron en Roma, sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la búsqueda de una solución del problema.

El Presidente italiano, Giorgio Napolitano, fue el encargado de inaugurar el cónclave. Terminada su presentación, fue el turno del líder de la ONU, que hizo un llamado para eliminar las barreras proteccionistas y tomar medidas a largo plazo, de forma que no se repitan crisis como la actual. De esta manera, instó a las naciones a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a los vecinos" y a "actuar en el largo plazo para reforzar la seguridad alimentaria mundial". Además. solicitó "compromisos firmes para avanzar" y "apoyos financieros" para los países pobres, no meros préstamos.

Ban destacó que en el mundo existen 850 millones de personas hambrientas y que el Banco Mundial ha previsto que en los próximos años aumente en otros 100 millones si no se toman medidas para paliar la crisis alimentaria. "Nada es más degradante que el hambre, especialmente cuando es producido por el hombre", arremetió el funcionario, quien se dirigió a los presentes al afirmar que "todos ustedes conocen la severidad y la escala de la actual crisis mundial". Frente a ello, la cumbre es "una oportunidad para revisar las políticas", para el corto y el largo plazo.

En concreto, el titular del organismo propuso "aumentar la asistencia a través de la ayuda en comida, vales o dinero" y "ajustar el comercio y las políticas de fiscalización para minimizar las restricciones y las tarifas a la importación", así como las "limitaciones impuestas a la exportación" por algunos países, que pueden "distorsionar los mercados y subir los precios".

Duplicar la producción

Ban se refirió también a la falta de alimentos, otra de las causas del alza de precios. La población mundial aumenta y el desarrollo de países como India o China incrementa el número de personas con capacidad de consumir. Sin embargo, la producción agrícola global está en niveles bajos. Por ello, el líder de la ONU remarcó la necesidad de incrementar la producción de alimentos un 50% de aquí al año 2030, algo que, según calcula, costará entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo y donantes. "Tenemos una oportunidad histórica para revitalizar la agricultura", sentenció.

No obstante, no todos coincidieron en que la producción agrícola sea el problema. La Presidenta de Argentina, Cristina Férnandez de Kirchner, dijo que la causa de esta crisis es más bien de distribución, debido al oligopolio en el sector y al proteccionismo agrícola de los países ricos. Siguiendo esta tendencia, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que "la actual crisis mundial de alimentos es, antes que nada, una crisis de distribución y de proteccionismo”. “Uno de los factores decisivos es el intolerable proteccionismo con el que los países ricos circundan su agricultura, atrofiando y desorganizando la producción en otros países, especialmente los más pobres”, agregó el brasileño.

El Director General de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, dijo que los países ricos gastan miles de millones de dólares en subsidios agrícolas, en derroche de comida y en armas. "El exceso de consumo por parte del mundo obeso cuesta anualmente 20.000 millones de dólares, a los que hay que agregar costes indirectos por valor de 100.000 millones resultantes de muertes prematuras y enfermedades relacionadas", estimó el africano, quien considera que “el problema de la inseguridad alimentaria es puramente político”. “Nadie entiende cómo subsidios anuales de entre 11.000 y 12.000 millones de dólares y políticas tarifarias restricitvas tienen el efecto de trasladar 100 millones de toneladas de cereales para consumo humano hacia un tercio de los combustibles para vehículos”, amplió. “Nadie entiende cómo los países ricos han creado una distorsión del mercado mundial mediante el gasto de 272.000 millones de dólares en concepto de subvenciones agrícolas”, concluyó.

El Primer Ministro japonés, Yasuo Fukuda, pidió que todos los países pongan a disposición del mercado internacional "sus reservas de alimentos" y aseguró que Japón está dispuesto a desbloquear "más de 300.000 toneladas de arroz importado".

Tampoco faltaron las palabras del Papa Benedicto XVI, quien indicó en un mensaje dirigido a la cumbre que el hambre y la malnutrición "son inaceptables" en un mundo que dispone de niveles de producción, recursos y conocimientos suficientes para poner final "a tal drama y a sus consecuencias".

Defensa y ataque a los biocombustibles

"Muchos de los que responsabilizan al etanol de los altos precios de los alimentos son los mismos que hace décadas mantienen políticas proteccionistas, en perjuicio de los agricultores de los países más pobres y de los consumidores de todo el mundo", dijo Lula.

En efecto, el etanol y el resto de los biocombustibles es una de las causas que algunos consideran clave en el alza de los precios en los alimentos. Entre ellos estuvo el Vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, que explicó que el "funesto consumismo" ha llevado a "la siniestra estrategia de convertir granos y cereales en combustibles".

El mandatario de Egipto, Hosni Mubarak, pidió por ese motivo la creación de un "código de conducta internacional", que "reconsidere la actual expansión de la producción de los biocombustibles" y "establezca las normas para el uso responsable de las cosechas, como alimento para los seres humanos, no como combustible para los motores".

Lula no estuvo de acuerdo con quienes ven en los biocombustibles una causa de la inflación en los precios de los alimentos y afirmó que "los biocombustibles no son el villano", algo en lo que coincidieron el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero. El mandatario galo dijo que la prioridad en los biocarburantes debe ser el desarrollo de los de "segunda generación", que en la misma hectárea puede producir cinco veces más. El español, por su parte, señaló que su efecto en el alza de los precios es "limitado" y apostó por "un debate abierto y permanente".

Con respecto a las soluciones a la crisis, Francia y España comprometieron importantes cantidades de dinero en ayuda al desarrollo agrícola. Sarkozy dijo que en los próximos cinco años dedicará 1.000 millones de euros al África subsahariana, mientras Zapatero comprometió 500 en cuatro años para luchar contra la crisis alimentaria mundial. "No queremos que se quede en una Cumbre de meras palabras", señaló Zapatero.

Cumbre FAO: comenzó el debate sobre la crisis alimentaria


El líder de la ONU, el de la FAO y el Presidente brasileño tomaron la posta durante el primer día del cónclave en Roma. En particular, fueron abordados los siguientes temas: producción de alimentos, biocombustibles, subsidios agrícolas, políticas comerciales y proteccionismo.

El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó hoy a los países a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a sus vecinos". De esta manera, resumió uno de los objetivos fundamentales de la cumbre de la FAO, que comenzó hoy en Roma y culminará el jueves: eliminar las barreras proteccionistas a la exportación de productos básicos, cuyos precios han registrado una dramática escalada, la mayor de los últimos 30 años, sembrando un panorama de crisis alimentaria que amenaza con poner al borde del hambre a millones de personas.

Para contener el avance inflacionario, el titular de la ONU propuso aumentar un 50% la producción de alimentos de aquí a 2030, para lo que se necesitan inversiones de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales.

Las causas del fenómeno que asusta incluso a los países más ricos del mundo están identificadas, aunque hay discrepancias sobre el nivel de injerencia que cada una de ellas tiene en el espiral de precios. Las alzas del petróleo y de la demanda mundial, junto con una reducción de la oferta debida a malas cosechas, con la ayuda de la especulación con productos agrícolas y el aumento de cultivos para biocombustibles, conforman un cóctel explosivo que impacta directamente en los mercados.

Ante este preocupante escenario, más de 50 jefes de Estado y Gobierno, 150 ministros de Agricultura y decenas de representantes organizaciones internacionales se reunieron en Roma, sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la búsqueda de una solución del problema.

El Presidente italiano, Giorgio Napolitano, fue el encargado de inaugurar el cónclave. Terminada su presentación, fue el turno del líder de la ONU, que hizo un llamado para eliminar las barreras proteccionistas y tomar medidas a largo plazo, de forma que no se repitan crisis como la actual. De esta manera, instó a las naciones a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a los vecinos" y a "actuar en el largo plazo para reforzar la seguridad alimentaria mundial". Además. solicitó "compromisos firmes para avanzar" y "apoyos financieros" para los países pobres, no meros préstamos.

Ban destacó que en el mundo existen 850 millones de personas hambrientas y que el Banco Mundial ha previsto que en los próximos años aumente en otros 100 millones si no se toman medidas para paliar la crisis alimentaria. "Nada es más degradante que el hambre, especialmente cuando es producido por el hombre", arremetió el funcionario, quien se dirigió a los presentes al afirmar que "todos ustedes conocen la severidad y la escala de la actual crisis mundial". Frente a ello, la cumbre es "una oportunidad para revisar las políticas", para el corto y el largo plazo.

En concreto, el titular del organismo propuso "aumentar la asistencia a través de la ayuda en comida, vales o dinero" y "ajustar el comercio y las políticas de fiscalización para minimizar las restricciones y las tarifas a la importación", así como las "limitaciones impuestas a la exportación" por algunos países, que pueden "distorsionar los mercados y subir los precios".

