sábado, abril 21, 2007

Cargill apuesta a los bioquímicos hechos a partir de soja y maíz

La enorme biorefinería que el conglomerado agrícola estadounidense Cargill Inc. tiene en este pueblo transforma 60 millones de bushels de maíz al año en un torrente de endulzantes y etanol.

Ahora, esta instalación también produce lo que podría ser el próximo producto estrella en el mundo agrícola: una nueva generación de químicos renovables.

Aunque muchos de los químicos basados en petróleo siguen siendo más baratos, los altos precios del crudo han reforzado la lógica económica de hacer plásticos, gomas y lubricantes a partir de plantas.

La soja y el maíz están apareciendo en tapetes, vasos desechables, velas, lápices labiales, calcetines, tarjetas de regalo e incluso en paneles de las cosechadoras de Deere & Co. Y también existe una creciente demanda entre gigantes minoristas como Wal-Mart Stores Inc., que ahora son más sensibles a las presiones medioambientales, para utilizar empaques hechos con plástico renovable.

La ambición de Cargill es producir millones de kilos de químicos renovables a partir de la soja y el maíz. "Estamos dispuestos a enfrentarnos a las compañías químicas en su propio terreno", afirma Yusuf Wazirzada, el jefe de la división de poliuretano de soja de Cargill.

El traslado de cada vez más productos agrícolas hacia los sectores industriales y de energía podría presionar la demanda y elevar aún más los precios de los commodities. Otro problema es que para muchos fabricantes resulta muy costoso ajustar sus equipos para el uso de los químicos renovables de Cargill.

Aun así, el uso de productos agrícolas para reemplazar plásticos y otros bienes es el tema de moda en los círculos agrícolas. Muchos participantes de este sector están ansiosos por diversificarse más allá de los alimentos y el etanol. Además, parecer haber razones de mercado para trasladarse hacia los químicos basados en maíz, especialmente como una manera de protegerse en contra de las incertidumbres del mercado petrolero.

Fabricantes en acción

Hickory Springs Manufacturing Co., un fabricante de productos de poliuretano, está reemplazando algunos de los petroquímicos que utiliza con un compuesto de soja producido por Cargill. La compañía se acercó a Cargill luego de que sus proveedores de químicos aumentaran sus precios en 50% tras el huracán Katrina. "Nos hemos dado cuenta de que no podemos depender de los petroquímicos", dice Bobby W. Bush, un vicepresidente de Hickory Springs.

Crate & Barrell, un minorista estadounidense de muebles y decoración del hogar, está empezando a vender un sofá con relleno de espuma de Hickory que utiliza los químicos en base a soja de Cargill. El sofá está dirigido a consumidores "verdes".

Ford Motor Co. también está considerando utilizar espuma hecha de soja para los asientos, descansa-brazos y cabeceras de sus vehículos. Ahora que sus científicos han descubierto cómo utilizar la luz ultravioleta para eliminar el olor rancio de la espuma, el apetito del fabricante de autos por los cultivos podría potencialmente alcanzar cientos de miles de bushels al año.

Una historia antigua

Los científicos han sabido hace décadas cómo fabricar químicos a partir de plantas. Antes de la era del petróleo, los fabricantes empleaban el carbono y el hidrógeno de plantas para producir todo tipo de productos. Antes, la soja se usaba para fabricar pegamentos y pinturas. El celuloide, que era uno de los primeros plásticos, se hacía de algodón. Y el primer motor diesel funcionaba con aceite vegetal.

Lo que ha hecho posible el renacimiento de los bioquímicos son los avances tecnológicos. Hoy, los bioquímicos tienen la habilidad de descomponerse inocuamente en cuestión de meses en una operación industrial de abono. La nueva química y la capacidad de modificar genéticamente los microorganismos que ayudan en el proceso de hacer los productos industriales han reducido los costos e incrementado la gama de biomateriales.

Mercado futuro

Cargill dice que su plástico hecho de maíz es la primera nueva categoría de plástico desde los años 70. Sin embargo, el incipiente producto es sólo una parte ínfima de su negocio general, lo que probablemente no cambiará en el futuro próximo. Por otro lado, el precio del petróleo está lo suficientemente alto como para que cada vez más fabricantes consideren que su dependencia de los petroquímicos es una desventaja.

Aunque el naciente mercado de los bioquímicos aún es diminuto, algunos de sus partidarios piensan que podría transformarse en una industria de unos US$150.000 millones. Esto si se cumplen sus pronósticos optimistas de que, hacia 2020, los bioquímicos sustituirán cerca de 10% de todos los químicos hechos con petróleo. Actualmente, menos de 2% de los químicos en Estados Unidos proviene de cultivos agrícolas.

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