miércoles, septiembre 19, 2007

Biocombustibles: quiénes están liderando el negocio del momento


Las mayores cerealeras ya tienen sus plantas para lanzarse con todo en 2008. Pero aparecen también jugadores de otros rubros.



Por Martín Bidegaray, Natacha Esquivel


Ni la discusión sobre los eventuales perjuicios de la producción de biodiesel –como competir por la materia prima con los alimentos–, ni los reparos a la actual legislación argentina en la materia, ni la falta de un precio internacional de referencia para los combustibles verdes.

Ninguno de estos argumentos frenó a una decena de empresas, desde pymes hasta multinacionales, que ya tienen en marcha proyectos de producción de biodiesel por US$ 300 millones. Y hay anuncios por otros US$ 600 millones, tanto para biodiesel como para etanol.

El mundo está comprando combustibles generados en base a palma, colza, maíz, caña de azúcar y otras alternativas verdes por cerca de US$ 15.000 millones. Se estima que, en 2015, esa cifra se triplicará, con una alta demanda por parte de Europa y Estados Unidos, que ya fijaron la obligatoriedad de mezclar la nafta y el gasoil con un cierto porcentaje de estos productos.

La carrera para abastecer a los nuevos mercados ya se largó. Las cerealeras reúnen el combo perfecto para picar en punta: poseen acceso a materia prima, el complejo oleaginoso más eficiente del mundo, una red logística integrada y salida al puerto.

Tanto las internacionales, como Bunge, Glencore y Louis Dreyfus, como las nacionales Molinos, Vicentín y Aceitera General Deheza, están construyendo plantas. La de Renova –joint-venture de Glencore y Vicentín– ya funciona en San Lorenzo y, con una capacidad de 200.000 toneladas anuales, es la más grande de las seis que están operando o tienen permiso de la Secretaría de Energía para hacerlo.

Las otras son las Vicentín (en Reconquista), Derivados San Luis, Soyenergy, Advanced Organic Materials y Biomadero. Entre fines de este año y mediados del próximo se inaugurarán en Santa Fe la de Ecofuel –de Aceitera General Deheza con Bunge– (Puerto San Martín), Molinos (San Lorenzo) y Louis Dreyfus (General Lagos). Esta última sería la más grande de esta camada, con 300.000 toneladas.

También están en construcción proyectos de inversores que no cuentan con la materia prima pero encontraron mecanismos para conseguirla. En este grupo están Eduardo Eurnekian y el estadounidense Douglas Albrecht, accionista de la forestal Tapebicuá, que es controlante de Celulosa.

El concesionario de los aeropuertos creó Unitec Bio, cuya planta será vecina a la de AGD y Bunge. En sus 15 hectáreas pueden llegar a funcionar cuatro plantas. Para la primera, que producirá 200.000 toneladas por año, pondrán US$ 45 millones. Albrecht se unió a Cazenave y Asociados, al Credit Suisse y otros inversores para crear Patagonia Bioenergía.

Destinarán US$ 50 millones para producir inicialmente 250.000 toneladas desde mediados de 2008. "Existe la posibilidad de llegar a 350.000 e n una segunda etapa y a 600.000 en total", dice Gabriel Obrador, director de la firma que también está en San Lorenzo, nueva meca del biodiesel.

"Al final de 2008, la capacidad de biodiesel ascenderá a 1,46 millones de toneladas anuales", señala Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles. Hay otra lista de firmas en gateras: Explora, liderada por Axel Boerr, la argentina Raiser y las españolas GEA y Green Line.

Y, entre los que prometen proyectos , está la dupla Julio Gutiérrez- César Báez (ex CableVisión), AdecoAgro (donde participa George Soros), la estadounidense Imperium y la brasileña Integrated Biodiesel Industries. Si se concretan, por los datos conocidos, agregarán otras 1,55 millones de toneladas. La incógnita es qué harán Nidera y Cargill ("lo estamos estudiando", dicen).

Repsol YPF también deshojan la margarita. En 2005, anunció una inversión de US$ 30 millones. Pero no hubo más novedades, hasta que en julio pasado incorporó al objeto social de su filial YPF la producción de biocombustibles, muestra de que aún está interesada.

El despegue del bioetanol va por otro carril (ver aparte). Hoy, sólo la tucumana Los Balcanes hace 80.000 toneladas anuales.



Sin beneficios

La ley argentina establece que, a partir de 2010, el gasoil y la nafta deberán ser cortados con 5% de combustibles verdes. En la Unión Europea, será el 5,75% también en tres años. En el bicentenario, la Argentina deberá contar con 600.000 toneladas de biodiesel para mezclar con gasoil –un combustible que escasea y que hoy debe importarse para abastecer la demanda– y 160.000 toneladas de etanol para agregar a las naftas. Pero los desarrollos más grandes sólo tienen sus ojos puestos en el exterior.

Todo indica que el negocio se dividirá entre un mercado grande de exportación, que abastecerán las cerealeras (que no se ven beneficiadas con la ley de promoción del sector), y uno medio, que se dedicará a proveer el corte obligatorio que requerirá el país (pymes de menos de 65.000 toneladas de capacidad, que probablemente logren acceder a las ventajas impositivas).

"Quedará otro mercado más chico, de autoconsumo o grupos de productores", analiza Enrique Lasgoity, asesor de Derivados San Luis. Las empresas están algo inquietas por el precio en que tendrán que vender el biodiesel en el mercado local. El importe lo establecerá el Estado, lo que genera incertidumbre. Es más: no son pocos los que creen que la norma debería revisarse. Quizá éste sea uno de los temas de debate en la flamante cámara que crearán las principales jugadoras del sector.

¿Por qué exportar combustible en base a aceite y no el aceite?. La mayoría de los consultados acepta, en off the record (característica del hermético sector cerealero), que las tasas de las retenciones hacen la diferencia. El biodiesel paga 5%, mientras que las de oleaginosas oscilan entre 24% (aceite) y 27,5% (en grano).

El precio actual de la tonelada de exportación de biodiesel es US$ 760 y se prevé que irá en ascenso (se llegó a pagar 900 euros en Europa). Con 2,4 millones de toneladas para embarcar, serían ingresos por US$ 1.800 millones.Fernando Peláez, CEO de Unitec Bio, dice que "la rentabilidad del negocio es muy variable, según los precios" y, de hecho, la empresa analiza producir también glicerina, un subproducto, para elevar el margen. Julio Gutiérrez saca sus cuentas: "Creo que en 7 años se recupera la inversión. Ademas, con la incorporación de nueva materia prima, como colza o jatropha, que rinden más, los números pueden cambiar". La jatropha ofrece hasta 40% de aceite, el doble de lo que se puede extraer de la soja.

"El biodiesel todavía no es un commodity: los traders no pueden determinar su valor a futuro, a los analistas les faltan herramientas para establecer el rating de la compañía en función del stock de biocombustible", dice Patrick Adam, delegado para América latina de DesMet Ingenieurs & Contractors, una desarrolladora de biodiesel que también levanta plantas. "La mayoría de las transacciones son privadas. No hay un precio internacional. Eso puede provocar algunas dudas en un panorama general alentador".


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