Duplicar la producción

Ban se refirió también a la falta de alimentos, otra de las causas del alza de precios. La población mundial aumenta y el desarrollo de países como India o China incrementa el número de personas con capacidad de consumir. Sin embargo, la producción agrícola global está en niveles bajos. Por ello, el líder de la ONU remarcó la necesidad de incrementar la producción de alimentos un 50% de aquí al año 2030, algo que, según calcula, costará entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo y donantes. "Tenemos una oportunidad histórica para revitalizar la agricultura", sentenció.

No obstante, no todos coincidieron en que la producción agrícola sea el problema. La Presidenta de Argentina, Cristina Férnandez de Kirchner, dijo que la causa de esta crisis es más bien de distribución, debido al oligopolio en el sector y al proteccionismo agrícola de los países ricos. Siguiendo esta tendencia, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que "la actual crisis mundial de alimentos es, antes que nada, una crisis de distribución y de proteccionismo”. “Uno de los factores decisivos es el intolerable proteccionismo con el que los países ricos circundan su agricultura, atrofiando y desorganizando la producción en otros países, especialmente los más pobres”, agregó el brasileño.

El Director General de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, dijo que los países ricos gastan miles de millones de dólares en subsidios agrícolas, en derroche de comida y en armas. "El exceso de consumo por parte del mundo obeso cuesta anualmente 20.000 millones de dólares, a los que hay que agregar costes indirectos por valor de 100.000 millones resultantes de muertes prematuras y enfermedades relacionadas", estimó el africano, quien considera que “el problema de la inseguridad alimentaria es puramente político”. “Nadie entiende cómo subsidios anuales de entre 11.000 y 12.000 millones de dólares y políticas tarifarias restricitvas tienen el efecto de trasladar 100 millones de toneladas de cereales para consumo humano hacia un tercio de los combustibles para vehículos”, amplió. “Nadie entiende cómo los países ricos han creado una distorsión del mercado mundial mediante el gasto de 272.000 millones de dólares en concepto de subvenciones agrícolas”, concluyó.

El Primer Ministro japonés, Yasuo Fukuda, pidió que todos los países pongan a disposición del mercado internacional "sus reservas de alimentos" y aseguró que Japón está dispuesto a desbloquear "más de 300.000 toneladas de arroz importado".

Tampoco faltaron las palabras del Papa Benedicto XVI, quien indicó en un mensaje dirigido a la cumbre que el hambre y la malnutrición "son inaceptables" en un mundo que dispone de niveles de producción, recursos y conocimientos suficientes para poner final "a tal drama y a sus consecuencias".

Defensa y ataque a los biocombustibles

"Muchos de los que responsabilizan al etanol de los altos precios de los alimentos son los mismos que hace décadas mantienen políticas proteccionistas, en perjuicio de los agricultores de los países más pobres y de los consumidores de todo el mundo", dijo Lula.

En efecto, el etanol y el resto de los biocombustibles es una de las causas que algunos consideran clave en el alza de los precios en los alimentos. Entre ellos estuvo el Vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, que explicó que el "funesto consumismo" ha llevado a "la siniestra estrategia de convertir granos y cereales en combustibles".

El mandatario de Egipto, Hosni Mubarak, pidió por ese motivo la creación de un "código de conducta internacional", que "reconsidere la actual expansión de la producción de los biocombustibles" y "establezca las normas para el uso responsable de las cosechas, como alimento para los seres humanos, no como combustible para los motores".

Lula no estuvo de acuerdo con quienes ven en los biocombustibles una causa de la inflación en los precios de los alimentos y afirmó que "los biocombustibles no son el villano", algo en lo que coincidieron el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero. El mandatario galo dijo que la prioridad en los biocarburantes debe ser el desarrollo de los de "segunda generación", que en la misma hectárea puede producir cinco veces más. El español, por su parte, señaló que su efecto en el alza de los precios es "limitado" y apostó por "un debate abierto y permanente".

Con respecto a las soluciones a la crisis, Francia y España comprometieron importantes cantidades de dinero en ayuda al desarrollo agrícola. Sarkozy dijo que en los próximos cinco años dedicará 1.000 millones de euros al África subsahariana, mientras Zapatero comprometió 500 en cuatro años para luchar contra la crisis alimentaria mundial. "No queremos que se quede en una Cumbre de meras palabras", señaló Zapatero.

lunes, junio 02, 2008

Economía de escala

Cuanto más se produce, menos cuesta producir cada unidad.
¿Por qué?
Porque los costos fijos o de estructura se dividen entre más unidades producidas (el costo de la administración por ejemplo es prácticamente el mismo se fabriquen 100 o 200 unidades); porque al producirse más, se compran más insumos y el poder de negociación de los compradores sobre los proveedores es mayor (es el caso de Carrefour en relación a las PYMES que le proveen desde tablas para el asado, hasta calzoncillos), a mayor cantidad mejores precios de compra de insumo y de servicios; por la utilización de mayor tecnología (la mayor producción justifica inversiones en tecnología que generan ahorros de funcionamiento o eficiencia).

A esta altura de las circunstancias nadie puede obviar el tema de las NECESIDADES asociadas a las rentabilidades.
La rentabilidad es un concepto económico, el capital de trabajo es un concepto financiero. El simple proceso comprar, pagar, vender, cobrar lo explica todo. Entre el comprar y el vender se ubica el margen y la rentabilidad, lo económico. Entre el cobrar y el pagar, se ubica el capital de trabajo, lo financiero. Se puede ser muy rentable y quebrar. Se pueden tener grandes márgenes pero no poder cubrir el ciclo financiero. Este, seguramente, es el caso de los pequeños productores, cuyo problema no es ganar mucho o poco, sino disponer de los recursos financieros para MATERIALIZAR esas rentabilidades.

La economía de escala (que en rigor es economía creciente de escala), supone un fuerte incentivo a la concentración de la producción en pocas manos, sobre todo por la necesidad de capital de trabajo que estas operaciones requieren. La función del capital cobra un papel insoslayable.
El modelo cooperativista si bien provee los mecanismos para el aprovechamiento de los beneficios de las escalas, no soluciona la necesidad del capital de trabajo ni del capital fijo. Los pequeños productores necesitan entonces de la capitalización de los beneficios para poder mantener sus espacios dentro del sector.
En el fondo de esta discusión está la idea de la concentración. Insisto, el crecimiento implica crecimiento de las necesidades de capital de trabajo, y esto favorece a quienes dominan el factor capital.

Cualquier manual básico del "buen negociador" dice aquello de ponerse en el lugar del otro, pensar en SU interés, en sus expectativas, en su "ganancia esperada" e intentar que ellos sean funcionales a su propio interés. En otras palabras, lograr que la ganancia de uno esté atada a la ganancia del otro.

Hay demasiadas partes en este conflicto, y a simple vista pareciera que cada vez se suman más. ¿Cuál podría ser el punto de partida de una solución consensuada?
Tal vez el TAMAÑO. Ninguna de las partes negará que los pequeños y medianos productores, pueden constituir el inicio de una agenda de solución.
Una medida o un conjunto de medidas concretas, contundentes y de rápida implementación a ese sector, posiblemente destrabaría el conflicto generalizado. Medidas que tengan en cuenta su escala, sus necesidades de capital de trabajo, sus rentabilidades, en definitiva medidas que tengan en cuenta su viabilidad.

Economía de escala

Cuanto más se produce, menos cuesta producir cada unidad.
¿Por qué?
Porque los costos fijos o de estructura se dividen entre más unidades producidas (el costo de la administración por ejemplo es prácticamente el mismo se fabriquen 100 o 200 unidades); porque al producirse más, se compran más insumos y el poder de negociación de los compradores sobre los proveedores es mayor (es el caso de Carrefour en relación a las PYMES que le proveen desde tablas para el asado, hasta calzoncillos), a mayor cantidad mejores precios de compra de insumo y de servicios; por la utilización de mayor tecnología (la mayor producción justifica inversiones en tecnología que generan ahorros de funcionamiento o eficiencia).

A esta altura de las circunstancias nadie puede obviar el tema de las NECESIDADES asociadas a las rentabilidades.
La rentabilidad es un concepto económico, el capital de trabajo es un concepto financiero. El simple proceso comprar, pagar, vender, cobrar lo explica todo. Entre el comprar y el vender se ubica el margen y la rentabilidad, lo económico. Entre el cobrar y el pagar, se ubica el capital de trabajo, lo financiero. Se puede ser muy rentable y quebrar. Se pueden tener grandes márgenes pero no poder cubrir el ciclo financiero. Este, seguramente, es el caso de los pequeños productores, cuyo problema no es ganar mucho o poco, sino disponer de los recursos financieros para MATERIALIZAR esas rentabilidades.

