miércoles, agosto 01, 2007

"La democracia es la única solución para el mundo árabe"

El escritor egipcio Alaa al Aswany analiza el origen del fanatismo religioso

MADRID.– ¿Qué se lee en Medio Oriente? Lejos de las diatribas de jeques fanáticos o de políticos extremistas, el best seller más grande de los últimos años es una novela que cuenta la historia de un glamoroso edificio estilo art déco en El Cairo, en su época de gloria: la década del 30. Allí convivían –¡oh, sorpresa!– la elite cairota: judíos, homosexuales, intelectuales y comerciantes burgueses. El libro, El edificio Yacobián (Editorial Maeva), narra la gradual decadencia del inmueble, hasta su miseria total, en la actualidad, que marcha en paralelo con la creciente penetración de la pobreza y del fundamentalismo entre sus paredes y en la sociedad en general.

El autor, Alaa al Aswany, no se cansa de decir que el único remedio para los males que afectan al mundo árabe es la democracia. No una democracia distinta de la conocida. Una democracia como las occidentales, sin ningún tipo de aditamento. Alaa al Aswany es un dentista encantador y –valga la coincidencia– de sonrisa perfecta. Le resulta difícil ocultarla mientras confiesa que, entre sus largas jornadas en la clínica odontológica y sus madrugadas escribiendo, logró intercalar clases de castellano para leer a Cervantes y García Márquez en su idioma original.

Pero su ademán alegre y despreocupado contrasta con lo duro de sus opiniones políticas, para las que también le han servido sus años de estudio del cuerpo humano en la Universidad de El Cairo y luego en la de Chicago, en Estados Unidos.

"Si uno confunde el síntoma con la enfermedad, el paciente muere. Si se cura la fiebre, pero no se presta atención a la inflamación cerebral que la causó, no sirve de nada. Y en la gran enfermedad del mundo árabe, lo primero que hay que atender es la dictadura. La injusticia, la corrupción, el fanatismo y la pobreza son sólo síntomas o complicaciones", asegura.

A pesar del éxito rotundo de su obra -ya traducida a una veintena de idiomas, comparada con la de Naguib Mahfuz, el premio Nobel de Literatura egipcio, y llevada al cine en la mayor superproducción de la historia reciente del mundo árabe, con entusiastas críticas en los festivales de Cannes, Berlín y Nueva York-, Al Aswany sigue trabajando en su clínica dental. "Cada día estoy expuesto a muchas personalidades distintas, y no podría haber mejor fuente para crear personajes. Además, escribo sobre personas y atiendo a personas. Por eso cuando voy de las bocas al papel no me parece que esté saltando de un mundo a otro dramáticamente distinto", explica con humor a LA NACION durante su visita a España, invitado por la Casa Arabe para presentar la traducción al castellano y hablar del futuro de su país.

-¿Cuál cree que es el primer paso para curar lo que usted llama "la gran enfermedad de la sociedad árabe"?

-El primer paso es también el único posible: democracia.

-Pero ¿una democracia estilo occidental o una democracia especial, que contemple las sensibilidades propias de esa sociedad?

-Yo no creo en tipos especiales de democracia. El "tipo especial de democracia adaptado al mundo árabe" es un juego de palabras, la excusa que han usado todo el tiempo los dictadores para evitar el sistema político que la gente normal, en la calle, sabe que quiere: elecciones libres, Parlamento libre, prensa libre, respeto por los derechos humanos, Estado de Derecho. No creo que sea algo muy complicado ni que se necesite una gran sofisticación para buscar algo así.

-Sin embargo, tanto en su libro como en sus escritos políticos, usted apunta que no es ése el rumbo que se está tomando. ¿Por qué?

-Existen varias interpretaciones del islam. Hasta fines de los años 70, en Egipto la visión de la religión era abierta, tolerante y liberal, y por eso El Cairo era una sociedad tan cosmopolita, con un componente considerable de armenios, judíos, italianos y demás. Era una visión del islam que reflejaba bien nuestro carácter nacional: habíamos tendido a ser abiertos durante siglos. Pero entonces hubo un punto de inflexión en nuestra historia: los precios del petróleo escalaron y le dieron a Arabia Saudita un poder sin precedente en la región. Tuvieron millones de dólares para exportar su visión wahabi del islam, que no podría haber sido más contraria a la nuestra. Es una visión cerrada, intolerante, que va en contra de las mujeres y que es muy agresiva no sólo con aquellos que no son musulmanes, sino con los musulmanes que no son wahabi. A esto se sumó que en los últimos 25 años algo así como un cuarto de la población egipcia viajó a Arabia Saudita para trabajar. En general, era gente pobre y sin educación, y trajeron de vuelta consigo la interpretación saudita del islam. Esto no podría haber sido un mejor regalo de Navidad para cualquier dictador, ya que en la interpretación wahabi no existen los derechos políticos y no hay derecho a rebelarse si quien detenta el poder es musulmán. La combinación de todos estos factores llevó a una erosión constante de la libertad, lo que es el centro de los problemas de la región.

-¿Qué opina sobre la integración de los musulmanes en Europa?

-Hay serios problemas, y ambas partes son responsables. Muchos musulmanes no hacen el esfuerzo de educarse e integrarse, pero, por otra parte, las sociedades quieren mantenerlos a prudente distancia, como se ve en las banlieues , en Francia. En Europa, muchas mezquitas son patrocinadas por los sauditas, y los gobiernos no se meten a ver qué tipo de religión se está enseñando allí, lo cual es muy peligroso. Respecto de puntos específicos, como el debate sobre el velo, creo que lo importante es que demuestra la dificultad que tiene Europa para aceptar la diversidad. Dicho esto, hay que aclarar que lo de llevar toda la cara tapada, y no sólo la cabeza, es wahabi, y que hay musulmanes que sostienen que el islam no les pide a las mujeres que usen velo.

-¿Y sobre la guerra en Irak?

-No creo que llevar la democracia a Medio Oriente necesariamente tenga que significar la muerte de tantos iraquíes y norteamericanos, y la destrucción de una antigua civilización. Se me ocurren muchas ideas mejores de hacerlo. La democracia tiene que surgir de adentro. No puede ser impuesta. Yo no creo en el choque de civilizaciones. Creo que, simplemente, por un lado está la gente común, que quiere vivir con dignidad, y por el otro están los fanáticos, los imperialistas, los que odian. Ahora, respecto de Irak, qué hacer es el problema de los norteamericanos. Uno no puede ir, destruir una casa, matar a parte de sus habitantes y luego marcharse. Los norteamericanos son los responsables de la situación actual y tienen que encontrarle una solución.

-Usted ha sostenido que existe un islam para los ricos y un islam para los pobres.

-Nosotros solíamos tener una de las interpretaciones más liberales del islam, y por eso Egipto fue primero en casi todo en el mundo musulmán. Tuvimos el primer Parlamento, la primera legisladora, la primera Constitución, el primer periódico libre, las primeras mujeres universitarias y en la administración pública... Pero también están los fanáticos. Y aquí entra la cuestión social. Los pobres son particularmente susceptibles de caer en el fanatismo como una forma de protesta. El Estado los trata de manera inhumana y no les da forma de canalizar su descontento. Entonces, la única forma de rebelarse es usando la religión. Eso es muy distinto de la persona que se acerca a Dios para agradecerle.

-En su libro, usted aborda la corrupción política, el fanatismo, la homosexualidad, temas que son considerados tabúes. ¿No tuvo miedo de posibles represalias?

-Mientras escribo no tengo miedo, y supongo que soy algo inconsciente, pero básicamente tuve que confiar en la tradición del respeto por la literatura que tiene Egipto desde hace 700 años. Los lectores no me decepcionaron. Este año publiqué un nuevo libro, Chicago , como siempre con escenas sexuales muy controvertidas, y se vendieron 25.000 ejemplares en un mes. Por supuesto que con ambos libros tuve cartas amenazantes, pero me di cuenta de que el ruido que hacen estos fanáticos es mayor que su existencia.

-¿Cree que la literatura puede contribuir a cambiar la situación política?

-La literatura muchas veces se anima a decir lo que nosotros no decimos, pero no creo que ayude en el corto plazo, como lo harían ensayos políticos o artículos periodísticos que fueran directo al grano. Lo que la literatura puede hacer es llegar a lo más íntimo de la persona, de tal manera que empiece a cuestionarse el mundo que la rodea. Una sociedad así se vuelve más participativa.

Por Juana Libedinsky

"La democracia es la única solución para el mundo árabe"

El escritor egipcio Alaa al Aswany analiza el origen del fanatismo religioso

MADRID.– ¿Qué se lee en Medio Oriente? Lejos de las diatribas de jeques fanáticos o de políticos extremistas, el best seller más grande de los últimos años es una novela que cuenta la historia de un glamoroso edificio estilo art déco en El Cairo, en su época de gloria: la década del 30. Allí convivían –¡oh, sorpresa!– la elite cairota: judíos, homosexuales, intelectuales y comerciantes burgueses. El libro, El edificio Yacobián (Editorial Maeva), narra la gradual decadencia del inmueble, hasta su miseria total, en la actualidad, que marcha en paralelo con la creciente penetración de la pobreza y del fundamentalismo entre sus paredes y en la sociedad en general.

El autor, Alaa al Aswany, no se cansa de decir que el único remedio para los males que afectan al mundo árabe es la democracia. No una democracia distinta de la conocida. Una democracia como las occidentales, sin ningún tipo de aditamento. Alaa al Aswany es un dentista encantador y –valga la coincidencia– de sonrisa perfecta. Le resulta difícil ocultarla mientras confiesa que, entre sus largas jornadas en la clínica odontológica y sus madrugadas escribiendo, logró intercalar clases de castellano para leer a Cervantes y García Márquez en su idioma original.

Pero su ademán alegre y despreocupado contrasta con lo duro de sus opiniones políticas, para las que también le han servido sus años de estudio del cuerpo humano en la Universidad de El Cairo y luego en la de Chicago, en Estados Unidos.

"Si uno confunde el síntoma con la enfermedad, el paciente muere. Si se cura la fiebre, pero no se presta atención a la inflamación cerebral que la causó, no sirve de nada. Y en la gran enfermedad del mundo árabe, lo primero que hay que atender es la dictadura. La injusticia, la corrupción, el fanatismo y la pobreza son sólo síntomas o complicaciones", asegura.

A pesar del éxito rotundo de su obra -ya traducida a una veintena de idiomas, comparada con la de Naguib Mahfuz, el premio Nobel de Literatura egipcio, y llevada al cine en la mayor superproducción de la historia reciente del mundo árabe, con entusiastas críticas en los festivales de Cannes, Berlín y Nueva York-, Al Aswany sigue trabajando en su clínica dental. "Cada día estoy expuesto a muchas personalidades distintas, y no podría haber mejor fuente para crear personajes. Además, escribo sobre personas y atiendo a personas. Por eso cuando voy de las bocas al papel no me parece que esté saltando de un mundo a otro dramáticamente distinto", explica con humor a LA NACION durante su visita a España, invitado por la Casa Arabe para presentar la traducción al castellano y hablar del futuro de su país.

-¿Cuál cree que es el primer paso para curar lo que usted llama "la gran enfermedad de la sociedad árabe"?

-El primer paso es también el único posible: democracia.

-Pero ¿una democracia estilo occidental o una democracia especial, que contemple las sensibilidades propias de esa sociedad?

-Yo no creo en tipos especiales de democracia. El "tipo especial de democracia adaptado al mundo árabe" es un juego de palabras, la excusa que han usado todo el tiempo los dictadores para evitar el sistema político que la gente normal, en la calle, sabe que quiere: elecciones libres, Parlamento libre, prensa libre, respeto por los derechos humanos, Estado de Derecho. No creo que sea algo muy complicado ni que se necesite una gran sofisticación para buscar algo así.

-Sin embargo, tanto en su libro como en sus escritos políticos, usted apunta que no es ése el rumbo que se está tomando. ¿Por qué?

-Existen varias interpretaciones del islam. Hasta fines de los años 70, en Egipto la visión de la religión era abierta, tolerante y liberal, y por eso El Cairo era una sociedad tan cosmopolita, con un componente considerable de armenios, judíos, italianos y demás. Era una visión del islam que reflejaba bien nuestro carácter nacional: habíamos tendido a ser abiertos durante siglos. Pero entonces hubo un punto de inflexión en nuestra historia: los precios del petróleo escalaron y le dieron a Arabia Saudita un poder sin precedente en la región. Tuvieron millones de dólares para exportar su visión wahabi del islam, que no podría haber sido más contraria a la nuestra. Es una visión cerrada, intolerante, que va en contra de las mujeres y que es muy agresiva no sólo con aquellos que no son musulmanes, sino con los musulmanes que no son wahabi. A esto se sumó que en los últimos 25 años algo así como un cuarto de la población egipcia viajó a Arabia Saudita para trabajar. En general, era gente pobre y sin educación, y trajeron de vuelta consigo la interpretación saudita del islam. Esto no podría haber sido un mejor regalo de Navidad para cualquier dictador, ya que en la interpretación wahabi no existen los derechos políticos y no hay derecho a rebelarse si quien detenta el poder es musulmán. La combinación de todos estos factores llevó a una erosión constante de la libertad, lo que es el centro de los problemas de la región.

