Por Daniel Arcucci
"¿Cómo puede ser que yo me acuerde perfectamente de cómo forma Platense y no me pueda acordar de un teorema?", se preguntaba el Negro Fontanarrosa allá por 1996, en charla con el Gordo Soriano. Los dos más grandes escritores del fútbol argentino estaban grabando un programa de TV, pero ése es sólo un detalle: cuando el Negro hablaba de fútbol –igual que el Gordo– no actuaba; hablaba profundamente en serio. Claro, afirmar eso y agregar además que ese hombre entrañable era un auténtico "canalla" puede resultar un contrasentido para quien cree que la pelota es un juguete y ser hincha de un club, un detalle.
"El fútbol es el ADN de la vida", dijo hace poco, cuando ya había perdido buena parte de su movilidad, pero nada de su genio, en una conferencia durante la Feria del Libro de Guadalajara, en la que el tema fue, cómo no, la literatura y… el fútbol. "No llego a escribir de fútbol por ser un escritor al que le gusta eso, sino porque soy un futbolero nato. Mientras los intelectuales leían a Tolstoi, yo leía El Gráfico", ha dicho también, más para divertir que para provocar. Igual, seguro, que cuando afirmó: "Yo crecí queriendo ser como Ermindo Onega y no como Cortázar". No logró su objetivo.
No te vayas campeón fue el título de una de sus últimas obras, un libro en el que evocaba sin más rigor que su memoria fantástica aquellos equipos que habían sellado su amor por el fútbol. No te vayas campeón, se le ocurre decir ahora a uno, cuando acepta con tristeza que ya no tendrá el privilegio que tuvo, ese de compartir los tiempos con él –una estrella que jamás creyó que lo era– durante la cobertura de un Mundial o de un partido del seleccionado, mientras imaginaba los pronósticos de su inefable "Hermana Rosa". No se irá: está ya grabado en la memoria, como esos equipos inolvidables que vuelven a jugar todos los días en cada charla futbolera. Y que juegan cada día mejor.
viernes, julio 20, 2007
miércoles, julio 18, 2007
ISRAEL Por Borges
J L Borges
Un hombre encarcelado y hechizado,
un hombre condenado a ser la serpiente
que guarda un oro infame,
un hombre condenado a ser Shylock,
un hombre que se inclina sobre la tierra
y que sabe que estuvo en el Paraíso,
un hombre viejo y ciego que ha de romper
las columnas del templo,
un rostro condenado a ser una máscara,
un hombre que a pesar de los hombres
es Spinoza y el Baal Shem y los cabalistas,
un hombre que es el Libro, una boca que alaba desde el abismo
la justicia del firmamento,
un procurador o un dentista
que dialogó con D's en una montaña,
un hombre condenado a ser el escarnio,
la abominación, el judío, un hombre lapidado, incendiado
y ahogado en cámaras letales,
un hombre que se obstina en ser inmortal
y que ahora ha vuelto a su batalla,
a la violenta luz de la victoria,
hermoso como un león al mediodía.
Un hombre encarcelado y hechizado,
un hombre condenado a ser la serpiente
que guarda un oro infame,
un hombre condenado a ser Shylock,
un hombre que se inclina sobre la tierra
y que sabe que estuvo en el Paraíso,
un hombre viejo y ciego que ha de romper
las columnas del templo,
un rostro condenado a ser una máscara,
un hombre que a pesar de los hombres
es Spinoza y el Baal Shem y los cabalistas,
un hombre que es el Libro, una boca que alaba desde el abismo
la justicia del firmamento,
un procurador o un dentista
que dialogó con D's en una montaña,
un hombre condenado a ser el escarnio,
la abominación, el judío, un hombre lapidado, incendiado
y ahogado en cámaras letales,
un hombre que se obstina en ser inmortal
y que ahora ha vuelto a su batalla,
a la violenta luz de la victoria,
hermoso como un león al mediodía.
La aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es...
Un hombre de cierta edad llegó a una clínica para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras esperabamos le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras seguíamos esperando, le pregunté si ella se preocuparía en caso de que él llegara tarde esa mañana.
- No, - me dijo. - ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
- Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita me dijo:
- Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras seguíamos esperando, le pregunté si ella se preocuparía en caso de que él llegara tarde esa mañana.
- No, - me dijo. - ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
- Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita me dijo:
- Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Ben Gurión táctica y estrategia
Durante la segunda guerra mundial Israel se hallaba bajo dominio británico. Las leyes coloniales eran opresivas y crueles. Uno de los elementos más claros de esta opresión era que el país había sido cerrado a la inmigración judía mediante el infame "Libro Blanco". El Libro Blanco condenaba a cientos de miles de judíos a morir en Europa al negarles una natural vía de escape hacia la Palestina Británica. Al mismo tiempo los ingleses combatían al nazismo y los judíos se alistaban en el ejercito británico para luchar contra Hitler. Le preguntaron al viejo estadista cual iba a ser su actitud. "Muy simple – respondió – lucharemos junto a los ingleses contra los Nazis como si no hubiera Libro Blanco, y lucharemos contra el Libro Blanco como si no hubiera guerra".
Ben Gurión táctica y estrategia
Durante la segunda guerra mundial Israel se hallaba bajo dominio británico. Las leyes coloniales eran opresivas y crueles. Uno de los elementos más claros de esta opresión era que el país había sido cerrado a la inmigración judía mediante el infame "Libro Blanco". El Libro Blanco condenaba a cientos de miles de judíos a morir en Europa al negarles una natural vía de escape hacia la Palestina Británica. Al mismo tiempo los ingleses combatían al nazismo y los judíos se alistaban en el ejercito británico para luchar contra Hitler. Le preguntaron al viejo estadista cual iba a ser su actitud. "Muy simple – respondió – lucharemos junto a los ingleses contra los Nazis como si no hubiera Libro Blanco, y lucharemos contra el Libro Blanco como si no hubiera guerra".
martes, julio 10, 2007
Perú: datos macro y que se hace con el excedente
Los datos de la macroeconomía no pueden ser mejores: un crecimiento que este año podría ser de 7,5 por ciento, una inflación controlada, reservas de más de veinte mil millones de dólares, cifra que nunca había tenido antes Perú, y una buena imagen del país ante las entidades financieras internacionales, que Estados Unidos acaba de confirmar, levantando los últimos obstáculos para la firma del Tratado de Libre Comercio, que abrirá a los exportadores peruanos el mercado más próspero del mundo. ¿Significa todo esto que Perú avanza ya, por fin, hacia el ansiado desarrollo y modernización, como lo han hecho Chile, España, Irlanda y tantos países asiáticos en las últimas décadas? No hay que llevar tan lejos el optimismo, porque, si bien las cosas que he señalado son alentadoras, hay otras que muestran las enormes dificultades que quedan por vencer, tantas y tan graves que podrían todavía echar por tierra lo alcanzado.
El subdesarrollo es uno de los obstáculos mayores para salir del subdesarrollo, aunque dicho así suene estúpido. Antes, el problema era la falta de recursos. Ahora hay recursos, pero no hay planes, ni infraestructura ni técnicos ni cuadros suficientes para ponerlos en práctica. El canon minero -porcentaje de los beneficios de las empresas mineras que va directamente a los municipios y gobiernos regionales- ha puesto en manos de estas autoridades sumas a veces elevadísimas -decenas, cientos de millones de dólares- que aquéllas no están en condiciones de aprovechar, por carecer de programas y de equipos capacitados. Lo que causa que esos recursos se despilfarren en gastos suntuarios y la corrupción haga de las suyas.
¿A cuántos peruanos beneficia de manera visible e inequívoca la prosperidad de que goza ahora Perú? Yo creo que a no más de un tercio. A los dos tercios restantes les llega apenas, porque las estructuras tradicionales, casi intocadas, impiden que exista esa igualdad de oportunidades sin la cual un país no progresa de verdad aunque sus cifras macroeconómicas sean sobresalientes y goce de elecciones libres y libertad de expresión.
La educación pública, una verdadera calamidad, condena a una enorme cantidad de peruanos a competir con insuperable desventaja para labrarse un porvenir con los peruanos de clase media y alta que reciben una buena formación escolar y profesional. Y la falta de infraestructura margina inevitablemente a quien vive y trabaja en el interior, y sobre todo en el Perú rural, en relación con quien lo hace en las ciudades, sobre todo costeñas y, principalmente, en Lima. El famoso derrame llega sólo a cuentagotas a esos sectores y eso, como es natural, desmoraliza y exaspera a los millones de pobres que oyen hablar de una situación excepcionalmente buena para el país y se sienten excluidos de esa supuesta bonanza. A ello se debe, en buena parte, la agitación social continua -huelgas, bloqueo de carreteras, toma de locales- que, tanto en la capital como en provincias, caracteriza a la actualidad peruana.
El subdesarrollo es uno de los obstáculos mayores para salir del subdesarrollo, aunque dicho así suene estúpido. Antes, el problema era la falta de recursos. Ahora hay recursos, pero no hay planes, ni infraestructura ni técnicos ni cuadros suficientes para ponerlos en práctica. El canon minero -porcentaje de los beneficios de las empresas mineras que va directamente a los municipios y gobiernos regionales- ha puesto en manos de estas autoridades sumas a veces elevadísimas -decenas, cientos de millones de dólares- que aquéllas no están en condiciones de aprovechar, por carecer de programas y de equipos capacitados. Lo que causa que esos recursos se despilfarren en gastos suntuarios y la corrupción haga de las suyas.
¿A cuántos peruanos beneficia de manera visible e inequívoca la prosperidad de que goza ahora Perú? Yo creo que a no más de un tercio. A los dos tercios restantes les llega apenas, porque las estructuras tradicionales, casi intocadas, impiden que exista esa igualdad de oportunidades sin la cual un país no progresa de verdad aunque sus cifras macroeconómicas sean sobresalientes y goce de elecciones libres y libertad de expresión.
La educación pública, una verdadera calamidad, condena a una enorme cantidad de peruanos a competir con insuperable desventaja para labrarse un porvenir con los peruanos de clase media y alta que reciben una buena formación escolar y profesional. Y la falta de infraestructura margina inevitablemente a quien vive y trabaja en el interior, y sobre todo en el Perú rural, en relación con quien lo hace en las ciudades, sobre todo costeñas y, principalmente, en Lima. El famoso derrame llega sólo a cuentagotas a esos sectores y eso, como es natural, desmoraliza y exaspera a los millones de pobres que oyen hablar de una situación excepcionalmente buena para el país y se sienten excluidos de esa supuesta bonanza. A ello se debe, en buena parte, la agitación social continua -huelgas, bloqueo de carreteras, toma de locales- que, tanto en la capital como en provincias, caracteriza a la actualidad peruana.
¿Quién no quiere buenos servicios públicos?
¿Quién no quiere buenos servicios públicos? Y, si no los hay, debe averiguarse por qué y resolverse en consecuencia.
¿Alguien duda, en efecto, de que en nombre de banderas de la izquierda se dificulta la excelencia de los servicios públicos, como cuando las tarifas son absurdas?
¿O que también desde la llamada derecha se entorpece esa excelencia y hasta se la hace imposible, como cuando se aprovecha de la amistad con los gobernantes, y muchas veces por vías de corrupción, para imponer condiciones de monopolio o de ausencia inadmisible del papel arbitral del Estado entre usuarios y prestatarios de servicios públicos?
¿Alguien duda, en efecto, de que en nombre de banderas de la izquierda se dificulta la excelencia de los servicios públicos, como cuando las tarifas son absurdas?
¿O que también desde la llamada derecha se entorpece esa excelencia y hasta se la hace imposible, como cuando se aprovecha de la amistad con los gobernantes, y muchas veces por vías de corrupción, para imponer condiciones de monopolio o de ausencia inadmisible del papel arbitral del Estado entre usuarios y prestatarios de servicios públicos?
El fanatismo
¿Qué es el fanatismo para Amos Oz?
Su respuesta es irónica y precisa.
"Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar.
El fanático es un gran altruista. A menudo está más interesado en los demás que en sí mismo. Y ello por la sencilla razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto".
Su respuesta es irónica y precisa.
"Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar.
El fanático es un gran altruista. A menudo está más interesado en los demás que en sí mismo. Y ello por la sencilla razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto".
lunes, julio 02, 2007
La Argentina desperdicia su conocimiento
Por Arturo Prins
Vivimos la mayor bonanza económica de los últimos cien años. Esta situación puede resultar efímera -así ocurrió otras veces- si no atendemos a un aspecto siempre relegado: el fortalecimiento de nuestra debilitada industria, que aún no produce mayor valor agregado.
Cuatro nuevos indicadores muestran si la industria está tecnológicamente avanzada: las patentes, la tasa de dependencia, la de autosuficiencia y el coeficiente de invención. Esta novedosa estadística, que habría que incorporar al análisis económico, la desarrollan la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología ( www.ricyt.org ) y el Conicet ( www.caicyt.gov.ar ).
Tales indicadores nos muestran rezagados por no haber incorporado el conocimiento a la economía.
Los países que lo hicieron crecen sostenidamente, con industrias avanzadas, y hasta subsidian al sector agropecuario cuando factores externos lo amenazan. En la Argentina, en cambio, el campo subsidia el transporte, la electricidad, la energía y otras industrias y servicios para frenar la inflación.
En 2006 se gastaron $ 4418 millones con ese fin. Criticamos los subsidios, pero los aplicamos de manera inversa.
Siendo el conocimiento el mayor valor económico, protegerlo parecería una verdad de Perogrullo. Sin embargo, nuestras empresas siempre patentaron, poco y el sistema científico, menos aún. En el último decenio medido (1995-2004), el promedio anual de patentes solicitadas en el país por residentes (empresas, instituciones y personas argentinas) fue de sólo 841, y las otorgadas, 191. Brasil, máximo exponente de la región, solicitó 8648 y obtuvo 2936 (10 y 15 veces más, respectivamente); Estados Unidos, el mayor exponente del mundo, solicitó 154.163 y logró 77.456.
Las patentes marcan la dimensión de la economía y su relación con la ciencia.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), creada hace 186 años (en 1821), es la que mayor presupuesto, aunque siga resultando exiguo, destina a la investigación. Sus científicos publican más de mil trabajos por año. A pesar de que la ley 111, de patentes, (reformada en 1995) tiene casi un siglo y medio (1864), en ese lapso la UBA no registra patentes vigentes, salvo ocho otorgadas en el país y siete en el exterior, en la última década.
Sin política de propiedad intelectual, la universidad regala conocimiento cuando publica y no protege su producción inventiva. Invertir en educación, universidad y ciencia y no apropiarse del conocimiento es un contrasentido. Aunque no todo debe patentarse, la protección retroalimenta al sistema científico y a la economía de un país por los beneficios de las regalías.
Patentar localmente tiene un costo menor, y hacerlo en otros países no constituye el mayor gasto científico. Se presume que las patentes en el extranjero son las de mayor potencialidad, pero nosotros registramos muy pocas: en la plaza más fuerte (Estados Unidos), nuestra curva fue de 15 patentes otorgadas en 1990 a 49 en 2000, para descender a 17 en 2005. Corea del Sur, con políticas serias, elevó su curva de 213 (1990) a 3285 (2000) y a 4416 patentes en 2005.
Otros dos indicadores miden la dependencia o autosuficiencia económica, con relación al conocimiento patentado. La tasa de dependencia muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y no residentes (filiales extranjeras en el país, con residencia en el exterior). Un valor mayor a uno señala dependencia, por la preeminencia de patentes solicitadas desde el exterior; un valor entre cero y uno indica autosuficiencia, por la preeminencia local.