La economía de escala (que en rigor es economía creciente de escala), supone un fuerte incentivo a la concentración de la producción en pocas manos, sobre todo por la necesidad de capital de trabajo que estas operaciones requieren. La función del capital cobra un papel insoslayable.
El modelo cooperativista si bien provee los mecanismos para el aprovechamiento de los beneficios de las escalas, no soluciona la necesidad del capital de trabajo ni del capital fijo. Los pequeños productores necesitan entonces de la capitalización de los beneficios para poder mantener sus espacios dentro del sector.
En el fondo de esta discusión está la idea de la concentración. Insisto, el crecimiento implica crecimiento de las necesidades de capital de trabajo, y esto favorece a quienes dominan el factor capital.

Cualquier manual básico del "buen negociador" dice aquello de ponerse en el lugar del otro, pensar en SU interés, en sus expectativas, en su "ganancia esperada" e intentar que ellos sean funcionales a su propio interés. En otras palabras, lograr que la ganancia de uno esté atada a la ganancia del otro.

Hay demasiadas partes en este conflicto, y a simple vista pareciera que cada vez se suman más. ¿Cuál podría ser el punto de partida de una solución consensuada?
Tal vez el TAMAÑO. Ninguna de las partes negará que los pequeños y medianos productores, pueden constituir el inicio de una agenda de solución.
Una medida o un conjunto de medidas concretas, contundentes y de rápida implementación a ese sector, posiblemente destrabaría el conflicto generalizado. Medidas que tengan en cuenta su escala, sus necesidades de capital de trabajo, sus rentabilidades, en definitiva medidas que tengan en cuenta su viabilidad.

miércoles, mayo 28, 2008

El aumento de los precios de los alimentos llega a Cuba

Aceite de soja, helados, pasta de tomate, detergente y leche en polvo son algunos de los artículos que registraron aumentos.

Cuba no escapa al aumento de los precios de los alimentos en los mercados mundiales, un fenómeno que la prensa oficial de la isla comenta insistentemente, y que hoy ya ha adquirido oficialidad al confirmarse la suba de algunos productos en las tiendas estatales que venden en divisas y de varios de los elementos básicos de la cartilla de racionamiento.

Aceite de soja, helados, pasta de tomate, detergente, leche en polvo y cerveza son algunos de los artículos que han registrado aumentos recientes en la red comercial que abastece a los extranjeros y a los cubanos que tienen monedas convertibles. Hay que recordar que en la isla circula un peso convertible, el CUC, equivalente a 1,08 dólares, y otro que vale 24 veces menos, con el que el Estado paga a los cubanos.

Ante este panorama, el periodista Ariel Terrero ha comentado hoy los aumentos en su espacio de la televisión estatal al señalar que "la economía cubana no está desconectada de la economía mundial".

Así, ha explicado que, por ejemplo, el aceite de soja ha duplicado su precio en el mercado mundial y se cotiza a casi 1.500 dólares por tonelada

Terrero ha explicado que en 2004 se produjo la última alza generalizada de precios en las tiendas en divisas, que desde entonces los mantenían "prácticamente congelados a pesar de que la tendencia en el mundo era diferente".

El alza de precios de productos básicos -algunos incluidos en la distribución subsidiada de la cartilla de racionamiento- tiene lugar en momentos en que el Gobierno califica la producción de alimentos "cuestión de seguridad nacional" por la escasez y los elevados precios en el mercado mundial.

De hecho, Cuba importa el 84% de los alimentos que consumen sus 11,2 millones de habitantes, mientras que la mayoría de las tierras cultivables están ociosas o sub-utilizadas.

En su toma de posesión como presidente, el pasado 24 de febrero, el general Raúl Castro anunció la convergencia de las dos monedas y la eliminación de subsidios excesivos.

El aumento de los precios de los alimentos llega a Cuba

Aceite de soja, helados, pasta de tomate, detergente y leche en polvo son algunos de los artículos que registraron aumentos.

Cuba no escapa al aumento de los precios de los alimentos en los mercados mundiales, un fenómeno que la prensa oficial de la isla comenta insistentemente, y que hoy ya ha adquirido oficialidad al confirmarse la suba de algunos productos en las tiendas estatales que venden en divisas y de varios de los elementos básicos de la cartilla de racionamiento.

Aceite de soja, helados, pasta de tomate, detergente, leche en polvo y cerveza son algunos de los artículos que han registrado aumentos recientes en la red comercial que abastece a los extranjeros y a los cubanos que tienen monedas convertibles. Hay que recordar que en la isla circula un peso convertible, el CUC, equivalente a 1,08 dólares, y otro que vale 24 veces menos, con el que el Estado paga a los cubanos.

Ante este panorama, el periodista Ariel Terrero ha comentado hoy los aumentos en su espacio de la televisión estatal al señalar que "la economía cubana no está desconectada de la economía mundial".

Así, ha explicado que, por ejemplo, el aceite de soja ha duplicado su precio en el mercado mundial y se cotiza a casi 1.500 dólares por tonelada

Terrero ha explicado que en 2004 se produjo la última alza generalizada de precios en las tiendas en divisas, que desde entonces los mantenían "prácticamente congelados a pesar de que la tendencia en el mundo era diferente".

El alza de precios de productos básicos -algunos incluidos en la distribución subsidiada de la cartilla de racionamiento- tiene lugar en momentos en que el Gobierno califica la producción de alimentos "cuestión de seguridad nacional" por la escasez y los elevados precios en el mercado mundial.

De hecho, Cuba importa el 84% de los alimentos que consumen sus 11,2 millones de habitantes, mientras que la mayoría de las tierras cultivables están ociosas o sub-utilizadas.

En su toma de posesión como presidente, el pasado 24 de febrero, el general Raúl Castro anunció la convergencia de las dos monedas y la eliminación de subsidios excesivos.

sábado, mayo 24, 2008

Retenciones, otra mirada

El economista e historiador, Mario Rapoport, dijo que las retenciones a las exportaciones del agro tienen "un efecto antiinflacionario" y agregó que la fortaleza productiva del campo debe "ayudar a potenciar la industria".

Rapoport es un reconocido investigador de la historia económica nacional y autor del libro "Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)", el período productivo más importante del país.

"Estoy de acuerdo con las retenciones. En primer lugar tiene que ver con el precio de los productos que se exportan, que son productos de consumo interno" manifestó.

"Aunque la soja no lo es, es como si lo fuera. Porque en la medida que los productores se dediquen a la soja, por eso se habla de sojización, más que a otros productos, la oferta de los otros productos disminuye, por lo tanto también aumentan los precios del trigo, del maíz, en la medida de que se cultiven menos".

"Hay un efecto antiinflacionario -argumentó- que se aplica en muchos países y no es un problema sólo de este gobierno. Esto se aplica en el país desde mucho tiempo antes. Empezó con Bartolomé Mitre".

- ¿El conflicto de hoy con el campo es porque las retenciones subieron del 35% al 44?.

- En el pasado hubo distintos momentos, incluso en la época de Mitre cuando se impuso el impuesto, es porque también había necesidades fiscales, porque en 1866, los Estados Unidos, aplicaron un impuesto a la lana, que impidió la entrada de productos argentinos en ese mercado.

También aplicaron retenciones la Revolución Libertadora y el gobierno de Arturo Frondizi. El caso más importante de aplicación se produjo bajo el famoso Plan Adalbert Krieger Vasena, cuando se hizo una devaluación del 40% con una retención similar.

- ¿Las retenciones fueron para todos los productos agropecuarios?

- A todos los productos agropecuarios. Los de aquel momento, en especial al trigo y al maíz. Incluso la carne.

La retención ascendía al mismo monto de la devaluación. La retención es una forma de desdoblar el tipo de cambio. Hacer un tipo de cambio distinto para el agro que son los principales exportadores.

Por eso también durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el problema principal que hubo, saltando las épocas, fue el desdoblamiento del tipo de cambio.

En 1987, con el Plan Primavera, esto produjo un lock out de los sectores agrícolas. Pero ya Alfonsín había aplicado las retenciones. El desdoblamiento del tipo de cambio fue lo que motivó la protesta del sector agropecuario.

Es una historia vieja. Roberto Alemann también aplicó retenciones durante la última dictadura militar, antes de la Guerra de Malvinas. Durante la guerra las volvió a aumentar

- Es decir, entre diciembre del '81 y el 2 de abril del '82...

- ... Se habían aplicado retenciones. Después aumentó un 10% más durante el desarrollo del conflicto. José Martínez de Hoz las había eliminado.

