Según la agencia AFP, el conservador Nicolas Sarkozy, con entre 29,5 y 30% de los votos, y la socialista Ségolène Royal, con entre 25,2 y 26,3%, fueron los candidatos más votados hoy en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas y disputarán la segunda vuelta el próximo 6 de mayo, según los primeros resultados parciales.
Los franceses acudieron en masa a las urnas este domingo y la participación rondaría el 84%, según institutos de sondeos, una cifra récord desde 1965.
La difusión de los primeros resultados parciales provocó una explosión de júbilo en las sedes de campaña de Royal y Sarkozy en París.
Sin duda, los resultados fueron decepcionantes para el centrista François Bayrou, de 55 años, que tendría entre 17,9 y 18,8% de los votos. En cambio, el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, de 78 años, con entre 10,6 y 11,5%, sufrió una auténtica derrota en relación a los resultados obtenidos en 2002.
Bayrou, deseoso de "expulsar" del poder a la derecha y la izquierda que se lo reparten desde hace 25 años, obtuvo el triple de votos que en las elecciones presidenciales de 2002 y fue sin duda la gran sorpresa de estos comicios.
Por su parte, Le Pen, que deseaba repetir su proeza de 2002, cuando logró más votos que el socialista Lionel Jospin y pasó a la segunda vuelta de las presidenciales, vio cómo su sueño se evaporaba y su influencia se reducía.
Sin embargo, ambos se convierten en árbitros cruciales de la segunda vuelta y a partir del lunes comenzarán las negociaciones con los dos ganadores.
En total, 12 candidatos se presentaban a estas elecciones presidenciales. Ocho de ellos obtuvieron resultados que no superan el 5%.
A partir de ahora, las apuestas están abiertas para el duelo final, en el que, según los sondeos divulgados en los últimos días, Sarkozy, de 52 años, sería más fuerte que Royal, de 53, convertida ya en la primera mujer con posibilidades reales de ser presidenta de Francia.
"La segunda vuelta será difícil independientemente del escenario", declaró Sarkozy en estos días.
El 6 de mayo, todo opondrá a los dos finalistas. Será la batalla de un hombre contra una mujer, de la derecha contra la izquierda y sobre todo de dos formas diferentes de entender el poder.
De cara a la segunda vuelta, Sarkozy, que durante su campaña no ocultó su deseo de conquistar al electorado de la extrema derecha y del centro, deberá suavizar su discurso y presentarse como el presidente de la unidad y la conciliación.
Por su parte, Royal, que presentó un proyecto de "democracia participativa" y se jacta de ser la única que ha escuchado a los franceses, tendrá ante sí el reto de unir sin fisuras a su familia política y demostrar que está a la altura del puesto al que aspira pese a los pasos en falso dados durante su campaña, sobre todo en materia de política internacional.
Independientemente de quien se proclame vencedor, una nueva generación asumirá el poder tras estas elecciones, que pondrán fin a 40 años de carrera política de Jacques Chirac, que llegó a la presidencia en 1995.
Tanto Sarkozy como Royal han entendido que los franceses piden a sus dirigentes una nueva forma de gobernar, más cercana a las angustias del ciudadano.
El nuevo presidente de Francia tendrá ante sí la ardua tarea de reactivar la economía comenzando por una férrea lucha contra el desempleo y la reducción del poder adquisitivo, modernizar un Estado obsoleto, sacar al país del clima de crisis social y estancamiento en el que se encuentra y dar un impulso a la construcción europea que los franceses detuvieron en 2005.
Contando la primera vuelta de este domingo y hasta mediados de junio, los franceses votarán en cuatro ocasiones, dos para las presidenciales y dos para las legislativas, que se celebrarán en dos vueltas, el 10 y 17 de junio.
En estas elecciones, Francia fue observada atentamente por el resto de Europa, que sigue con una atención inusitada las decisiones de este país, considerado un motor del Viejo Continente.
Los franceses acudieron en masa a las urnas este domingo y la participación rondaría el 84%, según institutos de sondeos, una cifra récord desde 1965.
La difusión de los primeros resultados parciales provocó una explosión de júbilo en las sedes de campaña de Royal y Sarkozy en París.
Sin duda, los resultados fueron decepcionantes para el centrista François Bayrou, de 55 años, que tendría entre 17,9 y 18,8% de los votos. En cambio, el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, de 78 años, con entre 10,6 y 11,5%, sufrió una auténtica derrota en relación a los resultados obtenidos en 2002.
Bayrou, deseoso de "expulsar" del poder a la derecha y la izquierda que se lo reparten desde hace 25 años, obtuvo el triple de votos que en las elecciones presidenciales de 2002 y fue sin duda la gran sorpresa de estos comicios.
Por su parte, Le Pen, que deseaba repetir su proeza de 2002, cuando logró más votos que el socialista Lionel Jospin y pasó a la segunda vuelta de las presidenciales, vio cómo su sueño se evaporaba y su influencia se reducía.
Sin embargo, ambos se convierten en árbitros cruciales de la segunda vuelta y a partir del lunes comenzarán las negociaciones con los dos ganadores.
En total, 12 candidatos se presentaban a estas elecciones presidenciales. Ocho de ellos obtuvieron resultados que no superan el 5%.
A partir de ahora, las apuestas están abiertas para el duelo final, en el que, según los sondeos divulgados en los últimos días, Sarkozy, de 52 años, sería más fuerte que Royal, de 53, convertida ya en la primera mujer con posibilidades reales de ser presidenta de Francia.
"La segunda vuelta será difícil independientemente del escenario", declaró Sarkozy en estos días.
El 6 de mayo, todo opondrá a los dos finalistas. Será la batalla de un hombre contra una mujer, de la derecha contra la izquierda y sobre todo de dos formas diferentes de entender el poder.
De cara a la segunda vuelta, Sarkozy, que durante su campaña no ocultó su deseo de conquistar al electorado de la extrema derecha y del centro, deberá suavizar su discurso y presentarse como el presidente de la unidad y la conciliación.
Por su parte, Royal, que presentó un proyecto de "democracia participativa" y se jacta de ser la única que ha escuchado a los franceses, tendrá ante sí el reto de unir sin fisuras a su familia política y demostrar que está a la altura del puesto al que aspira pese a los pasos en falso dados durante su campaña, sobre todo en materia de política internacional.
Independientemente de quien se proclame vencedor, una nueva generación asumirá el poder tras estas elecciones, que pondrán fin a 40 años de carrera política de Jacques Chirac, que llegó a la presidencia en 1995.
Tanto Sarkozy como Royal han entendido que los franceses piden a sus dirigentes una nueva forma de gobernar, más cercana a las angustias del ciudadano.
El nuevo presidente de Francia tendrá ante sí la ardua tarea de reactivar la economía comenzando por una férrea lucha contra el desempleo y la reducción del poder adquisitivo, modernizar un Estado obsoleto, sacar al país del clima de crisis social y estancamiento en el que se encuentra y dar un impulso a la construcción europea que los franceses detuvieron en 2005.
Contando la primera vuelta de este domingo y hasta mediados de junio, los franceses votarán en cuatro ocasiones, dos para las presidenciales y dos para las legislativas, que se celebrarán en dos vueltas, el 10 y 17 de junio.
En estas elecciones, Francia fue observada atentamente por el resto de Europa, que sigue con una atención inusitada las decisiones de este país, considerado un motor del Viejo Continente.
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