-¿Qué opina sobre la integración de los musulmanes en Europa?

-Hay serios problemas, y ambas partes son responsables. Muchos musulmanes no hacen el esfuerzo de educarse e integrarse, pero, por otra parte, las sociedades quieren mantenerlos a prudente distancia, como se ve en las banlieues , en Francia. En Europa, muchas mezquitas son patrocinadas por los sauditas, y los gobiernos no se meten a ver qué tipo de religión se está enseñando allí, lo cual es muy peligroso. Respecto de puntos específicos, como el debate sobre el velo, creo que lo importante es que demuestra la dificultad que tiene Europa para aceptar la diversidad. Dicho esto, hay que aclarar que lo de llevar toda la cara tapada, y no sólo la cabeza, es wahabi, y que hay musulmanes que sostienen que el islam no les pide a las mujeres que usen velo.

-¿Y sobre la guerra en Irak?

-No creo que llevar la democracia a Medio Oriente necesariamente tenga que significar la muerte de tantos iraquíes y norteamericanos, y la destrucción de una antigua civilización. Se me ocurren muchas ideas mejores de hacerlo. La democracia tiene que surgir de adentro. No puede ser impuesta. Yo no creo en el choque de civilizaciones. Creo que, simplemente, por un lado está la gente común, que quiere vivir con dignidad, y por el otro están los fanáticos, los imperialistas, los que odian. Ahora, respecto de Irak, qué hacer es el problema de los norteamericanos. Uno no puede ir, destruir una casa, matar a parte de sus habitantes y luego marcharse. Los norteamericanos son los responsables de la situación actual y tienen que encontrarle una solución.

-Usted ha sostenido que existe un islam para los ricos y un islam para los pobres.

-Nosotros solíamos tener una de las interpretaciones más liberales del islam, y por eso Egipto fue primero en casi todo en el mundo musulmán. Tuvimos el primer Parlamento, la primera legisladora, la primera Constitución, el primer periódico libre, las primeras mujeres universitarias y en la administración pública... Pero también están los fanáticos. Y aquí entra la cuestión social. Los pobres son particularmente susceptibles de caer en el fanatismo como una forma de protesta. El Estado los trata de manera inhumana y no les da forma de canalizar su descontento. Entonces, la única forma de rebelarse es usando la religión. Eso es muy distinto de la persona que se acerca a Dios para agradecerle.

-En su libro, usted aborda la corrupción política, el fanatismo, la homosexualidad, temas que son considerados tabúes. ¿No tuvo miedo de posibles represalias?

-Mientras escribo no tengo miedo, y supongo que soy algo inconsciente, pero básicamente tuve que confiar en la tradición del respeto por la literatura que tiene Egipto desde hace 700 años. Los lectores no me decepcionaron. Este año publiqué un nuevo libro, Chicago , como siempre con escenas sexuales muy controvertidas, y se vendieron 25.000 ejemplares en un mes. Por supuesto que con ambos libros tuve cartas amenazantes, pero me di cuenta de que el ruido que hacen estos fanáticos es mayor que su existencia.

-¿Cree que la literatura puede contribuir a cambiar la situación política?

-La literatura muchas veces se anima a decir lo que nosotros no decimos, pero no creo que ayude en el corto plazo, como lo harían ensayos políticos o artículos periodísticos que fueran directo al grano. Lo que la literatura puede hacer es llegar a lo más íntimo de la persona, de tal manera que empiece a cuestionarse el mundo que la rodea. Una sociedad así se vuelve más participativa.

Por Juana Libedinsky

Elton John pidió "cerrar" Internet


El cantante británico acusa a la Web de destruir la industria musical y las relaciones interpersonales. "Salgamos a las calles, marchemos y hagamos protestas, en lugar de sentarnos en casa y meternos en los blogs", dijo. Llamó a suspender el servicio durante cinco años.

Elton John llamó a cerrar Internet, ya que –de acuerdo con el cantante- está destruyendo la industria musical y las relaciones interpersonales. Las críticas a la Web por parte del artista pop llegan luego de que su último disco, "The Captain & The Kid", vendiera sólo 100.000 copias, algo por lo que responsabilizó a las descargas de canciones online.

"Internet ha hecho que la gente deje de comunicarse y encontrarse, y evitó que se creen cosas. Los artistas se sientan en sus casas y crean sus propios discos, que algunas veces están bien, pero que no tienen una visión artística a largo plazo", destacó el cantante.

"Esperemos que el próximo movimiento en el mundo de la música tire abajo a Internet. Salgamos a las calles, marchemos, y hagamos protestas, en lugar de sentarnos en casa y meternos en los blogs", pidió. El músico sugirió "cerrar por cinco años Internet y ver qué tipo de arte se produce en ese período". "Hay demasiada tecnología disponible. Estoy seguro de que sin Internet, en términos de música, sería mucho más interesante que ahora", continuó.

El cantante, de 60 años, admitió que es un "tecnófobo" y que muchas veces siente que va "detrás de los tiempos modernos". "No tengo teléfono celular o iPod o nada que se le parezca. Cuando tengo que componer música, simplemente me siento frente al piano", comentó.

martes, julio 31, 2007

IBM y el futuro del transporte


Según un relevamiento realizado por IBM, se avecina una serie innovaciones que tienen el potencial de cambiar el modo en que las personas viajan en aviones, trenes y automóviles. Los detalles


"Nuestros automóviles serán capaces de detectar a otros y evitar situaciones peligrosas en el camino. El futuro es la conducción colaborativa. Los automóviles de un futuro cercano contarán con tecnologías para asistir a los conductores que harán posible que los automóviles se comporten como si tuvieran reflejos", indicó IBM.

Los vehículos intercambiarán información entre ellos y con la infraestructura del camino, tomarán acciones correctivas cuando sea apropiado y proporcionarán retroalimentación esencial a los conductores.

Por otra parte, los analistas de IBM determinaron que "los viajeros obtendrán notificaciones de demoras de trenes y autobuses vía teléfono celular". En un futuro cercano, mediante una nueva tecnología se llamará o enviará un mensaje de texto a los pasajeros sobre la llegada del próximo autobús o tren.

Esta innovación se incorporará a través de sensores, tecnología GPS y comunicaciones en el vehículo.

Los mismos sistemas permiten a las personas que programan los transportes efectuar correcciones de ruta en tiempo real, haciendo que la aglomeración de los caminos sea cosa del pasado.

Según IBM, "los conductores conversarán con sus vehículos. Los sistemas de reconocimiento de voz cada vez más sofisticados permitirán a los conductores obtener actualizaciones en tiempo real de vuelos, leer y responder a emails, obtener direcciones, evitar accidentes, reproducir DVDs o seleccionar música a través de comandos de voz sencillos".

Por otra parte, los sistemas de navegación y de entretenimiento de reconocimiento de voz "permitirán a los conductores ajustar la temperatura de la cabina o llamar a casa mientras mantienen sus manos en el volante y sus ojos en la carretera".

Los sistemas de tráfico inteligentes realizarán ajustes en tiempo real de los semáforos para aliviar los congestionamientos y limpiar las rutas para vehículos de emergencia.

Los analistas esperan "tener un aire más limpio y carreteras más seguras" en el futuro gracias a estas innovaciones.

Cambios en los aeropuertos
"Los viajeros obtendrán control sobre los cambios de ruta y recibirán un mejor manejo del equipaje perdido.

La ubicación de jets, tripulaciones y puertas de embarque en los aeropuertos será optimizada conforme un sistema inteligente "prevea" demoras y redirijan a los pasajeros antes de que queden atrapados en el aeropuerto.

"A los investigadores y estrategas del transporte de IBM les queda claro que la cura para los problemas del transporte no es el construir más carreteras o sumar más vuelos", afirmó George Pohle, vicepresidente de estrategia de IBM.

El hombre que se negó a odiar


Por Héctor D´ Amico

La mayor enseñanza que le dejaron a Nelson Mandela los veintisiete años que pasó en las cárceles del apartheid , custodiado por guardias que, al igual que los de Dachau o Auschwitz, se empecinaban en rebajar la identidad del prisionero hasta convertirla en un número -el suyo era el 46664-, es que no hay verbo más difícil de conjugar en política, sobre todo en el campo de los derechos humanos, que el verbo reconciliar.

Aprendida en circunstancias brutales, esta lección no sólo modificó la percepción que el propio Mandela tenía acerca de los abrumadores conflictos sociales de su país y de sus posibles soluciones, sino que, con el tiempo, dejó una huella profunda en la transformación contemporánea de Sudáfrica. Fue un cambio de mirada que modificó la historia de una nación.

Ocurrió a comienzos de la década del setenta, cuando el prisionero más famoso del siglo XX empezaba a ser considerado seriamente el hombre que podía liderar una estrategia de largo plazo para terminar con la dictadura de una minoría blanca, en un país donde más del noventa por ciento de los habitantes era, y sigue siendo, negro, mestizo o descendiente de indios y malayos.

Con humilde sabiduría, innato conocimiento de los mecanismos que mueven la historia, paciencia y un coraje sin límites para defender sus convicciones, Mandela ya ocupaba un lugar destacado, junto con Albert Luthuli, Oliver Tambo y Walter Sisulu, como uno de los líderes más carismáticos del Consejo Nacional Africano (CNA), principal alianza de oposición al gobierno. Condenado a prisión perpetua por organizar protestas callejeras en contra de la llamada ley del pase, que prohibía el desplazamiento de los habitantes negros desde zonas rurales a las ciudades, y en contra de la ley de nativos, que impedía que éstos compraran o alquilaran tierras que eran propiedad de los blancos, se convirtió ante el mundo en la cara visible del sometimiento de millones de africanos.

Mandela no consideró nunca el encierro como otro de los tantos castigos arbitrarios impuestos a un hombre negro para recordarle cuál era su lugar en el apartheid . Por el contrario, lo aceptó como un martirio que debía fortalecerlos a él y a su causa. En una reciente entrevista con la BBC, poco antes de cumplir 89 años, lo explicó de este modo: "No importa cómo me vean o me describan los otros, soy sólo un hombre común que tuvo que hacer cosas extraordinarias impulsado por situaciones extremas".

El entusiasmo pasajero que había sentido por los métodos violentos contra el gobierno, sobre todo después de la llamada masacre de Sharpville, en la que sesenta y ocho manifestantes que protestaban contra los pases obligatorios fueron muertos a tiros por la policía y otros ciento ochenta resultaron con graves heridas, dio lugar a un discurso reflexivo, conciliador, que muchos de sus compañeros de lucha en un primer momento no comprendieron, y otros tantos no estaban dispuestos a tolerar.

Su frase más resistida fue: "El enemigo no son los blancos, es el apartheid ". Albertina Sisula, una de las activistas más respetadas del CNA, especuló con la posibilidad de que Mandela hubiera perdido la razón debido a las condiciones inhumanas de su encierro y respondió: "Jamás podremos reconciliarnos con criminales que asesinaron a nuestros hijos, que torturaron y eliminaron a prisioneros en la cárcel".

La tensión racial, los sabotajes urbanos, los ataques nocturnos a los granjeros y a sus familias, los asesinatos y las violentas redadas de las fuerzas de seguridad, con detenciones clandestinas seguidas de tortura, crearon una atmósfera tan hostil que el gobierno, para poder describir la situación, tuvo que echar mano del vocabulario militar. La llamó "guerra civil de baja intensidad".

Una marcha de cuatro siglos

El calabozo de la isla Robben Island, de dos metros por cuatro, es ahora una especie de santuario de los derechos civiles por el que peregrinan multitudes de sudafricanos y turistas extranjeros que quieren saber más acerca del hombre que contribuyó a salvar a una sociedad del suicidio. Desde esa penumbra amurallada, Mandela predicó durante años el mensaje que tantos y por razones tan comprensibles consideraron un insulto.