No es sólo un problema de retenciones para el campo, es un problema también del tipo de cambio. Porque tanto la época de Martínez de Hoz como en la época de Carlos Menem no había retenciones, pero el tipo de cambio estaba totalmente sobrevaluado y por lo tanto eso también perjudicaba al sector agropecuario.

Lo que pregunto es ¿porqué los únicos lock out que se hicieron, se hicieron durante los gobiernos de Alfonsín y el de Isabel Perón?

- ¿Qué explicación le daría usted?

- La explicación que encuentro es que son gobiernos que no forman parte de las elites tradicionales de poder en la Argentina.

- ¿Por una cuestión ideológica-política?

- Yo creo que hay un problema ideológico-político. No sólo un problema de intereses económicos. Tengo las declaraciones de la Sociedad Rural de distintas épocas, Krieger Vasena, Alvaro Alsogaray, Martínez de Hoz, etc.

Siempre hubo protestas, porque no es que lo acepten tranquilamente, pero las protestas no pasaron más allá de eso. No hubo una acción directa.

¿Por qué? Porque los hombres de la Rural, u hombres de ese sector del campo, estaban vinculados a esos gobiernos. Estaban dentro del paquete, porque si no se beneficiaban del campo, se beneficiaban de las inversiones especulativas, financieras, de la patria contratista.

Estas son las elites de poder que estaban vinculadas con los gobiernos de turno, sobre todo con los gobiernos militares.

Obviamente estuvieron menos vinculados con los gobiernos democráticos, al margen de cómo se los quiera definir a los gobiernos de Alfonsín, de Isabel Perón...

- Fueron gobiernos electos por los argentinos...

- Fueron electos, fueron gobiernos democráticos. Entonces, hay que pensar también en motivos de ese tipo.

Cuando ese sector agrario estuvo en el poder en la década del '30 del siglo pasado, durante los golpes de Estado de Uriburu y de Justo, que se conoce como la restauración conservadora, hubo una crisis mundial.

La crisis mundial afectó los mercados externos, hizo disminuir muchísimo las exportaciones y las importaciones. Fue un cuello de botella para el sector agropecuario muy serio. Entonces se crearon las Juntas Reguladoras de Granos y de Carnes.

Estas Juntas regulaban los precios, le daban a los productores del sector precios mayores a los ofrecidos en lo internacional y vendían a pérdida en el exterior.

- ¿Un subsidio...?

- Un subsidio, fue un subsidio. Cuando tuvieron el poder se dieron un subsidio a si mismos. Este es un ejemplo histórico.

Lo que no les gustó fue lo que hizo Juan Perón. Hizo a la inversa. Tomó la misma idea de mecanismo regulador de las Juntas cuando creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio).

Cuando los precios internacionales de las materias primas subieron, Perón hizo la operación inversa. Le dio precios menores al sector agropecuario y la diferencia con los precios internacionales que se recibían en divisas, las transfirió a otros sectores productivos, del sector industrial, a través del Banco Central y el Banco de Crédito Industrial.

Esta fue la primera etapa del gobierno de Perón. En la segunda etapa, cuando vino la crisis de 1949 a 1952, la primera crisis de balanza de pagos, hubo dos sequías importantes, el IAPI comenzó a hacer lo que hacía la Junta de Granos: le pagaba a los agricultores más de lo que recibían por los precios internacionales, que estaban deprimidos.

Esa función reguladora, el Estado la jugó siempre.

- Desde un punto de vista concreto, ¿En EE.UU. qué sector o sectores subsidian al campo, la industria, el comercio, los servicios?

- Los subsidia el gobierno norteamericano.

- Las remesas para los subsidios, ¿de dónde las obtienen?

- De los recursos fiscales.

- Sobre la base de lo que producen la industria, el comercio y los servicios...

- De los excedentes que obtienen. Lo mismo con los gastos de guerra.

- Pareciera que aquí la queja es que se le sacan al campo las retenciones para subsidiar a otros sectores. EE.UU. tiene ventajas comparativas en lo industrial...

- La pregunta es correcta. Es así, es cierto. Es lo que pasa también en Europa.

La cuestión no es sólo en la Argentina, en otros lados la situación es a la inversa. El agro le saca a los otros sectores.

Lo que ocurre es que la Argentina todavía tiene un sector agropecuario fundamental para sus exportaciones.

- Usted dice en el libro que hubo un modelo agroexportador, otro industrial de sustitución de importaciones y un tercero rentístico-financiero. El actual ¿qué tipo de modelo es, como lo definiría?

- Creo que hay un intento de reindustrializar el país. Una de las lecciones que dejó la década del '90 es que el país no puede vivir endeudándose, por un lado, y viviendo de los servicios y de actividades que no son productivas.

Uno de los elementos esenciales es la reindustrialización. Uno de los motivos principales que hay que tener en cuenta es que ningún país desarrollado es un país agroexportador. Son países industriales.

Mismo China se está desarrollando a pasos agigantados fundando el desarrollo en las exportaciones industriales. No en las exportaciones agropecuarias.

- ¿Qué quiere decir? ¿Qué la Argentina no debería darle importancia a la potencialidad agroindustrial?

- El potencial agropecuario que posee, tiene que ayudar al potencial industrial. Tiene que terminar la dicotomía entre el agro y la industria. Y tenemos que ir hacia un sistema donde los dos sectores sean motores del desarrollo económico del país.

Pero hay que tener claro que el motor generador de divisas es el agro. Pero el motor generador de empleo es la industria.

Como dice bien Aldo Ferrer, si el agro emplea el 40% de la población, qué pasa con el 60 restante. Es un país para 20 millones de habitantes. El país agroexportador es para 20 millones de habitantes.

La industria con mayor valor agregado es la que crea empleo.

- ¿Y cual es el punto de unión entre ambas?

- Un punto de unión es la agroindustria, por supuesto. El modelo agroexportador está basado en el endeudamiento externo.

En este modelo debemos recuperar algo que se perdió en los noventa, que es el mercado interno.

- ¿El actual modelo sobrevive sin las retenciones al campo?

- No. Creo que las retenciones al campo son esenciales. Lo que es distorsivo es el sistema tributario. El principal impuesto es al consumo, el IVA, que es el más alto del mundo. En otros países que es alto, no llega al 18%.

Lo principal del sistema de desarrollo lo estamos financiando todos. El impuesto a las ganancias siempre fue un desastre. Porque nunca fue muy progresivo, más bien regresivo.

- ¿Las retenciones se tienen que convertir en el gravamen de impuesto a las ganancias?

- Las retenciones, en primer lugar, son antiinflacionarios.

En segundo lugar, independientemente de una reforma impositiva, tiene que haber retenciones. Pueden ser menores, eso sí, si la reforma tributaria es adecuada. Pero tiene que haber.

También tiene que haber retenciones por otro tema, que tiene que ver con la teoría económica. El sector agrario es el único que percibe la renta agraria, que es una renta excepcional.

El sector agrario es el que tiene el monopolio de un recurso único: la tierra. A diferencia de otros sectores del sistema capitalista.

Si usted quiere abrir una empresa metalúrgica, hay cientos de empresas metalúrgicas. Compro un galpón y me pongo a competir en el sector, me irá bien o mal.

- Las retenciones a las exportaciones agrarias viene a equilibrar...

- ... Cuando hay casos de renta diferencial, como es en este caso, y como lo hubo en la época de oro durante la primera década del siglo veinte. En aquel momento hubo altos precios del agro y la renta diferencial fue inmensa.

En aquella época no hubo retenciones, toda la renta fue para el sector agrario. El campo quiere volver a esa época.

¿Quién garantiza que esa renta se reinvierta? Durante las épocas de Martínez de Hoz y de Menem esas rentas se fugaron del país y volvieron convertidos en deuda externa.

Retenciones, otra mirada

El economista e historiador, Mario Rapoport, dijo que las retenciones a las exportaciones del agro tienen "un efecto antiinflacionario" y agregó que la fortaleza productiva del campo debe "ayudar a potenciar la industria".

Rapoport es un reconocido investigador de la historia económica nacional y autor del libro "Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)", el período productivo más importante del país.

"Estoy de acuerdo con las retenciones. En primer lugar tiene que ver con el precio de los productos que se exportan, que son productos de consumo interno" manifestó.

"Aunque la soja no lo es, es como si lo fuera. Porque en la medida que los productores se dediquen a la soja, por eso se habla de sojización, más que a otros productos, la oferta de los otros productos disminuye, por lo tanto también aumentan los precios del trigo, del maíz, en la medida de que se cultiven menos".

"Hay un efecto antiinflacionario -argumentó- que se aplica en muchos países y no es un problema sólo de este gobierno. Esto se aplica en el país desde mucho tiempo antes. Empezó con Bartolomé Mitre".

- ¿El conflicto de hoy con el campo es porque las retenciones subieron del 35% al 44?.

