miércoles, mayo 09, 2007

De aliado a enemigo, la nueva lógica de la política porteña

Desde 2003, hubo giros constantes en las alianzas electorales

Es dinámica la política porteña. En cuatro años, aliados que compartían una plataforma electoral pueden convertirse en rivales, y adversarios opuestos por la ideología, las pertenencias políticas o hasta la vida misma pueden volverse amigos.

No se advierte como un fenómeno exclusivamente local, aunque la dispersión de lealtades políticas tal vez sí pueda verse con mayor crudeza aquí, en la Capital.

Para los analistas Sergio Berensztein y Rosendo Fraga, esto no resulta ni malo ni bueno, sino sintomático. Es el proceso lógico que sigue a la implosión partidaria de fines de 2001. Desde entonces, los personalismos superaron la reconstrucción de los partidos y se multiplicaron las alianzas contingentes. Van ejemplos:



Aníbal Ibarra y Jorge Telerman, en 2003, compartieron la fórmula de gobierno. En menos de un mes serán candidatos casi enemigos.



En 2003, a Ibarra-Telerman los acompañaron Elisa Carrió y Claudio Lozano, entre muchas más. Carrió, luego, apoyó la destitución del ex jefe de gobierno. La líder de la Coalición Cívica aprueba hoy la candidatura de Telerman, mientras que Lozano se presentará como postulante a la jefatura de gobierno en contra de Telerman y por un espacio que también rechaza a Ibarra.



Telerman y Daniel Filmus pasaron de ser compañeros de gabinete, en la primera gestión de Ibarra (2000-2003), a rivales electorales.



Patricia Bullrich fue la candidata a jefa de gobierno de Ricardo López Murphy, en contra de Mauricio Macri y de la fórmula Ibarra-Telerman. Hoy acompaña a Telerman, mientras que López Murphy se convirtió en socio político de Macri.


Algunos movimientos legislativos también resultaron ágiles en los últimos años. Van algunos casos:


Florencia Polimeni, de origen radical, entró en la Legislatura en una de las cuatro listas que presentó Macri. Ahora acompañará a Telerman, rival electoral de Macri.



Sandra Bergenfeld también ingresó por obra del voto macrista, pero en un mes se postulará para su reelección por el Frente para la Victoria. Su candidato será Filmus. Y Macri, su adversario.



Helio Rebot, peronista, entró con Macri, pasó luego al bloque del Frente para la Victoria y ahora será candidato por Telerman. En el medio, votó por la destitución de Ibarra.



Juan Manuel Velasco fue el jefe de campaña de Patricia Bullrich, en 2003. Al tiempo se distanció de ella y pasó a ARI, con la aprobación de Carrió. Pero un tiempo después también se separó de ARI y formó Iniciativa Verde. Hoy es ministro de Medio Ambiente de la ciudad y, como acompaña a Telerman, volverá a reunirse con sus ex amigos de ARI, con Carrió y con Bullrich, todos agrupados en la misma coalición.


La enumeración de casos pretende ser sólo expositiva. "No es cuestionable que los dirigentes cambien sus sociedades políticas, porque todo esto es consecuencia de la situación de los partidos", analizó Fraga.

Los cambios permanentes, por lo tanto, tienen que ver con que la crisis del sistema partidario generó una nueva lógica política.

Según Berensztein, "el viejo orden no sobrevivió en los grandes centros urbanos". Y sin partidos y con un culto al personalismo político, las alianzas suelen ser más débiles y circunstanciales. Fraga estuvo de acuerdo: "Lo que ocurre en la Capital es lógico".

A partir de ahora, coincidieron, el ordenamiento de la política porteña no se dará naturalmente. "Esto se ordenará desde la Nación. Puede haber una línea efímera o un dominio partidario circunstancial, como el del Partido Socialista en Rosario, que creció por la crisis de la UCR y el PJ, pero nada más", opinó Berensztein.

Aquel "viejo orden", por lo tanto, difícilmente pueda recuperarse desde un distrito si no se rearma antes a nivel país, dijo Berensztein: "En la ciudad, la política sin partidos está exagerada, pero eso no es ni bueno ni malo. No hubo un principio de reconstrucción del tejido partidario y no creo que ello ocurra hasta tanto no suceda en el nivel nacional".

La dinámica de la política porteña se modificó desde el derrumbre del sistema bipartidista, entre 2001 y 2002. Esto se advierte hoy en la fragilidad de las sociedades políticas, una realidad que las elecciones exponen crudamente.

Por José Ignacio Lladós

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