¿Por qué las mayorías iban a optar por la resistencia pasiva y no la sangre, en un país de desigualdades extremas, pero a la vez dotado de enormes riquezas, en el cual la ley de unos pocos siempre fue la ley de los más, en donde holandeses y británicos impusieron la esclavitud durante siglos y en el que, todavía hoy, la mitad de la población no vive más de 39 años, el desempleo real supera el 40% y la mitad de las embarazadas es portadora de VIH?

El mayor legado que los compatriotas le reconocen hoy a Mandela, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 1993 y al año siguiente fue elegido presidente en las primeras elecciones libres celebradas en el país, pero al que muchos hoy llaman familiarmente mkhulu , "abuelo", no es sólo que guió la resistencia pacífica contra el apartheid , sino que tuvo la lucidez de ver antes que nadie cuál era el estrecho sendero que conducía a la democracia, serpenteando entre dos escenarios de catástrofe, una devastadora guerra racial y la perpetuación del dominio blanco.

Otro mérito no menor fue la valentía con la que introdujo ideas revulsivas para una sociedad cuyos bandos habían convivido demasiado tiempo con el desprecio por la vida y el pensamiento del otro.

"Es el miedo a las ideas del adversario lo que nos paraliza, no su poder", explicó en febrero de 1990 cuando el presidente Frederik de Clerk anunció su liberación después de que Mandela rechazara una y otra vez la posibilidad del exilio y el perdón que le ofrecía un gobierno peligrosamente debilitado. "Nuestro pueblo lleva demasiado tiempo muriendo innecesariamente -insistió-, si no somos capaces de frenar otra matanza, les aseguro que la única sangre que correrá será la del hombre negro."

Su primera aparición pública fue otra señal en la misma dirección. Aceptó estrechar la mano de Betsie, la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid , y ser fotografiado con ella. Fue algo tan impensable como un saludo entre Churchill y Goering.

Para desmentir el temor del gobierno de que, una vez liberado, marcharía al frente de una multitud hacia Pretoria, la capital, con el fin de exigir por la fuerza el desmantelamiento del poder blanco, Mandela organizó otra visita de alto impacto político. Se reunió con el ex presidente Pik Botha, uno de los responsables de su largo encarcelamiento. Botha les comentó después a los periodistas que lo más llamativo del encuentro había sido que el visitante no había hecho la menor alusión a los casi treinta años que había estado en prisión.

Hay un lugar y un momento en Ciudad del Cabo en el que un ser humano logra, por fin, comprender la figura de Mandela en toda su dimensión.

El lugar es el Museo de Esclavos, un enorme edificio blanco, de estilo colonial holandés, enclavado en el centro histórico. Allí se vendieron y se compraron decenas de miles de esclavos, se separó a las madres de los hijos, a los esposos y a los hermanos, según el destino que les asignaba el nuevo dueño. En el patio principal del edificio, donde se hacían los remates, se exhiben ahora documentales y se teatraliza un horror de siglos. El público ocupa largos bancos de madera dispuestos en semicírculos. La mayoría, siempre, son negros, familias enteras, grupos de adolescentes, alumnos, ancianas con vestidos de colores fuertes. Los blancos son unos seis, tal vez ocho. En la penumbra, las miradas se cruzan. No son de reproche; en todo caso, de curiosidad. Pero hay blancos que sienten, tal vez por primera vez, el peso de la raza.

Es aventurado afirmar quiénes en esa sala le deben más a Mandela.

El hombre que se negó a odiar


Por Héctor D´ Amico

La mayor enseñanza que le dejaron a Nelson Mandela los veintisiete años que pasó en las cárceles del apartheid , custodiado por guardias que, al igual que los de Dachau o Auschwitz, se empecinaban en rebajar la identidad del prisionero hasta convertirla en un número -el suyo era el 46664-, es que no hay verbo más difícil de conjugar en política, sobre todo en el campo de los derechos humanos, que el verbo reconciliar.

Aprendida en circunstancias brutales, esta lección no sólo modificó la percepción que el propio Mandela tenía acerca de los abrumadores conflictos sociales de su país y de sus posibles soluciones, sino que, con el tiempo, dejó una huella profunda en la transformación contemporánea de Sudáfrica. Fue un cambio de mirada que modificó la historia de una nación.

Ocurrió a comienzos de la década del setenta, cuando el prisionero más famoso del siglo XX empezaba a ser considerado seriamente el hombre que podía liderar una estrategia de largo plazo para terminar con la dictadura de una minoría blanca, en un país donde más del noventa por ciento de los habitantes era, y sigue siendo, negro, mestizo o descendiente de indios y malayos.

Con humilde sabiduría, innato conocimiento de los mecanismos que mueven la historia, paciencia y un coraje sin límites para defender sus convicciones, Mandela ya ocupaba un lugar destacado, junto con Albert Luthuli, Oliver Tambo y Walter Sisulu, como uno de los líderes más carismáticos del Consejo Nacional Africano (CNA), principal alianza de oposición al gobierno. Condenado a prisión perpetua por organizar protestas callejeras en contra de la llamada ley del pase, que prohibía el desplazamiento de los habitantes negros desde zonas rurales a las ciudades, y en contra de la ley de nativos, que impedía que éstos compraran o alquilaran tierras que eran propiedad de los blancos, se convirtió ante el mundo en la cara visible del sometimiento de millones de africanos.

Mandela no consideró nunca el encierro como otro de los tantos castigos arbitrarios impuestos a un hombre negro para recordarle cuál era su lugar en el apartheid . Por el contrario, lo aceptó como un martirio que debía fortalecerlos a él y a su causa. En una reciente entrevista con la BBC, poco antes de cumplir 89 años, lo explicó de este modo: "No importa cómo me vean o me describan los otros, soy sólo un hombre común que tuvo que hacer cosas extraordinarias impulsado por situaciones extremas".

El entusiasmo pasajero que había sentido por los métodos violentos contra el gobierno, sobre todo después de la llamada masacre de Sharpville, en la que sesenta y ocho manifestantes que protestaban contra los pases obligatorios fueron muertos a tiros por la policía y otros ciento ochenta resultaron con graves heridas, dio lugar a un discurso reflexivo, conciliador, que muchos de sus compañeros de lucha en un primer momento no comprendieron, y otros tantos no estaban dispuestos a tolerar.

Su frase más resistida fue: "El enemigo no son los blancos, es el apartheid ". Albertina Sisula, una de las activistas más respetadas del CNA, especuló con la posibilidad de que Mandela hubiera perdido la razón debido a las condiciones inhumanas de su encierro y respondió: "Jamás podremos reconciliarnos con criminales que asesinaron a nuestros hijos, que torturaron y eliminaron a prisioneros en la cárcel".

La tensión racial, los sabotajes urbanos, los ataques nocturnos a los granjeros y a sus familias, los asesinatos y las violentas redadas de las fuerzas de seguridad, con detenciones clandestinas seguidas de tortura, crearon una atmósfera tan hostil que el gobierno, para poder describir la situación, tuvo que echar mano del vocabulario militar. La llamó "guerra civil de baja intensidad".

Una marcha de cuatro siglos

El calabozo de la isla Robben Island, de dos metros por cuatro, es ahora una especie de santuario de los derechos civiles por el que peregrinan multitudes de sudafricanos y turistas extranjeros que quieren saber más acerca del hombre que contribuyó a salvar a una sociedad del suicidio. Desde esa penumbra amurallada, Mandela predicó durante años el mensaje que tantos y por razones tan comprensibles consideraron un insulto.

¿Por qué las mayorías iban a optar por la resistencia pasiva y no la sangre, en un país de desigualdades extremas, pero a la vez dotado de enormes riquezas, en el cual la ley de unos pocos siempre fue la ley de los más, en donde holandeses y británicos impusieron la esclavitud durante siglos y en el que, todavía hoy, la mitad de la población no vive más de 39 años, el desempleo real supera el 40% y la mitad de las embarazadas es portadora de VIH?

El mayor legado que los compatriotas le reconocen hoy a Mandela, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 1993 y al año siguiente fue elegido presidente en las primeras elecciones libres celebradas en el país, pero al que muchos hoy llaman familiarmente mkhulu , "abuelo", no es sólo que guió la resistencia pacífica contra el apartheid , sino que tuvo la lucidez de ver antes que nadie cuál era el estrecho sendero que conducía a la democracia, serpenteando entre dos escenarios de catástrofe, una devastadora guerra racial y la perpetuación del dominio blanco.

Otro mérito no menor fue la valentía con la que introdujo ideas revulsivas para una sociedad cuyos bandos habían convivido demasiado tiempo con el desprecio por la vida y el pensamiento del otro.

"Es el miedo a las ideas del adversario lo que nos paraliza, no su poder", explicó en febrero de 1990 cuando el presidente Frederik de Clerk anunció su liberación después de que Mandela rechazara una y otra vez la posibilidad del exilio y el perdón que le ofrecía un gobierno peligrosamente debilitado. "Nuestro pueblo lleva demasiado tiempo muriendo innecesariamente -insistió-, si no somos capaces de frenar otra matanza, les aseguro que la única sangre que correrá será la del hombre negro."

Su primera aparición pública fue otra señal en la misma dirección. Aceptó estrechar la mano de Betsie, la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid , y ser fotografiado con ella. Fue algo tan impensable como un saludo entre Churchill y Goering.

Para desmentir el temor del gobierno de que, una vez liberado, marcharía al frente de una multitud hacia Pretoria, la capital, con el fin de exigir por la fuerza el desmantelamiento del poder blanco, Mandela organizó otra visita de alto impacto político. Se reunió con el ex presidente Pik Botha, uno de los responsables de su largo encarcelamiento. Botha les comentó después a los periodistas que lo más llamativo del encuentro había sido que el visitante no había hecho la menor alusión a los casi treinta años que había estado en prisión.

Hay un lugar y un momento en Ciudad del Cabo en el que un ser humano logra, por fin, comprender la figura de Mandela en toda su dimensión.

El lugar es el Museo de Esclavos, un enorme edificio blanco, de estilo colonial holandés, enclavado en el centro histórico. Allí se vendieron y se compraron decenas de miles de esclavos, se separó a las madres de los hijos, a los esposos y a los hermanos, según el destino que les asignaba el nuevo dueño. En el patio principal del edificio, donde se hacían los remates, se exhiben ahora documentales y se teatraliza un horror de siglos. El público ocupa largos bancos de madera dispuestos en semicírculos. La mayoría, siempre, son negros, familias enteras, grupos de adolescentes, alumnos, ancianas con vestidos de colores fuertes. Los blancos son unos seis, tal vez ocho. En la penumbra, las miradas se cruzan. No son de reproche; en todo caso, de curiosidad. Pero hay blancos que sienten, tal vez por primera vez, el peso de la raza.

Es aventurado afirmar quiénes en esa sala le deben más a Mandela.

lunes, julio 30, 2007

Una vieja pero eficaz vía para otro tipo de liderazgo

Por Anthony Giddens

El largo adiós ya terminó, y Gran Bretaña cuenta con un nuevo primer ministro. Tony Blair se ha ido. ¿Desaparecerá con él la filosofía política que lo caracterizó, la tercera vía?

La tercera vía es una etiqueta que designa la necesidad de poner al día el pensamiento de centroizquierda dadas las grandes transformaciones que experimenta el mundo y, sobre todo, la influencia de la globalización, la interdependencia creciente de la economía mundial.

La primera vía es la izquierda socialdemócrata tradicional, que dominó las ideas y las prácticas políticas en el primer período de posguerra. Sus bases son la economía keynesiana y la noción de que el Estado debe sustituir al mercado en áreas fundamentales de la vida económica. Esta perspectiva fracasó a medida que la economía se globalizó y empezó a reconocerse que el Estado, muchas veces, es ineficaz y burocrático.

La segunda vía es el thatcherismo o fundamentalismo del mercado: la convicción de que es preciso extender al máximo el ámbito del mercado, porque éste es quien distribuye los recursos de forma más racional y eficiente. El thatcherismo produjo algunas innovaciones importantes y fue relevante a la hora de restablecer la competitividad británica. Pero murió de muerte natural, cuando se hicieron visibles sus limitaciones.

Durante los años de Thatcher, la pobreza y las desigualdades aumentaron más en el Reino Unido que en prácticamente cualquier otro país desarrollado. Era, pues, absolutamente necesario buscar una tercera alternativa, una estrategia política que tratase de conciliar la competitividad económica con la protección social y la lucha contra la pobreza.

Algunos consideraron que la tercera vía era un nombre para los titulares, un truco de relaciones públicas, un punto de vista político vacío de contenido. Esta opinión está muy equivocada. El laborismo ganó tres elecciones sucesivas por primera vez en su historia, y muy bien podría ganar la cuarta, precisamente porque la tercera vía está llena de contenido. Seguramente, Gordon Brown no utilizará el término, y yo mismo he dejado de usarlo por todo lo que se ha malinterpretado. Pero Brown no va a volver al viejo laborismo.