- En el pasado hubo distintos momentos, incluso en la época de Mitre cuando se impuso el impuesto, es porque también había necesidades fiscales, porque en 1866, los Estados Unidos, aplicaron un impuesto a la lana, que impidió la entrada de productos argentinos en ese mercado.

También aplicaron retenciones la Revolución Libertadora y el gobierno de Arturo Frondizi. El caso más importante de aplicación se produjo bajo el famoso Plan Adalbert Krieger Vasena, cuando se hizo una devaluación del 40% con una retención similar.

- ¿Las retenciones fueron para todos los productos agropecuarios?

- A todos los productos agropecuarios. Los de aquel momento, en especial al trigo y al maíz. Incluso la carne.

La retención ascendía al mismo monto de la devaluación. La retención es una forma de desdoblar el tipo de cambio. Hacer un tipo de cambio distinto para el agro que son los principales exportadores.

Por eso también durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el problema principal que hubo, saltando las épocas, fue el desdoblamiento del tipo de cambio.

En 1987, con el Plan Primavera, esto produjo un lock out de los sectores agrícolas. Pero ya Alfonsín había aplicado las retenciones. El desdoblamiento del tipo de cambio fue lo que motivó la protesta del sector agropecuario.

Es una historia vieja. Roberto Alemann también aplicó retenciones durante la última dictadura militar, antes de la Guerra de Malvinas. Durante la guerra las volvió a aumentar

- Es decir, entre diciembre del '81 y el 2 de abril del '82...

- ... Se habían aplicado retenciones. Después aumentó un 10% más durante el desarrollo del conflicto. José Martínez de Hoz las había eliminado.

No es sólo un problema de retenciones para el campo, es un problema también del tipo de cambio. Porque tanto la época de Martínez de Hoz como en la época de Carlos Menem no había retenciones, pero el tipo de cambio estaba totalmente sobrevaluado y por lo tanto eso también perjudicaba al sector agropecuario.

Lo que pregunto es ¿porqué los únicos lock out que se hicieron, se hicieron durante los gobiernos de Alfonsín y el de Isabel Perón?

- ¿Qué explicación le daría usted?

- La explicación que encuentro es que son gobiernos que no forman parte de las elites tradicionales de poder en la Argentina.

- ¿Por una cuestión ideológica-política?

- Yo creo que hay un problema ideológico-político. No sólo un problema de intereses económicos. Tengo las declaraciones de la Sociedad Rural de distintas épocas, Krieger Vasena, Alvaro Alsogaray, Martínez de Hoz, etc.

Siempre hubo protestas, porque no es que lo acepten tranquilamente, pero las protestas no pasaron más allá de eso. No hubo una acción directa.

¿Por qué? Porque los hombres de la Rural, u hombres de ese sector del campo, estaban vinculados a esos gobiernos. Estaban dentro del paquete, porque si no se beneficiaban del campo, se beneficiaban de las inversiones especulativas, financieras, de la patria contratista.

Estas son las elites de poder que estaban vinculadas con los gobiernos de turno, sobre todo con los gobiernos militares.

Obviamente estuvieron menos vinculados con los gobiernos democráticos, al margen de cómo se los quiera definir a los gobiernos de Alfonsín, de Isabel Perón...

- Fueron gobiernos electos por los argentinos...

- Fueron electos, fueron gobiernos democráticos. Entonces, hay que pensar también en motivos de ese tipo.

Cuando ese sector agrario estuvo en el poder en la década del '30 del siglo pasado, durante los golpes de Estado de Uriburu y de Justo, que se conoce como la restauración conservadora, hubo una crisis mundial.

La crisis mundial afectó los mercados externos, hizo disminuir muchísimo las exportaciones y las importaciones. Fue un cuello de botella para el sector agropecuario muy serio. Entonces se crearon las Juntas Reguladoras de Granos y de Carnes.

Estas Juntas regulaban los precios, le daban a los productores del sector precios mayores a los ofrecidos en lo internacional y vendían a pérdida en el exterior.

- ¿Un subsidio...?

- Un subsidio, fue un subsidio. Cuando tuvieron el poder se dieron un subsidio a si mismos. Este es un ejemplo histórico.

Lo que no les gustó fue lo que hizo Juan Perón. Hizo a la inversa. Tomó la misma idea de mecanismo regulador de las Juntas cuando creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio).

Cuando los precios internacionales de las materias primas subieron, Perón hizo la operación inversa. Le dio precios menores al sector agropecuario y la diferencia con los precios internacionales que se recibían en divisas, las transfirió a otros sectores productivos, del sector industrial, a través del Banco Central y el Banco de Crédito Industrial.

Esta fue la primera etapa del gobierno de Perón. En la segunda etapa, cuando vino la crisis de 1949 a 1952, la primera crisis de balanza de pagos, hubo dos sequías importantes, el IAPI comenzó a hacer lo que hacía la Junta de Granos: le pagaba a los agricultores más de lo que recibían por los precios internacionales, que estaban deprimidos.

Esa función reguladora, el Estado la jugó siempre.

- Desde un punto de vista concreto, ¿En EE.UU. qué sector o sectores subsidian al campo, la industria, el comercio, los servicios?

- Los subsidia el gobierno norteamericano.

- Las remesas para los subsidios, ¿de dónde las obtienen?

- De los recursos fiscales.

- Sobre la base de lo que producen la industria, el comercio y los servicios...

- De los excedentes que obtienen. Lo mismo con los gastos de guerra.

- Pareciera que aquí la queja es que se le sacan al campo las retenciones para subsidiar a otros sectores. EE.UU. tiene ventajas comparativas en lo industrial...

- La pregunta es correcta. Es así, es cierto. Es lo que pasa también en Europa.

La cuestión no es sólo en la Argentina, en otros lados la situación es a la inversa. El agro le saca a los otros sectores.

Lo que ocurre es que la Argentina todavía tiene un sector agropecuario fundamental para sus exportaciones.

- Usted dice en el libro que hubo un modelo agroexportador, otro industrial de sustitución de importaciones y un tercero rentístico-financiero. El actual ¿qué tipo de modelo es, como lo definiría?

- Creo que hay un intento de reindustrializar el país. Una de las lecciones que dejó la década del '90 es que el país no puede vivir endeudándose, por un lado, y viviendo de los servicios y de actividades que no son productivas.

Uno de los elementos esenciales es la reindustrialización. Uno de los motivos principales que hay que tener en cuenta es que ningún país desarrollado es un país agroexportador. Son países industriales.

Mismo China se está desarrollando a pasos agigantados fundando el desarrollo en las exportaciones industriales. No en las exportaciones agropecuarias.

- ¿Qué quiere decir? ¿Qué la Argentina no debería darle importancia a la potencialidad agroindustrial?

- El potencial agropecuario que posee, tiene que ayudar al potencial industrial. Tiene que terminar la dicotomía entre el agro y la industria. Y tenemos que ir hacia un sistema donde los dos sectores sean motores del desarrollo económico del país.

Pero hay que tener claro que el motor generador de divisas es el agro. Pero el motor generador de empleo es la industria.

Como dice bien Aldo Ferrer, si el agro emplea el 40% de la población, qué pasa con el 60 restante. Es un país para 20 millones de habitantes. El país agroexportador es para 20 millones de habitantes.

La industria con mayor valor agregado es la que crea empleo.

- ¿Y cual es el punto de unión entre ambas?

- Un punto de unión es la agroindustria, por supuesto. El modelo agroexportador está basado en el endeudamiento externo.

En este modelo debemos recuperar algo que se perdió en los noventa, que es el mercado interno.

- ¿El actual modelo sobrevive sin las retenciones al campo?

- No. Creo que las retenciones al campo son esenciales. Lo que es distorsivo es el sistema tributario. El principal impuesto es al consumo, el IVA, que es el más alto del mundo. En otros países que es alto, no llega al 18%.

Lo principal del sistema de desarrollo lo estamos financiando todos. El impuesto a las ganancias siempre fue un desastre. Porque nunca fue muy progresivo, más bien regresivo.

- ¿Las retenciones se tienen que convertir en el gravamen de impuesto a las ganancias?

- Las retenciones, en primer lugar, son antiinflacionarios.

En segundo lugar, independientemente de una reforma impositiva, tiene que haber retenciones. Pueden ser menores, eso sí, si la reforma tributaria es adecuada. Pero tiene que haber.

También tiene que haber retenciones por otro tema, que tiene que ver con la teoría económica. El sector agrario es el único que percibe la renta agraria, que es una renta excepcional.

El sector agrario es el que tiene el monopolio de un recurso único: la tierra. A diferencia de otros sectores del sistema capitalista.

