El fantasma de una recesión en los Estados Unidos -temor con el que los mercados internacionales conviven a diario desde hace un mes y medio como consecuencia de la "crisis de las hipotecas"- se agigantó ayer tras conocerse que esa economía no sólo dejó de crear empleo durante agosto, sino que pasó a destruirlo por primera vez en cuatro años.
La noticia, previsible si se tiene en cuenta que algunos bancos venían comunicando a diario despidos masivos como derivación del cracinmobiliario, golpeó el ánimo de inversores como los nuevos anuncios de Countrywide Financial Corp. e IndyMac (las dos empresas más importantes del sector inmobiliario estadounidense) de reducciones de personal.
Apenas el informe se hizo público (el Departamento de Trabajo dijo que se perdieron 4000 empleos en agosto, contra los 68.000 creados en julio), los inversores operaron convencidos de que la chance de una recesión creció y actuaron en consecuencia: se desprendieron de cualquier activo financiero que pudiera considerarse "riesgoso", condenando a la baja a las bolsas y a la deuda emergente, para comprar más bonos del Tesoro de EE.UU. o refugiarse en ese añejo símbolo de seguridad que son las onzas de oro.
Pero el pesimismo creció cuando Countrywide comunicó que suprimirá hasta 12.000 empleos más e IndyMac hizo lo propio al anunciar que reducirá "en los próximos meses" un 10% de su planta, informes que llegaron un día después de que otras dos compañías hipotecarias, Lehman Brothers y National City Corp. of Cleveland, hicieran público el recorte de 850 y 1300 empleos, respectivamente.
El resultado de la jornada de negocios, entonces, estaba cantado y al final del día se reflejó en caídas de hasta 2,6% en las bolsas europeas (ese porcentaje perdió París) y de entre 1,7 y 1,87% en los índices de Wall Street, mientras que las bolsas regionales operaron condicionadas por este entorno y cayeron entre 1 y 3% (el Merval porteño perdió 1,82%). La contracara fue que:
El riesgo medio emergente subió 12 puntos (quedó en 241 puntos, un nivel que el riesgo argentino -464- casi duplica).
La tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro de los EE.UU. se contrajo y marcó nuevos mínimos en el año. El título a 10 años rinde 4,39%; a cinco años, 4,06%, y a tres meses, 4,02%, con retrocesos en el día de 11, 15 y 29 puntos básicos, respectivamente.
La onza de oro marcó su máximo en 16 meses, al superar los US$ 700.
El dólar estadounidense (muy firme en la Argentina por la desconfianza que se respira en la plaza local) cayó a su mínimo nivel en 15 años frente a monedas "pares" como el yen japonés.
El golpe en las expectativas causado por esta serie de datos convenció a funcionarios de la administración Bush de tratar de contenerlas. Ed Lazear, asesor de la Casa Blanca, dijo a la cadena CNBC que si bien "siempre existe la posibilidad de recesión", en el gobierno no creen "que sea probable". Y Henry Paulson, secretario del Tesoro, intentó mostrarse confiado y para nada sorprendido ante Bloomberg TV. "He estado diciendo que la caída en la vivienda va a cobrar una penalidad al crecimiento. Pero la economía va a continuar creciendo en el segundo semestre del año", aventuró.
"Los mercados interpretaron que la contracción del empleo en EE.UU. sugiere que el ritmo de crecimiento de los negocios se estaría desacelerando como consecuencia de la crisis subprime y de las restricciones en el crédito.
Su evolución de aquí en más quedará supeditada a lo que revelen los principales indicadores económicos y las expectativas respecto de posibles recortes de tasas por parte de la Reserva Federal", opinó Santiago Palma Cané, socio de la consultora y administradora de carteras de inversión Fimades.
"Las perspectivas son muy inciertas", opinó Paul Sheard, de Lehman Brothers, para quien la probabilidad de recesión en EE.UU. llega al 30%.
El recrudecimiento de los temores en los mercados globales marcó una paradoja en el caso argentino. El riesgo financiero local fue uno de los que menos aumentó (9 puntos), sólo porque los bonos ya están muy desvalorizados. Sin embargo, lo cierto es que los títulos siguen cayendo. Ayer el Discount en pesos retrocedió 1,54%, con lo que se mantiene en mínimos niveles desde su lanzamiento, al igual que el Par en la misma moneda, que cayó otro 1,72% para perforar el nivel del 30% de paridad que en el mercado imaginaban como su piso (está al 29,09%). Claro que se trata de bonos que, al ajustar su capital por inflación, además de la crisis global cargan con el extra de la desconfianza sobre las mediciones del Indec.