La Argentina tiene una alta dependencia: 5,5 puntos, ya que los no residentes solicitaron, en el decenio 1995-2004, un promedio de 4604 patentes por año, frente a las 841 de los residentes.
Brasil se acercó a la tasa deseable: 1,5 puntos, pues las patentes de no residentes promediaron 13.126 por año y las de residentes, 8648. En los EE.UU., la tasa es de 0,8 puntos, con 125.070 patentes solicitadas por no residentes y 154.163 por residentes.
La tasa de autosuficiencia, contracara de la anterior, muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y el total de las solicitadas. Crece en la medida en que la participación local es mayor. En la Argentina, esta tasa siempre fue chata: en el mencionado decenio, el promedio anual fue de 0,15 puntos. En Brasil, llegó a 0,40 y en los EE.UU., a 0,55.
Aplaudir la inversión sin atender de dónde proviene y a quién y cómo beneficia es un error. La industria argentina se extranjerizó y debilitó por la transferencia de activos al exterior y la consecuente pérdida de espacios creadores de conocimiento y tecnologías. La inversión extranjera no se vuelca al logro de mayor valor agregado nacional y la argentina crece fuera del país y del sistema: en 1992 sumaba US$ 44.258 millones y hoy, US$ 109.932 millones. Se ha dicho que esto ocurre por nuestra baja calidad institucional.
Un reciente análisis de Rosendo Fraga -sin desconocer este dato- indica que la inversión "se ha hecho más cínica": China es el mayor receptor de inversión extranjera; Vietnam del Norte, Rusia, Cuba y Venezuela reciben inversiones y crecen a tasas elevadas. Faltaría analizar por qué los argentinos no invierten en su país.
Finalmente está el coeficiente de invención: cuanto mayor sea, mayor será la capacidad innovadora de una nación. El indicador mide la relación entre el número de patentes solicitadas por residentes, cada 100 mil habitantes. Nuevamente estamos rezagados: en el decenio analizado, nuestro coeficiente promedio fue de 2,36 por año. Brasil lo duplicó, con 5,05, y los EE.UU. estuvieron al tope, con un impresionante 55,16. La capacidad de invención del sector científico puede ser alta, como en nuestro caso, pero desaprovechada. Las universidades y centros científicos favorecen el crecimiento humano y cultural, pero para crecer económica y socialmente la ciencia y la industria no deben estar de espaldas.
Hay iniciativas en la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y en algunas universidades, pero no tenemos una cultura y estrategias de apropiación del conocimiento, ni presupuestos y equipos para evaluar los trabajos y negociar su transferencia a la industria. Por eso hay centenares de patentes fuera del sistema, solicitadas por investigadores o, lo que es más grave, financiadas por empresas y universidades del exterior, que se benefician. Ante esto se hace la vista gorda, pues al dejar libre un espacio no se puede exigir que nadie lo ocupe.
Si agregamos la emigración de científicos, concluimos que la Argentina es donante de conocimientos. Así podemos importar lo que ayudamos a producir y perdemos la oportunidad de exportarlo. Así la actual bonanza seguirá siendo un espejismo que esconde la fragilidad de nuestra economía. Prescindir del conocimiento en la industria y no tener una política de protección de la propiedad intelectual es un desatino. Creer que el campo puede y debe sostenerlo todo es injusto y riesgoso.
Vivimos la mayor bonanza económica de los últimos cien años. Esta situación puede resultar efímera -así ocurrió otras veces- si no atendemos a un aspecto siempre relegado: el fortalecimiento de nuestra debilitada industria, que aún no produce mayor valor agregado.
Cuatro nuevos indicadores muestran si la industria está tecnológicamente avanzada: las patentes, la tasa de dependencia, la de autosuficiencia y el coeficiente de invención. Esta novedosa estadística, que habría que incorporar al análisis económico, la desarrollan la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología ( www.ricyt.org ) y el Conicet ( www.caicyt.gov.ar ).
Tales indicadores nos muestran rezagados por no haber incorporado el conocimiento a la economía.
Los países que lo hicieron crecen sostenidamente, con industrias avanzadas, y hasta subsidian al sector agropecuario cuando factores externos lo amenazan. En la Argentina, en cambio, el campo subsidia el transporte, la electricidad, la energía y otras industrias y servicios para frenar la inflación.
En 2006 se gastaron $ 4418 millones con ese fin. Criticamos los subsidios, pero los aplicamos de manera inversa.
Siendo el conocimiento el mayor valor económico, protegerlo parecería una verdad de Perogrullo. Sin embargo, nuestras empresas siempre patentaron, poco y el sistema científico, menos aún. En el último decenio medido (1995-2004), el promedio anual de patentes solicitadas en el país por residentes (empresas, instituciones y personas argentinas) fue de sólo 841, y las otorgadas, 191. Brasil, máximo exponente de la región, solicitó 8648 y obtuvo 2936 (10 y 15 veces más, respectivamente); Estados Unidos, el mayor exponente del mundo, solicitó 154.163 y logró 77.456.
Las patentes marcan la dimensión de la economía y su relación con la ciencia.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), creada hace 186 años (en 1821), es la que mayor presupuesto, aunque siga resultando exiguo, destina a la investigación. Sus científicos publican más de mil trabajos por año. A pesar de que la ley 111, de patentes, (reformada en 1995) tiene casi un siglo y medio (1864), en ese lapso la UBA no registra patentes vigentes, salvo ocho otorgadas en el país y siete en el exterior, en la última década.
Sin política de propiedad intelectual, la universidad regala conocimiento cuando publica y no protege su producción inventiva. Invertir en educación, universidad y ciencia y no apropiarse del conocimiento es un contrasentido. Aunque no todo debe patentarse, la protección retroalimenta al sistema científico y a la economía de un país por los beneficios de las regalías.
Patentar localmente tiene un costo menor, y hacerlo en otros países no constituye el mayor gasto científico. Se presume que las patentes en el extranjero son las de mayor potencialidad, pero nosotros registramos muy pocas: en la plaza más fuerte (Estados Unidos), nuestra curva fue de 15 patentes otorgadas en 1990 a 49 en 2000, para descender a 17 en 2005. Corea del Sur, con políticas serias, elevó su curva de 213 (1990) a 3285 (2000) y a 4416 patentes en 2005.
Otros dos indicadores miden la dependencia o autosuficiencia económica, con relación al conocimiento patentado. La tasa de dependencia muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y no residentes (filiales extranjeras en el país, con residencia en el exterior). Un valor mayor a uno señala dependencia, por la preeminencia de patentes solicitadas desde el exterior; un valor entre cero y uno indica autosuficiencia, por la preeminencia local.
La Argentina tiene una alta dependencia: 5,5 puntos, ya que los no residentes solicitaron, en el decenio 1995-2004, un promedio de 4604 patentes por año, frente a las 841 de los residentes.
Brasil se acercó a la tasa deseable: 1,5 puntos, pues las patentes de no residentes promediaron 13.126 por año y las de residentes, 8648. En los EE.UU., la tasa es de 0,8 puntos, con 125.070 patentes solicitadas por no residentes y 154.163 por residentes.
La tasa de autosuficiencia, contracara de la anterior, muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y el total de las solicitadas. Crece en la medida en que la participación local es mayor. En la Argentina, esta tasa siempre fue chata: en el mencionado decenio, el promedio anual fue de 0,15 puntos. En Brasil, llegó a 0,40 y en los EE.UU., a 0,55.
Aplaudir la inversión sin atender de dónde proviene y a quién y cómo beneficia es un error. La industria argentina se extranjerizó y debilitó por la transferencia de activos al exterior y la consecuente pérdida de espacios creadores de conocimiento y tecnologías. La inversión extranjera no se vuelca al logro de mayor valor agregado nacional y la argentina crece fuera del país y del sistema: en 1992 sumaba US$ 44.258 millones y hoy, US$ 109.932 millones. Se ha dicho que esto ocurre por nuestra baja calidad institucional.
Un reciente análisis de Rosendo Fraga -sin desconocer este dato- indica que la inversión "se ha hecho más cínica": China es el mayor receptor de inversión extranjera; Vietnam del Norte, Rusia, Cuba y Venezuela reciben inversiones y crecen a tasas elevadas. Faltaría analizar por qué los argentinos no invierten en su país.
Finalmente está el coeficiente de invención: cuanto mayor sea, mayor será la capacidad innovadora de una nación. El indicador mide la relación entre el número de patentes solicitadas por residentes, cada 100 mil habitantes. Nuevamente estamos rezagados: en el decenio analizado, nuestro coeficiente promedio fue de 2,36 por año. Brasil lo duplicó, con 5,05, y los EE.UU. estuvieron al tope, con un impresionante 55,16. La capacidad de invención del sector científico puede ser alta, como en nuestro caso, pero desaprovechada. Las universidades y centros científicos favorecen el crecimiento humano y cultural, pero para crecer económica y socialmente la ciencia y la industria no deben estar de espaldas.
Hay iniciativas en la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y en algunas universidades, pero no tenemos una cultura y estrategias de apropiación del conocimiento, ni presupuestos y equipos para evaluar los trabajos y negociar su transferencia a la industria. Por eso hay centenares de patentes fuera del sistema, solicitadas por investigadores o, lo que es más grave, financiadas por empresas y universidades del exterior, que se benefician. Ante esto se hace la vista gorda, pues al dejar libre un espacio no se puede exigir que nadie lo ocupe.
Si agregamos la emigración de científicos, concluimos que la Argentina es donante de conocimientos. Así podemos importar lo que ayudamos a producir y perdemos la oportunidad de exportarlo. Así la actual bonanza seguirá siendo un espejismo que esconde la fragilidad de nuestra economía. Prescindir del conocimiento en la industria y no tener una política de protección de la propiedad intelectual es un desatino. Creer que el campo puede y debe sostenerlo todo es injusto y riesgoso.
martes, junio 26, 2007
El terrorismo que viene del Caribe
Un nuevo escenario, se suma a las hipótesis de conflicto de las agencias de Inteligencia que enfrentan el fenómeno del Terrorismo, el último episodio en el aeropuerto JFK fue protagonizado por cuatro personas originarias del Caribe.
Por Rubén Weinsteiner
El último intento de ataque terrorista contra los EE.UU, nació de una dirección poco trabajada por las agencias de inteligencia; la zona sud oriental del Caribe.
Hace dos semanas fueron detenidos cuatro sospechosos, de intentar volar tubos del depósito de combustible del aeropuerto Kennedy en la ciudad de New York. Tres de ellos fueron detenidos en Trinidad y uno en Brooklyn, de los cuatro tres son oriundos de Guyana y uno de Trinidad, si bien vive en New York.
El atentado no fue materializado, pero para la comunidad de Inteligencia de los EE.UU, se abre un nuevo escenario de análisis y acción muy cerca de casa. Los cuatro son afrocaribeños, que se convirtieron al Islam, pero lo interesante a primer análisis, es que los cuatro, no cierran con el perfil típico de un joven extremista, uno de ellos es un ex parlamentario y actual alcalde de una ciudad de Guyana, otro es Imam de una mezquita en Trinidad.
Un operador de la comunidad de Inteligencia de los EE.UU, nos señaló que los cuatro constituían una base muy sólida de agitación ultra islámica en le Caribe. Esta afirmación parece descolgada a priori, pero la realidad coloca esta expresión en un contexto que ha mutado.
En las quince Islas del Caribe viven 200.000 musulmanes, la mayoría en Trinidad, Guyana y Surinam, estos individuos descienden de asiáticos que llegaron a trabajar en el azúcar, luego del fin de la esclavitud, y a partir de los sesentas se incorporan a ellos lugareños que se fueron convirtiendo.
La preponderancia de esta comunidad fue creciendo y legitimándose con el tiempo, tanto es así que hoy algunas de las festividades islámicas son feriados nacionales junto con la Navidad y una festividad India.
Los musulmanes caribeños mayormente se dedican al comercio, están ausentes de la política, muchos de ellos son religiosos y los que no los son, no se privan de bebidas alcohólicas y mariguana, pero el terrorismo no era hasta aquí una actividad desarrollada por estos lares, que siquiera apareciera en grado de sospecha, por parte de las agencias de Inteligencia.
Hoy el escenario ha cambiado, la corriente predominante en la comunidad Islámica caribeña está liderada por Yasin Abu Bajar, cuyo nombre antes de convertirse era Lennox Philip, ex policía, hoy dirige la organización Jamaa al Muslemiín, en el año 1990, cien de sus seguidores intentaron un golpe en trinidad tomando como prisionero al primer ministro y a algunos diputado a quienes retuvieron por seis días para luego rendirse.
Fuentes de la inteligencia de los EE.UU, sostienen que los cuatro detenidos por el intento de atentado en el aeropuerto JFK, tienen conexión con Abu Bajar. Este niega todo contacto aunque reconoce que uno de ellos oraba en su mezquita.
Hace un mes expulsó el gobierno de Gran Bretaña a Jamaica a Abdala al Faisal, cuyo nombre anterior a la conversión era Trevor Forrest, luego de cumplir la mitad de una condena de siete años por incitación al terrorismo. Dos de los compañeros de estudios y oración en la mezquita de Trevor eran John Reed, el hombre que intentó subir a un avión con explosivos dentro de sus zapatos y German Lindsay uno de los terroristas del 7-J de Londres.
Este nuevo escenario, complica la situación del millón y medio de residentes caribeños en los EE.UU que mantienen un lazo muy estrecho con sus familias en las Islas, los controles sobre esta población en EE.UU y las dificultades para conseguir visa y regularizar su situación, serán cada vez mayores.
Rubén Weinsteiner
Por Rubén Weinsteiner
El último intento de ataque terrorista contra los EE.UU, nació de una dirección poco trabajada por las agencias de inteligencia; la zona sud oriental del Caribe.
Hace dos semanas fueron detenidos cuatro sospechosos, de intentar volar tubos del depósito de combustible del aeropuerto Kennedy en la ciudad de New York. Tres de ellos fueron detenidos en Trinidad y uno en Brooklyn, de los cuatro tres son oriundos de Guyana y uno de Trinidad, si bien vive en New York.
El atentado no fue materializado, pero para la comunidad de Inteligencia de los EE.UU, se abre un nuevo escenario de análisis y acción muy cerca de casa. Los cuatro son afrocaribeños, que se convirtieron al Islam, pero lo interesante a primer análisis, es que los cuatro, no cierran con el perfil típico de un joven extremista, uno de ellos es un ex parlamentario y actual alcalde de una ciudad de Guyana, otro es Imam de una mezquita en Trinidad.
Un operador de la comunidad de Inteligencia de los EE.UU, nos señaló que los cuatro constituían una base muy sólida de agitación ultra islámica en le Caribe. Esta afirmación parece descolgada a priori, pero la realidad coloca esta expresión en un contexto que ha mutado.
En las quince Islas del Caribe viven 200.000 musulmanes, la mayoría en Trinidad, Guyana y Surinam, estos individuos descienden de asiáticos que llegaron a trabajar en el azúcar, luego del fin de la esclavitud, y a partir de los sesentas se incorporan a ellos lugareños que se fueron convirtiendo.
La preponderancia de esta comunidad fue creciendo y legitimándose con el tiempo, tanto es así que hoy algunas de las festividades islámicas son feriados nacionales junto con la Navidad y una festividad India.
Los musulmanes caribeños mayormente se dedican al comercio, están ausentes de la política, muchos de ellos son religiosos y los que no los son, no se privan de bebidas alcohólicas y mariguana, pero el terrorismo no era hasta aquí una actividad desarrollada por estos lares, que siquiera apareciera en grado de sospecha, por parte de las agencias de Inteligencia.