Si usted quiere abrir una empresa metalúrgica, hay cientos de empresas metalúrgicas. Compro un galpón y me pongo a competir en el sector, me irá bien o mal.

- Las retenciones a las exportaciones agrarias viene a equilibrar...

- ... Cuando hay casos de renta diferencial, como es en este caso, y como lo hubo en la época de oro durante la primera década del siglo veinte. En aquel momento hubo altos precios del agro y la renta diferencial fue inmensa.

En aquella época no hubo retenciones, toda la renta fue para el sector agrario. El campo quiere volver a esa época.

¿Quién garantiza que esa renta se reinvierta? Durante las épocas de Martínez de Hoz y de Menem esas rentas se fugaron del país y volvieron convertidos en deuda externa.

sábado, mayo 10, 2008

El boom financiero islámico


El fenómeno financiero islámico está creciendo a un ritmo muy veloz, superior al 20% anual durante el último trienio, cuyo valor total se ha cuadruplicado en los últimos 5 años y ha alcanzado la cifra de 800.000 millones de dólares. Existen más de 300 grupos financieros islámicos en todo el mundo, presentes en 75 países diferentes, concretamente en Oriente Medio -cuyos países productores de petróleo son los principales beneficiados del sector, sobre todo Bahréin, así como los países norteafricanos- en Asia oriental (principalmente en Malasia, aunque también en la India e Indonesia, donde se han realizado importantes inversiones en infraestructuras), e incluso en Occidente. Si tenemos en cuenta el aumento exponencial del precio del petróleo, el desarrollo de los países norteafricanos y de Oriente Medio y las exigencias de los inmigrantes de los países occidentales, es posible prever un desarrollo acelerado de este sector, que en los próximos dos años podría superar el valor total del billón de dólares, con un crecimiento superior al 100% durante la próxima década.

Los datos del fenómeno y el papel de EE.UU. y Gran Bretaña

Respecto a este fuerte crecimiento, que no estaba previsto en cuanto a tiempo y proporciones, podemos decir que Occidente no se ha quedado al margen, aunque son muchas las formas de reacción a este tipo de finanzas. Gran Bretaña y EE.UU. han intentado entrar en los mecanismos del sector desde que comenzó su crecimiento, que tras el 11 de septiembre se ha hecho cada vez mayor, alcanzando la segunda juventud de las finanzas islámicas (la primera fue en la segunda mitad de los años 70, después de la fundación del primer banco islámico en 1963), una vez superada la crisis de los años 90 que tuvo lugar cuando el precio del petróleo sufrió un estancamiento. Durante los últimos años, los grandes grupos financieros internacionales han abierto las puertas a este tipo de finanzas, primero en Oriente Medio y después en Occidente, en países donde la comunidad islámica experimentaba un fuerte crecimiento. La interacción entre Occidente y el mundo árabe en el sector fomenta una actuación bilateral cada vez mayor. Un ejemplo de estas prósperas relaciones lo representa el Islamic Bank of Britain de Londres, fundado en noviembre de 2004. El 80% del capital inicial del grupo procedía del Golfo, mientras el 80% de los inversores actuales viven en Gran Bretaña y el 80% de los directivos son británicos no musulmanes.

Este fenómeno ha llevado a resultados que muestran cómo Wall Street (índice Dow Jones islámicos, a este respecto) y sobre todo la ciudad de Londres se han convertido en los centros principales de la finanza islámica. El banco islámico más grande del mundo es el americano Citibank, con transacciones por un valor total de 6.000 millones de dólares. Si bien EE.UU. y Gran Bretaña son los dos actores que han incidido más en los negocios de ámbito islámico, otros grupos crediticios occidentales no han permanecido pasivos, aunque han actuado en proporciones inferiores: en Europa, además del inglés Hsbc (cuya filial turca pasó de 50 a 438 millones de dólares en créditos durante el período 2001-2004) destacan el Deutsche Bank, la francesa Sociètè Gènèrale, Bnp Paribas y la holandesa Abm Amro. Concretamente, el sector de los fondos de inversión es el que registra mayores niveles de crecimiento, con más de 320 fondos bursátiles islámicos, presentes en todo el mundo, que está experimentando un momento de gran prosperidad como muestra su crecimiento anual del 25%, por un total de 400.000 millones de dólares (sólo en las regiones del Golfo existen 125 fondos de acciones islámicos, por un valor que alcanza los 30.000 millones de dólares, mientras que en Malasia los fondos han pasado de 7 a 71 en los últimos 10 años). Por otro lado, el mercado de las obligaciones ha alcanzado la cuota de 200.000 millones de dólares y la capitalización de los grupos supera los 7.000 millones de dólares.

Los bancos islámicos tienen la exclusividad financiera en Irán, Pakistán y Sudán. Además, el fenómeno se ha desarrollado fuertemente en Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Líbano, Kuwait, Arabia Saudí y Qatar. Por el contrario, los bancos islámicos no son muy bien recibidos en países como Argelia, Irak, Libia y Siria. Respecto a Asia, el fenómeno está muy desarrollado en Malasia, mientras que se encuentra en fase inicial en Indonesia, el Estado islámico más grande del mundo, donde estos bancos no gozan aún de la confianza de los clientes, que siguen prefiriendo los grupos financieros de tradición occidental.
La crisis de los préstamos subprime no afecta al sector

Un aspecto a tener en cuenta es la crisis americana de las hipotecas subprime que estalló el verano pasado. No ha afectado a las finanzas islámicas, incluso le ha servido para renovarse con un impulso que en EE.UU. Ha aumentado el número de productos financieros compatibles con la sharia, la ley islámica. El Islam prohíbe los préstamos basados en tipos de interés, o la comercialización de deudas, y un inversor musulmán no puede adquirir productos como las obligaciones de deudas colaterales (CDO, por sus siglas en ingles), una de las principales causas de la crisis. Por este motivo, los bancos islámicos no han sufrido la crisis y han aumentado su valor y su atractivo, por tanto, han ampliado su clientela. Una excepción a esta inmunidad ante la crisis la representa el Abcb.bh, banco de Bahréin, que en 2007 vio caer sus beneficios en un 37%, debido más a los negocios tradicionales que a los productos relacionados con la sharia.
El modelo de Gran Bretaña

Gran Bretaña es el país donde más arraigo tiene este tipo de finanzas, especialmente a través del banco Hsbc y la Lloyds TSB. En los últimos años se han llevado a cabo algunas medidas que permiten a la comunidad musulmana británica efectuar sus propias actividades según los principios de la finanza islámica (en Gran Bretaña se encuentran 3 millones de musulmanes, 725.00 sólo en Londres y con máximos en algunas ciudades donde alcanza al 20% de la población, como Leicester). En particular, estas medidas han afectado al mercado hipotecario, cuya cuota es de 7.000 dólares mediante el que se puede adquirir una casa según la modalidad prevista por la sharia. Además, entre las operaciones que respetan las leyes islámicas, hay que destacar los fondos fiduciarios para recien nacidos, cuentas corrientes, cuentas bancarias y de ahorros especializadas por categorías y generaciones (por ejemplo, para estudiantes y jóvenes, o los fondos de pensiones para la tercera edad), facilidades fiscales para hombres polígamos (33,65 esterlinas a la semana por cada mujer). En estas operaciones se basa la creación de los dos bancos islámicos de Londres, controlados por inversores del Golfo Pérsico: el Islamic Bank of Britain y la European Islamic Investment Bank (EIIB), que no sólo ofrecen productos de acuerdo con la sharia, sino que operan en completa conformidad con las leyes islámicas, ofreciendo sus servicios a 1,8 millones de musulmanes.
Las dificultades de desarrollo en Europa continental: el caso italiano

Fuera de Gran Bretaña, el único banco islámico presente en Europa tiene su sede en Ginebra, el Faisal Finance. Esta sede está dirigida a una clientela de alto nivel y está en activo desde hace quince años ligada al grupo financiero saudí DMI, de la Casa Real saudí. Más allá de los bancos islámicos, estas operaciones financieras no han alcanzado los niveles de Gran Bretaña en muchos países europeos. Destaca el caso italiano. En Italia viven actualmente 824.000 musulmanes y existen 66.000 empresas de emprendedores musulmanes, frente a las 200.000 compañías italianas de ciudadanos extranjeros. En Italia no existen productos financieros que respondan a las exigencias de los musulmanes que viven en el país. Durante los últimos cinco años, los grupos financieros han ofrecido instrumentos bancarios para conquistar este vacío en el mercado, pero han obtenido escaso éxito pues, en muchas ocasiones, se trataba de productos artificiales y no operaciones reales bajo los principios de la finanza islámica.

