El último presidente radical que concluyó el mandato para el que lo eligieron fue Marcelo Alvear, quien asumió hace 89 años. Los tres siguientes (Hipólito Yrigoyen, Arturo Frondizi y Arturo Illia) fueron derrocados por golpes militares y los dos últimos (Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa) renunciaron en medio de violentas conmociones sociales y default de la deuda soberana ambos, con hiperinflación en un caso y depresión en el otro. Dados estos antecedentes, que los rivales ni siquiera necesitan recordar durante la campaña, la inclusión de González Fraga en la fórmula es una ofrenda a los mercados. JGF es un especialista en finanzas y economía agropecuaria, teórica y práctica, y sus propuestas son bien conocidas: independencia del Banco Central, flotación del tipo de cambio y reducción de las retenciones a la exportación de soja e hidrocarburos, que no deberían pasar del 10 por ciento. Estas son expresiones pudorosas para que las comprendan los entendidos y no se alarmen los legos.
Significan permitir que el valor del peso lo fijen la oferta y la demanda, sin intervención de la autoridad monetaria, lo cual con el diluvio de dólares que ingresan en estos tiempos de grandes cosechas con precios de los commodities en alza y sin siquiera la moderación que implican las retenciones provocaría una fuerte apreciación del peso. Ése es el camino que ha elegido Brasil durante la presidencia de Lula Da Silva, cuyas consecuencias están ensombreciendo los primeros meses del gobierno de Dilma Rousseff. Su gobierno aumentó cuatro veces en lo que va del año la tasa de referencia con el propósito de contener la inflación (mucho más baja allí que en la Argentina) pero esto incrementa el ingreso de capitales golondrina que buscan una ganancia segura en dólares, lo cual al mismo tiempo desacelera el crecimiento, aprecia el real e incrementa la deuda pública, lo cual a su vez presiona por nuevas elevaciones de la tasa de interés y desequilibra la balanza comercial. Lo mismo ocurre en Chile y Colombia, que con tanta frecuencia son ofrecidos como modelo.
El actual gobierno argentino está resistiendo lo mejor que puede esa tendencia mundial que, combinada con el acelerado taxímetro de los precios al consumidor y sin espacio político para elevar las retenciones, genera una presión importadora que se contiene en forma transitoria con frenos para arancelarios y a más largo plazo mediante negociaciones con los principales socios comerciales y con las empresas para compensar esa tendencia. Ambas herramientas se complementan: Comercio Interior puede arrojar ceniza volcánica en la ruta de ingreso de ciertos productos mientras Industria negocia para que en vez de importarse se produzcan en el país, como es el caso de los smartphones de Research in Motion, los apetecidos Blackberry.
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