Hoy el escenario ha cambiado, la corriente predominante en la comunidad Islámica caribeña está liderada por Yasin Abu Bajar, cuyo nombre antes de convertirse era Lennox Philip, ex policía, hoy dirige la organización Jamaa al Muslemiín, en el año 1990, cien de sus seguidores intentaron un golpe en trinidad tomando como prisionero al primer ministro y a algunos diputado a quienes retuvieron por seis días para luego rendirse.
Fuentes de la inteligencia de los EE.UU, sostienen que los cuatro detenidos por el intento de atentado en el aeropuerto JFK, tienen conexión con Abu Bajar. Este niega todo contacto aunque reconoce que uno de ellos oraba en su mezquita.
Hace un mes expulsó el gobierno de Gran Bretaña a Jamaica a Abdala al Faisal, cuyo nombre anterior a la conversión era Trevor Forrest, luego de cumplir la mitad de una condena de siete años por incitación al terrorismo. Dos de los compañeros de estudios y oración en la mezquita de Trevor eran John Reed, el hombre que intentó subir a un avión con explosivos dentro de sus zapatos y German Lindsay uno de los terroristas del 7-J de Londres.
Este nuevo escenario, complica la situación del millón y medio de residentes caribeños en los EE.UU que mantienen un lazo muy estrecho con sus familias en las Islas, los controles sobre esta población en EE.UU y las dificultades para conseguir visa y regularizar su situación, serán cada vez mayores.
Rubén Weinsteiner
OMC: reunión de emergencia en Ginebra para salvar la Ronda de Doha
Tras el portazo de Brasil e India, y el dedo acusador de los Estados Unidos, que responsabilizó a esos países por el fracaso de la tentativa del G-4, el organismo se reúne para rearmar el consenso de cara a las reuniones de la semana que viene.
Portazo, críticas, acusaciones cruzadas… las horas posteriores al fracaso de la Cumbre del G-4 en Potsdam, Alemania, para intentar lograr un acuerdo multilateral en el marco de la Ronda de Doha se convirtió en un culebrón, con divisiones entre el norte y el sur. Esta vez, a diferencia de otras cuando la escisión se dio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el enfrentamiento fue entre países industrializados y el par de naciones en desarrollo; eso sí, todos ellos potencias comerciales.
Y como en todo culebrón, también hay palabras de acercamiento después del temblor. “Este no es el final de la historia (…) no creo que la Ronda de Doha esté muerta”, dijo el Canciller brasileño, Celso Amorim. Eso sí, el funcionario dio por certificada la defunción del grupo de potencias comerciales: “Ahora, creo que el G-4 como tal está muerto y veremos qué podemos hacer a nivel multilateral”, agregó.
La Representante de Comercio de los Estados Unidos, Susan Schwab, repitió que Washington "no está preparada para abandonar" un acuerdo en Doha. "Estados Unidos trabajará con cualquier país o cualquier grupo dispuesto a tratar de construir esto," dijo.
Pero horas antes, tanto la funcionaria como el Secretario de Agricultura, Mike Johanns, criticaron duramente a India y a Brasil, y señalaron que la Cumbre cayó por la falta de voluntad negociadora de sus autoridades.
Palo y responsabilización primero, apertura para seguir negociando después, esa parece ser la estrategia.
Como nunca antes en seis años de negociación- la Ronda de Doha comenzó en 2001 en la capital de Qatar- las reacciones fueron tan enérgicas y teatrales.
Sea como fuere, el Director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, reaccionó rápido, minimizó el fracaso, y anticipó que la verdad se pondrá sobre la mesa la semana que viene.
Esto le da al titular de la OMC la posibilidad de salvar los muebles y, para los más optimistas, aún luchar por conseguir un acuerdo en la Ronda.
En conversación con ADNMundo.com, Félix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Bank Boston, opinó que no hay que dar por muerta la Ronda, y destacó la velocidad con la que Lamy salió “a salvar” el sistema multilateral de comercio. Según Peña, hay que esperar a la semana que viene para saber dónde están paradas las grandes potencias comerciales.
El riesgo del fracaso, de producirse, es que las naciones que integran el organismo pierdan de foco la utilidad del sistema multilateral por la proliferación del bilateralismo y el regionalismo, y un consecuente aumento de las disputas comerciales y del proteccionismo.
Reunión urgente
Por estas horas, la reunión en la OMC fue catalogada de urgente, al igual que todo lo que sucede en torno a la Ronda de Doha, cuya vida corre contra el reloj. Para diferentes analistas internacionales, y los actores mismos, es necesario un acuerdo antes de agosto, o la Ronda podría fracasar o ser postergada durante años.
Es que después del fracaso del jueves, el titular de la OMC convocó al Comité de Negociación Comercial de la organización a una reunión en Ginebra para subrayar que continuará la búsqueda de un acuerdo. Si bien un entendimiento entre el G-4 podría haber sido de ayuda, las negociaciones continuarán entre todos los miembros de la OMC para tratar de concluir el borrador de un acuerdo hacia agosto, dijo Lamy.
Por su parte, el Ministro de Comercio e Industria de India, Kamal Nath, dijo a los reporteros en Potsdam que Estados Unidos había dicho en el encuentro a puertas cerradas que estaba listo para bajar su techo para los subsidios agrícolas a una suma anual de 17.000 millones de dólares desde alrededor de 22.500 millones de dólares que había estado ofreciendo antes.
Desde Estados Unidos dijeron que India y Brasil exigieron una concesión imposible, esto es, un nivel de subsidios de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares.
Portazo, críticas, acusaciones cruzadas… las horas posteriores al fracaso de la Cumbre del G-4 en Potsdam, Alemania, para intentar lograr un acuerdo multilateral en el marco de la Ronda de Doha se convirtió en un culebrón, con divisiones entre el norte y el sur. Esta vez, a diferencia de otras cuando la escisión se dio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el enfrentamiento fue entre países industrializados y el par de naciones en desarrollo; eso sí, todos ellos potencias comerciales.
Y como en todo culebrón, también hay palabras de acercamiento después del temblor. “Este no es el final de la historia (…) no creo que la Ronda de Doha esté muerta”, dijo el Canciller brasileño, Celso Amorim. Eso sí, el funcionario dio por certificada la defunción del grupo de potencias comerciales: “Ahora, creo que el G-4 como tal está muerto y veremos qué podemos hacer a nivel multilateral”, agregó.
La Representante de Comercio de los Estados Unidos, Susan Schwab, repitió que Washington "no está preparada para abandonar" un acuerdo en Doha. "Estados Unidos trabajará con cualquier país o cualquier grupo dispuesto a tratar de construir esto," dijo.
Pero horas antes, tanto la funcionaria como el Secretario de Agricultura, Mike Johanns, criticaron duramente a India y a Brasil, y señalaron que la Cumbre cayó por la falta de voluntad negociadora de sus autoridades.
Palo y responsabilización primero, apertura para seguir negociando después, esa parece ser la estrategia.
Como nunca antes en seis años de negociación- la Ronda de Doha comenzó en 2001 en la capital de Qatar- las reacciones fueron tan enérgicas y teatrales.
Sea como fuere, el Director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, reaccionó rápido, minimizó el fracaso, y anticipó que la verdad se pondrá sobre la mesa la semana que viene.
Esto le da al titular de la OMC la posibilidad de salvar los muebles y, para los más optimistas, aún luchar por conseguir un acuerdo en la Ronda.
En conversación con ADNMundo.com, Félix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Bank Boston, opinó que no hay que dar por muerta la Ronda, y destacó la velocidad con la que Lamy salió “a salvar” el sistema multilateral de comercio. Según Peña, hay que esperar a la semana que viene para saber dónde están paradas las grandes potencias comerciales.
El riesgo del fracaso, de producirse, es que las naciones que integran el organismo pierdan de foco la utilidad del sistema multilateral por la proliferación del bilateralismo y el regionalismo, y un consecuente aumento de las disputas comerciales y del proteccionismo.
Reunión urgente
Por estas horas, la reunión en la OMC fue catalogada de urgente, al igual que todo lo que sucede en torno a la Ronda de Doha, cuya vida corre contra el reloj. Para diferentes analistas internacionales, y los actores mismos, es necesario un acuerdo antes de agosto, o la Ronda podría fracasar o ser postergada durante años.
Es que después del fracaso del jueves, el titular de la OMC convocó al Comité de Negociación Comercial de la organización a una reunión en Ginebra para subrayar que continuará la búsqueda de un acuerdo. Si bien un entendimiento entre el G-4 podría haber sido de ayuda, las negociaciones continuarán entre todos los miembros de la OMC para tratar de concluir el borrador de un acuerdo hacia agosto, dijo Lamy.
Por su parte, el Ministro de Comercio e Industria de India, Kamal Nath, dijo a los reporteros en Potsdam que Estados Unidos había dicho en el encuentro a puertas cerradas que estaba listo para bajar su techo para los subsidios agrícolas a una suma anual de 17.000 millones de dólares desde alrededor de 22.500 millones de dólares que había estado ofreciendo antes.
Desde Estados Unidos dijeron que India y Brasil exigieron una concesión imposible, esto es, un nivel de subsidios de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares.
domingo, junio 24, 2007
Paul Saffo: "En la Red, la reacción política es inmediata"
Considerado como un verdadero gurú de las nuevas tecnologías y su impacto en la economía y la sociedad, el norteamericano Paul Saffo opina que la democracia y sus instituciones deberán adaptarse a los cambios y a la instantaneidad de la era de Internet. De lo contrario, señala, "los canales de decisión informales contarán más que los formales"
"Con la difusión de los nuevos medios electrónicos personales, los diarios y la TV están en medio de la tormenta. No desaparecerán pero su papel cambiará. Lo que le está pasando al periodismo, obligado a inventarse nuevos rumbos, es, sin embargo, sólo un aspecto de una realidad mucho más compleja: en la era de Internet las tecnologías digitales son el solvente que despega el adhesivo de las instituciones tradicionales".
A pesar de haber sido durante 25 años el alma máter del Instituto para el Futuro, de Palo Alto, a Paul Saffo no le gusta ser definido como futurólogo, en parte porque en la lengua inglesa no se establece la diferencia entre futurólogo y futurista y él no quiere ser confundido con un artista italiano de los años 20. "Soy un espectador profesional", dice con una nota de humor el estudioso que en la universidad de Stanford, en California, analiza el impacto de las nuevas tecnologías sobre la economía y la sociedad. Silicon Valley lo ha elegido como su oráculo.
-El "hombre nuevo" que usted describe en los debates y en sus escritos ya no es más un consumidor, ni un lector habitual, ni un elector que verdaderamente esté en condiciones de tener peso. El "prosumidor" es alguien que participa activamente en la creación de los contenidos que luego utiliza. Un "creador", asegura usted. Pero los escenarios que describe no son para nada tranquilizadores.
-Veremos. La sociedad de los creadores puede producir valores que duren, un nuevo compromiso social, o ser un fracaso: otro caso de grandes civilizaciones que caen porque transforman todo en entretenimiento. Yo tengo fe en lo nuevo y por eso soy optimista en el largo plazo, pero soy pesimista a corto plazo porque existe el riesgo de desarrollos negativos en varios campos, desde el social, en el que asistimos a una suerte de abolición del concepto de privacidad por parte de los jóvenes, hasta el político: Internet está poniendo contra las cuerdas los mecanismos de la democracia representativa.
Saffo, hijo de una pareja formada en la posguerra, en Venecia (el padre era médico en Praga, la madre una norteamericana que trabajaba en American Express y que en su tiempo libre hacía de baby-sitter), está habituado a hablar el idioma de la sociología, del análisis de los medios masivos, de la ingeniería de sistemas, no el de la política. Pero, en la California donde se revolucionan las fronteras entre partidos y en la cual Arnold Schwarzenegger se mueve más como el jefe de una nación que como gobernador -firma acuerdos con el primer ministro británico Tony Blair, impone sus límites ecológicos a la industria automotriz, se opone a la política del presidente Bush en varios campos, desde la energía hasta la investigación con células madres-, los planos que traza Saffo tienen su utilidad.
-La era de los medios ha cambiado los mecanismos de la política pero no sus reglas que, en Estados Unidos, son las mismas de hace dos siglos: se vota en noviembre, después de la siembra, y California, que tiene un PBI superior al de algunos países del G-8, elige dos senadores como cualquier otro estado, desde Alaska, que tiene 700 mil habitantes, hasta el minúsculo Rhode Island, de 3000 kilómetros cuadrados.
-La época de los medios tradicionales era todavía una era de comunicación lenta. Con Internet las cosas cambian: todo sucede a alta velocidad, cada acción política provoca en la red un "feed back", una reacción inmediata y mensurable. Sin embargo, todavía votamos no por el presidente sino por colegios electorales estatales, que a su vez eligen al presidente. Al jefe de la mayoría parlamentaria lo llaman todavía "speaker". ¿Se da cuenta? ¿Cuánto puede durar esto?
-¿Cuál es la alternativa? ¿La democracia directa telemática?
-El sistema actual ya está en ruinas. Fíjese en qué condiciones está Bush. No sé si se llegará a la democracia directa, pero sé que el parlamentarismo no funciona más. Si no se logra reformar el sistema, se creará una situación de hecho en la cual los canales de decisión informales contarán más que los formales. Ya estamos yendo en esa dirección. Y los casos de votaciones al filo de la navaja con resultado dudoso, como en Florida, serán cada vez más frecuentes, porque el uso masivo de las técnicas de marketing en las campañas electorales tiende a equilibrar el peso de los dos campos: no habrá más candidatos elegidos masivamente.
-En Italia, Berlusconi a menudo pareció tentado por la "democracia de las encuestas".
-Estoy feliz de que Berlusconi no haga política en Estados Unidos, pero debo decir que observo con mucho interés su aventura montada entre la política y la gran empresa. Es inquietante, pero es un signo de los tiempos. Por otro lado, con la esclerosis cada vez mayor de los Estados-nación, crecerá en el futuro el papel de otras entidades: de las organizaciones no gubernamentales a las empresas multinacionales.
-Schwarzenegger, que no puede aspirar a la Casa Blanca porque nació en Austria, ¿ es ya, de hecho, un jefe de Estado?
-El mundo no es más aquel del Tratado de Westfalia. Dentro de medio siglo EE.UU, tal como lo conocemos hoy, quizás no exista más. Europa ha perseguido durante largo tiempo la unidad política, el sueño de Jean Monnet, no realizado, provocó mucha frustración. Pienso, en vez, que las estructuras actuales de la Unión Europea pueden quizás adaptarse mejor que las norteamericanas para afrontar una era nueva en la cual las regiones, como Cataluña y Lombardía, o las ciudades Estado, como Singapur o la cuenca de San Francisco-Silicon Valley, tendrán más peso que las entidades estatales.
-Pero la defensa, la seguridad interna, el derecho al uso legal de la violencia, sin embargo, pertenecen siempre a las naciones.
-Es verdad. Pero también es cierto que ésta no es una verdad inmutable. Hace un tiempo, Bush, al tener que mandar más soldados a Irak, solicitó a Schwarzenegger que enviara soldados de California a la frontera con México en lugar de los del ejército federal. El gobernador le respondió con un seco "no". Hace veinte años esto hubiera sido impensable. Estados Unidos gasta en defensa más que el resto del mundo en su conjunto. Con un "retorno de la inversión" poco reconfortante, a juzgar por su prestigio y su papel en la era Bush. Tarde o temprano, algo cambiará. Veo indicios hasta en la arquitectura. ¿Cuáles son los edificios más imponentes construidos por el hombre? Primero fueron los castillos, luego vino la era de las grandes catedrales, finalmente la de municipios espléndidos y sedes gubernamentales monumentales. Hoy la edificación más suntuosa y simbólica es la de los rascacielos de las grandes corporaciones.
-Fascinante, pero quien detenta el poder no acepta fácilmente las reformas que se lo sustraen.
