Por George Chaya
Por estas horas se maneja información muy sensible en las más altas esferas del gobierno Libanés que implicarían cambios en las posiciones del pasado del PM Fouad Siniora. La misma refiere a diálogos avanzados entre líderes libaneses de los sectores drusos, cristianos y sunnies que han solicitado al Primer Ministro una acción clave y un mensaje muy firme en el proceso de estabilización y se relaciona con bosquejar un “acuerdo de paz con Israel”.
Un acuerdo de paz con Israel es algo inmediato que debería realizar el gobierno de Siniora, según las respuestas a consultas de parlamentarios libaneses con funcionarios del Reino Jordano y la Cancillería Saudita luego de la Cumbre de Riad de los días 28 y 29 de abril.
El mismo debe estar motivado en la honorabilidad, la sinceridad y el sentido común y entrañaría un claro mensaje a la comunidad internacional aislando aun mas a los opositores internos que desean derrocarlo.
El Líbano necesita terminar de una vez por todas y de forma permanentemente con ese conflicto vano al que lo empujaron en nombre del absurdo las fuerzas contrarias a la civilización. En Líbano hemos perdido más de 50 años de nuestras vidas, nuestro más brillante potencial humano ha emigrado o ha sido arrasado y el país hoy se encuentra en una crisis casi terminal luchando por su vida.
La paz con Israel traería importantes recompensas y beneficios al Líbano. Estabilizaría permanentemente a ambas sociedades y afianzaría y fortalecería a los libaneses en el campo internacional y en la seguridad interior.
Descubriríamos un vecino democrático y una cultura rica pretendidamente prohibida para nosotros por los tiranos regionales por más de medio siglo. ¿Por qué debemos considerar a los israelíes como enemigos cuando varias de nuestras generaciones anteriores no los han tratado y por tanto no los han conocido?
Necesitamos romper las cadenas que aprisionaron las mentes de los políticos y los dirigentes sectarios del pasado que no sirvieron lealmente los intereses nacionales libaneses sino que sembraron en nuestra tierra la semilla del odio y los adoctrinamientos de la arcaica “cortina de hierro” árabe. Necesitamos avanzar juntos motivados en nuestro interés nacional y el deseo genuino para hallar la paz.
Como lo hizo Egipto y Jordania en el pasado. La paz con Israel, acompañada con avances en los niveles de democracia en la política interna y en los derechos humanos significaría la entrada del Líbano en la Unión Europea en breve tiempo, incluso antes que Turquía.
Ello colocaría al país bajo el paraguas de protección militar de la OTAN y llevaría permanentemente estabilidad y prosperidad a la situación interna. Nada mas debemos observar cómo está prosperando Europa Oriental y como hoy celebra y agradece la estabilidad proporcionada por el EU y la OTAN. La paz con Israel significaría la apertura de nuevos canales para nuestro comercio desde el sur del país, con y a través de Israel, hacia Jordania y Egipto, naciones con sus fronteras abiertas y honorables acuerdos de paz con Israel, y desde allí, accederíamos a comerciar con el Golfo y los mercados africanos.
Un acuerdo de paz significaría la cooperación económica, inversiones extranjeras en gran nivel, empresas a riesgo compartido, intercambios culturales, y un desarrollo económico mucho mas rápido y productivo para el Líbano.
Nuestra civilización Fenicia lleva miles de años en el ejercicio del comercio con maestría y éxito, y lo que nos caracterizado siempre ha sido ser constantes emprendedores en proyectos comerciales exitosos. Nuestra característica histórica basada en la destreza comercial nos ha valido el respeto y la amistad de todas las culturas, y nuestro estilo honesto y abierto nos ha permitido ganar mercados y hacer buenas relaciones con todos los pueblos a través de nuestra historia milenaria.
Sin ninguna duda esto es lo que debe regresar al Líbano en el presente y debe ser fortalecido en el futuro.La paz con Israel afianzaría la mutua comprensión, aprecio, tolerancia y la cordialidad entre nuestros pueblos. Podríamos hacer mas y mejores lazos de amistad con distintos países, incluso trabajar aliados en el escenario regional por la paz global. Todas estas alternativas positivas y fructíferas, están sin embargo amenazadas por el totalitarismo regional Sirio-Iraní y sus ejecutores locales del Hezbollah.
El régimen del Presidente Assad sostiene que: “No habrá paz para el Líbano a menos que ellos regresen”. Al parecer y consecuentemente con los postulados de Siria e Irán ninguna paz Libanesa-Israelí podrá ser lograda a menos que la dictadura de Assad sea derrotada y su régimen sea llevado a la justicia por los crímenes cometidos contra la humanidad.
La única esperanza de paz para el Líbano pensando en Siria, radica en una sociedad siria democrática que reconozca humildemente su pasado, pida perdón, se reforme y se comporte como vecino decente, y no es este régimen actual de quien se pueda esperar tales conductas. Pero mas allá de eso, es de esperar, que los diálogos que se llevan adelante por estas horas en el seno del gobierno libanés arriben a una decisión inteligente y razonable, a partir de la cual el PM Fouad Siniora asuma sus responsabilidades históricas y otorgue al pueblo libanés la oportunidad de vivir en Paz con Israel y con todos los pueblos democráticos de la comunidad internacional.
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