Brown seguirá recurriendo a la tercera vía, como, en la práctica, lo hacen hoy todos los líderes de centroizquierda del mundo a los que les va bien. Eso no significa que no vaya a buscar nuevas estrategias y hacer cambios. No tiene más remedio.

Como dijo él mismo, "se han cometido errores"; no sólo uno catastrófico en política exterior, sino también muchos en los asuntos nacionales. Por ejemplo, el laborismo no ha actuado suficientemente contra las desigualdades. Pero no abandonará las ideas centrales que han transformado el rostro político del país.

Todo es posible

El pesimismo que era tan visible en las filas laboristas hace unos meses se ha evaporado. De pronto, con un nuevo primer ministro, todo vuelve a parecer posible. Mientras tanto, los conservadores, que hace poco parecían acumular una ventaja amplia y sostenida en los sondeos, parecen vulnerables y sin rumbo. ¿Por qué?

Una explicación podría ser el previsible efecto Brown, un cambio meramente temporal de opinión debido a toda la atención que ha suscitado el traspaso de poderes en el gobierno. Quizá Brown no aguante bien la transición al cargo de primer ministro.

En otros países hubo casos de políticos que habían tenido éxito como ministros de Economía y, sin embargo, fracasaron al hacerse cargo del mando supremo.

Ahora bien, David Cameron [líder de los conservadores] haría mal en fiarse de esa posibilidad. Brown es un político excepcional. En encanto y atractivo personal no es Blair, pero, a estas alturas, es posible que los electores prefieran otro estilo de liderazgo, y Brown podría ser la persona adecuada para proporcionarlo.

Lo que tienen que hacer los conservadores es revisar seriamente su estrategia. Cameron ha sido una inyección de aire fresco en el partido. Muchos de los cambios que ha hecho eran necesarios. El thatcherismo está muerto; Blair venció a cuatro rivales conservadores que se empeñaron en seguir siendo thatcheristas.

Pero Cameron parece haber creído que el nuevo laborismo triunfó porque supo manipular la opinión pública, que todo su fundamento eran las relaciones públicas. Es una idea muy extendida, pero está equivocada. Desde el principio, la base del nuevo laborismo fue una agenda política detallada y sólida, que se basaba en un análisis serio y minucioso del mundo en transformación.

Bases intelectuales

No veo un análisis similar en los discursos de Cameron. Cualquier gran transformación en política tiene bases intelectuales. Por ejemplo, el thatcherismo se construyó a partir de importantes revisiones de la teoría económica. Se desecharon las ideas keynesianas y se dijo que el Estado de bienestar estaba creando unos ciudadanos pasivos y dependientes. Cameron necesita una contribución intelectual más seria y constante a sus ideas.

Es fácil ver los defectos que tiene un concepto de los conservadores, la responsabilidad social, a la que Cameron da tanta importancia. Pretende que este concepto sea la línea de separación entre conservadores y laboristas. Brown, afirma Cameron, cree en el gobierno desde arriba y en el gran Estado, mientras que los conservadores quieren transferir el poder a la gente de la calle. Es muy posible que Brown eche por tierra las expectativas y se dedique, él mismo, a promover una transferencia radical de poderes. Ya ha dado señales de ello.

Lord Anthony Giddens

"Si frena os matáis los dos"

En el anuncio de televisión, mientras se ve como un vehículo circula muy pegado al que le precede, se dice:

- "¿Por qué te pegas a ese coche?

- Para acosar, para meterle miedo.

- Crees que la carretera es tuya.

- Te sientes poderoso y él asustado, pero si frena os matáis los dos.- Acuérdate de esto cada vez que te pegues al de delante.

- Elige tu razón para respetar la distancia de seguridad".

A más velocidad, mayor distancia

Tráfico recuerda que el primer efecto de la velocidad sobre la conducción es el aumento de la distancia de detención: a mayor velocidad más espacio se recorre antes de poder detener completamente el vehículo.

La distancia de detención, por lo tanto, está en función de la velocidad a que se circule, así, se necesitarán 44 metros cuando se circula a 80 kilómetros por hora, 70 metros a 100 y 103 metros circulando a 120.

En general, puede servir la norma de mantener una distancia de tres segundos: circulando a 120 kilómetros por hora, un vehículo recorrerá en 3 segundos una distancia de algo más de 100 metros, la equivalente a la longitud de un campo de fútbol, y por lo tanto esa podría ser la referencia para calcular la distancia de seguridad necesaria.

"Si frena os matáis los dos"

En el anuncio de televisión, mientras se ve como un vehículo circula muy pegado al que le precede, se dice:

- "¿Por qué te pegas a ese coche?

- Para acosar, para meterle miedo.

- Crees que la carretera es tuya.

- Te sientes poderoso y él asustado, pero si frena os matáis los dos.- Acuérdate de esto cada vez que te pegues al de delante.

- Elige tu razón para respetar la distancia de seguridad".

A más velocidad, mayor distancia

Tráfico recuerda que el primer efecto de la velocidad sobre la conducción es el aumento de la distancia de detención: a mayor velocidad más espacio se recorre antes de poder detener completamente el vehículo.

La distancia de detención, por lo tanto, está en función de la velocidad a que se circule, así, se necesitarán 44 metros cuando se circula a 80 kilómetros por hora, 70 metros a 100 y 103 metros circulando a 120.

En general, puede servir la norma de mantener una distancia de tres segundos: circulando a 120 kilómetros por hora, un vehículo recorrerá en 3 segundos una distancia de algo más de 100 metros, la equivalente a la longitud de un campo de fútbol, y por lo tanto esa podría ser la referencia para calcular la distancia de seguridad necesaria.

Los autos, los nuevos enemigos de los Franceses

Ahora que Michael Moore ha roto un tabú al usar a Francia como modelo de un sistema nacional de salud, tal vez convenga señalar otras cosas que Francia hace bien sin correr el riesgo de sufrir una andanada de chistes sobre este país. Por ejemplo, la manera en que París intenta controlar el tráfico y la polución causada por los automóviles.

Lo que París ha logrado es convertir en una pesadilla andar en auto y muy sencillo usar el transporte público o la bicicleta. Cualquier turista que intente circunnavegar en un auto el Arco de Triunfo seguramente nunca más volverá a conducir en París.

Sin embargo, hay muchos parisienses locos que lo hacen todo el tiempo... demasiados, en realidad. Entonces, el alcalde Bertrand Delanöe, un socialista, prometió en el momento de asumir su cargo, en 2001, reducir el tráfico de autos en un 40% para el año 2020.

Y lo dijo en serio. Vivo cerca del bulevar Saint Michel y hace dos años el municipio puso una franja divisoria de cemento entre el carril exclusivo para ómnibus y los de los autos, reduciendo la circulación de los autos privados de dos carriles a uno solo. Los taxis y las bicis circulan por los carriles de ómnibus.

Al mismo tiempo, cada parada de ómnibus fue equipada con una pantalla que anuncia a los usuarios cuánto tiempo tendrán que esperar el próximo. Durante la hora pico, cuando los autos inmovilizan las calles, no hay nada que iguale la satisfacción de pasar rápidamente junto a ellos montado en un micro.

Las rutas de los ómnibus llegan a los rincones más recónditos de París. También está el subte, y especialmente la gran Línea 1, que corre sobre neumáticos bajo los Campos Elíseos y más allá.

Además, hay un ingenioso tranvía nuevo, que corre a lo largo del límite sur de la ciudad, y varias líneas de trenes suburbanos que pueden usarse como transporte rápido dentro de la ciudad.

En suma, el transporte público lo llevará adonde usted quiera, y puede usarlo todo lo que necesite por medio de una tarjeta electrónica que se paga por semana o por mes (53,50 euros para París y los alrededores). Para todo lo demás, hay taxis que pueden llamarse por teléfono.

Lección para los alcaldes e intendentes de las grandes ciudades: si va a reducir los autos, primero dedíquese a acicalar y mejorar el transporte público.

El último frente que el alcalde Delanöe ha usado para la campaña antiautos son las bicicletas. Hace dos semanas, más de 10.000 sólidas bicicletas, pintadas de gris, se ofrecieron en alquiler en 750 locaciones de autoservicio distribuidas en todo París. El precio es modesto y las bicis pueden dejarse en cualquier estacionamiento público. Se supone que el número de bicicletas disponibles se duplicará para fin de año.

Lección para las grandes ciudades: ha llegado el momento de llevar a la práctica esta idea.

Cuestión de costos

Finalmente, una palabra acerca de los autos. En las ciudades estadounidenses, la palabra es "grande", y la justificación que se da usualmente es que los robustos estadounidenses necesitan autos robustos.

Los parisienses, en cambio, compran mayoritariamente autos pequeños. Y no porque la gente sea pequeña, sino porque el combustible es carísimo. La nafta cuesta el doble que en Nueva York.

Pero el precio del combustible diésel es mucho más bajo. De manera que en París la gente compra autos diésel pequeños no porque los franceses sean virtuosos (ése es otro tema), sino por sentido común en el plano económico.

Muchos de esos autos pequeños tienen lugar de sobra para gente de talle especial, y sin problema alcanzan (¡o exceden!) el límite de velocidad de 130 km por hora que rige en las autopistas nacionales.

Lección para el próximo presidente de Estados Unidos: subir los impuestos sobre la nafta. Mucho. Mientras tanto, hay una lección que París puede aprender de Nueva York: saquen todos esos excrementos de perro de las veredas.

Por Serge Schmemann
Del International Herald Tribune

jueves, julio 26, 2007

Cecilia Sarkozy y la diplomacia 'free lance'


La actuación de la primera dama gala cosecha elogios y críticas. algunas voces hablan del éxito de 'la diplomacia familiar' otros como Daniel Cohn Bendit les recomienda, a los Sarkozy, hacer terapia de pareja.


Con expresiones como 'diplomacia familiar' o 'diplomacia en pareja', la prensa francesa destaca hoy el surgimiento de una nueva forma de hacer diplomacia, personificada en Cecilia Sarkozy, esposa del presidente Nicolas Sarkozy, por su importante papel en liberación de las cinco enfermeras búlgaras y un médico de origen palestino condenados en Libia.

En Francia, 'ya se conocía la diplomacia oficiosa, a menudo más eficaz que los canales oficiales', pero tras la implicación de la primera dama en la crisis de los profesionales de la salud búlgaros --que permanecieron hasta ayer encarcelados en Libia ocho años y medio bajo la acusación de haber infectado con el virus del sida a más de 400 niños libios-- 'se revela una diplomacia familiar inédita', se lee en el diario 'Liberation', en la vereda de enfrente del gobierno.


La UE irritada

Estas iniciativas también han comenzado a crear irritación en Francia y en esferas diplomáticas europeas.
"Sarkozy adopta la estrategia del cucú, ese pájaro que pone sus huevos en el nido de otros", ironizó el ex ministro socialista Pierre Moscovici. "Es política-espectáculo, show. Se trata de recuperar lo que ya hicieron los demás", agregó.
Es que ahora la oposición socialista, los dirigentes europeos y hasta su propio cuerpo diplomático le reprochan a Sarkozy haber enviado a Libia a su esposa, Cecilia, en calidad de emisaria personal cuando, en realidad, todo estaba listo para el intercambio gracias a las arduas negociaciones pacientemente coordinadas por la UE desde 2004.
Esa iniciativa diplomática, que comenzó en secreto, provocó una ola de sorda indignación.

La UE se enteró del primer viaje de Cecilia el 12 de julio, cuando la esposa del mandatario francés ya había aterrizado en Libia. El malestar fue tan grande que, la semana pasada, la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, visitó a Sarkozy en París para advertirle, en términos bastante enérgicos, sobre los peligros de una diplomacia "free-lance" y de una negociación extraoficial con el coronel libio Muammar Khadafy. La advertencia dio sus frutos y, cuando Cecilia llegó por segunda vez a Trípoli, el domingo pasado, lo hizo acompañada por Ferrero-Waldner.

La intervención de Cecilia, organizada exclusivamente desde el Palacio del Elíseo, también puso en una delicada situación al canciller francés Bernard Kouchner y a sus diplomáticos. El ministro, marginado de las conversaciones, preguntó varias veces a la comisaria europea sobre el tenor de su conversación con Sarkozy en París.

En todo caso, los funcionarios europeos y franceses, como la prensa, coinciden en calificar de "peligroso" este nuevo estilo diplomático de Sarkozy. "¿Para qué sirven el ministro de Relaciones Exteriores y la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, si fueron despojados de sus competencias constitucionales en beneficio de la mujer del presidente?", señaló el diputado socialista Arnaud de Montebourg.

