Sin lugar a dudas Argentina tiene ventajas comparativas para posicionarse a nivel internacional
como uno de los líderes en el proceso de transformación de materias primas agrícolas en
biocombustibles. Pero las ventajas comparativas no son todo lo necesario, son una serie de
facilidades que para ser convertidas en ventajas competitivas requieren esfuerzos y una visión.
Al nuevo paradigma energético podríamos analizarlo desde tres lugares conceptuales, En primer lugar, en los últimos años se está produciendo un desbalance en el
mercado del petróleo, tanto desde la demanda como desde la oferta.
Tenemos a China, demandando cantidades crecientes de acero, de materias primas agrícolas y otros insumos básicos y por ende, de energía.
Las tasas de crecimiento de los últimos años de China han sido de un 9 a un 10% anual
acumulativo, y esto ha presionado, sin dudas, en los mercados energéticos como nunca antes.
Además hay que tener en cuenta que hay un gigante detrás de China, que se va a despertar
con mucha fuerza.
El día que India tome el impulso que está tomando China, va a producir un profundo impacto sobre los mercados. Todo esto puede estar anunciando que el famoso peak del petróleo se aproxima. Es decir, el punto a partir del cual se reducirá inexorablemente la disponibilidad de petróleo. Sin embargo, más allá de algunas visiones apocalípticas hay mucho para hacer en el mercado de combustibles fósiles sobre la base de una nueva consideración a tener en cuenta.
Esto es que antes de que se acabe el petróleo si no se hace algo por el tema ambiental, se va a acabar el aire.
Poder sustituir el petróleo va a requerir un esfuerzo enorme. Hoy representa el 30% de las fuentes primarias de energía, el carbón el 24, el gas natural el 21, estamos hablando de casi el 90% de las fuentes primarias totales. Es muy difícil suplantar a los combustibles fósiles y, en pequeñas proporciones, distintas fuentes que van a tener en común la renovabilidad de los recursos van a permitir ocupar el espacio.
La biomasa en general, dentro de la cual se ubican los biocombustibles, tiene una participación mundial del 12%. Nuestro vecino, Brasil, ha logrado desarrollarlo por encima del 20%.
Tenemos mucho por hacer, pero tenemos que ver a los biocombustibles dentro de una gran canasta donde van a figurar otras fuentes alternativas de energía mayormente renovables.
El segundo tema es que en los grandes países demandantes de petróleo y de combustibles en general, la cuestión ambiental se torna relevante. Se crea una conciencia muy fuerte para buscar un desarrollo sostenible a la cuestión económica en relación al medio ambiente y así
surge el tema de la calidad de los combustibles. El aporte que los combustibles renovables pueden hacer para coadyuvar a reducir los gases del efecto invernadero, dentro del tratado de Kyoto es muy importante. Los acuerdos internacionales generan normas o mandatos para el uso de biocombustibles que fueron referidas antes y además restricciones en materia de algunos de los componentes de los combustibles fósiles que generan una necesidad de la industria petrolera de hacer fuertes inversiones.
En esta realidad surge la posibilidad de incorporar biocombustibles a los combustibles fósiles, que en algunos casos representan una ventaja desde el punto de vista de la calidad como es el caso del biodiesel, por la necesaria reducción de azufre del gasoil, o el caso del mayor octanaje que aporta el etanol a las naftas. Pero hay que verlo en un contexto donde estos biocombustibles representan una ayuda, bastante significativa en algunos casos, para mejorar la calidad de los combustibles fósiles.
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