-Quizás asistiremos también a procesos violentos. Como he dicho, no soy necesariamente optimista. En mis análisis distingo entre escenarios que considero auspiciosos y los que las fuerzas en juego tienden naturalmente a producir. Es como en Internet: es un fenómeno positivo y su avance es imparable, pero cada vez que participo en una convención invito a sus defensores, a aquellos que piensan que la red hará nuestra vida mejor, a ser cautos.
-Entonces, nada de democracia electrónica directa.
-Internet hoy se nos aparece como un instrumento democrático, abierto, accesible: el máximo de la democracia. Pero con la maduración del sistema surgirán vallados, áreas exclusivas, prohibiciones. Hoy veo demasiado entusiasmo, sobre todo en los jóvenes, que ya no tienen ningún sentido de la privacidad. Podría costarles caro de aquí a algunos años.
-¿Qué intenta decir?
-La generación de My Space exhibe todo en la gran plaza electrónica, desde datos personales a confidencias íntimas. Dentro de algunos años tendremos millones de reconocidos profesionales que potencialmente podrán ser chantajeados con imágenes y memorias de sus aventuras juveniles. Una especie de versión interpersonal del viejo "equilibrio del terror" entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el cual cada uno amenaza con poner en problemas al vecino de enfrente. Más aún, en una sociedad que expone todo en público, lo que se vuelve más precioso es el secreto. No sé qué tipo de sociedad estamos construyendo. Ya se lo dije: no soy un futurólogo, sólo un espectador profesional.
Por Massimo Gaggi
Traducción: María Elena Rey
LA NACION y Corriere della Sera
El perfil
Primeros años
Nació en 1954, en Los Angeles, California. Realizó estudios en las universidades de Harvard, Cambridge y Stanford, y se ha especializado en el análisis del impacto social de largo plazo de las nuevas tecnologías.
Libros y ensayos
Durante más de dos décadas fue investigador del Instituto para el Futuro, de Palo Alto. Ha publicado varios libros, entre ellos Dreams in Silicon Valley y The road from Trinity , así como numerosos ensayos y artículos.
Paul Saffo: "En la Red, la reacción política es inmediata"
Considerado como un verdadero gurú de las nuevas tecnologías y su impacto en la economía y la sociedad, el norteamericano Paul Saffo opina que la democracia y sus instituciones deberán adaptarse a los cambios y a la instantaneidad de la era de Internet. De lo contrario, señala, "los canales de decisión informales contarán más que los formales"
"Con la difusión de los nuevos medios electrónicos personales, los diarios y la TV están en medio de la tormenta. No desaparecerán pero su papel cambiará. Lo que le está pasando al periodismo, obligado a inventarse nuevos rumbos, es, sin embargo, sólo un aspecto de una realidad mucho más compleja: en la era de Internet las tecnologías digitales son el solvente que despega el adhesivo de las instituciones tradicionales".
A pesar de haber sido durante 25 años el alma máter del Instituto para el Futuro, de Palo Alto, a Paul Saffo no le gusta ser definido como futurólogo, en parte porque en la lengua inglesa no se establece la diferencia entre futurólogo y futurista y él no quiere ser confundido con un artista italiano de los años 20. "Soy un espectador profesional", dice con una nota de humor el estudioso que en la universidad de Stanford, en California, analiza el impacto de las nuevas tecnologías sobre la economía y la sociedad. Silicon Valley lo ha elegido como su oráculo.
-El "hombre nuevo" que usted describe en los debates y en sus escritos ya no es más un consumidor, ni un lector habitual, ni un elector que verdaderamente esté en condiciones de tener peso. El "prosumidor" es alguien que participa activamente en la creación de los contenidos que luego utiliza. Un "creador", asegura usted. Pero los escenarios que describe no son para nada tranquilizadores.
-Veremos. La sociedad de los creadores puede producir valores que duren, un nuevo compromiso social, o ser un fracaso: otro caso de grandes civilizaciones que caen porque transforman todo en entretenimiento. Yo tengo fe en lo nuevo y por eso soy optimista en el largo plazo, pero soy pesimista a corto plazo porque existe el riesgo de desarrollos negativos en varios campos, desde el social, en el que asistimos a una suerte de abolición del concepto de privacidad por parte de los jóvenes, hasta el político: Internet está poniendo contra las cuerdas los mecanismos de la democracia representativa.
Saffo, hijo de una pareja formada en la posguerra, en Venecia (el padre era médico en Praga, la madre una norteamericana que trabajaba en American Express y que en su tiempo libre hacía de baby-sitter), está habituado a hablar el idioma de la sociología, del análisis de los medios masivos, de la ingeniería de sistemas, no el de la política. Pero, en la California donde se revolucionan las fronteras entre partidos y en la cual Arnold Schwarzenegger se mueve más como el jefe de una nación que como gobernador -firma acuerdos con el primer ministro británico Tony Blair, impone sus límites ecológicos a la industria automotriz, se opone a la política del presidente Bush en varios campos, desde la energía hasta la investigación con células madres-, los planos que traza Saffo tienen su utilidad.
-La era de los medios ha cambiado los mecanismos de la política pero no sus reglas que, en Estados Unidos, son las mismas de hace dos siglos: se vota en noviembre, después de la siembra, y California, que tiene un PBI superior al de algunos países del G-8, elige dos senadores como cualquier otro estado, desde Alaska, que tiene 700 mil habitantes, hasta el minúsculo Rhode Island, de 3000 kilómetros cuadrados.
-La época de los medios tradicionales era todavía una era de comunicación lenta. Con Internet las cosas cambian: todo sucede a alta velocidad, cada acción política provoca en la red un "feed back", una reacción inmediata y mensurable. Sin embargo, todavía votamos no por el presidente sino por colegios electorales estatales, que a su vez eligen al presidente. Al jefe de la mayoría parlamentaria lo llaman todavía "speaker". ¿Se da cuenta? ¿Cuánto puede durar esto?
-¿Cuál es la alternativa? ¿La democracia directa telemática?
-El sistema actual ya está en ruinas. Fíjese en qué condiciones está Bush. No sé si se llegará a la democracia directa, pero sé que el parlamentarismo no funciona más. Si no se logra reformar el sistema, se creará una situación de hecho en la cual los canales de decisión informales contarán más que los formales. Ya estamos yendo en esa dirección. Y los casos de votaciones al filo de la navaja con resultado dudoso, como en Florida, serán cada vez más frecuentes, porque el uso masivo de las técnicas de marketing en las campañas electorales tiende a equilibrar el peso de los dos campos: no habrá más candidatos elegidos masivamente.
-En Italia, Berlusconi a menudo pareció tentado por la "democracia de las encuestas".
-Estoy feliz de que Berlusconi no haga política en Estados Unidos, pero debo decir que observo con mucho interés su aventura montada entre la política y la gran empresa. Es inquietante, pero es un signo de los tiempos. Por otro lado, con la esclerosis cada vez mayor de los Estados-nación, crecerá en el futuro el papel de otras entidades: de las organizaciones no gubernamentales a las empresas multinacionales.
-Schwarzenegger, que no puede aspirar a la Casa Blanca porque nació en Austria, ¿ es ya, de hecho, un jefe de Estado?
-El mundo no es más aquel del Tratado de Westfalia. Dentro de medio siglo EE.UU, tal como lo conocemos hoy, quizás no exista más. Europa ha perseguido durante largo tiempo la unidad política, el sueño de Jean Monnet, no realizado, provocó mucha frustración. Pienso, en vez, que las estructuras actuales de la Unión Europea pueden quizás adaptarse mejor que las norteamericanas para afrontar una era nueva en la cual las regiones, como Cataluña y Lombardía, o las ciudades Estado, como Singapur o la cuenca de San Francisco-Silicon Valley, tendrán más peso que las entidades estatales.
-Pero la defensa, la seguridad interna, el derecho al uso legal de la violencia, sin embargo, pertenecen siempre a las naciones.
-Es verdad. Pero también es cierto que ésta no es una verdad inmutable. Hace un tiempo, Bush, al tener que mandar más soldados a Irak, solicitó a Schwarzenegger que enviara soldados de California a la frontera con México en lugar de los del ejército federal. El gobernador le respondió con un seco "no". Hace veinte años esto hubiera sido impensable. Estados Unidos gasta en defensa más que el resto del mundo en su conjunto. Con un "retorno de la inversión" poco reconfortante, a juzgar por su prestigio y su papel en la era Bush. Tarde o temprano, algo cambiará. Veo indicios hasta en la arquitectura. ¿Cuáles son los edificios más imponentes construidos por el hombre? Primero fueron los castillos, luego vino la era de las grandes catedrales, finalmente la de municipios espléndidos y sedes gubernamentales monumentales. Hoy la edificación más suntuosa y simbólica es la de los rascacielos de las grandes corporaciones.
-Fascinante, pero quien detenta el poder no acepta fácilmente las reformas que se lo sustraen.
-Quizás asistiremos también a procesos violentos. Como he dicho, no soy necesariamente optimista. En mis análisis distingo entre escenarios que considero auspiciosos y los que las fuerzas en juego tienden naturalmente a producir. Es como en Internet: es un fenómeno positivo y su avance es imparable, pero cada vez que participo en una convención invito a sus defensores, a aquellos que piensan que la red hará nuestra vida mejor, a ser cautos.
-Entonces, nada de democracia electrónica directa.
-Internet hoy se nos aparece como un instrumento democrático, abierto, accesible: el máximo de la democracia. Pero con la maduración del sistema surgirán vallados, áreas exclusivas, prohibiciones. Hoy veo demasiado entusiasmo, sobre todo en los jóvenes, que ya no tienen ningún sentido de la privacidad. Podría costarles caro de aquí a algunos años.
-¿Qué intenta decir?
-La generación de My Space exhibe todo en la gran plaza electrónica, desde datos personales a confidencias íntimas. Dentro de algunos años tendremos millones de reconocidos profesionales que potencialmente podrán ser chantajeados con imágenes y memorias de sus aventuras juveniles. Una especie de versión interpersonal del viejo "equilibrio del terror" entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el cual cada uno amenaza con poner en problemas al vecino de enfrente. Más aún, en una sociedad que expone todo en público, lo que se vuelve más precioso es el secreto. No sé qué tipo de sociedad estamos construyendo. Ya se lo dije: no soy un futurólogo, sólo un espectador profesional.
Por Massimo Gaggi
Traducción: María Elena Rey
LA NACION y Corriere della Sera
El perfil
Primeros años
Nació en 1954, en Los Angeles, California. Realizó estudios en las universidades de Harvard, Cambridge y Stanford, y se ha especializado en el análisis del impacto social de largo plazo de las nuevas tecnologías.
Libros y ensayos
Durante más de dos décadas fue investigador del Instituto para el Futuro, de Palo Alto. Ha publicado varios libros, entre ellos Dreams in Silicon Valley y The road from Trinity , así como numerosos ensayos y artículos.
La CIA revela cómo violó la ley, planificó asesinatos y espió a estadounidenses
Incluyen los planes para matar a Fidel Castro y al congoleño Patrice Lumumba
La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) ha anunciado que mostrará algunas de las "joyas" de su historia cuando revele 693 páginas de documentos sobre planes de asesinato de gobernantes extranjeros, secuestros y experimentos de drogas con seres humanos.
El director de la agencia, Michael Hayden, anunció la divulgación en un encuentro con historiadores de política exterior, y dijo que los documentos forman parte de una colección de "joyas de la familia" y cubren desde comienzos de la década de 1950 a mediados de la de 1970.
"La mayor parte de ello es poco halagüeño", añadió Hayden en el encuentro. "Pero es la historia de la CIA".
Por su parte, los Archivos de Seguridad Nacional (NSA), grupo de estudio dependiente de la Universidad George Washington que se dedica a la investigación de documentos clasificados como secretos, sostiene que el material muestra que "la agencia violó su propia carta constitutiva durante 25 años".
La colección de "joyas" en el historial de la agencia de espionaje comenzó en 1973 cuando su entonces director, James Schlesinger, alarmado por los artículos de prensa acerca de la vinculación de la CIA con el caso Watergate, ordenó que se le informara sobre todas las operaciones "al margen" de la autorización legal de la entidad.
Esa colección de documentos, que se remonta a 1953, pasó a manos del sucesor de Schlesinger, William Colby, a quien en diciembre de 1974 le alarmó un artículo del periodista Seymour Hersh, del diario 'The New York Times', sobre la infiltración de la CIA en el movimiento contra la guerra de Vietnam.
El NSA, que ha obtenido algunos de esos documentos después de años de gestiones, indicó que entre las actividades acerca de las cuales Colby consultó con los asesores legales de la CIA a fines de 1974 figuraba "el confinamiento de un desertor ruso que puede considerarse una violación de las leyes sobre secuestros".
Además del espionaje de periodistas de EEUU, Colby también discutió "experimentos de modificación de la conducta de ciudadanos estadounidenses 'no voluntarios', y planes de asesinato contra el líder cubano Fidel Castro, el revolucionario congoleño Patrice Lumumba y el ex dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo".
En una reunión en enero de 1975, Colby informó al entonces presidente Gerald Ford de que "tenemos una institución de 25 años de edad que ha hecho algunas cosas que no debería haber hecho", según un memorando divulgado por la NSA en su sitio de internet.
Infiltración en grupos pacifistas
Además de la infiltración en grupos opuestos a la guerra y la compilación de fichas sobre unos 10.000 ciudadanos estadounidenses, Colby también explicó a Ford que "hemos ejecutado operaciones para asesinar a dirigentes extranjeros". "Nunca tuvimos éxito", comentó.
Según el documento, Colby mencionó nuevamente a Castro, a Trujillo -quien fue asesinado en 1961- y al general René Schneider, jefe del Ejército de Chile asesinado en octubre de 1970.
En otro documento, también de enero de 1975, el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, en una conversación en la Casa Blanca con Ford, se declara muy nervioso por las revelaciones en la prensa sobre el espionaje de la CIA dentro de Estados Unidos. "Si todas las historias salen a la luz, correrá sangre", dijo Kissinger a Ford.
"Por ejemplo (el secretario de Justicia en 1961) Robert Kennedy manejó personalmente la operación del asesinato de Castro", agregó.
Y en una aparente referencia al golpe militar de 1973 que derrocó en Chile el Gobierno constitucional de Salvador Allende e instauró la dictadura de Augusto Pinochet, Kissinger añade que "la cosa chilena (...), eso no está en informe alguno".
La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) ha anunciado que mostrará algunas de las "joyas" de su historia cuando revele 693 páginas de documentos sobre planes de asesinato de gobernantes extranjeros, secuestros y experimentos de drogas con seres humanos.
El director de la agencia, Michael Hayden, anunció la divulgación en un encuentro con historiadores de política exterior, y dijo que los documentos forman parte de una colección de "joyas de la familia" y cubren desde comienzos de la década de 1950 a mediados de la de 1970.
"La mayor parte de ello es poco halagüeño", añadió Hayden en el encuentro. "Pero es la historia de la CIA".
Por su parte, los Archivos de Seguridad Nacional (NSA), grupo de estudio dependiente de la Universidad George Washington que se dedica a la investigación de documentos clasificados como secretos, sostiene que el material muestra que "la agencia violó su propia carta constitutiva durante 25 años".
La colección de "joyas" en el historial de la agencia de espionaje comenzó en 1973 cuando su entonces director, James Schlesinger, alarmado por los artículos de prensa acerca de la vinculación de la CIA con el caso Watergate, ordenó que se le informara sobre todas las operaciones "al margen" de la autorización legal de la entidad.