"¿Por qué la señora Sarkozy está en este momento en Libia?", cuestionó la vocera de la presidencia de Portugal, país que ejerce este semestre la presidencia rotativa de la UE. "El gobierno portugués ha actuado con Libia por canales institucionales. La mujer del presidente francés no es exactamente una institución", subrayó.

Ex modelo, de 49 años, madre de tres hijos, Cecilia Sarkozy aseguró antes de la elección presidencial en Francia que no se veía para nada como primera dama: "Me aburre", precisó.


Le Monde y La Tribune critican




Menos aprobatorias son las reflexiones del diario económico galo 'La Tribune', al que preocupa el 'precio' de la liberación en sus páginas de opinión. 'La concomitancia entre el feliz desenlace y el anuncio de un acuerdo de cooperación económica entre Libia y la Unión Europea roza la indecencia y el cinismo', además de dar lugar a las 'sospechas', se lee en el editorial del rotativo.

'Sería anormal y amoral que alguien sacara provecho económico de este desafortunado caso', añade 'La Tribune', que no duda en poner en entredicho 'el pragmatismo' del jefe de Estado galo al que opone un periodo de 'latencia' en las relaciones con Libia.

En su edición de ayer, con fecha de hoy, el diario vespertino 'Le Monde' orientaba las críticas de su editorial --titulado 'Final feliz en Libia'--, en 'las dudas semánticas de las autoridades francesas para calificar la intervención de Cecilia Sarkozy'. Según este diario, estas dudas, 'dan una idea de la dificultad de la iniciativa del jefe de Estado galo.

Como constata 'Le Monde', las autoridades galas, dijeron que la primera dama intervino 'como madre y mujer', como 'emisaria' o 'símbolo de la inquietud humanitaria europea' e, incluso, de 'intermediaria' de su marido. El editorial del periódico vespertino señala que el presidente 'Sarkozy ha animado a su esposa a inventarse un papel' en la Presidencia; un papel 'que será útil clarificar'.


Sarko se defiende

Para el Elíseo, la críticas son injustas y demuestran un real desconocimiento de la complicación del caso. Fuentes allegadas a la pareja Sarkozy señalan que la atractiva Cecilia fue un elemento fundamental en la estrategia de acercamiento con el coronel Khadafy, extremadamente sensible a la belleza femenina.

"El presidente libio no recibía a los ministros, no recibía a los comisarios europeos Era imprescindible una relación directa entre el presidente francés y Khadafy, y esa relación se estableció a través de la presencia de la esposa del jefe del Estado", reconoció el primer ministro francés, François Fillon, que también permaneció al margen de toda la operación.

Durante y después de su aventura en Libia, Cecilia ha mantenido un estricto silencio, dando lugar a las más insólitas especulaciones.

"Sarkozy quiso sólo encontrarle a Cecilia una razón para existir. Lo que estamos viendo es una terapia de pareja", ironizó el diputado verde europeo Daniel Cohn-Bendit.

miércoles, julio 25, 2007

¿Es delito leer un e-mail ajeno?

Por Carlos Alberto Peña


El Código Penal, en su Art. 153, protege la inviolabilidad de la correspondencia estableciendo una pena de 15 días a 6 meses de prisión para quien abriere indebidamente una carta, un pliego cerrado o un despacho telegráfico, telefónico o de otra naturaleza que no le esté dirigido.

Hace ya unos cuantos años -desde el caso Lanata que involucró al conocido periodista- se debate si un e-mail puede considerarse correspondencia, en el sentido del artículo citado. Es necesario tener en cuenta que no todo acto ilícito es delito. Para ser tal, la acción en cuestión debe estar claramente descripta en la norma penal y a ésta no se la puede interpretar analógicamente. Entonces ¿el correo electrónico es correspondencia y se le aplica el castigo a quien lo viole?

Hace unas semanas, se conoció la noticia de que la doctora Ana Díaz Cano -jueza del fuero penal- resolvió que leer un e-mail no es delito. Sabemos que los magistrados resuelven casos concretos, pero también que sus fallos tienen carácter ejemplificador. Por cierto, si se resuelve en un caso concreto que una acción es delito, podemos esperar la misma resolución para casos similares. ¿Y por qué se resolvió de esa manera?

En el caso, el damnificado sostuvo que había sido violada su cuenta de correo y el presunto autor había obtenido información que el dueño de la cuenta allí guardaba. Pero no se sostuvo que esa información hubiera sido enviada a persona alguna o que de alguien se hubiera recibido. En consecuencia, no se trataba de mensajes electrónicos, sino del uso del sistema de correo para guardar información, siendo ésta una práctica corriente por las muchas facilidades que dan los sistemas de mensajes.

En consecuencia, el fallo no resuelve la cuestión de saber si es delito leer e-mails ajenos, recalcando que cualquier correspondencia debe tener un emisor, un contenido y un destinatario, circunstancia que no se cumplía en el caso resuelto.

Pero la ley también castiga a quien se apoderare de papeles privados, aun cuando no fueran correspondencia. Pero en este supuesto lo que se requiere es no ya abrirlos sino apoderárselos, es decir, sacarlos de la custodia del damnificado, lo que tampoco existió en este caso.

La fundada sentencia de la doctora Díaz Cano no trata, entonces, la cuestión de saber si leer indebidamente un correo electrónico es delito, porque, sagazmente, no confunde mensaje con sistema de mensajes. No tiene el carácter ejemplificador que esperábamos pero sí pedagógico. Por lo anterior vemos que la cuestión -debatida y dudosa- sigue en pie.

Muchos doctrinarios sostienen que la solución debe pasar por una reforma legislativa que incorpore al Código Penal el mensaje electrónico como una forma novedosa de correspondencia, y que pueda contar, entonces, con la consiguiente protección penal, terminando así con una indefinición peligrosa.

Sin embargo, ésta puede ser una solución simplista y peligrosa. El e-mail es igual a la correspondencia tradicional, pero también es profundamente distinto. Es igual, porque puede utilizarse como la correspondencia tradicional y, en tal sentido, quien la "abriere" (en este caso el verbo pasa a ser sólo una metáfora) indebidamente vulneraría un valor similar al actualmente protegido. Pero la enorme disponibilidad tecnológica lo confunde en multitud de usos, que en nada se parecen a los tradicionales: en la existencia de programas que los manejan automáticamente; en la instalación de filtros que los suprimen según criterios, atendiendo a la seguridad de los sistemas; en la propagación de virus de efectos escalonados en el tiempo, etc.

Cualquier modificación legislativa debe tener en cuenta esas diferencias y configurar claramente el delito evitando soluciones fáciles, que sólo alcancen a ver un aspecto del sistema de comunicaciones más poderoso que haya existido jamás.

El autor es profesor de la Universidad de Palermo y jefe de Auditoría y Seguridad Informática de la Cámara de Diputados de la Nación.

martes, julio 24, 2007

Estudio de Merrill Lynch: los inversores seguirían apostando al sector tecnológico

“A pesar del reciente nerviosismo en los mercados de crédito, los inversores institucionales están invirtiendo en acciones con un sesgo fuertemente cíclico”, dijo David Bowers, un consultor independiente de Merrill Lynch.


Según un estudio de Administradores de Fondos realizado en Julio por la consultora internacional Merrill Lynch, señala que se observa mayor confianza respecto a la fortaleza del crecimiento global y que la mejora en el apetito por riesgo generó una postura más pro cíclica en un grupo de inversores institucionales.

El índice compuesto FMS que mide expectativas de crecimiento subió nuevamente este mes hasta 46, el mayor nivel de un año.

Las expectativas respecto a los beneficios empresariales también rebotaron fuertemente. Sólo un 12% espera que sus beneficios empresariales se deterioren durante el próximo año, en comparación con el 38% observado en Abril.

Por otro lado, el Indicador Compuesto FMS de apetito por el riesgo y liquidez subió desde 40 hasta 42. Sólo un 12% mostró menor apetito a la media. En Abril este porcentaje había alcanzado el 18%.

Sin embargo, el dinero en efectivo cayó desde 3.7% a 3.4%, el mínimo registrado por el estudio.

“A pesar del reciente nerviosismo en los mercados de crédito, los inversores institucionales están invirtiendo en acciones con un sesgo fuertemente cíclico”, dijo David Bowers, un consultor independiente de Merrill Lynch.

Estímulo para los mercados emergentes

Los mercados emergentes serían los más beneficiados ante la perspectiva alcista y el incremento en el apetito por el riesgo, con reasignaciones de activos que incrementan de forma agresiva su exposición a acciones de mercados emergentes a expensas de activos de Estados Unidos y la Zona Euro, dice el informe.

Según el estudio, un 35% de los encuestados declaró que están incrementando su tenencia de acciones de mercados emergentes, un 16% más que en Junio.

Michael Hartnett, gerente estratega de los mercados bursátiles emergentes, dijo que el informe muestra que los mercados emergentes pudieron restar importancia a las preocupaciones respecto al mercado de crédito generado por la debilidad del mercado de hipotecas de Estados Unidos.

Sin embargo, aclaró que la racha alcista que generó un incremento promedio de 35% de las acciones en los emergentes podría llevar en el corto plazo a una toma de ganancias.

El estudio también señala que los sectores industriales pro-cíclicos también fueron los más favorecidos ante las expectativas de crecimiento robusto y mayor apetito por el riesgo.

A nivel global, el preferido, según el informe, sería el sector tecnológico. Un 26% de los consultados dijo que están destinando mayor porción de su cartera al sector tecnológico, muy por encima al 16% observado en Junio.

Por otro lado, los inversores habrían reducido su exposición al riesgo en los sectores de productos básicos de consumo, el farmacéutico y estarían también dando mayor peso a los sectores energético, industrial y materias primas.

Riesgos

La consultora también solicitó a los consultores que hagan un ranking de los riesgos potenciales de la estabilidad de los mercados financieros.

El primer lugar lo ocupó el riesgo de default en mercado de crédito, en segundo lugar el riesgo monetario (mayores tasas de interés y/o mayor volatilidad de los tipos de cambio) y en tercer lugar el riesgo por proteccionismo y el geopolítico. Los riegos asociados con los países emergentes y al ciclo de negocios se ubicaron en los últimos lugares.

El estudio agrega, por último, que en el caso de que las condiciones crediticias empeorasen, el mercado de crédito de Estados Unidos sería más afectado que Europa.

Para la confección del estudio, fueron consultados 186 administradores de fondos, gestionan aproximadamente USD618 mil millones, durante el período que comprende el 6 hasta el 12 de Julio.

De la explosión a la implosión

Por Koichiro Matsuura


En la población mundial se están dando tres procesos de transición excepcionales. Antes del año 2000, los jóvenes siempre fueron más numerosos que los mayores, pero desde hace algunos años se está produciendo el fenómeno inverso. Hasta 2007, los habitantes de las zonas rurales eran más numerosos que los de las zonas urbanas, pero en los próximos años va a ocurrir lo contrario. Desde 2003, la mayoría de los habitantes del mundo viven en regiones o países en los que la tasa de fecundidad es inferior a 2,1 hijos por mujer, esto es, la cifra que permite una estricta sustitución de las generaciones. En 50 años, el promedio de la tasa mundial de fecundidad ha disminuido de 5,4 hijos a 2,1.

En el futuro de la población mundial influirán decisivamente seis tendencias importantes, que han sido objeto de un reciente debate en los Coloquios del siglo XXI, organizados por Jérôme Bindé en la Unesco, en torno del tema "Población: ¿de la explosión a la implosión?"

El crecimiento de la población en la segunda mitad del siglo XX ha sido uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad. Aunque ahora se está desacelerando, ese crecimiento es considerable y dista todavía mucho de haber finalizado. De aquí a 2050, la actual población mundial, estimada en 6700 millones, podría alcanzar la cifra de 9200 millones, según una hipótesis de las Naciones Unidas.

El descenso del ritmo del crecimiento de la población es fuerte, debido a la transición demográfica. La intensificación de esta tendencia en los países del Sur -incluso en muchas naciones africanas se están percibiendo los primeros síntomas- pone de manifiesto que la fatalidad no es inevitable en los problemas demográficos. Para el ser humano, el siglo XX ha sido la era del aprendizaje de su destino, porque, después de haber aplazado la muerte, ha empezado a dominar la vida, al poder optar por tener el número de hijos que desea.