El grupo crediticio más importante a este respecto en Italia es la Caja de Ahorros de Fabriano, que ha propuesto la conversión de los intereses activos en depósitos de alta rentabilidad, a pesar de que esta operación no se pueda considerar puramente de principios islámicos. La causa de la escasez de instrumentos de finanza islámica en Italia reside en la carencia de una estrategia a largo plazo y en el inmovilismo del Estado, además de en el nivel educativo medio-bajo de la primera generación de inmigrantes. Existe una inercia de fondo tanto en la demanda (los mismos inmigrantes no conocen a fondo los principios de la finanza islámica) como en la oferta (las bancas todavía no consideran de interés estudiar ampliamente el desarrollo de esos instrumentos). Algunos países parecen que, a medio plazo, podrían dirigirse hacia la promoción de productos adecuados a la interculturalidad (servicios de transferencia de dinero que faciliten remesas, microcréditos, tarjetas de cuentas corrientes en Italia utilizables en los países de origen sin costes añadidos, material y personal plurilingüe), pero la creación de un banco islámico italiano, que aproveche los diferentes reglamentos financieros, sólo parece factible a largo plazo. Con las medidas mencionadas anteriormente, los bancos italianos podrían contribuir a la integración social, la transparencia del sistema financiero y sobre todo aumentar la posibilidad de abrir canales preferentes en los mercados de los países árabes.
Retos y riesgos de la finanza islámica

En 2008 sigue afirmándose la tendencia positiva de la finanza islámica. Sin embargo, existen algunos factores que podrían convertirse en problemas urgentes para el sector, como la carencia de personal capaz de gestionar este tipo de productos y, sobre todo, la creencia cada vez más generalizada de que los bancos islámicos financian, directa o indirectamente, a organizaciones terroristas. El 3% de los fondos musulmanes está destinado a ayudas para asociaciones islámicas y existe el temor de que parte de ese dinero, procedente de Occidente, financie a grupos terroristas. La transmisión de estas financiaciones está poco clara y existe poca transparencia en el destino de estos fondos. A este respecto, Occidente debe estar atento para no caer en la paradoja de financiar a grupos terroristas.



Conclusiones

El sector financiero islámico está experimentando un momento de prosperidad y su crecimiento es cada vez más acelerado. Actualmente, las inversiones en el sector parecen ser muy rentables. Sin embargo, Occidente debería prestar atención al 3% que se dirige a las ayudas, controlando escrupulosamente los destinatarios de ese porcentaje, para no encontrarse en la situación paradójica de financiar a grupos terroristas que amenazan precisamente a Occidente.

El boom financiero islámico


El fenómeno financiero islámico está creciendo a un ritmo muy veloz, superior al 20% anual durante el último trienio, cuyo valor total se ha cuadruplicado en los últimos 5 años y ha alcanzado la cifra de 800.000 millones de dólares. Existen más de 300 grupos financieros islámicos en todo el mundo, presentes en 75 países diferentes, concretamente en Oriente Medio -cuyos países productores de petróleo son los principales beneficiados del sector, sobre todo Bahréin, así como los países norteafricanos- en Asia oriental (principalmente en Malasia, aunque también en la India e Indonesia, donde se han realizado importantes inversiones en infraestructuras), e incluso en Occidente. Si tenemos en cuenta el aumento exponencial del precio del petróleo, el desarrollo de los países norteafricanos y de Oriente Medio y las exigencias de los inmigrantes de los países occidentales, es posible prever un desarrollo acelerado de este sector, que en los próximos dos años podría superar el valor total del billón de dólares, con un crecimiento superior al 100% durante la próxima década.

Los datos del fenómeno y el papel de EE.UU. y Gran Bretaña

Respecto a este fuerte crecimiento, que no estaba previsto en cuanto a tiempo y proporciones, podemos decir que Occidente no se ha quedado al margen, aunque son muchas las formas de reacción a este tipo de finanzas. Gran Bretaña y EE.UU. han intentado entrar en los mecanismos del sector desde que comenzó su crecimiento, que tras el 11 de septiembre se ha hecho cada vez mayor, alcanzando la segunda juventud de las finanzas islámicas (la primera fue en la segunda mitad de los años 70, después de la fundación del primer banco islámico en 1963), una vez superada la crisis de los años 90 que tuvo lugar cuando el precio del petróleo sufrió un estancamiento. Durante los últimos años, los grandes grupos financieros internacionales han abierto las puertas a este tipo de finanzas, primero en Oriente Medio y después en Occidente, en países donde la comunidad islámica experimentaba un fuerte crecimiento. La interacción entre Occidente y el mundo árabe en el sector fomenta una actuación bilateral cada vez mayor. Un ejemplo de estas prósperas relaciones lo representa el Islamic Bank of Britain de Londres, fundado en noviembre de 2004. El 80% del capital inicial del grupo procedía del Golfo, mientras el 80% de los inversores actuales viven en Gran Bretaña y el 80% de los directivos son británicos no musulmanes.

Este fenómeno ha llevado a resultados que muestran cómo Wall Street (índice Dow Jones islámicos, a este respecto) y sobre todo la ciudad de Londres se han convertido en los centros principales de la finanza islámica. El banco islámico más grande del mundo es el americano Citibank, con transacciones por un valor total de 6.000 millones de dólares. Si bien EE.UU. y Gran Bretaña son los dos actores que han incidido más en los negocios de ámbito islámico, otros grupos crediticios occidentales no han permanecido pasivos, aunque han actuado en proporciones inferiores: en Europa, además del inglés Hsbc (cuya filial turca pasó de 50 a 438 millones de dólares en créditos durante el período 2001-2004) destacan el Deutsche Bank, la francesa Sociètè Gènèrale, Bnp Paribas y la holandesa Abm Amro. Concretamente, el sector de los fondos de inversión es el que registra mayores niveles de crecimiento, con más de 320 fondos bursátiles islámicos, presentes en todo el mundo, que está experimentando un momento de gran prosperidad como muestra su crecimiento anual del 25%, por un total de 400.000 millones de dólares (sólo en las regiones del Golfo existen 125 fondos de acciones islámicos, por un valor que alcanza los 30.000 millones de dólares, mientras que en Malasia los fondos han pasado de 7 a 71 en los últimos 10 años). Por otro lado, el mercado de las obligaciones ha alcanzado la cuota de 200.000 millones de dólares y la capitalización de los grupos supera los 7.000 millones de dólares.

Los bancos islámicos tienen la exclusividad financiera en Irán, Pakistán y Sudán. Además, el fenómeno se ha desarrollado fuertemente en Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Líbano, Kuwait, Arabia Saudí y Qatar. Por el contrario, los bancos islámicos no son muy bien recibidos en países como Argelia, Irak, Libia y Siria. Respecto a Asia, el fenómeno está muy desarrollado en Malasia, mientras que se encuentra en fase inicial en Indonesia, el Estado islámico más grande del mundo, donde estos bancos no gozan aún de la confianza de los clientes, que siguen prefiriendo los grupos financieros de tradición occidental.
La crisis de los préstamos subprime no afecta al sector

Un aspecto a tener en cuenta es la crisis americana de las hipotecas subprime que estalló el verano pasado. No ha afectado a las finanzas islámicas, incluso le ha servido para renovarse con un impulso que en EE.UU. Ha aumentado el número de productos financieros compatibles con la sharia, la ley islámica. El Islam prohíbe los préstamos basados en tipos de interés, o la comercialización de deudas, y un inversor musulmán no puede adquirir productos como las obligaciones de deudas colaterales (CDO, por sus siglas en ingles), una de las principales causas de la crisis. Por este motivo, los bancos islámicos no han sufrido la crisis y han aumentado su valor y su atractivo, por tanto, han ampliado su clientela. Una excepción a esta inmunidad ante la crisis la representa el Abcb.bh, banco de Bahréin, que en 2007 vio caer sus beneficios en un 37%, debido más a los negocios tradicionales que a los productos relacionados con la sharia.
El modelo de Gran Bretaña

Gran Bretaña es el país donde más arraigo tiene este tipo de finanzas, especialmente a través del banco Hsbc y la Lloyds TSB. En los últimos años se han llevado a cabo algunas medidas que permiten a la comunidad musulmana británica efectuar sus propias actividades según los principios de la finanza islámica (en Gran Bretaña se encuentran 3 millones de musulmanes, 725.00 sólo en Londres y con máximos en algunas ciudades donde alcanza al 20% de la población, como Leicester). En particular, estas medidas han afectado al mercado hipotecario, cuya cuota es de 7.000 dólares mediante el que se puede adquirir una casa según la modalidad prevista por la sharia. Además, entre las operaciones que respetan las leyes islámicas, hay que destacar los fondos fiduciarios para recien nacidos, cuentas corrientes, cuentas bancarias y de ahorros especializadas por categorías y generaciones (por ejemplo, para estudiantes y jóvenes, o los fondos de pensiones para la tercera edad), facilidades fiscales para hombres polígamos (33,65 esterlinas a la semana por cada mujer). En estas operaciones se basa la creación de los dos bancos islámicos de Londres, controlados por inversores del Golfo Pérsico: el Islamic Bank of Britain y la European Islamic Investment Bank (EIIB), que no sólo ofrecen productos de acuerdo con la sharia, sino que operan en completa conformidad con las leyes islámicas, ofreciendo sus servicios a 1,8 millones de musulmanes.
Las dificultades de desarrollo en Europa continental: el caso italiano