Esa colección de documentos, que se remonta a 1953, pasó a manos del sucesor de Schlesinger, William Colby, a quien en diciembre de 1974 le alarmó un artículo del periodista Seymour Hersh, del diario 'The New York Times', sobre la infiltración de la CIA en el movimiento contra la guerra de Vietnam.
El NSA, que ha obtenido algunos de esos documentos después de años de gestiones, indicó que entre las actividades acerca de las cuales Colby consultó con los asesores legales de la CIA a fines de 1974 figuraba "el confinamiento de un desertor ruso que puede considerarse una violación de las leyes sobre secuestros".
Además del espionaje de periodistas de EEUU, Colby también discutió "experimentos de modificación de la conducta de ciudadanos estadounidenses 'no voluntarios', y planes de asesinato contra el líder cubano Fidel Castro, el revolucionario congoleño Patrice Lumumba y el ex dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo".
En una reunión en enero de 1975, Colby informó al entonces presidente Gerald Ford de que "tenemos una institución de 25 años de edad que ha hecho algunas cosas que no debería haber hecho", según un memorando divulgado por la NSA en su sitio de internet.
Infiltración en grupos pacifistas
Además de la infiltración en grupos opuestos a la guerra y la compilación de fichas sobre unos 10.000 ciudadanos estadounidenses, Colby también explicó a Ford que "hemos ejecutado operaciones para asesinar a dirigentes extranjeros". "Nunca tuvimos éxito", comentó.
Según el documento, Colby mencionó nuevamente a Castro, a Trujillo -quien fue asesinado en 1961- y al general René Schneider, jefe del Ejército de Chile asesinado en octubre de 1970.
En otro documento, también de enero de 1975, el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, en una conversación en la Casa Blanca con Ford, se declara muy nervioso por las revelaciones en la prensa sobre el espionaje de la CIA dentro de Estados Unidos. "Si todas las historias salen a la luz, correrá sangre", dijo Kissinger a Ford.
"Por ejemplo (el secretario de Justicia en 1961) Robert Kennedy manejó personalmente la operación del asesinato de Castro", agregó.
Y en una aparente referencia al golpe militar de 1973 que derrocó en Chile el Gobierno constitucional de Salvador Allende e instauró la dictadura de Augusto Pinochet, Kissinger añade que "la cosa chilena (...), eso no está en informe alguno".
domingo, junio 10, 2007
Pacha
Un amigo cercano de Pacha de los tiempos montoneros, Jorge "Topo" Devoto, otro operador kirchnerista, lo recuerda así: "Olga era mi novia, habíamos sido compañeros de la secundaria, yo lo conozco a Pacha y a su familia desde los 14 años. Estábamos en Montoneros y, por eso, teníamos que ser obreros y estudiantes. Olga trabajaba en Peñaflor y todos sabíamos qué estábamos haciendo. Por eso no estoy de acuerdo con esa película, Cazadores de Utopías , que nos trata como perejiles".
Precisamente, Velasco es presentado en Cazadores de Utopías como un "sobreviviente" de una "generación que quiso cambiar el mundo", según explica Blaustein. Claro que, como dice un ex diputado santacruceño, también ex montonero, que estudió en La Plata y fue amigo de Kirchner, "muchos no quieren ver que el Velasco de entonces no es el de hoy. Les cuesta verlo", apunta, con cierta impotencia, pensando en este hombre de bajo perfil que alguna vez quiso cambiar el mundo pero, con el correr del tiempo, fue él quien cambió.
Precisamente, Velasco es presentado en Cazadores de Utopías como un "sobreviviente" de una "generación que quiso cambiar el mundo", según explica Blaustein. Claro que, como dice un ex diputado santacruceño, también ex montonero, que estudió en La Plata y fue amigo de Kirchner, "muchos no quieren ver que el Velasco de entonces no es el de hoy. Les cuesta verlo", apunta, con cierta impotencia, pensando en este hombre de bajo perfil que alguna vez quiso cambiar el mundo pero, con el correr del tiempo, fue él quien cambió.
Corrupción: la caja de la política
Vericuetos legales, falta de control efectivo y un alto grado de tolerancia social parecen ser la mezcla perfecta para que la lucha por la transparencia quede siempre en la nada
Por Laura Zommer
Visto con ojos argentinos, parece un cuento. Pero no lo es. Hace doce años, Mona Sahlin era ministra de Igualdad Social de Suecia y la preferida en las encuestas para suceder al primer ministro socialista Ingvar Carlsson. Con una tarjeta de crédito otorgada por el Estado, cargó nafta en su vehículo oficial -lo cual estaba permitido-, pero además compró un chocolate Toblerone y un perfume y los abonó con la misma tarjeta. Cuando llegó el resumen al Ministerio, ella ya había informado que quería pagar esos gastos personales, pero se vio obligada a renunciar porque la sociedad sueca no le perdonó que hubiera utilizado la tarjeta para un fin diferente al establecido. La anécdota no hace más que ilustrar que los suecos, al menos dentro de sus fronteras, tienen una muy baja tolerancia a la corrupción, algo que, claro está, no ocurre en la Argentina.
Suecia es el país donde tiene su casa matriz la empresa Skanska, que obligó a renunciar a la cúpula de su filial local cuando sus miembros admitieron el pago de "comisiones indebidas" en su participación en la ampliación de un gasoducto impulsada por el Ministerio de Planificación Federal.
¿Hay algo en la Argentina que favorezca especialmente la corrupción, que hace que hasta las empresas suecas se comporten en estas tierras de manera corrupta? ¿Es quizás el mal funcionamiento de algunas instituciones, como la Justicia o las fuerzas de seguridad, que usan sistemas poco eficientes para investigar delitos complejos? ¿O el problema tiene más que ver con la existencia de ciertos instrumentos legales (como los superpoderes, los fideicomisos o los decretos de necesidad y urgencia) que tienden a concentrar poder y debilitar los controles? Más pesimistas, más resignados, algunos creen que se trata principalmente de un problema cultural, que se relaciona con la educación y el valor de la palabra y con ciertas conductas aceptadas en nuestra sociedad.
"La Argentina es un proyecto que fracasó. La corrupción financió y financia la política -dice Manuel Garrido, titular de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA)-. Por eso, debe haber un consenso político -que hoy no existe- de que éste es un tema importante en el que debe trabajarse seriamente y sin distinciones partidarias."
Garrido, al igual que los demás consultados por LA NACION, descarta las soluciones simples y mágicas y la fantasía de corrupción cero, y afirma que las políticas que hoy no existen deberían aumentar el costo económico y social de la corrupción. Sin embargo, coinciden, los países con mayor debilidad institucional son los que presentan los menores costos a los corruptos.
Los affaires de corrupción de funcionarios y empresas nacionales y extranjeras se sucedieron casi sin cesar durante el gobierno de Carlos Menem, mientras el sueño del 1 a 1 hacía que los argentinos viajaran por el mundo sin preocuparse por los robos locales. ¿Qué pasó con aquellos casos? No mucho.
El fin del gobierno de Fernando de la Rúa comenzó cuando se conoció que el Poder Ejecutivo Nacional habría pagado sobornos a senadores a cambio de la aprobación de una ley de reforma laboral. Entonces, no hubo privados involucrados sino sólo representantes del pueblo. Tampoco por ese caso, de inusitada gravedad institucional, cambiaron las reglas de la política.
A fines del año pasado, le llegó el turno al gobierno de Néstor Kirchner, que tampoco hizo mucho después de la difusión del primer gran caso de corrupción de su gestión. Tras restarle importancia durante meses, el Presidente echó a algunos funcionarios de segunda línea. ¿Pasará algo esta vez? Casi nadie es optimista. Los responsables de los principales organismos de control del país y expertos en la lucha anticorrupción de la Argentina (que no son demasiados) coinciden en que el panorama del futuro más o menos cercano es desolador. Igual que muchos, sospechan que el caso Skanska no es un hecho aislado.
Un juez del fuero federal porteño, donde se tramitan los principales casos de corrupción del país, dice algo que, viniendo de quien viene, asusta un poco: "Las estructuras políticas pelean por el botín de las cajas. Disputan un espacio para ver cuánto dinero manejarán. Y, con los años, no hicieron otra cosa que optimizar sus métodos".
Para peor, los expertos coinciden en que, en general, los países no reaccionan en momentos de crecimiento económico. Falta en la Argentina generar la demanda que produzca el cambio. "Si los Estados Unidos necesitaron un Watergate, nosotros necesitaremos diez", dice uno de los entrevistados, que pide el anonimato debido a su actual función.
Que el problema de la corrupción dejó de estar entre las principales demandas de la gente es un hecho. La creación de una Oficina Anticorrupción en la ciudad de Buenos Aires no fue esta vez siquiera una promesa de campaña de ninguno de los principales candidatos a jefe de gobierno, aun cuando, en la elección anterior, Mauricio Macri sí lo había incluido en su plataforma.
El asunto tampoco está en la agenda de otros distritos. De hecho, puede ponerse en tela de juicio el éxito de un proyecto que lleva adelante la Oficina Anticorrupción (OA) del Ministerio de Justicia de la Nación que tiene por objeto la creación de organismos de control similares a la OA en el nivel subnacional. Sólo siete provincias los tienen: Córdoba, Chaco, Chubut, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén y Tierra del Fuego.
Es evidente que no hay suficiente presión social ni voluntad política para asumir este riesgo.
Para Marcela Santos, directora ejecutiva de la Fundación Soporte, creada para dar asistencia y protección a las víctimas y testigos de casos de corrupción, "el desafío en la Argentina y en la mayoría de los países de América latina es pasar del estado de hipercorrupción estructural en el que estamos (que supone que el sistema sólo funciona bajo mecanismos corruptos) a uno de corrupción residual (que implica la presencia de individuos corruptos, que siempre existirán)".
Santos identifica tres factores que favorecen la corrupción y se mezclan en forma explosiva en nuestro país: uno cultural, uno estructural y uno más bien psicológico. El primero puede explicarse así: el discurso dice que está mal quedarse con algo que no nos corresponde, pero en los hechos todos dudamos en algún momento de ello. Por ejemplo, al copiarse en un examen. El segundo comprende tanto al diseño y funcionamiento de los organismos de control como al sistema legal vigente. "En la década del 90 se terminaron los organismos de control en la Argentina, donde no hay falta de ley sino una teleraña legal. Según de qué hilo tires, podés hacer A o B con amparo normativo", precisa Santos, socióloga y abogada del estudio de Luis Moreno Ocampo.
Coincide en este punto Leandro Despouy, presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), que el mes último logró que el oficialismo archivara un proyecto de ley que, según casi todo el arco opositor, buscaba restarle poder al organismo que asiste técnicamente al Congreso en el control del estado de las cuentas del sector público. "La Argentina carece de una cultura del control -se queja Despouy-. Este es un tema crucial y, en países como el nuestro, es uno de los grandes vértices de la reconstrucción institucional. Por eso, es importante que la gente advierta que quien audita defiende sus intereses y que el resultado de esa tarea lo beneficia".
El tercer factor, el psicológico, se relaciona con la anécdota de la ex ministra sueca y la tolerancia social a la corrupción.
Todos los especialistas consultados acuerdan con Santos en que en el país no faltan normas para combatir la corrupción y velar por la transparencia. De hecho, durante el gobierno de Menem, la Argentina fue el primer Estado en ratificar la Convención Interamericana contra la Corrupción, se sancionó la Ley de ética en el ejercicio de la función pública, que está hoy en vigor, y la reforma constitucional le dio mayor jerarquía a la Auditoría General de la Nación.
En la gestión de De la Rúa, se creó la Oficina Anticorrupción, se modificó la Ley de contrataciones públicas, en busca de que fueran más transparentes, y se desarrolló un sistema de presentación on line de declaraciones juradas que habilita un mejor control, entre otras cosas.
Al gobierno de Kirchner se le reconoce en esta materia el dictado del Decreto 1172/3, que firmó a poco de asumir. Ese decreto regula el acceso a la información en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional, en las audiencias públicas, en las reuniones abiertas de los organismos y entes reguladores de servicios públicos, y prevé la publicación en Internet de las reuniones de los funcionarios, para identificar posibles conflictos de intereses. El kirchnerismo también ratificó, como Menem, la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción que, para algunos, es una luz de esperanza porque prevé un sistema de sanciones para los países incumplidores.
Pero está visto que con el fortalecimiento del marco legal no alcanza. De todos modos, sería injusto no reconocer que, en comparación con el pasado, ha habido avances, aunque sean todavía insuficientes: antes de la década del 90 no se hablaba siquiera -ni durante la dictadura ni durante los gobiernos democráticos anteriores- de corrupción. Y no justamente porque no la hubiera...
Silke Pfeiffer, directora regional para las Américas de Transparencia Internacional (TI), la organización que mide anualmente el Índice de Percepción de Corrupción en el que la Argentina se ubicó en 2006 en el puesto 93 de 163 países, y Suecia, en el sexto, agrega un elemento para tener en cuenta.
"Una cosa que genera riesgos de corrupción en la Argentina es que mucha gente está muy acostumbrada a interactuar en canales informales, fuera de la institucionalidad -trátese de conflictos, de negocios, de acuerdos-. Esta costumbre y las dinámicas que generó tienden a aprovecharse como excusa para prolongarlas -dice Pfeiffer-. En otras palabras, algunos políticos en el poder hablan de un país ´ingobernable , de una tensión entre institucionalidad y gobernabilidad, y tienen una buena excusa para centralizar poder y no apostar al fortalecimiento de la institucionalidad. La costumbre de solucionar conflictos o cerrar acuerdos por vía informal no es sólo costumbre de muchos políticos, es también propia de muchos empresarios y de otros grupos sociales".
Incentivos y cinismo
¿Cuál sería hoy el incentivo para que políticos y empresarios poderosos y corruptos quieran cambiar el sistema? "Sólo hay incentivos negativos en ese sentido -opina Garrido-, porque la impunidad hace que el costo de la corrupción individualmente sea muy bajo. Yo con las denuncias que hago desde la FIA lo único que hago es aumentar esos costos porque, al menos, los corruptos tienen que pensar en pagar abogados y asesores de prensa para defenderse en la Justicia y públicamente".
Pfeiffer está de acuerdo. Y basa su opinión en datos obtenidos de una nueva herramienta de medición de TI que se presentó la semana última y evalúa la transparencia y la rendición de cuentas en el financiamiento de los partidos y campañas en ocho países de América latina, entre ellos la Argentina. "Simplemente no existen los incentivos para que los funcionarios y representantes políticos tengan que rendir cuentas de una manera oportuna, completa, clara y transparente. Ellos mismos señalan que los informes que presentan los partidos incluyen menos del 50 por ciento de las donaciones reales. Consecuentemente, se presenta información muy poco confiable, que al final no le interesa a nadie y todo el sistema se convierte en una farsa. El resultado es cinismo puro".
¿Qué hacer entonces? ¿Sólo esperar que con el paso del tiempo estemos cada vez peor? Para Santos, es clave lograr algo que hasta ahora no consiguieron los expertos en corrupción: que la ciudadanía perciba que la corrupción es la causante de que no haya recursos para atender los reales problemas de la pobreza, el desempleo, la salud o la educación de todos los argentinos. Y que vuelva a poner el tema a la cabeza de sus reclamos y exigencias.
Cómo hicieron otros países
Umberto Eco suele decir que los problemas complejos –y la corrupción sin duda lo es– no tienen soluciones sencillas. No se trata de que la Argentina, si algún gobierno se decidiera, importe una serie de recetas o medidas implementadas con éxito en otros países del mundo; probablemente fracasaría en el intento. En la arena local, además, las políticas públicas pro transparencia se estudian poco y nada. De hecho, así como abundan las maestrías y posgrados de Economía, no existe en América latina ninguna especializada en analizar las mejores políticas anticorrupción. La razón, para algunos, es que es un fenómeno del que sólo se empezó a hablar hace poco menos de 20 años.