Es cierto que la disminución de la fecundidad es muy desigual en las diversas regiones y países del planeta. Es proporcional al desarrollo, a la educación y al nivel de formación de las personas, en particular de las niñas y jóvenes. Sin embargo, la transición demográfica se da también en muchos países en los que el acceso de la mujer a la educación y la vida laboral es limitado. Según los demógrafos, ha sido la televisión la propagadora de una nueva manera de entender la condición femenina y de una determinada idea de la libertad.

De aquí a 2050, prácticamente la totalidad del aumento de la población mundial se producirá en los países en desarrollo. Vamos a presenciar, por lo tanto, un cambio radical en el mapa demográfico del mundo. En 1950, la población de los países del Sur era unas dos veces mayor que la de los países del Norte, pero en 2050 nada menos que el 86% de la población mundial vivirá en el hemisferio sur.

Si la evolución actual se mantiene, de aquí a 2050 la totalidad del aumento de la población se producirá en las ciudades. La magnitud de la revolución urbana en curso es gigantesca: en menos de 50 años va a ser necesario edificar el equivalente de 3000 ciudades de un millón de habitantes. La población mundial se ve afectada por desigualdades profundas.

En primer lugar, su distribución es muy desigual, ya que el 60% de los habitantes del planeta se concentra en un 10% de la superficie terrestre. Por otra parte, la diferencia en la esperanza de vida al nacer puede llegar a ser del doble entre los países más adelantados y los más pobres, como Sierra Leona o Afganistán. Además, aunque la mortalidad infantil ha disminuido muy considerablemente, su reducción ha sido muy lenta en algunos países asiáticos y, sobre todo, en el conjunto del continente africano.

Otro desequilibrio que va a tener consecuencias muy considerables es el envejecimiento de la población, debido a la disminución de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida. Este factor afectará de forma muy diversa a nuestras sociedades. Hacia 2050, en el hemisferio norte aproximadamente una persona de cada tres tendrá más de 60 años, mientras que en el hemisferio sur sólo una persona de cada cinco habrá alcanzado esa edad.

En las sociedades envejecidas de los países del Norte ronda el espectro de la despoblación. Si las corrientes migratorias no equilibran este fenómeno, sus consecuencias podrían afectar gravemente a muchos países en los próximos decenios. En los países más ricos existe el riesgo de que se produzca una pérdida de dinamismo global y de que surjan problemas de relación entre las generaciones, o de financiación de los sistemas de seguridad social y pensiones.

También pueden plantearse problemas éticos: ¿hay que prolongar la vida al máximo o garantizar a todos una vejez de calidad?

En los países del Sur se planteará la cuestión fundamental de cómo hacer frente al envejecimiento, habida cuenta no sólo de la carencia de regímenes de protección social -seguro de enfermedad o sistemas de pensiones- propios de los estados protectores, sino también del fenómeno de disgregación de la solidaridad social y familiar, consecuencia de la modernización y la urbanización.

De aquí a algunos decenios, la población mundial en su conjunto podría entrar en un proceso de implosión lenta. No hay motivos para suponer que, una vez iniciado, el descenso de la fecundidad vaya a detenerse milagrosamente en la tasa de sustitución adecuada.

Entre tanto, tendremos que afrontar numerosos desafíos como los planteados por las migraciones internacionales -a las que ya he aludido muy sucintamente-, o por la seguridad alimentaria, el empleo, la lucha contra la pobreza, la salud pública, la vivienda, las infraestructuras, el medio ambiente y la promoción de un desarrollo sostenible.

El marqués de Condorcet había señalado, ya en 1795, que la superpoblación podía entrañar una "mengua del bienestar", y había intuido con extraordinaria perspicacia que ese riesgo se podría salvar aumentando la productividad, evitando la proliferación de los desechos, mejorando su recolección y tratamiento y fomentando la educación, en particular la de las niñas y jóvenes. Ante la amenaza que supone la población para el medio ambiente, Condorcet preveía ya la posibilidad de "desmaterializar" el crecimiento económico cuando escribió que, en el futuro, "un mismo producto de la industria destruirá menos materias primas, o su uso será más duradero".

Ante tamaños desafíos, ¿cuáles han de ser las prioridades? Sólo el auge de verdaderas sociedades del conocimiento nos permitirá afrontar, a la vez, el aumento de la población y su envejecimiento. Será absolutamente imprescindible promover un crecimiento económico equitativo y un desarrollo basado en la inteligencia, la ciencia y la tecnología, así como modificar nuestro estilo de vida y nuestro modo de producción. No obstante, la prioridad máxima será, evidentemente, la educación.

La educación básica y, en particular, la educación de las niñas y las jóvenes es el mejor medio anticonceptivo. Un estudio ha mostrado que, en algunas regiones del mundo donde se excluye a las muchachas de la enseñanza secundaria, las mujeres tienen siete hijos por término medio. Cuando la tasa de escolarización de las muchachas alcanza un 40%, ese promedio desciende a tres hijos. Asimismo, habrá que otorgar una prioridad esencial a la educación para todos a lo largo de toda la vida, ya que constituye una respuesta adecuada al envejecimiento de las poblaciones y al alargamiento de la esperanza de vida. Habida cuenta de la creciente obsolescencia de los conocimientos, de la necesidad de reciclarse y cambiar de profesión, y del imperativo de "mantenerse en forma", la demanda de educación se va a extender cada vez más a lo largo de nuestra existencia. Esto representa, en definitiva, una buena noticia: si bien es cierto que la población mundial va a envejecer, las personas se mantendrán simbólicamente jóvenes hasta una edad muy avanzada, al estar aprendiendo continuamente.

El autor es director general de la Unesco

lunes, julio 23, 2007

El Hamás, el Che, los buenos y los malos

Un árabe crítico con los àrabes, es un "traidor". Un judío crítico con Israel, es un tipo "brillante, inteligente, comprometido".
Los israelíes que hablan bien de Israel los paga el Mossad.

Nonnie Darwish, es una mujer árabe, de origen egipcio, que creó la organización "Arabs for Israel". Vive en Estados Unidos. Imagínense todo lo que han escrito de ella otros árabes, que es pagada por los sionistas y cosas de este tipo, por ser lo que llamaríamos disidente de la corriente central. Pero cuando habla un disidente israelí, todo el mundo lo elogia, esto, aunque un disidente israelí no se juega la vida mientras que un disidente árabe se la juega por completo.


La crítica es un ejercicio dialéctico, es poner sobre la mesa argumentos que no sólo te ayudan a esclarecer un conflicto complejo como éste sino también a abrir el debate. Lo otro es pura propaganda y la diferencia entre ambas cosas es un abismo. La propaganda es dogmática, casi una religión, mientras que la crítica es un ejercicio de inteligencia.
¿Cómo se detecta eso? Yo creo que con algo muy simple. Un crítico es alguien capaz de decir, por ejemplo, que está a favor de una retirada israelí de Cisjordania, pero que ve lo que pasa con Hamas, o sea que es capaz de hacer un balance en el análisis, en el panorama general, tiene la capacidad de poner sobre la mesa las partes de responsabilidad que cada uno tiene. Un propagandista es maniqueo, hay buenos y malos, hay víctimas y verdugos. Y éste es el punto donde ya no hay análisis.


Así como el pueblo judío fue durante siglos el paria entre los pueblos, Israel desde su existencia es la paria entre las naciones. Es esa nación incómoda que ahí está en la ONU. Está en el ostracismo porque es incómoda, complicada, porque surgió al fin y al cabo de muchísimas culpas.

Es inconcebible pensar que un país miembro de la ONU diga que quiere destruir a otro, y no pase nada. Eso sólo puede pasar si el objetivo es Israel. Si el Sr.Ahmadinejad hubiera dicho "me estoy armando y llegan los días en que veremos el fin de Francia", el lío político, diplomático y a todos los niveles que se vería en el mundo, sería espectacular. Pero es contra Israel y no ha habido casi ni quejas diplomáticas.

En 50 años de petróleo, de potencial económico ilimitado, el mundo árabe ha dado solo un Premio Nóbel, Nagib Mahfuz, el escritor egipcio disidente. En cambio, algo más de 50 años de Israel, con una presión bélica terrible que le obliga a que su capital económico se dedique fundamentalmente a defensa pero también a la medicina, artes , química y economía, y por lo tanto dar muchos Premios Nóbel al mundo. Cuando uno invierte en vida, en cultura, aunque tenga que defenderse, aunque tenga que luchar con uñas y dientes para sobrevivir, si hay una inversión en vida, modernidad, libertad, uno da algo al mundo. Cuando la inversión es en el fanatismo, el resultado es cero, dictaduras con tipos enormemente ricos, profusamente fanáticos y por otro lado absolutamente inservibles para la humanidad.

En el fondo creo que los que tenemos una mirada distinta del problema de Israel y Palestina, lo que tenemos que hacer es hablar del Islam. El problema no es Israel. Israel forma parte de la solución.

La Dra. Wafa Sultan, psicóloga de origen sirio, residente desde hace años en Estados Unidos, debatió fuertemente en Al-Jazeera con un Imán precisamente por estos temas, diciendo que ella no conoce a ningún judío que por lo que sufrieron sus padres en Alemania, haya salido a cometer atentados suicidas contra alemanes o a matar por allí.

Hay algunos tópicos, vinculados al póster del Che Guevara que muchos tienen colgado en la pared a pesar de que ya está amarillo, que confunden el conflicto actual con la típica guerra por la liberación de los pueblos. Entonces dicen, primer elemento, que es una guerra contra el imperialismo. Pero no, no, no. El fundamentalismo islámico es imperialista de base. Su objetivo es el planeta y su voluntad es el dominio de los pueblos. El segundo tópico es que hablan de liberación. No, al contrario, es un proceso totalitario. El Hamas, o las milicias chechenias, o las de Cachemira o las islámicas de Filipinas o las que matan en Indonesia o mataron en Bali, no tienen como objetivo la libertad sino un régimen teocrático que anulan todas las libertades que el ser humano ha creado con el correr de los siglos.

Estamos ante una rebelión de ricos. El fenómeno islámico totalitario, tiene hoy por hoy la capacidad económica más importante que haya tenido un proceso totalitario en el mundo.El terrorismo islámico mueve mucho dinero. De manera que no estamos ante una rebelión de pobres .Pueden utilizar marginales y pobres en su proceso, pero estamos ante gente que usa teléfonos móviles vía satélite y que viaja en primera. Mata con peones de segunda, pero viaja en primera. En ese proceso, la muerte no es una desesperación, sino una aspiración, porque en el proceso de destrucción del individuo, de anulación del concepto de la vida, la muerte se convierte en un deseo.

MÁXIMAS DE ANTONIO CARLOS MAGALHÃES


Murió ayer, a los 79 años, Antonio Carlos Magalhães, el político bahiano que supo encarnar como ningún otro el papel de caudillo brasileño y conservar su poder durante 50 años.

Era un duro. Un "coronel", como se le llama a los caudillos de mano dura en Brasil. Era famoso por el gusto que le tenía a la pelea política. "Yo no soy terco. Terco es quien es terco conmigo", era una de sus frases.

