Por Rubén Weinsteiner
Para Bloomberg
En la era 1.0, los consumidores, los votantes, los ciudadanos eran mudos. Es más, frente al televisor o a la radio, para poder oír bien, debían callar.
Esa asimetría hoy se acabó, la Web 2.0 es diálogo, no es más monologo, donde se podía decir cualquier cosa, slogan, argumento etc.
Hoy cuando desde la campaña de Macri dicen “sos bienvenido” miles en las redes, en Twitter, en los blogs dicen que es una mala traducción del “you are welcome” con significación absoluta en inglés, pero sin significación potente en español, otros dicen que les suena como que Macri establece un derecho de admisión “vos sos bienvenido, vos no “
Antes se podía decir por TV o Radio o desde la vía pública cualquier cosa, y por eso las marcas corporativas o políticas no necesitaban desarrollar un relato y un mensaje, no necesitaban dialogar, emitían frente a públicos mudos. Podían medir mediante encuestas, ventas, votos, pero era mecanismo mucho menos complejo: se emitía y se generaba resultado.
Hoy se emite, y esa emisión adquiere una dinámica propia, caótica y compleja producto de la simetría específica ya no de la Web 2.0 sino de la era 2.0, donde la gente se acostumbró a interpelar a las marcas, a las empresas y a los políticos.
Y en ese nuevo escenario, las marcas también deben interpelar a los diferentes segmentos para poder establecer mecanismos de sintonía fina y así poder ser más eficaces su comunicación.
Mandar a una marca corporativa o política al mercado sin relato o sin mensaje es como mandar a un ejército sin armas al campo de batalla. Hace 15 años se podía mandar a un producto, a una marca o aun político con un isologo en una mano y un slogan en la otra, hoy sería como enfrentar con palos a aviones F-22.
La complejidad de los consumidores, de los votantes y del dispositivo 2.0, imponen reglas transaccionales nuevas, donde se pueda sostener un relato sin fisuras, para poder construir las conversaciones que demandan los nuevos prosumidores (productores y consumidores de información)
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