Sin embargo, hay ejemplos de buenas prácticas y algunas medidas sencillas y concretas que, aplicadas en forma simultánea y sostenidas en el tiempo, podrían ayudar a mejorar la situación.
Todos los expertos mencionan entre las principales medidas a adoptar la necesidad de que haya una ley nacional de acceso a la información que fomente la cultura de rendición de cuentas por parte de funcionarios y ciudadanos. Y, casi siempre, identifican también como prioritario que haya estabilidad y burocratización de la administración pública. En el país, actualmente, no tenemos ni una ni la otra.
Entre los ejemplos del extranjero, se señalan como positivas las siguiente medidas. Italia, por ejemplo, simplificó todos los trámites de la administración pública y, así, generó un desincentivo para que haya intermediarios que puedan favorecer la corrupción.
Chile y México lanzaron un sistema de compras on line, que desarrollaron con éxito primero Canadá y luego Australia. Y República Dominicana trabajó en sistema de precios testigo en el área de Salud, que cuando se aplicó como prueba piloto en algunos hospitales porteños logró un ahorro del 350 por ciento en varios insumos hospitalarios.
Por Laura Zommer
Visto con ojos argentinos, parece un cuento. Pero no lo es. Hace doce años, Mona Sahlin era ministra de Igualdad Social de Suecia y la preferida en las encuestas para suceder al primer ministro socialista Ingvar Carlsson. Con una tarjeta de crédito otorgada por el Estado, cargó nafta en su vehículo oficial -lo cual estaba permitido-, pero además compró un chocolate Toblerone y un perfume y los abonó con la misma tarjeta. Cuando llegó el resumen al Ministerio, ella ya había informado que quería pagar esos gastos personales, pero se vio obligada a renunciar porque la sociedad sueca no le perdonó que hubiera utilizado la tarjeta para un fin diferente al establecido. La anécdota no hace más que ilustrar que los suecos, al menos dentro de sus fronteras, tienen una muy baja tolerancia a la corrupción, algo que, claro está, no ocurre en la Argentina.
Suecia es el país donde tiene su casa matriz la empresa Skanska, que obligó a renunciar a la cúpula de su filial local cuando sus miembros admitieron el pago de "comisiones indebidas" en su participación en la ampliación de un gasoducto impulsada por el Ministerio de Planificación Federal.
¿Hay algo en la Argentina que favorezca especialmente la corrupción, que hace que hasta las empresas suecas se comporten en estas tierras de manera corrupta? ¿Es quizás el mal funcionamiento de algunas instituciones, como la Justicia o las fuerzas de seguridad, que usan sistemas poco eficientes para investigar delitos complejos? ¿O el problema tiene más que ver con la existencia de ciertos instrumentos legales (como los superpoderes, los fideicomisos o los decretos de necesidad y urgencia) que tienden a concentrar poder y debilitar los controles? Más pesimistas, más resignados, algunos creen que se trata principalmente de un problema cultural, que se relaciona con la educación y el valor de la palabra y con ciertas conductas aceptadas en nuestra sociedad.
"La Argentina es un proyecto que fracasó. La corrupción financió y financia la política -dice Manuel Garrido, titular de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA)-. Por eso, debe haber un consenso político -que hoy no existe- de que éste es un tema importante en el que debe trabajarse seriamente y sin distinciones partidarias."
Garrido, al igual que los demás consultados por LA NACION, descarta las soluciones simples y mágicas y la fantasía de corrupción cero, y afirma que las políticas que hoy no existen deberían aumentar el costo económico y social de la corrupción. Sin embargo, coinciden, los países con mayor debilidad institucional son los que presentan los menores costos a los corruptos.
Los affaires de corrupción de funcionarios y empresas nacionales y extranjeras se sucedieron casi sin cesar durante el gobierno de Carlos Menem, mientras el sueño del 1 a 1 hacía que los argentinos viajaran por el mundo sin preocuparse por los robos locales. ¿Qué pasó con aquellos casos? No mucho.
El fin del gobierno de Fernando de la Rúa comenzó cuando se conoció que el Poder Ejecutivo Nacional habría pagado sobornos a senadores a cambio de la aprobación de una ley de reforma laboral. Entonces, no hubo privados involucrados sino sólo representantes del pueblo. Tampoco por ese caso, de inusitada gravedad institucional, cambiaron las reglas de la política.
A fines del año pasado, le llegó el turno al gobierno de Néstor Kirchner, que tampoco hizo mucho después de la difusión del primer gran caso de corrupción de su gestión. Tras restarle importancia durante meses, el Presidente echó a algunos funcionarios de segunda línea. ¿Pasará algo esta vez? Casi nadie es optimista. Los responsables de los principales organismos de control del país y expertos en la lucha anticorrupción de la Argentina (que no son demasiados) coinciden en que el panorama del futuro más o menos cercano es desolador. Igual que muchos, sospechan que el caso Skanska no es un hecho aislado.
Un juez del fuero federal porteño, donde se tramitan los principales casos de corrupción del país, dice algo que, viniendo de quien viene, asusta un poco: "Las estructuras políticas pelean por el botín de las cajas. Disputan un espacio para ver cuánto dinero manejarán. Y, con los años, no hicieron otra cosa que optimizar sus métodos".
Para peor, los expertos coinciden en que, en general, los países no reaccionan en momentos de crecimiento económico. Falta en la Argentina generar la demanda que produzca el cambio. "Si los Estados Unidos necesitaron un Watergate, nosotros necesitaremos diez", dice uno de los entrevistados, que pide el anonimato debido a su actual función.
Que el problema de la corrupción dejó de estar entre las principales demandas de la gente es un hecho. La creación de una Oficina Anticorrupción en la ciudad de Buenos Aires no fue esta vez siquiera una promesa de campaña de ninguno de los principales candidatos a jefe de gobierno, aun cuando, en la elección anterior, Mauricio Macri sí lo había incluido en su plataforma.
El asunto tampoco está en la agenda de otros distritos. De hecho, puede ponerse en tela de juicio el éxito de un proyecto que lleva adelante la Oficina Anticorrupción (OA) del Ministerio de Justicia de la Nación que tiene por objeto la creación de organismos de control similares a la OA en el nivel subnacional. Sólo siete provincias los tienen: Córdoba, Chaco, Chubut, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén y Tierra del Fuego.
Es evidente que no hay suficiente presión social ni voluntad política para asumir este riesgo.
Para Marcela Santos, directora ejecutiva de la Fundación Soporte, creada para dar asistencia y protección a las víctimas y testigos de casos de corrupción, "el desafío en la Argentina y en la mayoría de los países de América latina es pasar del estado de hipercorrupción estructural en el que estamos (que supone que el sistema sólo funciona bajo mecanismos corruptos) a uno de corrupción residual (que implica la presencia de individuos corruptos, que siempre existirán)".
Santos identifica tres factores que favorecen la corrupción y se mezclan en forma explosiva en nuestro país: uno cultural, uno estructural y uno más bien psicológico. El primero puede explicarse así: el discurso dice que está mal quedarse con algo que no nos corresponde, pero en los hechos todos dudamos en algún momento de ello. Por ejemplo, al copiarse en un examen. El segundo comprende tanto al diseño y funcionamiento de los organismos de control como al sistema legal vigente. "En la década del 90 se terminaron los organismos de control en la Argentina, donde no hay falta de ley sino una teleraña legal. Según de qué hilo tires, podés hacer A o B con amparo normativo", precisa Santos, socióloga y abogada del estudio de Luis Moreno Ocampo.
Coincide en este punto Leandro Despouy, presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), que el mes último logró que el oficialismo archivara un proyecto de ley que, según casi todo el arco opositor, buscaba restarle poder al organismo que asiste técnicamente al Congreso en el control del estado de las cuentas del sector público. "La Argentina carece de una cultura del control -se queja Despouy-. Este es un tema crucial y, en países como el nuestro, es uno de los grandes vértices de la reconstrucción institucional. Por eso, es importante que la gente advierta que quien audita defiende sus intereses y que el resultado de esa tarea lo beneficia".
El tercer factor, el psicológico, se relaciona con la anécdota de la ex ministra sueca y la tolerancia social a la corrupción.
Todos los especialistas consultados acuerdan con Santos en que en el país no faltan normas para combatir la corrupción y velar por la transparencia. De hecho, durante el gobierno de Menem, la Argentina fue el primer Estado en ratificar la Convención Interamericana contra la Corrupción, se sancionó la Ley de ética en el ejercicio de la función pública, que está hoy en vigor, y la reforma constitucional le dio mayor jerarquía a la Auditoría General de la Nación.
En la gestión de De la Rúa, se creó la Oficina Anticorrupción, se modificó la Ley de contrataciones públicas, en busca de que fueran más transparentes, y se desarrolló un sistema de presentación on line de declaraciones juradas que habilita un mejor control, entre otras cosas.
Al gobierno de Kirchner se le reconoce en esta materia el dictado del Decreto 1172/3, que firmó a poco de asumir. Ese decreto regula el acceso a la información en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional, en las audiencias públicas, en las reuniones abiertas de los organismos y entes reguladores de servicios públicos, y prevé la publicación en Internet de las reuniones de los funcionarios, para identificar posibles conflictos de intereses. El kirchnerismo también ratificó, como Menem, la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción que, para algunos, es una luz de esperanza porque prevé un sistema de sanciones para los países incumplidores.
Pero está visto que con el fortalecimiento del marco legal no alcanza. De todos modos, sería injusto no reconocer que, en comparación con el pasado, ha habido avances, aunque sean todavía insuficientes: antes de la década del 90 no se hablaba siquiera -ni durante la dictadura ni durante los gobiernos democráticos anteriores- de corrupción. Y no justamente porque no la hubiera...
Silke Pfeiffer, directora regional para las Américas de Transparencia Internacional (TI), la organización que mide anualmente el Índice de Percepción de Corrupción en el que la Argentina se ubicó en 2006 en el puesto 93 de 163 países, y Suecia, en el sexto, agrega un elemento para tener en cuenta.
"Una cosa que genera riesgos de corrupción en la Argentina es que mucha gente está muy acostumbrada a interactuar en canales informales, fuera de la institucionalidad -trátese de conflictos, de negocios, de acuerdos-. Esta costumbre y las dinámicas que generó tienden a aprovecharse como excusa para prolongarlas -dice Pfeiffer-. En otras palabras, algunos políticos en el poder hablan de un país ´ingobernable , de una tensión entre institucionalidad y gobernabilidad, y tienen una buena excusa para centralizar poder y no apostar al fortalecimiento de la institucionalidad. La costumbre de solucionar conflictos o cerrar acuerdos por vía informal no es sólo costumbre de muchos políticos, es también propia de muchos empresarios y de otros grupos sociales".
Incentivos y cinismo
¿Cuál sería hoy el incentivo para que políticos y empresarios poderosos y corruptos quieran cambiar el sistema? "Sólo hay incentivos negativos en ese sentido -opina Garrido-, porque la impunidad hace que el costo de la corrupción individualmente sea muy bajo. Yo con las denuncias que hago desde la FIA lo único que hago es aumentar esos costos porque, al menos, los corruptos tienen que pensar en pagar abogados y asesores de prensa para defenderse en la Justicia y públicamente".
Pfeiffer está de acuerdo. Y basa su opinión en datos obtenidos de una nueva herramienta de medición de TI que se presentó la semana última y evalúa la transparencia y la rendición de cuentas en el financiamiento de los partidos y campañas en ocho países de América latina, entre ellos la Argentina. "Simplemente no existen los incentivos para que los funcionarios y representantes políticos tengan que rendir cuentas de una manera oportuna, completa, clara y transparente. Ellos mismos señalan que los informes que presentan los partidos incluyen menos del 50 por ciento de las donaciones reales. Consecuentemente, se presenta información muy poco confiable, que al final no le interesa a nadie y todo el sistema se convierte en una farsa. El resultado es cinismo puro".
¿Qué hacer entonces? ¿Sólo esperar que con el paso del tiempo estemos cada vez peor? Para Santos, es clave lograr algo que hasta ahora no consiguieron los expertos en corrupción: que la ciudadanía perciba que la corrupción es la causante de que no haya recursos para atender los reales problemas de la pobreza, el desempleo, la salud o la educación de todos los argentinos. Y que vuelva a poner el tema a la cabeza de sus reclamos y exigencias.
Cómo hicieron otros países
Umberto Eco suele decir que los problemas complejos –y la corrupción sin duda lo es– no tienen soluciones sencillas. No se trata de que la Argentina, si algún gobierno se decidiera, importe una serie de recetas o medidas implementadas con éxito en otros países del mundo; probablemente fracasaría en el intento. En la arena local, además, las políticas públicas pro transparencia se estudian poco y nada. De hecho, así como abundan las maestrías y posgrados de Economía, no existe en América latina ninguna especializada en analizar las mejores políticas anticorrupción. La razón, para algunos, es que es un fenómeno del que sólo se empezó a hablar hace poco menos de 20 años.
Sin embargo, hay ejemplos de buenas prácticas y algunas medidas sencillas y concretas que, aplicadas en forma simultánea y sostenidas en el tiempo, podrían ayudar a mejorar la situación.
Todos los expertos mencionan entre las principales medidas a adoptar la necesidad de que haya una ley nacional de acceso a la información que fomente la cultura de rendición de cuentas por parte de funcionarios y ciudadanos. Y, casi siempre, identifican también como prioritario que haya estabilidad y burocratización de la administración pública. En el país, actualmente, no tenemos ni una ni la otra.
Entre los ejemplos del extranjero, se señalan como positivas las siguiente medidas. Italia, por ejemplo, simplificó todos los trámites de la administración pública y, así, generó un desincentivo para que haya intermediarios que puedan favorecer la corrupción.
Chile y México lanzaron un sistema de compras on line, que desarrollaron con éxito primero Canadá y luego Australia. Y República Dominicana trabajó en sistema de precios testigo en el área de Salud, que cuando se aplicó como prueba piloto en algunos hospitales porteños logró un ahorro del 350 por ciento en varios insumos hospitalarios.
Diálogo imaginario con un lector de hoy
Exige más precisión, que expliquemos mejor la noticia; es menos tolerante cuando cometemos errores, y pierde fácilmente la paciencia: si un texto no lo cautiva en sus primeros párrafos, simplemente nos abandona. Sin remordimiento alguno.
El lector de hoy sumó la TV a la radio matutina, chequea sus mails antes de salir de casa, se entera de lo nuevo por alertas en su celular y se actualiza permanentemente por Internet a lo largo del día, esté donde esté.
Los editores de diarios, que por años nos sentimos receptores exclusivos de todas las preguntas y dueños de gran parte de las respuestas, la especie dominante de la selva informativa, nos vemos rodeados por un creciente ejército de “alimañas” que acechan las mismas presas. Demasiadas dentaduras famélicas para las yugulares de siempre.
Ensayemos, entonces, de la mano de lo sustancial de esta reunión de 1600 editores de 109 países, un diálogo imaginario con ese lector que nos plantea nuevas y viejas demandas ante los usos y costumbres que impuso la tecnología en su vida, no sin antes aclarar que las respuestas no nos pertenecen, sino que representan a la industria periodística gráfica. Ahí vamos:
Lector: -Dejé de leer el diario porque no tengo suficiente tiempo y lo leo en la oficina por Internet.
Editor : -Se intenta cubrir esa necesidad invirtiendo fuertemente en nuestros sitios de Internet. La idea ya no consiste en informar únicamente a través del diario en papel, sino en satisfacer las nuevas necesidades de los lectores mediante diferentes plataformas: papel, la Web, TV, radio, celulares, i-Pod. Los diarios ya no somos un medio de comunicación, sino que nos convertimos en una usina generadora de contenidos para ser difundidos por numerosos canales.