Estas son sus máximas


MÁXIMAS DE ANTONIO CARLOS MAGALHÃES


I – NO CONFÍE EN NADIE CUYA MUJER NO GUSTE DE USTED.
II – EL PODER ES LA MANERA DE TRANSFORMAR UNA IDEA EN REALIDAD. PERO ESO ES SÓLO PARA QUIEN TIENE APETITO: QUIEN NO TIENE PUEDE USUFRUCTUAR DE LAS MAS VARIADAS OPORTUNIDADES DE MANDO, PERO NO VA A CONSEGUIR MANDAR.
III – EL ARTE DE LA POLÍTICA CONSISTE EN SABER DAR A CADA UNO LO QUE ESPERA DE USTED. ALGUNOS QUIEREN PROTECCIÓN, UN EMPLEO, POR EJEMPLO. OTROS QUIEREN DINERO. HAY UN TERCER GRUPO QUE BUSCA EL PODER, PRESTIGIO, O HASTA SIMPLEMENTE CARIÑO. SI USTED CONFUNDE LOS PEDIDOS, OFRECE DINERO A QUIEN QUIERE CARIÑO, O PODER A QUIEN QUIERE EMPLEO, PRODUCIRÁ UN ENEMIGO.
IV – HABLE BIEN DE LOS AMIGOS TODOS LOS DÍAS: HABLE MAL DE LOS ENEMIGOS DOS VECES POR DÍA.
V – ES LEGÍTIMO GOLPEAR SIEMPRE A LOS ADVERSARIOS PARA QUE NO PUEDAN CRECER Y MALTRATAR A NUESTROS ALIADOS. NUNCA RECLAME DE LOS GOLPES RECIBIDOS: PREPARE LA RESPUESTA. ES VÁLIDA LA MÁXIMA: LA VENGANZA ES UN PLATO QUE SE COME FRÍO.
VI – LAS GRANDES VIRTUDES DE UN HOMBRE SON LA GRATITUD Y LA GENEROSIDAD. LA GRATITUD LO MOTIVA A DEVOLVER EN IGUAL MONEDA TODO AQUELLO QUE RECIBE. LA GENEROSIDAD LO OBLIGA A RETRIBUIR EL DOBLE.
VII – CUANDO ENTRE EN UNA CASA PRESTE ATENCIÓN A LOS NIÑOS, PUES NADA ES MAS SINCERO QUE SU MIRADA. SI UN NIÑO LO MIRA TORCIDO ES PORQUE EN ESE LUGAR USTED NO ES BIENVENIDO.
VIII – SOLO DEBE PELEARSE CON LOS DE ARRIBA, SOBRETODO EN DEFENSA DE LOS MÁS DÉBILES, PUES TODOS PASAN A RESPETARLO AUNQUE USTED NO TENGA RAZÓN. PELEARSE CON LOS SUBORDINADOS NO TRAE NINGUNA VENTAJA, NADIE SE ENTERA Y TODAVÍA LO LLAMARAN COBARDE.
IX – SALVO EN ASUNTOS PERSONALES PROCURE SIEMPRE HACERSE REPRESENTAR POR AMIGOS PARA RESPONDER A LAS CRÍTICAS DE LOS ENEMIGOS. EL ALIADO SALDRÁ AGRANDADO Y EL ADVERSARIO DISMINUIDO.
X – SI, A PESAR DE SUS DEFECTOS, USTED QUIERE QUE ALGUIEN SEA SU AMIGO, NO PUEDE EXIGIR QUE ESE AMIGO SEA PERFECTO.
XI – SÓLO GUARDE LAS RECLAMACIONES DEL ENEMIGO. DEL AMIGO SAQUE TODO PARA AFUERA, RESUELVA INMEDIATAMENTE. SI UN AMIGO LE PIDE PERDÓN, PERDÓNELO. HABLE LO QUE ESTÁ COMPLICANDO Y, SI FUERA EL CASO, EXIJA ALGUNA COMPENSACIÓN. PERO ENSEGUIDA OLVIDE EL ASUNTO.
XII – DIGA SIEMPRE LA VERDAD CUANDO ALGUIEN LE PIDA ALGO. EXPLIQUE LO QUE VA A INTENTAR HACER, CUANDO Y COMO. EN EL CASO DE QUE NO PUEDA ATENDER EL PEDIDO DIGA ENSEGUIDA QUE NO PUEDE, PERO EXPLIQUE EL MOTIVO. LAS PERSONAS ESPERAN QUE USTED SE PREOCUPE. INTENTE, AUNQUE NO LO CONSIGA.
XIII – NO SE OLVIDE JAMÁS DEL AMIGO QUE DEJÓ EL PODER, INCLUSIVE PORQUE EL DÉBIL DE HOY PUEDE SER EL FUERTE DE MAÑANA. NADIE ES TAN FUERTE QUE NO PUEDA PERDER, NI TAN DÉBIL QUE NO PUEDA VENCER.
XIV – JAMÁS PERMITA QUE SE HABLE MAL DE UN AMIGO EN SU PRESENCIA. REACCIONES INMEDIATAMENTE SI ESO ACONTECIERA.
XV – ES MEJOR SUFRIR EN EL PODER QUE LEJOS DE ÉL.

MÁXIMAS DE ANTONIO CARLOS MAGALHÃES


Murió ayer, a los 79 años, Antonio Carlos Magalhães, el político bahiano que supo encarnar como ningún otro el papel de caudillo brasileño y conservar su poder durante 50 años.

Era un duro. Un "coronel", como se le llama a los caudillos de mano dura en Brasil. Era famoso por el gusto que le tenía a la pelea política. "Yo no soy terco. Terco es quien es terco conmigo", era una de sus frases.

Estas son sus máximas


MÁXIMAS DE ANTONIO CARLOS MAGALHÃES


I – NO CONFÍE EN NADIE CUYA MUJER NO GUSTE DE USTED.
II – EL PODER ES LA MANERA DE TRANSFORMAR UNA IDEA EN REALIDAD. PERO ESO ES SÓLO PARA QUIEN TIENE APETITO: QUIEN NO TIENE PUEDE USUFRUCTUAR DE LAS MAS VARIADAS OPORTUNIDADES DE MANDO, PERO NO VA A CONSEGUIR MANDAR.
III – EL ARTE DE LA POLÍTICA CONSISTE EN SABER DAR A CADA UNO LO QUE ESPERA DE USTED. ALGUNOS QUIEREN PROTECCIÓN, UN EMPLEO, POR EJEMPLO. OTROS QUIEREN DINERO. HAY UN TERCER GRUPO QUE BUSCA EL PODER, PRESTIGIO, O HASTA SIMPLEMENTE CARIÑO. SI USTED CONFUNDE LOS PEDIDOS, OFRECE DINERO A QUIEN QUIERE CARIÑO, O PODER A QUIEN QUIERE EMPLEO, PRODUCIRÁ UN ENEMIGO.
IV – HABLE BIEN DE LOS AMIGOS TODOS LOS DÍAS: HABLE MAL DE LOS ENEMIGOS DOS VECES POR DÍA.
V – ES LEGÍTIMO GOLPEAR SIEMPRE A LOS ADVERSARIOS PARA QUE NO PUEDAN CRECER Y MALTRATAR A NUESTROS ALIADOS. NUNCA RECLAME DE LOS GOLPES RECIBIDOS: PREPARE LA RESPUESTA. ES VÁLIDA LA MÁXIMA: LA VENGANZA ES UN PLATO QUE SE COME FRÍO.
VI – LAS GRANDES VIRTUDES DE UN HOMBRE SON LA GRATITUD Y LA GENEROSIDAD. LA GRATITUD LO MOTIVA A DEVOLVER EN IGUAL MONEDA TODO AQUELLO QUE RECIBE. LA GENEROSIDAD LO OBLIGA A RETRIBUIR EL DOBLE.
VII – CUANDO ENTRE EN UNA CASA PRESTE ATENCIÓN A LOS NIÑOS, PUES NADA ES MAS SINCERO QUE SU MIRADA. SI UN NIÑO LO MIRA TORCIDO ES PORQUE EN ESE LUGAR USTED NO ES BIENVENIDO.
VIII – SOLO DEBE PELEARSE CON LOS DE ARRIBA, SOBRETODO EN DEFENSA DE LOS MÁS DÉBILES, PUES TODOS PASAN A RESPETARLO AUNQUE USTED NO TENGA RAZÓN. PELEARSE CON LOS SUBORDINADOS NO TRAE NINGUNA VENTAJA, NADIE SE ENTERA Y TODAVÍA LO LLAMARAN COBARDE.
IX – SALVO EN ASUNTOS PERSONALES PROCURE SIEMPRE HACERSE REPRESENTAR POR AMIGOS PARA RESPONDER A LAS CRÍTICAS DE LOS ENEMIGOS. EL ALIADO SALDRÁ AGRANDADO Y EL ADVERSARIO DISMINUIDO.
X – SI, A PESAR DE SUS DEFECTOS, USTED QUIERE QUE ALGUIEN SEA SU AMIGO, NO PUEDE EXIGIR QUE ESE AMIGO SEA PERFECTO.
XI – SÓLO GUARDE LAS RECLAMACIONES DEL ENEMIGO. DEL AMIGO SAQUE TODO PARA AFUERA, RESUELVA INMEDIATAMENTE. SI UN AMIGO LE PIDE PERDÓN, PERDÓNELO. HABLE LO QUE ESTÁ COMPLICANDO Y, SI FUERA EL CASO, EXIJA ALGUNA COMPENSACIÓN. PERO ENSEGUIDA OLVIDE EL ASUNTO.
XII – DIGA SIEMPRE LA VERDAD CUANDO ALGUIEN LE PIDA ALGO. EXPLIQUE LO QUE VA A INTENTAR HACER, CUANDO Y COMO. EN EL CASO DE QUE NO PUEDA ATENDER EL PEDIDO DIGA ENSEGUIDA QUE NO PUEDE, PERO EXPLIQUE EL MOTIVO. LAS PERSONAS ESPERAN QUE USTED SE PREOCUPE. INTENTE, AUNQUE NO LO CONSIGA.
XIII – NO SE OLVIDE JAMÁS DEL AMIGO QUE DEJÓ EL PODER, INCLUSIVE PORQUE EL DÉBIL DE HOY PUEDE SER EL FUERTE DE MAÑANA. NADIE ES TAN FUERTE QUE NO PUEDA PERDER, NI TAN DÉBIL QUE NO PUEDA VENCER.
XIV – JAMÁS PERMITA QUE SE HABLE MAL DE UN AMIGO EN SU PRESENCIA. REACCIONES INMEDIATAMENTE SI ESO ACONTECIERA.
XV – ES MEJOR SUFRIR EN EL PODER QUE LEJOS DE ÉL.

viernes, julio 20, 2007

Malas Palabras


El escritor y humorista gráfico Roberto Fontanarrosa propuso "una amnistía" para las "malas palabras", pidió cuidar de ellas e integrarlas al lenguaje y consideró que "las vamos a necesitar".
Al intervenir en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, Fontanarrosa explicó: "Este es un ámbito más que apropiado para plantearse ¿por qué son malas palabras? ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras?".




"¿Por qué son malas las malas palabras? ¿Son malas porque les pegan a las otras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras?", se preguntó Roberto Fontanarrosa, entre las risas incontenibles del público y los rostros serios de algunos de sus compañeros de panel. "Tal vez sean como esos villanos de la televisión, que al principio eran buenos pero a los que la sociedad hizo malos", agregó.

El propio panel en que se encontraba fue un tema de humor. "Es tan polémica esta mesa que es la única a la que le han asignado un escribano" dijo Fontanarrosa, en alusión al moderador. También cronometró su intervención, en una parodia de la forma en que Federico Reyes Heroles, quien le antecedió, midió los diez minutos exactos que se permitían a los expositores: "ha impuesto un estilo", bromeó.

Las malas palabras "son más saludables, más fuertes", "brindan otros matices" y constituyen "una familia marginal" del lenguaje, afirmó Fontanarrosa. Después de recordar que también se las trata de palabrotas, asoció este término con las "carotas" de las películas de Federico Fellini y concluyó que reflejan una mayor expresividad. "No es que haga una defensa incondicional y quijotesca, algunas me gustan, otras no. Hay malas palabras que son irremplazables por su sonoridad, su fuerza y su contextura física. No es lo mismo decir que una persona es tonta o que es zonza que decir que es pelotuda", ejemplificó.

A continuación, parodió el análisis lingüístico: "El secreto de la fuerza (de la palabra pelotudo) está en la letra t: anoten, las maestras". También se preguntó si el Diccionario de Dudas abordaría esa cuestión.

"Hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra carajo. Están las islas Carajo, en el Caribe, y el carajillo, en español. La palabra mierda es irremplazable", opinó Fontanarrosa y a continuación advirtió sobre "la triste función" de los puntos suspensivos que suelen censurar la inscripción de ese término en los diarios.

Fontanarrosa apeló a su memoria familiar, al recordar que "en ningún momento se impuso eso de eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca". "Cuando mis primos venían a mi casa me decían vamos a jugar al tío Berto (personaje al que evoca en un cuento de su libro "La mesa de los galanes"): se escondían en una habitación y puteaban. Fíjense lo que lograba que no hubiera televisión", contó. "Mi viejo era lo que se llamaba un mal hablado, un bocasucia, expresión antigua que se sigue empleando. Habrá que ver qué dice este Congreso", dijo y provocó más risas.

"Atendiendo a las condiciones terapéuticas pido una amnistía para las malas palabras. Vivamos una Navidad sin malas palabras, integrémoslas al lenguaje y cuidemos de ellas, porque las vamos a necesitar", concluyó Fontanarrosa.

Malas Palabras


El escritor y humorista gráfico Roberto Fontanarrosa propuso "una amnistía" para las "malas palabras", pidió cuidar de ellas e integrarlas al lenguaje y consideró que "las vamos a necesitar".
Al intervenir en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, Fontanarrosa explicó: "Este es un ámbito más que apropiado para plantearse ¿por qué son malas palabras? ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras?".




"¿Por qué son malas las malas palabras? ¿Son malas porque les pegan a las otras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras?", se preguntó Roberto Fontanarrosa, entre las risas incontenibles del público y los rostros serios de algunos de sus compañeros de panel. "Tal vez sean como esos villanos de la televisión, que al principio eran buenos pero a los que la sociedad hizo malos", agregó.