La noticia, previsible si se tiene en cuenta que algunos bancos venían comunicando a diario despidos masivos como derivación del cracinmobiliario, golpeó el ánimo de inversores como los nuevos anuncios de Countrywide Financial Corp. e IndyMac (las dos empresas más importantes del sector inmobiliario estadounidense) de reducciones de personal.
Apenas el informe se hizo público (el Departamento de Trabajo dijo que se perdieron 4000 empleos en agosto, contra los 68.000 creados en julio), los inversores operaron convencidos de que la chance de una recesión creció y actuaron en consecuencia: se desprendieron de cualquier activo financiero que pudiera considerarse "riesgoso", condenando a la baja a las bolsas y a la deuda emergente, para comprar más bonos del Tesoro de EE.UU. o refugiarse en ese añejo símbolo de seguridad que son las onzas de oro.
Pero el pesimismo creció cuando Countrywide comunicó que suprimirá hasta 12.000 empleos más e IndyMac hizo lo propio al anunciar que reducirá "en los próximos meses" un 10% de su planta, informes que llegaron un día después de que otras dos compañías hipotecarias, Lehman Brothers y National City Corp. of Cleveland, hicieran público el recorte de 850 y 1300 empleos, respectivamente.
El resultado de la jornada de negocios, entonces, estaba cantado y al final del día se reflejó en caídas de hasta 2,6% en las bolsas europeas (ese porcentaje perdió París) y de entre 1,7 y 1,87% en los índices de Wall Street, mientras que las bolsas regionales operaron condicionadas por este entorno y cayeron entre 1 y 3% (el Merval porteño perdió 1,82%). La contracara fue que:
El riesgo medio emergente subió 12 puntos (quedó en 241 puntos, un nivel que el riesgo argentino -464- casi duplica).
La tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro de los EE.UU. se contrajo y marcó nuevos mínimos en el año. El título a 10 años rinde 4,39%; a cinco años, 4,06%, y a tres meses, 4,02%, con retrocesos en el día de 11, 15 y 29 puntos básicos, respectivamente.
La onza de oro marcó su máximo en 16 meses, al superar los US$ 700.
El dólar estadounidense (muy firme en la Argentina por la desconfianza que se respira en la plaza local) cayó a su mínimo nivel en 15 años frente a monedas "pares" como el yen japonés.
El golpe en las expectativas causado por esta serie de datos convenció a funcionarios de la administración Bush de tratar de contenerlas. Ed Lazear, asesor de la Casa Blanca, dijo a la cadena CNBC que si bien "siempre existe la posibilidad de recesión", en el gobierno no creen "que sea probable". Y Henry Paulson, secretario del Tesoro, intentó mostrarse confiado y para nada sorprendido ante Bloomberg TV. "He estado diciendo que la caída en la vivienda va a cobrar una penalidad al crecimiento. Pero la economía va a continuar creciendo en el segundo semestre del año", aventuró.
"Los mercados interpretaron que la contracción del empleo en EE.UU. sugiere que el ritmo de crecimiento de los negocios se estaría desacelerando como consecuencia de la crisis subprime y de las restricciones en el crédito.
Su evolución de aquí en más quedará supeditada a lo que revelen los principales indicadores económicos y las expectativas respecto de posibles recortes de tasas por parte de la Reserva Federal", opinó Santiago Palma Cané, socio de la consultora y administradora de carteras de inversión Fimades.
"Las perspectivas son muy inciertas", opinó Paul Sheard, de Lehman Brothers, para quien la probabilidad de recesión en EE.UU. llega al 30%.
El recrudecimiento de los temores en los mercados globales marcó una paradoja en el caso argentino. El riesgo financiero local fue uno de los que menos aumentó (9 puntos), sólo porque los bonos ya están muy desvalorizados. Sin embargo, lo cierto es que los títulos siguen cayendo. Ayer el Discount en pesos retrocedió 1,54%, con lo que se mantiene en mínimos niveles desde su lanzamiento, al igual que el Par en la misma moneda, que cayó otro 1,72% para perforar el nivel del 30% de paridad que en el mercado imaginaban como su piso (está al 29,09%). Claro que se trata de bonos que, al ajustar su capital por inflación, además de la crisis global cargan con el extra de la desconfianza sobre las mediciones del Indec.