Las ediciones en papel de lunes a viernes, por lo general, procuran condensar al máximo posible el caudal de información, con la menor cantidad posible de páginas, dejándoles a los diarios del fin de semana -cuando hay más tiempo para la lectura- el mayor cúmulo de suplementos y los espacios para sintetizar y profundizar lo ocurrido en la semana.
L: -Los artículos son demasiado largos.
E: -En la mayoría de los diarios se está escribiendo más brevemente, conscientes de esta demanda. Y esto se da de la mano de otro fenómeno: siguen apareciendo más diarios gratuitos -son el 8% del total mundial y el 32% de Europa- en los que ninguna noticia supera una limitada cantidad de líneas. Los artículos largos son vistos también como un valor por destacar. Por lo general, los reproducen los diarios llamados de referencia, es decir, los grandes diarios del mundo como The New York Times o The Wall Street Journal -LA NACION procura ser un espejo de ellos-, donde existe una vocación por textos de calidad, por el gran relato que no ahorra en extensión y cuya lectura engalana la edición.
L: -En Internet puedo hacer un zapping gratuito por casi todos los diarios -y otros sitios también- sin moverme del asiento.
E: -Esa ventaja de la Web es incontestable. Lo importante es estar presentes con un sitio que sea considerado una visita obligada. Ahí radica la explicacion de ofrecer, por ejemplo, videos, muchos más servicios y opiniones de los lectores, pero hay que decir que para muchas generaciones de lectores todavía el diario en papel es más accesible, manuable y fácil para encontrar la información.
L: -En general, en los diarios salen cosas que les pasan a otros y que no tienen que ver con mi vida.
E: -Es un viejo desafío a la prensa en papel: saber hacer un diario "relevante", esto es, con lo importante y lo interesante al mismo tiempo; que explique con claridad la información, que le indique cómo afecta al lector y qué consecuencias tendrá sobre su vida cotidiana; que haga fácil lo difícil y, al mismo tiempo, que hable sobre su vida, sus preocupaciones y sus logros; que sepa defenderlos y enseñarles; que contenga historias humanas, pero no sólo escalofriantes o dramáticas, sino historias comunes, sencillas, dignas de ser reflejadas.
L: -El diario suele traer malas noticias y es fuente de pesimismo.
E: -Uno de los puntos sobre los que existe consenso: los diarios deben hacer un mayor esfuerzo por rescatar los valores de nuestras sociedades, ser vehículo de esperanza, transmisores de ejemplos aleccionadores y de historias estimulantes.
L: -Leo los títulos, miro las fotos y los recuadros y, por lo general, me detengo sólo si encuentro algo de interés.
E: -Para eso están los "anzuelos" gráficos. Tenemos que mostrar más la información mediante gráficos, recuadros, síntesis, ofrecerle al lector un atajo y contar las historias de manera diferente de la tradicional. Los lectores metódicos no son el problema, si los crecientes scanners -ansiosos, impacientes, hiperocupados-, que sólo se detienen si la "carnada" los atrae.
L: -Los diarios tienen noticias del día anterior que ya conozco.
E: -El 60% de los lectores ya está enterado de lo que damos cuenta en el papel. Sólo nos queda ir más allá, entonces, con los abordajes: una vez más, las consecuencias, los antecedentes, el análisis, la opinión, las causas, que sigue, en fin, hacer sentir a nuestros lectores que la vida desordenada, muchas veces caótica, de hoy encuentra en los diarios un remanso esclarecedor y fascinante a la vez.
Tomamos nota, y a hacer los deberes..
Por Fernán Saguier
El lector de hoy sumó la TV a la radio matutina, chequea sus mails antes de salir de casa, se entera de lo nuevo por alertas en su celular y se actualiza permanentemente por Internet a lo largo del día, esté donde esté.
Los editores de diarios, que por años nos sentimos receptores exclusivos de todas las preguntas y dueños de gran parte de las respuestas, la especie dominante de la selva informativa, nos vemos rodeados por un creciente ejército de “alimañas” que acechan las mismas presas. Demasiadas dentaduras famélicas para las yugulares de siempre.
Ensayemos, entonces, de la mano de lo sustancial de esta reunión de 1600 editores de 109 países, un diálogo imaginario con ese lector que nos plantea nuevas y viejas demandas ante los usos y costumbres que impuso la tecnología en su vida, no sin antes aclarar que las respuestas no nos pertenecen, sino que representan a la industria periodística gráfica. Ahí vamos:
Lector: -Dejé de leer el diario porque no tengo suficiente tiempo y lo leo en la oficina por Internet.
Editor : -Se intenta cubrir esa necesidad invirtiendo fuertemente en nuestros sitios de Internet. La idea ya no consiste en informar únicamente a través del diario en papel, sino en satisfacer las nuevas necesidades de los lectores mediante diferentes plataformas: papel, la Web, TV, radio, celulares, i-Pod. Los diarios ya no somos un medio de comunicación, sino que nos convertimos en una usina generadora de contenidos para ser difundidos por numerosos canales.
Las ediciones en papel de lunes a viernes, por lo general, procuran condensar al máximo posible el caudal de información, con la menor cantidad posible de páginas, dejándoles a los diarios del fin de semana -cuando hay más tiempo para la lectura- el mayor cúmulo de suplementos y los espacios para sintetizar y profundizar lo ocurrido en la semana.
L: -Los artículos son demasiado largos.
E: -En la mayoría de los diarios se está escribiendo más brevemente, conscientes de esta demanda. Y esto se da de la mano de otro fenómeno: siguen apareciendo más diarios gratuitos -son el 8% del total mundial y el 32% de Europa- en los que ninguna noticia supera una limitada cantidad de líneas. Los artículos largos son vistos también como un valor por destacar. Por lo general, los reproducen los diarios llamados de referencia, es decir, los grandes diarios del mundo como The New York Times o The Wall Street Journal -LA NACION procura ser un espejo de ellos-, donde existe una vocación por textos de calidad, por el gran relato que no ahorra en extensión y cuya lectura engalana la edición.
L: -En Internet puedo hacer un zapping gratuito por casi todos los diarios -y otros sitios también- sin moverme del asiento.
E: -Esa ventaja de la Web es incontestable. Lo importante es estar presentes con un sitio que sea considerado una visita obligada. Ahí radica la explicacion de ofrecer, por ejemplo, videos, muchos más servicios y opiniones de los lectores, pero hay que decir que para muchas generaciones de lectores todavía el diario en papel es más accesible, manuable y fácil para encontrar la información.
L: -En general, en los diarios salen cosas que les pasan a otros y que no tienen que ver con mi vida.
E: -Es un viejo desafío a la prensa en papel: saber hacer un diario "relevante", esto es, con lo importante y lo interesante al mismo tiempo; que explique con claridad la información, que le indique cómo afecta al lector y qué consecuencias tendrá sobre su vida cotidiana; que haga fácil lo difícil y, al mismo tiempo, que hable sobre su vida, sus preocupaciones y sus logros; que sepa defenderlos y enseñarles; que contenga historias humanas, pero no sólo escalofriantes o dramáticas, sino historias comunes, sencillas, dignas de ser reflejadas.
L: -El diario suele traer malas noticias y es fuente de pesimismo.
E: -Uno de los puntos sobre los que existe consenso: los diarios deben hacer un mayor esfuerzo por rescatar los valores de nuestras sociedades, ser vehículo de esperanza, transmisores de ejemplos aleccionadores y de historias estimulantes.
L: -Leo los títulos, miro las fotos y los recuadros y, por lo general, me detengo sólo si encuentro algo de interés.
E: -Para eso están los "anzuelos" gráficos. Tenemos que mostrar más la información mediante gráficos, recuadros, síntesis, ofrecerle al lector un atajo y contar las historias de manera diferente de la tradicional. Los lectores metódicos no son el problema, si los crecientes scanners -ansiosos, impacientes, hiperocupados-, que sólo se detienen si la "carnada" los atrae.
L: -Los diarios tienen noticias del día anterior que ya conozco.
E: -El 60% de los lectores ya está enterado de lo que damos cuenta en el papel. Sólo nos queda ir más allá, entonces, con los abordajes: una vez más, las consecuencias, los antecedentes, el análisis, la opinión, las causas, que sigue, en fin, hacer sentir a nuestros lectores que la vida desordenada, muchas veces caótica, de hoy encuentra en los diarios un remanso esclarecedor y fascinante a la vez.
Tomamos nota, y a hacer los deberes..
Por Fernán Saguier
El marxismo sigue vigente
El más prestigioso historiador del siglo XX, Eric Hobsbawm, analiza el futuro de la democracia, en un mundo imperial. Al cabo de una vida de intensa militancia, reflexiona sobre la vigencia actual del marxismo. Su concepción de la Historia, las dificultades de una disciplina acechada por el escepticismo y el conformismo de la permanente especialización. Hoy, cuando cumple 90 años, reflexiona sobre el tiempo que pasó y el tiempo por venir.
Cuando cumplió 85 años, el historiador Eric Hobsbawm, el más reconocido intelectual marxista de la actualidad, publicó su autobiografía, Años interesantes. Para un especialista, interesado en sus aportes a la historiografía del siglo XX, quizás este libro no fuera más que una colorida guía por los modos en que él fue abordando cada cuestión —el siglo XX, la formación de la clase obrera, la tensión entre capitalismo y revolución—; una serie de curiosidades biográficas que definieron ciertos temas y una preferencia filosófica y política. Pero para todo lector apasionado por el mundo en que vivimos y por los ecos remotos de su pasado inmediato, la vida de Hobsbawm es una lectura preciosa, prácticamente única, en la que se conjugan la tragedia familiar y la construcción personal con los acontecimientos históricos que hicieron del siglo XX un tiempo terrible y hermoso, una "edad de los extremos". Una pieza comparable, en su valor literario y testimonial, a la autobiografía de Nina Berberova, a las memorias de Vladimir Nabokov o al conjunto que forman la novela G, de John Berger, y algunos de sus relatos breves.
Una importancia central que tiene la narración de la propia vida, en el caso de un lúcido observador y analista del siglo XX, es que él "estaba ahí". Nacido "en el año de la Revolución Rusa", estaba ahí cuando se desintegró el imperio británico —se desintegraron, al menos, los efectos simbólicos de ostentar el ejercicio del poder gubernamental en las colonias—, y sobre todo cuando el mundo decimonónico y sus valores cayeron derrotados a los pies de la "vida moderna" —los propios padres de Hobsbawm: un ciudadano británico y su joven esposa austríaca, miembros de la parte más cosmopolita de la comunidad judía de Viena, se vieron allí hundidos en la miseria—. Hobsbawm estaba ahí cuando subió Hitler al poder y cuando fue vencido. Cuando se desmoronó el Muro de Berlín y, con él, toda una era de "socialismo real". Hobsbawm estaba ahí, recorriendo Latinoamérica y siguiendo el rastro de sus movimientos insurreccionales justo en los años que van desde la revolución cubana al surgimiento de las guerrillas setentistas. Y estaba ahí viendo caer las Torres Gemelas de Manhattan, oyendo cómo Washington se declaraba "único protector de cierto orden mundial" y decretaba así la clausura del siglo XX. El 11 de septiembre de 2001, Hobsbawm estaba ahí, en una cama de hospital en Londres: "No existe lugar mejor que ése, lugar por excelencia de una víctima en cautiverio —escribió—, para reflexionar sobre el aluvión extraordinario de palabras e imágenes orwellianas que inunda a la prensa escrita y la televisión". Pero además, Hobsbawm —que hoy cumple 90, y todavía escribe artículos, publica libros y responde largas entrevistas telefónicas— sigue estando ahí. Desconfía de la perdurabilidad del imperio americano, señala las ingenuidades de la utopía altermundista, piensa que es preciso ser "un historiador escéptico" y, a la vez, esperar lo mejor del proyecto liberador del marxismo, al que sin dudas reivindica.
«p—En una entrevista en Libération decía que "hay que devolverle al marxismo su elemento mesiánico". A pesar de que el pensamiento político (sobre todo el marxismo) aspira a "salvar" a grandes porciones de la humanidad, la tendencia secular es a evitar el mesianismo. ¿La utopía marxista tiene aún una oportunidad mesiánica en este siglo?
«r—No en la forma en que creíamos en ella, es decir la de una economía planificada centralmente que prácticamente eliminaba el mercado, sino bajo la forma de un sistema deliberadamente orientado a incrementar la libertad humana y el desarrollo de las habilidades humanas. Creo que, así, el marxismo todavía tiene un campo de acción considerable.
«p—¿Y las utopías altermundistas?
«r—Lo positivo es que son anticapitalistas y han vuelto a plantear la cuestión de que el capitalismo en su totalidad debe ser criticado. Lo negativo es cierta falta de realismo. Respecto de la globalización, por ejemplo: se la puede controlar en parte pero no se puede decir que se la va a revertir. Veo varias utopías en el movimiento altermundista pero, por ahora, ninguna que sea universalmente aplicable como las aspiraciones socialistas de los siglos XIX y XX. Mucho del utopismo altermundista está más cerca de los viejos anarquistas, que decían: Acabemos con el capitalismo, acabemos con el régimen malvado y después, de alguna manera, todo resultará bien. Hay versiones políticamente más útiles: algunas ONG aprendieron a actuar globalmente y pueden ejercer verdadera presión en campos importantes como el ambiental.
«p—En su último libro, "Guerra y paz en el siglo XXI", afirma que la democracia está rodeada de retórica vacía: se ha convertido en un concepto incuestionable que, sin embargo, enmascara situaciones inaceptables de injusticia. ¿Sería posible recuperar un sentido auténtico de democracia? ¿Tendría sentido?
«r—La retórica vacía de la democracia sirve de justificación a las conquistas imperiales, pero la crítica principal a la democracia como retórica de propaganda es más amplia. En general se la usa para justificar las estructuras existentes de clase y poder: "Ustedes son el pueblo y su soberanía consiste en tener elecciones cada cuatro o seis años. Y eso significa que nosotros, el gobierno, somos legítimos aun para los que no nos votaron. Hasta la próxima elección no es mucho lo que pueden hacer por sí mismos. Entretanto, nosotros los gobernamos porque representamos al pueblo y lo que hacemos es para bien de la nación". Una crítica: la democracia queda reducida a una participación ocasional en las elecciones, porque oficialmente en una democracia uno no está autorizado a emprender otras acciones políticas que no sean las legítimas y pacíficas.
«p—Varios politólogos franceses piensan mejorar la democracia fortaleciendo el debate institucional.
«r—Sí, pero mi objeción es mucho más amplia: no digo únicamente que la democracia no puede quedar reducida sólo a las elecciones, tampoco puede quedar reducida al debate. Lo que el pueblo hace y es debe influir en el gobierno, de formas variadas. Su influencia no puede quedar reducida a una forma particular de constitución. Por otra parte, muchos problemas del siglo XXI escapan al marco de los estados nacionales. La democracia existe sólo dentro de los estados nacionales así que, nos guste o no, tenemos que encontrar otras formas de abordar problemas globales. Es difícil de saber cuáles van a ser porque, hasta ahora, nada reemplazó a los estados.
«p—Cuando habla de "pueblo" piensa en movimientos sociales, los de Argentina, por ejemplo.
«r—Por supuesto. Cualquier movimiento es sumamente importante, siempre que el gobierno tome en cuenta la opinión del pueblo.
«p—Usted estudió la forma en que, históricamente, muchos movimientos perdieron eficacia al convertirse en usinas de clientelismo, usados por el populismo.