El propio panel en que se encontraba fue un tema de humor. "Es tan polémica esta mesa que es la única a la que le han asignado un escribano" dijo Fontanarrosa, en alusión al moderador. También cronometró su intervención, en una parodia de la forma en que Federico Reyes Heroles, quien le antecedió, midió los diez minutos exactos que se permitían a los expositores: "ha impuesto un estilo", bromeó.

Las malas palabras "son más saludables, más fuertes", "brindan otros matices" y constituyen "una familia marginal" del lenguaje, afirmó Fontanarrosa. Después de recordar que también se las trata de palabrotas, asoció este término con las "carotas" de las películas de Federico Fellini y concluyó que reflejan una mayor expresividad. "No es que haga una defensa incondicional y quijotesca, algunas me gustan, otras no. Hay malas palabras que son irremplazables por su sonoridad, su fuerza y su contextura física. No es lo mismo decir que una persona es tonta o que es zonza que decir que es pelotuda", ejemplificó.

A continuación, parodió el análisis lingüístico: "El secreto de la fuerza (de la palabra pelotudo) está en la letra t: anoten, las maestras". También se preguntó si el Diccionario de Dudas abordaría esa cuestión.

"Hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra carajo. Están las islas Carajo, en el Caribe, y el carajillo, en español. La palabra mierda es irremplazable", opinó Fontanarrosa y a continuación advirtió sobre "la triste función" de los puntos suspensivos que suelen censurar la inscripción de ese término en los diarios.

Fontanarrosa apeló a su memoria familiar, al recordar que "en ningún momento se impuso eso de eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca". "Cuando mis primos venían a mi casa me decían vamos a jugar al tío Berto (personaje al que evoca en un cuento de su libro "La mesa de los galanes"): se escondían en una habitación y puteaban. Fíjense lo que lograba que no hubiera televisión", contó. "Mi viejo era lo que se llamaba un mal hablado, un bocasucia, expresión antigua que se sigue empleando. Habrá que ver qué dice este Congreso", dijo y provocó más risas.

"Atendiendo a las condiciones terapéuticas pido una amnistía para las malas palabras. Vivamos una Navidad sin malas palabras, integrémoslas al lenguaje y cuidemos de ellas, porque las vamos a necesitar", concluyó Fontanarrosa.

El amor judío de Mussolini


Por Marcos Aguinis


Margherita Sarfatti fue una mujer hermosa, culta y apasionada, que dominaba cuatro idiomas y conoció a Benito Mussolini durante sus juveniles luchas marxistas. Lo siguió en su rápido ascenso al poder, hasta convertirse en una de sus propagandistas más convincentes dentro de Italia y fuera de ella, incluso en los Estados Unidos, donde fue recibida con honores por el presidente Roosevelt y su esposa, Eleanor. Alternó con periodistas de la talla de William Randolph Hearst, discutió en el fermentado mundo intelectual y forjó una amistad con el presidente de la Universidad de Columbia, en cuyos archivos se guarda como un tesoro la mayoría de sus cartas y documentos. Se decía entonces que Roma volvía a ser la capital del mundo y que Roosevelt aplicaba las políticas económicas de Mussolini.

Millones de oyentes escucharon las exposiciones de Margherita en fluido inglés por la cadena NBC: Italia había superado la anarquía de la guerra, conseguía un rápido crecimiento económico, eliminaba la lucha de clases y había evitado el genocidio que hubieran perpetrado los bolcheviques. Las artes y ciencias recibían un gran impulso desde el Estado. La "mano fuerte" del líder convenía a la indisciplina de los italianos. "¿Qué es el fascismo? -insistía-. ¡Es socialismo!" El socialismo bueno, inclusivo, esperanzador. Había dejado atrás la imperfecta democracia y las exclusiones comunistas.

Margherita y Benito mantuvieron un prolongado romance que fue quebrado cuando el Duce aceptó someterse a las leyes raciales de Hitler. Ella fue entonces autorizada para partir al exilio. Fue una brutal ironía para quien había sido una resonante difusora de las ideas del fascismo y ahora se convertía en su víctima. Quedó entre dos fuegos: el odio de los antifascistas y el odio de los fascistas que no le perdonaban su origen judío.

Luego de pasar por París y no conseguir ingresar en los Estados Unidos, vino a establecerse durante siete años a Uruguay y a la Argentina. Ya era amiga del maestro Petorutti. Su agitada historia acaba de ser narrada con precisión y suspenso por Daniel Gutman en su libro El amor judío de Mussolini, del fascismo al exilio , editado por Lumière .

La evoco ahora porque el miércoles se cumplieron 60 años de su vuelo en Aerolíneas Argentinas rumbo a Italia, de donde no regresaría jamás. Su vida y sus acciones, no obstante, aún brindan lecciones de alto voltaje.

Mussolini tuvo decenas de amantes, pero Margherita no fue una más: su relación duró décadas y estuvo mechada por polémicas. Aunque el Duce solía decir: "Los judíos son mis peores enemigos" y se había opuesto a que su hija Edda se casara con uno de ellos, no los persiguió y mantuvo como ministro de Finanzas al judío Guido Jung hasta 1935. Finalmente, casó a Edda con el conde Galeazzo Ciano, a quien designó canciller cuando tenía 33 años, el más joven de Europa. Ciano más adelante lo traicionó y fue fusilado por los fascistas en presencia de oficiales nazis.

A medida que crecía su poder, menos toleraba Mussolini los disensos, en particular los femeninos. Esto marcó crecientes diferencias con Margherita. Además, el Duce empezó a elegir amantes cada vez más jóvenes. La última, Clareta Petacci, tenía 32 años menos que él. Margherita publicó varios libros, muchos dedicados al arte. Fue la autora de la primera biografía oficial del Duce - Dux -, que se tradujo a 18 idiomas, agotó innumerables ediciones y le dio fama universal. Lo exaltó como el hombre que se hizo a sí mismo y enderezó la historia de Italia. A Margherita la llamaron "zarina del arte". Ante ella se inclinaban, reverentes, funcionarios y diplomáticos. Coleccionaba obras de vanguardia de muchos autores condenados después por el nazifascismo. Como dijimos, había conocido a Mussolini en la juventud, cuando éste, en Milán, editaba el periódico socialista Avanti! Ella era una deslumbrante pelirroja, miembro de una aristocrática familia judía radicada en Venecia desde hacía centurias. Esto impresionó al hijo de herrero, muy histriónico, pero poco esclarecido. Escuchó con embeleso relatos, descripciones y teorías acumuladas en la mente de esta mujer refinada.

Más adelante, en su camino al exilio, Margherita volvió a encontrarse con una vieja conocida, Alma Mahler, quien huía de Austria con su nuevo esposo, el poeta judío Franz Werfel. Alma escribió entonces: "Cuando la vi por primera vez, era la reina sin corona de Italia; ahora es una mendiga real en el exilio; viene a visitarnos con frecuencia y su vitalidad anima a todos los emigrados". Era frecuentada por Jean Cocteau y otros personajes ilustres. Dio numerosas conferencias en el Louvre en perfecto francés; su erudición era asombrosa.

Margherita escribió que desde que había llegado a su exilio parisiense se había sentido rodeada de gente buena, lejos del veneno, la presión, la falsedad y la crueldad. "Mis libros en Italia ahora no son leídos. Creo que serán quemados con todos los libros escritos por judíos en una ceremonia solemne." Muchos de ellos habían sido prologados por el mismo Duce y el absurdo sonaba a humor negro. "Las medidas tomadas en Italia en tres semanas van más lejos que las de Alemania en cinco años de persecución." Esto se contradecía con la promesa que Mussolini había transmitido a millones de italianos americanos y a toda América de que jamás tomaría medidas antisemitas. Margherita advirtió algo que antes no había querido ver: su cínico oportunismo.

En el primer encuentro que habían tenido ambos dictadores en 1934, Mussolini dijo a Hitler que defendería la independencia de Austria. Luego, mareado por delirios imperiales, lo apoyó en todo lo que exigía el teutón, incluidas las leyes raciales.

Antes de expulsarla, el Duce había vuelto a pedir la ayuda de Margherita para mejorar su perfil internacional, deteriorado por su invasión de Etiopía. Pero en mayo de 1936, frente a una multitud extasiada, anunció el nacimiento del imperio fascista. La Sociedad de Naciones le aplicó sanciones. No obstante, Estados Unidos se negó a cumplirlas en su totalidad por ruegos de Margherita al presidente Roosevelt. Ella todavía conservaba la esperanza de impedir que Mussolini siguiera a Hitler. De haberlo logrado, Italia no habría participado de la Segunda Guerra Mundial, esquivándola como el astuto Franco. Entonces, ¿qué habría pasado con el fascismo?, se preguntó Daniel Gutman cuando lo entrevisté con motivo de su excelente biografía.

Al estallar la guerra, el cónsul italiano en Barcelona, que había sido amigo de Margherita, le aconsejó huir enseguida de Europa y le consiguió un pasaje en el transatlántico Augustus rumbo al Río de la Plata. Durante la escala en Río de Janeiro fue abordada por los periodistas y ella se limitó a decir: "De política no hablo". En Montevideo la esperaba su hijo Amedeo, también expulsado de Italia. El periódico Marcha quiso extraerle secretos, pero Margherita Sarfatti replicó que venía a estudiar el arte precolombino. El periodista describió su rostro marcado por los embates del tiempo: de su pasada belleza triunfante e irresistible aún quedaba la mirada femenina y alegre de sus grandes ojos verdosos. Sólo atinó a balbucear: "Europa... la pobre Europa, ya no sabe buscar su felicidad". Otro diario tituló: "Margherita Sarfatti, el gran amor del Duce, vive desterrada en Montevideo". La revista Atlántida de Buenos aires pudo extraerle confesiones de sus primeros años de lucha, llenos de sueños e intenciones fraternas. Escribió a Emilio Petorutti, que había frecuentado el salón de Margherita en Milán y en ese momento dirigía el Museo de Bellas Artes de La Plata. La invitó enseguida, enterado de su tragedia, pero chocó con la intelectualidad antifascista, que no olvidaba los servicios prestados al nefasto movimiento. Tampoco pudo conseguir el apoyo del periodista Natalio Botana ni de los diarios La Prensa y LA NACION. Trató de conectarse con Victoria Ocampo, quien había visitado al Duce en 1934, antes de su agresión africana, para exponerle sus ideas feministas. Mussolini la atendió cortésmente, pero al despedirla en la puerta, la espantó con esta frase: ¡Le donne, per parire! (Las mujeres, para parir). Victoria no olvidaba. Su revista Sur tomó partido en favor de Gran Bretaña y Francia: "Permanecer neutrales ante su suerte es permanecer neutrales ante nuestra propia suerte". Victoria Ocampo, junto con Natalio Botana, fundó en 1940 la Acción Antifascista.

La presencia de Margherita Sarfatti en el exilio desconcertaba. Los judíos italianos la esquivaron. Pero Victoria Ocampo, fiel a su estilo rebelde, tuvo el coraje de extenderle un consuelo. Le escribió a su amigo Roger Caillois: "Ya ves, perdono muchas cosas", y agregó que lo hacía con quienes no son personas insustanciales. La acompañó a la primera conferencia que dio Margherita, titulada "De la novela histórica a la historia novelada", dedicada a la literatura francesa. Victoria, al presentarla, evocó que Margherita Sarfatti escribía artículos anónimos desde los 14 años en diarios socialistas y recordó su campaña en favor de las libertades, en 1914. Evocó su primer libro, La milicia femenina, en Francia, sus cursos en italiano, francés, inglés y alemán, sus actuaciones en las universidades de Berlín, Colonia, Amsterdam, Grenoble, Columbia, y su devoción por el arte italiano. Respecto de sus vínculos con Mussolini, piadosamente no pronunció una palabra.

Luego le empezaron a publicar artículos en diarios y revistas junto a firmas destacadas del momento, todas ellas antifascistas. Pasaba los veranos en Uruguay y los inviernos en Buenos Aires. Por fin consiguió la simpatía de Natalio Botana, quien se fascinó ante el acopio de cultura, gracia y belleza que reunía esta mujer. Margherita siguió el dramático curso de la guerra y celebró la victoria aliada. También se mantuvo alerta frente a los acontecimientos que agitaron a la Argentina desde comienzos de los años 40. El naciente fenómeno peronista le generó un incómodo déjà vu . Pero prefirió concentrarse en sus caudalosos conocimientos artísticos y marginarse de la política hasta su muerte, en Italia, en 1961. Esta biografía la ha resucitado en su fascinante atractivo y complejidad.