En Bolivia pude ver como tres grupos bien caracterizados, se abstraían de la otredad. El MAS de Evo Morales, con el "socialismo del siglo XXI" a cuestas y los Chávez-dólares como garantía fálica, los indigenistas de Felipe Quispe que rechazan al socialismo, al capitalismo y a todo aquello que despegue del Tauhantisuyu, los Cambas de Santa Cruz, blancos y orgullosos, no entienden que hacen allí, que hacen los otros allí.
Ni Evo ni los cambas ni Felipe, diseñan políticas que contemplen e incluyan al otro como tal, construyen como si solo ellos existieran.
El otro es el infierno según Sartre, pero... ponerse de acuerdo con uno es lo mas sencillo, uno siempre va a acordar con uno o casi siempre. El tema es acordar con el otro, con la otredad como plantea Baumann, con lo que siempre y por definición nos defraudará. Y es cierto la vida es un desastre, hay que aceptar cosas inaceptables, ceder a cosas que nos hacen doler, que nos destruyen, que nos quitan la respiración como un golpe en el estomago, es así.
La hoja vacía de Marcuse no existe, tenía razón Cohn Bendit, hay que trazar una raya y seguir escribiendo en lo que queda de hoja en blanco, asi se mueven las cosas.
Hay que pensar en el otro y esta dispuesto a ceder para construir, nunca se entra a una negociación y se sale indemne, salimos habiendo dejado cosas que hubieramos querido retener, y nos llevamos cosas que quizás no querramos.
Pero la obsesión por la perfección y no ceder es la mejor forma parar la pelota, parar el juego, preservarnos del dolor, de lo que no queremos y de la vida.
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