«r—"Populismo" es un término que se usa en sentido demasiado general. La mayoría piensa que el populismo está asociado a la derecha política pero también puede estar asociado a la izquierda o al centro. "Populismo" simplemente quiere decir gobiernos que tratan de hablar directamente con la gente; lo pueden hacer con diferentes propósitos. Perón era populista en un sentido y Chávez, en otro. No diría que necesariamente el populismo como tal debe ser aceptado por completo o rechazado. La esencia de la democracia es que el gobierno tiene que tomar en cuenta lo que el pueblo quiere y no quiere. No hay ningún mecanismo eficaz para hacerlo: el gobierno representativo no es muy eficaz. A veces funcionan mejor la prensa o los movimientos directos.
«p—¿Tiene futuro la "multitud" entendida como sujeto político, tal como piensa Toni Negri?
«r—Debo decirle que no soy un gran admirador de él. No tengo muy buena opinión de Negri. Y creo que el término "multitud" es demasiado general. Hay que definir qué se entiende por "multitud". Se la podría estructurar por clases, por nacionalidad o de otras formas, pero decir "multitud" no nos lleva muy lejos.
«p—El concepto de "clase social" también fue objetado (Philip Furbank lo atacó sociológica e históricamente). ¿En qué cifraría la importancia política del concepto de clase?
«r—Es un concepto que de hecho se mantiene. Cualquiera que analice resultados electorales verá que se los descompone por clase, sección y nivel de educación (hoy día esto también significa clase). Hoy la política no está dominada por movimientos conscientes de que representen una clase, pero eso no significa que la clase haya dejado de ser importante. Algunas clases son hoy menos relevantes (la clase industrial trabajadora) pero eso no quiere decir que las clases hayan dejado de existir. Es un gran error subestimar la importancia de la clase. Y es un gran error suponer que una clase representa a las otras.
«sEl Atlas y el mundo entero«r
"El 8 de febrero de 1929, a última hora de la tarde, al regresar de una de sus cada vez más desesperadas idas y vueltas a la ciudad en busca de dinero, fruto de su trabajo o de algún préstamo, mi padre cayó fulminado delante de la puerta principal de casa". Así narra Eric Hobsbawm el más directo impacto de la Depresión en su memoria de 12 años. Dos años después iba a morir su madre. Pero hasta entonces, la extrema vulnerabilidad en que se hallaba su familia le había resultado casi inadvertida. El primer indicio de "lo dura que era la situación" lo había tenido —cuenta— luego de mostrar la lista de libros que pedían sus profesores del secundario: entre ellos el costoso Atlas Kozenn. "¿Es absolutamente imprescindible que lo tengas?", se había alarmado su madre. El libro finalmente se compró, pero —escribe Hobsbawm—: "la sensación de que en esa ocasión se había hecho un sacrificio importante siempre me acompañó". En su biblioteca, Hobsbawm conserva el viejo Atlas Kozenn un poco maltrecho y lleno de dibujitos en los márgenes. Dice que todavía lo consulta. Su obra, que abarcó el mundo entero en transformaciones sucesivas, quizás haya sido una forma de reconocer el valor de aquel sacrificio.
Ese mundo, que de nuevo se transforma mientras avanza la globalización capitalista, no verá desaparecer las unidades políticas reconocibles. Por ahora, al menos —afirma Hobsbawm—, no verá desaparecer los Estados nacionales. "La globalización debilitó muchos poderes del Estado. Hay una tendencia a globalizar la economía, la ciencia, las comunicaciones, pero no a crear grandes organizaciones supranacionales. Muchos Estados son irrelevantes o existen en función de la globalización (viven del turismo o como paraísos fiscales), pero hay cinco o seis que determinan lo que pasa en el mundo, y otros, más chicos, son importantes porque imponen límites a la globalización. La globalización capitalista, por ejemplo, insistía en el libre movimiento de todos los factores de la producción —dinero, bienes—, sin restricción y por todo el mundo. Pero la mano de obra es un factor de la producción que no ha instaurado el libre movimiento, y una de las razones es política (los Estados no lo permiten porque podría crear enormes problemas políticos a nivel nacional). El Estado no está desapareciendo; coexiste con la globalización, o sea, con un puñado de corporaciones, pero no desaparece."
«p—El proyecto de Unión Europea, dice, es todavía dudoso. ¿Cuáles son los aspectos más dudosos?
«r—No hay una identidad europea. En la UE, las decisiones las toman los gobiernos nacionales; las elecciones, incluso las europeas, se llevan a cabo en términos de política nacional. La expansión de la UE a 27 Estados lo hace aún más evidente: no creo que tenga futuro como Estado federal único y, hasta que no lo tenga, no tendrá un electorado efectivo ni será la base efectiva de la democracia. Eso no quiere decir que sea una mala organización. Al contrario, parece buena.
«p—Una grandeza económica.
«r—Económica y algo más: ha logrado establecer ciertos patrones comunes en materia de leyes aceptadas como superiores a las leyes nacionales de los Estados. Quizá lo más cercano a una federación.
«p—La UE acaba de sancionar una ley que castiga a quien niegue el Holocausto. Usted estuvo en contra del juicio al historiador David Irving (acusado de negar la "solución final"): "La misma expresión —dijo— pertenece a una era en la que la condena moral reemplazó a la historiografía". ¿Qué opina de esta ley?
«r—No creo que se pueda establecer o negar la verdad histórica por medio de la legislación. Fue un error sancionar leyes que consideren un delito negar el Holocausto, y es un error de los franceses tratar de promulgar una ley sobre el genocidio de los armenios, y fue un error del gobierno de Chirac insistir en que hay que enseñar que el imperio francés fue positivo. Es la opinión general de los historiadores profesionales —no hace falta aclarar que difícilmente tengamos simpatía alguna por los nazis o la masacre de los armenios por los turcos. Sólo que ésa no es la manera de establecer la verdad.
«p—Usa un ejemplo futbolístico para señalar diferencias entre los EE.UU. y el antiguo imperio británico. ¿Le gusta el fútbol?
«r—No soy fanático pero todos somos parte de una cultura futbolística. Lo que digo es que hay un conflicto básico entre la lógica del mercado, una lógica global, y el hecho de que las emociones de la gente están atadas al equipo nacional. Por un lado, los clubes y la competencia entre los principales clubes de los principales países europeos son los que dan el dinero. Pero allí no hay nada nacional (como sabe, hubo un momento en que mi equipo, el Arsenal, no tenía prácticamente ningún jugador nacido en Inglaterra). Para estos grandes clubes, las selecciones nacionales son una distracción. No les gusta prestar a sus jugadores para que entrenen con sus selecciones. Pero las selecciones nacionales tienen que entrenar. Por lo tanto, para los clubes —empresas capitalistas, naturalmente— la selección nacional es una distracción y sin embargo no pueden prescindir de ella porque lo que mantiene al fútbol en funcionamiento es la competencia internacional.
«p—Esa distracción y las tensiones que plantea son un atractivo mayor. Los partidos no serían tan intensos si no estuvieran esas emociones en juego.
«r—Sí. Y en muchos sentidos, muchos países que antes no tenían identidad, como algunos de Africa, adquieren identidad a través de esto. Porque es más fácil imaginarse como parte de una gran unidad a través de once personas en una cancha que a través de abstracciones.
«p—¿Cómo influyen las emociones en su oficio de historiador?
«r—El historiador tiene que ser infinitamente curioso; tiene que poder imaginar las emociones de personas que no se le parecen. No se puede llegar al fondo de un período histórico si no se trata de averiguar cómo era. Alguien dijo una vez, muy acertadamente, que el pasado es otro país. Los historiadores son, de alguna manera, escritores, novelistas: tienen que imaginar pero no pueden inventar, deben guiarse por los hechos. Y el historiador tiene sus propios sentimientos pero ellos no deben interferir con las pruebas. En este sentido, el gran modelo es el francés Marc Bloch. No sólo era un maravilloso historiador: en su primer gran libro también imaginó una sociedad que creía que el rey estaba en contacto directo con el Cielo y que, por eso, la mano del rey podía curar sus males. Bloch tenía sus propias emociones, se unió a la Resistencia y murió a manos de los alemanes durante la Guerra. No era en absoluto una persona neutral.
«p—El historiador no inventa los hechos, pero descubre —en los textos, en los documentos, en el análisis— cosas que estaban allí y nadie había visto. "Descubrir" e "inventar" son palabras muy próximas, aun etimológicamente. Descubrir o inventar el Big Bang ¿no es lo mismo?
«r—Creo que los historiadores comienzan con ciertos problemas que surgen de cómo han sido criados, cómo piensan, etc. No llegan a la historia como cámaras que sólo filman (hasta las cámaras deben ser dirigidas hacia algo). Y además, los historiadores producen algo definitivo, permanente. No se pueden discutir las pruebas; sí las interpretaciones. Alguno cree que Elvis Presley no murió: está equivocado. Quien niega el Holocausto está equivocado. De allí partimos. Qué pien se usted de Elvis, cómo interpreta el Holocausto, hay infinitas discusiones posibles.
«p—¿Su concepción de la historia cambió en todos estos años?
«r—Básicamente no ha cambiado.
«p—Trabaja con el tiempo: ¿alguna vez pensó qué es el tiempo?
«r—Bueno, ahora pienso que tenemos que expandir nuestros horizontes por fuera de la vida humana. La humanidad abarca una pequeña porción de la historia del mundo, siguiendo patrones astronómicos o incluso geológicos. La agricultura se inventó hace quizá 10.000 años. Pero uno debe tratar de ver el cuadro completo. Uno de los grandes aciertos de Marx fue tratar de ver el desarrollo completo de la raza humana en perspectiva, desde que salió de las cavernas hasta el desarrollo de las sociedades. Eso no significa que uno no se pueda concentrar en períodos más breves. De hecho, uno debe hacerlo: los antropólogos solían entrenarse haciendo trabajo de campo sobre un determinado pueblo, y los historiadores se entrenan eligiendo determinado tema. Pero hoy el gran peligro de la historia es la excesiva especialización y que se enseñe la historia no como un progreso general de la especie humana sino como una serie de retazos elegidos según un criterio cualquiera. Y es muy importante que los historiadores se comuniquen, que escriban para que se los pueda entender, no sólo para otros especialistas.
Pasión de multitudes
Prácticamente desde el momento en que el fútbol se ganó al gran público, se ha convertido en el catalizador de dos formas de identificación de grupo local y nacional. Ambas eran, en el pasado, complementarias, pero la transformación del fútbol en un negocio global, y sobre todo el espectacular aumento de un mercado mundial de jugadores en los años ochenta y noventa (...), ha hecho de los intereses nacionales y globales dos mundos progresivamente incompatibles en el terreno de los negocios, de la política, de la economía y del sentimiento popular. El negocio futbolístico global está en manos de unas cuantas empresas capitalistas, un número reducido de superequipos de un puñado de países europeos que compiten entre sí (...). Sus plantillas son transnacionales. A menudo, los jugadores oriundos del país de origen del equipo son minoría. Desde los años ochenta, han lanzado con más asiduidad sus redes fuera del mercado europeo, y especialmente al africano (...). Las consecuencias se observan en tres frentes. En lo que respecta a los clubes, ha debilitado seriamente a los que no participan en las grandes ligas, pero especialmente a los equipos de los países exportadores de jugadores, concretamente a los de América y Africa. Esto explica la crisis en que se hallan varios equipos brasileños y argentinos. En Europa, los clubes pequeños resisten la acometida de los gigantes comprando jugadores a bajo precio (...). En segundo lugar, la lógica empresarial transnacional choca con el fútbol en tanto manifestación de una identidad nacional, tanto por su tendencia a preferir los enfrentamientos internacionales entre grandes equipos (...) como por el hecho de que los intereses de los grandes clubes topan con los de los combinados nacionales, abanderados de una identidad nacional no exenta de contenido político y emocional y que, sin embargo, deben recurrir únicamente a jugadores en posesión del pasaporte adecuado. A diferencia de los grandes clubes, que pueden llegar a ser más fuertes que las selecciones nacionales, éstas son efímeras. (...) Para los grandes clubes y para las superestrellas, los clubes son más importantes que su país. Aun así, los imperativos no económicos de la identidad nacional han sabido imponerse en el juego...
«6De Guerra y paz en el siglo XXI (Crítica)
jueves, junio 07, 2007
Internet formatos para generar ingresos
En diferentes congresos, Folha de Sao Paulo presentó los formatos especiales que ayudan a aumentar la publicidad del periódico.
En promedio, Folha trabaja unos 274 proyectos especiales al año.
Estos se dividen en ¨Paquetes Especiales¨ (eventos, coberturas y otras acciones), ¨Oportunidades Especiales¨ (temas, fechas y celebraciones) y ¨Formatos Especiales¨.
Los Paquetes Especiales incluyen coberturas de eventos como el Carnaval, la Copa América, Conciertos Especiales, Olimpiadas, etc. Por otro lado, las Oportunidades Especiales incluyen el Aniversario de la Ciudad, Día del Chocolate, Día de la Mujer, Día del Café, etc.
El poder de los formatos especiales crea impacto, visibilidad, top of mind y ventas.
Entendiendo los cambios en Internet, pueden entenderse los requisitos que debe satisfacer un medio digital.
Los nuevos axiomas de la red son:
a) Fomentar la inteligencia colectiva
Amazon.com (user engagement), Wikipedia (modelo open source), Blogger (we the media), Bittorrent (peer to peer), Ebay (oferta y demanda), Flickr.com (folksonomia), Yahoo.com (hipervínculos).
b) Aumentar la experiencia del usuario.
c) Múltiples dispositivos de acceso
Celular, Computadora, Televisión, Ipod, etc.
d) Estado de Beta permanente, donde diferentes diarios del mundo están en diferentes etapas de publicación en Internet.
Actualmente la red se caracteriza en este sentido por una inmensa zona gris plagada de múltiples experiencias. Estas pueden citarse con algunos casos ejemplificativos, referidos a medios que: 1) tienden a duplicar su contenido (Clarín, El Comercio); 2) permiten comentarios de los usuarios (O Globo, La Nación); 3) intentan crear comunidades alrededor de su producto (El Tiempo, El País); 4) usan noticias exclusivamente generadas por los usuarios (Ohmynews.com, Newsvine.com); 5) organizan la información de diferentes áreas (News.google.com); 6) que se enfocan en un área local, etc.
En promedio, Folha trabaja unos 274 proyectos especiales al año.
Estos se dividen en ¨Paquetes Especiales¨ (eventos, coberturas y otras acciones), ¨Oportunidades Especiales¨ (temas, fechas y celebraciones) y ¨Formatos Especiales¨.
Los Paquetes Especiales incluyen coberturas de eventos como el Carnaval, la Copa América, Conciertos Especiales, Olimpiadas, etc. Por otro lado, las Oportunidades Especiales incluyen el Aniversario de la Ciudad, Día del Chocolate, Día de la Mujer, Día del Café, etc.
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b) Aumentar la experiencia del usuario.
c) Múltiples dispositivos de acceso
Celular, Computadora, Televisión, Ipod, etc.
d) Estado de Beta permanente, donde diferentes diarios del mundo están en diferentes etapas de publicación en Internet.
Actualmente la red se caracteriza en este sentido por una inmensa zona gris plagada de múltiples experiencias. Estas pueden citarse con algunos casos ejemplificativos, referidos a medios que: 1) tienden a duplicar su contenido (Clarín, El Comercio); 2) permiten comentarios de los usuarios (O Globo, La Nación); 3) intentan crear comunidades alrededor de su producto (El Tiempo, El País); 4) usan noticias exclusivamente generadas por los usuarios (Ohmynews.com, Newsvine.com); 5) organizan la información de diferentes áreas (News.google.com); 6) que se enfocan en un área local, etc.
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