Fuera de Gran Bretaña, el único banco islámico presente en Europa tiene su sede en Ginebra, el Faisal Finance. Esta sede está dirigida a una clientela de alto nivel y está en activo desde hace quince años ligada al grupo financiero saudí DMI, de la Casa Real saudí. Más allá de los bancos islámicos, estas operaciones financieras no han alcanzado los niveles de Gran Bretaña en muchos países europeos. Destaca el caso italiano. En Italia viven actualmente 824.000 musulmanes y existen 66.000 empresas de emprendedores musulmanes, frente a las 200.000 compañías italianas de ciudadanos extranjeros. En Italia no existen productos financieros que respondan a las exigencias de los musulmanes que viven en el país. Durante los últimos cinco años, los grupos financieros han ofrecido instrumentos bancarios para conquistar este vacío en el mercado, pero han obtenido escaso éxito pues, en muchas ocasiones, se trataba de productos artificiales y no operaciones reales bajo los principios de la finanza islámica.

El grupo crediticio más importante a este respecto en Italia es la Caja de Ahorros de Fabriano, que ha propuesto la conversión de los intereses activos en depósitos de alta rentabilidad, a pesar de que esta operación no se pueda considerar puramente de principios islámicos. La causa de la escasez de instrumentos de finanza islámica en Italia reside en la carencia de una estrategia a largo plazo y en el inmovilismo del Estado, además de en el nivel educativo medio-bajo de la primera generación de inmigrantes. Existe una inercia de fondo tanto en la demanda (los mismos inmigrantes no conocen a fondo los principios de la finanza islámica) como en la oferta (las bancas todavía no consideran de interés estudiar ampliamente el desarrollo de esos instrumentos). Algunos países parecen que, a medio plazo, podrían dirigirse hacia la promoción de productos adecuados a la interculturalidad (servicios de transferencia de dinero que faciliten remesas, microcréditos, tarjetas de cuentas corrientes en Italia utilizables en los países de origen sin costes añadidos, material y personal plurilingüe), pero la creación de un banco islámico italiano, que aproveche los diferentes reglamentos financieros, sólo parece factible a largo plazo. Con las medidas mencionadas anteriormente, los bancos italianos podrían contribuir a la integración social, la transparencia del sistema financiero y sobre todo aumentar la posibilidad de abrir canales preferentes en los mercados de los países árabes.
Retos y riesgos de la finanza islámica

En 2008 sigue afirmándose la tendencia positiva de la finanza islámica. Sin embargo, existen algunos factores que podrían convertirse en problemas urgentes para el sector, como la carencia de personal capaz de gestionar este tipo de productos y, sobre todo, la creencia cada vez más generalizada de que los bancos islámicos financian, directa o indirectamente, a organizaciones terroristas. El 3% de los fondos musulmanes está destinado a ayudas para asociaciones islámicas y existe el temor de que parte de ese dinero, procedente de Occidente, financie a grupos terroristas. La transmisión de estas financiaciones está poco clara y existe poca transparencia en el destino de estos fondos. A este respecto, Occidente debe estar atento para no caer en la paradoja de financiar a grupos terroristas.



Conclusiones

El sector financiero islámico está experimentando un momento de prosperidad y su crecimiento es cada vez más acelerado. Actualmente, las inversiones en el sector parecen ser muy rentables. Sin embargo, Occidente debería prestar atención al 3% que se dirige a las ayudas, controlando escrupulosamente los destinatarios de ese porcentaje, para no encontrarse en la situación paradójica de financiar a grupos terroristas que amenazan precisamente a Occidente.

domingo, abril 20, 2008

Irvin Waller: "Es más barato y eficaz invertir en prevención que en represión"


Desde la academia, Irvin Waller se enfrenta a los delincuentes. Este profesor canadiense especializado en prevención del delito, impulsa una idea simple, aunque inusual: "Aplicar el diez por ciento del presupuesto que se gasta en policía, cárceles y sistema de justicia a la prevención del delito permitiría disminuir en algunos años la violencia en un 50%", señala.

Waller, autor del libro Menos represión. Más seguridad, editado por el Instituto de Ciencias Penales de México y las Naciones Unidas, estuvo de visita en Buenos Aires para la inauguración del Centro de Estudios para investigar la Prevención del Delito (Ceprede), de la Universidad de Belgrano.

Su tesis seduce a algunos políticos: "Es más barato y eficaz invertir los recursos en prevención, mediante programas específicos, que en represión". Y desafía: "Aumentar el número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia".

Desmitificador de las ideas del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giulianni y su política de "Tolerancia cero", Waller explica que el índice de homicidios en esa ciudad ya disminuía antes de su llegada.

"En los Estados Unidos, las políticas de represión penal demostraron su ineficacia. Hay modelos aplicados en algunas ciudades norteamericanas y en Inglaterra que demuestran que es posible reducir la violencia con menos presupuesto que el que se gasta en la represión", explicó Waller.
En los Estados Unidos, se llegó a que hay 100 ciudadanos libres por cada preso que albergan sus cárceles y los Estados no están dispuestos a invertir tanto presupuesto en estas políticas, explica el profesor de la Universidad de Otawa y presidente del Centro Internacional para la prevención de la Delincuencia de Montreal. "Estas políticas demostraron ser poco eficaces y más costosas para los contribuyentes y las víctimas", señala.

-¿Qué ejemplos hay?

-En Inglaterra y Gales se aplica con éxito un programa para la inclusión de la juventud, que se enfoca en unos 50 jóvenes en situación de riesgo, de entre 13 y 16 años, en cada uno de los 70 barrios más peligrosos de Inglaterra y Gales, donde hay más pobreza y violencia. Se trabaja con ellos en centros juveniles durante diez horas semanales, donde se les da entrenamiento deportivo, informática, alfabetización y asesoramiento en salud. Los resultados fueron espectaculares y permitieron bajar el 60% el índice de arrestos, el 27% las expulsiones de la escuela y el 16% la delincuencia.

Es un ejemplo de una de las políticas que aplicó Tony Blair y que se puede llevar a países como la Argentina.

-¿Con qué mecanismos?

-Lo importante es tener una voluntad política de reducir la violencia y, a partir de allí, crear un centro de responsabilidad nacional para instrumentar programas. En Bogotá, se aplicaron programas de prevención, donde se creó un observatorio contra la violencia, es decir, un centro de responsabilidad que diagnosticó las causas de la violencia. Es la llave para disminuirla, contrariamente al aumento del número de policías.

-¿Muchos Estados tienen planes sociales que apuntan a esto y los resultados no parecen visibles?

-Es necesaria una coordinación de las agencias, porque operan en forma separada. Lo importante es que haya un objetivo para todas, una meta común y que sea posible medir la eficacia de los programas para cumplir ese objetivo. No es posible esperar resultados en seis meses o en un año. En Inglaterra, el programa se aplica desde hace diez años y ya funcionan 140 centros en el país.

-¿Debe cambiar la policía?

-El número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia. Sí, hay una relación entre la calidad de la policía y la calidad de la investigación policial. En Boston, se aplicó esta idea. La acción policial, sumada a los programas sociales, convergieron para la disminución de las pandillas y las armas. Allí se aplicó un programa con un smart police (policía inteligente).

Se utilizó la policía con un fuerte sistema de sanción penal y se impulsaron programas sociales para favorecer la escolaridad de los jóvenes y la formación profesional, para lo cual hubo también una acción sobre las empresas.

-¿En países aquejados por el crimen, estas políticas de mano blanda son impopulares?

-No es cierto. No hay resistencia de los ciudadanos. Las encuestas dicen que los ciudadanos están dos a uno en favor de gastar el presupuesto en prevención y no en sanción penal.

-¿Y las drogas, como influyen?

-El uso de alcohol está comprobado que tiene injerencia en el crecimiento de la violencia. Hay que estudiar si aquí ésa es la causa del problema. Hay que aplicar políticas de reducción de la demanda.

-¿Cómo se evita que se consagre la impunidad?

-La sanción no garantiza un freno a la violencia, habría que pensar en una justicia que sea más reparadora que punitiva.